UNIDAD 3 LECTURA 3 EQUILIBRIOS DE SOLUBILIDAD Un sistema en el cual los componentes se encuentran en diferentes estados físicos bien definidos, se define como un sistema heterogéneo, o sea, que los componentes pueden estar en más de un estado físico. Un equilibrio en un sistema heterogéneo, por ejemplo, es el que se produce en una solución saturada con un electrolito muy poco soluble, estableciéndose el equilibrio entre lo no soluble y lo poco que se solubilizó del electrolito en forma de iones. La extensión con que se disuelve un compuesto viene manifestada por el concepto de solubilidad molar, que es la concentración de soluto disuelto, expresada en moles por litro, cuando la solución está en equilibrio con soluto sólido. La solubilidad de un compuesto depende del disolvente y la temperatura, que deben ser explicitados. En el proceso de disolución debemos tener en cuenta la naturaleza del soluto: puede ser iónico, o no iónico, teniendo estructuras cristalinas que se forman y se mantienen gracias a las fuerzas de atracción intermoleculares. Para disolver un sólido hay que vencer las fuerzas de atracción que mantienen unidas a las moléculas en el cristal. Estas pueden ser puramente electrostáticas, como en un cristal salino, o involucrar otro tipo de interacciones dipolo-dipolo. Las fuerzas son vencidas por la acción del disolvente. Se reemplaza la atracción soluto-soluto y la sustancia se disuelve. Debido a esta competencia entre las interacciones soluto-soluto y disolvente-soluto, un disolvente únicamente será efectivo en la disolución de un compuesto si se puede competir con las fuerzas cristalinas. Lo que implica que el medio que rodea al disolvente ha de ser similar al proporcionado por la estructura cristalina para que el disolvente sea efectivo. Existe una regla empírica que dice: “lo semejante disuelve lo semejante”, o sea que un disolvente disolverá a aquellas sustancias con las cuales tenga semejanza química. Aunque esta regla tiene notables excepciones, es una guía aproximada útil. Otro aspecto a tener en cuenta en el proceso de disolución es la velocidad de disolución, es decir, la velocidad con que se establecen las condiciones de equilibrio. Esta velocidad depende de muchos factores: a) la naturaleza del soluto y del solvente b) la temperatura c) la velocidad de agitación de la mezcla El área superficial de la fase sólida (aumenta la velocidad de disolución a medida que crece el área superficial del sólido (como consecuencia en el laboratorio se prepararán las soluciones tanto más rápidamente cuanto más finamente dividido esté el soluto. (Fuente: Skoog-West-Holler, Química analítica, 6ª edición)