Red de habitantes PREPARACIÓN DE LA CONFERENCIA DE TRABAJO DE NOVIEMBRE 2011 Cesare Ottolini – Cristina Reynals I.A. Nuestra Red se posiciona en el segundo enfoque ya que pone el centro de atención en la relación entre uno mismo- la colectividad- y los demás. No desde un lugar unidimensional, sino a través de una interacción permanente a nivel g-local. La Asamblea Mundial de habitantes ha sido un eje que ha enfocado las prácticas de muchísimas y diferentes organizaciones y redes de habitantes en todo el mundo para crear culturas de responsabilidad. A través de la Declaración de Madrid (2008) suscrita por más de 600 signatarios de 42 países, se Lanzó esta propuesta realizada durante el FSM 2011 en Dakar. La idea, madurada en un proceso de base favorecido por la AIH, está orientada al fortalecimiento del estatus de los habitantes en la lucha por el derecho a la vivienda y a la ciudad, sin fronteras, pues sin fronteras es la crisis global que afecta hasta la última piedra o habitante de barrio popular. La Red, a través de la AMH apoya la aparición de un nuevo tipo de habitantes, totalmente involucrados en el tejido social local y muy conscientes del desafío global, siendo capaces de comprometerse con la lucha por la defensa de los derechos y responsabilidades colectivos para que sean los co-constructores y co-gobernadores de las ciudades, no meros usuarios-clientes de los territorios. Estos habitantes, además integran asociaciones y movimientos sociales, comunidades, inquilinatos, son propietarios de su propia casa, sin techo, de colonias, cooperativas, pueblos indígenas y de los barrios marginales de las diferentes regiones del mundo. Justamente por esta diversidad, debemos reconocer que los otros dos enfoques se manifiestan en el quehacer de las organizaciones de diversas formas. El enfoque uno:»la conciencia de sus propias responsabilidades lleva a una conducta ética personal y colectiva que puede arraigarse en un corpus cultural construido por la comunidad”, nos remite al ejemplo del concepto de pertenencia a la tierra y no, a la propiedad de la tierra, arraigada, por ejemplo, en las comunidades mapuches de la Patagonia Argentina. El enfoque “dos” se refleja en la tradición de lucha de los movimientos sociales a través de la historia, donde se busca sobre todo confrontar a “los otros” con sus responsabilidades. Está presente en las luchas por el derecho a la Tierra y la Vivienda o en los enfrentamientos violentos durante los desalojos indistinctivamente del país (Argentina, Kenya, República Dominicana, China, Egipto, Turquía, …), o región (América Latina, Europa, Africa, Asia) de la cual se trate. (Ver en Encuentro “Cómo los pobladores enfrentan los desalojos”, Estambul, febrero, 2010). I.B.: Los pobladores y pobladoras se expresan a través de sus organizaciones y están inmersos en un proceso de exclusión local y global. Por lo tanto, enfrentan una dificultad sobre la responsabilidad que los coloca permanentemente en la comparación de su responsabilidad frente a la del Estado, o su responsabilidad frente a la de las leyes, o la responsabilidad de cada dirigente frente a la de su organización. La inserción dentro las redes internacionales, en particular dentro la AIH, los colocan además frente a la irresponsabilidad de los poderes supranacionales (Naciones Unidas, Comisión Europea, FMI, Banco Mundial, inversores, etc.). Por lo tanto, la responsabilidad aparece desdibujada, pues la colocan dentro del movimiento g-local (organización) o dentro del Estado (local, provincial, nacional). No existe un hábito donde se reconoce la responsabilidad individual y colectiva según el proceso que se lleve adelante, como se plantea en la «Carta de responsabilidades Humanas». A menudo los dirigentes se sienten triplemente responsables frente a las autoridades, los poderes internacionales - supranacionales y a sus compañeros de lucha, por lo tanto en los espacios de reflexión – acción dónde el eje es el sujeto colectivo se estimula el concepto de corresponsabilidad colectiva, que otorga tanto a los actores sociales, como a los políticos en situación de ejercer sus propias responsabilidades I.e -Tanto las organizaciones como los y las pobladores anteponen la acción y respuesta urgente a los problemas de sus