RELACIONES INTERNACIONALES CONSULTA NÚM. 82: SUCESIÓN AB INTESTATO DE NACIONAL BRITÁNICO RESPECTO DE UN BIEN INMUEBLE SITUADO EN ESPAÑA, EN EL QUE RESIDE EL CÓNYUGE SUPÉRSTITE. CUESTIÓN PLANTEADA: Se presenta en el Registro escritura aceptación y adjudicación de herencia de un súbdito “inglés”, casado y con dos hijos, sin haber dispuesto testamento en España. Dicho causante dispuso testamento en el Reino Unido, si bien sólo limitado a los bienes situados en Inglaterra, por lo que se acompaña acta de notoriedad ab intestato otorgada en España en la que el notario declara heredero y beneficiario al cónyuge. En la escritura de manifestación de herencia sólo comparece el cónyuge y no figura ningún pacto compensatorio ni ninguna aceptación por parte de los hijos. Se pregunta si deberían comparecer los hijos o ratificar dicha declaración. RESPUESTA: 1º. Problemas en la determinación de la ley aplicable a la sucesión intestada Dado que en la información suministrada consta que la herencia se componía de bienes situados tanto en España como en Inglaterra, la aplicación del Derecho inglés que se presupone en el planteamiento de la cuestión debe previamente resolver dos cuestiones: A) En primer lugar, para descartar el reenvío a la ley española es preciso comprobar que la herencia estaba compuesta asimismo por otros bienes inmuebles fuera de España. Si el único inmueble fuera el situado en España, el reenvío se descartará si consta que el domicile del causante no se encontraba en España. En otro caso, es decir, si el único o todos los bienes inmuebles que componían la herencia se hallaba(n) en España, y se interpreta que el causante tenía su domicile en España, se plantearía la aplicación de la ley española por reenvío (Vid. consulta núm. 31). B) Aun descartado el reenvío, se plantea una segunda cuestión respecto a la determinación de la ley aplicable, de conformidad con el art. 9.8º del Código civil. El causante no es, propiamente, súbdito “inglés”, pues no existe técnicamente la ciudadanía o nacionalidad inglesa, sino únicamente la británica. La ley nacional, por tanto, es estrictamente la británica, y dado que en el Reino Unido coexisten diferentes legislaciones en materia sucesoria, de conformidad con el art. 12.5º del Código civil, es preciso determinar la condición de “inglés”, “escocés”, “galés” o “norirlandés” conforme a los criterios previstos en el propio sistema británico, que a este fin atribuye la condición en virtud del domicile, concepto que no es en modo alguno equivalente al “domicilio” o “residencia habitual” (Vid. consultas núms. 30, 31 y 49). RELACIONES INTERNACIONALES 2º. Aplicación del Derecho inglés Si se interpreta que no cabe reenvío a la ley española y que el causante tenía domicile en Inglaterra, procederá la aplicación del Derecho inglés a la sucesión intestada del bien inmueble situado en España. Las reglas de legislación intestada del Derecho inglés aplicables al caso se encuentran básicamente en la sección 46ª de la Administration of Estates Act de 1925, enmendada por la Civil Partnership Act de 2004, y en la sección 2ª de la Intestates' Estates Act de 1952. Si, como es el caso, concurre a la sucesión, junto a dos descendientes, un cónyuge supérstite (que debe sobrevivir al menos 28 días al causante), las reglas de distribución son complejas. Los derechos del cónyuge supérstite, que es el principal y primer heredero en caso de sucesión intestada, se engloban en dos conceptos: a) En primer término, el cónyuge o pareja supérstite tienen ciertos derechos (statutory legacy o survivorship) frente a los descendientes del causante, en este caso sus dos hijos. Tales derechos abarcan la nuda propiedad de ciertos bienes muebles (caracterizados como personal chattels) y dinero en metálico por una cantidad de 250.000 libras). b) Una vez establecido el statutory legacy del cónyuge, éste obtiene además en régimen de life interest (lo que podríamos denominar el usufructo vitalicio) de la mitad de los bienes restantes (residuary estate), incluidos los inmuebles, si bien puede optar por recibir la capitalización de su valor. Sobre esta base, los derechos del cónyuge supérstite sobre el bien inmueble situado en España dependen de que el supuesto se encuentre en uno de las tres hipótesis siguientes: 1ª. El inmueble en cuestión es la vivienda familiar, cuya titularidad era de alguna forma conjunta o en régimen de copropiedad por ambos cónyuges. En este caso, el cónyuge supérstite adquiere la nuda propiedad de la parte del inmueble de titularidad del causante en virtud del ius accrescendi o survivorship. Es preciso tener en cuenta que el concepto de copropiedad o adquisición conjunta de la vivienda familiar no es estrictamente formal. A través de la figura del constructive trust, en aquellos casos en que sólo uno de los cónyuges figura como titular formal de la propiedad legal de la vivienda familiar, el otro cónyuge puede reclamar una parte de la propiedad material o fiduciaria con motivo de su contribución directa o indirecta a la adquisición de dicho inmueble, que habitualmente se calcula en proporción a dicha contribución1. 