SECOENClfi Secuencia (2003), 57, septiembre-diciembre, 206-208 ISSN: 0186-0348, ISSN electrónico: 2395-8464 Revistadehistorjaycienciassociales de masacrar hombres, utilizando los me­ todos de la polftica por encima de los metodos de la guerra. Monica Toussaint lNSTITUTO MORA Luis G. Zorrilla, Relaciones polfticas, econ6micas y sociales de Mexico con el extranjero, Luis G. Zorrilla, Mexico, 1993­1996, v to mos. Las relaciones internacionales de Mexico son una parte determinante de la realidad de la sociedad de este pafs. La historia de estas relaciones ha llevado a cuestionar, no siempre de la manera mas facil y clara, el vfnculo del acontecerpolitico, econorni­ co y social interno y externo. Ello sucede por varias razones entre las que resalta la tradicion de una historia diplomatica no siempre aceptada como parte del estudio de las relaciones internacionales, donde esta iiltima es considerada una disciplina en proceso de consrruccion. Por tanto, a lo largo de la segunda mitad del siglo xx, las cuestiones del devenir interno o exter­ no aparecen generalmente si no aislados, sf formalmente distantes, y con puntos de encuentro casi inexistentes. Tal reto lo afronta el embajador Luis G. Zorrilla en la obra aqui comentada. Este diplornatico de carrera lleva al lector a identificar, me­ diante una descripcion cronol6gica y te­ matica de mas de 200 afios, muchos de los puntos del devenir nacional que sal­ da, en buena parte, la insuficiencia antes aludida. Como en sus anteriores trabajos, ahora se denota la disciplina y el rigor metodo­ logico en el estudio de cientos de expe­ dientes del Archivo Genaro Estrada de la 206 Secretarfa de Relaciones Exteriores bajo la tradicion empfrica y descriptiva, sin explicitas intenciones interpretativas o de analisis te6rico. Sin embargo, en sf mis­ ma, esta obra resulta ser una fuenre docu­ mental de obligada revision cuyo inreres irnplicito es emprender una reiterada va­ loracion de la historia de la polftica exte­ rior mexicana. Tal objetivo no rompe con muchos de los esquemas historicistas, mas ello mismo es un punto de partida para poder considerarse fuente documental donde se va integrando una vision dialec­ tica entre el acontecer nacional y el ex­ terno. ~Asf lo entiende el autor? No lo sabemos. No obstante, en el estudio de la historia de las relaciones internaciona­ les, una obra de estas caracteristicas es un aporte a la consolidaci6n de la propia dis­ ciplina. A lo largo de cinco tomos, se empren­ de la labor de entrelazar la vida inrerna y exterior de Mexico desde una doble perspectiva: la revision historica general del pafs y la labor diplornatica nacional. En especial se aborda la polfrica exterior de Mexico, valiendose de documentacion primaria oficial, la cual sigue siendo una fuente historica de gran valor que se mul­ tiplica por los indices onornastico, geogra­ fico y analftico. El recorrido temporal par­ te desde la segunda mitad del siglo XVIII donde pueden ubicarse las transformacio­ nes del imperio espafiol e identificarse el arribo de la naciente repiiblica mexicana al concierto internacional. Ahf son narra­ dos los procesos de reconocimiento de la propia nacion y las vicisitudes de la frag­ mentaci6n territorial de la antigua Ame­ rica espafiola. El primer tomo termina su analisis hacia 1840 y trata asuntos multi­ laterales, esencialmente, con los pafses la­ tinoamericanos. RESENAS SECOENClfi Revistadehistorjaycienciassociales Aunque es un tema a discutir, por va­ rias aristas, incluir como politica exterior la acci6n gubernamental de las autori­ dades virreinales de Nueva Espana hacia la metr6poli o hacia otras naciones, lla­ ma la atenci6n que el solo planteamiento de esos parametros temporales se inscribe en la tendencia,1 relativamente reciente, de considerar los iiltimos afios del domi­ nio espafiol como parte sustancial para la comprensi6n de la entonces naciente na­ ci6n mexicana. Los tomos II y III comprenden de 1840 a 1867 y de 1867 a 1910, respectivarnen­ te. Esta cronologfa se ajusta, mediana­ mente, a los tradicionales parametros de periodizacion de los estudios historicos. Sin embargo, el contenido de la obra nos da una variaci6n significativa. For ejern­ plo, cuando aborda la polftica exterior mexicana hacia Francia, sus apartados son monograffas que permiren rebasar, en oca­ siones, los lfmites impuestos tanto por las fuentes documentales como por el ma­ terial bibliografico de apoyo. Otro ejem­ plo, al presentar las "Relaciones sociales y culturales, 1821­1867", se discute la cul­ tura europea, las formas de gobierno, la protecci6n social y la educaci6n (ensefian­ za, maestros, cientfficos, exrraccion de te­ soros culturales), adernas de periodismo, literatura, teatro, pintura, arquitectura, escultura, canto, rmisica y recreo. For otro lado, es muy interesante corno en esta obra se incorpora la opinion de diversos actores sociales durante los siglos XIX y xx, desde los