vecinos que la reflexión sobre la acción. Con el afán de solucionar problemas cotidianos van dejando por falta de tiempo, dinero, espacio físico, etc., la posibilidad de reflexionar sobre la responsabilidad aunque, siempre está presente en sus diálogos el ejercer sus actividades con responsabilidad. Sin embargo, en los diez últimos años, los procesos de articulación o de convergencia entre militantes, movimientos sociales, organizaciones poblacionales o de vecinos, así como instancias de apoyo técnico que defienden el derecho al hábitat se han consolidado. Además, se han desarrollado relaciones de alianza con organizaciones sociales involucradas en la construcción de “otro mundo posible” en diferentes asuntos, así como partenariados con autoridades locales y fundaciones que comparten los principios del derecho a la vivienda, a la ciudad y a la responsabilidad de los habitantes. Se han multiplicado las reuniones en torno a las luchas por la realización de los Derechos Económicos, Sociales y Culturales (DESC) fundamentales para la defensa del lugar estructural de la familia, de las comunidades rurales y urbanas, y de la convivencia basada en la inclusión de todas y todos. La red ha enfatizado en los DESC relacionados al derecho al hábitat. Estos derechos corresponden a obligaciones de los estados con relación a la vivienda, al agua y al saneamiento, a la educación, a la salud y a la participación; son las bases jurídicas para exigir los derechos colectivos a la tierra, a los recursos naturales, a los medios de subsistencia, a la energía, al transporte y a la recreación, de forma muy especial al derecho a la ciudad, a la soberanía alimentaria y a la justicia climática. Por su arraigo en la familia, la casa, el barrio o el pueblo y en el espacio público, las mujeres son las principales protagonistas de las luchas locales por la defensa del derecho al hábitat. Sin embargo, a la par de ellas, los niños y niñas, las personas minusválidas, desalojadas, sin techo, nómadas y refugiadas son las principales excluidas de los derechos y por lo tanto debemos reconocer defender sus derechos en todas nuestras luchas. Los obstáculos a la realización del derecho al hábitat se multiplican en el mundo entero, sin relación con las diferencias culturales de responsabilidad locales. Por lo tanto, la Red promueve espacios de ejercicio responsable para denunciar las presiones inmobiliarias y del valor del suelo sobre los sectores más pobres, desposeídos y vulnerables; el acaparamiento de las tierras; la destrucción de los barrios populares y de los pueblos rurales; la gentrificación de los barrios antiguos; el alza de los alquileres comparada con el estancamiento de los ingresos; los megaproyectos y mega eventos cuya planificación y desarrollo violan el derecho de las comunidades a permanecer en sus lugares de residencia tradicionales; los conflictos armados y las ocupaciones de territorio; los desastres llamados `naturales´ y los efectos del cambio climático traducidos en inundaciones, desprendimientos de tierra y la contaminación del agua, del aire y del suelo; las desigualdades y la discriminación de las mujeres en la realización de sus derechos al hábitat. Todos estos fenómenos territoriales generan múltiples desalojos forzados, que afectan con mayor frecuencia muchas comunidades rurales y urbanas en todo el mundo. Estos son el principal indicador de las violaciones de los derechos al habitat, entonces el conflicto para defender la seguridad de la tenencia es el principal desafío elegido para ejercer la responsabilidad de los habitantes. Las diferentes historias, raíces socio-culturales y políticas, y procedencia geográfica fueron la causa de algunas dificultades en el diálogo sobre la responsabilidad, sin embargo también proporcionan una inmensa riqueza al aportar una gran cantidad de enfoques diferentes para abordar los problemas y encontrar soluciones adecuadas a distintos niveles. Consideramos que el dilema se plantea en la concepción difusa entre la responsabilidad y la justicia. Los pobladores y sus organizaciones consideran éticas sus demandas y esperan una respuesta en la misma medida. Sin embargo, y sobre todo frente a las respuestas violentas desde los gobiernos, consideran que se han excedido en su