Trabajo Fin de Carrera Caracterización de material vegetal de tomate para su posible uso en la Agricultura Ecológica Trabajo realizado por Juan Manuel González Gutiérrez [[email protected]] Sevilla, Junio de 2002 "Las ruinas no nos asustan lo más mínimo. Vamos a heredar la tierra. No hay la menor duda sobre eso. La burguesía puede hacer estallar y convertir en ruinas su propio mundo antes de que abandone la escena de la historia. Nosotros llevamos un mundo nuevo, aquí, en nuestros corazones, un mundo que está creciendo en este instante" (B. Durruti, entre las ruinas y escombros causados por la guerra civil). A mis padres AGRADECIMIENTOS En primer lugar, y porque sin su empeño y trabajo no hubiera sido posible este proyecto, a mi padre. A Juanjo por sus consejos y por aguantarme en mis continuas visitas y llamadas. Todo este tiempo me sirvió para saber que se puede contar con gente como él para todo. A Itziar por su dedicación y consejos y por tener paciencia en la larga espera. Tampoco me puedo olvidar de Alvaro, él fue el pionero de este bonito trabajo en un ámbito tan difícil. Agradecer también a todos los "ayudantes", que de forma desinteresada, me echaron un cable y me soportaron todo este tiempo: mi madre, Sonia, Pedro, Chari y Paco. Por último agradecer a la gente que me encontré en el camino: Javi, Eloy, José Antonio y muchos otros. ÍNDICE GENERAL JUSTIFICACIÓN DEL PROYECTO I. 1 INTRODUCCIÓN I.1. Recursos Genéticos I.1.1. La biodiversidad agrícola y los recursos fitogenéticos I.2. Erosión Genética I.2.2. Causas de la erosión genética en las especies cultivadas 19 Sustitución de las variedades tradicionales por otras modernas 20 I.2.2.2. Cambio en los sistemas agrícolas 21 I.2.2.3. Medidas legislativas y políticas 22 I.2.2.4. Factores económicos 22 I.2.2.5. Cambios demográficos 23 I.2.2.6. Conflictos civiles y catástrofes naturales 23 I.2.2.7. Perdida de diversidad cultural 24 I.2.2.8. Degradación y destrucción de agroecosistemas 24 I.2.2.9. Otras causas 24 I.2.3.1. I.5. 16 17 I.2.3. Efectos de la erosión genética I.4. 9 I.2.1. Situación de los recursos fitogenéticos en España I.2.2.1.1. I.3. 5 Uniformidad genética y vulnerabilidad Sistemas de mejora 25 26 28 I.3.1. Sistemas formales 28 I.3.2. Sistemas no formales 29 I.3.3. Integración de ambos sistemas de mejora 30 Métodos de conservación de recursos fitogenéticos 32 I.4.1. Conservación ex situ 32 I.4.2. Conservación in situ 36 I.4.3. Integración de ambas modalidades de conservación 38 Variedades locales I.5.1. Características de las variedades locales 40 41 I.5.1.1. Ubicación geográfica determinada (local) 41 I.5.1.2. Heterogeneidad 41 I.5.1.3. Selección local de los agricultores 42 I.5.2. ¿Por qué se mantienen las variedades locales? I.5.2.1. Importancia de las variedades locales para la agricultura tradicional I.5.2.2. 42 Importancia de las variedades locales para la agricultura no tradicional 43 I.5.2.2.1. Interés para la agricultura convencional 43 I.5.2.2.2. Interés para la agricultura ecológica 44 I.6. Marco legal I.7. Un entorno para la conservación y uso de la biodiversidad: I.8. 42 46 Huerta "Las Moreras" (Parque de Miraflores, Sevilla) 50 I.7.1. Origen del Parque de Miraflores 51 I.7.2. Riqueza histórica 52 I.7.3. Uso social y cultural 53 Introduciendo el marco teórico: Agroecología y el marco metodológico: la Investigación Participativa I.8.1. Marco teórico: Agroecología 56 56 I.8.1.1. Antecedentes históricos e influencias 56 I.8.1.2. Concepto 59 I.8.1.3. Perspectivas de la Investigación en Agroecología 62 I.8.2. Marco metodológico: la investigación Participativa 63 I.8.2.1. Antecedentes 63 I.8.2.2. Contribución de otros enfoques 65 I.8.2.3. Concepto, métodos y utilidades de la Investigación Participativa I.8.2.4. 67 Metodología empleada en el trabajo: La encuesta participativa 70 II. OBJETIVOS II.1. III. Objetivos del trabajo 73 MATERIAL Y MÉTODOS III.1. Proceso de recuperación y conservación de las variedades locales en la Huerta "Las Moreras III.2. Diseño experimental III.2.1. Descripción del medio físico 77 77 III.2.1.1. Descripción de la zona de experimentación 77 III.2.1.2. Descripción del suelo 77 III.2.1.3. Descripción del agua 79 III.2.1.4. Estudio climatológico de la zona 80 III.2.2. Diseño experimental del cultivo 84 III.2.2.1. Cultivos precedentes 84 III.2.2.2. Preparación de la parcela 84 III.2.2.3. Transplante 85 III.2.2.4. Marco de plantación 85 III.2.2.5. Escarda 85 III.2.2.6. Poda y entutorado 85 III.2.2.7. Tratamientos fitosanitarios 86 III.2.2.8. Riego 86 III.2.2.9. Otras labores 86 III.2.3. Material vegetal III.2.3.1. 87 Características generales del material vegetal: Lycopersicon esculentum Mill III.3. 75 Caracterización del material vegetal 87 89 III.3.1. Definición de los descriptores empleados 89 III.3.2. Fichas de caracterización 90 III.3.2.1. Fichas de campo 90 III.3.2.1.1. Fichas de descripción 90 III.3.2.1.2. Fichas complementarias 90 III.3.2.2. Fichas resumen III.3.3. Descriptores de las fichas de caracterización III.3.3.1. Tallo III.3.3.1.1. 91 91 91 Descriptores del tallo 91 III.3.3.2. Arquitectura de la planta III.3.3.2.1. III.3.3.3. Hoja III.3.3.3.1. III.3.3.4. III.3.3.6. Descriptores de la hoja Descriptores de las inflorescencias Descriptores del fruto Descriptores de las semillas III.3.4. Observación, medición y cuantificación de los descriptores III.4. 96 102 102 102 III.3.4.1. Descriptores cualitativos 103 III.3.4.2. Descriptores cuantitativos 104 Semillas 108 III.4.1. Extracción de semillas 108 III.4.2. Ensayo de germinación 110 III.5. Valoración del material vegetal por los/as hortelanos/as 111 III.5.1. Elección y contacto con la comunidad 111 III.5.2. Metodología empleada para la recopilación de información 112 III.5.2.1. Preparación de la encuesta 113 III.5.2.2. Contenido de la encuesta 114 III.5.3. Paneles de degustación IV. 95 96 Semillas III.3.3.6.1. 93 94 Fruto III.3.3.5.1. 92 92 Flor III.3.3.4.1. III.3.3.5. Descriptores de la arquitectura de la planta 92 115 RESULTADOS Y DISCUSIÓN IV.1. Resultados de la caracterización del material vegetal IV.1.1. Variedad de tomate Corazón de Toro 118 118 IV.1.1.1. Tallo 118 IV.1.1.2. Hoja 118 IV.1.1.3. Arquitectura de la planta 119 IV.1.1.4. Flor 120 IV.1.1.5. Fruto 120 IV.1.1.6. Semillas 131 IV.1.2. Variedad de tomate Rosado 133 IV.1.2.1. Tallo 133 IV.1.2.2. Hoja 133 IV.1.2.3. Arquitectura de la planta 133 IV.1.2.4. Flor 134 IV.1.2.5. Fruto 134 IV.1.2.6. Semillas 147 IV.1.3. Variedad de tomate Amarillo 149 IV.1.3.1. Tallo 149 IV.1.3.2. Hoja 149 IV.1.3.3. Arquitectura de la planta 149 IV.1.3.4. Flor 150 IV.1.3.5. Fruto 150 IV.1.3.6. Semillas 159 IV.2. Resultados de la valoración del material vegetal por los/as hortelanos/as IV.2.1. Características personales de la comunidad 161 161 IV.2.2. Consideraciones de los/as hortelanos/as sobre las variedades locales 164 IV.2.3. Resultados de la valoración del material vegetal por los/as hortelanos/as 166 IV.2.3.1. Corazón de Toro 166 IV.2.3.2. Rosado 166 IV.2.3.3. Amarillo 167 IV.2.4. Otras variedades de tomate diferenciadas por los/as hortelanos/as 168 IV.2.5. Manejo en cuanto a la elección de frutos, extracción, conservación de semillas y otras técnicas en el cultivo del tomate 169 IV.2.6. Anotaciones sobre otras variedades locales que poseen los/as hortelanos/as de otras especies IV.2.7. Resultados del panel de degustación IV.3. Revisión de los descriptores V. 173 178 CONCLUSIONES V.1. VI. 172 Conclusiones del trabajo 184 BIBLIOGRAFÍA VI.1. Bibliografía del trabajo 187 ÍNDICE DE GRÁFICAS Gráfica 1. Causas de erosión genética mencionados en los informes de los países para la Conferencia de Leipzig (1996) 21 Gráfica 2. Diagrama ombrotérmico de la Estación Sevilla “Miraflores” en el periodo de 1942-1973 80 Gráfica 3. Diagrama ombrotérmico de la Estación Sevilla “Aeropuerto” en el año 2000 82 Gráfica 4. Relación entre pluviometría media mensual y pluviometría del año 2000 83 Gráfica 5. Distribución en porcentaje de la forma longitudinal de los frutos de la variedad Corazón de Toro 120 Gráfica 6. Histograma referido al peso de los frutos acorazonados de la variedad Corazón de Toro 124 Gráfica 7. Histograma referido a la altura de los frutos acorazonados de la variedad Corazón de Toro 125 Gráfica 8. Histograma referido al diámetro mayor de los frutos acorazonados de la variedad Corazón de Toro 125 Gráfica 9. Histograma referido al diámetro menor de los frutos acorazonados de la variedad Corazón de Toro 126 Gráfica 10. Histograma referido a la relación altura-diámetro de los frutos acorazonados de la variedad Corazón de Toro 127 Gráfica 11. Evolución de la producción y Producción acumulada de la variedad Corazón de Toro 129 Gráfica 12. Porcentaje de frutos rajados y destrío de la variedad Corazón de Toro 130 Gráfica 13. Porcentaje de las principales causas de destrío de la variedad Corazón de Toro 130 Gráfica 14. Distribución en porcentaje de la forma longitudinal de los frutos de la variedad Rosado 135 Gráfica 15. Histograma referido al peso de los frutos aplastados de la variedad Rosado Gráfica 16. Histograma referido a la altura de los frutos aplastados 139 de la variedad Rosado 139 Gráfica 17. Histograma referido al diámetro mayor de los frutos aplastados de la variedad Rosado 140 Gráfica 18. Histograma referido al diámetro menor de los frutos aplastados de la variedad Rosado 140 Gráfica 19. Histograma referido al peso de los frutos redondos de la variedad Rosado 142 Gráfica 20. Histograma referido a la altura de los frutos redondos de la variedad Rosado 142 Gráfica 21. Histograma referido al diámetro mayor de los frutos redondos de la variedad Rosado 143 Gráfica 22. Histograma referido al diámetro menor de los frutos redondos de la variedad Rosado 143 Gráfica 23. Evolución de la producción y Producción acumulada de la variedad Rosado 145 Gráfica 24. Porcentaje de frutos rajados y destrío en la variedad Rosado 145 Gráfica 25. Porcentaje de las principales causas de destrío en la variedad Rosado 146 Gráfica 26. Distribución en porcentaje de la forma longitudinal de los frutos de la variedad Amarillo 151 Gráfica 27. Histograma referido al peso de los frutos acorazonados de la variedad Amarillo 154 Gráfica 28. Histograma referido a la altura de los frutos acorazonados de la variedad Amarillo 155 Gráfica 29. Histograma referido al diámetro mayor de los frutos acorazonados de la variedad Amarillo 155 Gráfica 30. Histograma referido al diámetro menor de los frutos acorazonados de la variedad Amarillo 156 Gráfica 31. Evolución de la producción y Producción acumulada de la variedad Amarillo 157 Gráfica 32. Porcentaje de frutos rajados y destrío de la variedad Amarillo 158 Gráfica 33. Porcentaje de las principales causas de destrío de la variedad Amarillo Gráfica 34. Distribución en porcentaje de las edades de los/as 158 hortelanos/as 162 Gráfica 35. Distribución en porcentaje de las ocupaciones actuales de los/as hortelanos/as 162 Gráfica 36. Distribución en porcentaje de la cuestión: ¿ ha trabajado usted en el campo? 163 Gráfica 37. Distribución en porcentaje de la cuestión: ¿qué tipo de semillas prefiere? 164 Gráfica 38. Distribución en porcentaje de la cuestión: ¿que semillero utiliza usted para abastecerse? 170 Gráfica 39. Distribución en porcentaje de la cuestión: ¿qué tipo de poda realiza? 171 Gráfica 40. Distribución en porcentaje de la cuestión: ¿cómo realiza el entutorado de las matas? 171 Gráfica 41. Distribución en porcentaje de la preferencia sobre variedades locales o híbridos por parte de los/as hortelanos/as 173 Gráfica 42. Distribución en porcentaje de las características más importantes de las variedades locales según los/as hortelanos/as 174 Gráfica 43. Distribución en porcentaje de la cuestión: ¿cree que se están sustituyendo las variedades locales? 174 Gráfica 44. Porcentaje de elección de variedades en el panel de degustación 176 Gráfica 45. Consideraciones más importantes en la que se fijaron los/as hortelanos/as de la variedad Rosado 176 Gráfica 46. Consideraciones más importantes en la que se fijaron los/as hortelanos/as de la variedad Corazón de Toro 177 Gráfica 47. Consideraciones más importantes en la que se fijaron los/as hortelanos/as de la variedad Amarillo 177 ÍNDICE DE TABLAS Tabla 1 . Inconvenientes de la conservación ex situ 35 Tabla 2 . Tipología de participación: como participa la gente en programas y proyectos de desarrollo 68 Tabla 3 . Análisis de suelo I de la parcela de experimentación 78 Tabla 4 . Análisis de suelo II de la parcela de experimentación 78 Tabla 5 . Análisis disponible del agua de pozo utilizada en el riego de la parcela de experimentación 79 Tabla 6 . Medias mensuales tomadas en la Estación de Sevilla “Miraflores” en el periodo de 1942-1973 (MAPA, 1989) 81 Tabla 7 . Medias estacionales tomadas en la Estación de Sevilla “Miraflores” en el periodo de 1942-1973 (MAPA, 1989) 81 Tabla 8 . Medias mensuales tomadas en la Estación de Sevilla “Aeropuerto” en el año 2000 (Consejería de Medio Ambiente, 2001 82 Tabla 9 . Medias estacionales tomadas en la Estación de Sevilla “Aeropuerto” en el año 2000 (Consejería de Medio Ambiente, 2001) 83 Tabla 10. Valor nutritivo medio del tomate por 100 gr. de producto Comestible 88 Tabla 11. Valores orientativos de la composición del fruto de tomate maduro en porcentaje de peso fresco 88 Tabla 12. Resultados descriptivos de la arquitectura de la planta de la variedad Corazón de Toro 119 Tabla 13. Distribución en porcentaje del acostillado de los frutos acorazonados de la variedad Corazón de Toro 121 Tabla 14. Distribución en porcentaje de la forma y tamaño de la cicatriz estilar de los frutos acorazonados de la variedad Corazón de Toro 122 Tabla 15. Distribución en porcentaje de los tipos de cicatriz e inserción peduncular de los frutos acorazonados de la variedad Corazón de Toro 123 Tabla 16. Distribución en porcentaje del número de loculos de los frutos acorazonados de la variedad Corazón de Toro 123 Tabla 17. Resultados descriptivos de las dimensiones de los frutos acorazonados de la variedad Corazón de Toro 124 Tabla 18. Producción por meses de la variedad Corazón de Toro 128 Tabla 19. Resultados del trabajo con las semillas de la variedad Corazón de Toro 131 Tabla 20. Resultados descriptivos de la producción de semillas por fruto en la variedad Corazón de Toro 132 Tabla 21. Resultados descriptivos de la arquitectura de la planta de la variedad Rosado 134 Tabla 22. Distribución en porcentaje del acostillado de los frutos de la variedad Rosado 136 Tabla 23. Distribución en porcentaje de la forma y tamaño de la cicatriz estilar de los frutos de la variedad Rosado 136 Tabla 24. Distribución en porcentaje de los tipos de cicatriz e inserción peduncular de los frutos de la variedad Rosado 137 Tabla 25. Distribución en porcentaje del número de loculos de los frutos de la variedad Rosado 138 Tabla 26. Resultados descriptivos de las dimensiones de los frutos de la variedad Rosado 138 Tabla 27. Producción por meses de la variedad Rosado 144 Tabla 28. Resultados del trabajo con las semillas de la variedad Rosado 147 Tabla 29. Resultados descriptivos de la producción de semillas por fruto en la variedad Rosado 148 Tabla 30. Resultados descriptivos de la arquitectura de la planta de la variedad Amarillo 150 Tabla 31. Distribución en porcentaje del acostillado de los frutos acorazonados de la variedad Amarillo 152 Tabla 32. Distribución en porcentaje de la forma y tamaño de la cicatriz estilar de los frutos acorazonados de la variedad Amarillo 152 Tabla 33. Distribución en porcentaje de los tipos de cicatriz e inserción peduncular de los frutos acorazonados de la variedad Amarillo 153 Tabla 34. Distribución en porcentaje del número de loculos de los frutos acorazonados de la variedad Amarillo 153 Tabla 35. Resultados descriptivos de las dimensiones de los frutos acorazonados de la variedad Amarillo 154 Tabla 36. Producción por meses de la variedad Amarillo 157 Tabla 37. Resultados del trabajo con las semillas de la variedad Amarillo 159 Tabla 38. Resultados descriptivos de la producción de semillas por fruto en la variedad Amarillo 160 Tabla 39. Variedades locales de tomate diferenciadas por los/as hortelanos/as 168 Tabla 40. Material vegetal conservado por los/as hortelanos/as 172 Tabla 41. Variedades utilizadas en el panel de degustación celebrado el 28 de Junio de 2001 175 Tabla 42. Revisión de los descriptores 179 ÍNDICE DE FIGURAS Figura 1. Dimensiones de la parcela y disposición de las variedades 84 Figura 2. Forma de la hoja del tomate 93 Figura 3. Esquema de la división de las hojas 94 Figura 4. Esquema de los tipos de inflorescencias 95 Figura 5. Formas longitudinales del fruto 96 Figura 6. Tipo de cicatriz estilar en el fruto 98 Figura 7. Esquema de las diferentes partes del tomate 100 Figura 8. Esquema sobre la observación, medición y cuantificación de los descriptores cualitativos 103 Figura 9. Esquema sobre la observación, medición y cuantificación de los descriptores cuantitativos 104 Figura 10. Formas acorazonadas de la variedad Corazón de Toro 128 Figura 11. Tipos de frutos de forma aplastada de la variedad Rosado 141 Figura 12. Esquema para la determinación de tipos de colores Anexo IV ANEXOS Anexo I. Localización y croquis del parque y de la huerta. Anexo II. Fichas de caracterización. Anexo III. Fichas resumen para cada variedad. Anexo IV. Carta de colores MUNSELL. Anexo V. Tipos de hojas. Anexo VI. Formulario de la encuesta y cuestionario y ficha del panel de degustación. Anexo VII. Pruebas de normalidad, resumen de datos y resultados del tratamiento estadístico. Anexo VIII. Fotos. JUSTIFICACIÓN DEL PROYECTO Este Trabajo se engloba en un proyecto más amplio que se ocupa de la conservación de recursos genéticos en el ámbito de la Huerta “Las Moreras” (Parque de Miraflores, Sevilla) y de la manera de abordar desde la agroecología y la investigación participativa el manejo óptimo de estos recursos. Tiene su origen en un proyecto de investigación iniciado a mitad de la década de los 90 por el Instituto de Sociología y Estudios Campesinos (ISEC) de la Universidad de Córdoba y la Dirección General de Investigación y Formación Agraria y Pesquera de la Consejería de Agricultura y Pesca de la Junta de Andalucía, en colaboración con cooperativas de producción ecológica y asociaciones de consumidores de estos productos. Dicha investigación se realizó en tres áreas geográficas andaluzas: la provincia de Cádiz, la comarca de Estepa en Sevilla y la comarca de Antequera en Málaga (Guzmán et al., 2000.b). El caso que nos ocupa consiste en la caracterización in situ de un material vegetal (variedades locales de tomate) donado por los propios hortelanos y sobre el que van a dar su propia valoración. Después de caracterizar las variedades objeto de estudio y considerando su aceptación por los agricultores y consumidores, hay que promover que sean registradas como variedades comerciales, de forma que su simiente pueda ser incorporada al mercado de semilla ecológica que habrá que generalizarse a partir del 31 de Diciembre del año 2003 (Reglamento (CEE) Nº 1804/99 del Consejo de 19 de Julio de 1999). Esta inscripción requiere una caracterización exhaustiva de las variedades a través de un examen oficial, si bien, la nueva legislación estatal mediante el Real Decreto 323/2000, abre una puerta a la exención de este riguroso examen en el caso de que sean suficientes los resultados de las pruebas no oficiales y las descripciones detalladas de las variedades. Por lo tanto con este Trabajo se pretende, además de comenzar la conservación de las variedades locales que guardan los/as hortelanos/as del parque con la participación de estos, iniciar el trabajo que lleve al registro de estas variedades y que sean así útiles para la agricultura ecológica. Este Trabajo se ha dividido en las siguientes partes: Una introducción en la que se trata el problema de la erosión genética, haciendo hincapié en la perdida de los recursos fitogenéticos, las variedades locales, los sistemas de mejora que existen y las modalidades de conservación. En este capitulo también se comenta la legislación actual de semillas y sus efectos sobre la biodiversidad agrícola. Además se hace referencia a la Huerta “Las Moreras” como experiencia apropiada para la conservación de la biodiversidad. Por ultimo se aprovecha para contextualizar tanto el marco teórico (Agroecología) como el metodológico (la Investigación Participativa) donde se apoya este trabajo de investigación. A continuación se especifica el procedimiento llevado a cabo en la caracterización del material vegetal, junto al material y métodos empleados para la obtención de la información en la descripción de las variedades y en la valoración por parte de los/as hortelanos/as. En el siguiente capitulo, se resumen los resultados obtenidos a partir de la aplicación de los métodos anteriores y se revisan los descriptores empleados para valorar su utilidad. Posteriormente, se presentan las conclusiones a las que se ha llegado en este trabajo. Finalmente se han incluido una serie de anexos que complementan la información y que pueden ser de gran utilidad en la comprensión del estudio. Es necesario finalizar la justificación de este trabajo comentando que somos conscientes de la limitación con las que nos enfrentamos en esta experiencia debido al diseño experimental de las parcelas (reducido número de semillas, ensayos realizados en un lugar y periodo muy concreto). Esta limitación, no obstante, se ha intentado compensar mediante una ampliación del campo de trabajo, incluyendo no solo la descripción de las variedades sino su valoración, mediante técnicas participativas, por parte de los/as hortelanos/as. I. INTRODUCCIÓN I.1 RECURSOS GENÉTICOS Antiguamente se consideraba que los recursos naturales básicos para la vida eran el agua, el suelo y el aire. Sin embargo existe un cuarto recurso natural que ha ganado importancia últimamente frente a estos recursos tradicionales por ser una de las bases de la salud ambiental de nuestro planeta y una fuente de seguridad económica y ecológica para las generaciones futuras: los recursos genéticos (Hobbelink, 1992; Nuez y Ruiz, 1999.b). El interés adquirido por estos recursos se ha producido, al igual que ha ocurrido históricamente con el resto de recursos, por su progresiva desaparición, la toma de conciencia de su escasez por parte de la sociedad y, lógicamente, su encarecimiento (Soriano, 2000). Los recursos genéticos forman parte de la diversidad biológica, conocida como biodiversidad. Es en ésta en la que se basa el sustento que conforma la vida de este planeta (Alvarez, 2000; Souza et al., 2001). Son los alimentos que comemos: cultivos, frutas, animales, peces, raíces y cortezas; las plantas medicinales que nos curan; los arboles y otras plantas que nos aportan materiales para vestirnos, cobijarnos y numerosos servicios y los incontables microorganismos en la base de todas las cadenas de vida. Pero la biodiversidad es también cultura, sistemas productivos, relaciones humanas y económicas. Es, es esencia, libertad (Vía Campesina, 2001). El término de biodiversidad procede del griego BIO, que significa vida y DIVERSIDAD, que significa variedad. Por lo tanto se trata de variedad de formas de la vida (organismos, morfologías, colores, texturas), diferencia, abundancia de cosas diferentes. No se debe considerar la biodiversidad como la simple abundancia de taxones, es decir, un sistema no posee mayor diversidad a mayor número de organismos, especies o variedades. Esto es completamente erróneo ya que la biodiversidad se basa no sólo en el concepto de diferencia sino también en el de complejidad y por lo tanto si ignoramos la interacción entre los grupos, difícilmente tendremos una idea real de la biodiversidad del sistema (Soriano et al., 2000.a). Así, la biodiversidad se puede definir desde una perspectiva como: el resultado de las formas en que están organizados e interactuando los diferentes componentes vivos e inertes del sistema (Simmons, 1982; Díaz, 1998; Souza et al., 2001). Y desde otra perspectiva, la biodiversidad es lo que hace posible la organización e interacción del sistema mismo (Gliessmann, 2001). También se puede definir como: el resultado evolutivo que se manifiesta en la existencia de diferentes modos de ser para la vida (Halffter y Ezcurra, 1992). La biodiversidad permite tanto la evolución de los ecosistemas naturales como las modificaciones intencionadas de los sistemas de producción (González, 1999). El 5 de Junio de 1992 se producía en Río de Janeiro, durante la Cumbre de la Tierra, la concreción de los principios de desarrollo sostenible relacionados con el uso de la biodiversidad del planeta y de la que se deriva una clara toma de conciencia del deterioro ambiental mundial y del agotamiento de los recursos naturales. Sin duda, ha sido la cumbre más importante de la historia relativa a la preservación de los recursos naturales de la Tierra y de la protección ante los cambios climáticos y en la que se aprobaron compromisos políticos generales y convenios con fuerza jurídica vinculante como el Convenio sobre Diversidad Biológica y el Convenio sobre Cambio Climático (Molina, 1998). El Convenio sobre Biodiversidad, ratificado por 157 países, ha sido reconocido como un hito histórico porque por primera vez se reconoce la biodiversidad en un tratado internacional global y discute importantes asuntos contradictorios como la conservación de la biodiversidad y el uso sostenible, el acceso a los recursos genéticos, mecanismos para repartir los beneficios del uso de los productos derivados de recursos genéticos, el acceso a tecnologías y biotecnología, el financiamiento y los mecanismos de ejecución (Grajal, 1999). El Convenio sobre la Diversidad Biológica representa una apuesta por una agricultura compleja y diversa en el uso de especies y variedades, en el cultivo y conservación de tecnologías y variedades locales y el respeto y puesta en valor de los conocimientos tradicionales. La demostración de lo dicho se puede ver a partir de los siguientes párrafos entresacados del texto del Convenio (Declaraciones del Convenio sobre Diversidad Biológica, 1992): Las partes contratantes (Preámbulo), Conscientes del valor intrínseco de la diversidad biológica y de los valores ecológicos, genéticos, sociales, económicos, científicos, educativos, culturales, recreativos, y estéticos de la diversidad biológica y sus componentes... Conscientes de que la conservación y la utilización sostenible de la diversidad biológica tienen importancia critica para satisfacer las necesidades alimentarias y de otra naturaleza de la población mundial en crecimiento, para lo que son esenciales el acceso a los recursos genéticos y a las tecnologías y la participación en esos recursos y tecnologías... A los efectos del presente Convenio (Articulo 2: Términos utilizados) Por “diversidad biológica” se entiende la variabilidad de organismos vivos de cualquier frente, incluidos, entre otras cosas, los ecosistemas terrestres y marinos y otros ecosistemas acuáticos y los complejos ecológicos de que forman parte; comprende la diversidad dentro de cada especie, entre las especies y de los ecosistemas. Cada parte contratante en la medida de lo posible y según proceda (Articulo 8: Conservación in situ): Con arreglo a su legislación nacional, preservará y mantendrá los conocimientos, las motivaciones y las prácticas de las comunidades indígenas y locales que entrañen estilos tradicionales de vida pertinentes para la conservación y la utilización sostenible de la diversidad biológica y promoverá su aplicación más amplia, con la aprobación y participación de quienes posean esos conocimientos, innovaciones y prácticas y fomentara que los beneficios derivados de la utilización de esos conocimientos, innovaciones y prácticas se compartan equitativamente. El Convenio ha sido firmado y ratificado por la mayor parte de los países del mundo con la significativa excepción de los Estados Unidos, ligada fundamentalmente al problema que representa el reparto equitativo de beneficios de la explotación de la diversidad (Molina, 1998). La Unión Europea ratificó este convenio, comprometiéndose a integrar en sus diferentes políticas sectoriales los aspectos relacionados con la biodiversidad. De esta forma, el 4 de Febrero de 1998 la Comisión aprobó una comunicación sobre una estrategia en esta materia, fijando unos objetivos que deberán alcanzarse mediante planes de acción específicos, siendo uno de los sectores de mayor atención en este sentido el de la agricultura (Hernández, 1999). Dentro de la Unión Europea, los estados miembros han redactado ya sus estrategias en esta materia. Por ello, el Ministerio de Medio Ambiente, en el marco de sus competencias y tras varios años de preparación iniciados por la Secretaría General de Medio Ambiente, hizo publica el 8 de Marzo de 1999 su Estrategia Española para la Conservación y el Uso Sostenible de la Diversidad Biológica. El objetivo principal es el de conseguir un desarrollo sostenible de la sociedad, con el mejor equilibrio posible entre el desarrollo y la conservación de los recursos naturales a través de un marco general para la política nacional de conservación y utilización sostenible de la diversidad biológica, diagnosticando el estado de nuestra biodiversidad, identificando los procesos que están causando su deterioro y los sectores productivos que los provocan e indicando las directrices que para cumplir con la finalidad propuesta deberán seguir los futuros planes sectoriales y programas específicos. La elaboración de esta estrategia era una de las obligaciones de las partes contratantes del Convenio sobre la Diversidad Biológica, el cual fue ratificado por España el 21 de Diciembre de 1993. Este documento fue elaborado con la participación de todos los sectores implicados: administración general, autonómica y local, organizaciones ecologistas, empresariales y sindicales, así como investigadores y universidades. De toda la riqueza biológica (especies existentes en la actualidad) del planeta creadas a través de la evolución, entendiendo esta evolución como un proceso que no ha ocurrido de forma simultanea en toda la superficie de la tierra (Vavilov citado por Martín, 2001), el hombre aprovecha tan solo una mínima parte de la riqueza fitogenética del planeta: son más de 1.500.000 las especies biológicas ya descritas sobre el planeta, aunque posiblemente la cifra real de las existentes sea cuatro veces superior (Hernández, 1999). De las conocidas, 350.000 pertenecen al reino vegetal y de ellas 250.000 corresponden a plantas superiores, del 50% de las cuales se conoce algún uso o interés concreto para el hombre. El catálogo de las plantas de interés alimentario para la humanidad supera con toda probabilidad las 20.000, pudiendo llegar a la cifra de 50.000. Sin embargo y actualmente tan solo alrededor de 200 pueden considerarse como cultivos importantes desde el punto de vista alimentario, y de estas tan solo 100 son comercializadas internacionalmente. Mas aún, solo veinte cultivos representan el 80% de la alimentación mundial, diez de ellos alcanzan el 66%, de los cuales tres (trigo, arroz y maíz) significan por sí solos el 41.5% (FAO, 1996.a). Estas cifras pueden producir la falsa impresión de que la humanidad puede sobrevivir perfectamente en un mundo muy simplificado, utilizando muy pocas especies, pero lejos de esta sensación, el hombre depende de un gran número de especies biológicas. Nuestra dependencia de las especies y productos extraídos o derivados de los vegetales es tan inmensa como incuestionable (IPGRI, 2001). I.1.1 LA BIODIVERSIDAD FITOGENÉTICOS AGRÍCOLA Y LOS RECURSOS A la hora de hablar de biodiversidad, hay que referirse de manera separada a la biodiversidad agrícola y a la biodiversidad silvestre. Si bien ambas forman parte de la naturaleza y de la diversidad de nuestro planeta, nos referimos a biodiversidad agraria cuando hablamos de las plantas y animales que han sido domesticados por los seres humanos y los sistemas que junto a ellas conformamos (Souza et al., 2001), y que se diferencia de la biodiversidad silvestre (sistemas que existen sin adaptación de las especies por las personas, aunque exista utilización, interacción, explotación o destrucción de ese medio por ellas) en una serie de características (García, 1999, Díaz, 2000; García, 2001): a) La agricultura es una actividad económica y como tal, es algo que no ocurre de forma natural en los ecosistemas. En esta “artificialización de los ecosistemas”, la biodiversidad aporta unos beneficios que van más allá de la mera producción de alimentos, materias primas e ingresos. Algunos de estos servicios son el reciclaje de nutrientes, la regulación de organismos indeseables, el control del microclima, etc., lo que hace que la biodiversidad sea una pieza clave para el mantenimiento de los agroecosistemas. b) Por otro lado, la biodiversidad agrícola ha sido fruto de una continua y deliberada selección y mejora por parte de los hombres y mujeres de todas las culturas desde el principio de la agricultura. En tiempos más recientes, los fitomejoradores han aprovechado esta diversidad para mejorar o crear nuevas variedades. c) Debido a las migraciones humanas, muchas plantas han pasado de un continente a otro de forma artificial. En la actualidad, a estas migraciones hay que unir la mejora en los transportes y la creación de colecciones de germoplasma. Por ello, muchos de estos recursos genéticos están concentrados en zonas diferentes de las de su origen. d) A pesar de que muchos países mantienen actualmente una alta diversidad fitogenética, esto no le asegura que en el futuro no requieran tener acceso a materiales de otras zonas del mundo. Debido a esta constante necesidad de intercambio de recursos fitogenéticos, existe una interdependencia mundial en relación con este recurso. e) La biodiversidad agrícola, que ha sido fruto de una selección humana, plantea el problema de la forma de “distribución de beneficios”, particularmente en aquellos casos en los que el material seleccionado y mejorado por pueblos o culturas ha sido tomado por empresas privadas. Este problema que se plantea, aunque ha sido tenido en cuenta por organismos como la FAO e incluso en el Convenio sobre Biodiversidad, sigue siendo causa de conflictos entre los países del norte y los del sur. f) La diversidad agrícola que se está manteniendo en nuestros campos, es cada vez más dependiente del ser humano, porque si bien todas las variedades agrícolas son fruto de una selección dirigida, las variedades modernas (fundamentalmente los híbridos y las nuevas variedades surgidas de la biotecnología) nos son entendidas sin un control exhaustivo por parte del hombre. De todas estas características, se deduce que la situación de la biodiversidad agrícola es diferente a la silvestre, ya que está asociada a sistemas agroecológicos y a necesidades humanas y ambos están en continuo cambio. A pesar de estas diferencias, la pérdida tanto de la biodiversidad silvestre como de la agrícola debe ser afrontada de forma internacional, pero la agrícola, que siempre ha estado directamente vinculada al hombre, requiere una ordenación humana más activa y constante (FAO, 1996.a). Por todas las características citadas anteriormente, en el caso concreto de la agricultura parece más correcto hablar de Recursos Fitogenéticos para la Alimentación y la Agricultura (RFAA), que constituyen la fracción de la biodiversidad potencialmente útil para el desarrollo agrícola (Nuez y Ruiz, 1999.b), son la base de la subsistencia de la humanidad (Ministerio de Medio Ambiente, 1999) y la suma de todas las combinaciones de genes resultantes de la evolución de una especie (IPGRI, 2000). La FAO (1996.a) utiliza en la actualidad esta denominación para resaltar de esta forma la importancia que estos recursos tienen para el mantenimiento de la producción agrícola y para la seguridad alimentaria mundial y los define como: “la diversidad de material genético contenido en las variedades tradicionales y cultivares modernos usados por los agricultores, así como sus parientes silvestres y otras especies de plantas que puedan ser usadas como alimento humano o para los animales domésticos, para la obtención de fibras y tejidos, madera, energía, etc.