La Política Monetaria y Cambiaria en Venezuela Presentación de Antonio Casas González Presidente del Banco Central de Venezuela II Feria Internacional del Libro Universitario Universidad de Los Andes Mérida, 12-20 de junio de 1999 LA POLITICA MONETARIA Y CAMBIARIA EN VENEZUELA I. La Política Monetaria y Cambiaria en el período 1996-1998. A partir de 1996, el Banco Central de Venezuela reforzó el carácter antiinflacionario de su política monetaria, por medio de la utilización parcial del tipo de cambio como ancla nominal de la inflación, en combinación con una política monetaria restrictiva mediante la realización de operaciones de mercado abierto con títulos propios (TEM). Esto, como consecuencia de la escasez de papeles gubernamentales en su cartera con el propósito de absorber los excedentes de liquidez que pudieran generar presiones sobre los precios en el mercado interno y sobre el sistema cambiario. En tal sentido, la política cambiaria se instrumentó mediante el establecimiento de un sistema de bandas cambiarias con pendiente positiva, lo que ha permitido que el tipo de cambio fluctúe en función de las condiciones del mercado, con una depreciación gradual moderadora de la apreciación del bolívar. Este esquema de política ha estado, sin embargo, sometido a las presiones producidas desde comienzos de 1998 por los efectos del “shock” externo, causado por las fluctuaciones de los precios del petróleo y por los impactos de la crisis financiera internacional. Para enfrentar esta situación durante el año 1998, el BCV debió acentuar sus operaciones de absorción monetaria combinando la colocación de TEM con la emisión de Certificados de Depósito. La acción restrictiva del BCV se reforzó durante los meses de julio y septiembre cuando, para enfrentar el ataque especulativo asociado a los efectos de la crisis rusa, el Banco efectuó colocaciones de Certificados de Depósito a plazos cortos y altas tasas de interés, lo cual permitió revertir las salidas de capitales y restablecer la estabilidad en el mercado cambiario. Como consecuencia de lo anterior, durante 1998, las colocaciones efectivas de TEM alcanzaron Bs. 8,1 billones, cifra superior en 132% a la del año anterior, en tanto que se colocaron Certificados de Depósito por Bs. 3,2 billones, rescatados todos a lo largo del año. Las colocaciones y rescates de TEM determinaron que el saldo de dicho títulos al finalizar 1998 fuera de sólo Bs. 1,6 billones, monto inferior al registrado al cierre de 1997 que fue de 1,8 billones de bolívares, demostrándose con esto que una gerencia profesional de las operaciones de mercado abierto puede combatir los excesos puntuales de liquidez, sin aumentar indefinidamente el stock de títulos propios de la autoridad monetaria. II. La Política Monetaria y Cambiaria en 1999. Durante 1999, el desempeño de las políticas monetaria y cambiaria ha continuado estando afectado por la evolución de los precios del petróleo en los mercados internacionales. Así, las estimaciones llevadas a cabo por el Gobierno a un precio del petróleo de 9 dólares por barril determinan un importante déficit fiscal que, luego de los ajustes que se propone efectuar el Gobierno incluidos en buena medida en la Ley Habilitante, podría estar en el orden de 4,0% del PIB. La situación fiscal ha exigido un significativo recorte del gasto por parte del Gobierno y de la industria petrolera (PDVSA). Esto ha generado elementos recesivos en la economía. Política Monetaria En consideración a las circunstancias anteriormente descritas, el Banco Central ha optado por continuar ejecutando en 1999 una política monetaria de corte restrictivo. Así, el Instituto ha instrumentado su acción esterilizadora de los excesos de liquidez mediante operaciones de mercado abierto con TEM, en un contexto de mayor coordinación financiera entre el BCV, PDVSA y la Tesorería Nacional. Como consecuencia, el saldo de TEM en circulación ha pasado de 1,6 billones de bolívares al cierre de 1998, a 1,85 billones de bolívares a mediados del mes de junio. Desde febrero del año en curso, el Banco Central sólo está efectuando colocaciones de TEM a plazos entre 180 y 360 días. Esto permite una absorción monetaria más duradera, puesto que al finalizar abril, el plazo promedio de los títulos del Instituto se había alargado a 250 días, en contraste con su duración promedio de 105 días para mediados de junio de 1998. La orientación de la política monetaria enfrenta, sin embargo, una serie de restricciones. En primer lugar, las operaciones de contracción monetaria se continúan realizando con títulos del Banco Central, lo cual, en presencia de una permanente expansión de base monetaria por parte del Gobierno y PDVSA, se ha traducido en un elevado costo para el ente emisor. Lo anterior ha determinado que la eficiencia de la política monetaria se haya visto afectada por las pérdidas patrimoniales incurridas por el Banco Central. Además, por la secuela de las altas tasas activas de interés de finales del año pasado y comienzos del actual, las cuales alimentaron los elementos recesivos existentes en la economía, a la vez que contribuyeron a deteriorar la calidad de la cartera de crédito de las instituciones financieras. 