90 1.- FECHA DE ELABORACIÓN: 2.- DIRECCIÓN REMITENTE: 3.- MATERIA: 4.- TEMA: 17/01/2011 Dirección de revisión y Doctrina Sustantiva Penal Delito de invasión 5.- EXTRACTO La falta de un derecho legítimo para la ocupación del espacio al que se ha adentrado, sin lugar a dudas es un elemento esencial para la configuración de la invasión; dado que gozando el sujeto de la facultad para ocuparlo, su posesión resulta legítima y -por tanto- acorde con las disposiciones contempladas en nuestro ordenamiento jurídico. Para que la invasión constituya un hecho punible, es preciso además que la acción sea ejecutada con un elemento subjetivo particular, éste es: el propósito de obtener un provecho ilícito, bien sea para sí o para un tercero; todo lo cual supone que la buena fe del agente excluye la adecuación de su conducta al tipo penal analizado. 6.- CONTENIDO 6.1.- COMUNICACIÓN Nº 6.2.- FECHA: DRD-20-204-09 03/09/09 6.3.- TRANSCRIPCIÓN (...) “En lo que respecta a la calificación jurídica aplicable, se evidenció que los Abogados J. C. V. y L. E. A. consideraron subsumibles los hechos objeto del proceso en el delito de Invasión, previsto en el artículo 471-A del Código Penal. A juicio de los representantes del Ministerio Público, el fundamento de tal consideración se sustentó en que efectivamente, de acuerdo con las resultas de la actividad indagatoria, los ciudadanos K. A. H. P. y T. M. R. G., ocuparon un inmueble ajeno, con el objeto de obtener su adjudicación por parte del ente público correspondiente y así encontrar una solución a su situación personal. A tenor de lo expuesto en el escrito examinado, dicho inmueble se encontraba en estado de abandono al momento de suscitarse los hechos investigados. Adicionalmente, se hizo constar en el acto conclusivo que el Jefe del Departamento de Asesoría Legal del Servicio Autónomo de Vivienda Rural (SAVIR) señaló mediante informe que los beneficiarios del crédito habían incumplido con las obligaciones correspondientes a la cláusula Sexta y Novena del contrato, atinentes al abandono del inmueble y la falta de pago. Posteriormente, se señaló que ese mismo Departamento recomendó revocar el crédito otorgado a los beneficiarios de la vivienda y adjudicar el bien a la ciudadana T. M. R. G. Ahora bien, sentadas las consideraciones que fueron expuestas sobre este asunto por los representantes del Ministerio Público, este Despacho estima preciso destacar que el tipo penal de 91 Invasión -alegado en el presente caso- fue incorporado en la última reforma del Código Penal, específicamente en el artículo 471-A, en el cual se establece lo siguiente: "Quien con el propósito de obtener para sí o para un tercero provecho ilícito, invada terreno, inmueble o bienhechuría ajenos, incurrirá en prisión de cinco años a diez años y multa de cincuenta unidades tributarias (50 U.T.) a doscientas unidades tributarias (200 U.T.). El solo hecho de invadir, sin que se obtenga provecho, acarreará la pena anterior rebajada a criterio del juez hasta en una sexta parte./La pena establecida en el inciso anterior se aplicará aumentada hasta la mitad para el promotor, organizador o director de la invasión./ Se incrementará la pena a la mitad de la pena aplicable cuando la invasión se produzca sobre terrenos ubicados en zona rural./ Las penas señaladas en los incisos precedentes se rebajarán hasta en las dos terceras partes, cuando antes de pronunciarse sentencia de primera o única instancia, cesen los actos de invasión y se produzca el desalojo total de los terrenos y edificaciones que hubieren sido invadidos./ Será eximente de responsabilidad penal, además de haber desalojado el inmueble, que el invasor o invasores comprueben haber indemnizado los daños causados a entera satisfacción de la víctima". Como puede apreciarse, esta norma contempla el tipo penal básico de Invasión, pero además prevé algunas circunstancias atenuantes y agravantes de la pena imponible, así como también eximentes de responsabilidad penal. En general, debe entenderse que el delito de Invasión se materializa con la acción de “invadir”, que consiste en adentrarse y poseer -sin derecho legítimo- un espacio. La falta de un derecho legítimo para la ocupación del espacio al que se ha adentrado, sin lugar a dudas, es un elemento esencial para la configuración de la invasión, dado que gozando el sujeto de la facultad para ocuparlo, su posesión resulta legítima y -por tanto- acorde con las disposiciones contempladas en nuestro ordenamiento jurídico. Esta conducta puede ser ejecutada por cualquier sujeto, siendo necesario que ella recaiga sobre un bien inmueble (específicamente un terreno o una bienhechuría) de carácter ajeno, pues -según lo consagrado