Los estudiantes universitarios. Perfiles, orientaciones y procesos de cambio. Autores: Inés Soler Julve Antonio Ariño Villarroya Ramón Llopis Goig Universitat de València 1- Antecedentes de la investigación El presente trabajo se sitúa dentro de una línea de investigación más amplia que trata de explorar las modalidades de vinculación al estudio-aprendizaje de los actuales estudiantes universitarios, con el fin de conocer mejor sus perfiles y proporcionar a las universidades información para que puedan diseñar estrategias e instrumentos que favorezcan una respuesta más adecuada a dichos perfiles. Más concretamente, durante los años 2006 y 2007 se llevó a cabo una investigación cualitativa sobre el tipo de vinculación de los estudiantes universitarios por medio de 15 entrevistas en profundidad y 2 grupos de discusión a estudiantes en cada una de las cuatro universidades españolas: la Universitat de València, la Universidad de Murcia, la Universidad del País Vasco y la Universidad de Oviedo. Este estudio, dirigido por el profesor Antonio Ariño, fue publicado en 2008 con el título de El oficio de estudiar en la universidad: compromisos flexibles. De los hallazgos de este estudio, tres grandes tendencias deben ser tenidas en cuenta como punto de partida para la presente investigación. La primera afecta al compromiso de los estudiantes con su formación, que se vuelve mucho más flexible. Este fenómeno está relacionado con dos aspectos diferentes: el régimen de dedicación, que hace referencia a la tendencia creciente del estudio a tiempo parcial, compaginado con distintos trabajos; y la difusión creciente de una actitud general de compromiso laxo. Ambos repercuten en la intensidad del estudio. En segundo lugar, se detecta un cambio importante en la relación entre la educación y la vida de las personas: tanto la entrada como la salida de la universidad se vuelven más flexibles, puesto que, por un lado, se “naturaliza el acceso”, como una opción inercial, y, por el otro, se “desdramatiza el fracaso”, pudiendo retomarse los estudios en cualquier otra etapa de la vida. Con el fin de tener una primera aproximación cuantitativa, durante el curso 2007/2008, se efectuó una encuesta a una muestra representativa de estudiantes del área de Sociales de la Universitat de València (Facultades de Economía, Derecho y Ciencias Sociales), que se encontraban cursando su segundo año de estudios universitarios. El interés principal fue poner a prueba la herramienta para investigar sobre este objeto de estudio. 2- El estudiante como objeto de estudio: marco conceptual La literatura científica referida a las culturas estudiantiles de los universitarios ha destacado la condición de estos como grupo heterogéneo, que tiene un elemento central 1 de diferenciación de las identidades estudiantiles en su vinculación al estudio. De las diversas aportaciones examinadas, algunas han resultado de gran utilidad para el establecimiento de las bases teóricas con las que se ha diseñado la presente investigación. En primer lugar, la investigación de Dubet (1994) ha permitido definir las dimensiones principales que estructuran la experiencia estudiantil: el proyecto, la integración en la universidad y la vocación. De manera más concreta, Coulon (1997) ha profundizado en el estudio de la afiliación como proceso de inserción en el nuevo medio universitario y ha acuñado el concepto de oficio de estudiante, que contiene las diversas dimensiones que se pretende abordar en este trabajo. En segundo lugar, otras investigaciones francesas han señalado elementos determinantes de este oficio, con el estudio de las variables de naturaleza sociodemográfica, donde las obras de Bourdieu y Passeron (1964 y 1970) resultan esclarecedoras en cuanto al origen social, mientras otras como L. Gruel y B. Thiphaine (2004) se centran en la relevancia del sexo como factor diferenciador. Asimismo, se han aportado elementos interesantes con la introducción de nuevas variables como son: la titulación, abordada desde las lógicas socializantes de cada disciplina por M. Millet (2003); o el tipo de establecimiento en que se encuentran, analizado entre otros por G. Felouzis (2001b). El abandono de los estudios universitarios ha sido objeto de estudio en una investigación realizada en la Universitat de València por E. García y A. Villar (2006), así como analizado en profundidad por un equipo dirigido por L. Cabrera (2006a y b), y de nuevo en el país vecino, en el seno del OVE, por N. Beaupère, L. Chalumeau, N. Gury, C. Hugrée (2007). Estas investigaciones han revelado la existencia de indicadores referidos a fenómenos distintos que pueden vincularse con la mayor flexibilidad de las trayectorias estudiantiles, aunque en ningún caso puede minusvalorarse la proporción de estudiantes (que ronda el veinte por ciento) que abandona sus estudios sin alcanzar el título universitario. En cualquier caso proporcionan información sobre las variables que registran el grado de satisfacción general de los estudiantes, que vienen a ser las mismas que determinan el vínculo con los estudios. A su vez, R. Olabuénaga nos ayuda a situar a los estudiantes como parte de una juventud desproporcionalmente alargada. Se ha prolongado su adolescencia, su período de reclusión escolar, retrasando su entrada en el mundo del trabajo, alargando su dependencia familiar. Entre los jóvenes españoles de la década de los noventa, a las puertas de la treintena, sólo uno de cada cuatro ha concluido su etapa escolar, ha encontrado trabajo y ha podido establecerse de manera autónoma, “superando así su etapa de ciudadano inminente y alcanzando de forma completa su condición de ciudadano adulto” (1998: 53). Esta precarización de la autonomía hace que los jóvenes vivan más como “libertos” que como ciudadanos libres, según palabras del autor. Se encuentran irremediablemente frente a un “estado permanente de indeterminación” en lo que respecta al futuro. 