responsabilidad o no pueden ver otras alternativas de acción por su espera de respuesta justa. Los conflictos de intereses se observan tanto a nivel político, como económico dentro y fuera de las organizaciones con respecto a los gobiernos o a las presiones locales o Internacionales. Las relaciones de poder generan tensiones que modifican en algunas situaciones las conductas responsables. Encontramos varios ejemplos en diferentes culturas que determinan prioridades respecto de la toma de responsabilidades, por ejemplo, organizaciones de Nairobi que lograron la cancelación de deuda y, a través de la creación de Comités de utilización de fondos, mejoraron la calidad de vida de los barrios. O los habitantes de Camerún que responsablemente promovieron un partenariado con sus gobiernos para el desarrollo de políticas públicas. También se encuentran ejemplos en México, Argentina, Brasil e Italia. I.C- La Red apoya el surgimiento de habitantes de un nuevo tipo, bien anclado en el tejido social local y, muy consciente del desafío global, capaces de comprometerse en el combate para defender los derechos colectivos y de tomar la responsabilidad de ser constructores de ciudades, no meros usuarios-clientes de los territorios. Para hacer esto, considerando el quiebre del modelo neoliberal que suma más de un mil millones de sin techo o mal alojados, a los cuales hay que agregar los sufrimientos de alrededor de 70 millones de personas que cada año se ven amenazadas o desalojadas, un nuevo Pacto Social Urbano se muestra inevitable, y esta vez basado en los derechos humanos y medioambientales, es decir para “otro mundo posible”. Cómo prácticas para crear culturas de responsabilidad, a través del proceso AMH, la Red se ha alimentado por diferentes dinámicas, particularmente el debate sobre el Derecho a la Ciudad y la movilización de los “sin voz”, que se ha concretizado en la adhesión de las Convergencias Urbanas al FSM de Belem, incluyendo todas las principales redes internacionales comprometidas en estos asuntos (entre otros HIC, Centro Cooperativo Sueco AL, COHRE, LOCOA, Dignidad Internacional, SELVIP, PPEHRC, Habitat para la Humanidad AL, ENDA TM, FNRU), No-Vox, el Foro de las Autoridades Locales y algunas universidades. Las actividades, reuniones, intercambios amplían y consolidan la convergencia de redes y movimientos, sentando las bases para construir la Via Urbana y Comunitaria, espacio común y solidario para federar a nivel mundial las organizaciones de habitantes y los movimientos sociales urbanos para el intercambio de experiencias de lucha y alternativas, compartir las estrategias de acción, fomentar la solidaridad mundial con las luchas locales por el derecho a la vivienda y la ciudad, sin fronteras fomentando el concepto de corresponsabilidad. Esto motiva a la producción de acuerdos concretos entre las organizaciones de habitantes, las autoridades locales y otros que participan para hacer frente a los desalojos, cada una de ellas accionando en su propia jurisdicción, pero en coordinación. La Red utiliza, como aporte para crear culturas de responsabilidad, la Universidad Popular Urbana (UPU) que ha dedicado el 2010 a acompañar el proceso de sistematización y a la preparación de la Asamblea Mundial de los Habitantes de febrero 2011. La metodología de trabajo de la UPU se ha concentrado en la recolecta de video-entrevistas, reducidas en breves píldoras video para dar voz a las experiencias, reivindicaciones y luchas de los habitantes y para crear un archivo de la memoria que permita una reflexión y un análisis de las estrategias y de las metodologías utilizadas para reivindicar el derecho a la vivienda. El involucramiento y la participación de activistas y habitantes en este proceso se propone aumentar los intercambios, ampliar la red y las iniciativas de las organizaciones y movimientos de base, intercambiando sobre los problemas y los objetivos locales con una perspectiva global. Uno de los ejemplos es la participación a nivel de América Latina en la Primera Asamblea de Ciudadanos del Cono Sur, en Chile, noviembre de 2010. Sin duda alguna, la opción estratégica a favor de la transmisión de la palabra y la construcción de la memoria de los habitantes como una piedra angular del proceso de