Introducción Hacia el concepto de 'Intencionalidad ' Para abarcar el concepto de "Intencionalidad" creo pertinente hacer una breve alusión a la filosofía de Heidegger y Husserl. Para el primero el hombre es "existente" por ese modo característico de constituir (sistere) fuera de sí (ex. Husserl limita esto a la conciencia, ligándolo con el concepto de intencionalidad. Se plantea que ex-sistere es lo propio que hace el hombre. En palabras de Humberto Gianinni. "Podemos imaginar la vida más ensimismada que queramos: una vida al margen de los quehaceres del mundo, sumergida en la contemplación o en el sueño psicológico. Como sea, esa vida es ex-sistencia: relación a un mundo, incluso si huye de él." El concepto de existencia planteado por Heidegger describe una imposibilidad constitucional del hombre de estar "en si", es decir, de estar ensimismado. Por lo tanto, existir conlleva un permanecer fuera de sí, en lo ajeno, estar enajenado. El hombre en cuanto ser, se relaciona a otra cosa, trasciende hacia una exterioridad. En otras palabras, está en constante referencia hacia las cosas y, por lo tanto, sólo es en cuanto existe un más allá de sí mismo. La "Intencionalidad de la conciencia" es lo que nos diferencia de todas las cosas del mundo, dirá Husserl. Con Heidegger tenemos por una parte, la existencia (fuera de sí) y, por otra, aquello que la tiene fuera de sí, es decir, aquello que la tiene "pre-ocupada". Ambos autores hablan de una relación bipolar que queda formada por la conciencia y su objeto. En otras palabras, la existencia se constituye en términos de un afuera y un adentro, en donde sujeto y mundo componen ambos extremos de esta relación. Para comprender el psiquismo es imposible no considerar que siempre hay un objeto sobre el cual se está intencionado y que toda actividad implica una intencionalidad. La mente no difiere de los modos cognoscitivos que la componen, como por ejemplo, sensaciones, pensamientos, etc. Estos modos son formas de aprehender la realidad, todos ellos refieren algo distinto de sí mismo. Por ejemplo, no existe la pena en sí misma, sino que es siempre en referencia a algo. La intencionalidad tiene que ver con los objetos. Ahora bien, la contraparte del objeto es la subjetividad o mente y su mutua determinación corresponde a la relación cognoscitiva. La subjetividad es lo inmanente, lo que tenemos dentro. La representación de las cosas es lo que le pertenece a dicha subjetividad. El hombre es lo que percibe, y lo que aprehende en esta intencionalidad, revela su psiquismo y su esencia en cuanto ser. Distinciones previas 'Intencionalidad' y sus implicaciones como fundamento en la comprensión de lo psíquico El enfoque que la Psicología cognitiva utiliza para la comprensión de lo psíquico y lo mental, se centra en la así llamada relación cognoscitiva, es decir, va a entender lo humano a partir de un entramado de relaciones en donde el conocimiento va a ocupar un papel fundamental. De esta forma, va a existir un énfasis más en lo epistemológico, en como esa subjetividad conoce o aprehende su realidad, que en lo "propiamente mental" o "psíquico", en sí mismo, en su absoluta desconexión del mundo, La relación cognoscitiva va a ser entendida como una tensión del sujeto en la aprehensión del objeto. Las distintas maneras, por parte del sujeto en la aprehensión del objeto, en su conocimiento, serán llamados modos o modalidades cognoscitivas (por ejemplo la percepción, la atención, el afecto). Son estas distintas maneras de conocer por parte del sujeto las que van a expresar como este sujeto es, y esto es lo que este enfoque entiende como "lo psicológico". El concepto de intencionalidad, por su parte, va a dar cuenta de esta característica de lo psicológico de darse fuera de sí, en la manera como aprehendemos u determinamos los objetos mediante los modos cognoscitivos. Un aspecto central y que permite definir al sujeto es que éste nunca se conoce a sí mismo, sino que se conoce conociendo lo otro, es decir, comprendiendo los modos mediante los cuales la subjetividad conoce, los objetos en que intenciona, Podría plantearse, de manera más existencialidad, que el que no nos conozcamos como sujetos a nosotros mismos en una tragedia fundamental de lo humano y que influye en su sufrimiento. La subjetividad no recibe