3- Objetivos y metodología 2 El objetivo general de la investigación que se presenta ha consistido en la realización de una investigación sociológica de carácter empírico que arroje luz sobre los perfiles actuales y los regímenes reales de dedicación de los universitarios valencianos. Para la consecución de ese objetivo general, se tuvieron en cuenta los siguientes objetivos específicos: - Las modalidades de vinculación al estudio: Hacen referencia a la intensidad del compromiso de los estudiantes con su oficio. Se tendrá en cuenta la motivación a la hora de elegir carrera, y la integración, como grado de implicación de los estudiantes con la organización universitaria y con su formación. El régimen de dedicación: hace referencia al grado de dedicación horaria a la actividad estudiantil, en definitiva, qué lugar ocupan los estudios en su vida. Podemos distinguir entre los que se dedican a tiempo completo y los que lo hacen a tiempo parcial, compaginando estudios y empleo remunerado. Entre estos últimos, se establece una distinción en función de qué actividad es la principal: estudios o empleo. Asimismo, las expectativas que tienen respecto a su futuro laboral y el nivel universitario deseado, son de vital importancia para comprender este oficio. Los proyectos no son excluyentes, pero en función de la representación, más o menos optimista, que se hagan de la utilidad de los estudios en el mercado laboral pondrán más énfasis en uno u otro, o al menos en un orden temporal de prioridades. Sus estudios pueden serles de utilidad inmediata en el mercado laboral, o bien servirles para acceder a un nivel de formación superior. El proyecto tiene un carácter exploratorio, que efectúa una aproximación al fenómeno para acotar sus dimensiones, características y alcance. Tiene un carácter mixto: es cuantitativo en la medida en que la observación empírica mediante la técnica de la encuesta permite medir la magnitud de los fenómenos que caracterizan la vida de los estudiantes; y cualitativo, puesto que se completa con las 60 entrevistas en profundidad realizadas durante el curso 2006/ 2007. Los datos empíricos en que se basa la presente comunicación proceden de una muestra de 6.120 estudiantes de primer y segundo ciclo de la Universidad de Valencia (UV). Se han obtenido mediante una encuesta online realizada de octubre a noviembre de 2009. Representan en torno al 13% de los estudiantes matriculados en primer y segundo ciclo de la UV y se distribuyen en las distintas áreas de conocimiento manteniendo unas proporciones muy homogéneas con las dimensiones del propio universo de referencia. A través del análisis bivariable de las principales variables de la encuesta, apoyado con los discursos de los propios estudiantes extraídos de las entrevistas realizadas, trataremos de comprender el oficio de estudiar en la universidad. Para la realización de los diferentes cuestionarios aplicados se recurrió a la adaptación de diversas preguntas previamente elaboradas y contrastadas, así también como al desarrollo de nuevas preguntas. Entre las investigaciones a las que se ha recurrido, y que 3 a su vez han servido para realizar un análisis comparativo de los resultados cabe citar: el Proyecto Europeo Eurostudent, Social and economic conditions of student life in Europe; el Tercer Estudio sobre los universitarios españoles realizado por La Fundación BBVA; el estudio Conditions de Vie realizado por el Observatoire de la Vie Etudiante (OVE) del Ministerio de Educación de Francia; la National Survey of Student Engagement (NSSE) en Estados Unidos, y por último, la investigación sobre estudiantes universitarios realizada en la regiones europeas de Baden-Württemberg, Rhône-Alpes y Cataluña, en el marco de la red UNI21 de la Fondation des Régions Européennes pour la Recherche en Education et en Formation durante el año 2003. La estrategia de análisis que hemos seguido para ordenar e interpretar los resultados de esta investigación viene representada gráficamente en el siguiente esquema. El esquema reúne todas las dimensiones que conforman el oficio de estudiar y vertebra las relaciones que se producen entre ellas. Veamos más en detalle cuáles son los diferentes niveles de análisis que queremos trabajar combinando la encuesta a la muestra de 6120 estudiantes y las entrevistas cualitativas. En el primer nivel intervienen las motivaciones que conducen a los estudiantes a elegir sus estudios y las expectativas que esperaban alcanzar. En el segundo nivel de análisis veremos las cuatro dimensiones que componen el oficio de estudiar en la universidad: el grado de interés, las prácticas de estudio, el régimen de dedicación, y por último, merece la pena considerar un elemento fuera del ámbito estrictamente académico, como es la vida en el campus universitario. En el tercer nivel de análisis interpretamos el fruto obtenido de lo que llevan de carrera universitaria, a nivel de desarrollo personal, profesional y social. 4 Por último, el proceso de convergencia europea introduce elementos transformadores a través de lo que hemos venido llamando el Plan Bolonia. Es una dimensión que atraviesa los niveles de análisis anteriores. 