construcción de la Red y de análisis de problemas y sus causas son indispensables para crear culturas de responsabilidad I.D. De la propia Declaración de la Asamblea Mundial de habitantes surge como propuestas que las organizaciones locales, nacionales, regionales, continentales y globales reunidas en el proceso de construcción de la Asamblea Mundial de los Habitantes, se comprometen a seguir, unidas, la construcción de la solidaridad para que todas y todos tengamos derecho a vivir en paz y dignidad en el campo y la ciudad. Asimismo, se comprometen a participar cada año en la Campaña Mundial por el Derecho al Hábitat que se celebra el primer lunes de octubre. El 3 de octubre del 2011 y el 1ro de octubre del 2012, los temas que las agruparán en el mundo son: (i) las causas y los efectos de los desalojos forzados, los sufrimientos y el empobrecimiento de las personas afectadas por los problemas del hábitat rural y urbano; (ii) la solidaridad con las y los militantes por el derecho al hábitat víctimas de la represión y de la violencia en contra de sus derechos cívicos e políticos. La campaña anual por el derecho al hábitat se manifestará de forma inclusiva, en la diversidad, y será coordinada por todas las personas implicadas en dicha lucha, en el mundo entero; por medio, entre otros, de denuncias, protestas, ocupaciones, manifestaciones, debates públicos y reuniones. La difusión de la campaña se realizará principalmente por las redes sociales en el internet; también será informada a través de los sitios de los movimientos, redes y organizaciones sociales comprometidas. Para hacer frente a estos compromisos, las organizaciones y redes han constituido un Comité de enlace que se compromete a acordar una plataforma y un plan de acción que son el resultado de las reuniones organizadas por los habitantes en los barrios y el campus universitario en el marco del FSM Dakar para hacer concreta la solidaridad para luchar contra las violaciones de los derechos cuyas causas se repiten en todo el mundo. Para proteger el derecho y responsabilidad de ser los constructores y usuarios de las ciudades, y con el fin de construir y de reforzar los lazos de solidaridad, los integrantes de la Red reafirman su voluntad de actuar en coordinación sobre un plan de igualdad y de cooperación mutua, del nivel local hasta el nivel mundial. Estamos seguros que el encuentro y debate de noviembre arrojará luz sobre la posibilidad de contar con documentos sobre reflexión acción en torno a las Responsabilidades. Este enfoque será en perspectiva el que utilizará la Red en relación con otras redes. I.E. En general la capacidad de abogacía de los habitantes g-locales está aumentando su fuerza, luego de la AMH, hablando con los representantes gubernamentales, entes de financiamiento, organismos supranacionales. La etapa de la AMH en Dakar ha involucrado a un total de 352 participantes (registrados) procedentes de 44 países de todos los continentes. Dadas las dificultades logísticas, sólo una parte de los participantes ha logrado registrarse en la AMH, por lo que se estima que el número total de participantes fue al menos dos veces más, en particular, en lo que se refiere a las organizaciones de habitantes locales. Cabe destacar que algunos los participantes pertenecen a redes que aglutinan varias organizaciones. Se han detectado informalmente alrededor de un millar de organizaciones que dicen conocer la red inhabitants. Esta red, en formación, cuenta con una organización informal, a través de asumir responsabilidades para generar acuerdos y realizar actividades en relación con los objetivos propuestos. Esta coordinación es totalmente voluntaria y compuesta por integrantes de distintas redes y organizaciones grandes o pequeñas, de cualquier país del mundo. La meta es la construcción de un “Nuevo pacto Social urbano” a nivel global. La Red fundamenta su actividad en la valorización de todos los recursos de sus integrantes, a través el activismo (favoreciendo la palabra a nivel global con sus traductores voluntarios), el trabajo voluntario (valuado en millones de horas de trabajo). Los proyectos son solo una parte. La fuerza global de la Red aporta influencia en el mundo político con los varios ejemplos que se han detallado anteriormente.