Analfabetismo y mujer rural - unesdoc

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FUNDELAM
Analfabetismo
y mujer rural
1995
INVESTIGACIÓN DE LA SITUACIÓN
DEL ANALFABETISMO DE LA
MUJER CAMPESINA EN EL ECUADOR
1991
Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia
(UNICEF)
Organización de las Naciones Unidas para la
Educación la Ciencia y la Cultura
(UNESCO)
Autor: Fundación de la Mujer Campesina
(FUNDELAM)
Mariana Almeida Duque
María Soledad Leiva
Germán de la Bastida
Se puede reproducir y traducir total o parcialmente
el texto publicado siempre que se indique el autor y la fuente.
El autor, F U N D E L A M , es responsable por la selección y presentación
de los hechos contenidos en esta publicación, así como de las opiniones
expresadas en ella, las que no son necesariamente las de la U N E S C O y
del U N I C E F ni comprometen a ambas organizaciones.
Publicado por la representación de la U N E S C O y la representación
del U N I C E F , en el Ecuador.
Corrección del estilo: Eduardo Rodríguez y F U N D E L A M
Fotografía de la portada: U N E S C O
Diseño, diagramación, composición e impresión:
Abrapalabra editores
Septiembre de 1995
Inscripción N e 009136
ISBN: -9978-61-066-9
Tiraje: 1.000 ejemplares
Impreso en Ecuador - Printed in Ecuador
PRESENTACIÓN
Durante el decenio pasado y con más fuerza en el
presente, el UNICEF y la UNESCO
han venido expresando una
notoria preocupación por el bienestar de la mujer y por apoyar
acciones que lleven a revelar su rol en la sociedad.
Efectivamente, cerca de quinientos millones de mujeres
en situación de analfebetismo viven en los países del tercer mundo
y, de ellas, más de veinte millones en la región latinoamericana, en
zonas sumamente pobres, recayendo en ellas el peso del sostén del
hogar, la producción y la educación de los hijos en una lucha
constante por la supervivencia, siendo ellas en buena medida las
reproductoras de la cultura histórica y social de sus comunidades.
A pesar de lo anterior, la mujer aún conserva un alto
espíritu de superación y el deseo de acceder a la educación por
considerarla un valioso medio para mejorar su difícil condición.
7
La presente obra está dedicada a revelar la realidad
educativa y cultural de la mujer campesina en el Ecuador y a
poner en el debate las causas de su marginación que, aunque a
veces conocidas, no siempre expresan en el detalle los sentimientos
y las características psicológicas, de dependencia y frustración, de
quienes se sienten ignoradas y frecuentemente agredidas por la
familia y la sociedad.
El interés por mejorar la condición de la mujer, no es
frecuentemente tomado en cuenta en la política social, en las
políticas sectoriales ni en los programas de inversión; lo que
equivale a decir que no siempre existe una dispoción expresa de la
política nacional, por el mejoramiento permanente de la calidad de
vida de las familias más marginadas de los procesos de desarrollo.
Entre estos aspectos importantes, el presente texto pone a
discución los criterios expesados por las mujeres respecto a dichas
políticas y a su interpretación de que, si bien tienen una presencia
mayoritaria en el acto de sufragio nacional, esta participación es
poco informada y no tienen trascendencia para la vida política del
país.
El apoyo al desarrollo de la mujeres, además de constituir
un factor de justicia social, se hace más urgente y necesario si se
toma en cuenta que el efecto multiplicador de su incorporación a
los procesos de desarrollo tiene en el mejoramiento de la calidad de
vida de sus hijos, de su familia y de su comunidad. Una mujer con
conocimiento en lectura, escritura y cálculo, accede de mejor forma
a una comprensión sobre los aspectos socio culturales y económicos
de su entorno y le permite participar más adecuadamente en la
solución de problemas en su vida cotidiana.
El UNICEF y la U N E S C O con el apoyo del P M A , junto
a varias instituciones del Gobierno del Ecuador, principalmente los
Ministerios de Educación y Cultura, de Bienestar Social y el de
Agricultura, llevan a cabo acciones educativas y de capacitación
producctiva a mujeres campesinas; esta experiencia demuestra que
una respuesta educativa relevante a las necesidades básicas de
aprendizaje, tiene un cruce inmediato de beneficios en la organi-
8
zación social y económica de la comunidad al promover nuevas
formas de gestión social y de fuentes de ingreso para la familia.