por la norma in commento- éste es el objeto material de ese delito. A los efectos de la citada disposición, para que la invasión constituya un hecho punible, es preciso además que la acción sea ejecutada con un elemento subjetivo particular, éste es: el propósito de obtener un provecho ilícito, bien sea para sí o para un tercero; todo lo cual supone que la buena fe del agente excluye la adecuación de su conducta al tipo penal analizado. En relación con este aspecto, es pertinente referir al autor Luís Martínez Hernández, quien a su vez alude a la Sentencia Nº 157-97 del 19 de marzo de 1997, dictada por la Corte Constitucional de Colombia, en la cual se manifestó lo siguiente: “Resulta definitiva la característica del tipo penal que expresamente califica el hecho de la invasión refiriéndose al propósito de obtener provecho ilícito, pues ella elimina la posibilidad de aplicarlo para sancionar a quien obra de buena fe. Justamente esa calificación, que define el delito, hace compatible su consagración con las reglas del Estado Social de Derecho.” En lo que concierne a la consumación de este tipo penal, ha de apuntarse que se trata de un delito de mera actividad, toda vez que para ello sólo se exige que el agente irrumpa y posea el bien ajeno con el propósito de obtener un provecho ilícito, en beneficio propio o de un tercero; sin que sea necesario para su punición, que éste (el provecho ilícito) haya sido obtenido efectivamente. 92 Adicionalmente a ello, debe apuntarse que esta modalidad delictual constituye también un delito permanente, en tanto que implica el mantenimiento de una situación antijurídica de cierta duración por voluntad del autor, siguiendo su consumación hasta el momento en que ella cese. Esto cobra especial relevancia, respecto a los diversos efectos que la ley asigna al momento consumativo del delito, tales como -por ejemplo- la prescripción, el tiempo de comisión, entre otros. Una vez expuesto lo atinente al tipo penal invocado, este Despacho debe señalar que -tras el análisis del escrito fiscal que nos ocupa-, se observó una imprecisión en torno al supuesto típico aplicable, dado que los representantes del Ministerio Público sólo aludieron en su acto conclusivo al precepto jurídico previsto en el artículo 471-A del Código Penal, omitiendo señalar con particularidad cuál de las circunstancias descritas en esa norma fue la que -en su criterio- se materializó en el presente caso. Estimamos que tal precisión era ineludible, no sólo con el objeto de establecer claramente la calificación jurídica aplicable y colegir de ella las consecuencias jurídicas correspondientes (entre las cuales podemos destacar -por ejemplo- aquéllas que son propias de la Cosa Juzgada Material); sino que además era necesario para coadyuvar a que el escrito fiscal se diera basamento a sí mismo -en cumplimiento a lo sostenido por la Doctrina Institucional-, evitando de este modo dar lugar a las presunciones o suposiciones propias del intérprete, e incluso conducirlo a efectuar sus particulares constataciones, sobre la base de las actuaciones restantes. Es menester aclarar, que los escritos emanados de los representantes del Ministerio Público deben ser la expresión fundada de sus convicciones; razón por la cual ellos deben contener todas las precisiones (motivadas) necesarias para el sustento y comprensión de la pretensión ejercida. Ahora bien, ante la indeterminación evidenciada, este Despacho -con el objeto de ahondar en sus consideraciones y emitir la opinión solicitada- debe señalar que del escrito in commento es posible colegir concretamente la aplicabilidad del tipo penal de Invasión en Zona Rural, previsto en el segundo aparte del citado artículo 471-A del Código Penal. En efecto, estimamos que en el acto conclusivo examinado algunos elementos de convicción afirman que el imputado se adentró y ocupó -conjuntamente con la ciudadana T. M. R. G. y sus hijas- el inmueble que había sido adjudicado a los ciudadanos L. E. De J. O. C. y M. E. C. Y., con el propósito de hallar una solución al problema que padecían, en virtud de la inseguridad suscitada en el sector donde habitaban anteriormente. Lo expuesto, pone de manifiesto el carácter típico del acto de invasión (agravado) ejecutado por el imputado, en virtud de la ajenidad del objeto material y la ilicitud del provecho obtenido; todo lo cual -conforme al escrito suscrito por los representantes del Ministerio Público- fue comprobado durante el desarrollo de la investigación. Tal y como se desprende del acto conclusivo, ese carácter ajeno del bien no sólo fue señalado por los ciudadanos L. E. De J. O. C. y M. E. C. Y., sino que además fue reconocido por el órgano