Oficio 155-005874 del 21 de febrero de 2002 UNA SOCIEDAD QUE SE ENCUENTRA EN PROCESO DE REESTRUCTURACIÓN, DEBE AFECTAR EL ESTADO DE RESULTADOS CON LOS INTERESES PACTADOS Y LA PÉRDIDA QUE ORIGINE SU CAUSACIÓN, NO SE PUEDE DIFERIR Mediante el Decreto 2649 de 1993, el Gobierno Nacional reglamentó la contabilidad, en general, y expidió los principios o normas de contabilidad generalmente aceptados en Colombia, determinando, entre otros aspectos, los siguientes: ARTÍCULO 1º. DEFINICIÓN. Se entiende por principios o normas de contabilidad generalmente aceptados en Colombia, el conjunto de conceptos básicos y de reglas que deben ser observados al registrar e informar contablemente sobre los asuntos y actividades de personas naturales o jurídicas. De esta manera, la contabilidad debe permitir identificar, medir, clasificar, registrar, interpretar, analizar, evaluar e informar, las operaciones de un ente económico, en forma clara, completa y fidedigna. ARTÍCULOS 3° y 4o. OBJETIVOS BÁSICOS. CUALIDADES DE LA INFORMACIÓN CONTABLE. La información contable debe servir fundamentalmente, entre otros objetivos, para conocer y demostrar los recursos controlados por un ente económico, las obligaciones que tenga de transferir recursos a otros entes, los cambios que hubieren experimentado tales recursos y el resultado obtenido en el período, para lo cual debe ser comprensible, confiable y oportuna, representando fielmente los hechos económicos. ARTÍCULO 11°. ESENCIA SOBRE FORMA. Los recursos y hechos económicos deben ser reconocidos y revelados de acuerdo con su esencia o realidad económica y no únicamente en su forma legal. ARTÍCULO 13°. ASOCIACIÓN. Se deben asociar con los ingresos devengados en cada período los costos y gastos incurridos para producir tales ingresos, registrando unos y otros simultáneamente en las cuentas de resultados. ARTÍCULO 17°. PRUDENCIA. Cuando quiera que existan dificultades para medir de manera confiable y verificable un hecho económico realizado, se debe optar por registrar la alternativa que tenga menos probabilidades de sobrestimar los activos y los ingresos, o de subestimar los pasivos y los gastos, dentro del principio de la prudencia contable. ARTÍCULO 28°. ESTADO DE INVENTARIO. El Estado de Inventario es aquel que debe elaborarse mediante la comprobación con detalle de la existencia de cada una de las partidas que componen el balance general. ARTÍCULO 34°. ENUMERACIÓN Y RELACIÓN. Los activos, pasivos y el patrimonio, deben ser reconocidos en forma tal que, al relacionar unos con otros, se pueda determinar razonablemente la situación financiera del ente económico a una fecha dada. La sumatoria de los ingresos, los costos, los gastos y la corrección monetaria debidamente asociados arroja el resultado del periodo. ARTÍCULO 36°. PASIVO. Un pasivo es la representación financiera de una obligación presente del ente económico, derivada de eventos pasados, en virtud de la cual se reconoce que en el futuro se deberán transferir recursos o proveer servicios a otros entes. ARTÍCULO 48°. CONTABILIDAD DE CAUSACIÓN O POR ACUMULACIÓN. Los hechos económicos deben ser reconocidos en el período en el cual se realicen y no solamente cuando sea recibido o pagado el efectivo o su equivalente. ARTICULO 55°. DIFERIDOS. Deben contabilizarse como diferidos los ingresos hasta que la obligación correlativa este total o parcialmente satisfecha y los gastos hasta que el correspondiente beneficio económico esté total o parcialmente consumido o perdido. ARTÍCULO 56°. ASIENTOS. Con fundamento en comprobantes debidamente soportados, los hechos económicos se deben registrar por el sistema de partida doble, ...a más tardar en el mes siguiente a aquél en el cual las operaciones se hubieren realizado. ARTÍCULO 57°. VERIFICACIÓN DE LAS AFIRMACIONES. Antes de emitir estados financieros, la administración del ente económico debe cerciorarse, entre otros aspectos, que los activos y pasivos existen en la fecha de corte y las transacciones registradas se han realizado durante el período. ARTICULO 96°. RECONOCIMIENTO DE INGRESOS Y GASTOS: En cumplimiento de las normas de realización, asociación y asignación, los ingresos y los pastos se deben reconocer de tal manera que se logre el adecuado registro de las operaciones en la cuenta apropiada, por el monto correcto y en el periodo correspondiente, para obtener el justo computo del resultado neto del periodo. De lo anterior se deduce que los principios y normas de contabilidad deben ser aplicados por todas las personas que, de acuerdo con la Ley, estén obligadas a llevar contabilidad y que sus Estados Financieros deben ajustarse, en su totalidad, a lo dispuesto por el Decreto 2649 de 1993. De esta manera, para el caso que nos ocupa, es claro que los intereses pactados en los pagarés o facturas correspondientes a los créditos otorgados por los Bancos, Corporaciones financieras, terceros