Para el UNICEF y la UNESCO
constituye una enorme
satisfacción la publicación de este trabajo que, sin duda alguna, es
una positiva contribución a los esfuerzos que se llevan a cabo en el
país para favorecer un cambio en la condición de la mujer pobre y
para poder así pagar en parte la gran deuda que todos tenemos con
aquellas que hoy no pueden integrarse en igualdad de condiciones
a la vida económica, social y cultural del país.
José Carlos Cuentas Zavala
REPRESENTANTE DE UNICEF
Arvelio García Rivas
UNESCO
REPRESENTANTE DE
9
1. I N T R O D U C C I Ó N
En el marco de las actividades patrocinadas conjuntamente por la U N E S C O y U N I C E F en la Subregión Andina,
con ocasión del A ñ o Internacional de la Alfabetización y con
oportunidad de la Conferencia Mundial Educación para
Todos-Thailandia, marzo de 1990-, se inscribe la realización
del Proyecto de investigación sobre caracterización del
analfabetismo en mujeres campesinas e indígenas del
Ecuador. Este Proyecto fue asignado, mediante concurso, a
la Fundación de la Mujer Campesina ( F U N D E L A M ) , por
convocatoria efectuada a los organismos no gubernamentales del país, a través de la Dirección Nacional de la Mujer
del Ministerio de Bienestar Social. C o m o otros llevados a
cabo en la Subregión Andina, este Proyecto responde a la
"finalidad de alentar acciones educativas que se orienten
11
eficazmente a lograr la igualdad real de las mujeres en
nuestra sociedad"1.
N o obstante la vigencia del precepto constitucional
que establece la igualdad de todos los ecuatorianos ante la
ley y "prohibe toda discriminación por motivos de raza,
color, sexo, idioma, religión,filiaciónpolítica o de cualquier
otra índole, origen social, posición económica, o nacimiento", en la sociedad ecuatoriana subsisten relaciones de discrim e n de la mujer. Esta igualdad de derecho no ha llegado
todavía a tener plena correspondencia con la igualdad de
hecho. En el Ecuador, este es un problema con raíces históricas que ha implicado, en la realidad, la práctica de un trato
dispar de la mujer respecto del hombre, en los aspectos
civil, social, cultural, político y económico. La incidencia de
este fenómeno se muestra más evidente en la zona rural del
país.
El acceso de la mujer campesina a la educación se
sitúa en este tipo de restricciones. A ello han contribuido la
tradición y los prejuicios respecto de sus derechos. Se suman
como agravantes los factores de orden económico. La población femenina de esa zona, por sus condiciones de pobreza,
se ha visto obligada a dedicar la mayor parte de su tiempo
al cumplimiento de obligaciones domésticas, comunitarias y
económico-productivas, que las han llevado a postergar,
temporalmente o para siempre, sus necesidades de educación. Este hecho lo evidencian datos del último Censo de
Población del año 1990. Las cifras porcentuales y absolutas
exhiben la superioridad del analfabetismo femenino: de
505.402 analfabetos de la zona rural, el 58,8% (297.330) pertenece al sexo femenino y el 41,2% (208.072), al masculino.
1
. U N E S C O y U N I C E F , Bases de los concursos de los proyectos de
alfabetización para mujeres campesinas e indígenas de la Subregión
Andina, 1991.
12
Se dispone en el país de información preferentemente cuantitativa del analfabetismo, pero la de carácter
cualitativo no es suficiente o no muestra la real situación de
las mujeres analfabetas, en particular de las que viven en la
zona rural. En este panorama, la presente investigación responde al propósito de indagar las características sobresalientes que tipifican la situación de las mujeres campesinas
analfabetas, mediante el conocimiento de las raíces, la naturaleza y las condiciones fundamentales que están configurando este fenómeno, en una muestra de las provincias del
Chimborazo, Imbabura, Cotopaxi, Bolívar, Cañar y Esmeraldas. Para los efectos de este trabajo, los organismos auspiciadores, U N E S C O y U N I C E F , definieron c o m o mujer campesina a aquella que vive en las zonas rurales del país.
Este estudio, por ser de carácter globalizador y
exploratorio del problema, constituye el inicio del desvelamiento de este importante tema en el país. A ú n quedan
varios asuntos por ser tratados en extensión y profundidad,
que deberían convertirse en motivos de nuevas investigaciones.
2. S I T U A C I Ó N C U A N T I T A T I V A D E L A N A L F A B E T I S M O
2.1.