4- Los principales hallazgos 4.1- La elección de los estudios a) La banalización de la decisión de estudiar en la universidad Al finalizar la educación secundaria, una parte cada vez mayor de estudiantes se decanta por continuar sus estudios en el seno de las instituciones de educación superior. Se trata de un momento de transición, que abre sin duda un panorama de nuevas exigencias y posibilidades, lo que A. Giddens califica de “momentos decisivos” (Giddens, 1991). Sin embargo, la forma en que los estudiantes relatan este momento de sus vidas en las entrevistas indicaría que se trata de una decisión sin demasiada trascendencia, se dejan llevar por un cierto seguidismo. En general, los estudiantes parecen muy desorientados en el momento de la elección, motivo por el cual algunos parecen dejarla en manos del azar, y utilizan expresiones del tipo: entré por descarte, un poco de rebote, me dije: pues esta mista. En algunos casos hablan de por lo menos conseguir un título. El uso del artículo indefinido es clave para comprender la poca importancia que se da en muchas ocasiones al contenido de los estudios que se emprenden. Nos encontramos así con una de las motivaciones más importantes a la hora de estudiar en la universidad, la motivación por el título. Sin embargo, en los resultados de las encuestas esta opción no aparece con claridad cuando se les pregunta por el motivo principal por el que eligieron sus estudios. Podemos relacionarla con las respuestas más minoritarias que señalan: “La elegí un poco al azar, en alguna carrera tenía que meterme y me daba igual una que otra” (3% de la muestra), o bien “Con la nota que saqué en selectividad no tenía otra salida” (3%), “No sabía qué estudiar y me la recomendaron mis padres” (1,5%), “Por recomendación del tutor del instituto o compañeros (1,3%). También podemos incluir al 5,5% que respondió: “No fui admitido en otra carrera” por confirmar que a fin de cuentas lo importante para ellos es estudiar en la universidad, aunque no hayan sido admitidos la carrera que querían. b) Los motivos para decidir qué carrera estudiar Los tres motivos principales por los que se decanta la mayoría de los estudiantes encuestados son: “Era la que realmente quería estudiar” (41%), “Era la que más me gustaba” (31%), “Pensé que es la que mejores salidas laborales tiene” (14%). A través de diversos análisis bivariables que nos han permitido establecer correlaciones entre los motivos y las titulaciones, así como con las expectativas profesionales, y el seguimiento de otros estudios similares al nuestro como el de la encuesta FREREF (Masjuán, 2004), obtenemos la siguiente clasificación: 5 - La afirmación “era la que más me gustaba” está vinculada con una motivación expresiva. - Los que afirman que fue por pensar “que es la que mejores salidas laborales tiene” se decantan claramente por una motivación instrumental, conciben la carrera universitaria como un medio para alcanzar un fin profesional. - Los estudiantes que se inclinan mayoritariamente por la opción de “ser la que realmente querían” tienen una identificación con la profesión muy fuerte, que llamaremos motivación profesional. Un ejemplo de esta última motivación es este entrevistado de ADE, que después de haber pasado tres años cursando una Ingeniería decide hacer caso a lo que él considera su vocación, y se cambia de carrera. Pero sus palabras nos muestran que combina una motivación expresiva con una identificación muy fuerte con una profesión concreta: Sí que es vocacional, pero claro dentro de la carrera siempre hay cosas que te gustan más y menos. Lo que más me gusta es la salida profesional, pero no el hecho de que haya mucho trabajo, sino que me gusta EL trabajo en sí. El caso de este entrevistado es muy significativo porque pone de relieve la dificultad que suelen tener los estudiantes para asociar unos estudios con una profesión concreta, sobre todo en algunas áreas de conocimiento como son las Ciencias Sociales. Mientras a él le costó tres años descubrirlo, otros nunca lo consiguen y eso dificulta su toma de decisiones. Sin embargo, como nos muestra el gráfico 1, hay otras áreas donde esa identificación con la profesión es más inmediata: como son las Ciencias de la Salud y de la Educación. Gráfico 1: Distribución de los encuestados según la titulación que están estudiando y la motivación principal al elegirla1 1 Sólo hemos señalado las tres motivaciones principales, dejando las minoritarias sin leyenda ni datos. 6 Base: total de casos, muestra de 6120 encuestados. Los estudiantes cuya motivación principal es la intrumental están muy presentes en las titulaciones de Ciencias Económicas, donde son el grupo que más partidarios reúne. Aunque si comparamos con la media, esta motivación está sobrerepresentada también en las Ciencias Jurídicas y las Ingenierías. En lo que respecta a la motivación expresiva, destacan sin duda alguna los estudiantes de Ciencias del Deporte, donde son mayoría los que la comparten. Asímismo, tiene un fuerte peso entre los estudiantes de Ciencias puras y Humanidades. Por último, la motivación más ambigua, de “querer” estudiar una carrera en concreto, está muy presente en una variedad más amplia de áreas de conocimiento, destacando las Ciencias de la Educación y de la Salud, donde la identificación con la profesión es mayor. Otra variable que merece la pena tener en cuenta al plantearnos los motivos que llevan a los estudiantes a la elección de una titulación es su sexo. Esta variable permite identificar unas diferencias muy marcadas por áreas de conocimiento. La feminización de la universidad está repartida de manera desigual entre las titulaciones. Es una realidad que se impone en todos los países y a la que hacen mención todas las investigaciones, aunque en España tiene una incidencia especial la carencia de mujeres en determinadas áreas, como son las Ingenierías. Mientras ellas se decantan en mayor medida por las Ciencias de la Salud y de la Educación; ellos están sobrerepresentados en las Ingenierías, las Ciencias Económicas y las del Deporte. Otro elemento interesante para terminar este primer nivel de análisis es la correlación que se produce entre las motivaciones en la elección de la titulación y las expectativas laborales futuras. En el gráfico 2 observamos que la motivación expresiva está vinculada con unas perspectivas profesionales más pesimistas que las otras dos. 7 Gráfico 2: Distribución de los encuestados según la motivación principal al elegir la titulación y las expectativas laborales que tienen de encontrar un trabajo afín a su carrera2 Base: total de casos, muestra de 6120 encuestados. 