funcionarios diploma­ ticos hasta las polernicas polfticas o eco­ 1 Vease Josefina Zoraida Vazquez (coord.), Interpretaciones de! siglo XVIII mexicano. El impacto de las reformas borb6nicas, Nueva Imagen, Mexico, 1992. RESENAS nomicas que se registran en prensa escrita, radio, television y medics extranjeros. La configuraci6n de este contexro posibilita acercarse a comprender la progresiva desaparici6n de los enfoques puramente internos o externos de la vida de un pafs, 1o cual es aiin mas evidente en los tornos IV (1911­1940) y v (de la segunda guerra mundial a los afios ochenta). Se podrfa objetar al autor que su obra es de caracter positivista y con una lectura clasica de la historia diplornatica. Creo que ello no serfa del todo acertado. Las caracterfsticas descritas arriba le clan una dimension mas amplia. Pongamos como ejemplo las referencias al tema de la vio­ laci6n de los derechos humanos. Al igual que muchos otros analistas politicos, los derechos hwnanos son considerados par­ re de una explicaci6n integral de las con­ diciones sociales de la naci6n y de sus re­ percusiones en el ambito internacional. No es un punro de apoyo mas para dar redondez al texto, una cereza que le de un lucimiento trivial, mas bien es un efi­ caz intenro por rebasar aquel marco "cla­ sico" de la historia diplornarica, que deja fuera el acontecer social en su f ntima re­ lacion con la polftica exterior. Es evidente la implantaci6n de esa perspectiva conforme el lector avanza en el tratarniento de la historia rnexicana del siglo xx. For tanto, cabe puntualizar al­ gunos otros temas allf analizados. Un acontecirnienro que puede llegar a consi­ derarse antecedente de ciertas acti rudes relacionadas entre la diplomacia y la vi­ sion de naci6n de la elite gubernamental mexicana, es la narraci6n en torno al res­ tablecimiento de las relaciones con la Union Sovietica hacia mediados de la de­ cada de 1940. Despues de sintetizar la version oficial de c6mo se realiz6 ese pro­ 207 SECOENClfi Revistadehistorjaycienciassociales ceso, resalta el fallecimiento del emba­ jador sovietico junto con su comitiva "al ocurrir un accidente en pleno vuelo" cuando se dirigfan hacia San Jose, Costa Rica, para la presentaci6n de cartas ere­ denciales en aquel pais. Zorrilla hilvana esta serie de hechos bajo la expresi6n: "pa­ reci6 peligroso el cargo diplomatico de un comunista en el pais". Por ultimo, mas no a falta de ejem­ plos, son interesantes algunas de las con­ clusiones gue tienen como fundamento la practica y el analisis de la diplomacia. Nos referimos a la forma como desentrafia el concepto de "polfrica activa" dentro de la actuacion del gobierno mexicano hacia el exterior. El autor sostiene que desde 1928 la tal "politica activa" tuvo como principal punto de referencia a un aspecto de la polftica interna al que se le dio un nombre equivocado, porque lo acri­ vo se aplic6 al elemento propagandlstico que a menudo trata de suplir la falta de conte­ nido, y al deseo presidencial de aparecer coma abanderado en cuanta iniciariva surgfa que le parecfa propicia para obtener publicidad. Estos juicios parten de que las "formas de gobierno'' irnperantes en el pafs han adolecido de democracia, la cual puede acercarsernediante los "carnbios de parti­ do en el gobierno", y asf evitar "el con­ tinuismo y conservadurismo con los consiguientes estallidos de violencia tarde o ternprano". 3 El devenir nacional e inter­ nacional tal vez niegue o transfigure en rnatices diversos esta propuesta. No obs­ tante, dichas conclusiones fueron arran­ cadas despues de analizar y buscar res­ puestas en las argumenros expuestos en esta amplia obra. Si a primera vista los cinco tomos del embajador Luis G. Zorrilla ofrecen una sfntesis de las relaciones mexicanas con el exterior, y en forma particular en sus aspectos diplomaticos, en cambio, avan­ zando en la lectura, comprendemos que es un documemado esfuerzo por reinterpre­ rar la historia nacional e internacional, desde una mas de las innumerables rrin­ cheras que unen la pracrica diplomatics con la reflexion intelecrual. Jorge Castaneda Zavala lNSTITUTO MORA J unto a lo anterior, la presencia y la actividad del personal diplornatico coma elementos de esa politica, tiene como re­ sultado que en muchas de las embajadas las actividades son solo protocolarias, que le han dado mala fama al servicio diplornatico, de frfvolo, caro, pomposo e imitil en gran parte, y que han caracterizado como riesgo y enfermedad profesional la dipsomanfa.2 2 208 Zorrilla, Relaciones, 1996, t. v, p. 172. Virginia Martinez, Los fusilados de abril: iquien matO a los comunistas de la 20?, Edi­ ciones del Caballo Perdido, Montevideo, 2002, 142 pp. Vivimos para enterrar a nuestros rnuertos y en el desolado acecho de los que puedan caer. Montevideo es ahora la ciu<lad de la angustia incierta. Angustia que es cifra de todas las angustias. Como en territorio ocu­ 3 Ibid., p. 689. RESENAS