EL ANALFABETISMO DESDE EL PUNTO DE VISTA
GEOGRÁFICO
13
GRÁFICO N* 1
100%
90%
80%
70%
60%
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2,9
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Nacional
Sierra
Cosía
Amazonia
Insular
Zonas no
dehrntadas
REGIONES
T A S A S G L O B A L E S DEL ANALFABETISMO EN LA POBLACIÓN
DE 15 A Ñ O S Y M A S , S E G Ú N REGIONES.
C E N S O DE POBLACIÓN 1980.
GRÁFICO N> 2
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Z . n o delimitadas
DISTRIBUCIÓN PORCENTUAL DEL ANALFABETISMO.
SEGÚN REGIONES, CENSO DE POBLACIÓN 1MO.
14
Amazónica
D Sierra
Los resultados del último Censo de Población realizado en el país en noviembre de 1990 permiten inferir que
aproximadamente uno de cada diez adultos con edades que
van de 15 años en adelante fue analfabeto2.
En los gráficos N ° 1 y 2 y en el anexo N ° 2 se puede
apreciar que las tasas m á s altas de analfabetismo se ubicaron
en la Sierra (13,2%) y en las zonas no delimitadas (15,7%)3.
Algo m á s de la mitad de la población analfabeta
residía en la Sierra en el año censal.
En ocho de las veintiuna provincias, los índices de
analfabetismo estuvieron por debajo del promedio nacional:
Pichincha (7,3%), Carchi (10,1%) y Loja (10,7%), en la Sierra;
Guayas (7,4%) y El Oro (5,9%), en la Costa; Zamora Chinchipe (9,9%) y Sucumbíos (10,9%), en la Región Amazónica;
y, Galápagos (2,9%), en la Insular.
Guayas y Pichincha juntas concentraron el 46,2% de
la población total nacional de quince años y más. N o obstante haberse ubicado entre las provincias con las tasas m á s
bajas de analfabetismo, tuvieron 201.017 analfabetos de uno
y otro sexo, aproximadamente un tercio del total nacional.
En el extremo superior de la escala de índices de
analfabetismo se ubicó la provincia de Chimborazo, con la
tasa m á s alta (26,9%). Las provincias de Cotopaxi, Bolívar y
Cañar tuvieron índices por encima del 20% de analfabetismo.
2
. Se dio esta condición a las personas que manifestaron no saber leer y
escribir o dijeron desconocer uno de estos instrumentos culturales, al
momento de ser censadas. INEC, 1991.
3
. En el Censo de 1990 constan c o m o zonas no delimitadas: Las
Golondrinas, entre Pichincha, Imbabura y Esmeraldas; La Concordia,
entre Esmeraldas, Manabí y Pichincha; La M a n g a del Cura entre
Pichincha, Los Ríos, Manabí y Guayas; y El Piedrero, entre Guayas y
Cartar. (Ver mapas de las provincias de Manabí, Pichincha y Guayas del
Censo de 1990).
15
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Para el año 1990 el analfabetismo seguía siendo m á s
rural que urbano, sin embargo del notable proceso de urbanización registrado en el país desde hace varias décadas. Veinte de cada cien personas adultas del área rural no sabían leer
y escribir y solamente cinco de cada ciento en la urbana.
Del total nacional de 691.422 analfabetos, alrededor
de las tres cuartas partes vivían en el campo.
GRÁFICO N> 4
.3
I Area Urbana
D
16
POBLACIÓN ANALFABETA DEL PAW, SEOUN AREA.
CENSO DE POBLACIÓN 1HO.
Area Rural
Z2 E L ANALFABETISMO E N L A POBLACIÓN FEMENINA
Los resultados del último Censo en el país registraron tasas femeninas de analfabetismo sensiblemente m á s
altas que las masculinas: 13,8% para mujeres y 9,5% para
hombres.
A nivel nacional, de cada diez personas analfabetos,
seis fueron mujeres y cuatro hombres. En todas las regiones
hubo predominio de analfabetismo femenino. La Sierra
superó el porcentaje nacional: dos de cada tres analfabetos
fueron mujeres.
Si en cada provincia se establece una comparación
de la población analfabeta femenina con la población
analfabeta total, se aprecian proporciones que bordean el
50% y 60%. Azuay tuvo el porcentaje m á s alto (72,4) y los
Ríos, el m á s bajo (48,5%) (Anexo N ° 3).