4.2- El oficio de estudiar en la universidad a) Cambio del instituto a la universidad La fase de transición ha sido descrita por A. Coulon como un momento de ruptura: tanto de las condiciones existenciales, como de la vida afectiva y sobre todo una ruptura psicopedagógica con el profesorado. Esta última es la más relevante porque los estudiantes se encuentran en la universidad con una metodología en las clases y en las evaluaciones, muy diferente a la que conocían. Mientras en la educación anterior, se desenvolvían en un entorno familiar, donde tanto los profesores como los estudiantes se conocían entre sí, la universidad es lo que Coulon llama “el tiempo del anonimato”. (Coulon, 1997) En las entrevistas detectamos que para muchos el cambio del instituto a la universidad fue en alguna medida traumático, mientras para otros fue excitante y apasionante, siendo en cualquier caso considerado radical y chocante, puesto que la universidad aparece en los discursos de la mayoría como un mundo nuevo. Lo que más les choca es la autonomía que tienen a la hora de estudiar, de prepararse las clases, de buscar los materiales. Algunos parecen echar en falta la tutorización del profesorado del instituto que conoce a todos sus estudiantes, aunque no dejan de disfrutar la libertad que sienten en la universidad. En general opinan que supone un buen aprendizaje, necesario como preparación para el futuro, pero a veces no saben cómo manejar esa libertad, puesto que en su etapa escolar anterior les marcaban el ritmo y la forma de estudiar, y en la universidad pueden sentirse perdidos. 2 Respondían a la pregunta de: ¿En qué medida crees que es probable que encuentres un trabajo afín a tu carrera una vez la hayas concluido? Y para la variable de la motivación hemos vuelto a tomar en cuenta sólo las tres motivaciones principales. 8 b) Las prácticas de estudio Nos referimos a dos tipos de prácticas. Por un lado consideramos las horas que dedicaron a las actividades relacionadas con el estudio, como trabajos en grupo, preparación de las clases o estudio personal, y la forma de gestionar ese tiempo. Por otro lado, es importante tener en cuenta las horas que dedican a la asistencia a clase y la importancia que le conceden. No cabe duda que es difícil encontrar regularidades a este respecto puesto que las prácticas son muy variadas, pero vamos a tratar de presentar algunas pautas de comportamiento asociadas con determinadas características de los individuos. En lo que concierne a las prácticas de estudio fuera del aula, los encuestados dicen dedicar 4,81 y 4,62 horas medias diarias a sus tareas, entre semana y el fin de semana respectivamente. Ya sea entre semana o el fin de semana, el grupo de aquellos encuestados que no supera las 2 horas de trabajo personal diarias constituye prácticamente la mitad de la población encuestada. A continuación, en el tramo de 3 a 5 horas de estudio encontramos al 39% entre semana y al 35% el fin de semana. Por último, más allá de las 5 horas queda una proporción de 15% tanto en un tiempo como en el otro. Por tanto, la mayor proporción de la muestra se sitúa en un ritmo de trabajo no demasiado exigente, con menos de dos horas de dedicación. En cuanto a la gestión del tiempo, merece la pena destacar que el 64% de los encuestados no tiene costumbre de marcarse un horario estricto para las tareas universitarias. Y del 36% que sí lo hace, aunque menos de la mitad dice cumplirlo escrupulosamente. Al igual que señalan todos los estudios, las mujeres de la muestra presentan unas prácticas más responsables que sus homólogos masculinos. En cuanto a las diferencias respecto a la edad, son los más jóvenes y los más mayores quienes más tiempo dedican al estudio. Sabemos que a edades más tempranas las obligaciones fuera del ámbito universitario son más reducidas, suelen vivir todavía en el domicilio familiar y es menos probable que hayan empezado a trabajar, por lo tanto la dedicación al estudio es mayor. En los tramos de edad intermedios la dedicación al estudio empieza a verse afectada por la irrupción de empleos intermitentes y contactos variados con el mercado laboral. Entre los 24 y los 26 es cuando tienen el mayor número de contactos esporádicos, intermitentes, en general poco estables: el 63% de los encuestados de esta edad afirmaba tener algún tipo de trabajo parcial o intermitente además de los estudios. Y son precisamente ellos quienes menos horas dedican a las tareas relacionadas con el estudio. En cambio, en cuanto pasamos a los siguientes tramos de edad, donde la presencia del trabajo es más fuerte las horas de estudio vuelven a aumentar. A nivel laboral, a partir de la edad de los 27 años, el trabajo a tiempo completo adquiere más peso, pasando a sustituir los empleos menos estables de edades anteriores. Esto conlleva con frecuencia un sacrificio de la asistencia a clase por la imposibilidad de poder compaginarlo con los horarios laborales. Lo que varios estudiantes tildaron