“ Y de la que se deduce, que el término RFAA lleva implícito un valor o posible valor económico o utilitario, inmediato o futuro. Una definición más formal se encuentra en el Artículo 2 del Compromiso Internacional (Nuez y Ruiz, 1999.a): “los recursos fitogenéticos incluyen el material de propagación vegetativa o reproductivo de las siguientes categorías de plantas: variedades cultivadas (cultivares) actualmente en uso y variedades recientemente desarrolladas, cultivares obsoletos, cultivares primitivos (variedades tradicionales), especies silvestres y asilvestradas, relacionadas con las variedades cultivadas y materiales genéticos especiales (incluyendo líneas de mejora de élite y mutantes)”. En definitiva, los recursos fitogenéticos juegan un papel fundamental ya que, entre muchas de sus características, su variabilidad genética (Hernández, 2000): a) Es la base del desarrollo de variedades mejoradas que aseguren cantidades estables y suficientes de alimentos. b) Es la fuente de nuevas opciones de cultivos y de resistencia a factores adversos. c) Ayuda a mantener el equilibrio de agroecosistema basándose en la selección o reintroducción de especies apropiadas. d) Es un elemento importante para la agricultura sostenible. e) Es un elemento estratégico en tratados de intercambio entre países. f) En ocasiones es la opción segura para ampliar la frontera agrícola. g) Es un legado de seguridad para la alimentación y bienestar de las generaciones futuras. La FAO, en su 26º periodo de sesiones, dispuso que se preparase durante 1995 un Informe sobre el estado de los recursos fitogenéticos en el mundo mediante un proceso participativo dirigido por los países, para la Conferencia Técnica Internacional sobre los Recursos Fitogenéticos, que se celebraría durante Junio de 1996 en Leipzig, Alemania (FAO, 1996.a). En este informe, que tuvo como fuente primordial los informes de 151 países, se describió la situación presente de los RFAA a escala mundial y se señalaron las lagunas y necesidades en relación con su conservación y utilización sostenible, así como las situaciones de urgencia, estableciendo de esta manera las bases para el Plan de Acción Mundial que aprobaría la Conferencia Técnica Internacional (Hernández, 1999). A continuación extraemos algunos párrafos del informe donde se refleja la importancia de los RFAA y de aquellos que han contribuido a su conservación: “ A lo largo de la historia, los recursos fitogenéticos han contribuido a la estabilidad de los agroecosistemas y proporcionado una materia prima fundamental para la moderna mejora científica de los cultivos. Ahora siguen constituyendo la base de la evolución como un recurso que permite a los cultivos adaptarse a una infinidad de medios, conseguir nuevas aplicaciones y responder a los nuevos factores adversos que surjan en el próximo siglo... ... Los recursos fitogenéticos para la alimentación y la agricultura son el producto de la evolución natural y de la intervención humana. Reconocemos la función desempeñada por generaciones de campesinos y campesinas y de fitomejoradores, así como por las comunidades indígenas y locales en la conservación y la mejora de los recursos fitogenéticos”. Este acuerdo ha sido actualizado tras la aprobación por la FAO, en su asamblea general (Roma, 2001), del Tratado Internacional sobre los RFAA, revisado en armonía con el Convenio sobre Biodiversidad (1992), y que garantizará un uso más eficaz de la diversidad genética para hacer frente al desafío de la erradicación del hambre en el mundo, con diversas matizaciones como la de Esquinas-Alcázar (FAO, 2001): “la tarea que queda todavía, a pesar de la aprobación del Tratado Internacional, es enorme dada la necesidad de garantizar que los recursos genéticos y las tecnologías locales utilizadas por generaciones de agricultores sean complementadas y potenciadas por las nuevas tecnologías en lugar de ser amenazados o sustituidas por ellas”. La duración que tuvieron las negociaciones refleja la dificultad de llegar a acuerdos en las cuestiones relativas a los derechos de propiedad intelectual y la lista de cultivos incluidas en el Tratado. A pesar de todo, el Tratado muestra el amplio compromiso internacional que tanto las tecnologías tradicionales como las modernas deben estar al servicio de la humanidad, en particular para aliviar el hambre y promover el desarrollo sostenible en los países en desarrollo. El Tratado fue aprobado por 116 países y dos abstenciones. No hubo votos en contra. En una agricultura como la española, y en general como la europea, cualquier política de apoyo que se desarrolle en este tema, será de gran influencia en el rescate y conservación de la biodiversidad agrícola (Hernández, 1999). En 1992 (Tratado de Maastricht) la reforma de la PAC supone, tras fomentar y posibilitar en sus comienzos una profunda intensificación de la agricultura y la ganadería para mantener básicamente altos niveles de competitividad mercantil provocando un gran impacto negativo en la diversidad biológica (Ministerio de Medio Ambiente, 1999), un cambio importante al reconocer alguno de los aspectos de deterioro de la biodiversidad e incluir en su planificación el mantenimiento de elementos enriquecedores del entorno rural o que intentan frenar la degradación. Estas premisas llevaron a la aprobación del Reglamento (CEE) 2078/1992 sobre “métodos de producción agraria compatibles con las exigencias de la protección del medio ambiente y la conservación del espacio natural”, que creó un régimen de ayudas cofinanciadas por la Sección de Garantía del Fondo Europeo de Orientación y Garantía Agrícola (FEOGA). Este reglamento incluye entre sus objetivos el fomento de una explotación de las tierras agrícolas compatible con la protección y mejora del medio ambiente, del espacio natural, del paisaje, de los recursos naturales, de los suelos y de la diversidad genética. Posteriormente y con ocasión de la Agenda 2000, la PAC ha insistido en los objetivos ya planteados. Así, el Reglamento (CE) 1257/1999, que deroga al citado anteriormente y que está dedicado a medidas de Desarrollo Rural, incluye medidas agroambientales que podrán ser objeto de ayuda. Bajo el amparo del Reglamento anterior, el Real Decreto 4/2001, de 12 de Enero, establece un régimen de ayudas a la utilización de métodos de producción agraria compatibles con el medio ambiente, entre las que se encuentran las siguientes acciones como posible objeto de ayuda: extensificación de la producción agraria, fomento de las variedades autóctonas con riesgo de erosión genética, técnicas ambientales en el uso de productos químicos y lucha contra la erosión en medios frágiles. Así, en el Anexo II de este Real Decreto se establecen como beneficiarios para la ayuda del fomento de las variedades autóctonas en riesgo de erosión genética, los titulares de explotaciones que pertenezcan a asociaciones o agrupaciones de agricultores, productores y/o comercializadores, que tengan como objetivo la conservación o el mantenimiento de los cultivos tradicionales y/o en peligro de extinción y cultiven alguna de las variedades que sean determinadas al efecto por la administración gestora como en riesgo de erosión genética. I.2 EROSIÓN GENÉTICA En la actualidad nos enfrentamos a enormes presiones que pretenden imponer la uniformidad en vez de la diversidad, uniformidad tanto biológica como cultural (referida ésta al saber colectivo de la humanidad sobre la biodiversidad, su utilización y su gestión), produciéndose un proceso de pérdida de biodiversidad en el caso de la pérdida de especies (Alvarez, 2000). Esta pérdida de biodiversidad es conocida como erosión genética y se puede definir como el proceso de pérdida de la variabilidad genética, y afecta tanto a animales terrestres y acuáticos como a vegetales y a pequeños microorganismos (GRAIN, 1996.c), es decir, no se trata sólo de la pérdida más llamativa de ballenas, delfines o tigres, sino también de esos animales, plantas y árboles que tradicionalmente han aportado el sustento de nuestras comunidades (Alvarez, 2000). Si bien en este trabajo sólo se hace referencia a la pérdida de las plantas cultivadas, hay que resaltar que en los agroecosistemas se está produciendo una gran pérdida de variabilidad genética en variedades autóctonas de ganado. Estos animales domésticos que cumplen un rol fundamental en la agricultura como fuente de alimento, de trabajo, facilitando el cultivo de la tierra, como capital (especialmente en países pobres), como suministradores de energía (en forma de estiércol que se utiliza para abonar o se quema) o como productores de fibra que se usa para las vestimentas (GRAIN, 1996.b), han sido sometidos a intensos programas de selección, produciéndose el desplazamiento de razas locales por las mejoradas (Ministerio de Medio Ambiente, 1999). De la misma manera, también se están perdiendo pequeños organismos que cumplen unas labores vitales en el funcionamiento de los ecosistemas, y de los que tanto la agricultura como las industrias forestales dependen para sus producciones y sustentabilidad (García, 1999; Díaz, 2000). La erosión de nuestros recursos genéticos puede afectar gravemente a las futuras generaciones, las cuales, muy acertadamente, nos culparán de falta de responsabilidad y de falta de previsión. En ese momento, la mayoría de los recursos genéticos no estarán disponibles para su utilización general por los mejoradores, agrónomos, forestales y horticultores de todo el mundo (Nuez y Ruiz, 1999.b). I.2.1 SITUACIÓN DE LOS RECURSOS FITOGENÉTICOS EN ESPAÑA Aunque en España no hay cifras ni estudios concretos al respecto, los datos que se estiman aparecen reflejados en el Informe Nacional para la Conferencia Técnica Internacional de la FAO (Leipzig, 1996) sobre los Recursos Fitogenéticos elaborado por el INIA en 1995, y en el que se llegaron a las siguientes conclusiones: Ø En cereales de invierno (trigo, cebada, avena y centeno) prácticamente el 100% de las variedades han sido sustituidas por otras mejoradas, excepto en el caso del centeno, cultivo en retroceso y del que en pequeñas explotaciones del norte de la Península, de carácter montañoso, se pueden encontrar variedades locales. Ø En los cereales de primavera (maíz, sorgo y arroz), la situación es igualmente precaria. Aunque se pueden encontrar algunas variedades locales de maíz en la zona norte y de sorgo en el Valle del Ebro, en explotaciones comerciales han sido sustituidas al 100% por variedades mejoradas (híbridos). Las variedades de arroz son al 100% mejoradas. Ø En leguminosas se utiliza un alto porcentaje de variedades locales, tanto para consumo humano como para pienso. Algunos tipos de estas variedades, debido a su calidad, están en recuperación para incluirlas en planes de mejora. Ø En cultivos extensivos industriales (girasol, algodón, remolacha, etc.) la totalidad de las variedades son mejoradas. Solamente se pueden encontrar algunas variedades locales de girasol blanco para consumo directo como pipa. Ø En hortícolas, existen por un lado los cultivares mejorados y normalmente comercializados por transnacionales destinadas a los mercados interiores y de exportación, con notables excepciones de variedades locales de alta calidad muy apreciadas en mercados interiores. Y por otro lado, las hortícolas que se cultivan en pequeños huertos suelen ser en una gran proporción variedades tradicionales destinadas al autoconsumo. El problema de estas fincas es, habitualmente, su ubicación en zonas de poca importancia hortícola, o terrenos marginales y su uso por personas de avanzada edad, por lo que están en franco retroceso. Ø Las especies forrajeras y pratenses son en su mayoría material mejorado normalmente a partir de variedades autóctonas, exceptuando la alfalfa y la veza en las que predomina el uso de variedades tradicionales. Ø En especies ornamentales, predomina el material foráneo sobre el autóctono en flor cortada, aunque últimamente se está promoviendo el uso de especies autóctonas para jardinería de exterior e interior. Ø En frutales podemos diferenciar varios casos. En la vid para vinificación, se suelen usar cultivares antiguos, normalmente asociados a las denominaciones de origen o zonas de cultivo, aunque en algún caso sean de origen foráneo. No ocurre lo mismo para la uva de mesa, donde predominan las variedades mejoradas. En cítricos, el 100% son variedades mejoradas. Las variedades de olivo son normalmente cultivares autóctonos. En frutales caducifolios, sólo predominan variedades antiguas en el caso del almendro, albaricoquero y algunos tipos de melocotón, además de aquellos de menor importancia comercial como son higueras, granados o acerolos. En frutales subtropicales, aunque el material original no era autóctono, muchas de las variedades han sido mejoradas y seleccionadas por los propios agricultores, considerándolas como del país. I.2.2 CAUSAS DE LA EROSIÓN GENÉTICA EN LAS ESPECIES CULTIVADAS La erosión genética en los agroecosistemas se debe a una interacción entre factores complejos que han incidido directa o indirectamente sobre los mismos. Por ello y porque posiblemente unos factores sean consecuencias de otros, no se deben estudiar de manera aislada. Lo que sí parece claro, es que la destrucción de los ecosistemas y la perdida de biodiversidad no pueden seguir siendo considerados como externalidades o simples efectos secundarios de un modelo económico de desarrollo determinado, sino que deben incluirse como costes ambientales (Alvarez, 2000) y deberían ser un elemento crucial en la comparación de agroecosistemas (Altieri, 1995). Por esto, es importante analizar las causas de erosión para poder intervenir sobre ellas. Un gran número de trabajos coincide en que la principal causa de la erosión genética ha sido y es la implantación generalizada de la agricultura comercial moderna o industrializada (FAO, 1996.a), originada por la consolidación de la racionalidad científica occidental impuesta en el siglo XX (Revolución Verde) con la idea de que a la naturaleza había que someterla y modificarla con el objetivo de aumentar las producciones basándose en cuatro grandes pilares: mecanización, fertilizantes, pesticidas y semillas mejoradas (Rosset, 1997; Montecinos, 1997; Gómez y Honty, 1997; Sotomayor, 1997; Angulo et al., 1998; Hobbelink, 1999). Todo esto ha provocado el deterioro de los agroecosistemas, manifestado como rebrotes de plagas en muchos sistemas de cultivo y también en forma de salinización, erosión del suelo, contaminación de aguas, etc. Además estos cambios han llevado también a la transformación de la vida rural en todo el mundo y una cada vez mayor dependencia económica, tecnológica y cultural ante las transnacionales de la agricultura y la alimentación (Hecht, 1997). Bajo esta consideración, junto a tres procesos paralelos que se producen desde los años 80 (Segunda “Revolución verde”) como es la consolidación del control de la cadena alimenticia por las empresas transnacionales, la legalización de la privatización de la vida a través de los derechos de propiedad intelectual y el despliegue masivo de cultivos transgénicos (Alvarez, 2000), se engloban las siguientes causas especificas de la erosión genética: I.2.2.1 Sustitución de variedades tradicionales por otras modernas En el informe de la Comisión de RFAA de la FAO (1996.a) la causa con más frecuencia citada en los informes de los países sobre la pérdida de diversidad genética, fue la sustitución (y por consiguiente su pérdida) de las variedades tradicionales altamente adaptadas a su ambiente local y poseedoras de una gran diversidad genética por variedades mejoradas (Gráfica 1) como consecuencia de esfuerzos nacionales e internacionales de desarrollo agrícola (Montecinos y Altieri, 1992; González, 1999; Hernández, 1999; Nuez y Ruiz, 1999.a; Hernández, 2000; Souza et al., 2001). Así, tenemos como países como Corea, China, Malasia, Filipinas, Tailandia, Etiopía, Uruguay, México, Costa Rica, Chile, etc., señalan en el informe las pérdidas que se han producido en sus territorios tanto de variedades tradicionales como de plantas silvestres afines de las cultivadas. 18 Cambio de los sistemas agrícolas Sustitución de variedades locales 81 Sobrepastoreo 32 Causas Barbecho reducido 6 Explotación excesiva de especies 52 Disturbios civiles 6 Plagas/malas hierbas/enfermedades 9 22 Legislación/Políticas Degradación del medio ambiente 33 Presión demográfica + urbanización 46 Desmonte + deforestación + incendios matorrales 61 0 10 20 30 40 50 60 70 80 90 Nº de países Gráfica 1. Causas de erosión genética mencionados en los informes de los países para la Conferencia de Leipzig (1996). I.2.2.2 Cambios en los sistemas agrícolas El cambio hacia un sistema agrario industrializado, que emplea tecnologías diferentes y altamente especializadas, ha supuesto un incremento de la dependencia de los agricultores hacia las empresas agroindustriales, cuyos procesos requieren una materia prima estandarizada, tanto más cuanto mayor sea el acabado final (Hernández, 1999). Si a esto se le añade la búsqueda de unos elevados rendimientos con los supuestos objetivos de paliar el hambre en el mundo o de buscar un suministro rápido de materias primas con las que continuar este proceso cíclico, se impone la necesidad de utilizar nuevas variedades e incluso cultivos de gran homogeneidad, que se adapten a este sistema, desplazando a aquellos tradicionales de alta diversidad y adaptados a agroecosistemas concretos (Nuez y Ruiz, 1999.b). Además, el paso de una agricultura de subsistencia a una industrial, ha provocado que no sea vital tener muchas variedades capaces de adaptarse a las diferentes condiciones que se presenten, por lo que se ha ido eliminando esta diversidad (Souza et al., 2001). Esto ocurre, porque en esta nueva coyuntura, la diversidad de cultivos no cumple la función que tradicionalmente tuvo y ahora muchos de los beneficios que se han perdido en cuanto a la adaptabilidad al medio, pueden ser reemplazados por la introducción de insumos, y la disminución de riesgos o estabilidad de los ingresos, se pueden alcanzar con una serie de tareas múltiples como pueden ser los trabajos fuera de la finca. I.2.2.3 Medidas legislativas y políticas Los modelos agrícolas industriales antes mencionados han sido, en algunos casos, creados y potenciados por planes nacionales e internacionales de mejoramiento genético y extensión (Montecinos y Altieri, 1992; Alvarez, 2000). Así, en la CEE, se han promovido una serie de fenómenos que nos hacen cuestionar, al menos, la política agraria común (Ministerio de Medio Ambiente, 1999), como son: las producciones excedentarias, las primas por abandonar determinados cultivos (por ejemplo los viñedos), las sanciones por sobreproducir otros, la obligatoriedad de comprar semillas certificadas para determinados cultivos, las subvenciones a productos sin tradición, caso del lino, etc. I.2.2.4 Factores económicos En este proceso de industrialización de la agricultura, los agricultores han tenido que realizar fuertes inversiones monetarias, emplear alta tecnología y proceder a la mecanización de sus explotaciones, con el fin de incrementar su productividad. Pero al mismo tiempo se han producido una serie de externalidades negativas de orden económico, social y ecológica (Guzmán et al., 2000.a). Esta serie de técnicas que requieren el empleo continuo de maquinaria agrícola pesada, combustibles fósiles no renovables, productos químicos de síntesis industrial y material genético homogéneo, han provocado una serie de efectos secundarios entre los que se encuentra la disminución de la diversidad. I.2.2.5 Cambios demográficos Los cambios tanto en la distribución como en el tamaño de las poblaciones humanas fomentan la pérdida de recursos genéticos (Montecinos y Altieri, 1992). Debido al deterioro de las zonas cultivables y al creciente aumento de la población, cada vez son roturadas más tierras para satisfacer las necesidades de alimentos, lo que contribuye al deterioro ambiental (Pimentel et al., 1992). El éxodo hacia las ciudades y el abandono del campo influye también en la pérdida de variedades de cultivo, de técnicas, conocimientos y mecanismos históricos que permitan al mantenimiento de las mismas (García, 1999). Éstas y otras migraciones provocan además, cambios en las presiones de selección sobre las especies, lo que en muchas ocasiones lleva la pérdida de variabilidad. I.2.2.6 Conflictos civiles y catástrofes naturales La desaparición de un cultivo o la merma de variabilidad natural está asociada en algunos casos a las guerras, los disturbios civiles y las catástrofes naturales (sequías, inundaciones, plagas, etc.). Estos factores provocan una interrupción por parte de los agricultores, de las labores agrarias durante años, encontrándose frecuentemente a su vuelta tan solo con semillas cedidas por organizaciones humanitarias o gobiernos, que en muchos casos no se correspondían con las que poseían (Almekinders et al., 1994; FAO, 1996.a ). I.2.2.7 Pérdida de diversidad cultural Tal y como indica el informe sobre los RFAA (FAO, 1996.a), existe una unión inseparable entre la diversidad biológica y cultural. La pérdida de diversidad genética esta relacionada con frecuencia con la pérdida de culturas y tradiciones y, en concreto, con la pérdida de conocimientos potencialmente útiles acerca de ese material. Es por ello que en este mismo informe se reconoce la importancia de la función desempeñada por campesinos y campesinas, así como por comunidades indígenas y locales en la conservación y mejora de los recursos fitogenéticos. Esta selección a la que antaño sometía el agricultor a las especies agrícolas se producía de forma diferencial en cada punto de la geografía y del tiempo, incrementando notablemente la diversidad genética que cada pueblo o comunidad explotaba (Hernández, 1999). I.2.2.8 Degradación y destrucción de agroecosistemas En África se señala la degradación y destrucción de bosques y matorrales como la principal causa de erosión genética (FAO, 1996.a). Junto a éstos, factores como el sobrepastoreo, explotación excesiva de las especies o el desmonte producen una pérdida de diversidad biológica. Algunas prácticas agrícolas también producen el mismo efecto; tal es el caso de la agricultura de roza y quema cuyo perjuicio sobre la diversidad está basada fundamentalmente en la pérdida de fertilidad del suelo (Pimentel et al., 1992) o la sobre explotación en actividades agrícolas mediante el uso excesivo de maquinaria y agroquímicos. I.2.2.9 Otras causas - Los cambios en las preferencias y costumbres alimentarias. Ejemplos de ello son la sustitución de la escanda por el maíz en regiones del norte de España, la desaparición del cultivo del apio caballar o el desplazamiento del ahora llamado caupí (nuestras antiguas habichuelas) por los Phaseolus americanos (Hernández, 1999). - La realización de una fuerte selección sobre un carácter (algo frecuente en las empresas productoras de semillas), provoca la reducción de la base genética de la especie, y por lo tanto se pierde en diversidad. I.2.3 EFECTOS DE LA EROSIÓN GENÉTICA La erosión genética en agricultura esta provocando la desaparición a un ritmo alarmante de los recursos genéticos vegetales de los cuales depende la seguridad alimentaria de las generaciones presentes y futuras (FAO, 1996.a; Demissie, 2000). La seguridad alimentaria es el derecho que poseen los pueblos a obtener los alimentos necesarios para la alimentación familiar garantizando una vida plena y saludable (Souza et al., 2001). Para garantizar esta definición, deben ser satisfechas dos condiciones: a) asegurar una disponibilidad estable, en todo momento, de los alimentos, b) asegurar que cada hogar acceda a los alimentos adecuados (Sánchez-Griñán, 1997). En la actualidad no podemos considerar que hay seguridad alimentaria, si se define ésta como el acceso a los alimentos. Actualmente hay 800 millones de personas desnutridas y se prevé en los próximos 30 años un crecimiento de la población mundial desde los actuales 5.700 millones de habitantes hasta unos 8.500 millones (Nuez y Ruiz, 1999.b; Hawtin, 2001). El número de personas desnutridas disminuyó en 40 millones entre 1990-1992 y 1995-1997. Sin embargo el ritmo es muy lento y el progreso es muy disparejo como para lograr el objetivo trazado en la Cumbre Mundial sobre la Alimentación de 1996: reducir el total a una cifra de alrededor de 400 millones para el año 2015 (FAO, 1999). Por ello y porque los recursos genéticos son la base de la evolución natural y dirigida de las especies agrícolas y animales que directa o indirectamente contribuyen a la supervivencia y bienestar de las personas, la conservación y uso sostenible es necesaria para aumentar el suministro de alimentos y la producción agrícola y así hacer frente a los desafíos que plantean los cambios del medio ambiente (FAO, 1996.b). I.2.3.1 Uniformidad genética y vulnerabilidad Uno de los mayores problemas que ha provocado la implantación de los actuales modelos agrícolas, basados en conseguir grandes aumentos en la producción, ha sido la enorme reducción del número de especies cultivadas y dentro de éstas, el número de variedades empleadas (Hobbelink, 1992). Esta uniformidad genética, fruto de la selección y mejoramiento, desde el siglo XIX, de las variedades cultivadas y que constituye un peligro frente a cambios ambientales o aparición de nuevas plagas o enfermedades por su restringida base genética, nos conduce a la vulnerabilidad genética (Martín, 2001; CONAM, 2001). Esta es definida por la Academia Nacional de las Ciencias de EE.UU. como: “la situación que se produce cuando una planta cuyo cultivo esta extendido, es susceptible de manera uniforme a un peligro creado por una plaga, un patógeno o el medio ambiente como consecuencia de su constitución genética, abriendo así la posibilidad de perdidas generalizadas del cultivo” (National Academy of Sciences of USA, en FAO 1996.a). La humanidad ha sufrido ya varias veces las consecuencias de esta uniformidad: Ø En 1840 un ataque de mildiu (Phitophthora infestans) devastó los patatales de Irlanda, alimento básico de la dieta. Más de dos millones de irlandeses murieron de hambre, y parece que tal desastre no hubiera ocurrido de no haber sido tan escasas las variedades sembradas en Irlanda (Hawtin, 2001). Ø En 1917 un ataque de roya negra (Puccinia graminis) produjo grandes pérdidas en la cosecha de trigo de los EE.UU. (Carmona, 1988). Ø En 1943 la enfermedad “brown spot” del arroz (Cochliobolus victoriae) en Bengala, India (Soriano, 2001). Ø En 1970 el Helminthosporium maydis redujo drásticamente la cosecha de maíz de los EE.UU., destruyendo más del 50% de los maizales existentes en el sur del país. La causa del desastre fue atribuida a que casi todos los híbridos del maíz cultivados compartían el mismo citoplasma (Rocha, 2002). Ø Este mismo año, una catastrófica epidemia de la roya del café causó grandes perdidas en Brasil, lo que provocó la subida de los precios del café en los mercados mundiales (Nuez y Ruiz, 1999.a). Estos últimos casos, junto con otros muchos que se dieron a conocer posteriormente, fueron recogidos en un informe publicado por la Academia Nacional de las Ciencias de EE.UU. sobre la “vulnerabilidad genética de los principales cultivos”, y en el cual se concluye: “La lección fundamental de 1970 es que la uniformidad genética es la base de la vulnerabilidad frente a las epidemias...La mayor parte de cultivos son enormemente uniformes genéticamente, los y principales enormemente vulnerables...Esta uniformidad deriva de fuerzas legislativas y económicas muy poderosas...La situación establece desafíos sustanciales para los científicos y para la nación” (National Academy of Sciences of USA, en Nuez y Ruiz, 1999.a). A pesar de todo lo descrito, el uso de variedades de amplia adaptabilidad geográfica continua provocando que los cultivos actuales tengan una base genética muy estrecha, lo que hace que sean más vulnerables ante los cambios de cualquier tipo (Hobbelink, 1992). I.3 SISTEMAS DE MEJORA Se pueden diferenciar dos sistemas fundamentales en mejora vegetal: el formal y el no formal. I.3.1 SISTEMAS FORMALES Estos sistemas formales integran a los departamentos de universidades, instituciones públicas de agricultura y empresas privadas que trabajan en mejora vegetal o producción de semillas mediante su vinculación a los bancos de genes ex situ (Montecinos, 1995). Este modelo formal se ha dirigido mayoritariamente a un tipo de agricultura de condiciones optimas, y generalmente dependiente en alto grado de insumos y tecnologías externas. Se trata de un mejoramiento llevado a cabo en estaciones de investigación y con el principal objetivo de obtener cultivares de amplia adaptación y con beneficios económicos inmediatos (Almekinders et al., 1994). Esto ha derivado en lo que podríamos llamar como obsesión por el incremento de la productividad desde la mejora de caracteres simples, lo que provoca una fuerte presión de selección (Soriano et al., 1999). Aquí estriba una de las diferencias entre la conservación de recursos genéticos para las grandes compañías de semillas y la realizada por los agricultores. Mientras las primeras intentan aislar, recuperar y conservar los genes responsables de determinadas características (fundamentalmente relacionadas con las resistencias a patógenos o pesticidas), los agricultores lo que necesitan es el resultado de las combinaciones de estos genes (García, 1999). Bajo esta perspectiva, no sorprende que la mayoría de los nuevos cultivos tengan una base genética estrecha y no hayan conseguido desplazar a las variedades locales en áreas marginales y heterogéneas (Cecarelli y Grando, 2000). I.3.2 SISTEMAS NO FORMALES Los sistemas no formales integran a los campesinos y las comunidades, fundamentalmente de países del tercer mundo, que siempre han utilizado y desarrollado variedades locales, integrando la conservación y el uso en sistemas dinámicos de mejoramiento de cultivos y producción de semillas (Montecinos, 1995). En este tipo de mejora las mujeres han tenido un papel clave, ya que al ser ellas las responsables de las tareas domesticas, conocían al detalle características que escapaban a los hombres, como tiempo de cocción, el combustible empleado para prepararlas u otras peculiaridades culinarias (Almekinders et al., 1994). Los sistemas no formales recalcan como objetivo fundamental incrementar la biodiversidad de las fincas y recuperar la capacidad de decisión sobre la producción mediante el control de las semillas, lo que determina la gestión y tecnología agrarias y la libertad del agricultor (Soriano et al., 2000.a). A pesar de no disponer de los avances tecnológicos y la dedicación que pueden tener las empresas de mejora de semillas, los agricultores han demostrado que en muchas ocasiones, las variedades que siguen seleccionando mantienen mayores y más estables producciones que las variedades comerciales, incluso cultivándose de forma industrial, por lo que siguen confiando en ellas (Macua, 1991). Resaltar los ejemplos de muchos países del sur de Africa, donde el uso de semillas de sorgo certificadas, procedentes de los institutos de investigación, no supera el 5% del área total de cultivo; algo similar ocurre en Costa Rica, Nicaragua y Honduras donde los campesinos se basan en sus propias variedades (Montecinos, 1995). I.3.3 INTEGRACIÓN