y otros acreedores, no obstante que todavía no se han pactado los respectivos acuerdos de pago y desde el 17 de julio de 2001 no se hayan efectuado pagos por este concepto en espera de una definición del acuerdo, han debido ser liquidados y registrados contablemente en su debida oportunidad, acogiéndose a los principios de asociación, revelación y prudencia contable, y dando aplicación a las normas técnicas generales que, entre otras, se encuentra incluida la contabilización de causación o por acumulación, con el fin de que se reflejara razonablemente la situación financiera de la compañía, hecho que han debido tener presente, y de manera clara, tanto el contador como el revisor fiscal de la misma, así como el representante legal, al momento de certificar y dictaminar dichos estados. Partiendo de la premisa de que “ el trámite de un acuerdo de reestructuración no puede constituirse en un escenario de discusión sobre las normas contables, este Despacho resalta, de manera especial, la importancia de que la empresa que solicita y adelanta un acuerdo de reestructuración disponga de una contabilidad debidamente soportada, que sea veraz, confiable y fidedigna, y que refleje la real situación financiera de la compañía, toda vez que esta es la base para que el promotor inicie el análisis y estudio dirigido a la determinación de las acreencias y los derechos de voto, así como de la misma negociación. De esta manera, es correcto aceptar la afirmación de que “ el trámite que regula la Ley 550 de 1999 se desarrolla a partir de la información contenida en la contabilidad del deudor,...” , para lo cual, ratificamos que, esta debe estar ajustada, en su totalidad, a lo dispuesto por el decreto 2649 de 1993, y se establezcan así bases ciertas a partir de las cuales se puedan plantear fórmulas de arreglo; tanto es así que la Superintendencia de Sociedades está facultada para exigir las correcciones que sean del caso, en el momento de estudiar la solicitud de promoción de un acuerdo de reestructuración. Aún más, legalmente también es cierto, según lo afirmado, que el estado de inventario es “ uno de los más importantes pilares para todos los efectos relacionados con dicho trámite” , el cual, precisamente, lo define el articulo 28 del decreto citado como una “ comprobación con detalle de la existencia de cada una de las partidas que componen el balance general” , que, de igual manera, debe ajustarse, en su totalidad, a lo dispuesto por las normas legales. Si bien es cierto que los intereses a favor de un acreedor externo, con excepción de los fiscales, no afectan el número de votos que le corresponden al mismo, por cuanto la ley los excluye para su cálculo, también lo es que el promotor, según lo estipulado en el artículo 25 de la Ley 550 de 1999, debe determinar las acreencias de la compañía, las cuales están constituidas tanto por el capital como por los intereses adeudados, sanciones, multas etc., sobre las cuales se tiene la certeza de las bases de su liquidación. De esta manera, debe establecer la existencia, cuantía y bases de liquidación de los créditos a cargo de la empresa, asistiéndole al promotor la obligación de liquidar los intereses de las obligaciones sobre las cuales existan condiciones expresas y ciertas para su liquidación, para efectos de la reunión de determinación de votos y acreencias, de acuerdo con el inventario previsto y los demás elementos de juicio de que disponga, para lo cual la ley lo faculta para que ordene las contabilizaciones a que haya lugar, no solamente para determinar las acreencias para efectos de la negociación, sino precisamente para ajustar los estados financieros, pues estos deben reflejar la situación real de la contabilidad del deudor. Solo así se puede establecer la base cierta a partir de la cual se iniciaría la negociación de las acreencias, sin partir del supuesto, por no haber sido legalmente contabilizados, que no existen dichos intereses como si hubieran sido condonados anticipadamente por el respectivo acreedor. Aún más, la no contabilización de los intereses pactados en una acreencia, desvirtúa sustancialmente la real situación financiera de una compañía, lo cual no solo no apoya a los administradores en la planeación, organización y dirección de los negocios, y en la toma acertada de decisiones, sino que, como en el caso que nos ocupa, al subestimarse los pasivos cambiaría significativamente la proporción de los derechos de voto de los acreedores internos. Para mayor ilustración sobre el tema, esta Superintendencia ha expresado: “ En la ley 550 de 1.999 se distingue entre acreencias y votos, por ello sus valores no son coincidentes, en la medida que la fijación de uno y otro obedece a reglas distintas. En efecto, mientras que para la determinación de las acreencias se toman en cuenta todos los valores derivados del crédito, como sanciones, intereses, multas, etc., para