de falta de cultura universitaria en las entrevistas hacía referencia a lo que ellos consideraban las prácticas estudiantiles mayoritarias: se menciona la poca asiduidad con la que asisten a clase buena parte de los estudiantes, o su estrategia de estudio que tiene como único fin el aprobar los exámenes. La 9 preocupación por aprobar los exámenes es una constante en todos ellos, pero lo preocupante es que para un sector de los estudiantes se convierte en el único objetivo. Una posible explicación de la laxitud con la que los estudiantes universitarios abordan su carrera es la actitud de “estar en la universidad por estar en algún lado”. Algunos autores lo han planteado, como es el caso de R. Olabuénaga que considera que “los jóvenes forman un colectivo desmotivado, que contempla su lugar de trabajo o estudios como una forma de “estar en algún sitio”, ocupar un rol en el momento actual sin tener en cuenta las perspectivas futuras” (1998: 144). Aunque no se refiere directamente a los universitarios, la actitud que menciona la encontramos en algunos de los entrevistados. Por ejemplo, esta estudiante de economía que afirma tener como actividad principal los estudios, que son una prioridad en su vida, termina la frase achacando esta realidad al hecho de no tener nada que le pueda hacer la competencia al estudio: Los estudios ocupan el lugar principal en mi vida porque es que (suspira) no tengo otra cosa que hacer, solo estudiar. Sin embargo, para una proporción creciente de estudiantes esto ya no es así, hay múltiples actividades de formación y ocio fuera de la universidad que compiten con los estudios, y en particular la actividad laboral que tratamos en el punto siguiente. c) El régimen de dedicación al estudio Un aspecto clave del oficio de estudiar en la universidad es el grado de dedicación que le otorgan al estudio cuando lo compaginan con una actividad laboral. El mundo laboral y el mundo universitario cada vez están más interrelacionados, aunque todavía existe una buena proporción de estudiantes a tiempo completo (que en la muestra suponen el 35%). Para medir el tiempo que emplean en su actividad remunerada, el cuestionario tenía en cuenta, por un lado, la extensión de la jornada (completa o parcial), y por otro, la regularidad de la dedicación al trabajo. Las respuestas muestran que una buena parte de los que trabajan lo hace de manera discontinua: el 25% dice tener un trabajo intermitente. Respecto al resto que tiene una actividad regular, el mayor peso lo tiene el grupo que trabaja a tiempo parcial (25%) frente a un 15% que lo hace a tiempo completo. El régimen de dedicación al estudio varía notablemente en función de las áreas de estudio (gráfico 3). Por un lado, las ramas de Ciencias Puras, o Ciencias de la Salud se distinguen del resto por el mayor número de estudiantes que se dedican a sus carreras a tiempo completo. Se trata de titulaciones donde tienen poca cabida aquellos que se dedican como actividad principal al trabajo. Les siguen las Ciencias Jurídicas, donde el porcentaje de estudiantes a tiempo completo es menor, pero supera holgadamente la media. Por otro lado, los colectivos de estudiantes que trabajan a tiempo completo están sobre todo presentes en las áreas de Ciencias Sociales y Humanidades. Lo que resulta más sorprendente es encontrarlos también en las Ingenierías, donde son un 23% de los estudiantes de la muestra (cifra similar se presenta en los estudiantes de la Universitat 10 que trabajan más de 15 horas)3. Evidentemente estas tres áreas se acompañan también de una presencia significativa de estudiantes con trabajos menos estables o exigentes. Aunque la titulación que destaca por tener estudiantes con lo que venimos llamando “trabajillos” es la de las Ciencias del Deporte donde el 70% dice estudiar y además trabajar de manera intermitente o a tiempo parcial. Gráfico 3: Distribución de los estudiantes de cada área de estudio según su régimen de dedicación al estudio Base: total de casos, muestra de 6120 encuestados. Respecto a los motivos aducidos por los encuestados para decidir compaginar sus estudios con un empleo, las razones más valoradas son “la preparación para la profesión futura” y “tener dinero para poderse pagar sus cosas (ocio, viajes,..). En último lugar queda la necesidad de financiarse sus estudios. La edad resulta determinante para comprender los motivos que conducen a los estudiantes a trabajar. Conforme se hacen mayores los dos motivos principales que mencionábamos pierden fuerza, sobre todo el poderse pagar sus caprichos se convierte en una razón secundaria para aquellos que están económicamente independizados. Para aquellos que tienen una edad comprendida entre los 24 y los 30 años costearse sus estudios se convierte en uno de los principales motivos para tener un empleo remunerado. En las entrevistas quedan patentes todos los obstáculos con los que se enfrentan los estudiantes que trabajan a tiempo completo: no asisten a muchas clases por incompatibilidad de horarios, no se van de Erasmus para no perder su empleo, no participan en las actividades que organiza la universidad. Y la conclusión que sacan casi todos ellos es que no tienen una verdadera “vida universitaria”. Y si al hecho de estar 3 La búsqueda de elementos explicativos es un tema pendiente para la continuación de esta investigación. 