ÉL ama 2. Salida y regreso Padre de bondad, haz que Tu Palabra

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ÉL ama
2. Salida y regreso
Padre de bondad, haz que Tu Palabra despierte en mi el hambre de tu Misericordia, aquella
que deseas derramar abundantemente sobre mi. Señor, tú dijiste que donde dos o tres se
reúnen en Tu Nombre, estarías en medio de ellos. Déjame experimentar tu presencia en
nuestra comunidad. Espíritu Santo, haz mis oídos dóciles para escuchar aquello que El Padre
dice, ilumina mi mente para entender los designios de Cristo y enciende mi corazón con tu
presencia, para que éstas palabras se encarnen en mi vida. Amén.
No temas, porque no te avergonzarás; no te sonrojes, porque no serás confundida: olvidarás
la ignominia de tu adolescencia y no te acordarás del oprobio de tu viudez. Porque tu esposo
es aquel que te hizo: su nombre es Señor de los ejércitos; tu redentor es el Santo de Israel: él
se llama "Dios de toda la tierra". Sí, como a una esposa abandonada y afligida te ha llamado
el Señor: "¿Acaso se puede despreciar a la esposa de la juventud?", dice el Señor. Por un
breve instante te dejé abandonada, pero con gran ternura te uniré conmigo; en un arrebato
de indignación, te oculté mi rostro por un instante, pero me compadecí de ti con amor
eterno, dice tu redentor, el Señor. Me sucederá como en los días de Noé, cuando juré que
las aguas de Noé no inundarían de nuevo la tierra: así he jurado no irritarme más contra ti
ni amenazarte nunca más. Aunque se aparten las montañas y vacilen las colinas, mi amor
no se apartará de ti, mi alianza de paz no vacilará, dice el Señor, que se compadeció de ti.
(Isaías 54, 4-10)
La palabra del profeta está dirigida a sus hombres exiliados en Babilonia. Han pasado
muchos años y no se vislumbra ante ellos ninguna esperanza de volver a su hogar.
¿Abandonó Dios a Su pueblo a causa de sus muchos pecados? ¿Acaso Dios se olvidó de su
Alianza? En su libro, el profeta Isaías nos invita a no preocuparnos de que Dios nos
abandone, esto no sucederá, y por ello nos dice “no temas”. Si por un momento pareciera
que Dios se oculta e alguien, es solo para enseñarle algo, para fortalecer su debilidad.
En este pasaje, Dios se muestras a Sí mismo como el esposo de una esposa infiel, a quien ÉL
dejó un período de tiempo, para que la esposa se diera cuenta de la seriedad de su pecado.
Dios no duda en llamarse a Sí miso el Esposo de Jerusalén (ésta analogía incluye a todo
Israel), pues esta alianza, es un vínculo de fidelidad mutua, similar a un matrimonio. El
pueblo traicionó a Dios, pero Dios no falla a quienes ÉL ama, sólo nos ayuda a entender la
gravedad de romper ese lazo de amor.
En la cultura hebrea, Dios era llamado “GOEL”, título cuyo significado era mucho más amplio
que el que conocemos hoy en día. GOEL significa Redentor. En esa cultura, si alguien pasaba
muchas dificultades por una deuda, su pariente más cercano, el “Goel” en éste caso, tenía
la obligación de rescatarlo; si alguien era asesinado, su “Goel” tenía el deber de vengarlo.
Así mismo, para conocer mejor el significado del título “el Santo de Israel”, podemos
remplazar la palabra Israel por nuestro nombre propio y de ésta manera, apreciar mejor
aquello que el profeta desea transmitir. El Santo de “Miguel”, “Elizabeth”, o “David”... De
esta manera se puede apreciar el inmenso abismo que existe entre Su Santidad y nuestra
debilidad. Y aún así, ÉL no duda en llamarse nuestro Dios, nuestro Creador, Esposo y
Salvador.
Incluso, para tranquilizarnos a nosotros mismos, el tiempo de “exilio” es nada en
comparación con Su amor eterno hacia nosotros. Dios nos reprende, pero jamás nos hará
daño; ÉL prometió a Noé que nunca enviaría de nuevo diluvios que inundaran la tierra.
Pues aunque las montañas se movieran de su lugar de repente, lo cual es poco probable, es
imposible que Dios nos deje de amar.
No pensemos entonces, que este texto fue escrito sólo para los exiligados miles de años
atrás, quienes soñaban con volver a su tierra natal.
Gracias a este pasaje bíblico, podemos reflexionar sobre cómo ha sido nuestra relación con
Dios, podemos encontrar una respuesta a la pregunta que la humanidad se ha hecho por
décadas: “¿Por qué te escondes, Señor?” “¿Por qué permites esto?”. Dios no se esconde,
ÉL está presente, junto a nosotros, más de lo que podamos imaginar. ÉL sana nuestras
heridas, nos conduce por el camino recto de la fe, que es caàz de superar los obstáculos, y
sobre todo nos promete que jamás nos retirará Su amor.
Preguntas para la reflexión
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¿A qué le temo? ¿Qué espacios en mi vida están cerrados a la acción de Dios y por
qué?
¿Cómo veo la historia de mi vida? ¿Veo en ella una cadena de situaciones adversas
o percibo el amor de Dios?
¿Estoy convencido de la veracidad de las Palabras de Dios sobre su amor leal y fiel o
son sólo palabras que carecen de sentido para mi?
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Desde la perspectiva que tengo de Dios, ¿lo trato como un juez y dictador o como
un Esposo, que nos abraza con Su amor?
Reflexión
Te adoramos Señor, por todas los frutos que recibiremos de esta oración. Te adoramos en
todos aquellos a quienes llevaremos la Buena Noticia de tu Misericordia infinita. Glorofícate
en quienes se están preparando para vivir la experiencia de la Jornada Mundial de la
Juventud. Dios misericordioso, acompáñanos en los senderos de nuestra vida y llévanos
siempre a ti. Concédenos saborear desde ahora, la dulzura de tu perdón y a través de de
esta oración, acercarnos más a ti, Señor y verte cara a cara en el cielo. Por Cristo Nuestro
Señor, Amén.
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