ENEMIGOS NATURALES

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ENEMIGOS NATURALES
PORIRSTON BARNES
ABDKOLA reproduce, vertido al casteilano por nuestra Redacci6n.
este interesante articulo publlcado en 1ngl6s por la revista estadounidense Atlantic ~aturaltit,en su nOmero de noviembre-dlclembre de
1956. A l proceder así, ARDWLA se complace en atender una amable
peticl6n que nos ha formulado el sefior K. D. Morrhon, actual VfCepresidente de la National Audubon Soclety. El autor del presente artículo es Preddente de la Audubon Society del Distrito de Columbla.
Muchos libros de Historia Natural que hablan de predatores
y presas, o de cadenas bioldgicas de alimentacibn, caliñcan brevemente de aenemigas naturales* de una especie a los predatores de la misma. La palabra aenemigow es una de las que revelan la necesidad que hay de seleccionar más rigurosamente el
vocabulario de las ciencias biol4gicas. Dicho vocablo traspasa
consigo a la Biología un significado que resulta algo engafloso
Centro de nuestro propio modo de pensar y cuando transmitimos
ideas a la de-,
gente.
Si el animal apresado es un ave insectivora o un ave estimada como caza, por ejemplo la Codorniz de Virginia, y el aenemigO> es el GavilBn de Cooper, entonces los partidarlos de la
primera se declaran problamente contrarios al segundo. Es así
c6mo una barrera semhntica impide que el vulgo llegue a comprender que ambas aves, la codorniz y el gavilán citados, sean
cludacianos legitimas e iguales dentro de la comunidad animal
que habita los bordes del bosque.
Siempre que la relaci6n predator-presa u otra relaci6n interespecifica natural se mire en amplla perspectiva, el concepto de
<enemigo> falla por inapropiado e inexacto. Al usar los naturalistas la expresi6n *enemigo>,s610 desean indicar que una criatura animal depende de alguna manera de otra. Un zorzal puede
morir de viejo, o de hambre, o de enfermedad,-lo mismo que
puede caer victima de un gavilhn. Y, sin embargo, S610 en el úl-.
timo caso se habla de enemigo. Si a la especie zarzal le fuera
posible elegir entre diferentes causas de muerte, probablemente
elegirla la del gavllan. La naturaleza, empero, no deja lugar a
tal preferencia, y s61o busca oportunidades para que una6 formas de vida soporten a otras. A traves de estas relaciones interespecfecas o de estas cadena6 de alimentaci6n, surgió gran parte de la idnita varied@ que hoy presenciamos en el mundo de
los organismos.
El zorzal que engulle
..,.,.
.be
lypb*, el,gavilhn que apresa al
aonal y el lince que alguna vea sorprende al gavil&n, no son,
cada cual, enemigo de su respectivo alimento. Ni el zonal, ni el
gavilhn, ni el lince amenasan a otra eapecte cuando. m%tsn
SUSindividuos. El predator toma en cada momento lo que encuentra m8s a mano. Si una clase de alimento dlsrmziuye, tmi?
PaSa a otra su atenci6nptiddtora o marcha a buscar nuevis
comarcas de caza. El hotnbre co@tituye una ,excepeibn, Coido
predator impl.acaiile, que.llega a extirpar y extinguir otras espqiek
Las verdaderos enemigos de un animal o vegetai s q ~ a q u e 0-8
orpantsmos, o squellas frrctores ina@mqd~~,
q u e destruyen los. elementos esenciales del medio vital o que, por e!=@
de la pura oompetencia, le expulsan del habitat o le cierran los
8.Ccesos al aümentq y al necesario refugip. En ocwnes, un am@ inWuddo, deqplo el,conejo. ep Australia, @m&la
satiualeza del medio vitai destruyendo la .vegetaci6n.mrga v+
Ces, un predator int~OCpdW,v. gr. la mangogta en.el CaFlbe,,wr:
prendi6 fatalmente a especies indigenas, incapaces.& responder
a d ~ u 9 e n t ae sus atyues con reWCiQw, ~ t . i t l v a sde*&
da o con mayor %pacidad.reproductora. Algunas vecw
004&y?@ores,venid* de fuera guieqq usurpan el medio.vital a la8
e s w e s nst&w, ,s@n @aocurgdo mq las aves en lw. lalag
*si.
Pero, w n m w o r freyencia, la ,m& desaetwsa, ,corqp&
t a q ~ i asurge si alguna espqle queda. liberada de sus Qabitrisles
RWtores Y, gor ello, llega a .multiplicarse ,iIiqitawnt+,. &¡
venado de la meseta de Kaibab gosó d e prmrq wpsrai8
mientras Wiipos y l o b ytvieran a
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pre<l*res, una en>1osiva rqulWp@caq& de aqm,
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podrian llegar a convertirse en su propia perdicibn. El gavilán es,
en cierto modo, su protector.
El hombre, ese destructor por antonomasia de los habitats,
es la fuerza irresistible que modifica el paisaje a su conveniencia, y, mientras acarrea la extincidn de unos animales silvestres, da a otros posibilidades para expansiones explosivas. El
hombre es el enemigo casi omnipotente de la fauna. Pero tampoco en este caso especial resulta el vocablo libre de equivoco.
Muchos daflos causados por el hombre son innecesarios, inconscientes y hasta involuntarios. Mas esto es ya tocar una cuesti6n
diferente.
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