2 Política Cambiaria En materia de política cambiaria, para 1999 el Banco Central ha ratificado su intención de mantener el esquema de bandas, así como su interés en crear condiciones para la evolución acotada del tipo de cambio. Ello, sin embargo, ha estado condicionado por los efectos negativos del “shock” petrolero, el cual se ha traducido en una importante caída de los ingresos de divisas del Banco Central, en la primera parte del año. A esto se ha añadido el efecto de la salida de divisas por concepto del pago de deuda externa que ha estado honrando el Gobierno. En este contexto la actuación del BCV se ha dirigido a atender la legítima demanda de divisas del mercado, permitiendo que la economía real funcione con la suavidad esperada. Pero, dada la tranquilidad del mercado durante los últimos meses, las reservas han llegado a un nivel similar al que existía a finales del año pasado, lo que ha significado una recuperación en 1999 de alrededor de 1.400 millones de dólares. Es conveniente que se conozca, al mismo tiempo, que en lo que resta del mes de junio, el Gobierno Nacional deberá efectuar pagos de deuda externa por un monto en el entorno de 670 millones de dólares, lo que disminuirá el saldo actual de las reservas. Pero, justamente, para fines como esos es que se mantienen las reservas internacionales. Por lo tanto, la evolución mostrada por el mercado cambiario, unida a la sólida posición de reservas internacionales con que cuenta el país, descartan la necesidad de una maxidevaluación. Esta conclusión es respaldada por los resultados recientes de las variables macroeconómicas. Observando en retrospectiva el comportamiento de la autoridad monetaria en el período julio-septiembre del año pasado, cuando todo el mundo apostaba a una devaluación, habrá mayor credibilidad en la reiteración de que no se apelará a este tipo de política. Principales Resultados Macroeconómicos La información preliminar disponible permite afirmar que la gestión de las políticas monetaria y cambiaria durante 1999 se ha reflejado en los siguientes resultados: Una evolución razonable del tipo de cambio, consecuencia tanto de las condiciones del mercado, como de la acción de las políticas del BCV. Un nivel de reservas internacionales que se acerca a los 15 mil millones de dólares. Una tendencia decreciente de las tasas de interés en el mercado financiero, acompañada por el ajuste del rendimiento de los títulos del Banco Central y validada por la reducción en cinco puntos porcentuales de la tasa de redescuento del ente emisor el pasado 15 de abril. - Tal disminución de las tasas de interés ha sido posibilitada por la importante 3 desaceleración registrada por la tasa de inflación en los últimos tres meses, al registrarse en abril pasado la más baja tasa intermensual desde enero de 1989, lo que permitirá que en 1999 se alcance una inflación marcadamente inferior al 30%, por primera vez desde 1989. El repunte observado en el mes de mayo no rompe ni la tendencia anual decreciente ni las expectativas creadas para el nivel que se está tratando de conseguir hacia fines de año. Una disminución sostenida del riesgo país, que lo sitúa en menos de la mitad del nivel que acusaba en agosto de 1998. En cuanto al sistema bancario, el Banco Central de Venezuela ha seguido atentamente la evolución del mismo, a través del contacto periódico e intenso con el sector, y una estrecha colaboración con la Superintendencia de Bancos. Igualmente ha trabajado, a través de su participación en la Junta de Emergencia Financiera, en la consolidación de la banca, al autorizar fusiones y conversiones a bancos universales, acciones que fortalecen patrimonialmente al sector. Conviene destacar cómo ha absorbido el sistema bancario el cambio súbito en las perspectivas económicas desde finales de 1997, con todo lo que ello significa respecto a las tasas de interés, la capacidad de pago de los deudores y el incremento de la competencia por los fondos disponibles en el mercado. Así, vistas en perspectiva, resultaron irreales las proyecciones pesimistas expresadas a inicios de 1998 sobre la solvencia y liquidez de la banca, específicamente sobre su capacidad para manejar el aumento de las tasas de interés con una cartera de créditos generada previamente en un entorno de tasas reales negativas. Pero esta constatación no debe confundirse con complacencia, puesto que, efectivamente, hemos observado con preocupación el aumento de la cartera de créditos no vigente de la banca. Lo que se debe resaltar es que la banca ha actuado con prontitud para evitar que el monto de estos créditos sobrepase una proporción manejable del portafolio y, además, resalta el esfuerzo de constitución de provisiones para contingencias de la cartera, en un nivel que permite a la banca exhibir montos netos de inmovilización envidiables dado el contexto económico. Es importante señalar que en este proceso la Superintendencia de Bancos ha jugado un papel activo muy importante. El año 1999 tiene la peculiaridad de ser el inicio de un nuevo gobierno, pero también este año se plantea la realización de un conjunto de importantes cambios institucionales con motivo del proceso constituyente, que afectarán a diversos sectores e intereses. En parte por esa razón y también como producto del freno al proceso motorizador de la actividad económica al que se ha obligado al gasto 4 público como consecuencia del disminuido ingreso petrolero en la primera parte del año, la economía se ha visto inmersa en una recesión notable. Adicionalmente, está contribuyendo a la misma la caída de la actividad económica de los socios comerciales del país, especialmente Colombia. En este escenario, corresponderá al BCV realizar sus mayores esfuerzos para mantener la estabilidad económica. Para ello, es fundamental que se profundice la coordinación de las políticas monetaria y fiscal, en el marco de un conjunto de medidas de política económica que logren corregir el déficit y una reducción importante y sostenible de la tasa de inflación. Este objetivo requiere, asimismo, reformas estructurales e institucionales que permitan, por una parte, dotar al BCV de instrumentos adecuados para la realización de una gestión más eficiente de la política monetaria y, por la otra, diversificar las fuentes de ingresos fiscales, racionalizar el gasto público y reducir al máximo los elementos que introducen discrecionalidad y rigideces al mismo. La tarea inmediata que enfrentamos es reducir y controlar las presiones inflacionarias, pero para ello se requiere contar con un Estado más eficiente que coadyuve al mejor funcionamiento de los mercados. Es la mejor manera de lograr aumentos de la producción, de la productividad y el empleo, sin que incrementos de la demanda se traduzcan en presiones adicionales sobre los precios. 5