GR A R C O N' 9
Zonas no delimitadas
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D MASCULINO
DISTRIBUCIÓN PORCENTUAL DEL ANALFABETISMO
POH SEXO, SEGÚN REGIONES Y PROVINCIAS.
CENSO DE POBLACIÓN 1090.
17
Si se considera la variable sexo, en el área rural, el
58,8% de la población analfabeta fue femenina, en términos
del total nacional.
Este porcentaje promedial fue superado únicamente
por la Sierra (65,5%), donde dos de cada tres personas analfabetas que vivían en la zona rural eran del sexo femenino
(Gráficos N ö 6 y 7 y Anexo N a 4).
El analfabetismo femenino rural a nivel de provincias mostró la misma tendencia observada en el analfabetism o femenino nacional; A z u a y alcanzó el porcentaje m á s
alto: siete de cada diez analfabetos rurales fueron del sexo
femenino. En doce de las veintiuna provincias, el promedio
de analfabetismo femenino superó el porcentaje nacional.
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M S n W U C K M PORCENTUAL OCL A M A L F M E T M M O HURAL
POR REOJONEI, «I
«MODE
18
PORCENTAJE DE POBLACMN ANALFABETA
RURAL FEMENINA POR PROVINCIAS
CENSO DE POBLACIÓN U M .
C o n referencia al analfabetismo por edades, la
población analfabeta de 15 años en adelante se encuentra
representada en el gráfico N ° 8 con once grupos de edad por
zona, en intervalos de 5 años. Se observa u n perfil similar
para las dos áreas: urbana y rural. El grupo de 65 años y
más, constituyó, aproximadamente, la quinta parte de la población analfabeta de cada zona. Es de admitir que esta
población de edad avanzada ha sufrido mayor marginamiento de los servicios de educación. El contraste constituye
la población analfabeta m á s joven -15 a 19 años- con aproximadamente el 5% de la población total de su respectiva área
(Anexo N Q 5).
GRÁFICO N» 8
de 65 y +
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de 60 a 64
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de 55 a 59
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de 50 a 54
de 45 a 49
O rural
^ urbana
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^^^^^^^Sal
de 40 a 44
de 35 a 39
de 30 a 34
de 25 a 29
de 20 a 24
de 15a19
^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ 8 6
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^ X X \ ^ ^ ^ S S N 3 3 S ? S Í 1 7.a
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4.7
\ \ \ \ X X \ \ \ \ S ^ 5.3
POBLACIÓN ANALFABETA DE 15 ANOS Y MAS,
POR AREA, SEGÚN GRUPOS DE EDAD.
CENSO DE POBLACIÓN 1990.
19
En la zona rural, la estructura del analfabetismo, en
atención a la variable sexo, tiene similitud a la que exhibe el
gráfico N B 8. Los hombres y mujeres analfabetos de 65 años
en adelante ocuparon una quinta parte del total. Este grupo
sobrepasa al de la población analfabeta incluida en los tres
primeros grupos m á s jóvenes de edad: 15 a 29 años (Anexo
N°6).
En resumen, el analfabetismo del país se concentra
en la población de 65 años y más; a partir de los 64 años el
porcentaje se reduce en m á s de la mitad y tiende a disminuir
consistentemente desde la población de los 30 años hacia la
de los 15. En los grupos de 45 a 64 años se observa u n comportamiento irregular de la tendencia. Este perfil hace suponer que uno de los factores pudo haber obedecido a la
ausencia de una política estatal sostenida de tratamiento del
analfabetismo.
2.3. E V O L U C I Ó N D E L A N A L F A B E T I S M O
La comparación entre las cifras absolutas y relativas
del analfabetismo de 15 y m á s años del país evidencia el
progreso alcanzado en los períodos intercensales de 19741982 y de 1982-1990.
El gráfico N ° 9 muestra el efecto combinado de la
tendencia del analfabetismo total y por áreas urbana y rural,
utilizando números índice4. E n efecto, el analfabetismo a
nivel nacional experimentó u n proceso descendente: en
1990, el país tuvo 253.622 analfabetos menos que en el año
1974. En términos relativos significó una disminución de
* Se ha considerado el Censo de 1974 como ano base, al que se le ha
asignado el valor de 100. Las cantidades absolutas del analfabetismo en
los Censos de 1982 y 1990 han sido expresadas como porcentajes del ano
base.