11 trabajando le sumamos que algunos son más mayores que la media, por haber retomado sus estudios a una edad avanzada, consideran que la universidad no está pensada para ellos. Entre aquellos estudiantes que compaginan estudio y trabajo, la modalidad mayoritaria es la que consiste en realizar una actividad laboral ocasional o intermitente, que calificamos de “hacer trabajillos”, quedando ésta relegada a un segundo plano respecto al estudio. Su situación es muy distinta de la del colectivo anterior. Su dedicación al estudio no se suele ver afectada más allá de la temporada que decidan trabajar, y en cualquier caso es prioritaria respecto a la dedicación laboral. d) La vida universitaria Las encuestas estadounidenses llevan ya tiempo preocupándose por conocer la opinión de los estudiantes sobre la calidad de los servicios que ofrece la institución educativa. Estudian a fondo las buenas prácticas por parte de la institución que resultan efectivas para el éxito académico, donde se incluyen factores como favorecer que se produzca una buena interacción con otros miembros de la universidad, profesores o compañeros de estudio. De aquí surge nuestro interés de completar los elementos que componen el oficio de estudiar en la universidad, con el tipo de relaciones que se generan y el uso que se hace de los servicios, para así acercarnos a comprender el tipo de vida que existe en el campus universitario. Se constata que el vínculo que tienen los encuestados hacia la institución universitaria queda muy limitado a los contornos de la actividad académica. Tanto es así que, al margen de la cafetería, los únicos servicios que los estudiantes utilizan masivamente son las bibliotecas y los servicios informáticos. Aunque las bibliotecas las frecuentan casi exclusivamente en época de exámenes, utilizándolas como lugar de estudio más que como fuente de aprendizaje complementario para la consulta de bibliografía. Los servicios informáticos están muy solicitados debido a la generalización del uso de ordenadores portátiles particulares. No carece de interés que los servicios de restauración sean también muy utilizados, es el lugar de recreo que el 93% de los estudiantes encuestados frecuenta. Muy lejos quedan otras actividades de ocio y deporte, que sólo aprovechan alrededor del 30% de los encuestados. Los discursos de buena parte de los entrevistados muestran un desinterés por la mayoría de actividades extra académicas organizadas por la universidad, que no perciben como parte de su proceso formativo. Claro que muchos de ellos tienen una incompatibilidad de horarios debido a obligaciones familiares o laborales que explica su falta de participación. De su relación con el profesorado podemos destacar algunas opiniones que se repiten en las entrevistas: una distancia jerárquica que los separa de muchos de ellos, acentuada por el hecho de considerarlos en general ajenos al mundo profesional, una mayor proximidad por tanto con los profesores asociados y en general con los de los grupos de innovación educativa, que al estar en grupos reducidos y con mayor control favorece una relación más cercana. Para terminar, cabe señalar que las relaciones con sus compañeros tienen una importancia notable en lo que ellos mismos 12 llaman su experiencia universitaria. Aunque los amigos de la universidad no llegan a adquirir fácilmente el estatus de amigos de verdad que tienen los anteriores, “los de toda la vida”. 4.3- Los frutos del paso por la universidad En este apartado se mezclan expectativas con hechos consumados puesto que los estudiantes entrevistados están todavía transitando por la experiencia universitaria, de la que ya han obtenido algunos frutos y otros están por llegar. Veamos cuáles son. a) Desarrollo personal Lo que destacan de manera abrumadora en todas las entrevistas es el desarrollo personal que dicen adquirir al estudiar en la universidad, experiencia que vinculan a una fase de maduración, de autonomización. Frente a una identidad estudiantil basada en el alargamiento de la dependencia, esta experiencia emancipadora se produce tanto con respecto a la familia para aquellos que estudian lejos del hogar familiar, como respecto a los profesores que ya no los conocen ni les marcan la forma de trabajar, como ocurría en el instituto. Casi todos los estudiantes entrevistados señalan de una u otra forma que la universidad implica una nueva manera de estudiar, donde disfrutan de una autonomía desconocida hasta el momento, que poco a poco se traslada a su vida personal, convirtiéndose en seres autónomos a todos los niveles. b) Desarrollo profesional El panorama de la juventud española está condicionado por uno de los niveles educativos más altos de la historia, y uno de los futuros laborales más inseguros, con altas tasas de paro juvenil, que en el momento actual de crisis económica todavía son peores. Al contrario de lo que cabría esperar, la mayoría de los jóvenes albergan cierto optimismo en sus expectativas. Así, más de la mitad de los encuestados (60%) considera probable o muy probable que encuentre un trabajo afín a la carrera que ha estudiado. Como era de esperar, los más jóvenes tienen más esperanzas de que así sea respecto a los más mayores, que probablemente se han reenganchado al tren de los estudios a una edad tardía y esto puede perjudicarles a la hora de competir en el mercado laboral. Como es el caso de este entrevistado: La titulación no me va a servir para trabajar, te puede servir en un momento dado para preparar una oposición tal vez, pero tengo 37 tacos, sin experiencia en haber trabajado en algo que tenga que ver con Administración y Dirección de Empresas, difícilmente me van a contratar. La titulación es una variable fundamental al considerar el futuro profesional de los titulados. Los estudiantes pesimistas respecto a las probabilidades de encontrar un trabajo afín a su carrera son mayoría en las titulaciones de Ciencias Sociales (54%), Humanidades (52%) y Ciencias puras (51%). En cambio los optimistas están