pasivamente (como se pensaba), las impresiones de los objetos en sus órganos sensoriales, la subjetividad funciona activamente en el conocimiento y configuración de los objetos y funciona a través de actos, de acciones fuera de sí que le permiten dar con ella misma, verse reflejada en los objetos que intenciona. Ahora bien, las implicancias que tiene este concepto (intencionalidad) en la comprensión de lo psíquico (de este enfoque)se puede resumir en: 1. La mente no se puede pensar como algo distinto de la complejidad de los modos cognoscitivos que la componen. ES decir, no se puede pensar "lo psíquico" abstractamente (Hegel entiende por abstracto a lo que se encuentra separado, sin contacto con la vida), sino como una tendencia, como una tensión en la captura del objeto, casi se podría decir (más dramáticamente), como un acto de devoramiento del objeto. Hegel plantea el concepto de apetencia en la sección Conciencia de la "Fenomenología del Espíritu" para entender esto con progresión de conceptos que aparecen en otras secciones de esa obra. (apetencia-deseo-voluntad). 2. Todos los cognoscitivos refieren a algo distinto de sí mismo (Intencionalidad). Tal como dijimos, se puede pensar a la subjetividad como una tensión, como una tendencia en la aprehensión del objeto. 3. Aquello en lo que intencionan los modos cognoscitivos se llaman objetos, por lo cual, todo acto cognoscitivos es una acto intencional, al estar anclado en un objeto. 4. La contrapartida de los objetos es lo que se puede llamar sujeto, entendiendo la mutua determinación de ambos como relación cognoscitiva. 5. La subjetividad es, por definición, lo inmanente ( "lo que esta por dentro de...). Se podría entender como lo que el sujeto realiza son re-presentaciones de las cosas (presentación). Un ejemplo: lo que tenemos al interior de nuestra cabeza son ideas de las mesas (representación) y no las mesas mismas (presentación), pues esto sería bastante dificultoso. 6. Las condiciones de la subjetividad respecto de las cosas es apriorística. Según el viejo y sabio Kant existen condiciones de posibilidad (apriorísticas) en la emergencia de los objetos, es decir, en la configuración de ellos. (tiempo, espacio, etc.) 7. La relación de la subjetividad con los objetos es a posteriori, después de haber hecho la experiencia con las cosas. En la "Critica de la Razón Pura", Kant plantea que es muy distinto que el conocimiento provenga de la experiencia (empirismo) a decir que el conocimiento ya está en la experiencia, en la facultad de conocer. De esta forma, Kant deduce la estructura trascendental de la facultad de conocer, planteando que la facultad de conocer opera como un verdadero cuadriculado, como una verdadera red que cuando se tiende (por parte del sujeto trascendental) sobre "lo en sí" configurado a los objetos (de una manera limitada). Kant plantea también que hay en la facultad de conocer lo que llama conocimiento a priori, a priori en el sentido que hay un conjunto de condiciones de posibilidad a partir de las cuales se forman los objetos, y entre esas condiciones de posibilidad está la necesidad. Para llegar a esa conclusión, más que examinar los objetos de conocimiento, Kant examinó la facultad de conocer, la red, el cómo es el cuadriculado de la red con que uno conoce, y a eso, al conocer la manera que opera el conocer le llamó saber trascendental, trascendental en el sentido de que es de segundo orden, se trata no de conocer, sino de conocer el conocer. Como conclusión se podría plantear que el objeto de todo el edificio conceptual de Kant es mostrar que lo que llamamos leyes de la naturaleza son cuestiones que la facultad de conocer proyecta sobre un exterior, un exterior que ella misma configura. Se podría decir que Kant visto desde Hegel permite llegar a dos conclusiones: 1) que el saber es mediación: es decir, que en el saber intrínsecamente, no por casualidad, no por prejuicio, no de manera evitable, sino que intrínsecamente el sujeto está implicado. Y 2) que esa mediación que es el saber es, al mismo tiempo, el ser. Sin embargo, lo verdaderamente sutil y más complicado de entender es que la deconstrucción del saber posible, en la Crítica de la Razón Pura, pone de manifiesto que ya no se va a poder hablar más del ser en el sentido epistemológico, porque justamente es eso lo que no es posible. Lo que no es posible es conocer ese objeto otro del sujeto, o al objeto entendido como otro del sujeto. Por esto mismo, lo que nos va a preocupar no son las relaciones sujeto-objeto, sino que la atención va estar centrada en las relaciones entre sujetos, porque ahí (según Hegel) se instaura una lucha a muerte por el reconocimiento de las autoconciencias.