¿una nueva gran colombia

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UNA HISTORIA DE NAVIDAD: LOS HOMBRES DE NIEVE (THE SNOWMEN)
I. C. Luis Gonzalo Mejía C.
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La navidad es una época llena de símbolos que nos traen alegrías y recuerdos: El
pesebre, el árbol de navidad, las cajas de regalos y los hombres de nieve, los
snowmen. En todos los países y en todas las épocas, las costumbres y
sentimientos son iguales, más no las condiciones en que se viven.
En la segunda guerra mundial, en diciembre del año 1942, las tropas alemanas
habían sido completamente rodeadas por el ejército soviético en la ciudad de
Stalingrado, luego del feroz ataque que había comenzado el 19 de noviembre,
cuando el amanecer, entre Serafimovich y Klatskaia al noroeste de Stalingrado, se
iluminó con el resplandor del fuego simultáneo de 35,000 cañones. En
Novocherkassk, 125 km al suroeste de Stalingrado, estaban reunidos el mariscal
Erich von Manstein jefe máximo de los ejércitos del Don y el general barón
Wolfram von Richthoffen jefe de la 4ª flota aérea, tratando de encontrar la forma
de sacar a von Paulus, comandante del VI ejército, del cerco soviético. El
pesimismo rondaba, pues el mal tiempo, con ventiscas inclementes, no permitía
llevar los suministros y armamentos, que con urgencia requería el VI ejército
alemán. Sólo quedaba, en un intento desesperado, abrir una brecha al cerco
soviético, atacando por el suroeste, lo cual le fue encomendado al 4º ejército
blindado del general Hoth.
Todo intento de rescate del cercado VI ejército alemán fue inútil y avanzar, más
allá del río Mishkova, fue imposible para el VI ejército Panzer, quien dio muestras
de grandeza y heroísmo. El arrollador avance soviético planeado por Stalin con los
mariscales Zhukov y Vasilevski y comandado por los generales Vatutin y
Rokossovski, no daba marcha atrás y la llamada “tumba blanca del Reich”,
continuaba implacable. El 24 de diciembre de 1942, el mariscal von Manstein,
reconocido como el más grande estratega de la segunda guerra mundial, se
retiraba y abandonaba a su suerte a von Paulus y al VI ejército, sin comida, sin
medicamentos y sin municiones.
Unos días antes, el VIII ejército italiano era prácticamente aniquilado por el ejército
rojo, sediento de venganza por su patria agredida. En su huida, los reductos
italianos, marchaban extenuados en dos largas filas indias. Al caer la noche,
hicieron un alto en el camino, mientras enormes copos de nieve cubrían sus caras
y vestimentas. Al día siguiente, algunos sobrevivientes pudieron contemplar
horrorizados, en una sensación de irrealidad, a cientos de sus compañeros, que
ante la imposibilidad de moverse por el hambre y la enfermedad ¡formaban dos
filas enormes de hombres de navidad!. Para ellos, no hubo ni villancicos, ni
regalos.
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