sobrerepresentados en las áreas de Ciencias del Deporte (72%), de la Salud (71%), en 13 las Ingenierías (71%) y las Ciencias de la Educación (68%). Aunque la falta de enseñanzas prácticas sea una de las principales críticas realizadas a la formación universitaria, muchos de los entrevistados apostarán por continuar estudiando para tener la posibilidad de acceder a un puesto de mejor categoría. Los datos que acabamos de presentar no tienen más explicación que la realidad que se percibe del mercado laboral en cada sector de trabajo. Pero, ¿qué ocurre cuando las expectativas están condicionadas por variables como el origen social? c) ¿Ascensor social? Muchos de los estudiantes conciben la universidad como una estrategia de diferenciación social con respecto de aquellos que no han estudiado más allá de la educación obligatoria. Sienten que pertenecen a un mundo diferente, superior, al relacionarse con otros estudiantes universitarios o profesores, y al superar con éxito los cursos universitarios que exigen un nivel superior al del resto. Esta estrategia elitista se ha visto truncada por una democratización de las bases sociales que integran la educación superior. El origen social de los estudiantes encuestados es también buena prueba de ello, medido en este caso a través del máximo nivel educativo alcanzado por los progenitores. Es muy significativo que aquellos cuyos padres y madres tienen estudios primarios, concluidos o sin concluir, representan cerca de la mitad de la muestra (41 y 43% respectivamente). Estos estudiantes son la prueba de la movilidad intergeneracional que existe con respecto al nivel educativo, puesto que los hijos de padres poco formados ascienden en la escalera educativa al acceder a la universidad. Ahora bien, no hay que olvidar que los hijos de padres y madres con estudios universitarios siguen estando sobrerepresentados en la muestra, siendo un 26 y un 22%, si los comparamos con el 19 y 18% que representan en su generación (40-60 años). A modo de síntesis podemos decir que que la gran mayoría de los estudiantes subirá uno o varios peldaños en la escalera educativa al concluir sus estudios universitarios, con respecto a la situación educativa familiar. El 78% de los entrevistados tendrá una formación superior a la que tuvieron sus madres y el 74% lo hará respecto a la de sus padres. Aún habiendo conseguido una situación cercana a la igualdad de oportunidades en el acceso a la universidad, si no existe la equidad en la inserción profesional de los titulados, el ascensor no subirá al mismo nivel para todos. A través de la encuesta detectamos que las expectativas laborales de los estudiantes se ven condicionadas por el nivel de estudios de sus progenitores. Aunque las distancias no son elevadas, los hijos de universitarios son más optimistas que los de personas sin estudios. 4.4- Lo que esperan de la universidad y el plan Bolonia a) El cambio en la estructura de ciclos 14 Los resultados de las encuestas nos permiten constatar unas diferencias significativas entre los perfiles de estudiantes que cursaban carreras de primer ciclo, de los que cursaban carreras largas de dos ciclos. Teniendo en cuenta que con la reforma universitaria esta estructura de dos ciclos va a convertirse en uno sólo, merece la pena analizar lo que diferenciaba a sus estudiantes para poder valorar mejor las necesidades a las que debe dar respuesta el nuevo plan. En primer lugar observamos diferencias en cuanto a la procedencia social de los estudiantes. Conforme se incrementa el número de años de duración de los estudios pierden peso los padres con pocos estudios y lo ganan los que poseen titulación universitaria. Al pasar de las diplomaturas a las licenciaturas, los hijos de padres que sólo alcanzaron la educación primaria pierden doce y nueve puntos porcentuales (en el caso de madres y padres) y los de universitarios ganan nueve y once respectivamente. Pero la mayor diferencia la encontramos en la minoría de estudiantes que cursa una doble titulación, entre los que prácticamente no hay hijos de padres sin estudios y los de padres universitarios representan un 40% y un 45% del total. En segundo lugar, detectamos que no buscaban lo mismo al elegir la duración de la carrera. La motivación instrumental está claramente sobrerepresentada en las carreras cortas, mientras que las motivaciones más expresivas son más habituales en las licenciaturas. Podemos deducir que el motivo de elegir una carrera de tres años era un pronta salida al mercado laboral, así como por considerarlas más cercanas al mundo del trabajo. En tercer lugar, también la dedicación al estudio está relacionada con la duración de la carrera, como podemos ver en el gráfico 4. El régimen de dedicación al estudio a tiempo parcial está más presente en las carreras cortas, donde el 48% tiene un trabajo estable a la vez que estudia, frente a un 37% en las largas. En cambio, entre los estudiantes que cursan una doble titulación predomina claramente el estudio a tiempo completo, lo que no es de extrañar dada la exigencia en estas carreras. 