Iglesia del Monasterio de San Juan de las Abadesas / Sant Joan de

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Iglesia del Monasterio de San
Juan de las Abadesas / Sant
Joan de les Abadesses (Girona).
Descendimiento de la
Cruz/ Santísimo
Misterio de San Juan
de las Abadesas.
ÍNDICE:
1. INTRODUCCIÓN……………………………………pág. 2
2. HISTORIA……………………………………….……pág. 3 – 4
3. CATALOGACIÓN DE LA OBRA………………….pág.
5
4. EDIFICIO ACTUAL…………………………………pág. 5 – 11
5. EXTERIOR……………………………………………pág. 12
6. OTROS ASPECTOS A DESTACAR………………pág. 12–13
7. BIBLIOGRAFÍA………………………………………pág.
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1. INTRODUCCIÓN:
En un viaje por Girona siempre es obligada la visita al Monasterio de
Ripoll (aparece en todas las guías). Hace veinticuatro años tuve la
oportunidad de realizar esta visita y camino de Camprodón me
enseñaron una joya del románico catalán que en aquella época no venia
reflejada la información en las guías: la Iglesia del Monasterio de San
Juan de las Abadesas. Era domingo, la iglesia estaba llena de fieles,
iluminada, con vida; la verdad es que me impresionó.
El pasado verano, camino al Valle de Nuria,
hicimos una parada
obligada para volver a visitar la iglesia con su magnífico Misterio, el
Descendimiento más impresionante, desde mi punto de vista, y con la
ventaja de verlo dentro del contexto de la iglesia para el que fue creado.
Ahora ha perdido un cierto encanto, hoy es prácticamente un museo que
a unas horas celebran misa: se puede visitar con detenimiento pero le
falta la vida que recordaba la primera vez. Lo que no ha cambiado es la
magia de esta iglesia románica catalana. Todo ello ha sido el motivo de
la elección de esta iglesia para desarrollar este trabajo.
Si en aquella época no había apenas información sobre esta iglesia,
cuando me he dirigido a la base documental para la realización de este
trabajo creía que tendría más facilidad para la recogida de información,
pero sigue siendo un monumento de segunda fila, donde en las grandes
colecciones de arte recoge alguna foto y algunas líneas y nada más, si es
que las recoge.
El Monasterio de San Juan de las Abadesas / Sant Joan de les Abadesses
es un antiguo monasterio benedictino, femenino en sus inicios, del siglo
IX. Actualmente solo nos queda su iglesia románica del S. XII, con
cabecera de girola y ábsides,
y su claustro gótico del S. XV. Los
terremotos del siglo XV, las diferentes revueltas, y las obras posteriores
modificaron su estructura, recuperada en las restauraciones ejemplares
de Puig Cadafalch a principios del siglo
XX, y Duran Reynalds en los años 50. En
su interior se combinan con armonía tres
estilos arquitectónicos: el románico de la
iglesia, el gótico del claustro y el barroco
de la Capilla de los Dolores.
Está en la comarca catalana del Ripollés,
entre Camprodón y Ripoll, en el Vall de
Sant Joan, junto al Ter, Girona.
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2. HISTORIA:
El monasterio, conocido en sus orígenes como San Juan de Ripoll o San
Juan de Ter, fue fundado hacia el 885 por el conde de Barcelona Wifredo
el Velloso y destinado a su hija Emma, con el nombre original de Sant
Joan de Ripoll y bajo las reglas benedictinas con el propósito de cumplir
dos objetivos: ayudar al proceso de repoblación de la zona recién
arrebatada a los musulmanes y aportar patrimonio a la familia del
conde, en concreto a su hija Emma, destinada a ser la primera abadesa
del monasterio. Wifredo había hecho algo similar unos años antes al
fundar el Monasterio de Santa María de Ripoll, que dejó en manos de su
hijo Radulfo.
La iglesia del nuevo monasterio fue consagrada el 24 de junio del 887
por el obispo de Vic. Al ser Emma aún una niña y hasta que Emma
ejerció en el cargo de abadesa en el año 898, el monasterio quedó bajo
la tutela del Conde de Barcelona y sobretodo del Obispo de Vic, Gotmar y
de un grupo de presbíteros que se encargaron de organizar la
comunidad y de cuidar de la pequeña. Al alcanzar la edad adulta, Emma
se convirtió en la primera de las abadesas de San Juan.