20
26,8%, a pesar de que la población de 15 y m á s años se
incrementó en 2*287.503, equivalente al 63,2% durante el
mismo lapso (Anexos 7 y 8).
GRÁFICO N«»
96.2
s
I
g 0°
nacional
80
70 -
1982
CENSOS
EVOLUCIÓN DE LA POBLACIÓN ANALFABETA
DE 15 Y MAS ANOS, SEGÚN AREAS.
El decremento del analfabetismo no mantuvo u n
ritmo constante en los dos períodos intercensales mencionados: entre 1974 y 1982 decreció a una tasa promedio anual
21
de 2,52 y solamente a 1,35 en el período 1982 a 19905 (Anexo
Na8).
La tendencia descendente del analfabetismo observada en el país en su conjunto fue más pronunciada en el
área rural. Disminuyó en 35,8% en el lapso 1974-1990, a tasas
promediales por año de 2,97% y 2,49% para los períodos intercensales 1974-1982 y 1982-1990, respectivamente (Anexos
Na7y8).
En el área urbana, c o m o revela el Anexo N a 8, el
analfabetismo fue descendente y ascendente en el período
de 1974-1990, marcado por tasas promediales anuales de 0,48% y 2,53% para el primero y segundo períodos censales
en estudio. Por este hecho, en el Censo de 1990 hubo 27.747
personas analfabetas m á s que en el Censo de 1974 (Anexo
Na7).
La reducción del analfabetismo en la zona rural y el
aumento en la urbana en el último período censal no cambian de ninguna manera la concentración del analfabetismo
en el área rural. La tendencia ascendente en la zona urbana
puede ser atribuida, en parte, a la movilidad demográfica
campo-ciudad. "La información del V Censo de Población
evidencia, entre otros aspectos, que el Ecuador pasó a ser un
país predominantemente urbano al concentrar en las
5
. La tasa promedio anual fue calculada en base de la siguiente fórmula:
Donde r = Tasa promedio de crecimiento anual.
^ = Analfabetismo en el año inicial.
E = Analfabetismo en el año final,
n = Número de años en el período.
22
ciudades al 55,1% de la población nacional. Hace solamente
algo m á s de 16 años la situación era a la inversa, es decir, el
58,6% de la población total se concentraba en las parroquias
rurales"6.
Aporta a la explicación de este fenómeno la cantonización de 55 localidades durante el período 1974-1990, de
20.000 a 150.000 habitantes y m á s , por lo cual varias de esas
perdieron su condición de rurales7.
La tendencia decreciente de la población analfabeta
del país, desglosada en masculina y femenina, muestra
esquemáticamente el gráfico N ° 10.
GRÁFICO N« 10
EVOLUCIÓN DE LA POBLACIÓN ANALFABETA
DE 15 AÑOS Y MAS, SEOUN SEXO.
MNEQlW^Pág.lS.
7
O p . cit., Pág. 19.
23
CUADRO N Ö 1
TASAS PROMEDIO DE CRECIMIENTO ANUAL
DEL ANALFABETISMO, SEGÚN SEXO
Tasas
Sexo
1974-1982
%
Masculino
Femenino
-3,22
-2,04
1982-1990
%
-1,31
-1,37
Total
-2,52
-1,35
Fuente: INEC, Censos de Población 1974,1982 y 1990,
Resultados Definitivos.
Elaboración: F U N D E L A M
Las tasas promedio anuales marcan u n descenso en
a m b o s períodos intercensales, tanto para hombres c o m o
para mujeres analfabetos, mayor en el caso de los hombres
durante el período 1974-1982. Esta tendencia decreciente es
similar a la observada en la población analfabeta total del
país.
Interesa apreciar el comportamiento absoluto de las
cifras de analfabetismo. Se advierte una disminución mayor
de mujeres que de hombres, en el lapso de 16 años transcurridos entre los Censos de 1974 y 1990: para el primer grupo
fue de 131.780 y para el segundo de 121.842. E n u n análisis
comparativo dentro de cada grupo, el decremento relativo
fue de 30,7 para hombres y de 24,0 para mujeres (Anexo
Nß9).
En e) área rural, el analfabetismo masculino y femenino decrecieron a u n ritmo sostenido en ambos períodos intercensales, a tasas promediales anuales m á s altas que las registradas para todo el país, correspondientes al mismo sexo,
c o m o exhibe el Anexo N c 10.
