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El pasado jueves 7 de septiembre se realizó la primera Presentación de Enfermos de la
asignatura Psicoanálisis Freud, Cátedra I, de la Facultad de Psicología de la UBA, a cargo
del Profesor Titular Lic. Osvaldo Delgado. Dicha actividad se lleva a cabo gracias al equipo
del Servicio 17 del Hospital Borda, integrado por el Dr. Fischer- Jefe del Servicio- y la Lic.
Graciela Booth –Psicóloga de planta- con la colaboración de las Lic. Cecilia Trucco,
Miriam Calabrese y Belén Ibalo. A continuación, compartimos los frutos de esta
experiencia inédita para los alumnos de primer año de la carrera de Psicología.
Informe Primera Presentación de Enfermos de Freud I, a cargo de Osvaldo Delgado.
El caso presentado nos permitió ubicar, según las coordenadas freudianas, la particularidad
del diagnóstico psicoanalítico.
El paciente comienza situando las razones de su internación, se trata de “roces con la
justicia, por una carta que escribí”. En torno a este elemento se desplegará el delirio en su
carácter restitutivo.
La carta contenía las ideas que el paciente se formó sobre el momento histórico de la
humanidad, las razones del nazismo, y de cómo un hombre sólo pudo hacer semejantes
cosas. Dijo: “se la mandé a mi hermana que vive en Brasil y algo hizo”. producción
restitutiva que se establece secundariamente al momento lógico de desasimiento de la libido
del mundo y los objetos. Freud nos dice en el historial de Schreber: “ Y el paranoico
reconstruye el mundo, claro que no más espléndido, pero al menos de tal suerte que pueda
volver a vivir dentro de él. Lo edifica de nuevo mediante el trabajo de su delirio. Lo que
nosotros consideramos la producción patológica, la formación delirante, es, en realidad, el
intento de restablecimiento, la reconstrucción.”(1)
A partir de allí el mundo cambia de estatuto para este sujeto. Se revela la estructura
psicótica en su dimensión de certeza: el sujeto está concernido. Un tío le dice: “la carta fue
leída en las Naciones Unidas, están hablando de vos en todo el mundo”. Momento del
desencadenamiento, en el que comienzan los fenómenos de la desarticulación del mundo,
donde se produce el retorno del padre terrible (retorno del padre gozador) de la psicosis
encarnado en este caso en el tío: “mi tío le dijo al fiambrero que me ponga un producto
tóxico en la cerveza, dolor de estómago, el agua me empezó a salir de la cola al mismo
tiempo que la tomaba”. Expresión que no remitía a un valor metafórico. Los alumnos
llamaron a este cuerpo, un cuerpo “hueco”, donde había una continuidad entre lo que
tomaba y lo que salía. Aquí ubicamos claramente la regresión de la libido al autoerotismo
como fase de fijación de la libido propia de la esquizofrenia. En cuanto a la construcción del
Otro envenenador, se trata de un intento yoico de restitución paranoica que fracasa, cuyo
punto de regresión de la libido el del narcisismo, donde la libido retorna al yo, daría
clínicamente un delirio de grandeza o en un delirio paranoico sistematizado. (2)
Precisamos también aquí el efecto a nivel del cuerpo, el paciente da cuenta de un cuerpo que
se diferencia del cuerpo en la neurosis. Para esto, el concepto de soldadura, nos permitió haciendo un contrapunto- , verificar que no se trataba de un cuerpo cuya libidinización se
localiza por el anclaje de un modo privilegiado de satisfacción (recorte de una zona
erógena) y una representación-deseo tomada del círculo de amor de objeto, cuyo destino a
ser reprimida se articulará a la proliferación (retorno de lo reprimido) del síntoma neurótico.
Si bien el paciente hacía referencias al lugar de las fantasías en su vida, se distinguió esto
del valor de fantasía neurótica, (en tanto antecedente del fantasma) como marco que ordena
la satisfacción para el sujeto neurótico.