A partir del gobierno de Emma, el monasterio contó con una comunidad
de mujeres, que se vio ampliamente beneficiada, ejemplo de ello fue un
precepto del año 899, de Carlos el Calvo (nieto de Carlomagno y que
por el Tratado de Verdún le correspondió, entre otros territorios, el
Condado de Cataluña),
se le dotaba al monasterio de una total
inmunidad y protección de sus bienes, sobretodo frente a cualquier
poder civil o político. Probablemente fue Gotmar el que gestionase las
condiciones de dicho precepto, conocedor de la familia de Emma, ya que
poco después se demostraron los recelos y demandas que los hermanos
de Emma realizaros en contra del monasterio. Mas adelante, ya en el
913, todas las villas y aldeas de la Vall de Sant Joan quedan bajo la
jurisdicción y protección del monasterio, confirmándose incluso el
derecho de los residentes del valle a no acudir a la 'host' (huestes)
convocadas por el conde.
Todos estos beneficios adjudicados hicieron que el poder económico del
monasterio creciese rápidamente y las donaciones se iban sucediendo y
las posesiones de la abadesa se extendían hasta Perpiñan y Girona,
fundando iglesias y parroquias por todas las zonas repobladas, llegando
casi hasta los límites de la misma ciudad de Barcelona.
Las abadesas del monasterio se fueron sucediendo, siendo siempre
personas vinculadas a las familias condales catalanas. En total el
monasterio tuvo seis abadesas. Hasta el año 945 fue el único monasterio
femenino de Cataluña, fecha en la que se fundó el Monasterio de Sant
Pere de les Puelles, en Barcelona.
El final de la comunidad femenina fue penoso, al menos así nos lo
cuentan los textos que de ellos nos hablan: el mes de diciembre del año
1016, el conde de Besalú, Bernat Talalferro, acudió a Roma con un
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notable séquito, del que formaban parte sus hijos Guillem y Guifré, su
hermano Guifré, conde de Cerdaña y Oliba, abad de Ripoll, así como una
representación de dignatarios del obispo de Vic. Ante el Papa, en Roma,
acusaron a la abadesa y a las monjas de una conducta moral
escandalosa.
El verdadero objetivo es que quería anexionarse los territorios
controlados por la abadía, y consiguió que el Papa Benito VIII emitiera
una bula, el 26 de enero de 1017, en la que tras acusar de “meretrius de
Venus“ (meretrices de Venus) a las monjas, abolió la comunidad y
colocó en su lugar una comunidad de clérigos bajo la regla canonical
aquisgranesa, sujeta a la Santa Sede. El Papa también le concedió la
creación del obispado de Besalú, dentro del ámbito del cual quedaba
inscrito el monasterio. Así su hijo Gufré, se convertía en obispo de
Besalú y abad de Sant Joan de Ripoll y Santa María de Besalú.
La tradición de la supuesta vida díscola de la comunidad las monjas de
Sant Joan ha pasado a ser un hecho popular, ligado desde hace mucho
tiempo a las leyendas del Conde Arnau. Según esta leyenda, Arnau era
un joven que pasaba los días seduciendo a las doncellas. Una de las
mujeres que cayó en sus redes fue la abadesa de San Juan, a la que iba a
visitar utilizando el túnel de una antigua mina que cruzaba las
montañas. Al morir, el Conde Arnau fue condenado por sus pecados a
vagar eternamente, galopando sobre su caballo envuelto en llamas.
Fue declarado el Monasterio Monumento Histórico Artístico en 1931.
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3. CATALOGACIÓN DE LA OBRA:
La iglesia la encuadraríamos dentro de las Escuelas Regionales y del
Románico Tardío, del S. XII.
Tras el gran auge constructivo que se diera en Cataluña durante el
“primer románico” (primera mitad del S. X y primera mitad del S. XI), y
tras un paréntesis de no demasiada actividad artística (de 1050 a 1150
aproximadamente), en los territorios catalanes vuelve a producirse una
gran labor creadora a lo largo de la segunda mitad del S. XII; así se
originará el que bien podríamos llamar “segundo románico catalán”
dentro del Románico Tardío.