24
(MARCO I* 11
1962
CENSOS
EVOLUCIÓN DE LA POBLACIÓN ANALFABETA
DE 13 ANOS Y MAS DEL AREA RURAL, SEGÚN SEXO.
En el lapso 1974-1990, la disminución absoluta del
analfabetismo rural fue de 135.512 hombres y de 145.857
mujeres (Anexo N ° 11). Pese a que la tendencia al descenso
fue mayor en el caso de la mujeres, en términos absolutos y
relativos se conservó el promedio de analfabetismo femenino.
3. CARACTERIZACIÓN D E LA MUJER CAMPESINA
ANALFABETA
3.1. EDUCACIÓN
3.1.1. NIVEL DE ANALFABETISMO
La investigación de campo estuvo dirigida al grupo
de analfabetas absolutas; no obstante, se creyó de impor-
25
tancia averiguar en qué medida las informantes manejaban
algunos conocimientos y / o destrezas básicas de la cultura
escrita, particularmente en lo que se refiere a la lectura, escritura y el cálculo.
El cálculo mental es la habilidad m á s c o m ú n m e n t e
utilizada en las diversas actividades cotidianas del hogar, el
mercado, el trabajo. Este tipo de cálculo, con diferentes
grados de complejidad y con variados niveles de destreza,
se ha constituido en una herramienta básica en la vida de la
mujer campesina analfabeta.
D e las 415 mujeres investigadas, 258 (62,2)% declararon manejar con regularidad el cálculo mental; algunas
únicamente en el círculo del uno al ciento y otras en operaciones m á s complejas y con niveles de m a y o r satisfacción
personal.
Dibujar su firma y escribir su nombre, generalmente con dificultad e inseguridad, es otra de las características
del grupo: 84 personas (20,2%) han logrado alcanzar esta
destreza, q u e las enorgullece, y que en m u c h o s casos se
convierte en la principal motivación para retomar el aprendizaje de la lectura y escritura. Escribir su nombre no significa, de ninguna manera, que posean los mecanismos esenciales de la lecto-escritura; solamente 17 informantes (4,1%)
señalaron saber leer y / o escribir algunas palabras. Dichos
conocimientos y habilidades bastante incipientes, casi nulos,
no les capacitan para desenvolverse en el ámbito de la cultura escrita.
El aprendizaje del cálculo mental y de las nociones
básicas de la lecto-escritura fueron adquiridos casi siempre
en la escuela, durante su niñez; en algunos casos, principalmente aquellas personas que solo escriben su nombre, en el
centro de alfabetización.
Veintitrés mujeres (5,5%) expresaron que durante su
permanencia en la escuela lograron manejar con suficiente
destreza la lectura, escritura y el cálculo; pero, con el trans-
26
curso de los años, olvidaron totalmente dichos conocimientos y retornaron a la condición de analfabetas en la que
actualmente se ubican. El olvido obedece fundamentalmente
a la ausencia de una práctica sistemática de las habilidades
adquiridas, la que habría conseguido afianzar y dar el carácter de permanencia a dicho aprendizaje.
La inexistencia de la práctica continua de la lectura,
escritura y el cálculo está relacionada sustancialmente con
las condiciones generalizadas de pobreza en que se halla
inmersa la mujer campesina analfabeta. Ella enfrenta una
dura y larga jornada diaria de trabajo, resultante de la c o m binación de tareas inherentes a su papel de madre, a m a de
casa e importante partícipe en el ámbito de las actividades
económico-productivas y en la labor comunitaria, tareas que
no le dejan espacios para actividades de carácter formativo o
recreativo, entre ellas la lectura. Adicionalmente y derivada
de esta situación de pobreza, la ausencia de materiales impresos en el hogar y en la comunidad constituye otro motivo
por el cual ella ha regresado a su situación de analfabetismo.
En menor medida, se mencionaron c o m o causas del olvido,
la enfermedad grave o el descuido personal de la informante.
3.1.2. PARTICIPACIÓN E N E L SUBSISTEMA E S C O L A R I Z A D O
REGULAR
Se conoce que en el país, el analfabetismo de la m u jer, especialmente de la mujer de la zona rural, se asocia con
su marginalidad del subsistema educacional regular, su
ingreso tardío y la baja eficiencia del sistema, que se expresa
por la presencia de altas tasas de repetición y deserción.
"Cerca de un tercio de los alumnos repiten el primer grado y,
en el caso de los alumnos de los estratos económicos m á s
bajos, la repetición alcanzaría el 50%, es decir, uno de cada
dos niños repetiría el primer grado. Cerca del 34% de los
27
alumnos del primer grado lo repiten, y cerca del 15% de los
alumnos repite del segundo al sexto grados"8.
