30 años, fecundos en el amor Cartilla N 316 Mayo de 2012 ¡Aprender a amar! “Amémonos unos a otros, porque el amor viene de Dios… sabemos que hemos pasado de la muerte a la vida porque amamos a nuestros hermanos” (1Jn 4,7; 3,14) P. Ricardo Facci La vida se nos ha dado, entre otras cosas, para aprender a amar y prepararse para el encuentro definitivo con el Amor eterno. Quien no ama, no vive. Queda anclado en la muerte (Cfr. 1Jn 3,15). Hemos nacido para amar, pero no se nace sabiendo, hay que aprender a amar. ¿Para qué se nos ha dado la oportunidad de la vida? Para aprender amar. El amor hace que uno sea más, porque le permite salir de sí mismo para encontrarse con el otro. Jamás el amor puede quedar encerrado en uno mismo, tiende esencialmente a comunicarse. Me han escuchado decir que la vida del ser humano pasa, indefectiblemente, por tres realidades del amor: el amor a Dios, el amor al hermano y el amor a sí mismo. Por presencia o ausencia, la vida de todo ser humano, pasa por estas tres dimensiones del amor. A lo que le sumo tres certezas de mi fe: la primera, es que Dios es amor; la segunda, que he experimentado el amor de Dios; la tercera, que Dios al crearnos nos dio la capacidad y la responsabilidad de responderle con amor. El desafío, es responder al Amor con amor, manifestado en sus tres dimensiones: el “Tú” divino, el “tú” humano y el “yo” personal. La misión de cada uno, más allá de las diferentes formas y estilos de vida, vocaciones, caminos, oportunidades, es amar y motivar a amar. Cuando alguien me pregunta, ¿por qué un niño nació enfermo, discapacitado? ¿Cuál es su misión? La respuesta, en base a mi experiencia, es que su misión es motivarnos a amar. La misión de todo ser humano es el amor: signo del amor de Dios, enviado a amar y a enseñar a amar. No bastaba, en la creación, la existencia de mares y ríos, montañas y llanuras, estrellas y firmamento, vegetales y animales, eran necesarios seres que con plena libertad sepan amar. Esto le dio al mundo un tinte muy especial. Desde la presencia del amor es imposible la frialdad, la indiferencia, el silencio signo de una creación sin sentido. El sentido de todo lo da el hombre con su capacidad de amar. Así lo soñó y lo quiso Dios. Una maravilla. Ante tamaña responsabilidad es de relevante importancia tener claro el significado de la palabra amor, porque puede implicar tantas cosas y aplicarse a diferentes realidades: a las tareas que realizaba la Madre Teresa, a la vida matrimonial, al carisma evangelizador de la Obra Hogares Nuevos, a las actividades de una prostituta… ¡Tantas y tan diferentes realidades! El amor está claramente definido en 1Cor 13; nos ilumina con claridad que buscarse a sí mismo, no es amar. Tal vez, uno de los mayores errores del ser humano. Se debe enseñar el verdadero amor. Una de las confusiones que genera el mundo en la actualidad, es justamente resaltar desde el individualismo el “yo”, desde una óptica egocéntrica y egoísta, en la que la propuesta se detiene en un proyecto de vida truncado en el hoy, sin ideales ni metas elevadas, sin Dios y sin el encuentro profundo con los otros “yo”, por la negación del ser persona. Gravemente, se corre el riesgo de construir una sociedad en la que la cosificación y manipulación del otro es “pan cotidiano”. Cosificación y manipulación del obrero y el empleado; de la mujer como objeto de consumo sexual; de los niños y niñas de la calle, generando ingresos económicos a quienes los manipulan en el pedido de limosnas en nuestras ciudades; de las mal llamadas democracias que compran voluntades para sumar votos; de las mentiras de aquellos gobernantes y políticos que manejan a su antojo la sociedad masificándola; de la publicidad de los medios de comunicación creando necesidades superfluas como si fuesen esenciales a la vida o promoviendo la droga, el alcohol, el sexo libre, el vicio enajenador de los