En cambio, la libido afecta al cuerpo de la psicosis tomando la forma de una desregulación
de goce que lo invade.
Clínicamente, Freud ubica esto a nivel de los trastornos del cuerpo, por ejemplo en la
hipocondría, en el cuerpo de la parafrenia (“voluptuosidad” del caso Schreber), y también
en lo que llama el lenguaje de órgano. Cuyo correlato es la regresión al autoerotismo para la
esquizofrenia, a diferencia del de la paranoia (al narcisismo, una vez efectuada la nueva
acción psíquica), cuyos efectos se traducen fundamentalmente a nivel del fenómeno
intrusivo en el cuerpo o en el Otro como perseguidor.
Osvaldo Delgado situó aquí las cuestiones en torno a la función paterna, el padre en tanto
agente de la castración, que al no operar el modo estudiado hasta ahora por los alumnos, (la
conceptualización del complejo de Edipo y complejo de castración, articulando Padre y
Ley) produce el retorno del padre terrible sosteniéndose el paciente en la dimensión de ser
el objeto de goce del Otro. Objeto de las “chancherías” de su tío, de los intentos de matarlo,
y de los “procedimientos” a los que fue sometido por el gobierno a causa de la carta
Freud en Sinopsis de neurosis de transferencia ubica el retorno del padre asesinado
de la horda primitiva: ...“visiblemente, la paranoia reproduce el estado de esta fase; más
correctamente, la paranoia se defiende contra el retorno de esta misma fase
(homosexualidad), en la cual no faltan las alianzas secretas y donde el perseguidor
desempeña un papel imponente. El perseguidor encarnaría el Otro gozador así como en la
melancolía se trata del duelo por el padre muerto.
En este punto destacamos el valor terapéutico y paradigmático de la respuesta psicoanalítica
frente a las psicosis: “la sumisión a las posiciones subjetivas de enfermo”, cuando el
entrevistador decide no avanzar sobre la indagación del contenido de la carta.
Paciente: “En el año ‘77 un hombre por la radio puso exactamente esas ideas”.
Osvaldo Delgado. “¿Se puede hablar sobre lo que decía esa carta?, sino es así no es
necesario que lo diga”.
Paciente: “No se puede decir todo eso porque es malo”.
Las primeras formulaciones freudianas nos permiten decir que la defensa en este punto no
opera separando representación y monto de afecto, al modo de las neuropsicosis de defensa
histeria y neurosis obsesiva: “...el yo se ha defendido de la representación insoportable
mediante el refugio en la psicosis. Corresponde verlo como expresión de una predisposición
patológica de grado más alto, y acaso se lo pueda circunscribir como sigue: El yo se arranca
de la representación insoportable, pero esta se entrama de manera inseparable con un
fragmento de la realidad objetiva, y en tanto el yo lleva a cabo esa operación, se desase
también, total o parcialmente, de la realidad objetiva.” (3).
En el caso que nos ocupa el paciente decía: “Me sacaron conocimiento del cerebro, eso se
puede hacer, algo que no quieren que uno sepa, lo hacen con láser, eso deja una lesión, si
me hicieron una cosa así, yo me tiro a chanta”. Frase que insistía a lo largo de la entrevista.
En la segunda parte de esta formulación se encuentra el elemento que opera como solución,
permitiendo una posición para sujeto respecto del retorno de libido que lo invade, punto
central y de mayor dificultad en la psicosis.
Diríamos que está en el mismo lugar que el consentimiento Schreberiano frente al empuje a
la feminización que se le impone. Constituye una respuesta ante la absoluta voluntad del
Otro. Pudimos ubicar en esta frase el punto de estabilización del sujeto como una
articulación singular que construye frente al retorno de goce o –en términos freudianos-
frente a la investidura de la representación palabra sin investidura de representación- cosa
inconsciente.
El caso también nos permitió situar en la entrevista, el elemento que hace las veces de
marco para este sujeto, permitiéndole sostenerse estabilizado, evitándole el deterioro que la
psiquiatría augura en los casos de dementia praecox.