D e las 415 mujeres investigadas, solamente 147
(35,4%) ingresaron durante su niñez al nivel primario y permanecieron en él entre el primero y cuarto grados. En ningún
caso concluyeron este nivel, lo que en otros términos significa que se produjo el ciento por ciento de abandono.
La proporción de las mujeres que permanecieron en
la escuela fue disminuyendo a medida que el grado avanzaba; esto es, el 52,4% llegó hasta primer grado; el 28,6%
hasta segundo; el 17,0% hasta tercero, y solamente el 2,0%
hasta cuarto.
Alrededor de las dos quintas partes de ellas (37,4%)
salieron de la escuela sin haber terminado ningún grado;
igual proporción (37.4%) aprobó solamente el primero; el
20,4% el segundo; el 4,1 % el tercero y 0,7% el cuarto (Anexo
N ° 12).
Cuarenta y nueve informantes (33,3%) repitieron
alguna vez uno o m á s grados; sin embargo, el problema m á s
serio no corresponde a este porcentaje, por cierto alto, sino
m á s bien al número de años que normalmente estas mujeres
debieron emplear para aprobar un grado. Efectivamente, visualizada la repetición por grados, se halló que la mayor
parte (65,9%) utilizó dos y tres años para aprobar primer
grado, pero una persona debió permanecer cinco años para
lograrlo. En el segundo grado ocurrió u n fenómeno similar
al observado en el primero: las dos quintas partes (44,4%) requirieron de dos a tres años (Anexo N a 13). En el resto de las
repitentes se presentó la reiteración de este hecho en dos
grados y en varias oportunidades. Cabe destacar un caso extremo de una informante que debió permanecer ocho años
8
. Schiefelbein, E., 1989, Pág. 3.
28
para aprobar el segundo grado, después de haber repetido
tres veces el primero y cinco veces el segundo.
GRÁFICO N» 12
ULTIMO GHADO APROBADO
POR LAS INFORMANTES QUE CONCURRIERON
A LA ESCUELA
El grupo que ingresó a la escuela, no obstante los
años permanecidos en el sistema escolar y los grados aprobados, en la actualidad se encuentra en condiciones similares del que no lo hizo, solamente con pequeñas diferencias
a favor del primero, que generalmente se manifestaron en la
habilidad para escribir su nombre y en el manejo del cálculo
mental con mayor seguridad.
Esta circunstancia que denota la prevalência del
analfabetismo en la mujer campesina, pese a los reiterados
intentos que realizó durante su niñez para superarlo, se rela29
i
ciona, c o m o ya se expresó antes, con las condiciones socioeconómicas que caracterizan a la población ubicada en la zona rural y con la acentuada subvaloración que ella tiene de
su aptitud para el aprendizaje de la lecto-escritura. Se m e n cionó la deficiente calidad de la nutrición, bastante c o m ú n
en los estratos pobres del campo, así como su propia percepción de incapacidad para retener lo que aprende, c o m o
algunas de las causas vinculadas con la no permanencia del
aprendizaje.
3.1.3. C A U S A S D E L A M A R G I N A L I D A D Y A B A N D O N O D E
LA ESCUELA
La marginalidad y el abandono escolar de la población de la zona rural, especialmente de la mujer, encuentran
su explicación en causas endógenas y exógenas que caracterizan al sistema educacional ecuatoriano. Entre las primeras,
c o m o las m á s sobresalientes, se pueden anotar la ausencia o
el insuficiente número de escuelas, la deficiente infraestructura escolar, las comunes dificultades para el acceso a los
establecimientos educacionales en épocas de invierno, particularmente en la Costa y en la Amazonia; la práctica de u n
currículo rígido desvinculado del contexto rural y alejado de
las necesidades y problemas de su población. Entre las segundas aparecen, por u n lado, el deterioro de las condiciones de vida del grupo mayoritario de la población rural y,
por otro, aquellas causas que se originan en las formas de
pensar y actuar del campesino respecto a los roles del h o m bre y de la mujer en la sociedad campesina y, de manera especial, frente a la educación de la mujer.
30
CUADRO N ° 2
CAUSAS POR LAS CUALES LAS INFORMANTES
N O INGRESARON A LA ESCUELA O SE RETIRARON
CAUSAS
-Por ayudar al trabajo de la casa, de la parcela
y al cuidado de los animales.