DE AMBOS SISTEMAS DE MEJORA Analizados ambos sistemas se comprende que las diferencias entre estos dos sistemas de mejora no son sólo referentes a las técnicas usadas para la obtención de las nuevas variedades o al suministro de semillas, sino que están diseñadas para responder a dos modelos agrarios diferentes (Trygve, 1992). A pesar de esto, pueden ser considerados como complementarios en la selección, producción y suministro de semillas (Almekinders et al., 1994), por lo que se deben combinar sus fuerzas para incrementar la disponibilidad de una diversidad genética de las plantas más adecuada y el acceso de los agricultores a ella (Almekinders y De Boef, 2000). Para la realización de estos objetivos, serían necesarios los siguientes compromisos: Ø En primer lugar, se tendría que adaptar las técnicas a las condiciones locales (tanto socioeconómicas como agroecológicas) (Trygve, 1992). El problema que esto supondría seria la gran variabilidad que existe por la heterogeneidad de los ambientes y las diferencias entre los criterios de los agricultores, lo que conllevaría una gran complejidad en el sistema de mejora. Ya que para explotar las adaptaciones especificas de cada zona se deberían emplear un gran número de variedades (no necesariamente homogéneas), con el gran inconveniente de su producción de semilla. Ø Se debería reconocer el conocimiento que tienen los agricultores de las variedades, así como sus preferencias en la selección del material (Almekinders et al., 1994). Ø Además, no se debe considerar a un cultivo de forma aislada, sino dentro de una rotación o alternativa, ya que el objetivo de los pequeños agricultores es mejorar el nivel de vida, incrementando los rendimientos globales, más que los rendimientos individuales. Ø Por último, se deberían fortalecer los enlaces entre los bancos de germoplasma y los agricultores para asegurar la conservación a largo plazo, facilitando tanto la donación de los agricultores a los bancos de material autóctono, como el suministro de material a los campesinos para que ellos puedan adaptarlo a sus necesidades (Minga, 1996; Sthapit y Jarvis, 2000). I.4 METODOS DE CONSERVACIÓN DE RECURSOS FITOGENÉTICOS La conservación de los recursos fitogenéticos es una labor continua, de largo plazo, que implica inversiones importantes en tiempo, personal, instalaciones y operación, justificable en función de las necesidades, no del deseo o conveniencia de conservar un material (IPGRI, 2000). Las plantas se conservan dependiendo de su necesidad y/o actualidad actuales y futuras. Los recursos fitogenéticos se pueden conservar en su hábitat natural (conservación in situ ), en condiciones diferentes a las de su hábitat natural (conservación ex situ ), o combinando los métodos in situ y ex situ , es decir, de manera complementaria. Así, a continuación se repasan estas estrategias de conservación de material vegetal: I.4.1 CONSERVACIÓN EX SITU Por conservación ex situ se entiende la conservación de componentes de la diversidad biológica fuera de sus hábitats naturales, según la Declaración del Convenio sobre la Diversidad Biológica (1992). Es decir, se trata de la conservación de genes o genotipos de plantas fuera de su ambiente de ocurrencia natural, para su uso actual o futuro. Esta modalidad de conservación abarca un amplio espectro taxonómico, sirve para proteger desde especies silvestres y formas regresivas hasta especies cultivadas. Aplicada a las especies domesticas, la conservación ex situ busca conservar fuera de su centro de origen o diversidad tanto las especies como la variabilidad producida durante el proceso evolutivo de domesticación (Carmona, 1988; Martín, 2001). El número y el tamaño de los bancos de germoplasma aumentó considerablemente en todo el mundo durante los años 70-80, como respuesta a un creciente convencimiento de las amenazas sobre los recursos. En la actualidad se calcula que hay alrededor de 6,1 millones de muestras almacenadas en todo el mundo según este sistema. Un 90% son mantenidas en depósitos en frío, mientras que 527.000 se conservan en campo y posiblemente sean unas 37.600 las que se conservan in vitro (GRAIN, 1996.a). Según la FAO (1996.a) más del 40% de todas las muestras que hay en los bancos de germoplasma son cereales, el grupo siguiente es el de las legumbres de consumo humano (15%) y por ultimo las hortalizas, las raíces y tubérculos, las frutas y los forrajes ocupan cada uno menos del 10% de las colecciones mundiales. Es rara la presencia de plantas medicinales, de especias, aromáticas y ornamentales en colecciones publicas de larga duración. En España existen diferentes bancos de semillas como el del Centro de Recursos Fitogenéticos de INIA con más de 4.000 entradas de hortalizas (de la Cuadra et al. 1994) y el Banco de Germoplasma de la Universidad Politécnica de Valencia con más de 6.300 entradas (Nuez y Ruiz, 1999.a). Respecto a Andalucía, existen algunos bancos de germoplasma importantes, como el Banco Mundial de Germoplasma de Olivo en Córdoba, el de frutales subtropicales (especialmente chirimoyo) en La Mayora (Málaga) o el Jardín Botánico de Córdoba para especies silvestres (Soriano et al., 1999). La conservación ex situ de germoplasma comprende una serie de actividades que incluyen (IPGRI, 2000): Ø Adquisición del germoplasma: la adquisición de muestras se puede obtener mediante la colecta, el intercambio o la donación de otros bancos. Por razones prácticas, conviene intentar conseguir el material deseado sin recurrir a los sitios de origen, valiéndose de la donación o el intercambio con instituciones que puedan tenerlo. Si no es posible y hay que optar por la colecta, el material se buscará en sitios donde existen poblaciones de la(s) especie(s) de interés. Estas recolecciones de germoplasma pueden ser de tipo especifico, cuando se busca un tipo de material determinado, o de tipo general, cuando se lleva a cabo una recolección sistemática en un área, sin hacer especial énfasis en especies particulares. Ø Conservación: esta conservación no se limita a la consecución y posesión física de los materiales (recolección y almacenamiento) sino que requiere asegurar la existencia de éstos en condiciones viables y con sus características genéticas originales. Esta conservación se puede realizar sobre el organismo completo (conservación en campo), sobre parte del organismo, sobre las semillas (actualmente el más utilizado en los bancos de germoplasma por ser el más eficiente, económico y seguro) y sobre otros órganos con capacidad de regeneración (conservación de tejidos in vitro). Ø Multiplicación y regeneración: la regeneración viene marcada por la necesidad de rejuvenecimiento de las muestras almacenadas, las cuales pueden alterar sus características genéticas al envejecer. La multiplicación es necesaria cuando es preciso aumentar el tamaño de muestra para llegar a los mínimos de conservación recomendados o para disponer de reservas suficientes para suministrar a los usuarios. Ø Manejo del germoplasma conservado: una vez que el material se acondiciona y almacena en el sitio de conservación, en condiciones óptimas para asegurar su supervivencia, se realizan las actividades de manejo del mismo. Estas actividades comprenden en primer lugar la caracterización y evaluación, seguido de la multiplicación y regeneración, y de la documentación del material (datos de pasaporte, de gestión y de caracterización) y finalizando con la utilización (intercambio) del germoplasma. Aunque este sistema de conservación se ha utilizado ampliamente durante las últimas décadas para evitar la desaparición de muchos recursos fitogenéticos siendo especialmente útil en lugares que sufren procesos rápidos de modernización, últimamente se ha venido cuestionando como la forma única de manejar la conservación y el uso de los recursos. Así, la FAO (1996.a) en su Informe sobre el Estado de los Recursos Fitogenéticos en el Mundo, reconoció que los bancos de germoplasma presentan grandes limitaciones e incluso que la diversidad se está perdiendo en ellos. La preocupación está basada en tres aspectos: aspectos metodológicos, cuestiones técnicas e implicaciones políticas (GRAIN, 1996.a) (Tabla 1). Tabla 1. Inconvenientes de la conservación ex situ. Aspectos metodológicos - Esta metodología se dirige principalmente a los fitomejoradores oficiales, permaneciendo los agricultores como los receptores del producto final (GRAIN, 1996.a). - Interesan características muy concretas de las plantas (Cleveland et al., 1994). - No es incluido el conocimiento campesino (Hawtin et al., 1996) Cuestiones técnicas Implicaciones políticas - - - - - - No tienen porque representar el amplio espectro de la diversidad (Hawtin et al., 1996; GRAIN, 1996.a). Aún no están del todo definidos las relaciones de humedad y viabilidad (Hawtin et al., 1996; Navares, 1997; Souza et al., 2001). Podemos modificar fuertemente el material que estamos conservando, así como la estructura de la población (Cleveland et al., 1994). Dificultad y lentitud en la renovación de las muestras conservadas (FAO, 1996.a). Dificultad en la financiación para algunos países (FAO, 1996.b). FUENTE: Elaborado a partir de García, 1999. - - - - Flujo de recursos desde el Sur a los bancos del Norte (GRAIN, 1996.a). Falta de control de los países o comunidades que suministraron el material original y que ahora está conservado en otro lugar (FAO, 1996.a). El acceso restringido a mucha de la información sobre las muestras (GRAIN, 1996.a; Demissie, 2000). Desconocimiento por la gran mayoría de los agricultores de su existencia (Navares, 1997). Predominio de las especies de mayor importancia económica para los países desarrollados e detrimento de aquellas especies para la subsistencia de economías locales (GRAIN, 1996.a). I.4.2 CONSERVACIÓN IN SITU Según el Convenio sobre la Diversidad Biológica (1992) por Conservación in situ se entiende la conservación de los ecosistemas y los hábitats naturales y el mantenimiento y recuperación de poblaciones viables de especies en sus entornos naturales y, en el caso de especies domesticadas y cultivadas, en los entornos en que se han desarrollado sus propiedades especificas. La forma ideal de conservar una entidad biológica es dentro del ecosistema del que naturalmente forma parte. Así, es en la conservación in situ donde no sólo se preservan cada uno de los componentes del ecosistema sino también todas sus relaciones reciprocas y se permite la continuación de los procesos evolutivos de las plantas (Martín, 2001). Tradicionalmente los programas de este modelo han sido importantes sobre todo para preservar el acervo genético de las plantas silvestres como especies forestales o pratenses y las afines a las especies cultivadas (Carmona, 1988). Sin embargo, la mayoría de los RFAA se encuentran fuera de estas zonas protegidas, por lo que no deben ser sólo objeto de conservación, sino también de explotación y mejoramiento (FAO, 1996.a). Este tipo de conservación se produce en un ecosistema dinámico que idealmente autosostiene y favorece procesos evolutivos. Así, en los cultivares locales, existe una parte del genotipo que no se expresa pero que constituye la “memoria genética” del cultivar, que se ha configurado, por un lado en función de los cambios del ambiente y del sistema de cultivo, y por otro en función de los intereses de los agricultores (y por extensión de los gustos y costumbres de los consumidores). Esto ha provocado lo que se ha dado por llamar coevolución (Soriano et al., 1999). Esta coevolución implica una mezcla de selección humana superpuesta a la selección natural sobre las poblaciones vegetales del predio (Soriano, 2001). De esta forma, se puede mantener la compleja interacción entre las variedades locales cultivadas y sus plagas y patógenos asociados, permitiendo esa coevolución continua entre huéspedes y parásitos, lo que probablemente produce material resistente a plagas y enfermedades (Demissie, 2000). En otro orden, para el buen funcionamiento de un programa de conservación in situ son necesario varios principios (FAO, 1996.a): Ø Complementariedad con los sistemas ex situ. Ø Conseguir un mayor apoyo regional, nacional e internacional para programas de desarrollo. Ø Crear programas de capacitación de los agricultores para mejorar la capacidad de identificación de las características de selección y mejoramiento. Ø Fomentar los programas de investigación científica de carácter multidisciplinar que incluyan la investigación etnobotánica y socioeconómica, la biología de poblaciones y de la conservación y la investigación en la mejora de los cultivos, incluyendo y dando un papel importante a los agricultores en ellos. A continuación se ofrece una muestra de los diferentes proyectos que se han iniciado para fomentar la ordenación, conservación y mejora de los RFAA en finca: Ø En Etiopía, a partir de la considerable diversidad genética de plantas que presenta el país, mantiene en fincas variedades locales de los cultivos alimentarios más importantes como tef, cebada, garbanzo, habas o sorgo (Demissie, 2000). Ø En Filipinas, algunas organizaciones no gubernamentales trabajan con agricultores en la conservación y el ensayo de variedades de arroz y maíz (FAO, 1996.a). Ø En Bolivia hay cuatro proyectos relacionados con la conservación in situ de cultivos en zonas protegidas, con la participación de comunidades nativas (FAO, 1996.a; Nuez y Ruiz, 1999.a). Ø En México también se llevan actividades de conservación in situ utilizando métodos de cultivo tradicionales (FAO, 1996.a). Resumiendo, lo in situ esta asociado naturalmente a la vida del hombre en su integridad socioeconómica, cultural y técnica; se trata de una simbiosis en todo sentido, es decir, el manejo y conservación de plantas, de cultivos, esta íntimamente ligado a su crianza porque es parte de su familia (Rea, 1998). I.4.3 INTEGRACIÓN CONSERVACIÓN DE AMBAS MODALIDADES DE Seria interesante conseguir una integración entre conservación in situ y ex situ, ya que a veces la erosión genética en los bancos de germoplasma es muy importante debido fundamentalmente a la deriva genética. Además otro inconveniente añadido es que tal y como se congela la semilla en los bancos, también se “congela” la evolución (Esquinas-Alcázar citado por Nuez y Ruiz, 1999.a). La diversidad se originó a partir de la continua interacción de plantas, animales, condiciones ambientales y selección humana. Así, el almacenamiento de las semillas lejos de los campos y los bosques acaba por romper este crucial y delicado circulo, además de poner en cuestión el modelo ex situ como prioritario en la conservación de la diversidad agrícola. Como se ha comprobado, la conservación ex situ no es suficiente para garantizar la conservación y el manejo sustentable de la biodiversidad (Toledo, 1999). Sin embargo, no hay dudas de que es necesaria, aunque es preciso conseguir unas mejoras en las condiciones de seguridad, en la eficiencia a nivel técnico y en el acceso público a estos recursos, en especial teniendo en cuenta que una gran parte de la diversidad que contienen ya no existe en el campo (GRAIN, 1996.a). Partiendo de las limitaciones de ambos sistemas, se deduce que deben considerase como métodos complementarios y no excluyentes para lograr el objetivo común de preservar los RFAA. Para ello es necesario la colaboración y coordinación entre los distintos sectores implicados para conseguir una integración armónica y equilibrada de ambas estrategias (Hobbelink, 1992; FAO, 1996.a; Martín, 2001). En esta integración, hay que asegurar que el flujo de material no sólo sea desde el campo a los centros de mejora, sino que también se produzca el recíproco (de los bancos al campo). Para esto es fundamental que se vincule tanto a los agricultores como que se valoren sus conocimientos y se respeten sus necesidades. Destacar el trabajo realizado en Turquía, donde se están llevando a cabo actividades relacionadas con la conservación de diversidad genética a través de la integración de ambas estrategias. Están desarrollando una nueva estrategia para la conservación de especies silvestres afines a los cultivos empleando técnicas in situ y ex situ . También hay alguna experiencia de integración en la conservación de la diversidad genética del arroz (Nuez y Ruiz, 1999.a). A pesar de estas experiencias, y aunque haya reconocimiento de la integración, los mecanismos de cooperación e intercambio mutuo de conocimientos prácticos, información, germoplasma y otros recursos entre ambas estrategias de conservación están escasamente perfeccionados, existiendo actividades paralelas pero sin vinculación ni coordinación alguna (FAO, 1996.a). I.5 VARIEDADES LOCALES Nuestros antepasados domesticaron y modificaron las especies vegetales susceptibles de ser cultivadas. A medida que el hombre emigraba, las plantas lo han hecho con él. Los agricultores han observado y aprovechado las mutaciones que han sufrido sus cultivos añadiendo rasgos nuevos y valiosos a los que ya tenían, seleccionándolas tanto para los nuevos ambientes como para las nuevas necesidades y gustos. Por lo tanto, las plantas siempre han compartido historia y cultura con las poblaciones que las “crearon”. Y gracias a estos hombres y mujeres, se han mantenido hasta ahora un gran número de variedades tradicionales o antiguas. El calificativo de local, primitiva, antiguo, tradicional o autóctono define una íntima relación con determinado entorno, implica un elevado grado de adaptación a las condiciones ambientales de la zona y también una demanda de la población donde se encuentra (Fernández, 1999) Así, se pueden definir las variedades locales como “poblaciones diferenciadas, tanto geográficas como ecológicamente, que son visiblemente diferentes en su composición genética con las demás poblaciones y dentro de ellas, y que son producto de una selección por parte de los agricultores, resultado de los cambios para la adaptación, constantes experimentos e intercambios” (Carmona, 1988; Cleveland et al., 1994; Hawtin et al., 1996; FAO, 1996.a; Roselló et al., 1998). I.5.1 CARACTERÍSTICAS DE LAS VARIEDADES LOCALES A continuación se detallan las características que definen a las variedades locales: I.5.1.1 Ubicación geográfica determinada (local) Hace referencia a que pertenecen a una zona geográfica delimitada. Esta característica nos puede llevar a varias confusiones. Por un lado, algunas de estas variedades poseen una dimensión espacial imprecisa, es decir, pertenecen a zonas más o menos extensas. Son variedades que llevan cultivándose durante bastante tiempo en unas regiones concretas y con unos manejos específicos, por lo que están muy adaptadas a estas condiciones (Almekinders et al., 1994). Además no es fácil determinar históricamente el momento exacto a partir del cual una variedad puede considerarse como local, ya que no existe delimitación temporal clara y concreta, aunque haya sido introducida en algún momento de la Historia por un individuo o por un grupo humano o incluso proceda de alguna variedad comercial convencional (Almekinders et al., 1994). Por todo esto es preferible emplear el término de variedad local que el concepto de autóctono por no resultar demasiado preciso (Fernández, 1999). I.5.1.2 Heterogeneidad Una de las características más importantes de la variedades locales, es su considerable variación de fenotipo, si se comparan con las variedades comerciales (Amurrio et al., 1993). Según Soriano (2001) el hecho de ser poblaciones heterogéneas les confiere una mayor estabilidad frente a las perturbaciones. Esta estabilidad se basa en dos propiedades, la primera es la respuesta diferenciada a la perturbación por parte de los individuos. En los sistemas agrícolas homogéneos todos los individuos reaccionan de un modo semejante frente a las perturbaciones y, en el caso de que sean especialmente vulnerables a una perturbación determinada, puede llegar a producirse una autentica catástrofe alimentaria. Otro factor de estabilidad es la capacidad de recuperación frente a la perturbación. Las poblaciones heterogéneas también suelen recuperarse con mayor rapidez tras cesar esta perturbación. I.5.1.3 Selección local de los agricultores Estas variedades no son algo estático, sino que presentan una diversidad y un dinamismo que bajo la presión del hombre y la naturaleza, han evolucionado en el tiempo (Hawtin et al., 1996). Posiblemente los altos niveles de heterogeneidad que presentan sean consecuencia de los procesos de selección a los que fueron sometidos, principalmente al de selección masal (Cleveland et al., 1994). I.5.2 ¿POR QUÉ SE MANTIENEN LAS VARIEDADES LOCALES? A continuación se resumen los motivos por los que se mantienen las variedades locales en dos perspectivas, por una parte para la agricultura tradicional y por otra para la agricultura no tradicional. I.5.2.1 Importancia de las variedades locales para la agricultura tradicional Hay numerosos estudios en los que se pone en relieve que algunos agricultores siguen manteniendo sus variedades tradicionales no solo en zonas marginales o deprimidas, sino también en lugares donde el acceso a los nuevos materiales es fácil (Almekinders et al., 1994). También es verdad que la idea de que estas variedades únicamente son mantenidas en condiciones de agricultura tradicional es falsa, ya que algunas se están utilizando con las nuevas técnicas y destinadas para el mercado convencional (Macua, 1991). Este interés de ciertas variedades para el mercado convencional reside en su alta calidad organoléptica, en su calidad nutritiva o simplemente por utilizarse en platos tradicionales. Estas características y su bajo oferta, hace que alcancen en ocasiones un alto valor en el mercado (Amurrio et al., 1993). Aparte de este interés “valor comercial “, las razones principales que motivan a los agricultores tradicionales en el uso de las variedades locales son el estar muy adaptadas a las condiciones locales donde se han formado, ser conocidas por los agricultores, tener propiedades específicas y presentar buena disponibilidad. En conclusión, los agricultores, al conservar estas variedades, por un lado están manteniendo los genes que confieren la adaptabilidad y la estabilidad a los cultivos, y por otro lado conservan las características que hacen deseadas a estas variedades (García, 1999). I.5.2.2 Importancia de las variedades locales para la agricultura no tradicional Bajo este epígrafe se comentan las ventajas que estas variedades presentan tanto para la agricultura convencional como para la agricultura ecológica. I.5.2.2.1 Interés para la agricultura convencional La utilización de variedades locales, ha proporcionado un material asequible y barato para la mejora vegetal. El interés de las variedades tradicionales reside en ser “donantes” de genes que confieren caracteres tales como resistencia a enfermedades y plagas, capacidad para aumentar la producción, resistencia a estreses abióticos (salinidad, bajas y altas temperaturas, etc.), calidad nutritiva, características morfológicas determinadas o adaptación a las condiciones adversas o ambientes marginales (Hobbelink, 1992; Hawtin et al., 1996; Nuez y Ruiz, 1999.a ). Por esto, y para aumentar la base genética de algunas especies cultivadas, los cultivares antiguos están siendo incorporados a los programas de mejora. I.5.2.2.2 Interés para la agricultura ecológica En el año 2004 será obligatorio que la semilla para los cultivos ecológicos haya sido producida conforme al Reglamento del Consejo CEE Nº 2092/91, es decir, será obligatorio emplear únicamente semillas o material de reproducción vegetal producido con el método ecológico (Fernández, 1999; Nogueroles y López-Cepero, 2000). Pero la escasez de semilla (casi toda procedente de Holanda, Alemania o Francia) con arreglo a las normas de producción ecológica junto al agravamiento de algunos problemas por el uso de las variedades comerciales disponibles, y que en la agricultura convencional se solucionan con la aplicación de los correspondientes tratamientos químicos, han dado a las variedades locales mayor importancia. El interés de las variedades locales para la agricultura ecológica se resume en los siguientes motivos (Roselló et al., 1998 y 2000): Ø Contribuyen a aumentar la diversidad biológica presente en el agrosistema, y la biodiversidad es una de las componentes más destacables de la agricultura ecológica ya que representa funciones deseables de incremento de la estabilidad, reciclado enfermedades, etc. de nutrientes, control biológico de plagas y Ø Muestran una mayor adaptación a las condiciones de cultivo de la agricultura ecológica, ya que seleccionadas en la agricultura tradicional comparten un tipo de agricultura de bajos insumos, con adaptación a las condiciones edafoclimáticas de la comarca y con resistencias naturales a los patógenos. Ø No han sido seleccionadas buscando solo la productividad, como las semillas convencionales, sino usos y calidades específicas que por un lado se ajustan a las exigencias del agrosistema y por el otro diversifican la base alimentaria de las sociedades tradicionales. Ø Suponen una herencia cultural de gran importancia que no debe desaparecer, al igual que las culturas y saberes tradicionales a las que van ligadas, ya que son fruto de una coevolución con la naturaleza. Ø Dentro de modelos sostenibles, las variedades locales devuelven la autonomía a los agricultores que recuperan el control de una parte de sus cultivos, y se implican en el mantenimiento de saberes agrarios que han mostrado su sostenibilidad. En definitiva, la agricultura ecológica abre una pequeña puerta para que las variedades locales se “cuelen” y recobren protagonismo en la agricultura del siglo XXI. I.6 MARCO LEGAL La legislación estatal vigente que regula la protección de las variedades y la comercialización de material vegetal, al igual que en la mayoría de los países occidentales, se basa en los acuerdos adoptados por la Unión Internacional para la Protección de las Obtenciones Vegetales (UPOV) en el Convenio de París de 1961. Estas leyes están conformadas por la Ley de Protección de las Obtenciones Vegetales de 1975 y la Ley de Semillas y Plantas de Vivero de 1971 y sus respectivos reglamentos (Guzmán et al., 2000.b). Estas leyes han sido reformadas posteriormente para su adecuación a la normativa europea, de hecho la Ley de Protección de Obtenciones Vegetales ha sido modificada, siendo su última versión la Ley 3/2000 de 7 de Enero (Soriano et al., 2000.b). Dada la complejidad de la normativa, se han discutido exclusivamente las incidencias de esta sobre el manejo de la diversidad por parte de los agricultores. En primer lugar destacar que hasta la aprobación del Real Decreto 323/2000, de 3 de Marzo, basado en la Directiva 98/95/CE del Consejo de 14 de Diciembre de 1998, existía la prohibición de comercializar material vegetal de reproducción de variedades que no estuviesen previamente registradas (como sucede en la mayoría de variedades locales). Se observa claramente en fragmentos entresacados de la Orden de 10 de Octubre de 1994 por la que se modifica la Orden de 23 de Mayo de 1986, por la que se aprueba el Reglamento General Técnico de Control y Certificación de Semillas y plantas de Vivero: “Sólo podrán producirse con fines comerciales semillas y plantas de vivero de cultivares inscritos en la correspondiente lista de variedades comerciales o en los Catálogos Comunes de Variedades de Plantas Agrícolas o de Plantas Hortícolas de la Unión Europea...” Además una definición de “comercialización” prohibía cualquier tipo de transacción o incluso almacenamiento: “Comercialización o puesta en el mercado: Mantener disponible o en almacén. Exponer u ofrecer en venta, vender o entregar a otra persona, sea cual fuera la forma en que se realice, semillas o plantas de vivero.” Esto supuso un gran efecto sobre la circulación tradicional de semillas entre los agricultores y una consecuencia negativa en lo referente al mantenimiento y generación de la diversidad biológica cultivada. Todo esto ha provocado la erosión genética sobre todo en lo concerniente a las variedades locales. Afortunadamente, la definición de comercialización en la nueva normativa comunitaria (Real Decreto 323/2000) supone una mejoría de la situación, dejando fuera las transacciones que no tengan finalidad comercial y permitiendo consecuentemente el libre intercambio de semillas entre agricultores (Soriano et al., 2000.b). “Se sustituye la definición de comercialización por la siguiente: Comercialización: venta, la tenencia con vistas a la venta, la oferta de venta y toda cesión, entrega o transmisión con fines de explotación comercial de semilla o de plantas de vivero a terceros, a título oneroso o no” (definición transcrita literalmente del Real Decreto 323/2000) Otro inconveniente relacionado con la inscripción previa de las variedades viene provocado por dos premisas. La primera procedente de la definición que el Reglamento General Técnico de Control y Certificación de Semillas y Plantas de Vivero hace de variedad comercial local (cultivar local) (Orden de 23 de Mayo de 1986): “ Variedad comercial local (cultivar local), es la que procede de una región geográficamente claramente definida, que en ensayos oficialmente comprobados ha demostrado poseer suficiente uniformidad, estabilidad y caracteres distintivos para permitir su identificación, pero que no ha sido obtenida como resultado de trabajos controlados de selección.” Y la segunda que recoge la Directiva del Consejo 70/457/CEE de 29 de Septiembre de 1970. “Los estados miembros velarán para que sólo se admita una variedad si ésta fuere diferenciada, estable y suficientemente homogénea.” Por lo tanto, una variedad sólo podrá ser inscrita si resulta ser distinta, uniforme y estable y además posee un valor de cultivo de utilización satisfactoria. Sin embargo, las poblaciones manejadas por los agricultores distan de ser homogéneas, son poblaciones con importantes variaciones genotípicas de un individuo a otro (heterogeneidad), debidas a los procesos de selección a los que han sido sometidos y al continuo intercambio de semillas entre los agricultores (García, 2001). Por lo tanto, conseguir poblaciones que sean estables y homogéneas como exige el reglamento europeo sobre inscripción de variedades se escapa de la práctica tradicional campesina sobre la que se ha basado históricamente la generación y mantenimiento de la diversidad cultivada (Soriano et al., 2000.b ). Pero el Real Decreto 323/2000, antes citado, permite establecer, bajo ciertas restricciones, unas condiciones especiales para la producción y comercialización de semillas de ecotipos y variedades autóctonas tradicionalmente cultivadas en localidades y amenazadas por la erosión genética (variedades de conservación). Estas variedades son definidas como: “Se entiende por variedad de conservación aquella que, para la salvaguarda de la diversidad biológica y genética, constituye un patrimonio irreemplazable de recursos fitogenéticos, lo que hace necesario su conservación “in situ” mediante el cultivo y comercialización de semillas o plantas de vivero de ecotipos o variedades autóctonas adaptadas naturalmente a las condiciones locales y regionales amenazadas por la erosión genética.” Parece que las variedades locales pueden estar incluidas en esta definición, por lo que para su necesaria conservación se precisa tanto de apoyo legal como institucional. Sin embargo en la practica no existe ningún mecanismo concreto que obligue a las autoridades estatales a actuar de oficio en la inscripción de las variedades de conservación. Por ultimo y relacionado con el facilitar o dificultar la obtención de derechos privados sobre las variedades no mejoradas, recientemente ha sido aprobada una nueva ley de protección de las obtenciones vegetales (Ley 3/2000 de Protección de obtenciones Vegetales), versión actualizada de la Ley de Protecciones Vegetales de 1975, y que recoge como aspecto más criticables (Soriano et al., 2000.b): Ø El no-reconocimiento de los derechos de los campesinos por el germoplasma utilizado en la mejora. Ø Las fuertes restricciones en las especies beneficiadas de la excepción del agricultor. En concreto, se ha abolido este derecho para todas las hortalizas (tomates, pimientos, calabazas, etc.) excepto judías, guisantes, garbanzos y lentejas, por lo que cualquier agricultor que utilice estas variedades está obligado legalmente a adquirir y pagar derechos por las nuevas semillas todos los años, aunque tenga la posibilidad de reproducirlas en su propia finca. Ø La ampliación del periodo de protección de las variedades. Ø La indefensión de las variedades locales frente a la apropiación por supuestos obtentores. La ley obliga a demostrar que una variedad para la que se solicita la protección es distinta a las demás para ser inscrita en el registro de variedades protegidas, pero no obliga a demostrar que esta variedad es realmente mejorada y no-derivada de una variedad en uso por los agricultores. I.7 UN ENTORNO PARA LA CONSERVACIÓN Y USO DE LA BIODIVERSIDAD: HUERTA “LAS MORERAS” (PARQUE DE MIRAFLORES, SEVILLA) La Huerta “Las Moreras” se encuentra conformada por un total de 124 pequeños huertos de ocio de unos 150 m2 cada uno y otros 9 de 100 m2 cada uno pertenecientes a huertos escolares. Se localiza en el conocido Parque de Miraflores (Sevilla), que con 90 hectáreas es el parque con mayores dimensiones de la ciudad de Sevilla (los planos de localización del parque y de la huerta en particular se muestran en el Anexo I). Los objetivos principales de estos huertos son (Pascual et al., 1997): a) Facilitar el conocimiento del medio natural, para apreciar las interrelaciones entre el entorno físico y la actividad humana, y de esta manera favorecer el compromiso personal ante los problemas del medio ambiente. b) Promover la agricultura