jóvenes; la información tendenciosa que responde a posturas y opciones tomadas de antemano; en fin, la manipulación de pueblos enteros sumidos en la pobreza, la ignorancia, la enfermedad, y de los otros países, pero todos dependiendo de las decisiones del poder de este mundo. En una oportunidad, estuve en una exposición de diferentes productos en Paraguay. De pronto, en una pequeña habitación de vidrio, se mostraba a una joven que podía vivir aislada del mundo entero, simplemente conectada, para lograr respuesta y solución a todas sus necesidades, desde una computadora e internet. Más allá del ámbito, de la forma y de la tecnología, era la síntesis de la concepción del hombre como mero individuo en el concierto de la sociedad actual. El individualismo ha generado una profunda dificultad: no existen escuelas de amor en los proyectos de los ministerios de educación de cada gobierno. Juan Pablo II tuvo un papá y una mamá, a pesar de vivir rodeado de todo el materialismo e individualismo que alguien se lo pueda imaginar; Hitler también tuvo un papá y una mamá; quienes amamos a la familia, el amor y la vida, tuvimos un papá y una mamá; quienes promueven el divorcio, el aborto, la eutanasia, también tuvieron un papá y una mamá. ¿Dónde quiero llegar? A descubrir que la verdadera escuela para aprender a amar, es la familia. Cuando ella falla el resultado es muy diferente, por eso mostré personas y realidades antagónicas. Allí se aprende a amar u odiar, a vivir en paz o en guerra, a ser generoso o egoísta, a valorar la vida o a despreciarla. La vida es un verdadero aprendizaje a amar. La escuela concreta es la familia. El amor es vida, quien no sabe amar permanece en la muerte. No existe. La única realización del ser humano se dará en su desarrollo de la capacidad de amar. Continuaremos en la próxima cartilla, descubriendo a la familia como el ámbito donde se aprende a amar. Quien aprendió a amar, mostrará una vida sana en plenitud. ¡Quiera Dios, que todos los hijos aprendan a amar en el ámbito de su familia! Oración Señor Jesús, danos la gracia de descubrir la esencia de la vida del hombre, el sentido profundo que conduce a desarrollar la capacidad de amar. Enséñanos a aprender y a enseñar a las nuevas generaciones a amar, saliendo de nosotros mismos, para encontrarnos con el “tú” de los demás. Que sepamos desde nuestra familia educar en el amor, contrarrestando la dimensión del individualismo y el egoísmo, con un verdadero amor, anunciado y vivido en nuestra familia, mostrando una cara diferente a la propuesta del mundo. Ayúdanos a que Tu Amor sea mostrado a los hombres, desde el seno de nuestra Iglesia doméstica. Amén. Trabajo Alianza 1.- ¿Cómo formamos en nuestra casa para contrarrestar los efectos negativos del individualismo presentado por el mundo actual? 2.- ¿Le brindamos a nuestros hijos una sólida palabra formativa, acompañada por el testimonio, en el respeto por la vida desde la concepción hasta la muerte? 3.- ¿Enseñamos a amar? ¿Los miembros de nuestra familia viven profundamente el amor entre ellos? 4.- ¿Qué aspectos debemos fortalecer en casa para que se solidifique la formación en el amor? Trabajo Bastón 1.- Analizar en qué aspectos la sociedad actual influye en las nuevas generaciones con una propuesta materialista, individualista e intrascendente. 2.- Valorar aquello que las familias siembran en el corazón de los hijos para formarlos con capacidad a desarrollar el don del amor. 3.- ¿Qué aspecto del desarrollo de la Cartilla más nos ha impactado? 4.- Realizar un propósito, con el fin de que la comunidad sea también un ámbito en el que exista la ayuda mutua, para desarrollar el aprendizaje del amor. 1982 - 2012: 30 años de Hogares Nuevos en el Corazón de las Familias 12-14 de Octubre VI Congreso de Hijos de Hogares Nuevos en San Baltazar (Tetela) 26-28 de Octubre Celebración Internacional en San Luis (Argentina) 2