15 Gráfico 4: Presencia de los diferentes tipos de régimen de dedicación al estudio según la duración de la carrera que estudian Base: total de casos, muestra de 6120 encuestados. Todas estas diferencias se van a fundir en los nuevos grados con una duración igual para todos, de cuatro años. Podemos considerarlo como un avance hacia la equidad social en la universidad, ya que elimina una de las formas básicas de diferenciación utilizada por los estudiantes de origen favorecido que apostaban por las carreras largas, con más prestigio. Aunque presumiblemente las nuevas estrategias que adoptarán consistirán en la elección de las dobles titulaciones (como ya hemos visto que empiezan a hacer), o bien la continuación de estudios de master. Por otro lado, la reforma pretende aumentar el grado de profesionalización de todas las titulaciones universitarias, con una mejor adaptación a las demandas del mercado laboral. Las diferencias que existían a este respecto entre los estudios más cortos o más largos, se trasladan ahora respecto de la Formación Profesional Superior, que se configura como la vía corta de acceso rápido al mercado laboral. Por último, aquellos que tenían un grado de dedicación menor, al compaginar en mayor medida el estudio con una actividad laboral, se verán condicionados por unas nuevas metodologías que pasamos a comentar a continuación. b) Las nuevas metodologías La propuesta de reforma que introduce el Plan Bolonia resulta controvertida por la gran transformación que propone, basada en el aprendizaje autónomo y el trabajo cooperativo. Entre aquellos entrevistados que describían un oficio de estudiar en la universidad ejercido con un compromiso demasiado laxo, una tasa de absentismo elevada y una falta de interés en los estudios; existen dos formas de concebir el Plan Bolonia. Unos argumentan la imposibilidad de su aplicación por estar muy alejado de la realidad que se vive en el campus universitario; y otros, en cambio, consideran la reforma como una herramienta para solucionar todos los problemas que padece la universidad, poniendo énfasis en la mejor adaptación de la universidad al mercado de trabajo. 16 Uno de los aspectos polémicos de la reforma es en lo que respecta al control del estudiante universitario por parte de la institución. Entre los entrevistados, existe una profunda división entre aquellos que quieren que exista un control del estudiante por parte de la institución, y aquellos que reclaman una mayor autonomía y flexibilidad. Los primeros suelen estar más cómodos en los grupos de las carreras con doble titulación, donde ha habido una mayor selección, el número de estudiantes es más reducido y existe un mayor control por parte del profesorado; o bien en grupos de innovación, que son un primer paso de lo que está por llegar con la reforma universitaria. El Plan Bolonia es percibido por los estudiantes como una vuelta al instituto por la imposición de un control de la asistencia a clase y de una evaluación continua, pero al mismo tiempo pretende favorecer una mayor autonomía del estudiante y una mayor flexibilidad en su relación con el estudio. Queda evidenciado por tanto uno de los mayores retos que debe afrontar este Plan, cuya solución podría consistir en dejar a los estudiantes la opción de elegir entre dos vías diferenciadas. De esta forma tendrían cabida tanto aquellos estudiantes que tengan la posibilidad y la voluntad de dedicarse principalmente al estudio, como aquellos que prefieran o necesiten un programa más flexible, con un régimen semipresencial. 5- Conclusiones Para terminar, conviene señalar que todas las dimensiones que hemos mencionado conforman “el oficio de estudiar”. Esa nueva profesión, que aunque transitoria, requiere un aprendizaje y una adquisición de competencias para poder ejercerla. Aunque todos sean estudiantes, lo son de formas muy distintas, o bien podríamos decir que lo son en mayor o menor medida, dependiendo fundamentalmente de la dedicación que le otorguen a su carrera formativa. La ligereza con la que hacen frente a la elección de la carrera universitaria se debe fundamentalmente a la pérdida de utilidad social de los estudios universitarios, que desacredita el valor de un título como garantía de profesionalidad para quien lo posee. Aunque la obtención de una titulación universitaria sigue creando expectativas laborales optimistas entre los estudiantes. En definitiva, el único valor que sobrevive es el de la experiencia personal que se adquiere al incluir en la trayectoria formativa unos estudios de grado superior, y la obtención del título correspondiente. Podemos concluir que los estudiantes no están en la universidad para formarse sino para transformarse. No esperan adquirir competencias profesionales que les permitan ejercer un trabajo concreto, sino que buscan transformarse en personas maduras, que con un título bajo el brazo puedan ser reconocidos como capacitados para formar parte del mundo laboral de los adultos. Esas competencias profesionales que los estudiantes no tienen expectativas de adquirir son precisamente las que el Plan Bolonia viene a delimitar y enfatizar. Así como una serie de cambios en las metodologías de estudio que trastocarán sin duda la realidad universitaria tal y como está. Por tanto, la pregunta es qué nuevas prácticas docentes 17 lograrán dotar de sentido al oficio de estudiar desde la perspectiva de los estudiantes y no sólo desde la perspectiva del profesorado. En las entrevistas, esta cuestión del sentido –no sólo del sentido de estudiar en la universidad una carrera, sino también de algo tan básico como es el sentido de estar en el aula una hora tras otra tomando apuntes- ha aparecido con numerosa frecuencia. Y efectivamente es una responsabilidad de la sociedad ofrecer respuestas convincentes a ambas dimensiones: el sentido de estudiar una carrera universitaria concreta y el sentido de las prácticas en las que se plasma el oficio de estudiante. Las experiencias de los estudiantes tienen fronteras flexibles e imprecisas, que vamos aclarando progresivamente conforme avanza la investigación que aquí se presenta, pero que en la fase en la que está todavía plantea más preguntas que respuestas. 18 BIBLIOGRAFÍA Ariño, A. 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