ecológica, fomentando el uso de los recursos locales, a través de los residuos orgánicos y la utilización de energías renovables. c) Desarrollo del sentido cooperativista mediante el trabajo colectivo y solidario, fomentando la participación en la toma de decisiones. d) Potenciar la participación en el proyecto general del parque. e) Promover el conocimiento y la recuperación de las señas de identidad histórico-agrícolas de los vecinos del distrito de la Macarena, reconstruyendo así toda la tradición cultural de la zona. En estos huertos los/as hortelanos/as cultivan (para su autoconsumo), mediante una agricultura respetuosa con el medio ambiente, variedades locales, que conservan, utilizan e intercambian entre ellos. Además muchos/as hortelanos/as conservan importantes saberes tradicionales sobre el manejo de las variedades locales, técnicas de cultivo, control de plagas, recetas culinarias, etc. Por todo ello esta experiencia de uso, conservación e intercambio de recursos genéticos locales en el marco de la agricultura tradicional, además de la recuperación del conocimiento asociada a esta, refleja a nuestro parecer a la Huerta ”Las Moreras” como una experiencia apropiada en la conservación y uso de la biodiversidad dentro del medio urbano de Sevilla. I.7.1 ORIGEN DEL PARQUE DE MIRAFLORES La desordenada y acelerada expansión urbanística que tuvo lugar en el distrito de la Macarena en las décadas de los 60 y 70, siguiendo los esquemas desarrollistas del momento, originó la aparición de una serie de barriadas (Los Arcos, Pino Montano, San Diego, etc.) ocupadas por una población procedente del casco histórico de Sevilla y de zonas rurales, principalmente de pueblos de las provincias de Sevilla y Huelva, alcanzando el distrito los 150.000 habitantes. Pero estas barriadas, auténticas colmenas urbanas, fueron inauguradas desprovistas de infraestructuras, equipamientos y dotaciones de todo tipo (Pascual et al., 1997). Esta ausencia de servicios y caótico desarrollo urbanístico, junto al vertido incontrolado de escombros por las empresas constructoras en el espacio calificado por el Plan General de Ordenación Urbana como zona verde hacía dos décadas, provoca a finales de los 70 y principios de los 80, la reunión informal de un grupo de vecinos para analizar la situación y reivindicar soluciones para estos problemas (Llacer, 1999). Además la desecación del Arroyo Miraflores y la desviación y nueva canalización del Tamarguillo junto a la construcción del Polígono Industrial Store, que supuso la eliminación de varios núcleos rurales históricos como el Cortijo de Ramírez, agudizó aún más las reivindicaciones vecinales (Echenagusía, 1996). Así, en 1983 se crea la asociación vecinal y ecologista Comité Pro-Parque Educativo Miraflores, con el objetivo de reivindicar la construcción del parque para que fuera un espacio donde desarrollar la capacidad de participación e intervención en el medio de los ciudadanos, es decir, un parque que respondiese a sus necesidades sociales (Bueno y Elías, 2000). Los planteamientos básicos de esa asociación eran y son (Lara et al., 1998): Ø El proyecto del Parque de Miraflores debe tener, además de zonas verdes para el ocio, un carácter cultural y educativo. Ø El parque que se construya tiene que estar entroncado con el medio social en el que se ubica, y ser respetuoso con la historia y las necesidades de la población a quién va destinado. I.7.2 RIQUEZA HISTÓRICA Sobre los terrenos del Parque de Miraflores se asientan y conservan dos propiedades históricas de gran interés: La Hacienda o Cortijo Miraflores y La Huerta de la Albarrana, huertas que, desde época romana, suministraban alimentos y agua a Sevilla. La Hacienda de Miraflores está situada a unos tres kilómetros de la desaparecida Puerta del Sol, yendo por el antiguo camino de Miraflores (actual avenida del mismo nombre), en la margen izquierda, cruzando el cauce del que fue antiguo arroyo Tagarete, cuyas aguas pasaban a pocos metros del caserío en su trayecto a Sevilla (Lara et al., 1998). Dentro del terreno de la Hacienda, junto al camino que conduce al caserío, se conservan restos arqueológicos de una Villa Rural romana (siglo II antes de Cristo), documentada a partir de un sondeo arqueológico realizado en 1986. Además también se conserva una Torre Almohade (con similitudes constructivas a la Giralda) y una serie de elementos constructivos (arcos de herradura, alfices, etc.), cuya construcción data del siglo XIII (Bueno y Elías, 2000). En la Hacienda Miraflores se han sembrado viñas, cítricos, huerta, herbáceos, patatas, maíz o algodón desde la Baja Edad Media hasta principios del siglo XVIII. Consecuencia de esta dilatada actividad agrícola, el parque conserva en sus terrenos una serie de edificaciones (un caserío con un molino, un secadero de tabaco y dos norias para la distribución del agua) que se han ido acumulando, reutilizando y transformando hasta adoptar la configuración actual. Por otra parte La Huerta de la Albarrana, se sitúa a la misma altura que la Hacienda Miraflores, pero en la margen derecha del antiguo camino, que al parecer siempre sirvió como linde entre las dos propiedades. En esta se conservan las construcciones hidráulicas (de origen árabe) que sirvieron para suministrar agua al Hospital de las Cinco Llagas: el arco de agua, las galerías y el pozo de noria (Lara et al., 1998). Junto al pozo noria también se han encontrado materiales de talla del Paleolítico (Echenagusía, 1996). I.7.3 USO SOCIAL Y CULTURAL El proyecto sociocultural del Parque de Miraflores nació con la voluntad de fomentar la participación y la intervención de los ciudadanos en su entorno, para la mejora de su calidad de vida (Lara et al., 1998). Así, y a partir de estos objetivos, surgió en 1991 el Programa “Huerta Las Moreras”, en colaboración con las APAs de la zona y ocupando algunos edificios del parque, con la finalidad de promover la participación ciudadana en la construcción y uso de un parque respetuoso con el pasado histórico del territorio que ocupa, poniendo en funcionamiento las antiguas huertas para la educación medioambiental, las relaciones sociales, la cultura y el ocio (Carmona, 1996). El programa, financiado por el Ayuntamiento de Sevilla a través del Comité Pro-parque Educativo Miraflores, se compone de tres proyectos: huertos de ocio (antes descritos) y escolares e itinerarios pedagógicos. Los Huertos Escolares son un proyecto de educación medioambiental dirigido a la población escolar de la zona. En la actualidad llega a diez colegios del distrito y se encuentra dirigido a los/as alumnos/as de E.S.O., que supone unos 250 participantes. Gracias a estos huertos, los/as niños/as de este barrio tienen la oportunidad de conocer y acercarse a aquellas tradiciones que se van perdiendo, como son la agricultura y juegos tradicionales, en un entorno natural (Berraquero, 2000). Por otra parte los Itinerarios Pedagógicos es un proyecto paralelo y complementario a los huertos de ocio y escolares. Se trata de “un recorrido por el pasado en el presente”, y va dirigido a todos/as los/as niños/as, así como a adultos organizados en asociaciones de todo tipo. Los itinerarios no se desarrollan exclusivamente en un recorrido establecido dentro del parque, sino que se complementan en los diferentes centros culturales con una serie de diapositivas sobre la evolución histórica que ha tenido el distrito. El Itinerario Pedagógico que se realiza no se puede clasificar como una visita histórica o patrimonial, ni siquiera un itinerario botánico o agronómico, es un recorrido a través de un espacio reivindicativo que acoge las tradiciones agrícolas del entorno (Lora, 2001). Este programa también tiene un folleto divulgativo (“El gusano de seda”) en el que colaboran y participan los/as hortelanos/as y las personas vinculadas con el parque. En este folleto se recogen desde las experiencias realizadas en el parque hasta poesías, recetas alimenticias, pensamientos, leyendas, informaciones de interés para los/as hortelanos/as, como análisis de suelos, y un largo etc. El interés sociocultural del parque también reside en la creación de las diferentes Escuelas Taller y Casa de Oficios mediante convenios con el Instituto Nacional de Empleo y la Delegación Municipal de Economía. Con ello se ha logrado un doble objetivo: enseñar un oficio a los jóvenes de la zona y rehabilitar parte del patrimonio cultural del parque (Casa de las Moreras, Caballerizas de la Hacienda Miraflores, Finca de la Albarrana, Puente sobre el río Tagarete, Pozo Noria, Molino de aceite del Cortijo de Miraflores y el secadero de tabaco) (Gamito, 2001). Pero además de mantener y mejorar estos servicios, en el futuro se quieren acometer otras experiencias como la de crear la tercera escuela taller para poner en marcha la maquinaria del molino de aceite del siglo XVIII, que serviría para mostrar las características del cultivo del olivo y su importancia histórica. Además se pretende sembrar una parcela de trigo y otra de vid, para mostrar, mediante talleres, el ciclo del pan y la importancia del vino, que junto con el olivar han sido la base alimenticia de las culturas mediterráneas durante milenios (Lara et al., 1998). I.8 INTRODUCIENDO EL MARCO TEÓRICO: AGROECOLOGÍA Y EL MARCO METODOLÓGICO: LA INVESTIGACIÓN PARTICIPATIVA En este capitulo se desarrollan tanto el contexto teórico (Agroecología) como el metodológico (la Investigación Participativa) utilizados en este proyecto de investigación. I.8.1 MARCO TEÓRICO: AGROECOLOGÍA I.8.1.1 Antecedentes históricos e influencias Tradicionalmente a los investigadores agrícolas le ha interesado más el efecto por separado del suelo, los animales, las plantas o las técnicas culturales sobre un cultivo determinado, que las interacciones entre estos factores, manteniendo en general un enfoque simplista y orientado por su disciplina. Esto ha llevado a recomendaciones agrícolas basadas en aspectos específicos (plagas, déficit de nutrientes, salinidad, etc.) sin considerar las posibles interacciones de los factores antes citados (Altieri, 1984). El enfoque que intenta mediante estudios agronómicos integrar los múltiples factores que afectan a un sistema de cultivo desde un “marco holístico” se considera Agroecología o Ecología agrícola (Altieri, 1995). La Agroecología surgió a finales de los años setenta como respuesta a las primeras manifestaciones de la crisis ecológica del campo. Sin embargo, hemos de hablar de “redescubrimiento” (los principios y la práctica de la Agroecología son tan antiguos como la agricultura misma) a partir de los conocimientos que tenían las culturas campesinas sobre las interacciones que se producían en la práctica agrícola, saberes o técnicas desarrolladas que los científicos modernos lograron únicamente validar y explicar o incluso marginar, y que constituyeron una de las bases profundas de la emergencia de la Agroecología (Guzmán et al., 2000.a). Según diversos autores (Altieri, 1984; Hetch, 1997) el desarrollo de la Agroecología se ha producido de la siguiente forma: la difusión inicial pertenece a Klages (1928), quien sugirió que se tomaran en cuenta los factores fisiológicos y agronómicos que influían en la distribución y adaptación de especies “concretas” de cultivos, para comprender las relaciones complejas entre una planta cultivada y su medio ambiente. Posteriormente Klages incluyó en su definición factores históricos, tecnológicos y socioeconómicos que determinaban qué cultivos y en qué cantidad podían producirse en una región dada. Más tarde, Papadakis (1938) recalcó que el manejo de cultivos debería basarse en la respuesta del cultivo al medio ambiente. Destacar también la obra de Azzi (1956), que enfatizó que mientras la meteorología, la ciencia del suelo y la entomología son disciplinas diferentes, su estudio en relación con la respuesta potencial de plantas de cultivo converge en una ciencia agroecológica, que intenta descubrir las relaciones complejas entre los cultivos y su ambiente. Años después, Wilsie (1962) analizó los principios de adaptación de cultivos y su distribución en relación con factores del hábitat e hizo un intento para formalizar el cuerpo de relaciones implícitas en los sistemas de cultivo. Pero el verdadero desarrollo de la Agroecología tuvo lugar en los años sesenta por Tischler (1965) con la integración al curriculum de la agronomía de una base ecológica a la adaptación ambiental de los cultivos. Chang (1968), en la línea propuesta por Wilsie, aunque con un enfoque más ecofisiológico, consideró los sistemas agrícolas como sistemas fotosintéticos y centro su atención en los aspectos básicos de la fotosíntesis al nivel de la comunidad. Las influencias en el desarrollo del pensamiento agroecológico han sido muy diversas. Así, resaltar la contribución del movimiento ambiental a la Agroecología en la década de los años 60, por un lado con los movimientos de Beat y Hippie al esbozar la búsqueda de formas de vida en armonía con la naturaleza y de sistemas agrícolas para la alimentación animal, y de otro, el planteamiento sobre los impactos secundarios de los productos químicos en el ambiente, recogido por Carson en su libro “Primavera silenciosa” (1964), y donde se recogen los aspectos ambientales relacionados con la agricultura (Hetch, 1997). Pero la influencia decisiva para la conformación de la estructura teórica y metodológica de la Agroecología ha venido de la Ecología como ciencia, prestándole conceptos y teoría (Guzmán et al., 2000.a), ya que los fundamentos intelectuales derivados de la integración de la agronomía y el ambientalismo eran relativamente débiles. Además los sistemas agrícolas son en sí mismos interesantes sujetos de investigación, en los cuales los investigadores tienen mucha mayor habilidad para controlar, probar y manipular los componentes del sistema, en comparación con los sistemas naturales. Destacar también las influencias de investigaciones en el terreno de la Geografía y de la Antropología, dedicadas a explicar la racionalidad ecológica de los sistemas agrarios en las culturas tradicionales, y que ha proporcionado gran parte de la materia prima para el desarrollo de la Agroecología. Por último, la génesis del pensamiento agroecológico ha tenido bastante que ver con los estudios dedicados al Desarrollo Rural (Guzmán et al., 2000.a). El análisis de los efectos, muchas veces negativos, de la creciente integración de las comunidades locales en las economías regionales, nacionales e internacionales, han servido para evaluar sus impactos sociales y ambientales, punto de vista fundamental para la Agroecología. Igualmente la investigación de la Revolución Verde fue importante para la evolución del pensamiento agroecológico porque los estudios sobre el impacto de los métodos que acompañaban a ésta esclarecieron los defectos que predominaban en el pensamiento agrícola y de desarrollo (Altieri, 1997). En definitiva, la Agroecología surgió de la positiva interacción entre las disciplinas citadas y las propias comunidades rurales (Gómez y Honty, 1997), principalmente de Latinoamérica. Es por ello por lo que el enfoque llegó más tarde a Europa, debido a que el número de trabajos y experiencias en comunidades campesinas era escaso frente a la preocupación que significaba el reto de la Política Agraria Común. Los primeros focos donde penetró la Agroecología fueron comunidades donde aun existían ideas del conocimiento tradicional o en zonas donde la “modernización” agraria había sido más reciente. Una de las primeras zonas fue Andalucía, en la que la coincidencia entre una situación propia de una modernización agraria reciente e incompleta y los problemas característicos de las sociedades postindustriales favorecieron la emergencia de focos agroecológicos alrededor de las universidades de Córdoba y Granada, y más concretamente en torno al Instituto de Sociología y Estudios Campesinos (ISEC), que estuvo implicado en la búsqueda de teorías, métodos y técnicas que dieran soluciones a las demandas de los campesinos (Guzmán et al., 2000.a). En resumen, el redescubrimiento de la Agroecología en España, con un marcado carácter alternativo, fue producto de la interacción entre el ascenso del movimiento ecologista, el empuje que aún tenía el movimiento jornalero y el desarrollo de la corriente de los estudios campesinos (Sevilla et al., 1996). I.8.1.2 Concepto El concepto de Agroecología se usa en dos dimensiones diferentes pero que guardan una estrecha relación entre ellas (Altieri citado por Hetch, 1997). La primera (más general) se refiere a satisfacer el conjunto de necesidades del ser humano, tanto para la generación presente como a largo plazo. Se trata de un desarrollo eficiente de los recursos naturales, es decir, que no los degrada o agota. Y se encuentra necesariamente relacionada con la psicología, la sociología, la política o la ética. Mientras, la segunda dimensión (más particular) entiende la Agroecología como una forma de hacer agricultura aplicando las leyes que la ecología ha descubierto en el funcionamiento de la naturaleza como, por ejemplo, su carácter sistémico del que se derivan principios como la diversidad, el reciclaje de nutrientes o los mecanismos de autorregulación. En este nivel o dimensión, la Agroecología se centra más en la búsqueda del equilibrio del sistema productivo, intentando conseguir su estabilidad y la disminución de su dependencia respecto a insumos externos. Además, de esta segunda dimensión se derivan aplicaciones técnicas más específicas como la Agricultura Ecológica, tecnología agronómica que, basada en la Agroecología, da respuesta al problema de la contaminación de los alimentos producida por el uso de insumos químicos sintéticos (Hetch, 1997). En definitiva, la Agroecología se puede definir como la disciplina teórica y metodológica que, utilizando varias disciplinas científicas, enfoca el estudio de la agricultura desde una perspectiva ecológica (Altieri, 1984), definiendo un marco teórico cuyo objetivo es analizar los procesos agrícolas desde una perspectiva holística y sistémica (Norgaard y Sikor, 1995), en el que incorporando una acción social colectiva de carácter participativo (Sevilla et al., 1996), pretende conseguir la sostenibilidad del ecosistema en su globalidad (Altieri, 1995), entendiendo que en los agrosistemas tanto lo ecológico como lo social han coevolucionado conjuntamente: Principio de coevolución social y ecológica, es decir, todo sistema agrario es resultado de la coevolución entre los seres humanos y la naturaleza (Sevilla y González de Molina, 1996). La agroecología, por tanto, busca la racionalidad más ecológica a la producción agrícola, para conseguir más que la máxima productividad del ecosistema, su optimización. En esencia este comportamiento óptimo del sistema depende del nivel de interacciones que exista entre sus componentes. Según Altieri (1995) estas interacciones pueden ser: a) Niveles de integración y diversificación: mezcla de cultivos, diversidad genética (razas locales de animales y variedades tradicionales), incorporación de animales, etc. b) Complementación en los agroecosistemas: empleo de diversas variedades según periodo de cosecha, utilizaciones diferenciales de los nutrientes, de la energía solar, de la humedad, producción de estiércol, etc. c) Sinergismos en agroecosistemas: reciclaje de nutrientes, protección del suelo por abonos verdes, creación de microclimas, etc. Esto se traduce en determinadas prácticas agrícolas, para la que denomina Altieri (1995) una “Agricultura alternativa”, definida por el mismo como el enfoque que intenta proporcionar un medio ambiente balanceado, rendimiento y fertilidad del suelo sostenidos y control natural de plagas, mediante el diseño de agroecosistemas diversificados y el empleo de tecnologías auto-sostenidas, y que se resumen en: 1. Conservación y Regeneración de Recursos naturales - Suelo (control de erosión, fertilidad y salud de las plantas) - Agua (conservación in situ, manejo, riego, etc.) - Germoplasma (especies locales de plantas y animales, especies silvestres, germoplasma adaptado, etc.) - Fauna y flora benéficas (enemigos naturales, polinizadores, vegetación de uso múltiple, etc.) 2. Manejo de Recursos Productivos - Diversificación • Temporal (rotaciones, secuencias, etc.) • Espacial (policultivos, agrosilvicultura, sistemas mixtos de cultivo/ganado) • Genética (multilíneas, mezclas de variedades) • Regional (zonificación, manejo de cuencas, etc.) - Reciclaje de nutrientes y abonos orgánicos • Biomasa de plantas(abono verde, restos de cultivos, fijación de Nitrógeno) • Reutilización de nutrientes y recursos internos y externos del predio • Biomasa animal (abono, orina, etc.) - Regulación biótica (protección de cultivos y la salud animal) • Control biológico natural estimulando agentes naturales de control • Control biológico artificial (importación y aumento de enemigos naturales, insecticidas botánicos, productos veterinarios alternativos, etc.) 3. Instrumentación de Elementos Técnicos • Definición de la regeneración de los recursos, la conservación y el manejo de técnicas diseñadas para las necesidades locales y las circunstancias agroecológicas socioeconómicas. • El nivel de instrumentación puede ser la microregión, cuenca, granja y nivel de sistema de cultivos. • La instrumentación está guiada por una concepción holística (integrada) y, en consecuencia, no enfatiza elementos aislados. • La estrategia debe concordar con la racionalidad campesina y debe incorporar elementos de manejo tradicional de recursos Además la Agroecología intenta analizar los conocimientos de los procesos que ocurren en finca, con el propósito de dilucidar la estructura y las funciones de los tres componentes que en ella interactúan: el ecológico, el económico y el social. En definitiva, el objetivo fundamental de la agroecología es permitir a los investigadores, estudiantes de la agricultura, agricultores, consumidores, organismos oficiales, etc., desarrollar un entendimiento más profundo de la ecología de los sistemas agrarios, para favorecer aquellas opciones de manejo adecuadas a los objetivos de una agricultura verdaderamente sustentable (Rosset, 1997; Altieri, 1997). I.8.1.3 Perspectivas de la Investigación en Agroecología Desde la metodología de la Agroecología y abriendo el espacio de la investigación social, aparecen tres niveles de indagación: distributivo, estructural y dialéctico (Guzmán et al., 2000.a). Estos modos de acometer el manejo de recursos naturales, desde una perspectiva ecológica, socioeconómica y política, no son excluyentes sino que pueden acumularse y profundizar mucho más en la realidad. La perspectiva estructural, elemento fundamental de la Agroecología, surge como crítica a la agricultura convencional que no valora e ignora los sujetos sociales vinculados al manejo de los recursos naturales, y con la que conocemos y construimos opiniones, aspectos subjetivos, como la actitud ante problemas sociales, propuestas de solución, etc. (Villasante et al., 2000). Con la necesidad de romper este discurso agronómico convencional surgen las “técnicas participativas”, que optan por metodologías que introducen una interacción entre el técnico y el agricultor, y donde encontramos la observación participante, encuestas, entrevistas individuales, de grupo, revisiones bibliográficas, investigación en campo, etc. (García, 1999). Mientras, la perspectiva dialéctica hace referencia a que hay que intervenir y articularse con el objeto investigado, para incidir en el curso de su transformación. Esto supone una clara diferencia con el procedimiento convencional que únicamente explica. Ambas perspectivas reconocen la lógica ecológica de la producción campesina, tratando de elaborar metodologías, que transformen al agricultor de “objeto” de la investigación en “sujeto” de la misma. En este ámbito se centra la Investigación Participativa, base de la metodología empleada en este trabajo. I.8.2 MARCO METODOLÓGICO: PARTICIPATIVA (IP) LA INVESTIGACIÓN I.8.2.1 Antecedentes La Investigación Participativa es una propuesta metodológica emergente de la crisis de las ciencias sociales, que se desarrolla durante la década de los sesenta en América Latina y también en Europa. Se explica fundamentalmente al considerar que los temas objeto de investigación presentan una “irrelevancia social”, siendo uno de los determinantes de la crisis por el escaso potencial explicativo de fenómenos que habían desbordado a la teoría y la metodología, relacionándolo con la escasa validez externa de los resultados obtenidos mediante la investigación experimental en el laboratorio (Gabarrón y Hernández, 1994). Así, se produce un replanteamiento de los criterios para determinar qué problemas son de carácter científico o si se encuentran dentro del campo metodológico, introduciendo un nuevo factor que hiciera participe a la disciplina de los problemas colectivos más críticos de la actualidad con el objeto de determinar los problemas científicos a partir de su relevancia social. Este nuevo factor es lo que denominaron “factor de relevancia social”, definiéndolo como todo elemento o proceso extracientífico que, interviniendo en el interior de una práctica científica, frena, impide o desnaturaliza la producción de conocimientos (Gabarrón y Hernández, 1994). Igualmente se crítica la separación radical entre la teoría y la práctica, así como entre el sujeto y el objeto de investigación (Quintana y Cazorla, 1997), es decir, la relación existente entre investigador e investigado. Anteriormente los técnicos e investigadores habían creído que el conocimiento que ellos poseían era “valido” frente a la invalidez de la sapiencia de la población. Por lo tanto se reprocha la creencia tradicional de que el análisis y la evaluación de la información podía únicamente llevarse a cabo por ellos, y se busca que el investigador no siga en su papel de “experto en conocimientos”, sino que se envuelva en el proceso de cambio social (Gianotten y De Wit, 1985), es decir, que se vincule en una investigación comprometida, insertada en un proceso de transformación social y abierta a los sectores populares. Esta serie de acontecimientos y factores, junto a la propuesta de reemplazar la investigación cuantitativa por una investigación científica basada en técnicas cualitativas, llevan a los científicos sociales a postular la necesidad de enlazar las experiencias científicas con los procesos de transformación socioeconómica y política. Surge la tendencia de “humanizar” las ciencias sociales, para asegurar una investigación “desde abajo y desde adentro” en la que el investigador se identifica con el objeto de estudio (investigación comprometida) e incorpora sus valoraciones en el análisis de la realidad. Es en este contexto fundamentalmente crítico se centran la mayoría de actividades y desarrollo de la Investigación Participativa en América Latina, reflejándose su lanzamiento a otras zonas del mundo en el Simposio Mundial sobre Crítica y Política en Ciencias Sociales (Cartagena-Colombia, 1977) y consolidándose en el Tercer Encuentro Mundial de Investigación Participativa (Managua-Nicaragua, 1989), donde se apuntalan la organización y comunidad mundial centrada en la perspectiva participativa. Se analizan con detalle los procesos de investigación participativa en los diferentes países y se elaboran unos principios orientadores para permitir la evaluación de esta práctica, basándose en tres temas esenciales: acción transformadora, producción de conocimientos y participación. El principal antecedente de la IP es la Observación Participante (Gianotten y De Wit, 1985), que era una respuesta a la técnica de observación experimental que no podía ser aplicada en los grupos humanos nativos. Sin embargo, conservaba las diferencias entre observador y observado, y servia más para aportar al investigador conseguir un trabajo más objetivo que contribuir a los cambios de los grupos bajo estudio. Los conceptos básicos y principios fundamentales de la IP provienen de paradigmas, teorías, disciplinas (Psicología, Sociología, Antropología, Filosofía), experiencias prácticas y fundamentalmente de aportaciones de dos disciplinas de los años ochenta: el Diagnostico Rural Rápido y la Investigación Rural Participativa - difieren de la Investigación Participativa en la forma, la información, el papel del personal del proceso de intercambio y en los métodos utilizados (Arriaga et al., 1997). Ambas influenciaron en formas y grados diferentes en el desarrollo de lo que hoy se conoce como Investigación Participativa, al igual que las numerosas propuestas metodológicas o enfoques que a continuación revisamos. I.8.2.2 Contribución de otros enfoques Son varias las propuestas metodológicas o enfoques que han contribuido a formar lo que hoy se conoce como la IP, unas desarrolladas recientemente y otras extraídas y modificadas de otras disciplinas. Se puede situar el inicio de la evolución conceptual y metodológica de la IP en la Investigación Temática dada por Freire en los años setenta, configurada a partir de un conjunto de experiencias - de carácter alfabetizador - en el medio rural del nordeste Brasileño y que puede ser considerada como la primera fase psico-social (Gianotten y De Wit, 1985). Se abren las posibilidades de participación y movilización campesina a partir de la producción de conocimientos centrada en las vivencias y necesidades de grupos agrarios con la finalidad de conocer su problemática y proponer posibles soluciones. Además se buscan estrategias para superar la separación existente entre investigador e investigado e incorporar al grupo beneficiario como actor principal en la gestión y desarrollo de su educación (Gianotten y De Wit, 1985) y de la teoría y la práctica (Gabarrón y Hernández, 1994). Todo a partir de una realidad concreta y del saber popular y con la actitud comprometida del investigador/a o educador/a. La experiencia de Freire fue mejorada y aplicada a otras áreas distintas a la alfabetización, surgiendo las propuestas de Bosco Pinto, Darcy de Oliveira (Observación Militante Brasileña) y Gajardo (Investigación Militante Venezolana), basadas en los mismos supuestos y estructura teórica que la anterior, pero incluyendo elementos como explicar un objetivo ideológico y un mensaje político previamente establecido a partir de la militancia política del investigador (Gabarrón y Hernández, 1994). Los pasos de las metodologías anteriores son las siguientes (De Schutter, 1981; Gianotten y De Wit, 1985): a) Aproximación e inserción del investigador en el grupo. b) Momento de observación y recolección de información. c) Investigación y organización sistemática de la información. d) Comunicación sobre los resultados en el grupo o comunidad para su análisis y discusión. Al analizar este material, el grupo se convierte en objeto y sujeto del proceso, cuestionando su propia realidad y determinando las causas de la situación en la que se encuentran. Por otra parte Fals Borda desarrolla la Investigación-Acción que cuestiona la separación radical entre la teoría y la práctica. Asimismo, se cuestiona la manipulación de la información para evitar la participación de los grupos más desposeídos en las experiencias de gestión social, económica y política (Gabarrón y Hernández, 1994), y se busca el producir y desarrollar un proceso socio-politico con el cual las bases populares se puedan identificar (Fals et al., 1991). Para Kurt Lewin (Guzmán et al., 1996) la investigación-acción consistía en un proceso de análisis, recolección de información, conceptualización, planeamiento, ejecución y evaluación. En definitiva, la investigación-acción se propone como una metodología que se propone resolver las contradicciones fundamentales de una región recurriendo a elementos autóctonos, y la idea básica de este enfoque es que las clases y grupos pobres y marginados, vayan transformando progresivamente su medio ambiente a partir de su propia praxis (Fals et al., 1991). Otros enfoques que han contribuido al desarrollo de la IP han sido la Investigación-Acción Autogestionaria (variante en México de la InvestigaciónAcción) y la Investigación Popular, desarrollada por Rodríguez Brandao y que se encuentra en la línea de la educación de adultos/as y también de la cultura indígena (Gabarrón y Hernández, 1994). Por último encontramos la Encuesta Participativa, que más que una modalidad teórica es una derivación técnica o estrategia, y que analizamos posteriormente. Los métodos utilizados por los diferentes enfoques han pasado a formar parte del conjunto utilizado dentro del movimiento de la Investigación Participativa. I.8.2.3 Concepto, métodos y utilidades de la Investigación Participativa Los métodos utilizados en la Investigación Participativa comprenden un amplio rango que van desde la simple visualización en el campo hasta la entrevista y trabajo en grupo, siendo el objetivo principal compartir conocimientos entre el técnico y el agricultor. Se ha dado por llamar IP a todo tipo de investigación que involucre contacto con la población rural, no importando el nivel de implicación tanto de investigadores como de la gente rural. Este nivel de involucramiento es lo que se conoce como participación - forma de recolección y análisis de información entre investigadores y el grupo de estudio (Gianotten y De Wit, 1985, Arriaga et al., 1997; Quintana y Cazorla, 1997), que junto a la organización nos definen los diferentes tipos de proyectos participativos. Los niveles de participación se clasifican en siete tipos de acuerdo al nivel al cual se implica a los pobladores locales, interacción entre investigadores y pobladores en los diferentes procesos de investigación y criterios de acuerdo a quienes llevan a cabo acciones y toma de decisiones (Tabla 2). Tabla 2. Tipología de participación: como