arrojar el monto de lo debido, cuyo pago es el objeto propio del acuerdo de reestructuración, la fijación de derechos de voto tiene como finalidad determinar el poder decisorio que tienen todos y cada uno de los acreedores (externos e internos) en la adopción de la fórmula del acuerdo de reestructuración; por eso, mientras que la determinación de acreencias se limita a los acreedores externos, la fijación de los derechos de voto comprende tanto a acreencias externas como internas, en la medida, en que, de conformidad con el artículo 19, son partes del acuerdo los acreedores externos e internos” . Entiende este Despacho que lo que establece la Ley 550 de 1999, en el numeral 7 del artículo 33, no es “ un evento apto para que la contabilidad que no esté conforme a la ley, se ajuste a ella...” , sino todo lo contrario, que la contabilidad de una empresa que negocia un acuerdo de reestructuración debe, previamente, estar ajustada a las normas legales que regulan la misma, dejando la opción de realizar ajustes posteriores referentes solamente a prácticas contables y de divulgación de información que correspondan al estilo, necesidad y/o naturaleza de cada empresa y sector específico, pero que, en ningún momento, se refieren a los principios o normas de contabilidad generalmente aceptados en Colombia, que son de obligatorio cumplimiento y, que el hecho de que se adelante la negociación de un acuerdo, no faculta para que las mismas no sean aplicadas, más aún cuando las falencias son detectadas con anticipación a la determinación de los derechos de voto y acreencias, para lo cual no es procedente ni conveniente posponer su arreglo. Ahora bien en relación con su afirmación de que “ al causar los referidos intereses para obtener el justo computo del resultado neto del periodo en el periodo de perdidas y ganancias se mostraría una pérdida significativa, que afecta considerablemente el patrimonio de la empresa” , parece el peticionario referirse a que la sociedad quedaría incursa en la causal de disolución por pérdidas prevista en el artículo 457 del Código de Comercio. En este sentido la Superintendencia en concepto del 28 de febrero de 2001 (oficio 155-5923) concluyó que: “ Este Despacho considera que el artículo 18 de la Ley 5540 de 1999, no se opone a ningún tipo de sociedad incursa en la referida causal de disolución por pérdidas, razón por la cual cualquiera de ellas puede acceder a los beneficios otorgados por dicha ley” . En el mencionado concepto se concluye que si dentro del plazo concedido por la ley (6 meses) para enervar la causal de disolución por pérdidas, una compañía solicita e inicia un acuerdo de reestructuración bajo los términos de la ley 550 de 1999, de conformidad con lo establecido en el articulo 18, se entiende suspendido el plazo legal dentro del cual pueden tomarse u ordenarse medidas conducentes al restablecimiento del patrimonio social y se suspende también durante la negociación del acuerdo de reestructuración por ende, la aplicación del articulo 458 del Código de Comercio, esto es, la imposibilidad de realizar nuevas operaciones y la responsabilidad solidaria de los administradores. No obstante lo anterior si la sociedad no ha enervado dicha causal dentro del término legal de 6 meses, otro será el marco dentro del cual podrá negociarse el acuerdo: el de la sociedad en estado de liquidación y en este evento, será necesario seguir la previsión establecida en el artículo 66 de la ley 550 de 1999. En efecto si la sociedad se encuentra en estado de liquidación por no haber adoptado las mediadas dentro del término para enervar la causal de disolución, podrá celebrar un concordato dentro del término liquidatorio, que puede incluir dentro del mismo, la voluntad de negociación de un acuerdo de reestructuración y hacer posible la .reactivación de la empresa en determinadas condiciones y plazos. Por las anteriores consideraciones en aplicación del artículo 96 del Decreto 2649 de 1993 y en cumplimiento de las normas de realización, asociación y asignación resulta claro que los ingresos y los gastos se deben conocer de tal manera que se logre el adecuado registro de las operaciones en la cuenta apropiada, por el monto correcto y en el periodo correspondiente, para obtener el justo cómputo del resultado neto del periodo, razón por la cual no se pueden obviar los registros afectando el estado de resultados, por la causación de los gastos, intereses financieros. De otra parte la sociedad no puede optar por diferir las pérdidas por cuanto, de una parte como ustedes lo manifiestan, se desfiguran los Estados Financieros al elevarse los activos en proporciones irreales, además se convertiría de hecho en una cuenta de “ cargos diferidos, para lo cual el único procedimiento establecido en Colombia esta contemplado en el artículo 67 del Decreto 2649 de 1993, cuyos presupuestos no se cumplen en este caso.