ç Síntesis del concepto de 'Intencionalidad' desde la Psicología. Para la Psicología cognoscitiva lo mental o psíquico es entendido a partir de un orden de relaciones entre un sujeto que coge o aprehende un objeto. Lo humano es lo que se expresa en esta relación cognoscitiva de y en alguien, que conoce algo. Este orden de relaciones es considerado por el cognoscitivismo como Subjetividad, lo que define las condiciones del sujeto para conocer la realidad y que implica distintas formas o modos para asirla, como la percepción, los afectos, la memoria, la atención, etc. La subjetividad (o lo psíquico) supone la complejidad del conjunto de los cognoscitivos propios de cada persona. Es la relación cognoscitiva donde el objeto se hace posible, ya que es el sujeto el que le da forma, lo hace real, lo construye según sus modos cognoscitivos. Por esto la subjetividad siempre es referida a un objeto. La subjetividad funciona a través de acciones, es decir fuera de sí y esta cualidad activa es la intencionalidad. Así, la subjetividad es el constante intencionar actos en el mundo de los objetos, lo que se hace a través del conjunto de modos cognoscitivos que nos permite coger la realidad, refiriendo siempre a algo diferente de sí mismo. Lo psíquico entonces, es siempre un acto intencional anclado en un objeto, por lo que podemos saber que existe. La intencionalidad no es necesaria y obligatoria, ya que en ella reside el acto de la subjetividad de tender hacia el objeto (a través de los actos cognoscitivos) y permite que éste pueda ser aprehendido. En conclusión, la intencionalidad funciona como un puente entre lo inmanente y la trascendente, es decir entre la presentación del mundo y nuestra representación de éste, estableciéndose así la relación cognoscitiva, en la que sujeto y objeto se determinan mutuamente (no existe ningún objeto sin un sujeto que lo construya, ni tampoco existe un sujeto sin un mundo que le es obligatorio vivir). Y por tanto es la base y fundamento de la comprensión de lo psíquico. Sus Aplicaciones para la Comprensión del Paciente por parte del Psicoterapeuta, y para la Autoconocimiento por parte del Paciente Como la subjetividad va a ser por definición incognoscible, porque es justamente aquello que conoce "lo otro"(por medio de los modos cognoscitivos), va a ser el psicoterapeuta el que debe facilitar en la persona procesos de "autoconocimiento", o dicho más propiamente, procesos de autoexamen. Lo que se examina, en este caso, es el sufrir (el pathos) que presenta el paciente y la manera particular en que ese pathos se manifiesta, siendo el objetivo el que la persona haga por sí mismo ese examen. También podremos conocer a nuestro paciente a partir de los objetos en que intenciona su subjetividad, pesquisando de esa manera en los actos intencionales del paciente el modo cognoscitivo involucrado en la construcción de su realidad. Por otra parte, cuando la persona nos diga que siempre algo, vamos a suponer que no sabe lo que siente (la subjetividad es lo que no se conoce), intentando delimitar bien qué es lo que siente y lo que vive (en búsqueda del objeto en que intenciona su pathos, ¿cuáles otras facultades cognitivas acompañan ese sentir? Y la concordancia entre el sentir y su circunstancia). Como terapeutas, el único modo cognoscitivo que nos es accesible es el lenguaje, por medio del cual buscamos que la persona se diga de sí aquello que lo hace sufrir, debe focalizar su pathos, siendo la tarea del terapeuta el acompañar y atender a la persona en el darse de su pathos. Debemos tener presente que lo que interesa no es cómo el sujeto vivió determinado momento, sino que cómo éste los interpreta hoy, ya que así como cada persona tiene una aproximación determinada a los objetos debemos considerar la aproximación particular de ese sujeto a sus vivencias. El paciente llega a terapia con un motivo de consulta que presenta al