adjudicador del inmueble, es decir, el Servicio Autónomo de Vivienda Rural de la Región XIV-Yaracuy (según se evidencia del extracto reseñado en el escrito fiscal, sobre los Informes presentados por la Oficina de Estudios Socioeconómicos y el Departamento de Asesoría Legal, ambos pertenecientes a dicho organismo), y se colige también de lo expuesto por la ciudadana Y. C. C. B. al ser entrevistada durante el curso de la investigación. En lo que respecta a la ilicitud del provecho obtenido, consideramos que también este elemento concurrió en el presente caso para la configuración del tipo penal, por cuanto -una vez que el agente perpetró la ocupación, hallándose en conocimiento sobre la ajenidad del bien y su falta de un derecho para poseerlo-, debe entenderse desvirtuada la buena fe de su conducta. Adicionalmente, como se ha advertido, existen elementos que permiten presumir que este tipo penal fue perpetrado con una circunstancia agravante; entiéndase: la ubicación del objeto material en una zona agraria. 93 Acerca de ello, cabe apuntar que -a pesar de no haberse hecho constar expresamente en el escrito la ubicación del bien invadido, como era debido-, puede deducirse el carácter agrario de la localidad en la que ocurrió el hecho, por la competencia del órgano adjudicador y algunas referencias efectuadas en el escrito; como por ejemplo, la atinente a la copia simple emanada del Coordinador de Registro Agrario sobre la ubicación del terreno y la relativa al Oficio emitido por el Instituto Nacional de Tierras, el 07 de julio de 2006. La concurrencia en este caso de todos los elementos típicos (objetivos y subjetivos) exigidos por el legislador para la materialización del delito de Invasión, fue -en general- afirmada por los representantes del Ministerio Público, y -en nuestro criterio- tal actuación resultó fundamentada por las resultas de la investigación reseñadas en el escrito fiscal, sin que las circunstancias advertidas por los Abogados J. C. V. y L. E. A., en torno al supuesto incumplimiento (por parte de los ciudadanos L. E. De J. O. C. y M. E. C. Y.) de las obligaciones pactadas con el Servicio Autónomo de Vivienda Rural Región XIV Yaracuy; resulten pertinentes para desvirtuarla. En realidad -pese a la insistencia en la cual incurrieron los representantes del Ministerio Público sobre este asunto-, no logra comprenderse cuál fue la relevancia jurídico-penal atribuida concretamente por los Abogados J. C. V. y L. E. A. a dichas circunstancias. Aunque este Despacho desconoce el contenido y alcance del contrato al que se hizo mención en el escrito fiscal, considera que las reiteraciones efectuadas por la representación del Ministerio Público en torno al incumplimiento de algunas de sus cláusulas, ciertamente resaltan la existencia de una controversia de carácter civil entre las partes contratantes, pero no permiten relativizar el carácter típico de los hechos investigados. Indudablemente que el estado de abandono en el que se hallaba el bien era una situación de interés para la descripción de las circunstancias fácticas que dieron lugar a esta causa; no obstante, consideramos que sus implicaciones civiles en este caso (como circunstancia de incumplimiento contractual) no inciden de manera concreta en el ámbito penal que nos ocupa. Tampoco, en nuestro criterio, lo hacen las consecuencias jurídicas derivadas de la alegada falta de pago en la que incurrieron los beneficiarios de la adjudicación; más aún si el mismo Instituto Autónomo de Vivienda Rural- Región Yaracuy, en fecha 22 de noviembre de 2007, hizo constar que el pago de las mensualidades se encontraba “al día (…) hasta el mes de Diciembre de 2007”. Ello significa que el ciudadano L. E. De J. O. C. canceló las cuotas atrasadas y efectuó el pago de una mensualidad que no había transcurrido; sin que se haya verificado del escrito in commento una negativa por parte de dicho Instituto a recibirlo. Estimamos que, en cualquiera de ambos casos -aún y cuando se hubiere afirmado efectivamente el incumplimiento del contrato conforme a nuestro ordenamiento jurídico-civil, y lograran ejecutarse las consecuencias jurídicas respectivas-, se desprende del escrito fiscal el carácter de ajenidad del bien al momento de perpetrarse el delito, así como la concurrencia del resto de los elementos típicos exigidos por nuestra legislación para la consumación del delito de Invasión; razón por la cual estimamos que la argumentación fiscal debió centrarse en este aspecto, y eludir todos aquéllos que carecen de interés o relevancia para fundamentar la procedencia de la actuación ejercida; más si como ocurrió en este caso- se reconoce la adecuación típica de la conducta imputada.