participa la gente en programas y proyectos de desarrollo. Tipología Características Participación pasiva Se le dice a la gente lo que va a suceder o lo que ya sucedió. Es una comunicación por los investigadores sin escuchar las opiniones o respuestas de la gente. Participación para La participación ocurre cuando la gente da respuesta a un dar información cuestionamiento por parte de los investigadores que utilizan encuestas o enfoques similares. Participación para La gente participa al ser consultada y los agentes externos consulta escuchan. Estos definen tanto los problemas como las soluciones, y pueden modificar los mismos de acuerdo a la respuesta de la gente. Participación con La gente participa al proveer con sus recursos. Gran parte de incentivos la investigación en finca cae en esta categoría ya que los materiales productores proveen sus terrenos pero no participan en la experimentación o en el proceso de aprendizaje. Participación La gente participa formando grupos para cumplir una serie de funcional objetivos relacionados con un proyecto. La gente puede llegar a ser auto-dependiente. Participación La gente participa conjuntamente en el análisis, lo cual lleva interactiva a planes de acción y la formación de nuevas instituciones locales o el fortalecimiento de las ya existentes. Toman el control de las decisiones locales. Movilización La gente participa tomando iniciativas independientes de las autónoma instituciones externas con el fin de cambiar los sistemas. Desarrollan contactos para obtener recursos y apoyo técnico. FUENTE: Pretty en Arriaga et al., 1997. Respecto a las utilidades de la IP ha demostrado ser una estrategia importante para actividades de desarrollo rural, sus métodos han sido útiles en la evaluación, análisis e investigación de diversas áreas: agroecosistemas, recursos naturales, investigación en sistemas de producción, salud y nutrición, etc. Las metodologías participativas presentan las siguientes ventajas o utilidades (De Schutter, 1981; Gianotten y De Wit, 1985; Gabarrón y Hernández, 1994; Arriaga et al., 1997): a) Permite que la gente analice las condiciones locales, dándoles confianza para establecer propuestas y hacer demandas y llevar a cabo acciones. b) Busca y logra la integración de una diversidad social local. c) Identifica las prioridades locales de investigación e inicia investigaciones participativas, en las que los investigadores se vuelven más receptivos al conocimiento local y además reconozcan a los productores el ser capaces de diseñar, conducir y evaluar sus propios experimentos. d) Fomenta cambios en la organización local, con una reorientación del personal de las instituciones involucradas. e) Ayuda en la revisión de políticas tanto de instituciones como de gobierno a través de formas más nuevas y más precisas surgidas a partir de discusiones y planes a nivel de campo. Desde nuestro punto de vista, la Investigación Participativa debe ser una propuesta metodológica inserta en una estrategia de acción definida que integre a los/as investigadores/as en un proceso colectivo de producción y reproducción de conocimientos necesarios para la transformación social y que involucre en la ejecución de una o más fases a los/as beneficiarios/as de la misma. En su aplicación en la agricultura la IP se puede definir como un “conjunto de enfoques y métodos para el aprendizaje de la vida rural con y para la población rural”. Es un proceso que no solo involucra aprendizaje sino también análisis y acción, y hace que la población rural comparta, incremente y analice su propio conocimiento. Como conclusión confirmar que es el factor de relevancia social, definido al principio, el componente esencial de la praxis participativa. Y que se caracteriza por dos componentes básicos que lo distinguen del paradigma tradicional de investigación social y que son los que dan a la IP el distintivo de paradigma emergente. Uno es el replanteamiento de la relación proverbial sujeto-objeto por la de sujeto-sujeto, el otro es el reconocimiento de la investigación popular, como proceso de producción de conocimientos (Gabarrón y Hernández, 1994). I.8.2.4 Metodología empleada en el trabajo: La Encuesta Participativa La encuesta participativa se sitúa como un instrumento que intenta resolver las fuertes críticas a la manera tradicional de encuestar. El empleo de la entrevista por medio de cuestionarios no presenta diferencias con otros métodos y técnicas participativas. No obstante hay ciertas variaciones en el grado de participación de la comunidad, ya que la encuesta participante limita la participación de la población en algunas fases de la investigación. La encuesta participativa, también conocida como encuesta participación o encuesta conscientizante, se puede definir como aquella que trata de lograr la participación consciente de la población (Documento de Movimiento de Acción Social citado por De Schutter, 1981). Los objetivos del estudio son conocidos tanto por los encuestadores como por la propia comunidad, es decir, la investigación se realiza conjuntamente entre técnicos y hortelanos/as. Según la Unesco-Unicef (De Schutter, 1981) la encuesta participativa es: a) Una metodología dinámica e interactiva, pues los problemas, la hipótesis, los instrumentos y los resultados se afinan progresivamente a través de un proceso permanente de ida y vuelta entre los técnicos y la comunidad. b) Requiere la organización y participación de la comunidad en todas las etapas del proceso, tanto en la identificación de sus problemas como en la búsqueda de la estrategia correspondiente. c) Incorpora la investigación como una fase del proceso, teniendo así un efecto de conscientización y de formación de la comunidad. d) Requiere una participación y una conducción inter-institucional o multidisciplinaria en las diferentes fases. e) Permite identificar no solamente las necesidades y problemas de la comunidad sino también sus recursos y los aportes que puedan hacer sus miembros para solucionar esas necesidades. f) Es bastante factible: no exige el uso de técnicas complejas para la tabulación y análisis de los datos. Las diferencias entre este tipo de metodologías con otros tipos de investigación están fundamentadas en que los métodos y técnicas utilizadas en la Encuesta Participativa facilitan que tanto investigadores como investigados tengan como objetivo el cambiar la realidad social, es decir, no se limiten a “fotografiar” la realidad o a contemplarla solamente (De Schutter, 1981). II. OBJETIVOS II.1 OBJETIVOS DEL TRABAJO Este Trabajo se encuadra en un Proyecto amplio que se desarrolla en la Huerta “Las Moreras” (Parque de Miraflores, Sevilla) con la ayuda de su personal técnico y de numerosos hortelanos, a los que se han unido investigadores de la Universidad de Sevilla y de la Consejería de Agricultura y Pesca con amplios conocimientos en este tipo de experiencias. El trabajo a largo plazo se ha marcado recuperar y conservar las variedades locales que cultivan los/as hortelanos/as de la Huerta “Las Moreras” mediante un tipo de investigación conjunta entre técnicos y la comunidad. En esta primera fase del Trabajo de recuperación y conservación de material vegetal autóctono, se buscan los siguientes objetivos: § Caracterización del material vegetal aportado por los hortelanos sobre la base de unos descriptores oficialmente reconocidos. § Participación en la valoración del material vegetal de los/as hortelanos/as. § Reunir información sobre las variedades locales que los/as hortelanos/as de la Huerta conservan y cultivan para una futura valoración. La experiencia realizada debe valorarse en el ámbito de la Huerta “Las Moreras”, ya que el hecho de que el trabajo se circunscriba a una sola temporada de cultivo y a una sola parcela repercute en ciertas decisiones tomadas y por tanto limita la fiabilidad estadística de las conclusiones. III. MATERIAL Y MÉTODOS III.1 PROCESO DE RECUPERACIÓN Y CONSERVACIÓN DE VARIEDADES LOCALES EN LA HUERTA “LAS MORERAS” Partiendo de la Agroecología como marco teórico de este trabajo de investigación y de una metodología que lo contextualiza como es la Investigación Participativa, la primera fase de este proyecto amplio de investigación sobre recuperación y conservación de variedades locales se ha dividido en los siguientes pasos: 1. Planear la obtención de la información: una vez que se tomó contacto con las personas que participan en la Huerta “Las Moreras” y se contaba con el material vegetal aportado por los hortelanos, se discutió con los técnicos de la huerta e investigadores de la Universidad de Sevilla y de la Consejería de Agricultura y Pesca, el procedimiento que se iba a llevar a cabo. Se determinó la necesidad de trabajar a dos niveles: Ø Caracterización del material vegetal sobre la base de unos descriptores oficialmente reconocidos en una parcela de ensayo junto al resto de huertos, lo que facilitaría el contacto con los/as hortelanos/as y nos integraría entre ellos, ayundándonos a comprender sus inquietudes, su lenguaje, sus dificultades, etc., además de solventar la siguiente fase del trabajo. Ø Inclusión en la valoración del material vegetal a los/as hortelanos/as mediante técnicas participativas. 2. Obtención de la información: para la caracterización del material vegetal se elaboraron unas fichas con los descriptores elegidos y para la evaluación participativa por los/as hortelanos/as del material vegetal se utilizaron técnicas participativas como la encuesta participativa, anteriormente descrita. 3. Socializar la información obtenida: una vez ordenada la información, tanto de la caracterización como de la evaluación participativa, se puso a disposición de la comunidad de hortelanos/as, para que conocieran los resultados obtenidos. 4. Analizar e interpretar la información: esta fase sobrepasa el ámbito de este Proyecto y se deja abierta para un nuevo trabajo que siga con el proyecto. Se basaría en la discusión de las conclusiones y resultados a los que se han llegado en esta experiencia entre la comunidad y los técnicos con el objetivo de seleccionar posibles alternativas de acción, considerando los recursos y capacidades existentes o disponibles en la comunidad, para empezar a actuar sobre la realidad para modificarla. III.2 DISEÑO EXPERIMENTAL III.2.1 DESCRIPCIÓN DEL MEDIO FÍSICO III.2.1.1 Descripción de la zona de experimentación El lugar donde se realiza la experiencia se encuentra ubicado en el Parque de Miraflores, situado al norte de Sevilla capital y más concretamente en la zona de este parque conocida como Huerta “Las Moreras”, que ocupa unas dos hectáreas aproximadamente (Foto 1). El parque tiene la siguiente localización geográfica: 37º 24’ 58’’ de latitud norte, 5º 57’ 18’’ de longitud oeste y 10 metros de altura; siendo su equivalente en UTM de 4.144.880 / 237.720 (según el Mapa Topográfico de Andalucía E. 1: 10.000). Los planos de localización del parque y de la huerta en particular se muestran en el Anexo I. III.2.1.2 Descripción del suelo Los suelos en los que se ha realizado la experiencia se corresponden con suelos denominados como Franco Vega, más concretamente Vega Hidromorfa y Vertica del Arroyo de Miraflores que presenta un perfil típico AP / C 1 / C 2 / C 3 y que se corresponden con un Xerofluvents según el Catálogo de Suelos de Andalucía (de la Rosa, 1984). Estos suelos presentan ausencia de oxigeno, dando lugar a un problema hidromorfo con síntomas distintos según su posición respecto al arroyo. Así, en algunas franjas de terreno, debido a la escasa velocidad del agua podemos encontrar arcilla e incluso observar nodulaciones de hierro. Además a partir del análisis siguiente, realizado por el Instituto de Recursos Naturales y Agrobiología (IRNAS) siguiendo los métodos oficiales del MAPA, podemos concretar que la parcela posee un suelo franco-arcilloso, salino, calizo, de pH básico, con un buen nivel de materia orgánica y niveles altos de nutrientes (Tabla 3). Tabla 3. Análisis de suelo I de la parcela de experimentación. Parámetro pH C.E. ext 1:5 C.E. ext sat. Carbonatos Carbono orgánico Materia orgánica Relación C: N Arena gruesa Arena fina Limo Arcilla Nitrógeno Fósforo (Olsen) Potasio asimilable Valor unidad 7,60 1,08 dS/m 7,06 dS/m 12,6 % CaCO3 2,24 % 3,86 % 11,2 37,2 % 6,2 % 27,3 % 29,3 % 0,20 % 14,00 ppm 661 ppm Nivel pH alcalino Suelo salino Salinidad elevada Suelo calizo Alto Alto Textura Franco-arcillosa Alto Alto Muy alto FUENTE: Instituto de Recursos Naturales y Agrobiología de Sevilla, 1999. Estas conclusiones y resultados quedan corroboradas por los obtenidos en un nuevo análisis realizado por el Programa “Huerta Las Moreras” en el Laboratorio de Edafología y Climatología de la E.U.I.T.A. "Cortijo de Cuarto" y en el IRNAS durante Octubre de 2001 (Tabla 4). Tabla 4. Análisis de suelo II de la parcela de experimentación. Parámetro pH Materia orgánica Nitrógeno Fósforo Potasio asimilable Calcio asimilable Magnesio asimilable FUENTE: Berraquero (2001). Valor unidad 7,7 4,86 % 0,248 % 110,20 ppm 655 ppm 7,545 ppm 595 ppm Nivel PH alcalino Alto Alto Muy alto Muy alto Alto Normal III.2.1.3 Descripción del agua Tabla 5. Análisis disponible del agua de pozo utilizada en el riego de la parcela de experimentación. Parámetro Valor Informe Valor normal pH 7,05 Problema de salinidad: C.E. 2,450 dS/m moderado Problema de infiltración: R.A.S. 1,61 ninguno En ppm Toxicidad moderada Cloruros 368,68 10,40 para aspersión y severa para riego superficial Sulfatos Carbonatos 0,00 Problema moderado Bicarbonatos 4,07 para aspersión Problema no Nitratos (N-NO3) determinado para cultivos sensibles Toxicidad moderada Sodio 126,5 5,50 para aspersión y ninguna para riego superficial Potasio 4,4 0,11 Calcio 374,00 19,66 Magnesio 56,00 4,61 No determinada Boro FUENTE: Instituto de Recursos Naturales y Agrobiología de Sevilla, 1993. A la vista de la tabla anterior se confirmó que el agua de riego presentaba un nivel moderado de salinidad y ningún problema de infiltración, según los criterios de interpretación de la FAO que sigue el IRNAS. III.2.1.4 Estudio climatológico de la zona Los datos que recogemos a continuación (Tablas 6 y 7) han sido recogidos en la estación de Sevilla “Miraflores”, estación nº 900 según el Atlas Fitoclimatico de España (Allue, 1990), en el periodo de 1942 a 1973. Esta estación se encontraba en el Hospital Psiquiátrico de “Miraflores”, muy próxima a la zona de experimentación, hasta su desaparición en el año 1973 según información del Centro Meteorológico Territorial en Andalucía Occidental y Ceuta. 50 100 40 80 30 60 20 40 10 20 0 0 ºC Pluviometría media mensual (mm.) Diciembre Noviembre Octubre Septiembre Agosto Julio Junio Mayo Abril Marzo Febrero Enero mm. Temperaturas medias mensuales (ºC) Gráfica 2. Diagrama ombrotérmico de la Estación Sevilla “Miraflores” en el periodo de 1942-1973. Abril Mayo Junio Julio Agosto Septiembre Octubre Noviembre Diciembre 11,6 14,1 16,8 20,1 24,0 27,2 27,3 25,1 12,5 14,4 10,7 61,0 67,9 51,0 34,6 14,8 1,0 7,8 27,5 66,5 81,8 82,5 582,2 23,6 41,8 62,3 97,2 137,2 179,6 168,1 125,1 31,3 35,9 20,0 941,7 (1) Temperatura media mensual en ºC. La del año, corresponde a la media de todos los meses. (2) Pluviometría media mensual en mm. (3) Evapotranspiración potencial media mensual en mm. Tabla 7. Medias estacionales tomadas en la Estación de Sevilla “Miraflores” en el periodo de 1942-1973 (MAPA, 1989). Tª (1) Pluv (2) ETP (3) Invierno Primavera Verano Otoño Año 10,9 17,0 26,2 17,3 17,8 229,3 153,5 23,6 175,8 582,2 63,1 201,3 484,9 192,4 941,7 (1) Temperatura media mensual en ºC. La del año, corresponde a la media de todos los meses. (2) Pluviometría media mensual en mm. (3) Evapotranspiración potencial media mensual en mm. En conclusión la zona posee una temperatura media de 17,8 ºC con una precipitación de 582,2 mm, siendo la ETP media anual de 941,7 mm. Esta climatología, desde el punto de vista de los cultivos y teniendo en cuenta el tipo de invierno, tipo de verano, aridez y variación estacional (Papadakis citado por MAPA, 1989 y Urbano, 1995) nos definen un invierno relativamente suave, de tipo Citrus y un verano suficientemente caluroso como para permitir el cultivo del algodón, tipo algodón más cálido. En cuanto al régimen de humedad, la duración, intensidad y distribución estacional del periodo seco, nos lo definen como Mediterráneo subtropical. Año Marzo Tª 10,4 (1) Pluv 85,8 (2) ETP 19,6 (3) Febrero Enero Tabla 6. Medias mensuales tomadas en la Estación de Sevilla “Miraflores” en el periodo de 1942-1973 (MAPA, 1989). 17,8 También se han estudiado los valores climatológicos del año 2000 (Tablas 8 y 9), en el cual se realizó este trabajo. Estos datos son de la estación Sevilla “Aeropuerto”, estación nº 899 según el Atlas Fitoclimatico de España (Allue, 1990), que se encuentra muy próxima al lugar de experimentación. Los valores proceden del Anuario Estadístico de Andalucía 2001 de la Consejería de Medio Ambiente. 100 200 90 180 80 160 70 140 60 120 ºC 50 100 Diciembre Noviembre Marzo Pluviometría media mensual (mm.) Octubre 0 Septiembre 0 Agosto 20 Julio 10 Junio 40 Mayo 20 Abril 60 Febrero 80 30 Enero 40 mm. Temperaturas medias mensuales (ºC) Gráfica 3. Diagrama ombrotérmico de la Estación Sevilla “Aeropuerto” en el año 2000. Año Diciembre Noviembre Octubre Septiembre Agosto Julio Junio Mayo Abril Marzo Febrero Enero Tabla 8. Medias mensuales tomadas en la Estación de Sevilla “Aeropuerto” en el año 2000 (Consejería de Medio Ambiente, 2001). Tª 10,15 15,05 16,65 15,90 21,60 21,45 28,05 28,30 25,35 19,65 14,35 12,60 19,09 (1) Pluv 8,60 116,1 19,90 6,70 69,90 61,40 146,0 428,6 (2) (1) Temperatura media mensual en ºC. La del año, corresponde a la media de todos los meses. (2) Pluviometría media mensual en mm. Tabla 9. Medias estacionales tomadas en la Estación de “Aeropuerto” en el año 2000 (Consejería de Medio Ambiente, 2001). Tª (1) Pluv (2) Sevilla Invierno Primavera Verano Otoño Año 12,6 18,05 25,93 19,78 19,09 154,6 136 0 138 428,6 (1) Temperatura media mensual en ºC. La del año, corresponde a la media de todos los meses. (2) Pluviometría media mensual en mm. Se observa en comparación con los datos medios de la zona que la temperatura ascendió ligeramente (1,29 ºC) y las precipitaciones descendieron notablemente (153,6 mm menos durante el año 2000). Además, la repartición de las precipitaciones en el año 2000 difiere bastante de la distribución normal de la zona, ya que a diferencia de esta las precipitaciones son casi nulas en el intervalo de Enero a Marzo, mes en el que se produce un aumento considerable de las lluvias. Esto es algo “anormal” en nuestra zona y puede llegar a repercutir a los cultivos. 160,0 140,0 120,0 100,0 mm. 80,0 60,0 40,0 20,0 Pluviometría media mensual (mm.) Diciembre Noviembre Octubre Septiembre Agosto Julio Junio Mayo Abril Marzo Febrero Enero 0,0 Pluviometría del año 2000 (mm.) Gráfica 4. Relación entre pluviometría media mensual y pluviometría del año 2000. III.2.2 DISEÑO EXPERIMENTAL DEL CULTIVO III.2.2.1 Cultivos precedentes Los cultivos precedentes fueron: algodón, trigo, alfalfa y patata, en la temporada 1994-95. Desde esta siembra la parcela donde se ha realizado la experiencia ha estado abandonada, creciendo sólo malezas. III.2.2.2 Preparación de la parcela La preparación de la parcela de experimentación consistió fundamentalmente en la eliminación de malas hierbas mediante escarda manual tres semanas antes del trasplante de las plantulas al terreno. Además, la parcela fue abonada una vez limpia con estiércol de vaca y cabra, previamente mezclados con diez días de antelación. La parcela se diseñó en tres zonas según vemos en la Figura 1, para la disposición de las variedades (Fotos 2, 3 y 4). Figura 1. Dimensiones de la parcela y disposición de las variedades. III.2.2.3 Transplante El transplante al terreno definitivo se hizo con plantas con cepellón el 20 de Marzo de 2000 para la variedad Rosado y el 28 de Marzo de 2000 para las variedades Amarillo y Corazón de Toro, dándose un riego copioso a continuación para conseguir que las raíces profundizaran. El número de plántulas por variedad fue de 40 para las variedades Amarillo y Corazón de Toro y de 80 para la variedad Rosado. Un total de 10 plántulas aproximadamente por variedad no prosperaron por una u otra causa, no siendo repuestas por falta de material. III.2.2.4 Marco de plantación El marco de plantación fue de 75 cm entre líneas, siendo la distancia entre plantas de 50 cm. La equivalencia supone una densidad final de aproximadamente 25.000 plantas / Ha. III.2.2.5 Escarda Mediante escardas manuales se ha mantenido el cultivo libre de malas hierbas a lo largo de todo el ciclo. III.2.2.6 Poda y entutorado Se ha realizado la poda a un tallo, eliminando todos los brotes axilares del tallo principal, a mediados de mayo. Para el entutorado se utilizaron cañas secas en forma de “cabaña” y cuerda, que es lo normal en la huerta (Foto 5). Ambas técnicas nos facilitaron la recolección de frutos más limpios y sanos, ya que no estaban en contacto con el suelo. III.2.2.7 Tratamientos fitosanitarios Al principio del ciclo y tras la poda se realizaron aplicaciones de azufre espolvoreado en la parcela (mediados de Mayo) (Foto 9). El 2 de Junio de 2000 se observaron hojas infectadas por Mildiu en las tres variedades, y se aplicó cobre pulverizado (1 gramo diluido en un litro de agua), repitiéndose el tratamiento dos semanas más tarde. Posteriormente (mediados de Junio), tras detectarse una plaga de Heliothis se realizó un nuevo tratamiento, esta vez con Neem. III.2.2.8 Riego El riego de la parcela se realizó mediante surcos con una frecuencia, tras el riego de plantación, de dos riegos por semana hasta el levantamiento de los cultivos, excepto las semanas que llovió. III.2.2.9 Otras labores Para evitar los daños provocados por el sol en los frutos durante su permanencia en la planta se cubrieron con hierbas o con el propio follaje de la planta, tal y como realizan los/as hortelanos/as. III.2.3 MATERIAL VEGETAL El material vegetal utilizado en este trabajo pertenece a tres variedades locales de tomate (Lycopersicon esculentum Mill.) procedentes de la Huerta “Las Moreras” y donadas por los hortelanos. Su caracterización presenta un gran interés para ellos, ya que llevan cultivándolas durante mucho tiempo y son utilizadas por la mayoría de la comunidad. Los nombres de las variedades (junto al hortelano que las cedió) utilizadas en la caracterización son: Rosado (Lorenzo), Corazón de Toro (Manuel Yébene) y Amarillo (Juan “el pepsi”). III.2.3.1 Características generales del material vegetal: esculentum Mill. Lycopersicon Las especies del género Lycopersicon son originarias de la estrecha zona costera de Sudamérica que va desde Ecuador a Chile, aunque hay grandes indicios de que fue en México donde se domesticó (George, 1989; Nuez et al., 1996; Maroto, 2000). A raíz del descubrimiento de América, esta especie se llevó al resto del mundo. En Europa se empezó a conocer a partir de comienzos del siglo XVI, siendo sus primeros usos como planta ornamental. El tomate es una solanácea de gran importancia económica a escala mundial, no sólo como fruto en fresco sino también como fruto transformado: salsa ketchup, secado al sol, enlatado, en polvo, puré o jugo. El valor nutritivo del tomate es muy variable por variedades (Tabla 10). El fruto del tomate se caracteriza por su elevado contenido en vitamina C y el reducido valor calórico, debido al alto contenido en agua (Nuez et al., 1996; GRAIN, 1998). Tabla 10. Valor nutritivo medio del tomate por 100 gr. de producto comestible. Residuos Materia seca Valor energético Proteínas Hidratos de carbono Grasas Fibra Caroteno Tiamina Riboflavina Niacina Vitamina C 6% 6,2 gr. 20 Kcal. 1,2 gr. 4,7 gr. 0,2 gr. 0,7 gr. 0,5 mgr. 0,06 mgr. 0,04 mgr. 0,6 mgr. 23 mgr. FUENTE: Maroto, 2000 Tabla 11. Valores orientativos de la composición del fruto de tomate maduro en porcentaje de peso fresco. Materia seca Carbohidratos totales Grasas Fibra Nitrógeno proteico Azúcares reductores Sacarosa Sólidos solubles totales (º Brix) Acido málico Acido cítrico Vitamina C 6,5% 4,7% 0,15% 0,5% 0,4% 3% 0,1% 4,5% 0,1% 0,2% 0,02% FUENTE: Nuez, 1995. Es una planta perenne, aunque se cultiva como anual debido a su poca tolerancia al frío. III.3 CARACTERIZACIÓN DEL MATERIAL VEGETAL Para caracterizar un material vegetal es preciso disponer de información descriptiva que nos permita conocer sus características morfológicas, botánicas, fisiológicas, bioquímicas y agronómicas (INIA, 2000). III.3.1 DEFINICIÓN DE LOS DESCRIPTORES EMPLEADOS Se define un indicador o descriptor como cualquier característica que se considere importante y/o útil para la descripción del material vegetal, no sólo por hacer referencia a características morfológicas o fisiológicas de la planta, sino que también deben considerarse como descriptores aquellos datos u observaciones que complementen la descripción o caracterización del material vegetal. Según lo anterior, la elección de los descriptores más apropiados es uno de los principales aspectos a considerar en la caracterización. En este trabajo de caracterización en el que se ha empleado un material desconocido, se ha optado por dar mayor importancia a aquellas características fáciles de observar, medir y cuantificar durante el desarrollo del cultivo. Tomando el modelo usado por García (1999) basado en listas de descriptores, fundamentalmente de Bancos de Germoplasma (Universidad Politécnica de Valencia: UPV), Centros de Mejora (Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria: INIA) y Normas de Calidad para productos hortícolas (Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación: MAPA) se ha descrito el material vegetal empleado. Los descriptores elegidos se clasifican según su naturaleza en (Soriano et al., 1998): Ø Cualitativos objetivos: referidos a características claramente contrastables, como el tipo de crecimiento, forma de las hojas, frutos, etc. Ø Cualitativos subjetivos: relacionados a una escala de percepciones, como inserción de las cicatrices, color del follaje, etc. Ø Cuantitativos: cuando las características son físicamente mensurables como el peso, tamaño, nº de loculos, etc. III.3.2 FICHAS DE CARACTERIZACIÓN Son aquellas elaboradas a partir de los descriptores utilizados, al objeto de facilitar y sistematizar el control, la toma y posterior cuantificación de datos. Se distinguen dos grupos de fichas de caracterización (Anexo II): III.3.2.1 Fichas de campo Son aquellas usadas en el trabajo de campo con el objetivo fundamental de facilitar el control y la toma de datos. Se distinguen las siguientes fichas: III.3.2.1.1 Fichas de descripción Son las utilizadas para la descripción, tanto morfológica como agronómica, del material vegetal. Comprenden los siguientes parámetros: Ø Descripción morfológica: se han tenido en cuenta dos aspectos: parte vegetativa de la planta (Ficha 1) y descripción del fruto (Ficha 2). Ø Descripción agronómica: incluye la precocidad en maduración (Ficha 3). III.3.2.1.2 Fichas complementarias Se han incluido en este apartado las fichas referentes al control de la producción (Ficha 4) y a las características de las semillas obtenidas (Ficha 5). III.3.2.2 Fichas resumen Son las fichas que engloban las descritas anteriormente, es decir, tanto las fichas de campo como las complementarias y donde se detallan los resultados obtenidos en la caracterización del material vegetal para cada variedad (Ficha 6). III.3.3 DESCRIPTORES DE LAS FICHAS DE CARACTERIZACIÓN A continuación se especifican los conceptos de los distintos descriptores utilizados en las fichas nombradas anteriormente, separándolos en función de los componentes principales de la planta (tallo, hoja, flor, fruto y semillas): III.3.3.1 Tallo El tallo del tomate es anguloso, recubierto en toda su longitud de pelos perfectamente visibles, muchos de los cuales, al ser de naturaleza glandular, le confieren a la planta un olor característico. El desarrollo del tallo es variable en función de los distintos cultivares, existiendo dos tipos fundamentales de crecimiento, aunque pueden existir variedades intermedias (SEMPER, 1995). III.3.3.1.1 Descriptores del tallo 1º/ Tipo de crecimiento - Determinado o definido (o de mata baja): el tallo principal detiene su crecimiento tras haber producido varias inflorescencias (separadas por 1 ó 2 hojas) como consecuencia de la formación de una inflorescencia terminal. La planta forma un arbusto en el que predomina el desarrollo de tallos secundarios. - Indeterminado o indefinido (o de enrame): el tallo posee un ápice meristemático que produce un alargamiento continuado del tallo principal, dando inflorescencias cada dos o tres hojas. Pueden ser de porte rastrero (si no tiene un soporte) o trepador. III.3.3.2 Arquitectura de la planta Se refiere a las dimensiones de la planta. III.3.3.2.1 Descriptores de la arquitectura de la planta 1º/ Longitud del tallo. Distancia en centímetros entre la base del tallo en el suelo y el extremo superior del tallo en un momento determinado. 2º/ Longitud de la hoja. Distancia en centímetros desde la inserción del tallo hasta el ápice de la hoja totalmente desarrollada. III.3.3.3 Hoja El tomate esta formado por hojas que tienen un limbo ramificado en varias porciones llamadas foliolos (Figura 2), cada uno de los cuales “parece” una hoja. Las hojas se disponen sobre el tallo de forma alterna y son pinnadocompuestas, es decir, los foliolos se disponen a ambos flancos del raquis, según la nervadura pinnada (pinnada, bipinnada, etc.). Están constituidas generalmente por 7-9 foliolos lobulados o dentados, pudiendo aparecer en el raquis de la hoja pequeños foliolillos. De la misma manera que el tallo, están recubiertas de pelos glandulares que le confieren el olor característico del tomate (Maroto, 2000). Figura 2. Forma de la hoja del tomate. III.3.3.3.1 Descriptores de la hoja 1º/ División del limbo. (Figura 3). Considerando el limbo o lámina como la parte ensanchada de la hoja, encontramos según su división dos tipos (Fuentes, 1998): - Pinnado: hojas pinnadocompuestas con los foliolos dispuestos en parejas a ambos lados del nervio medio. - Bipinnado: hojas pinnadocompuestas, con los foliolos divididos a su vez de forma pinnada. Figura 3. Esquema de la división de las hojas. 2º/ Color del follaje Definiendo el follaje como el conjunto de hojas de la planta (Font, 1975), se ha pretendido diferenciar entre tonalidades verdes, por lo que se ha dividido el color del follaje en verde claro y verde oscuro. III.3.3.4 Flor Las inflorescencias tienen cinco o más sépalos, cinco o más pétalos y un número igual de estambres, ovario súpero, bi o pluricarpelar (Nuez et al., 1996). La floración del tomate se produce en forma de racimos simples o ramificados (distintos tipos de cimas) en diferentes pisos o estratos, siendo lo normal que en cada inflorescencia pueda haber entre 3 y 10 flores, aunque en ocasiones pueden llegar hasta 50 (Maroto, 2000). Las flores son perfectas y su tendencia habitual es la autofecundación: son autógamas. Esta polinización es debida a la escasa longitud del estilo que se desarrolla dentro de un tubo formado por las anteras unidas. Por ello se pueden cultivar distintas variedades juntas como es el trabajo que nos incumbe, aunque existen excepciones. Por ejemplo las variedades con estilo largo o “saliente” (George, 1989; Fernández, 1999). III.3.3.4.1 Descriptores de las inflorescencias 1º/ Tipo de inflorescencia. (Figura 4). - Unípara (racimo simpleà con un solo raquis): “cima unípara”, que es aquella que por debajo de la flor del eje respectivo no produce más que una sola brotación, que a su vez sólo echa otra, y así sucesivamente (Font, 1975). - Multípara (racimo compuestoà con el raquis dividido): “cima multípara”, que es aquella que echa más de tres brotaciones en cada ramificación que se produce (Font, 1975). Figura 4. Esquema de los tipos de inflorescencias. III.3.3.5 Fruto El fruto del tomate es una baya globosa o piriforme, de color generalmente rojo en la maduración, aunque algunas veces puede presentar otras coloraciones (amarillo, naranja, rosa, dependiendo de la variedad). La superficie de la baya puede ser lisa o acostillada y en su interior se delimitan claramente los lóculos carpelares. La placentación puede o no ser regular (Maroto, 2000). III.3.3.5.1 Descriptores del fruto 1º/ Forma longitudinal del fruto. (Figura 5). Se han considerado seis posibles formas fundamentales que distinguimos en la Figura 5: - Aplastado - Redondo - Pera - Acorazonado - Cuadrado - Alargado Figura 5. Formas longitudinales del fruto. 2º/ Color del fruto maduro Descriptor observado en frutos que ya habían alcanzado la madurez fisiológica, ya que es en esta en la que se alcanza la coloración varietal y se encuentran aptos para el consumo inmediato, sin presentar arrugas o estar blandos (Categoría Comercial “Rojo” según las Normas de Calidad para Tomate MAPA, 1995). Se estableció una escala subjetiva de valoración con observaciones visuales, considerando cuatro colores genéricos (García, 2001): naranja, rosa, amarillo y rojo. 3º/ Color del fruto inmaduro Al igual que en el color del follaje, se han considerado el verde claro y verde oscuro. 4º/ Intensidad de los hombros Se refiere a la coloración verde más intensa que puede existir en la zona peduncular del fruto inmaduro. Se han considerado dos estados: - Ausente (sin hombros): tomate inmaduro sin la presencia de hombros. - Presente (con hombros): tomate inmaduro con hombros marcados con mayor o menor intensidad. 5º/ Acostillado Hace referencia a la presencia e intensidad de los surcos o costillas: abultamiento más o menos pronunciado (Font, 1975), en la zona peduncular del fruto. Se han diferenciado los siguientes: - Ausente (liso): representa un tomate sin costillas. - Medio: tomate que presenta costillas pero no demasiado patentes. - Fuerte (asurcado): costillas bastante diferenciadas, a veces pueden ser incluso motivo de depreciación del fruto. 