Ahora bien, la arquitectura catalana de este período no seguirá los
modelos ni los principios de las escuelas gallega, leonesa, castellana,
aragonesa y navarra, sino conformará un peculiar estilo en el que, a las
formas características del “primer románico”, unirá las corrientes
internacionales románicas del S. XII, sobre todo las provenientes de
Provenza y Lombardía, territorios con los que continúa manteniendo
estrechos contactos políticos y comerciales.
Un foco cultural importante de la época fue Besalú y una de sus
influencias la veremos en el Monasterio de San Juan de la Abadesas,
cuya iglesia tiene la característica principal de que la cabecera de la
iglesia tiene cinco ábsides.
4. EDIFICO ACTUAL:
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En el siglo XII se construyó una nueva iglesia que es la que se puede ver
en la actualidad. En el 1428 el terremoto que asoló la zona destruyó el
cimborrio así como el campanario. También afectó gravemente a la
iglesia que tuvo que ser ampliamente restaurada.
La iglesia que nos queda hoy en día se consagró en el año 1150,
concretamente el 2 de noviembre. Se adoptó un proyecto constructivo,
inspirada en los grandes monasterios franceses. Se redujeron las tres
naves a una.
Por tanto,
la iglesia de San Juan es de una única nave que mide 51
metros de longitud y 8 de ancho. Con un amplio transepto. La altura del
transepto no corresponde con la de la nave central, siendo esta última
mas alta.
Con un ábside en cada brazo del transepto, abriéndose junto a ellos un
deambulatorio/girola dotado de 3 capillas en ábside, siendo más
profunda el central, con 36 m. de profundidad, conformando un total de
5 ábsides que es lo que caracteriza a esta iglesia, como ya hemos
indicado.
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Cubierta por una bóveda de cañón y rematada con la monumental
cabecera expuesta. La cubierta de la
cabecera no es original sino a raíz
de la restauración por el terremoto
de 1428, la bóveda de cañón de la
nave se alarga hasta cubrir el ábside
central, y esta apoyada en 4 pilares
que dan una idea de girola.
Según el arquitecto catalán de
principios de S. XX,
Puig y
Cadafalch, restaurador del edificio,
la distribución de la cabecera esta
planteada para complementarse con
tres
naves,
jamás
construidas,
posiblemente por la existencia de
edificaciones
adosadas
a
los
laterales de la nave central ya
existente.
Se
puede
observar,
ciertamente en la planta, que el
claustro no esta adosado a la nave
central, por lo que aparece un
espacio vacío entre la galería sur del
claustro y la nave central, y es aquí
donde estaría emplazada la hipotética nave lateral. A parte de esto, la
profusa decoración que aparece en el conjunto de la girola, no se
corresponde con la austera y sencilla de la nave y el muro oeste del
transepto.
Los ábsides laterales y las ventanas tienen dobles arquivoltas
soportadas con capiteles decorados con diversos motivos, figuras y
plantas, repitiéndose tanto en el interior como en el exterior. Los
ábsides presentan al interior arcos sobre columnas que, en el caso del
ábside central, se disponen de dos pisos, apoyándose uno en el otro.
Abundan los capiteles tallados con temática muy variada:
Los capiteles de este ábside central, si los observaremos de izquierda a
derecha:
Capitel 1: Consiste en dos pares de figuras que comparten la misma
cabeza
representadas
por
ancianos vestidos con camisas
largas, mientras se recogen y
tiran de las barbas con una de sus
manos. Hay que hacer notar que
coronan su parte superior con
una imposta con ajedrezado,
similar a los taqueados jaqueses
que aparecen en muchos otros
lugares de la península.
El
pilar
adjunto
contiene
otro
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capitel curioso: se trata de dos elefantes enfrentados, que dan un aire
exótico a la decoración, aunque parece ser que el artista no estaba
demasiado familiarizado con estos animales, pues no tienen las grandes
orejas típicas de los elefantes.
Capitel 2: En este capitel se representan parejas de perros, que
entrelazando
sus
cuerpos y apoyando
las patas delanteras
sobre los lomos de sus
parejas,
intentan
alcanzar el fruto de
unos árboles situados
en
el
centro
del
capitel.
Los capiteles adjuntos,
presentan una simple
y sencilla decoración
vegetal.
Capitel 3: En este caso, aparecen en la parte superior del capitel dos
figuras
monstruosas,
semejantes a basiliscos,
que vigilan a su alrededor.