1 En principio, para admitir la existencia de un constructive trust sobre la vivienda familiar son necesarias dos condiciones: la primera exige acreditar la existencia de una intención común o compartida por ambos cónyuges en el sentido de que el cónyuge que no figura como propietario legal adquiera un beneficial interest en la propiedad en cuestión (beneficial ownership). En la 2 RELACIONES INTERNACIONALES En consecuencia, si el inmueble en cuestión constituía la vivienda familiar adquirida conjuntamente por ambos cónyuges, la declaración de heredero exclusivo de dicho bien a favor del cónyuge supérstite y la atribución de su nuda propiedad es conforme al Derecho inglés. 2ª. El inmueble en cuestión es la vivienda familiar, cuya titularidad era privativa del causante En principio, el bien inmueble únicamente puede formar parte del residuary estate, por lo que únicamente podría atribuirse al cónyuge supérstite el usufructo vitalicio (life interest) del bien inmueble en la proporción correspondiente, reservando a los dos hijos su titularidad dominical, que en el Derecho inglés se les atribuye conjuntamente en forma de statutory trust. No obstante, existen vías para que el administrador de la herencia o personal representative pueda atribuir al cónyuge supérstite que lo solicita la nuda propiedad de la vivienda familiar, entendida en un sentido más amplio (dwelling house), en que dicho cónyuge reside en el momento del fallecimiento del causante, como podría ser el caso planteado. En efecto, el parágrafo 1 (1) de la Second Schedule de la Intestates' Estates Act de 1952 confiere al cónyuge la posibilidad de requerir, en su caso, al administrador o personal representative para que le sea atribuida la propiedad de la vivienda familiar que actualidad, se estima que dicha intención debe admitirse si existen pruebas directas. Se entiende por tales una constancia escrita u oral del acuerdo, o el simple hecho de una contribución económica sustancial por parte del cónyuge que no es propietario formal. Dicha contribución puede ser directa para la adquisición de la vivienda, mediante la aportación de capital al pago del precio o de los vencimientos del préstamo hipotecario; se admite igualmente como contribución mediante el pago de arreglos o trabajos sustanciales en la vivienda adquirida. La prueba o evidencia de la “intención común” puede ser asimismo implícita, mediante la contribución financiera sustancias a las cargas familiares, de forma que mientras el cónyuge que es propietario formal abona los vencimientos hipotecarios, el otro asume los gastos ordinarios del hogar: vestido, alimentación, vacaciones, colegio de hijos, etc. Más dudoso, a la luz de la jurisprudencia, generalmente contraria, es que pueda deducirse la intención común por el mero hecho de realizar personalmente trabajos sustanciales de arreglo o renovación de la vivienda (arreglar el jardín o pintar la casa, por ejemplo). La segunda condición es que el hecho de haber establecido la propiedad formal de uno sólo de los cónyuges (motivado a menudo por ventajas financieras o para evitar perjuicios derivados de una relación con un cónyuge anterior o con un tercero) implique una actuación realizada en la confianza de esa común intención, con perjuicio para el otro cónyuge. En relación con esta segunda condición, la jurisprudencia es clara al señalar su concurrencia cuando hay un perjuicio económico directo o indirecto derivado de las aportaciones económicas directas o indirectas. Sin embargo, al día de hoy no se considera que concurra tal perjuicio económico por el mero hecho de haber realizado ciertos sacrificios o comportamientos (propietary estoppel), tales como abandonar una carrera profesional para dedicarse al cuidado de los hijos y de la familia en general. 3 RELACIONES INTERNACIONALES forma parte del residuary state en satisfacción de sus derechos “absolutos” sobre la herencia2. En consecuencia, conforme al valor del bien inmueble, este podría ser atribuido al cónyuge supérstite como parte de los derechos de su statutory legacy¸ conforme al cual tiene derecho a una liquidación por importe de 250.000 libras. Aunque supere esta cantidad, el cónyuge tiene derecho a su adjudicación, abonando el exceso de su valor (Sentencia de la Court of Appeal de 1980 en el asunto In Re Phelps). También cabría, a su vez, como fórmula para redimir o adquirir los derechos del cónyuge supérstite sobre el usufructo de la mitad de todos los demás bienes de la herencia que le corresponden en el residuary state. Debe tenerse en cuenta que este derecho no se reconoce si el propio cónyuge supérstite es el único personal representative. En consecuencia, si el inmueble en cuestión era propiedad privativa del causante y constituía la vivienda habitual en que residía el cónyuge supérstite en el momento del fallecimiento, la adjudicación de la titularidad dominical corresponde a los hijos, quienes ostenta conjuntamente un statutory trust, mientras que únicamente cabe atribuir al cónyuge supérstite su usufructo de por vida en la medida correspondiente al residuary state. No