6º/ Cicatriz estilar Es la cicatriz que se encuentra en el ápice del fruto, en el extremo opuesto a la inserción del pedúnculo (Figura 7). Se diferenció tanto el tamaño como la forma: Ø Tamaño: - Pequeña (apenas se nota): cicatrices generalmente puntiformes algo mayores que una cabeza de alfiler. - Mediana (se aprecia bien): mucho más grandes que una cabeza de alfiler sin llegar a depreciar el fruto. - Grande (puede depreciar el fruto): protuberancias excesivas, cicatrices de más de 2 cm2 de superficie o cicatrices lineales grandes, de más de 3 cm de largo. Ø Forma (Figura 6): donde se han diferenciado los siguientes tipos: - Puntiforme - Estrellada - Lineal - Irregular Figura 6. Tipo de cicatriz estilar en el fruto. 7º/ Cicatriz peduncular Se refiere a las cicatrices presentes en la zona del pedúnculo (Figura 7). Se han diferenciado: - Pequeña (tapada por el cáliz): la cicatriz no se ve. - Mediana (sobresale poco): el cáliz no cubre por completo la cicatriz. - Grande (puede depreciar al fruto): las cicatrices son excesivas o protuberancias grandes. Pueden llegar a depreciar el fruto. 8º/ Inserción peduncular Es el plano en el que se inserta el pedúnculo en el fruto. Se han diferenciado tres tipos: - Plana: hombros no patentes alrededor de la inserción peduncular. - Ligeramente hundida: hombros patentes alrededor de la inserción. - Fuertemente hundida: el punto de inserción está marcadamente más deprimido, es frecuente la existencia de cicatrices a su alrededor que llegan a depreciar el fruto. 9º/ Sección transversal Rajando el fruto en la sección transversal por la zona más ancha, se han considerado dos formas posibles: - Regular: si presenta alguna forma de simetría o la asimetría no es muy fuerte. - Irregular: la sección es fuertemente asimétrica. 10º/ Número de loculos Se corta el fruto por su sección transversal y se cuentan las “celdas” o loculos (cavidad que presenta el fruto y que contiene semillas) que presente (Figura 7). Se anotará el valor más frecuente, considerando multilocular cuando el número sea igual o mayor que siete (Nuez y Ruiz, 1999.b). 11º/ Dimensiones del fruto a) Peso del fruto. Durante el periodo productivo se han efectuado colectas cada dos o tres días, recolectando los frutos cuando habían alcanzado la madurez fisiológica y pesándolos el mismo día de recogida. b) Altura del fruto. (Figura 7). Se ha medido la distancia en centímetros de la sección longitudinal (desde la cicatriz peduncular hasta la cicatriz estilar) del fruto. c) Diámetro mayor. (Figura 7). Se ha medido la longitud máxima en centímetros de la sección ecuatorial (transversal) del fruto. d) Diámetro menor. (Figura 7). Seccionando el fruto transversalmente por la zona más ancha, se midió, en centímetros, el diámetro menor. Figura 7 . Esquema de las diferentes partes del tomate. 12º/ Producción por planta Se obtuvo dividiendo el peso total de todos los frutos recolectados durante todo el ciclo de cultivo entre el número total de plantas para cada variedad. 13º/ Rajado Se contabilizaron todos los frutos que presentaron grietas cicatrizadas o no cicatrizadas mayores de tres centímetros de longitud, es decir, tomates de categoría III según la Norma de Calidad para tomates (MAPA, 1995) y aquellos que no eran aptos para la comercialización por su excesivo rajado. Se ha expresado en porcentaje en número con respecto a todos los frutos recolectados. 14º/ Destrío Se han considerado “no aptos” aquellos frutos que tuvieran cualquier defecto (frutos afectados por podredumbres, magulladuras, ataques de insectos o roedores, problemas de desarrollo, etc.) para su comercialización. Este descriptor es complementario del anterior, ya que todos los frutos rajados con arreglo a la norma (MAPA, 1995) y aquellos con excesivo rajado también forman parte del destrío. Al igual que en el caso anterior se ha expresado en porcentaje total en número con respecto a todos los frutos recolectados. Para la producción de estas variedades es necesario conocer las causas del destrío, puesto que, en ciertos casos, es posible la disminución de éste mediante un plan de mejora (García, 2001). Se han considerado dos causas de destrío: rajado y malformaciones de los frutos, expresando sus valores en porcentaje en número respecto a todos los frutos recolectados. 15º/ Precocidad en maduración Se ha definido como el número de días transcurridos desde el trasplante al terreno de las plántulas hasta la presencia de al menos un fruto maduro en el 50% de plantas. III.3.3.6 Semillas Las semillas son grisáceas, de pequeño tamaño, discoidales y recubiertas de vellosidades. En 1 gramo de semillas puede haber hasta 350 semillas (Maroto, 2000). III.3.3.6.1 Descriptores de las semillas 1º/ Producción de semilla por fruto La producción de semilla por fruto corresponde a la media de las muestras de la variedad, expresado en gramos / fruto y en semillas / fruto. 2º/ Peso de cien semillas Expresa el peso de cien semillas secas y limpias en gramos. 3º/ Porcentaje de germinación en semillero Considerando una semilla, por definición botánica, como el resultado de la maduración de un óvulo y que consta de un embrión que se desarrolla en plántula durante la germinación (MAPA, 1992), este porcentaje se considera como la capacidad de las semillas o simientes para originar individuos normales y completos establecidas las condiciones habituales de germinación (Fernández, 1999). III.3.4 OBSERVACIÓN, MEDICIÓN Y CUANTIFICACIÓN DE LOS DESCRIPTORES Para la observación, medición y cuantificación de los descriptores utilizados en las anteriores fichas se agruparon los descriptores en diversos grupos en función de su naturaleza (cualitativos y cuantitativos), especificando en cada caso el procedimiento seguido para su valoración (Figuras 8 y 9): III.3.4.1 Descriptores cualitativos a) Descriptores referentes a formas. Observación mediante dibujos de referencia señalando los casos en los que se observaron diferentes formas. b) Descriptores referentes a colores. Descripción a partir de la visualización global del material vegetal a partir de una escala de colores: rojo, verde, rosa, amarillo, naranja, etc. Para tener una mayor precisión, seguridad y contraste se utilizó una carta de colores MUNSELL® (Munsell Color, 1977), indicando en cada caso el valor del color o colores más parecidos (Anexo IV). Figura 8. Esquema sobre la observación, medición y cuantificación de los descriptores cualitativos. c) Descriptores relacionados con una escala temporal. Medición de la precocidad en maduración, para la cual se seleccionó y marcó una muestra de diez plantas por variedad tomadas al azar, considerando que una variedad estaba en plena maduración cuando al menos el 50% de los individuos presentaban ese estado. Para el control de estas características se utilizó la Ficha 3 (Anexo II), donde se anotaban el número de individuos que presentaban un determinado estado, hasta que se alcanzaba el 50% de ellos. III.3.4.2 Descriptores cuantitativos a) Características cuantitativas referentes a los frutos. Los pesos y dimensiones se han medido sobre los frutos recolectados durante todo el periodo productivo mediante una balanza y un pie de rey y se han ido anotando en la Ficha 2 (Anexo II). Figura 9. Esquema sobre la observación, medición y cuantificación de los descriptores cuantitativos. b) Características cuantitativas relacionadas con la arquitectura de la planta. La longitud de las hojas se observó sobre diez hojas tomadas al azar de la zona media de tallos de diferentes matas, realizándose la medición el 19 de Mayo de 2000. La longitud de los tallos se midió tomando diez tallos al azar de la parcela el 19 de Agosto de 2000, es decir, cuando el cultivo estaba en pleno desarrollo. En el caso de la variedad Rosado se tomaron veinte hojas y tallos para la medición, debido a que el número de plantas era mayor y con el objetivo de tener un mejor contraste. Se utilizo una cinta métrica flexible, con el objetivo de que se adaptara a la forma de la hoja y del tallo. En el caso de la hoja para tener un mejor apoyo en la caracterización y para corroborar resultados, se dibujaron las hojas de las diferentes variedades totalmente desarrolladas y conforme al tipo de la variedad el 19 de Agosto de 2000 (Anexo V). c) Control de la producción por planta. Se ha contabilizado la producción total de cada variedad dividiéndola entre el número de plantas, expresándola en Kilogramos por planta. Para cuantificar la producción se han utilizado Tablas (Ficha 4). d) Características cuantitativas relacionadas con las semillas. Para cuantificar la producción de semilla por fruto (gr./fruto y semillas/fruto) se han tomado muestras de diversos tomates y se han pesado y cuantificado las semillas. Para calcular el peso de cien semillas se han pesado todas las semillas obtenidas por variedad, y posteriormente se han tomado cien semillas secas y limpias al azar y se han pesado. Para el pesado se ha usado una balanza electrónica marca DeltaRange® modelo Mettler PE 3600 y se realizó el 18 de Diciembre de 2000 en el Laboratorio de Fitotecnia de la E.U.I.T.A. “Cortijo de Cuarto”. Para ambos descriptores se han empleado tomates en avanzado estado de madurez (pleno verano), sanos y de acuerdo con el tipo de la variedad para la extracción de semillas por el método que posteriormente describimos. El contenido de semillas por fruto puede ser una característica muy interesante para diferenciar dos variedades que morfológicamente son muy similares (García, 1999). Por último, en lo referente al porcentaje de germinación en semillero, la siembra se realizó en bandejas de poliestireno expandido de 150 alveolos y rellenos de turba negra y arena. Para las variedades Rosado y Amarillo se sembraron 250 semillas y para la variedad Corazón de Toro 300 semillas, utilizando una bandeja por variedad, el 17 de Enero de 2001. Las bandejas fueron colocadas en el interior del invernadero que poseen los/as hortelanos/as en la huerta sobre una serie de repisas de metal a un metro sobre el suelo aproximadamente con el fin de evitar problemas de roedores y caracoles, regándose con una manguera con mecanismo de microaspersión con una frecuencia diaria. El manejo en el interior de invernadero en cuanto al riego y al control de malas hierbas fue dirigido en todo momento por los hortelanos encargados del invernadero, siguiendo de esta forma sus indicaciones (Foto 16). e) Análisis de los descriptores cuantitativos. Para los descriptores cuantitativos evaluados, se realizó un análisis descriptivo mediante el programa informático SPSS para Windows versión 8.0.1S (31 de Julio de 1998) para un nivel de significación (alfa) del 5%, es decir, un nivel de confianza (1 – alfa) del 95%. Para comprobar si los resultados de los descriptores relacionados con la dimensión del fruto (peso, altura y diámetros mayor y menor) procedían de una distribución normal se procedió a realizar una Prueba de Normalidad mediante el Test de Kolmogorov-Smirnov y el de Shapiro-Wilk (para muestras inferiores de 50 casos), considerando que un valor relativamente pequeño (generalmente menor que 0,05) indica que el conjunto de datos difiere significativamente de una distribución normal. Los resultados de estas pruebas de normalidad se recogen en el Anexo VII. Además, el histograma ha servido de apoyo en el análisis descriptivo, representando la distribución de una variable cuantitativa (peso, altura y diámetros mayor y menor) que muestra la concentración o frecuencia absoluta de los datos a lo largo de diferentes intervalos o secciones de la escala en la que están medidos dichos datos, es decir, nos genera datos acerca del número de apariciones de un valor en un conjunto de datos. Además en cada histograma se adjuntó su curva normal para observar como se ajustan sus valores a la situación “ideal” de normalidad. Por ultimo en el Anexo VII también se recogen los resúmenes de datos de las tres variedades junto al resto de estadísticos que nos proporciona el programa SPSS para Windows para las dimensiones del fruto y que podrían ser de utilidad para estudios posteriores (mediana, rango, asimetría, curtosis, etc.). III.4 SEMILLAS A continuación se recoge el procedimiento de extracción de semillas seguido en este trabajo y las pautas llevadas acabo en el ensayo de germinación. III.4.1 EXTRACCIÓN DE SEMILLAS Para la extracción de semillas se han elegido frutos sanos en avanzado estado de madurez y que correspondían al tipo de la variedad. En el caso de los tomates, la textura del fruto y su carácter temprano junto con la salud y el vigor de la planta son de primera importancia para la elección de los frutos para la extracción de sus semillas (Bond et al., 1995). El procedimiento ha seguido en todo momento las indicaciones de la bibliografía consultada y de manera fundamental las pautas dadas por los/as hortelanos/as de la huerta, siendo estas últimas las de mayor importancia. El método de extracción y separación de las semillas de los frutos se realizó en las siguientes fases: 1º/ Limpieza. Los frutos se cortaron ecuatorialmente y con una cuchara se retiraron las semillas de la carne, eliminándose en este proceso las paredes del fruto, las pieles y demás restos. Las semillas con el material gelatinoso que les rodea se vertieron sobre un recipiente con un volumen equivalente de agua para su fermentación, siguiendo el Método Húmedo de limpieza de las semillas (George, 1989; Bond et al., 1995; Red de Semillas de Euskadi, 1999). La mezcla semillas-agua se colocó en un lugar soleado para favorecer el proceso de fermentación. 2º/ Fermentación. El recipiente con el agua y las semillas se batió vigorosamente varias veces al día para mantener una fermentación homogénea y evitar la decoloración de la semilla (George, 1989). La pulpa que contiene las semillas extraídas se dejó fermentar unos tres-cuatro días, hasta que se observó que las semillas se habían desprendido de la capa gelatinosa, formándose una telilla en la superficie del recipiente y que indicaba que se había producido la fermentación, provocada principalmente por la acción de bacterias y levaduras que actúan sobre la gelatina que rodea a las semillas y la degrada (George, 1989; Red de Semillas de Euskadi, 1999; Maroto, 2000). La duración de la fermentación depende fundamentalmente de la temperatura ambiental y llega a precisar hasta cinco días, aunque lo normal es no más de cuatro días (George, 1989; Bond et al., 1995; Red de Semillas de Euskadi, 1999; CEDEPO, 1999; Maroto, 2000). No se debe prolongar este periodo más de lo necesario ya que puede influir en la calidad de la semilla. La actividad antibiótica de la fermentación controla algunas enfermedades transmitidas por semillas tales como Corynebacterium michiganense, aunque dependerá de la duración y temperatura de la fermentación (George, 1989; Red de Semillas de Euskadi, 1999; Fernández, 1999; Maroto, 2000). 3º/ Lavado. Al cabo de los tres o cuatro días de la fermentación, se quito la telilla que se había formado en la superficie del recipiente y se añadió agua, recogiendo con un colador las semillas. Después se enjuagaron (lavado) estas semillas para quitar los últimos restos y se colocaron en un plato. 4º/ Secado. El plato con las semillas limpias se situó alejado del sol unos tres o cuatro días para comenzar su secado (CEDEPO, 1999). Se separaron las semillas en el plato (tras el secado a la sombra) de manera que no estuvieran pegadas y se dejaron secar durante diez días aproximadamente (García, 1999). III.4.2 ENSAYO DE GERMINACIÓN Los ensayos de germinación tienen como objetivo conseguir información acerca del valor de las semillas. Así, el 23 de Febrero de 2001 se procedió, en el Laboratorio de Cultivos Hortícolas de la E.U.I.T.A. “Cortijo de Cuarto”, a realizar un ensayo de germinación en condiciones controladas para probar la viabilidad de las semillas obtenidas. En nuestro caso debido a la escasez de semillas se procedió a realizar un ensayo con el único objetivo de tener una referencia más para la caracterización. El procedimiento llevado a cabo en el ensayo de germinación es el método más utilizado para semillas pequeñas como las de muchas hortalizas (Carmona, 1988) y consistió en colocar 25 semillas sobre papel de filtro grueso, el cual se empapó y posteriormente se enrolló y se colocó en una bandeja humedecida, utilizando en todo momento agua destilada. La bandeja se introdujo en la cámara de germinación a una temperatura de 25ºC el 23 de Febrero de 2001. Después de una semana (2 de Marzo de 2001) se contaron todas las semillas y se vio la proporción de germinación (SEMPER, 1995), es decir, la emergencia y desarrollo, a partir del embrión de la semilla, de aquellos órganos esenciales que, para la especie de semillas consideradas, prueban su aptitud para producir plantas normales bajo condiciones favorables en el suelo (MAPA, 1973). Los resultados de este ensayo de germinación se recogen por separado para cada variedad en el siguiente capítulo. III.5 VALORACIÓN DEL MATERIAL VEGETAL POR LOS/AS HORTELANOS/AS La inclusión de los/as hortelanos/as en este tipo de trabajos nos permite identificar no solamente las necesidades y problemas de la comunidad sino también sus recursos y los aportes que pueden hacer sus miembros para solucionar esas necesidades (De Schutter, 1981). Además, en este caso concreto de valoración de un material vegetal, se justifica la presencia de los/as hortelanos/as en el conocimiento de estos sobre las variedades en cuestión, utilizadas por la mayoría en sus huertos. Los objetivos perseguidos con la inclusión de la comunidad de hortelanos/as han sido: a) Buscar la participación más activa de éstos/as en la conservación y recuperación de las variedades locales que utilizan. b) Tener información sobre su conocimiento en lo referente a variedades locales en general. c) Saber el grado de utilización del material vegetal que estamos caracterizando. d) Comprobar que las variedades utilizadas en el trabajo eran verdaderamente las que ellos cultivaban en sus huertos y conseguir la localización o el origen de este material. e) Conocer que manejo y usos tienen en sus huertos en cuanto a conservación y extracción de semillas, semilleros, técnicas empleadas (poda, entutorado), etc., respecto al cultivo de tomate. III.5.1 ELECCIÓN Y CONTACTO CON LA COMUNIDAD La valoración estaba dirigida a todos/as los/as hortelanos/as de la huerta sin ninguna discriminación en cuanto a su conocimiento de la agricultura, antigüedad en los huertos, etc. La participación fue en todo caso voluntaria, dejándose claro en todo momento que nuestro trabajo y su colaboración estaba destinada a la caracterización de las variedades que utilizaban y así prevenir la reacción normal de desconfianza y con ello suscitar una buena acogida despertando su interés y cooperación (Lebret, 1961; Raj, 1979). El contacto con la comunidad se vio facilitado en primer lugar por el hecho de tener la parcela de experimentación junto a ellos, por lo que la mayoría de los/as hortelanos/as tenían conocimiento de nuestra presencia y del trabajo que se estaba realizando antes de participar en la valoración. Además, la presencia del equipo humano encargado del mantenimiento de la huerta (técnicos y educadores), con una estrecha relación con los/as hortelanos/as, ayudó de forma positiva a la participación de estos/as en cuanto a la naturalidad de su vocabulario. III.5.2 METODOLOGÍA EMPLEADA PARA LA RECOPILACIÓN DE INFORMACIÓN La técnica empleada para la recopilación de información ha sido en nuestro caso a través de encuestas. El término “encuesta” debe ser tomado en el sentido de búsqueda de informaciones (Guzmán et al., 2000.a) o bien recolección de dichas informaciones, aunque se le deben añadir dos ideas fundamentales: por una parte ha de ser metódica y con ello cubrir unas exigencias que permitan la obtención de unos resultados cuantificables; y una segunda idea es que se aplique a una realidad totalmente particular, como por ejemplo la vida psicológica de un grupo social, su comportamiento, sus opiniones, sus gustos, sus maneras de vivir, sus necesidades, etc. (Mucchielli, 1974). La calidad de los resultados de una encuesta depende considerablemente de los preparativos hechos antes de la conducción de la encuesta (Raj, 1979). Las fases de las que ha constado la preparación y la realización de las encuestas han sido: III.5.2.1 Preparación de la encuesta. El cuestionario se elaboró en dos fases a partir de los objetivos marcados en un principio. En todo momento en la redacción de las preguntas se emplearon palabras sencillas, evitando las preguntas que se inclinan por si solas a una respuesta y que pueden engañar al encuestado y originar errores. En la primera fase se realizó una pre-encuesta, con el objeto de buscar un lenguaje correcto para la buena interpretación de las preguntas y para probar si la encuesta tenia una excesiva extensión. Esta pre-encuesta se realizó con hortelanos/as elegidos al azar. Tras subsanar diversos inconvenientes de la pre-encuesta se diseñó el cuestionario definitivo formado básicamente por preguntas cerradas o de respuesta fija y que tienen como característica fijar las respuestas del tipo “aprobación-desaprobación”, o “evaluación sobre una gama de juicios previstos”. La desventaja principal de este sistema es que las respuestas pueden forzarse a una categoría a la que no pertenecen propiamente, obligando al encuestado a aceptar una de las alternativas (Raj, 1979; Guzmán et al., 2000.a). Pero las preguntas cerradas también presentan numerosas ventajas (Mucchielli, 1974): a) Permiten referir y clasificar rápidamente al encuestado en una de las categorías objetivas. b) Facilitan el posterior escrutinio de la encuesta. c) Permiten una fácil respuesta, sin exigir otro esfuerzo que el de marcar una casilla. d) Pueden servir de “filtros”, es decir, de discriminación entre las personas que deban o no responder a una serie de preguntas posteriores, y por tanto dispensar a ciertos encuestados de contestar a preguntas que no pueden concernirles. e) Con frecuencia sirven como preguntas introductivas, aun cuando no tengan ninguna importancia para los objetivos, sino únicamente para “empeñar” al encuestado en la encuesta por medio de preguntas fáciles. La encuesta tenía además una serie de preguntas abiertas con el fin de dar libertad al entrevistado en la extensión de su respuesta. También se han incluido en la introducción del formulario una serie de preguntas previas que hacían referencia a los datos de identificación como: número de la encuesta, fecha, datos personales del hortelano/a y dos preguntas introductorias para tener una pequeña idea del conocimiento de estos sobre la agricultura en general. III.5.2.2 Contenido de la encuesta. La encuesta se ha dividido en tres bloques (Anexo VI): a) Bloque I: referente al cultivo del tomate. Se pretende saber en primer lugar si los/as hortelanos/as cultivan las variedades que estamos caracterizando o si al contrario conocen o cultivan otro tipo de tomates. Se pregunta también sobre las características de los tomates en cuanto a su color, forma, sabor y preferencias, con el objeto de comprobar que las variedades estudiadas eran las que ellos utilizaban y complementar en su caso la caracterización de éstas. Existe una serie de preguntas que tienen como fin conocer qué manejo practican en sus huertos con relación a la conservación y extracción de semillas fundamentalmente, además de otras operaciones como la poda, entutorado o semillero. b) Bloque II: referente a otros cultivos. Este bloque recoge preguntas sobre la conservación y origen de semillas de especies diferentes al tomate. c) Bloque III: referente a variedades locales, tradicionales o antiguas. Este bloque recoge cuestiones acerca de las variedades locales o antiguas, desde el conocimiento que tienen de lo que es una variedad local hasta sus diferencias con las variedades nuevas y/o híbridos. III.5.3 PANELES DE DEGUSTACIÓN Se han realizado dos paneles de degustación para saber el tipo de tomates preferidos por la comunidad y conocer que cualidades aprecian más en los frutos. También se ha intentado que los/as hortelanos/as se familiaricen con las variedades locales. El procedimiento seguido en las dos degustaciones consistió en la preparación de platos con tomates maduros troceados, identificando cada muestra con su nombre en el caso del primer panel y con una ficha (Anexo VI) en la segunda, donde se recogían las características más importantes de la variedad junto a la procedencia de estos. En ambas pruebas se colocaron junto a cada muestra un tomate “tipo” de la variedad. La primera degustación se realizó el 4 de Agosto de 2000 en colaboración con la S.C.A. “La Verde” (Villamartín, Cádiz), la cual posee experiencia en este tipo de actos (García, 1999; García, 2001). En esta degustación se utilizaron únicamente variedades de esta cooperativa ante la imposibilidad de usar muestras de nuestra experiencia por su escasez (Fotos 10 y 11). Además, el objetivo fundamental de esta primera degustación era ofrecer a los/as hortelanos/as una nueva gama de variedades locales de tomate que “La Verde” ya tenía caracterizadas, para que ellos mismos eligieran entre este grupo de variedades las que más apreciaran para su cultivo en la campaña posterior. Tras la experiencia tomada en esta primera degustación y ante su gran aceptación por la comunidad, se realizó una segunda degustación el 28 de Junio de 2001 (Fotos 12, 13, 14 y 15). En esta caso íbamos a utilizar las variedades caracterizadas en este trabajo y valoradas por ellos el año anterior, para ello se tomaron muestras procedentes de plantas originadas a partir de las semillas extraídas en nuestro trabajo y que actualmente se estaban utilizando en una nueva experiencia. Además, se ofreció la posibilidad de que los/as hortelanos/as llevaran sus propias muestras para tener una mayor diversidad de variedades en la degustación y buscar que se involucraran en estas experiencias. La asistencia a esta degustación no se restringió en ningún momento por lo que nos aseguramos la presencia de los acompañantes de los/as hortelanos/as y de otras personas relacionadas con la actividad de la huerta para tener de igual modo su opinión. Todas las variedades incluidas en la degustación se cultivan en la huerta en la actualidad. Los objetivos marcados en este segundo panel de degustación eran los siguientes: a) Comprobar que las variedades que caracterizamos eran similares a las que los/as hortelanos/as llevaron para la degustación, es decir, las que ellos cultivan. b) Ver qué variedades tenían más y menos aceptación y sobre todo qué preferencia entre las variedades de la degustación tenían las variedades caracterizadas. Aprovechando este acto se elaboró una pequeña encuesta (Anexo VI) para ver que tipo de tomate era el más apreciado por los asistentes en cuanto a sabor, tacto, color y forma. Asimismo se aprovechó esta encuesta para tener una idea del conocimiento tanto de la comunidad como del resto de los asistentes de las variedades locales. En definitiva, los paneles de degustación, sobre todo el segundo, ha servido de apoyo en la valoración del material vegetal por los/as hortelanos/as, pero sobre todo se ha buscado que estos/as se involucren en este tipo de experiencias para que en un futuro sea la propia comunidad la que realice este tipo de eventos. IV. RESULTADOS Y DISCUSIÓN IV.1 RESULTADOS DE LA CARACTERIZACIÓN DEL MATERIAL VEGETAL A continuación se detallan los resultados obtenidos en la caracterización del material vegetal, detallados para cada variedad. Se han desarrollado los resultados respecto a las principales partes de la planta, es decir, tallo, hoja, flor, fruto y semillas. Estos resultados también aparecen en las Fichas resumen para cada variedad (Anexo III). IV.1.1 VARIEDAD DE TOMATE CORAZÓN DE TORO IV.1.1.1 Tallo Tipo de crecimiento. Todas las matas presentan un crecimiento indeterminado (indefinido), es decir, el tallo presenta un ápice meristemático que provoca un crecimiento continuo. IV.1.1.2 Hoja División del limbo. (Figura 3). Las hojas son pinnadas. Los foliolos que constituyen la hoja son alargados y anchos, siendo el situado en el extremo de la hoja el más voluminoso como norma general. El número de foliolos es pequeño, oscilando entre 5-8 como norma general (Anexo V). Color del follaje. Todos los colores observados durante el desarrollo del cultivo (periodo de Mayo a Octubre de 2000) en las matas se corresponden con verdes oscuros - 7.5 GY 6/8 y 7.5 GY 6/10 -. Coincidiendo con el final del ciclo del cultivo el color del follaje se tornó amarillento. IV.1.1.3 Arquitectura de la planta Arquitectura de la planta. (Tabla 12). Las longitudes de los tallos han oscilado entre 162 y 250 centímetros, presentando un valor medio de 202,30 centímetros. Los tallos observados presentaron formas irregulares (deformes) y en ocasiones se visualizaron tallos dobles, lo que dificultó la poda y entutorado de las matas. La mayor capacidad de brotación en los tallos se observó en el tercio superior. En un gran número de ellos se visualizó la posibilidad de emitir pequeñas “raicillas” en su contacto con el suelo humedecido. Respecto a las hojas, sus longitudes han oscilado entre 15 y 28 centímetros, presentando una media de 21,20 centímetros; el gran tamaño de sus foliolos ha sido la principal característica visualizada, siendo el foliolo del extremo el más voluminoso con unas dimensiones de unos 9 cm. de largo por unos 6 cm. de ancho aproximadamente (Anexo V). Tabla 12. Resultados descriptivos de la arquitectura de la planta de la variedad Corazón de Toro. Arquitectura de la planta Longitud de los tallos en Estadísticos Número de muestras Media Valor mínimo Valor máximo 10 202,30 162 250 10 21,20 15 28 centímetros Longitud de las hojas en centímetros IV.1.1.4 Flor Tipo de inflorescencia. (Figura 4). Se han observado inflorescencias compuestas - cima multípara -, siendo el número de flores por racimo mayor de tres en la totalidad de las inflorescencias. IV.1.1.5 Fruto Forma longitudinal. (Figura 5). Los tomates descritos se pueden englobar en tres formas principalmente: aplastados, redondos y acorazonados, aunque la más representativa por su porcentaje es la forma acorazonada (89,6% del total de frutos descritos). En la Gráfica 5 se visualiza esta característica con gran claridad. Se han visualizado plantas con frutos aplastados, redondos y acorazonados, aunque también se han observado matas con acorazonadas exclusivamente. 