Bajo ellos, unas grandes
lenguas de fuego en las
que
se
queman
eternamente las almas, en
forma
de
cabezas
humanas, de los pobres
condenados al infierno.
Los capiteles contiguos,
más pequeños también,
contienen decoración y
motivos vegetales.
Capitel 4: Aquí se repite el capitel número 1, misma distribución y
mismas imágenes.
Los capiteles laterales
con decoración de hojas
y plantas.
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Capitel 5: Ahora se repite el capitel número 2, mismos perros intentando
alcanzar los frutos del árbol.
Al igual que los capiteles
menores
laterales,
seguimos con la decoración
vegetal.
Capitel 6: Y finalmente se repite la imagen de las almas en pena en el
infierno, vigiladas por las grandes bestias.
El capitel lateral recrea el
par del capitel número 1 y
sus elefantes sin orejas.
En el interior de la iglesia se puede contemplar una joya de la escultura
del románico catalán, el Descendimiento de la Cruz, se realizó en 1251,
para el ábside central de la iglesia del monasterio,
este grupo
escultórico de madera lo componen las siguientemente imágenes:
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El Descendimiento
-
Jesús y la Virgen María acogiendo a su hijo con los brazos extendidos
(evolución hacia el gótico), con San Juan, el discípulo amado.
-
José de Arimatea, miembro del Sanedrín y encargado de las
explotaciones de las minas de plomo y estaño. Hermano menor de S.
Joaquín, padre de la Virgen. Es nombrado por los cuatro evangelistas.
Discípulo oculto de Jesús, cedió el sepulcro para depositar su cuerpo.
-
Nicodemo,
nombrado únicamente en el evangelio de San Juan.
Fariseo y discípulo oculto de Jesús.
-
Crucifixión de los dos ladrones, “al mismo tiempo crucificaron con Él a
dos ladrones, uno a la derecha, el Buen Ladrón (San Dimas); otro a la
izquierda”. Hecho relatado por los cuatro evangelistas. San Agustín
dice: “La misma cruz fue el tribunal. Puesto en medio el Juez, uno,
que creyó, fue absuelto; otro, que insultó fue condenado. Esto
significaba lo que ha de hacer de los vivos y de los muertos,
colocando
unos
a
la
derecha
y
otros
a
la
izquierda”.
Según el derecho judío, no podían ser ejecutadas dos o más personas
el mismo día, pero la crucifixión y la justicia en ese momento en
Palestina eran romanas. Y en el uso romano esto era frecuente, o por
comodidad de no repetir más ejecuciones, o por ejemplaridad de la
pena, como fue en este caso, ya que había intervenido las máximas
autoridades de Judea.
-
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La cabeza, sobre todo, de Jesús,
es de una imponente hermosura.
Y en la frente de ella mandó
abrir el artista una cavidad de
unos
seis
centímetros
de
diámetro a fin de colocar dentro
la Sagrada Eucaristía. Y así se
hizo, depositando una Hostia
consagrada dividida en tres
fracciones.
El caso es que la memoria de
aquella Hostia oculta en la
cabeza del Crucifijo se había
borrado al llegar al siglo XV.
En 1426, al renovar la pintura de
las imágenes y observar que la
del Crucifijo tenía en la frente
una placa de plata, hallaron
dentro un pequeño lienzo de lino
blanco, y, envuelta en él, la
Hostia consagrada en 1251 del
todo incorrupta, que desde
entonces es venerada allí mismo
hasta la actualidad con el nombre de "Santísimo Misterio de San Juan de
las Abadesas".
El Descendimiento es un prodigio de patetismo, en el que el artista
intenta atemperar el hieratismo con un tratamiento realista de la figura.
En resumen, las esculturas, que sobrevivieron a la Guerra Civil de 1936,
pese a los graves ataques que sufrió,
están dotadas de un gran
sentimiento y emotividad.
También hay que señalar, en el interior de la iglesia:
•
•
•
•
La tumba de Miró de Tagamanent, muerto en San Juan, el 12 de
septiembre de 1161,
y al que se veneró como beato en el
monasterio.
Se conserva también un pequeño claustro de estilo gótico, del S.
XV, de dos pisos, conocido como de San Mateo, así como el
antiguo palacio abacial también del siglo XV.
El retablo de la Virgen Blanca construido en el 1343 por artistas
de Florencia.