obstante, es posible adjudicar la nuda propiedad del bien inmueble, que forma parte del residuary state, al cónyuge supérstite si ha sido atribuido por el administrador o personal representative como forma de satisfacción o compensación de los derechos hereditarios del cónyuge supérstite, a requerimiento de este. 3ª. El inmueble no era la vivienda familiar Si el inmueble en cuestión no era la vivienda familiar (matrimonial home) ni en sentido más amplio la vivienda habitual en que residía el cónyuge supérstite en el momento del fallecimiento (dwelling house), sino por ejemplo una segunda vivienda vacacional, no cabe hacer declaración de herederos a favor del cónyuge supérstite atribuyéndole la nuda propiedad del bien. En este caso, el bien inmueble únicamente puede formar parte del residuary estate, por lo que en todo caso podría atribuirse al cónyuge supérstite el usufructo vitalicio (life interest) del bien inmueble en la proporción pertinente, reservando a los dos hijos su titularidad dominical, que en el Derecho inglés se les atribuye conjuntamente en forma de statutory trust. No obstante, el administrador o personal representative¸ en virtud de la sección 41 de la Administration of States Act tiene el poder general de atribuir cualquier bien en satisfacción de los derechos sucesorios del cónyuge supérstite, si bien en este caso el bien no puede exceder del valor del derecho hereditario satisfecho. 3º. Observación final 2 “Subject to the provisions of this Schedule, where the residuary estate of the intestate comprises an interest in a dwelling‐house in which the surviving husband or wife was resident at the time of the intestate’s death, the surviving husband or wife may require the personal representative, in exercise of the power conferred by section forty‐one of the principal Act (and with due regard to the requirements of that section as to valuation) to appropriate the said interest in the dwelling‐ house in or towards satisfaction of any absolute interest of the surviving husband or wife in the real and personal estate of the intestate”. 4 RELACIONES INTERNACIONALES La correcta adjudicación al cónyuge supérstite de los derechos sucesorios sobre el bien inmueble conforme al Derecho inglés plantea algunos problemas prácticos. Es posible que la sucesión testamentaria sobre los bienes situados en el Reino Unido se haya resuelto sobre la base de un Grant of Probate por parte del ejecutor testamentario, conforme al principio de libertad de testar propio del Derecho inglés. Si el bien inmueble situado en España no ha sido objeto de disposición testamentaria o actuación por parte del executor, probablemente no se haya realizado en el Reino Unido ninguna acción relativa a la designación de personal representative, partiendo del hecho, además, de que en el Reino Unido se sigue la regla de sujetar la sucesión de los bienes inmuebles a la ley del país de su situación. El sistema español, al no admitir este reenvío parcial a la ley española, genera un círculo vicioso: los derechos sucesorios sobre el bien inmueble en España se determinan conforme al Derecho inglés, que en todo caso requiere acreditar la asignación del bien por el personal representative conforme a las opciones señaladas en el apartado anterior, y al mismo tiempo no consta su designación ni la consideración de la sucesión del inmueble situado en España por parte del sistema inglés. Técnicamente, la declaración del cónyuge supérstite como heredero del bien inmueble, especialmente en los supuestos 2º y 3º, y la consecuencia de atribuir su nuda propiedad, requiere acreditar una adjudicación por el personal representative debidamente designado por las autoridades británicas, de conformidad con los parámetros señalados. No es pertinente una simple confirmación o renuncia por parte de los hijos eventualmente comparecientes, puesto que la adquisición de los derechos sucesorios no se produce ex lege y requiere una atribución por parte del personal representative o, en su caso, del ejecutor testamentario. En suma, en puridad el acta de declaración de herederos ab intestato debería tomar como base la atribución del inmueble al cónyuge supérstite por parte del personal representative. Alternativamente, tanto si se admite el reenvío como la imposibilidad de aplicar el Derecho inglés, la aplicación residual del Derecho español implicaría previsiblemente una alteración evidente de los derechos sucesorios a favor de los descendientes. Una posible interpretación para resolver el círculo vicioso consistiría en considerar que, dado que el Derecho inglés no exige la intervención de ejecutores o administradores sucesorios para la adjudicación de bienes inmuebles situados fuera del Reino Unido, si el bien inmueble en cuestión constituye el único bien sometido a sucesión intestada, y su valor es inferior a 250.000 libras, conforme al Derecho inglés correspondería su adjudicación al cónyuge supérstite como parte de su statutory legacy, admitiendo la posibilidad de dicha declaración notarial de herederos ab intestado de forma directa. Madrid, 19 de septiembre 2014. 5