100 89,6 90 80 70 % de frutos descritos 60 % 50 40 30 20 4,95 10 1,95 2,5 Aplastado Otras formas 0 Acorazonado Redondo Gráfica 5. Distribución en porcentaje de la forma longitudinal de los frutos de la variedad Corazón de Toro. formas Color del fruto maduro. Todos los frutos descritos se pueden considerar como rosas intensos, aunque con numerosas matizaciones, ya que muchos frutos presentan tonalidades verdes en la madurez, sobre todo en la zona de los hombros. El color rosa descrito tiene su correspondencia con los valores: 5R 6/10 y 5R 7/8 (Foto 6). Color del fruto inmaduro. Todos los frutos inmaduros observados se asemejan a un verde claro - 7.5 GY 7/8 y 7.5 GY 7/10 -, aunque en los frutos de esta variedad se han observado hombros con tonalidades verdes más oscuras - 7.5 GY 6/8 y 7.5 GY 6/10 -. Intensidad de los hombros. Los frutos inmaduros observados han presentado hombros. Además se ha constatado que esta intensidad en los hombros llega a permanecer incluso en el tomate maduro. (*) NOTA: Los siguientes apartados se encuentran referidos exclusivamente a la forma acorazonada por ser la más representativa de la variedad (Gráfica 5). Acostillado*. En general, los frutos acorazonados presentan costillas de tamaño medio, es decir, no demasiado patentes (Tabla 13). Tabla 13. Distribución en porcentaje del acostillado de los frutos acorazonados de la variedad Corazón de Toro. Acostillado Medio Ausente Fuerte No observable (frutos irregulares) Resultados (% de frutos acorazonados descritos) 62 6 2 30 Cicatriz estilar*. (Figura 6). Los frutos de forma acorazonada presentan cicatrices de tamaño medio y de forma puntiforme aproximadamente en un 70% de los frutos descritos, aunque hay que señalar que se observaron cicatrices de todos los tamaños y formas en este tipo de tomates (Tabla 14). Tabla 14. Distribución en porcentaje de la forma y tamaño de la cicatriz estilar de los frutos acorazonados de la variedad Corazón de Toro. Cicatriz estilar Resultados (% de frutos acorazonados descritos) Tamaño Media Forma Puntiforme 60 Media Pequeña Lineal Puntiforme 14 12 Media Estrellada Grande Lineal Pequeña Lineal Irregular No observable (frutos irregulares) 4 4 2 2 2 Cicatriz peduncular*. La forma acorazonada de esta variedad presenta cicatrices pequeñas en más del 50% de las muestras observadas, aunque tal y como citábamos en la cicatriz estilar se han distinguido otros tipos de cicatrices (Tabla 15). Inserción peduncular*. En lo referente al tipo de inserción, se observaron inserciones planas en más del 50% aproximadamente de frutos descritos e inserciones ligeramente hundidas en un 40%; en menor número se observaron fuertemente hundidas (Tabla 15). Tabla 15. Distribución en porcentaje de los tipos de cicatriz e inserción peduncular de los frutos acorazonados de la variedad Corazón de Toro. Cicatriz Peduncular Pequeña Inserción peduncular Plana Resultados (% de frutos acorazonados descritos) 36 Pequeña Ligeramente hundida Media Ligeramente hundida Media Plana Grande Ligeramente hundida Grande Plana Grande Fuertemente hundida Media Fuertemente hundida No observables (frutos irregulares) 20 16 12 6 4 2 2 2 Sección transversal*. Los frutos acorazonados presentan una sección transversal regular. Solo en un escaso número de tomates se ha encontrado una asimetría acusada, que corresponde principalmente con frutos que presentan alguna anomalía en su constitución. Número de loculos*. Los frutos acorazonados descritos son multiloculares o en su caso presentan más de cuatro loculos. En un porcentaje considerable los loculos no se han observado con claridad por tener cierto grado de inmadurez (Tabla 16). Tabla 16. Distribución en porcentaje del número de loculos de los frutos acorazonados de la variedad Corazón de Toro. Número de loculos Menos de 4 lóculos Resultados (% de frutos acorazonados descritos) - 4 Lóculos 1,5 5 Lóculos 6 Lóculos 7 Lóculos Multiloculares No observables (frutos con cierto grado de inmadurez) 9 4,5 3 38,8 43,2 Dimensiones*. (Anexo VII) Los resultados descriptivos de los descriptores referentes a las dimensiones de los frutos se recogen en la Tabla 17 y se han referido exclusivamente a la forma acorazonada (Gráfica 5): Tabla 17. Resultados descriptivos de las dimensiones de los frutos acorazonados de la variedad Corazón de Toro. Dimensiones Estadísticos Media Desviación Valor típica mínimo Valor máximo Peso en gramos Número de muestras 69 215,22 94,34 100 600 Altura en cm. 69 7,19 1,01 5,20 9,20 Diámetro mayor en 69 cm. Diámetro menor en 69 cm. 7,22 1,33 5,35 10,90 6,64 0,91 4,60 9,30 A continuación se recogen los Histogramas junto a sus curvas normales realizados a partir del estudio descriptivo de los frutos acorazonados de la variedad: Gráfica 6. Histograma referido al peso de los frutos acorazonados de la variedad Corazón de Toro. Frecuencia (nº de frutos medidos) 20 10 0 100,0 150,0 200,0 250,0 300,0 350,0 400,0 450,0 500,0 550,0 600,0 Peso de los frutos en gramos Gráfica 7. Histograma referido a la altura de los frutos acorazonados de la variedad Corazón de Toro. Frecuencia (nº de frutos medidos) 10 8 6 4 2 0 5,25 5,75 5,50 6,25 6,00 6,75 6,50 7,25 7,00 7,75 7,50 8,25 8,00 8,75 8,50 9,25 9,00 Altura de los frutos en centímetros Gráfica 8. Histograma referido al diámetro mayor de los frutos acorazonados de la variedad Corazón de Toro. Frecuencia (nº de frutos medidos) 20 10 0 5,50 6,50 6,00 7,50 7,00 8,50 8,00 9,50 9,00 10,50 10,00 Diámetro mayor de los frutos en centímetros 11,00 Gráfica 9. Histograma referido al diámetro menor de los frutos acorazonados de la variedad Corazón de Toro. Frecuencia (nº de frutos medidos) 20 10 0 4,50 5,00 5,50 6,00 6,50 7,00 7,50 8,00 8,50 9,00 9,50 Diámetro menor de los frutos en centímetros A partir de los histogramas anteriores se desprende que hay ciertas discordancias entre las dimensiones, ya que en los histogramas referente a la altura y diámetros, se observan dos intervalos diferenciados en torno a la media. Esta circunstancia no se aprecia en el histograma referido al peso. En el caso de la altura los dos intervalos diferenciados van desde los 6-7 cm y de los 7,25-8 cm. En el caso de los diámetros no están tan definidos, pero se puede advertir como existen también dos intervalos al observar el “descenso” que se produce en los 7 cm en ambos diámetros y que delimita los intervalos donde se concentran los valores. Para dilucidar con mejor claridad esta consideración y tratar de llegar a una conclusión hemos relacionado la altura y los diámetros (media de d. mayor y d. menor), con el siguiente resultado: Gráfica 10. Histograma referido a la relación altura-diámetro de los frutos acorazonados de la variedad Corazón de Toro. Frecuencia (nº de frutos medidos) 10 8 6 4 2 0 ,74 ,81 ,77 ,87 ,84 ,94 ,90 1,00 ,97 1,07 1,03 1,13 1,10 1,20 1,16 1,26 1,23 1,33 1,29 1,36 Relación altura-diámetro Se observa con claridad como existen dos grupos de valores, frutos en los que la altura es inferior al diámetro (valores < 1) y frutos en los que la altura es superior al diámetro (valores > 1). En ambos casos el peso es el mismo, ya que a medida que aumenta el fruto en altura su diámetro va disminuyendo y viceversa. En conclusión queda claro que existen dos tipos diferenciados dentro de la forma acorazonada de la variedad (Figura 10), debido presumiblemente a que en el material vegetal aportado por los hortelanos podría haber dos tipos de semillas. Así, sería conveniente en próximas experiencias con esta variedad ir seleccionando estos dos tipos de frutos. Figura 10. Formas acorazonadas de la variedad Corazón de Toro. Producción por planta. La variedad Corazón de Toro ha presentado una producción por planta de 0,78 kilogramos/mata, siendo Septiembre el mes con mayor producción por planta en la variedad con claras diferencias con respecto al resto de meses (Tabla 18). Tabla 18. Producción por meses de la variedad Corazón de Toro. Producción por meses Julio Agosto Septiembre Octubre Total Resultados (Kg./mes x mata) 0,03 0,13 0,56 0,06 0,78 Kg./mata En la Gráfica 11 se observa que la mayor concentración de la producción se concentra entre finales de Agosto (18-25 de Agosto) y mediados de Septiembre, es decir, la variedad ha presentado una producción bastante tardía. Esta tardía producción esta relacionada con un ataque de Heliothis sp. (Oruga del tomate) que se produjo durante el mes de Junio y principios de Julio. A partir del 15 de Septiembre la producción descendió notablemente aunque con leves subidas (22 de Septiembre y 13 de Octubre) de esta. A finales de Octubre con la llegada de un ataque de Bemissia tabaci (Mosca blanca del tabaco) y coincidiendo con el final del ciclo del cultivo la producción desapareció por completo. En la Gráfica 11 también se refleja la Producción acumulada de la variedad donde queda reflejado como la producción aumentó desde el cese del ataque de Heliothis sp. (principios de Julio) hasta el final del cultivo (finales de Octubre). 0,9 0,8 Evolución de la producción Producción acumulada 0,2 0,7 0,6 0,15 0,5 0,4 0,1 0,3 0,2 0,05 0,1 20-oct 13-oct 6-oct 29-sep 22-sep 15-sep 8-sep 1-sep 25-ago 18-ago 11-ago 4-ago 28-jul 21-jul 14-jul 0 7-jul 0 Gráfica 11. Evolución de la producción y Producción acumulada de la variedad Corazón de Toro. Producción acumulada (Kg./mata) Evolución de la producción (Kg./mata) 0,25 Rajado de frutos y destrío. Se observa en la Gráfica 12 que el porcentaje de frutos rajados y destrío supera el 25%. Estos considerables porcentajes pueden provocar un problema si se pretende producir comercialmente esta variedad, por lo que es una característica a tener en cuenta en una posible mejora. Destrío (30,5%) Rajado (28,45%) Gráfica 12. Porcentaje de frutos rajados y destrío de la variedad Corazón de Toro. Respecto al destrío, y tal y como se observa en la Gráfica 13, es el rajado de frutos la principal causa. Malformaciones (31%) Rajado (69%) Gráfica 13. Porcentaje de las principales causas de destrío de la variedad Corazón de Toro. Precocidad en maduración. El 25 de Julio de 2000 el 50% de los individuos “marcados” presentaron un fruto maduro, es decir, transcurrieron 122 días desde el trasplante al terreno de las plantulas procedentes del invernadero (28 de Marzo de 2000). El ataque de Heliothis sp. ha provocado posiblemente un aumento del número de días debido a los daños en los tomates inmaduros que había en el mes de Junio. IV.1.1.6 Semillas Los resultados obtenidos en la descripción de las semillas se resumen en la Tabla 19: Tabla 19. Resultados del trabajo con las semillas de la variedad Corazón de Toro. Semillas Resultados Producción de semillas por fruto Gramos / fruto 86.88 0.26 0.30 gramos Peso de cien semillas (gramos) Porcentaje de geminación semillero (%) Ensayo de germinación (%) Semillas / fruto en 85.67% (257 plántulas / 300 semillas) 76% (19 semillas germinadas / 25 semillas) Producción de semilla por fruto. Este descriptor ha dado unas medias de 86.88 semillas/fruto y 0.26 gramos/fruto. Respecto al número de semillas por fruto y a su peso se ha observado una gran variabilidad ya que se han obtenido un mínimo de 30 semillas (0.09 gramos) y un máximo de 250 semillas (0.75 gramos), por lo que seria conveniente tener en cuenta esta cuestión por su posible relación con una falta de uniformidad en el método de extracción de las semillas empleado (Tabla 20). Tabla 20. Resultados descriptivos de la producción de semillas por fruto en la variedad Corazón de Toro. Producción de semillas por Estadísticos fruto Número de semillas por fruto Número de muestras 8 Media Valor mínimo Valor máximo 86.88 30 250 8 0.26 0.09 0.75 en semillas/fruto Peso de las semillas por fruto en gramos/fruto Peso de cien semillas. El peso de cien semillas de la variedad ha sido de 0.30 gramos, valor casi similar al peso de las semillas por fruto (0.26 gramos), es decir, los frutos de la variedad presentan alrededor de cien semillas por fruto (Tabla 19). Porcentaje de germinación. Los porcentajes de germinación, tanto en semillero como en el ensayo, han sido inferiores al 90% (Tabla 19). IV.1.2 VARIEDAD DE TOMATE ROSADO IV.1.2.1 Tallo Tipo de crecimiento. La totalidad de las plantas presentan un crecimiento indeterminado o indefinido. IV.1.2.2 Hoja División del limbo. (Figura 3). Las hojas de la variedad son bipinnadas, es decir, son hojas pinnadocompuestas (foliolos divididos en forma pinnada). En escaso número también se han observado hojas pinnadas. Color del follaje. El color observado en las matas durante el periodo de Mayo a Octubre de 2000 se corresponde con un verde oscuro - 7.5 GY 6/8 y 7.5 GY 6/10 -. A finales de Octubre (final del ciclo del cultivo) el follaje se tornó amarillento. IV.1.2.3 Arquitectura de la planta Arquitectura de la planta. (Tabla 21). La longitud media del tallo ha sido de 220,70 centímetros, oscilando los valores entre los 190 y 280 centímetros. Los tallos son deformes y de gran vigor, encontrando en muchos casos tallos “dobles”. Las hojas han tenido valores de longitud entre 24 y 38 centímetros, con un valor medio de 32,15 centímetros. Las hojas presentan foliolos estrechos y puntiagudos con unas dimensiones medias de 5-6 centímetros de largo y aproximadamente 2-3 centímetros de ancho, aunque el foliolo situado en el extremo de la hoja puede presentar unas longitudes superiores (Anexo V). Tabla 21. Resultados descriptivos de la arquitectura de la planta de la variedad Rosado. Arquitectura de la planta Estadísticos Número de muestras Media Valor mínimo Valor máximo Longitud de los tallos en centímetros 20 220,70 190 280 Longitud de las hojas en centímetros 20 32,15 24 38 IV.1.2.4 Flor Tipo de inflorescencia. (Figura 4). Presenta una inflorescencia multípara (racimo compuesto) en la mayoría de las muestras observadas aunque se han visualizado cimas uníparas (racimo simple). El número de flores por racimo compuesto ha sido mayor de tres en todas las muestras observadas. IV.1.2.5 Fruto Forma longitudinal. (Figura 5). Los frutos de esta variedad incluyen dos formas principalmente sin contabilizar los frutos irregulares: tomates redondos y aplastados (Gráfica 14). La forma aplastada se considera como la distintiva de la variedad (68% de frutos descritos), aunque por el número considerable de tomates redondos (24%) se ha tenido en cuenta para la caracterización de la variedad este subtipo. Las distintas formas de los frutos aparecieron en las matas sin distinción entre las plantas, es decir, en una misma mata se recolectaron tomates redondos y aplastados. Esto no quiere decir que no haya plantas con únicamente frutos aplastados o redondos. 80 70 68 % de frutos descritos 60 % 50 40 24 30 20 8 10 0 Aplastado Redondo Irregular Gráfica 14. Distribución en porcentaje de la forma longitudinal de los frutos de la variedad Rosado. Color del fruto maduro. La totalidad de los frutos (redondos y aplastados) han presentado un color rosa claro - 5 RP 8/6 y 5RP 7/8 -. En algunos tomates que habían alcanzado la coloración varietal se apreciaron coloraciones verdosas en los hombros y/o en otras zonas del fruto (Fotos 6 y 7). Color del fruto inmaduro. Los tomates inmaduros tienen un color verde claro - 7.5 GY 7/8 y 7.5 GY 7/10 -, aunque con una tonalidad más oscura en los hombros - 7.5 GY 6/8 y 7.5 GY 6/10 -. Intensidad de los hombros. Los tomates presentan hombros (coloración más intensa) en su estado inmaduro. Esta coloración permanece en un determinado número de frutos una vez maduros (no representativo). NOTA: En los siguientes apartados se han diferenciado los descriptores para las dos formas representativas de la variedad (Gráfica 14). Acostillado. Los frutos aplastados tienen costillas no demasiado patentes - acostillado medio -, mientras que los frutos redondos son tomates lisos en gran parte aunque con un número considerable de frutos con un acostillado medio. En ninguno de los casos se observaron frutos con un acostillado fuerte o asurcado (Tabla 22). Tabla 22. Distribución en porcentaje del acostillado de los frutos de la variedad Rosado. Acostillado Resultados (% de frutos descritos) Medio Ausente No observable (frutos irregulares) Forma aplastada 66,6 19,4 14 Forma redonda 32 56 12 Cicatriz estilar. (Figura 6). Los frutos aplastados muestran cicatrices de tamaño medio (66,5%) aunque con un porcentaje considerable de cicatrices grandes (27,6%); y con forma puntiforme, lineal o incluso grande que llega a depreciar el fruto. Los frutos redondos presentan un tamaño de cicatriz medio (más del 80%) y con forma puntiforme (59,3%) fundamentalmente (Tabla 23). Tabla 23. Distribución en porcentaje de la forma y tamaño de la cicatriz estilar de los frutos de la variedad Rosado. Cicatriz estilar Tamaño Resultados (% de frutos descritos) Forma Media Puntiforme Media Lineal Grande Irregular Media Estrellada Media Irregular Grande Lineal Grande Irregular Pequeña Puntiforme No observable (frutos irregulares) Forma aplastada 30,5 22,2 16,6 8,3 5,5 5,5 5,5 5.9 Forma redonda 45,6 18,2 9 9 4,5 13,7 - Cicatriz peduncular. La forma aplastada presenta cicatrices medias (más del 50%) y en menor porcentaje (pero importante) grandes (30% aproximadamente). La forma redonda tiene fundamentalmente un tipo de cicatriz media o pequeña (más del 80% de frutos) (Tabla 24). Inserción peduncular. Sobre el tipo de inserción en las formas aplastadas se han observado mayoritariamente inserciones ligeramente (45,3%) o fuertemente hundidas (36%), mientras que los frutos redondos presentan una inserción ligeramente hundida (más del 60%) (Tabla 24). Tabla 24. Distribución en porcentaje de los tipos de cicatriz e inserción peduncular de los frutos de la variedad Rosado. Cicatriz peduncular Inserción peduncular Media Ligeramente hundida Grande Fuertemente hundida Media Fuertemente hundida Pequeña Plana Pequeña Ligeramente hundida Media Plana Grande Plana Grande Ligeramente hundida No observables (frutos irregulares) Resultados (% de frutos descritos) Forma aplastada 39,8 27,7 8,3 8,3 5,5 2,7 7,7 Forma redonda 41,2 9 13,6 18,2 9 4,5 4,5 - Sección transversal. La mayor parte de frutos, tanto redondos como aplastados, presentan simetría en su sección transversal. Número de loculos. Los frutos aplastados y redondos son multiloculares (77,7 y 64,3% respectivamente); en ninguno de los dos casos se encontraron tomates con menos de cuatro loculos. Además, y debido a la escasa madurez de ciertos frutos, no se apreciaron los loculos en un porcentaje considerable (Tabla 25). Tabla 25. Distribución en porcentaje del número de loculos de los frutos de la variedad Rosado. Número de loculos Resultados (% de frutos descritos) Forma aplastada Menos de 4 lóculos 4 Lóculos 5 Lóculos 6 Lóculos 7 Lóculos Multiloculares No observables (frutos con cierto grado de inmadurez) Forma redonda 1,7 1,7 77,7 18,9 7,1 10,7 3,6 3,6 64,3 10,7 Dimensiones. (Anexo VII). Los resultados descriptivos de los descriptores referentes a las dimensiones de los frutos se recogen en la Tabla 26 por separado para las dos formas principales de la variedad (Gráfica 14): Tabla 26. Resultados descriptivos de las dimensiones de los frutos de la variedad Rosado. Dimensiones Estadísticos Número de muestras Media Desviación típica Valor mínimo Valor máximo Peso en gramos 58 240,43 98,29 70 525 Altura en cm. 58 5,27 0,77 4 8 Diámetro mayor en cm. Diámetro menor en cm. Forma redonda 58 8,31 1,24 5,40 11,20 58 7,66 1,24 4,60 11,20 Peso en gramos 28 195,54 72,88 95 370 Altura en cm. 28 5,48 0,71 4.20 6.80 Diámetro mayor en cm. Diámetro menor en cm. 28 7,35 1,18 5.70 9.60 28 6,97 1,15 5.10 9 Forma aplastada a) Formas aplastadas: A continuación se recogen los Histogramas (con curvas de normalidad) de la forma aplastada y las conclusiones a la que se han llegado: Gráfica 15. Histograma referido al peso de los frutos aplastados de la variedad Rosado. Frecuencia (nº de frutos medidos) 14 12 10 8 6 4 2 0 50,0 100,0 150,0 200,0 250,0 300,0 350,0 400,0 450,0 500,0 550,0 Peso de los frutos en gramos Gráfica 16. Histograma referido a la altura de los frutos aplastados de la variedad Rosado. Frecuencia (nº de frutos medidos) 20 10 0 4,00 4,50 5,00 5,50 6,00 6,50 7,00 Altura de los frutos en centímetros 7,50 8,00 Gráfica 17. Histograma referido al diámetro mayor de los frutos aplastados de la variedad Rosado. Frecuencia (nº de frutos medidos) 12 10 8 6 4 2 0 5,50 6,50 6,00 7,50 7,00 8,50 8,00 9,50 9,00 10,50 10,00 11,00 Diámetro mayor de los frutos en centímetros) Gráfica 18. Histograma referido al diámetro menor de los frutos aplastados de la variedad Rosado. Frecuencia (nº de frutos medidos) 12 10 8 6 4 2 0 4,50 5,50 5,00 6,50 6,00 7,50 7,00 8,50 8,00 9,50 9,00 10,50 10,00 Diámetro menor de los frutos en centímetros 11,00 Mientras en el peso y los diámetros se pueden observar dos conjuntos de valores en torno a la media, la altura sigue una distribución más o menos homogénea (Gráfico 16). Esta consideración se debe a que las formas aplastadas de la variedad Rosado conservan su altura (Figura 11) independientemente del crecimiento transversal (diámetro) que experimenta el fruto y que da lugar a un mayor o menor peso. En conclusión, los frutos aplastados presentan un crecimiento transversal en vez de longitudinal (crecimiento en altura). Figura 11. Tipos de frutos de forma aplastada de la variedad Rosado. b) Forma redonda: Respecto a la forma redonda de la variedad Rosado, estos son sus histogramas con curvas de normalidad: Gráfica 19. Histograma referido al peso de los frutos redondos de la variedad Rosado. Frecuencia (nº de frutos medidos) 8 6 4 2 0 112,5 162,5 212,5 262,5 312,5 362,5 Peso de los frutos en gramos Gráfica 20. Histograma referido a la altura de los frutos redondos de la variedad Rosado. Frecuencia (nº de frutos medidos) 8 6 4 2 0 4,35 4,81 5,27 5,73 6,19 Altura de los frutos en centímetros 6,65 Gráfica 21. Histograma referido al diámetro mayor de los frutos redondos de la variedad Rosado. Frecuencia (nº de frutos medidos) 8 6 4 2 0 5,63 6,38 7,13 7,88 8,63 9,38 Diámetro mayor de los frutos en centímetros Gráfica 22. Histograma referido al diámetro menor de los frutos redondos de la variedad Rosado. Frecuencia (nº de frutos medidos) 8 6 4 2 0 5,13 5,88 6,63 7,38 8,13 Diámetro menor de los frutos en centímetros 8,88 Referente a las formas redondas no se ha visualizado la relación entre peso-altura-diámetros como en el caso de las formas aplastadas, en este caso las variables medidas presentan una distribución normal (Anexo VII), encontrándose los valores de las cuatro variables en torno a la media (Gráficas 19, 20, 21 y 22). Producción por planta. La producción total ha sido de 0,82 Kg./mata, siendo septiembre el mes más productor con claras diferencias respecto a los otros meses (Tabla 27). Tabla 27. Producción por meses de la variedad Rosado. Producción por meses Julio Agosto Septiembre Total Forma aplastada (Kg./campaña) Resultados Forma redonda (Kg./campaña) 3,33 3,69 26,35 33,37 Kg./campaña 1,97 2,55 5,60 10,12 Kg./campaña Total (Kg./mes x mata) 0,10 0,12 0,60 0,82 Kg./mata En la Tabla 27 también se observa como la producción procede fundamentalmente de tomates aplastados (33,375 Kg./campaña) triplicando a la producción de tomates de forma redonda (10,130 Kg./campaña). Además se corrobora con claridad como ha sido Septiembre el mes más productor, casi el 80% de tomates se obtuvo en este mes. Esta producción tardía se asocia a una plaga de Heliothis sp. (oruga del tomate) que se produjo durante el mes de Junio y que volvió a repetirse (2º ataque) a finales Julio, repercutiendo en gran manera en la escasa producción de estos meses. En la Gráfica 23 se observa con bastante claridad lo anteriormente expuesto, es decir, la producción empieza aumentar una vez que cesa la plaga de Heliothis sp. (principios de Julio) alcanzando un máximo en el mes de Septiembre (periodo del 25 de Agosto al 15 de Septiembre). A mediados de este mes comienza a descender la producción (ataque de Bemissia Tabaci) hasta final de este (final del ciclo del cultivo). 0,8 0,45 Producción acumulada 0,7 0,4 Evolución de la producción 0,6 0,35 0,3 0,5 0,25 0,4 0,2 0,3 0,15 0,2 0,1 0,1 0,05 29-sep 22-sep 15-sep 8-sep 1-sep 25-ago 18-ago 11-ago 4-ago 28-jul 21-jul 0 14-jul 0 Producción acumulada (Kg./mata) 0,5 7-jul Evolución de la producción (Kg./mata) 0,9 Gráfica 23. Evolución de la producción y Producción acumulada de la variedad Rosado. Rajado de frutos y destrío. En la Gráfica 24 se resumen los resultados de estos descriptores para frutos aplastados, redondos y para el total de la variedad. 45 40 35 % 35,4 31,3 39,3 37,5 34,4 32,9 30 Rajado 25 Destrío 20 15 10 5 0 Aplastados Redondos Total Gráfica 24. Porcentaje de frutos rajados y destrío en la variedad Rosado. En esta se observa como el rajado es, tanto para formas aplastadas como redondas, superior al 25% , al igual que para el total de la variedad, por lo que sería conveniente seguir trabajando en este tema para disminuir este problema. Respecto al destrío hay que destacar que los porcentajes al igual que en el rajado han sobrepasado el 25% (Gráfica 24). La causa principal de destrío ha sido el rajado con claras diferencias con respecto a las malformaciones, aunque en el caso del total de la variedad las malformaciones también ocupan un porcentaje considerable debido a los numerosos frutos irregulares de la variedad (Gráfica 25). 80 70 75 Aplastados 67,5 Redondos 61,8 Total 60 50 38,2 % 40 32,43 30 25 20 10 0 Rajado Malformaciones Gráfica 25. Porcentaje de las principales causas de destrío en la variedad Rosado. Precocidad en maduración. El número de días transcurridos desde el trasplante al terreno de las plántulas hasta la aparición de un fruto maduro en el 50% de individuos “marcados” ha sido de 128 días, es decir, desde el 20 de Marzo de 2000 hasta el 25 de Julio de 2000. Destacar el ataque de Heliothis sp. que se produjo en el mes de Junio y que afectó considerablemente a la maduración de frutos en esa fecha, provocando de esta manera un aumento en el número de días transcurridos. IV.1.2.6 Semillas Los resultados se resumen en la Tabla 28: Tabla 28. Resultados del trabajo con las semillas de la variedad Rosado. Semillas Producción de Semillas/fruto semillas por fruto Gramos/fruto Peso de cien semillas (gramos) Porcentaje de geminación en semillero (%) Ensayo de germinación (%) Resultados Forma aplastada 140,29 0,39 0,28 86,8% (217 plántulas / 250 semillas) 92% (23 semillas germinadas / 25 semillas) Forma redonda 45 0,13 0,30 (1) (1) (1) No realizado por falta de semillas. Producción de semilla por fruto. La producción de semilla en la variedad varia entre las 140,29 semillas/fruto y 0,3928 gramos/fruto en las formas aplastadas y las 45 semillas/fruto y 0,135 gramos/fruto en las formas redondas. Los valores mínimos han variado de las 37 (redondos) a 58 (aplastados) semillas por fruto, mientras que los valores máximos han sido de 58 (redondos) a 200 (aplastados) semillas. Los tomates de forma redonda han presentado menor número de semillas, relacionado posiblemente con su menor peso frente a las formas aplastadas (Tabla 29). Tabla 29. Resultados descriptivos de la producción de semillas por fruto en la variedad Rosado. Producción de semillas por fruto Estadísticos Número de muestras Media Valor mínimo Valor máximo Forma aplastada Número de semillas por fruto en semillas/fruto 7 140,29 58 200 Peso de las semillas por fruto en gramos/fruto 7 0,39 0,16 0,56 Forma redonda Número de semillas por fruto en semillas/fruto 3 45 37 58 Peso de las semillas por fruto en gramos/fruto 3 0,13 0,11 0,17 Peso de cien semillas. Tanto la forma aplastada como la redonda presentan un peso parecido, 0,28 y 0,30 gramos respectivamente. Estos valores difieren bastante del peso de las semillas (en gramos) por fruto, sobre todo en los frutos de forma redonda (Tabla 28). Porcentaje de germinación en semillero. El porcentaje de germinación tanto en semillero como en el ensayo de germinación en la forma aplastada ha sido superior al 85% . Por la escasez de semillas en la forma redonda no se ha realizado el ensayo de germinación ni la siembra en semillero para estudiar su germinación (Tabla 28). IV.1.3 VARIEDAD DE TOMATE AMARILLO IV.1.3.1 Tallo Tipo de crecimiento. La variedad presenta un crecimiento indeterminado, es decir, el tallo principal posee un ápice que produce un alargamiento indefinido. IV.1.3.2 Hoja División del limbo. (Figura 3). Las hojas de todas las muestras observadas son bipinnadas, ya que sus foliolos están a su vez divididos de forma pinnada (Anexo V). Color del follaje. El conjunto de hojas de la planta (follaje) en el periodo de Mayo a Octubre de 2000 presentó un color verde oscuro - 7,5 GY 6/8 y 7,5 GY 6/10 -, tomando un color amarillento al final del cultivo. IV.1.3.3 Arquitectura de la planta Arquitectura de la planta. (Tabla 30). La longitud de los tallos oscila entre los 200 y 240 centímetros, con un valor medio de 217,80 centímetros. Los tallos de la variedad presentan la posibilidad de emitir pequeños esbozos de raíces cuando entran en contacto con el suelo humedecido. La longitud media de las hojas ha sido de 28,50 centímetros, oscilando entre 25 y 34 centímetros. Sus foliolos son en general anchos (varían de 2 a 4 cm. aproximadamente) y alargados (7-9 cm.), acabados en punta. También se han visualizado numerosas hojas con los foliolos más estrechos, por lo que no podemos afirmar que la hoja que presentamos en el Anexo V sea representativa al 100% de la variedad. Tabla 30. Resultados descriptivos de la arquitectura de la planta de la variedad Amarillo. Arquitectura de la planta Estadísticos Número de muestras Media Valor mínimo Valor máximo Longitud de los tallos en centímetros 10 217,80 200 240 Longitud de las hojas en centímetros 10 28,50 25 34 IV.1.3.4 Flor Tipo de inflorescencia. (Figura 4). La inflorescencia es del tipo racimo compuesto. El número de flores por racimo es mayor de cinco en la totalidad de las inflorescencias. IV.1.3.5 Fruto Forma longitudinal. (Figura 5). La variedad se caracteriza por presentar una gran diversidad de formas en sus frutos, es decir, se han recolectado tomates acorazonados, redondos, cuadrados, aperados, aplastados e irregulares; aunque la más representativa por su número (Gráfica 26) haya sido la forma acorazonada con más del 50% de frutos recolectados, tomando esta última como tipo de la variedad para alguno de los descriptores que analizamos a continuación. 60 55,6 50 % de frutos descritos 40 % 30 20 9,9 9,9 10 11,8 7,2 5,6 Irr eg ul ar Ap la st ad o Pe ra Cu ad ra do Re do nd o Ac or az on ad o 0 Gráfica 26. Distribución en porcentaje de la forma longitudinal de los frutos de la variedad Amarillo. Color del fruto maduro. Los frutos de pueden considerar como naranjas oscuros - 10 R 6/10 -, aunque se han observado tomates con un color naranja claro - 5 YR 7/10 ó 7,5 YR 7/10 -. También se observaron frutos con tonos amarillos - 2,5 Y 8/10 - en los hombros o incluso por todo el tomate (Fotos 6 y 8). Color del fruto inmaduro. Los tomates inmaduros tienen un color verde claro - 7,5 GY 7/8 ó 7,5 GY 7/10 -, aunque en los hombros muestran una tonalidad más oscura - 7,5 GY 6/8 ó 7,5 GY 6/10 - que llega a permanecer incluso en el fruto maduro con un color amarillo. Intensidad de los hombros. Los frutos inmaduros observados han presentado hombros que permanecen en el fruto maduro. (*) NOTA: Los siguientes apartados se encuentran referidos exclusivamente a la forma acorazonada por ser la más representativa de la variedad (Gráfica 26). Acostillado*. Los frutos acorazonados de la variedad son lisos o presentan un acostillado medio (Tabla 31). Tabla 31. Distribución en porcentaje del acostillado de los frutos acorazonados de la variedad Amarillo. Acostillado Resultados (% de frutos acorazonados descritos) 41,4 39 9,8 9,8 Medio Ausente Fuerte No observable (frutos irregulares) Cicatriz estilar*. (Figura 6). Las cicatrices que se observan en los frutos acorazonados tienen un tamaño medio (más del 60%) y una forma puntiforme (68,2%) (Tabla 32). Tabla 32. Distribución en porcentaje de la forma y tamaño de la cicatriz estilar de los frutos acorazonados de la variedad Amarillo. Cicatriz estilar Tamaño Media Pequeña Media Pequeña Grande Irregular Resultados (% de frutos acorazonados descritos) Forma Puntiforme Puntiforme Lineal Lineal Puntiforme 39 26,8 24,4 2,4 2,4 5 Cicatriz peduncular*. Los tomates acorazonados tienen en su mayoría cicatrices pequeñas (más del 50% de frutos descritos) o medias (39%) (Tabla 33). Inserción peduncular*. El tipo de inserción fundamentalmente es ligeramente hundido (61% de frutos descritos), es decir, presenta protuberancias alrededor de la inserción. También puede carecer de estas protuberancias: inserción plana (34,2%). No se ha encontrado ninguna muestra con un tipo de inserción fuertemente hundido (Tabla 33). Tabla 33. Distribución en porcentaje de los tipos de cicatriz e inserción peduncular de los frutos acorazonados de la variedad Amarillo. Cicatriz Inserción Peduncular peduncular Media Ligeramente hundida Pequeña Plana Pequeña Ligeramente hundida Pequeña Fuertemente hundida Media Plana Grande Plana No observables (frutos irregulares) Resultados (% de frutos acorazonados descritos) 31,7 24,4 22 7,3 7,3 2,5 4,8 Sección transversal*. Los frutos acorazonados presentan una simetría en su forma o en su caso tienen una asimetría poco acusada, es decir, su sección transversal es regular. Número de loculos*. Los frutos acorazonados de la variedad son multiloculares (más del 50% de frutos descritos) o presentan un número de loculos mayor de cuatro (Tabla 34). Tabla 34. Distribución en porcentaje del número de loculos de los frutos acorazonados de la variedad Amarillo. Número de loculos Resultados (% de frutos acorazonados descritos) Menos de 4 lóculos 4 Lóculos 2,8 5 Lóculos 3,8 6 Lóculos 13,4 7 Lóculos Multiloculares 55 No observables (frutos con cierto grado de 25 inmadurez) Dimensiones*. (Anexo VII). Los resultados descriptivos de los descriptores referentes a las dimensiones de los frutos se recogen en la Tabla 35 y se han referido exclusivamente a la forma acorazonada (Gráfica 26): Tabla 35. Resultados descriptivos de las dimensiones de los frutos acorazonados de la variedad Amarillo. Dimensiones Estadísticos Peso en gramos Altura en cm. Número de muestras 52 Diámetro mayor en cm. Diámetro menor en cm. Media 190,67 Desviación típica 67,29 Valor mínimo 60 Valor máximo 400 52 6,52 1,04 4,50 8,80 52 7,26 1,17 4,80 10,70 52 6,41 0,86 4,50 7,90 A continuación se muestran los Histogramas junto a sus curvas normales referidos al peso, altura y diámetros mayor y menor: Gráfica 27. Histograma referido al peso de los frutos acorazonados de la variedad Amarillo. Frecuencia (nº de frutos medidos) 14 12 10 8 6 4 2 0 45,0 85,0 125,0 165,0 205,0 245,0 285,0 325,0 365,0 Peso de los frutos en gramos 405,0 Gráfica 28. Histograma referido a la altura de los frutos acorazonados de la variedad Amarillo. Frecuencia (nº de frutos medidos) 12 10 8 6 4 2 0 4,50 5,00 5,50 6,00 6,50 7,00 7,50 8,00 8,50 9,00 Altura de los frutos en centímetros Gráfica 29. Histograma referido al diámetro mayor de los frutos acorazonados de la variedad Amarillo. Frecuencia (nº de frutos medidos) 12 10 8 6 4 2 0 5,05 5,65 6,25 6,85 7,45 8,05 8,65 9,25 9,85 Diámetro mayor de los frutos en centímetros 10,45 Gráfica 30. Histograma referido al diámetro menor de los frutos acorazonados de la variedad Amarillo. Frecuencia (nº de frutos medidos) 10 8 6 4 2 0 4,53 4,84 5,16 5,47 5,78 6,09 6,41 6,72 7,03 7,34 7,66 7,97 Diámetro menor de los frutos en centímetros A partir de los histogramas anteriores se puede comentar que la variedad Amarillo no presenta discordancias entre sus dimensiones, tal y como se observa también en las pruebas de normalidad, donde las cuatro variables presentan distribuciones normales (Anexo VII). Comentar que aunque las cuatro variables se ajustan a la media, podemos encontrar algunos valores dispersos, por lo que seria conveniente corroborar estos resultados con nuevas experiencias para ver si es algo característico de la variedad. Producción por planta. La producción final de la variedad ha sido de 0,69 Kg./mata, se observa que más del 60% de la producción se sitúa en el mes de Septiembre seguido por el mes de Agosto (Tabla 36). Tabla 36. Producción por meses de la variedad Amarillo. Producción por meses Julio Agosto Septiembre Octubre Total Resultados (Kg./mes x mata) 0,07 0,13 0,45 0,04 0,69 Kg./mata En la Gráfica 31 se ve que la producción aumentó desde principios de Julio a mediados de Septiembre (máxima producción), una vez que se paralizó el ataque de Heliothis sp. del mes de Junio. A partir de mediados de Septiembre la producción descendió notablemente coincidiendo con el final del cultivo y con un 0,8 Evolución de la producción 0,16 0,14 0,7 0,6 Producción acumulada 0,12 0,5 0,1 0,4 0,08 0,3 0,06 20-oct 13-oct 6-oct 29-sep 22-sep 15-sep 8-sep 1-sep 25-ago 18-ago 11-ago 0 4-ago 0,1 28-jul 0,02 21-jul 0,2 14-jul 0,04 0 Gráfica 31. Evolución de la producción y Producción acumulada de la variedad Amarillo. Producción acumulada (Kg./mata) 0,18 7-jul Evolución de la producción (Kg./mata) ataque de Bemissia tabaci. Rajado de frutos y destrío. (Gráfica 32). El rajado de frutos de la variedad es menor del 20% mientras que el destrío se encuentra rozando el 40%. Ambos parámetros son elevados y pueden ser un gran limitante para su comercialización. Es una característica a tener en cuenta si se pretenden producir estas variedades. Rajado 19,7 % Destrío 39,5 % Gráfica 32. Porcentaje de frutos rajados y destrío en la variedad Amarillo. Respecto a las causas de destrío, es el rajado la principal causa de destrío, seguido de las numerosas deformaciones que presentan los frutos (Gráfica 33). Malformaciones 44% Rajado 56% Gráfica 33. Porcentaje de las principales causas de destrío en la variedad Amarillo. Precocidad en maduración. El número de días desde el trasplante al terreno hasta la aparición de un fruto maduro en el 50% de plantas “marcadas” ha sido de 135 días, es decir, del 28 de Marzo de 2000 hasta el 7 de Agosto de 2000. Resaltar el ataque de Heliothis sp. en el mes de Junio y que ha podido incidir en la precocidad en maduración. IV.1.3.6 Semillas Los resultados obtenidos en la descripción de las semillas se resumen en la Tabla 37: Tabla 37. Resultados del trabajo con las semillas de la variedad Amarillo. Semillas Producción de semillas por fruto Peso de cien semillas (gramos) Porcentaje de geminación en semillero (%) Ensayo de germinación (%) Resultados Semillas / fruto Gramos / fruto 70,40 0,18 0,27 gramos 80% (200 plántulas / 250 semillas) 76% (19 semillas germinadas / 25 semillas) Producción de semilla por fruto. (Tabla 38). Este descriptor ha dado unas medias de 86,88 semillas/fruto y 0,26 gramos/fruto . Respecto al número de semillas por fruto y a su peso se ha observado una gran variabilidad ya que se han obtenido un mínimo de 30 semillas (0,09 gramos) y un máximo de 250 semillas (0,75 gramos), por lo que seria conveniente tener en cuenta esta cuestión por su posible relación con una falta de uniformidad en el método de extracción de las semillas empleado. Tabla 38. Resultados descriptivos de la producción de semillas por fruto en la variedad Amarillo. Producción de semillas por fruto Estadísticos Número de muestras Media Valor mínimo Valor máximo Número de semillas por fruto en semillas/fruto 5 70,40 26 95 Peso de las semillas por fruto en gramos/fruto 5 0,18 0,07 0,25 Peso de cien semillas. El valor de cien semillas de la variedad Amarillo ha sido de 0,27 gramos, muy superior al peso en gramos de las semillas de un fruto (Tabla 37). Porcentaje de germinación. El ensayo de germinación ha sido de 76% , mientras que el porcentaje de germinación en semillero ha sido del 80% (Tabla 37). IV.2 RESULTADOS DE LA VALORACIÓN DEL MATERIAL VEGETAL POR LOS/AS HORTELANOS/AS La valoración ha sido realizada por un total de cuarenta hortelanos/as elegidos al azar, de un total de cien que aproximadamente constituyen la huerta, lo que supone un 32 % del total. La participación no ha podido ser mayor debido a que muchos/as hortelanos/as no se encuentran diariamente en la huerta o incluso se ausentan bastante tiempo por motivos de índole personal. IV.2.1 CARACTERÍSTICAS PERSONALES DE LA COMUNIDAD La gran mayoría de hortelanos/as que han participado en la valoración presentan una edad superior a los 60 años, o en todo caso, sus edades se comprenden entre los 40 y los 60 años (Gráfica 34) y fundamentalmente son varones jubilados (Gráfica 35) que han trabajado en el campo, para empresas privadas o en huertos propios o familiares (Gráfica 36). En un número importante (46%) encontramos hortelanos/as, en su mayoría varones (Gráfica 35), que actualmente tienen oficios ajenos a la agricultura (cocinero, carpintero, ama de casa, yesero, funcionario, modista, etc.) y que mediante la ayuda de otros hortelanos, revistas, cursos ofrecidos por los propios huertos, etc., han ido adquiriendo la experiencia necesaria para llevar sus huertos. Entre 40 y 50 años (17%) Entre 50 y 60 años (13%) Más de 60 años (70%) Gráfica 34. Distribución en porcentaje de las edades de los/as hortelanos/as. 100 93 87,5 80 60 54 46 % 40 12,5 20 7 Mujer Varón Otros oficios Mujer Varón Jubilados/as 0 Gráfica 35. Distribución en porcentaje de las ocupaciones actuales de los/as hortelanos/as. Huerto familiar o propio (27%) Nunca (43%) Empresa agrícola (30%) Gráfica 36. Distribución en porcentaje de la cuestión: ¿ ha trabajado usted en el campo?. IV.2.2 CONSIDERACIONES DE LOS/AS HORTELANOS/AS SOBRE LAS VARIEDADES LOCALES A partir de los cuestionarios se ha extraído una serie de reseñas de la comunidad sobre las variedades locales, destacando de igual modo el porcentaje Nuevas y/o Híbridos (26%) NS/NC (19%) Indiferente (10%) Locales (45%) de hortelanos/as que prefieren este tipo de variedad frente a otro (Gráfica 37): Gráfica 37. Distribución en porcentaje de la cuestión: ¿qué tipo de semillas prefiere?. En primer lugar destacar que muchos/as hortelanos/as desconocen el concepto de variedad local (19%), fundamentalmente aquellos/as que son nuevos/as en la Huerta. Otros prefieren las variedades nuevas y/o híbridos (26%), debido a como dicen algunos: “...tienen garantizadas la producción y le atacan menos los insectos...” o “...están mejor preparadas y tienen más fuerza...”, aunque afirman de igual modo que “...las antiguas tienen mejor sabor y textura...” (José Luis Peña, Enero de 2001). También hay otros que se muestran indiferentes (10%) en cuanto al uso de semillas locales o híbridas como José Manuel Cigüenza (Enero de 2001): “...las técnicas de cultivo posteriores son las que le dan un sabor u otro, así que da igual el tipo de semilla...”, y Domingo Medina (Diciembre de 2001): “...sean híbridos o locales, lo que se cultiva aquí (en la huerta) está bueno...”. Pero la mayoría de hortelanos/as defienden las variedades locales o tradicionales (45%), afirmando que se están perdiendo porque: “...se busca una mayor producción...” (Juan Rabal y Mateo Cortes, Diciembre de 2000), “...no les interesa a las empresas...” (Pedro Silva, Enero de 2001) o simplemente “...nadie las conserva...” (Joaquín Hurtado, Enero de 2001). Estos están en desacuerdo con la erosión genética actual y afirman que: “...hay que conservar lo de la tierra...” (Carmen, Diciembre de 2000) o “...lo antiguo nunca se puede perder...” (Manuel Sánchez, Diciembre de 2000), recordando algunos, tiempos pasados como Francisco Ortega (Diciembre de 2000): “...la sandia antigua era más gorda, más arenosa y con mejor sabor...”, haciendo referencia a la pérdida de ésta. En general la comunidad de los huertos prefiere las variedades locales, debido principalmente a estos criterios: Ø Criterio de salud y ambientales: “...las variedades locales son más naturales...” (Cristóbal García, Enero de 2001) o “...antes era mejor porque no se utilizaban productos, como en estos huertos...” (Julio González, Diciembre de 2000). Ø Criterio de calidad: “...las variedades nuevas no tienen sabor...” (Manuel Yébene, Diciembre de 2000), “...las locales tienen mejor sabor...” y “...ahora hay más líquidos y por lo tanto el sabor no es el mismo...” (Manuel Sánchez, Diciembre de 2000), “...las locales están más ricas y presentan mejor sabor...” (Manuel Ríos, Enero de 2001), “...las locales son autóctonas y tienen mejor sabor...” (Eugenio Palomo, Enero de 2001), “...aunque tienen menor producción presentan mejor sabor...” (Mateo Cortes, Diciembre de 2000) o “...aunque las nuevas tienen garantizadas la producción las locales tienen mejor calidad...” (Manuel Conejo, Enero de 2001). IV.2.3 RESULTADOS DE LA VALORACIÓN DEL MATERIAL VEGETAL POR LOS/AS HORTELANOS/AS A continuación se recogen las principales características de las variedades caracterizadas, aportadas por los/as hortelanos/as, y separadas para cada variedad: IV.2.3.1 Corazón de Toro Conocido como Sangre de Toro o Corazón de Buey por algunos hortelanos, la variedad Corazón de Toro es descrita por los/as hortelanos/as como un tomate fundamentalmente acorazonado, aunque ellos les dan otros nombres como “corazón gordo”, “picudo”, “forma de corazón”, “forma de bombilla”, etc., con un color que va desde el “colorao” a la tonalidad rosa intensa. También se han encontrado descripciones de algunos/as hortelanos/as de frutos redondos y rojos. A partir de la valoración de esta variedad y observando los resultados nos fijamos como algún hortelano tienen un Corazón de Toro redondo y rojo, es decir, es bastante diferente al Corazón de Toro caracterizado y descrito por la mayoría de la comunidad, escapándose del patrón dado por el resto de los hortelanos/as e inclinándonos a pensar que puede haber varios tipos de tomates dentro de la variedad, posibilidad apoyada por la afirmación de uno de los hortelanos (José Luis Peña, Enero 2001): “....en Corazón de Toro hay distintas variedades....”. IV.2.3.2 Rosado Es uno de los tomates más apetecidos por los/as hortelanos/as, aunque coincidiendo con el año de nuestra experiencia y debido a un fuerte ataque de Heliothis sp. afirmaban muchos/as que la semilla estaba “degenerada”. Es considerado como un fruto aplastado o como muchos describen “redondo achatado”, coincidiendo la totalidad en que es un tomate “muy grande y gordo”. En cuanto al color la mayoría afirma que la variedad presenta una tonalidad rosa, tomando un color rosa más intenso (tirando a morado) cuando el tomate esta más “pasado”, es decir, cuando se recoge más tarde de lo normal. Este color es el conocido por uno de los hortelanos (Andrés Cardoso, Diciembre de 2000) como “color del jamón”. Al parecer esta variedad fue traída por un hortelano, que actualmente no se encuentra en los huertos, hace unos diez años aproximadamente, según las indagaciones hechas. IV.2.3.3 Amarillo Es uno de los tomates menos conocidos por la comunidad de los huertos. Aquellos que lo conocen lo definen como un tomate “amarillento-colorao”, con una forma redonda o incluso acorazonada. También se ha encontrado otro tipo de tomate, conocido con el mismo nombre, y que al parecer tiene su origen en California (Pedro Silva, Enero de 2001). IV.2.4 OTRAS VARIEDADES DE TOMATE DIFERENCIADAS POR LOS/AS HORTELANOS/AS Los/as hortelanos/as presentan otras variedades de tomate que recogemos a continuación junto a ciertas características de estas ofrecidas por ellos/as (Tabla 39): Tabla 39. Variedades hortelanos/as. Variedad o tipo Pera Tomate de Extremadura Tomate de fresa Tomate Valenciano “Colorao” Tomate Negro locales de tomate diferenciadas por los/as Características más importantes Color rojo y forma de “pera”. Se pueden distinguir dos tipos (Francisco Martín y Francisco Ortega, Diciembre de 2000): pera grande y pera chico. Ambos tienen la misma forma, pero como sus nombres indican uno es mayor que otro. Presentan como característica principal el ser tomates muy ásperos y duros. Muy parecido en su morfología al Corazón de Toro (Manuel Yébene, Diciembre de 2000). Tomate “chiquitito” y redondo de color rojo (Benito Bermúdez, Enero de 2001). Tomate macizo y redondo. Mata baja (Joaquín Hurtado, Enero de 2001). Tomate “colorao” y redondo (Antonio Almansa, Enero de 2001). Originario de Africa (Carmen, Diciembre de 2000). Hay que resaltar la información dada por otros hortelanos de otros tipos de tomates, de los cuales desconocían sus nombres, como Roque (Diciembre de 2000) y José Manuel Cigüenza (Enero de 2001). Este último afirma que: “...cultivo 7 u 8 tipos de tomate que me dan, pero no sé sus nombres...”. IV.2.5 MANEJO EN CUANTO A LA ELECCIÓN DE FRUTOS, EXTRACCIÓN, CONSERVACIÓN DE SEMILLAS Y OTRAS TÉCNICAS DE CULTIVO DEL TOMATE a) Elección de frutos, extracción y conservación de semillas. La elección de los frutos para la extracción de semillas la fundamentan sobre todo en el fruto, aunque también se fijan en la planta: “...de la planta más sana y con mejor fruto...” (Salustiano Baños, Diciembre de 2000). En cuanto al fruto eligen un tomate con estas características: liso, grande, sano, hermoso, maduro por completo, de los primeros tomates que da la mata y sobre todo que no tenga ninguna mancha o desperfecto en el “culo” (zona de la cicatriz estilar). Estas últimas consideraciones quedan reflejadas en las palabras de Francisco Martín (Diciembre de 2000): “...normalmente elijo los tomates de la primera cruz y que no tengan ninguna herida o desperfecto en el culo...”. En cuanto a la extracción de semillas la totalidad de hortelanos/as siguen el siguiente proceso: estrujan el fruto, excepto la parte de arriba (zona de la cicatriz peduncular), y mediante un cuchillo o cuchara extraen las semillas ubicándolas a continuación en un colador para lavarlas y así dejarlas limpias. Después las sitúan en un papel de periódico y las dejan secar. La diferencia en el proceso se refiere principalmente al lavado de las semillas, ya que algunos piensan que al lavarlas pierden capacidad germinativa. Respecto a la conservación de las semillas la mayoría las conserva en un sobre o bote de cristal, y en algunos casos no les ponen ni el nombre ni la fecha en la que las guardaron. A la hora de elegir que tipo de tomates conservar, los hombres tienen en cuenta la opinión de su mujer, ya que son ellas las que en la mayoría de los casos cocinan y por lo tanto conocen mejor las características de cada tomate, según éstos. b) Semilleros, poda y entutorado Respecto a los semilleros (Gráfica 38) la mayoría de hortelanos/as los realizan ellos/as mismos/as (70%), ya sea en alguna zona acondicionada en sus propios huertos o en sus casas, siendo los insectos y caracoles sus principales inconvenientes. También hay hortelanos/as que se sirven del invernadero de los huertos directamente (30%). Invernadero huertos (30%) Propio (70%) Gráfica 38. Distribución en porcentaje de la cuestión: ¿que semillero utiliza usted para abastecerse?. En cuanto a la poda los/as hortelanos/as suelen quitar únicamente los tallos hijos (66%) o incluso no realizar ninguna poda (20%). Otros cortan el ápice meristemático (14%) para que la planta no crezca más, ya que según ellos: “...la planta se vicia...” (Antonio Morales, Enero de 2001) (Gráfica 39). Sobre el entutorado, los/as hortelanos/as lo realizan fundamentalmente en forma de “cabaña” (72%) utilizando cañas secas, aunque algunos/as hortelanos/as lo realizan en forma de “mesa” (16%) para apoyar las matas o solo utilizan una caña para la sujeción de la planta (8%) (sobre todo en el caso de variedades de mata baja). Algunos/as hortelanos/as no entutoran las matas (4%) (Gráfico 40). 80 66 60 % 40 20 20 14 0 Quita tallos hijos Ninguna poda Corte del ápice - Tipos de poda - Gráfica 39. Distribución en porcentaje de la cuestión: ¿qué tipo de poda realiza?. 80 72 60 % 40 16 20 8 4 0 "Cabaña" Forma de "mesa" Una sola caña Sin entutorado - Tipos de entutorado - Gráfica 40. Distribución en porcentaje de la cuestión: ¿cómo realiza el entutorado de las matas?. IV.2.6 ANOTACIONES SOBRE OTRAS VARIEDADES LOCALES QUE POSEEN LOS/AS HORTELANOS/AS DE OTRAS ESPECIES Se ha recolectado información sobre las variedades locales que poseen los/as hortelanos/as de otras especies distintas al tomate. Esta información se debe corroborar, ya que algunos/as hortelanos/as no han participado en la valoración y podrían conservar variedades de interés, aunque nos ayuda para empezar en el proyecto de recuperación de estas variedades. En la Tabla 40 se recoge la especie y el/la hortelano/a que conserva la variedad: Tabla 40. Material vegetal conservado por los/as hortelanos/as. Hortelano/a Material conservado Roque Lechuga Manuel Yébene Lechuga Francisco Martín Ajos Carmen Pedro Silva Benito Bermúdez Calabaza y pimiento Pimiento de asar y freír Habas José Manuel Cigüenza Calabaza Rafael Presa Calabaza José Caballero Escarola y ajos Cristóbal García Pimiento redondo y calabaza redonda Antonio Morales Habas José Luis Peña Calabaza Domingo Medina Acelga Eugenio Palomo Rábanos IV.2.7 RESULTADOS DEL PANEL DE DEGUSTACIÓN Se han obtenido resultados sobre la preferencia que los/as hortelanos/as tienen de las variedades que ellos cultivan en sus huertos. Pero además se han conseguido más resultados referidos al conocimiento y la opinión que sobre las variedades locales presenta la comunidad. En primer lugar se ha constatado que la gran mayoría de hortelanos/as prefieren las variedades locales (Gráfica 41), fundamentalmente por su sabor y su aspecto, y en menor medida por su producción, conservación y menor ataque de insectos (Gráfica 42). Híbridos (4%) NS/NC (11%) Local (85%) Gráfica 41. Distribución en porcentaje de la preferencia sobre variedades locales o híbridos por parte de los/as hortelanos/as. Aspecto (22%) Sabor (58%) Conservación (8%) Menor ataque de insectos (6%) Producción (6%) Gráfica 42. Distribución en porcentaje de las características importantes de las variedades locales según los/as hortelanos/as. más Además la comunidad que conforma estos huertos tiene constancia de la erosión genética que se está produciendo, con la consiguiente perdida de las variedades locales (Gráfica 43), las cuales son cultivadas y conservadas por la mayoría de hortelanos/as según éstos. Algunos de los asistentes en este panel también reflejaron que conservaban este tipo de variedades. 11% 11% Si No NS/NC 78% Gráfica 43. Distribución en porcentaje de la cuestión: ¿cree que se están sustituyendo las variedades locales?. Respecto al panel de degustación propiamente dicho, a continuación se recogen las variedades que se utilizaron en esta experiencia (Tabla 41), junto a diversas características de éstas, tal y como se reflejaron en las fichas que se colocaron junto a los platos (Anexo VI): Tabla 41. Variedades utilizadas en el panel de degustación celebrado el 28 de Junio de 2001. Nombre Mata Corazón de Toro Amarillo Alta Rosado Alta Badajoz Alta Teticabra Villarasa Roteño Tomate de Los Palacios Roma Alta Alta Baja Alta Alta Alta Forma del fruto Tamaño Color del Origen de las aproximado fruto semillas del fruto Acorazonada MedioRosa Desconocido grande intenso Acorazonada MedioNaranja Desconocido y aplastada grande intenso Aplastada Grande Rosa Hortelano Huerta “Las Moreras” (Sevilla) Aplastado MedioRojo Badajoz Grande Aperado Medio Naranja Valencia Aplastada Medio Naranja Huelva Redonda Medio Rojo Rota (Cádiz) Redonda Medio Amarillo Variedad comercial Aperado Pequeño Naranja Variedad comercial En lo que se refiere a la preferencia de los/as hortelanos/as sobre las variedades que se utilizaron en la degustación, la variedad Rosado fue la más apetecida por estos, seguida de la variedades Corazón de Toro, Teticabra y Amarillo (Gráfica 44). 35 31 30 26,6 25 20 % 14,9 15 11,5 10 5,7 5 4,6 4,6 1,1 0 Roma Villarasa Teticabra Roteño Rosado Los Palacios Corazón de Toro Badajoz Amarillo 0 - Variedades utilizadas en el panel de degustación - Gráfica 44. Porcentaje de elección de variedades en el panel de degustación. A continuación se recogen mediante gráficas las consideraciones más importantes en la que se fijaron los/as hortelanos/as de las variedades caracterizadas (Gráficas 45, 46 y 47). TOMATE ROSADO Forma (12%) Color (15%) Tacto (9%) Sabor (64%) Gráfica 45. Consideraciones más importantes en la que se fijaron los/as hortelanos/as de la variedad Rosado. TOMATE CORAZÓN DE TORO Forma (14%) Sabor (54%) Color (25%) Tacto (7%) Gráfica 46. Consideraciones más importantes en la que se fijaron los/as hortelanos/as de la variedad Corazón de Toro. TOMATE AMARILLO Sabor (38%) Tacto (62%) Gráfica 47. Consideraciones más importantes en la que se fijaron los/as hortelanos/as de la variedad Amarillo. IV.3 REVISIÓN DE LOS DESCRIPTORES Después de los resultados de la caracterización del material vegetal a partir de los descriptores oficialmente reconocidos y de la valoración de éste por la comunidad, procedemos a evaluar las fichas que se han empleado en la descripción de las variedades para poder mejorarlas y completarlas a través de criterios que los/as hortelanos/as usan (Anexo II). En la Tabla 42 se exponen todos los descriptores que componen las fichas de caracterización, señalando las distintas dificultades que se han tenido en su medición u observación, así como la utilidad de cada uno para la diferenciación de las distintas variedades. En ambos casos, tanto en la dificultad como en la utilidad, se ha dado un valor subjetivo de bajo, medio o alto (García, 1999; García, 2001), que se ha considerado según nuestra experiencia con estas variedades. También se indican las observaciones que para cada descriptor se han hecho durante la caracterización, señalando asimismo su importancia para los/as hortelanos/as. Tabla 42. Revisión de los descriptores. TALLO Descriptor 1º Tipo de crecimiento Dificultad Baja Utilidad Alta Observaciones - Carácter de registro de variedades. Hortelanos/as - Lo utilizan, pero las conocen como plantas de mata alta o baja. HOJA Descriptor 1º División del limbo 2º Color del follaje Dificultad Utilidad Observaciones Hortelanos/as Media Media - Ha servido para diferenciar hojas pinnadas y bipinnadas. Alta Baja - No se han fijado en esta característica en concreto, pero si en otras referentes como la forma y textura de las hojas. - Llegan a diferenciar alguna variedad por el color del follaje. - Todas las plantas tenían tonalidades similares. ARQUITECTURA DE LA PLANTA Descriptor Dificultad Utilidad 1º Longitud de la hoja Media Media 2º Longitud del tallo Media Alta Observaciones - Ha sido importante para observar el tamaño característico de los foliolos de alguna de las variedades (Corazón de Toro). - Todas las plantas son del mismo tipo. Carácter de 1 registro de variedades. Hortelanos/as - Sin interés para ellos/as. - Válido para diferenciar entre plantas de mata alta o baja. FLOR Descriptor 1º Tipo de inflorescencia Dificultad Media Utilidad Media Observaciones - En una de las variedades había en la misma planta racimos simples y compuestos (Rosado). Hortelanos/as - Sin interés para ellos/as. FRUTO Descriptor Dificultad Utilidad Observaciones Hortelanos/as Característica mediante la que se pueden diferenciar fácilmente las variedades, aunque en ocasiones se observan formas que no se adaptan a los modelos prefijados y puede haber gran heterogeneidad en una variedad. Carácter de registro 1 de variedades. - Es una de las características que da nombre a algunas variedades (Corazón de Toro). - Aunque hay diferencias entre variedades, en un mismo tipo se pueden visualizar diversas tonalidades. - Todas las variedades han presentado tonalidades parecidas. - Carácter de registro de 1 variedades. - Importante, al igual que el anterior. Algunas variedades se conocen por su nombre (Rosado y Amarillo). 1º Forma longitudinal del fruto Media Alta 2º Color del fruto maduro Media Media 3º Color del fruto inmaduro Media Baja 4º Intensidad de los hombros Baja Alta - Sin interés para ellos/as. - Utilizado por ellos/as pero en el caso del fruto maduro, por las tonalidades que pueden permanecer en el fruto una vez que se encuentran maduros. FRUTO (continuación) Descriptor 5º Acostillado 6º Cicatriz estilar Dificultad Utilidad Observaciones Hortelanos/as Media Media - Lo utilizan como un carácter no deseable, por lo que la selección tiende a eliminarlo. Tamaño Media Media Forma Media Alta - Se han observado en una misma variedad frutos sin costillas y frutos fuertemente asurcados, que son motivo de depreciación. - Es importante determinarla porque puede ser motivo de depreciación. Existe gran variabilidad en una misma variedad. Carácter de registro 1 de variedades. Media Alta Media Media 7º 8º Cicatriz peduncular Inserción peduncular 9º Sección transversal Baja Baja 10º Número de loculos Baja Alta 11º Dimensiones del fruto Baja Baja Baja Alta Alta Alta Baja Alta Peso Altura Diámetro mayor Diámetro menor - En ocasiones ha sido difícil determinar el grado de inserción. - En algunos casos (frutos irregulares) se podría englobar como una causa más de destrío. - En las tres variedades se han observado mayoritariamente frutos multiloculares. Carácter de 1 registro de variedades. - En algunas de las variedades se han establecidos relaciones entre algunos de estos descriptores muy útiles para diferenciar subtipos dentro de la variedad. Carácter de registro 1 de variedades. - Muchos se fijan en el “culo del fruto” (c. estilar) para seleccionar los frutos a los que van a extraer las semillas. - Sin interés para ellos/as. - Sin interés para ellos/as. - Se considera indirectamente, ya que se eliminan los frutos irregulares. - Sin interés para ellos/as. - Sí lo consideran. - Es algo considerado y que se conoce, aunque no tan detalladamente como lo hemos hecho nosotros. FRUTO (continuación) Descriptor 12º Producción por planta 13º 14º 15º Dificultad Utilidad Observaciones Baja Alta - Característica importante para cualquier cultivo. Rajado de frutos Destrío Media Media Baja Baja Precocidad en maduración Media Alta - Son defectos que presentan los frutos y que deben mejorarse, pero no son útiles para su diferenciación. - Se debe seguir trabajando sobre este carácter debido a su interés comercial. Hortelanos/as - Siempre se tiene una idea de las producciones, es una cualidad a tener en cuenta en todos los cultivos. - Gustan más los frutos no rajados y se busca que el porcentaje de destrío sea el menor posible. - Sin interés para ellos/as. SEMILLAS Descriptor Dificultad Utilidad 1º Producción de semilla por fruto Baja Media 2º Peso de cien semillas Baja Baja 3º Porcentaje de germinación en semillero Baja Alta Observaciones - Característica muy interesante al observar diferencias entre las variedades. - Las tres variedades han presentado valores muy semejantes. - Hortelanos/as - Cualidad que tienen en cuenta para ver que cantidad de “pipas” contiene el fruto. - Sin interés para ellos/as. - Válido para observar el número de plantas que prosperan en el semillero. V. CONCLUSIONES V.I CONCLUSIONES DEL TRABAJO 1. En las variedades estudiadas (Corazón de Toro, Rosado y Amarillo) se ha comprobado, a partir de los descriptores utilizados en su caracterización, que poseen la suficiente identidad varietal y presencia de características potencialmente válidas para promover en primer lugar su registro y en segundo lugar su incorporación al mercado de semilla ecológica. Este registro precisaría de un trabajo previo para aumentar la homogeneidad y estabilidad de estos cultivares. 2. En lo referente a los descriptores utilizados, creemos que se deben mantener todos los indicadores utilizados, a los que se debe añadir el grado de conservación de los frutos, el porcentaje de cuajado de flores y la pilosidad del estilo de la flor. Este ultimo es de importancia por ser necesario para el registro oficial de variedades. 3. Los resultados tanto con los descriptores como con los/as hortelanos/as se han complementado, es decir, se ha llegado a obtener información consistente y pareja en lo referente a las variedades. Esto ha demostrado la importancia de trabajar a dos niveles compensando las limitaciones en lo relacionado con el diseño experimental de las parcelas (reducido número de semillas, ensayos realizados en un lugar y periodo muy concreto, etc.). 4. La variedad más apetecida por la comunidad ha sido la Rosado, fundamentalmente por su sabor y tradición en la huerta. Este tomate fue introducido en la huerta hace unos diez años aunque no se ha localizado su origen. En esta variedad se han diferenciado dos tipos de frutos (redondos y aplastados). 5. Respecto a los frutos aplastados de la variedad Rosado se ha llegado a la consideración que conservan su altura independientemente del crecimiento transversal (diámetro) que experimenta el fruto y que da lugar a un mayor o menor peso. En conclusión, los frutos aplastados presentan un crecimiento transversal en vez de longitudinal (crecimiento en altura). 6. Respecto a la forma acorazonada de la variedad Corazón de Toro se han visualizado ciertas discordancias entre la altura y el diámetro de los frutos. Estas se refieren a que a medida que aumenta el fruto en altura, su diámetro va disminuyendo y viceversa, conservando el peso en ambos casos. En conclusión se observa que existen dos tipos diferenciados dentro de la forma acorazonada de esta variedad, debido presumiblemente a que en el material vegetal aportado por los hortelanos podría haber dos tipos de semillas. Además varios hortelanos han descrito un tomate Corazón de Toro “redondo” que difiere bastante del tomate acorazonado caracterizado. Así, sería conveniente en próximas experiencias con esta variedad ir seleccionando estos "tres" tipos de frutos. 7. En la variedad Amarillo a pesar de que la forma acorazonada ha sido la más representativa con un 60% de frutos descritos, se ha visualizado una amplia diversidad en las formas del fruto. Alrededor del 40% de frutos descritos se han dividido en cuadrados, redondos, aperados y aplastados. Esta cuestión se debe presumiblemente a la presencia de diferentes tipos de semillas en el lote donado por los hortelanos. 8. Se ha constatado que existen en la comunidad de hortelanos/as los elementos básicos para desarrollar una experiencia autogestionable y estable de recuperación y conservación de variedades locales. Se consideran elementos básicos: una mínima organización de la comunidad, la presencia de un número considerable de variedades locales y el conocimiento sobre manejo y conservación de estas. VI. BIBLIOGRAFÍA VI.I BIBLIOGRAFÍA DEL TRABAJO Allue Andrade, J.L. (1990). Atlas Fitoclimatico de España. Taxonomías. Ed. MAPA. Instituto Nacional de Investigaciones Agrarias. Madrid. 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Reglamento (CE) Nº 1804/1999 del Consejo de 19 de Julio de 1999, por el que se completa, para incluir las producciones animales, el Reglamento (CEE) Nº 2092/91 del Consejo de 24 de Junio de 1991, sobre la producción agrícola ecológica en los productos agrarios y alimenticios. Rocha Marcelino, F. (2002). Conservacao e utilizacao sustentada de variedades tradicionais. En a Joaninha 70. Ed. Agrobio. Enero-Abril, 7-10. Portugal. Roselló, J.; Domínguez, A.; Rodrigo, M.I. (1998). Tipificación y estudio productivo de diversas variedades tradicionales de tomate, calabaza y melón, cultivados con métodos ecológicos. En: Libro de resúmenes del III Congreso de la Sociedad española de Agricultura Ecológica: Una Alternativa para el mundo Rural del Tercer Milenio. Valencia: 315-322. Roselló, J.; Domínguez, A.; Rodrigo, M.I.; Esparza, J.A.; Mollá, J.A. (2000). Tipificación y conservación de diversas variedades locales en horticultura ecológica valenciana. 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Villasante, T.; Montañes, M.; Martí, J. (2000). La Investigación Social Participativa. Construyendo ciudadanía. El Viejo Topo (ed.). RED CIUS (Red de Colectivos y Movimientos Sociales). ANEXOS ANEXOS Ø Anexo I: Localización y croquis del parque y de la huerta. Ø Anexo II: Fichas de caracterización. Ø Anexo III: Fichas resumen para cada variedad. Ø Anexo IV: Carta de colores MUNSELL. Ø Anexo V: Tipos de hojas. Ø Anexo VI: Formulario de la encuesta y cuestionario y ficha del panel de degustación. Ø Anexo VII: Pruebas de normalidad, resumen de datos y resultados del tratamiento estadístico. Ø Anexo VIII: Fotos. ANEXO I - Localización y croquis del parque y de la huerta Ø Mapa de localización de la ciudad. Ø Mapa de localización de los principales parques de la ciudad de Sevilla. Ø Mapa de localización del Parque de Miraflores. Ø Croquis del Parque de Miraflores y de la Huerta “Las Moreras”. ANEXO II - Fichas de caracterización Ø Ficha 1: Parte vegetativa de la planta. Ø Ficha 2: Descripción del fruto. Ø Ficha 3: Precocidad en maduración. Ø Ficha 4: Control de la producción. Ø Ficha 5: Recolección de semilla de tomate. Ø Ficha 6: Ficha resumen. ANEXO III - Fichas resumen para cada variedad Ø Ficha A: Variedad de tomate Corazón de Toro. Ø Ficha B: Variedad de tomate Rosado- Forma aplastada. Ø Ficha C: Variedad de tomate Rosado- Forma redonda. Ø Ficha D: Variedad de tomate Amarillo. ANEXO IV - Carta de colores MUNSELL Ø En el siguiente anexo se presenta un resumen del uso y la metodología de esta carta de colores. Para ello se han traducido algunos capítulos del libro Munsell Color Charts for plant Tissues (Munsell Color, 1977). ANEXO V - Tipos de hojas Ø En el siguiente anexo, se han dibujado las hojas de las tres variedades caracterizadas, con el objetivo de corroborar resultados. El proceso seguido en la realización de estos dibujos ha sido: 1. Recogida de las hojas totalmente desarrolladas conforme al tipo de la variedad. 2. Calcarlas en papel y escanearlas. ANEXO VI - Formulario de la encuesta y cuestionario y ficha del panel de degustación Ø Formulario de la encuesta para los/as hortelanos/as. Ø Formulario del panel de degustación. Ø Ficha del panel de degustación. ANEXO VII - Pruebas de normalidad, resumen de datos y resultados del tratamiento estadístico Ø Pruebas de normalidad. Ø Resumen de datos. Ø Resultados del tratamiento estadístico. ANEXO VIII - Fotos Ø Foto 1: Vista general de la huerta “Las Moreras”, Parque de Miraflores (Sevilla). Ø Foto 2: Parcela de experimentación. Ø Fotos 3 y 4: Disposición de las variedades Corazón de Toro y Rosado en la parcela. Ø Foto 5: Preparativos del entutorado de las variedades. Ø Foto 6: Frutos de las variedades Amarillo, Corazón de Toro y Rosado (de izquierda a derecha). Ø Foto 7: Frutos de la variedad Rosado. Ø Foto 8: Frutos de la variedad Amarillo. Ø Foto 9: Tratamiento de las variedades con azufre. Ø Fotos 10 y 11: Degustación realizada en colaboración con la S.C.A. “La Verde” (4 de agosto de 2000). Ø Fotos 12 y 13: Disposición de los tomates junto a sus fichas en el panel de degustación celebrado el 28 de Junio de 2001. Ø Fotos 14 y 15: Gran asistencia de hortelanos/as en el panel de degustación (28 de Junio de 2001). Ø Foto 16: Invernadero que tienen los/as hortelanos/as en la huerta.