psicoterapeuta, manifestando también los sentimientos con respecto a dicho problema. Es en ese aspecto donde el psicoterapeuta debe indagar en todos esos sentimientos y emociones que el paciente está presentando o manifestando, con el fin de captar la visión y percepción que tiene el sujeto respecto de lo que le perturba. El terapeuta, por su parte, debe focalizar su atención en la intencionalidad del paciente, es decir, en los modos cognoscitivos que el paciente tiene para percibir su problemática. Debido a lo anterior, no debe actuar sobre el sujeto mismo, sino que sobre la intencionalidad de éste, ya que el sujeto se constituye en la medida que intenciona sobre determinados objetos, logrando así el terapeuta, comprender más que el sujeto mismo, a su conflicto. Con respecto al autoconocimiento por parte del paciente, cabe señalar, que la subjetividad es incognoscible por definición ya que esta se refiere siempre a otra cosa, es decir, a algo que está fuera del sujeto mismo. En consecuencia, el propósito de la psicoterapia cognitiva no apunta a que el paciente se autoconozca, sino que éste realice su propio autoexamen. Dicho examen se relaciona con una exigencia que implica un actuar por parte del paciente. Lo que éste lo llevó a consultar impone como necesidad ponerlo fuera de sí, para de este modo poder apreciar mejor el problema. Para que el paciente pueda realizar su autoexamen debe tener en cuenta y reflexionar sobre su intencionalidad ya que de esta depende la aproximación que tenga el sujeto a su conflictiva. Comentarios Finales Por lo dicho anteriormente ni el terapeuta ni el paciente pueden conocer la subjetividad de éste último, ya que por definición el sujeto es aquello que nunca se llega a conocer. Esto es porque el acto intencional de conocer siempre refiere a algo diferente de sí mismo. El hecho de que sea una acción ya refiere a algo fuera de sí. El conocimiento de un paciente por parte del terapeuta sólo se da a partir de los objetos en que intenciona la subjetividad de éste, por lo tanto el sufrir de un paciente (razón por la que éste consulta), refiere a algo diferente de su sufrimiento: Los objetos en que el sujeto intenciona su sufrir. Los afectos, las pasiones o el sentir de un sujeto es un acto cognoscitivo intencional que está anclado en ciertos objetos. Si logramos determinar estos objetos intencionados por el paciente en relación con un aspecto que involucra un sentir calificado como negativo y por el cual sufre, y además a través de qué actos cognoscitivos lo hace, podemos acercarnos a la comprensión de cómo esa persona construye la realidad. En la terapia, al paciente se le hace necesario autoconocerse o más bien autoexaminarse, ya que se le impone el sacar fuera, el expulsar lo que siente. Con el análisis del discurso del paciente, el terapeuta descompone las partes de éste, lo que conduce a asombrar, a iluminar al paciente, ya que éste se hace más lúcido de la forma en que está construyendo el mundo y en los objetos en que éste intenciona su sufrir, es decir su pathos (dónde, con quién, cómo, cuándo, etc.) El proceso de conocer estos objetos intencionados es de gran relevancia en la terapia, ya que éstos le hablan al paciente de que está sufriendo, temiendo, odiando, amando, etc. Además el conocer las facultades cognitivas que acompañan este sentir habla de cómo esta persona construye el mundo, y cómo esta construcción determina su actuar y sentir, lo cual es de gran importancia para el terapeuta en el momento de comprender al paciente y para el paciente en el momento de comprenderse a sí mismo. Es interesante el que la labor del terapeuta sea muy parecida a la tarea del filósofo en el método socrático. Sócrates entendía la filosofía como una búsqueda colectiva y en diálogo, no pretendiendo el filósofo poseer la verdad sino que considerando a cada hombre como poseedor de una parte de la verdad, pero necesita de la ayuda de otros para poder descubrirla. El método socrático se puede entender como teniendo dos partes: 1.) La ironía: el arte de hacer preguntas tales que hagan descubrir al otro su propia ignorancia, de esta forma, el que cree saber hace la experiencia de que no sabe nada. 2.) La mayéutica, consiste en un arte de hacer preguntas tales que el otro llegue a descubrir la verdad en sí mismo.