Dice: “En el Hospital Alemán me telepateaban con voces. Yo telepateaba. Me hicieron ir al
departamento de policía en forma telepática”.
Más precisamente, Freud ubica en torno a la esquizofrenia el afán de la libido por regresar a
los objetos pero sólo logrando atrapar sus sombras, la representación-palabra. Se trata del
recogimiento de la investidura pulsional de los lugares que representan {reprásentieren} a la
representación-objeto inconciente. La investidura de la representación-palabra no es parte
del acto de represión, sino que constituye el primero de los intentos de restablecimiento o de
curación que presiden el cuadro clínico de la esquizofrenia. “Estos empeños pretenden
reconquistar el objeto perdido, y muy bien puede suceder que con este propósito emprendan
el camino hacia el objeto pasando por su componente de palabra, debiendo no obstante
conformarse después con las palabras en lugar de las cosas.” (4)
Fue posible ilustrar clínicamente la diferencia entre las neurosis narcisistas y las de
transferencia, con la conceptualización de los textos de técnica analítica sobre las dos
corrientes de mociones pulsionales (una conciente, y otra inconsciente, el clisé, etc., que
posibilitan la transferencia).
“Telepateaban” es el elemento que si bien constituye el punto de investidura de la
representación palabra, muestra ejemplarmente cómo en el mismo trastorno del lenguaje (el
uso neológico) es donde se localizará también la curación, o restitución del mundo. El
“telepatear” opera como marco a las voces que de otro modo podrían comportar un
fenómeno alucinatorio intrusivo, deslocalizado y amenazante para el sujeto. Se trata del
punto de trastorno del lenguaje patognomónico de la psicosis, pero en este caso a su vez, el
artificio que localiza y que posibilita al sujeto hacer soportable “el retorno desde afuera
(voces) de lo cancelado en el interior”.
Se trabajaron las diferencias en cuanto al mecanismo de las psicosis a la altura de
“Neuropsicosis de defensa”, pasando por el historial de Schreber, hasta “Pérdida de la
realidad en Neurosis y Psicosis”. Rechazo, desmentida, desestimación (verwerfung) para las
psicosis, represión (verdrangung) en las neurosis y desmentida (verleugnung) en la
perversión.
En el momento conclusivo de la entrevista, se le pregunta por el futuro, el paciente dice:
“Estoy sentenciado a muerte, por las lesiones en el cerebro” el entrevistador ante estos
dichos se orienta a descompletar la dimensión de un saber que opera como un punto de
certeza determinante sobre las perspectivas del sujeto, el paciente responde: “hace 24 años
que estoy, lo curioso es que me está resistiendo el cerebro, el cerebro puede resistir, nadie
puede saber si puede pasar mucho tiempo o poco tiempo”.
La incertidumbre abierta por el entrevistador restituye así una dignidad posible al sujeto.
Bibliografía:
(1)Freud, S. (1912) Sobre un caso de paranoia descripto autobiográficamente. A.E. Vol.
XVII
(2) Freud, S. (1914). Introducción del narcisismo. A.E. Vol. XIV.
(3) Freud, S. (1894) Las Neuropsicosis de defensa. A. E. Vol. III.
(4) Freud S. (1915) Lo inconsciente. A.E. Vol. XIV.
Freud, S. (1896) Nuevas puntualizaciones sobre las neuropsicosis de defensa. A. E. Vol. III.
Freud, S. (1908) Fantasías histéricas y sus relaciones con la bisexualidad. A.E. Vol. IX.
Freud, S. (1916) Conferencia 26. A.E. Vol. XV.
Freud, S. (1924) Neurosis y psicosis. A.E. Vol. XIX.
Freud, S. (1924) Pérdida de realidad en neurosis y psicosis. A.E. Vol. XIX
Freud S. (1915) Síntesis de las neurosis de transferencia. Inédito.
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