Así como la capilla de los Dolores, de época barroca, en la que se
encuentra una Piedad realizada por el escultor Josep Viladomat.
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.5. EXTERIOR:
Existe un cierto juego de simetrías en
cuanto a estructura y decoración, si
observamos
detenidamente las 2
parejas de
ábsides laterales. La
decoración exterior
es sencilla y
apenas hay que destacar una única
franja a modo de cenefa divide el
paramento curvado en dos partes, las
overturas en forma de ventanas
quedan sin ornamentación, con arco
de medio punto y abocinadas y se
sitúan sobre la línea divisoria.
Ábside Central
es el que
contiene
mayor
riqueza
de
detalles. Tal como los ábsides
contiguos, se divide en dos
franjas en sentido horizontal. En
la parte superior, contiene un
total de 6 semipilares adosados
al muro que lo dividen en 5
espacios horizontalmente. Cada
uno de estos espacios en la parte
inferior cuenta con dos arcos
ciegos
de
medio
punto
continuos,
apoyados
sobre
pilares rectangulares.
En la
parte
superior
donde
los
semipilares divisorios crean un
arco de medio punto decorado
distintamente cada uno de ellos,
dentro del cual se inscribe otro
igual, apoyado sobre dos columnas de sección circular de menores
dimensiones. Los semipilares rematan con capiteles decorados y
esculpidos, al igual que los pares interiores, proporcionados con las
dimensiones de los pilares circulares y por tanto más pequeños. En la
parte superior del muro, bajo la visera del tejado, una franja remata el
paramento.
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6. OTROS ASPECTOS A DESTACAR:
Todo el edificio está levantado con grandes bloques de piedra que
forman lisos muros, solo rotos por las simples cornisas que inician las
bóvedas de cañón en los brazos del crucero, apareciendo en el exterior
una pequeña cornisa aguantada sobre ménsulas lisas. Desde el exterior
se observa lo ya comentado, las ventanas se decoran de la misma
manera que en el interior. Arriba de todo, una pequeña. En las testeras
de los brazos del transepto y la nave central aparecen frisos de arcos
ciegos acompañadas de cenefas de dientes de sierra, típico en la zona y
bajo todo ello quedan las ventanas centrales acompañadas
superiormente por otras en forma de ojo de buey.
También es de destacar los herrajes de las grandes puertas de madera,
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que están totalmente conexionada con el arte de la rejería,
pero
carente de su idea de transparencia. Es importante citar la labor férrica
de los herrajes de las grandes puertas de madera de los templos
románicos, elemento indispensable en las más importantes iglesias del
momento. El acceso a los pies o más cercano, como es el caso de la
entrada principal tenía el simbolismo de la “Puerta del Paraíso”, era el
camino que llevaba a la vida eterna, en alusión a Cristo “Yo soy la puerta
y el que entra por mí estará salvado…” De ahí el embellecimiento de la
puerta de madera que lucían herrajes férricos con una triple finalidad:
como elementos de refuerzo al cubrir la madera con hierro forjado, con
una idea decorativa para darle un efecto belleza a la entrada del
edificio, y por las formas avolutadas de los herrajes como alusión al
bautismo. “la entrada a la Iglesia de Cristo se realiza por medio del
Bautismo, lo que le ubica a las Puertas del Paraíso”, y como ejemplo de
ello son los herrajes de San Juan de las Abadesas.
7. BIBLIOGRAFÍA:
•
COBREROS, JAIME. Guía del Románico en España. Grupo Anaya.
Madrid, 2005.
•
JUNYENT, EDUARD. Catalunya Romànica. L´Arquitectura del Segle
XII. Publicacions de L´Abadia de Monserrat. Barcelona, 1976.
•
JUNYENT, EDUARD. Rutas Románicas en Cataluña /2. Ediciones
Encuentro, S.A. Madrid, 1996.
•
MARSIP BONET, FRANCES. Colección Historia del Arte, Vol. IV.
Instituto Gallach. Barcelona, 1997.
•
OLAGUER-FELIÚ y ALONSO, FERNANDO. El arte románico español.
Ediciones Encuentro. Madrid, 2003.
•
PIJOAN, JOSÉ. Summa Arti, Historia General del Arte, Vol. IX.
Espasa Calpe, S.A. Madrid, 1966.
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