-Los padres no creían que era importante que
sus hijas estudien.
- N o había escuela en la comunidad o estaba
m u y distante.
-Los padres no disponían de dinero para
financiar los gastos de la escuela.
-Tenían que trabajar para ganar dinero
- N o rendían en la escuela, no les gustaba estudiar,
creían que no les servía el estudio.
-Tenían que hacerse cargo de la casa.
- N o vivían con sus padres y los parientes,
amigos o patrones no les matricularon en
la escuela.
-El maltrato de los profesores.
-Los padres temían que algo malo les suceda
a sus hijas en el trayecto a la escuela.
- N o entendían el idioma del profesor
-Otras
N»
%
209
50,4
148
35,7
106
25,5
79
76
19,0
70
65
16,9
15,7
61
23
14,7
14
11
41
183
5,5
3,4
2,7
9,9
Generalmente, son m á s d e u n a las causas por las
cuales las informantes n o ingresaron a la escuela o se vieron
forzadas a abandonarla antes d e concluir la primaria. Las razones q u e tienen q u e ver con la situación socio-económica
de sus familias, expresadas d e diferente manera, son las m á s
c o m u n e s : u n a d e cada dos informantes manifestó la obligación d e cooperar en los quehaceres domésticos, en el trabajo
agrícola d e la parcela familiar y en la crianza d e animales;
una quinta parte señaló q u e sus padres n o tuvieron el dinero
suficiente para la adquisición d e los útiles escolares y para
31
financiar otros gastos derivados de su concurrencia a la escuela; aproximadamente otra quinta parte se vio obligada a
involucrarse, desde temprana edad, en algún tipo de actividad
remunerada para colaborar al sostenimiento de su familia; y,
u n quince por ciento debió reemplazar a su madre u otros
adultos en todas las responsabilidades inherentes al hogar,
con el propósito de que ellos se ocupen en actividades que
generen ingresos.
Los padres de las informantes no concedieron importancia a la educación de las mujeres (35,7%) y, por el contrario, consideraron que la educación de los varones era m á s
relevante, razón por la cual prefirieron invertir en ellos los
recursos económicos disponibles. Expresaron que sus padres
pensaban que la educación de los varones aseguraría el
cumplimiento eficiente de su función futura c o m o cabezas
de hogar. Esta actitud que ha marcado significativas diferencias entre los logros educacionales de hombres y mujeres
en el pasado, ha venido atenuándose, lo que ha permitido
acortar la brecha en los momentos actuales; sin embargo, no
se puede decir que han desaparecido totalmente. A ú n ahora
este comportamiento influye en los niveles educacionales
que alcanzan los hombres y las mujeres del campo, c o m o se
verá m á s adelante.
El grupo de mujeres que durante su niñez tuvo que
vivir en casas de parientes, amigos o patrones (14,7%), a causa de la muerte de uno o de los dos progenitores o porque
sus padres las entregaron, regalaron e incluso vendieron, no
ingresaron en la escuela o la abandonaron por tener que ocuparse de las diversas actividades en las casas donde vivían,
en compensación a los gastos que ocasionaban por concepto
de alimentación, ropa y vivienda. Las entrevistadas expresaron que las causas de su analfabetismo radicaban en esa circunstancia. Algunas afirmaron haber cambiado constantemente de familia, pero siempre tuvieron que desempeñarse
c o m o empleadas domésticas sin remuneración. A este
32
respecto, aún en la actualidad se pudo observar que entre las
familias de las mujeres analfabetas investigadas subsiste la
costumbre de entregar a sus hijos, particularmente a las niñas, a otras familias, para aliviar u n tanto su precaria situación económica y con la esperanza de que reciban algún tipo
de educación, a cambio del trabajo que ellas podrían realizar. Esto sucede especialmente en las familias m u y pobres y
con u n elevado número de hijos. Se encontraron casos de familias que habían entregado uno o dos de sus hijos a un pariente, amigo o persona extraña de la misma comunidad o
de otro lugar, especialmente de las capitales provinciales. Este fenómeno de alguna manera podría convertirse en una
fuente de generación del analfabetismo femenino.
Expresiones como: "no servía para el estudio", "no
entendía lo que el profesor m e enseñaba", "no m e quedaba lo
que aprendía", "no m e gustaba estudiar", fueron mencionadas por el 16,9% de las investigadas. E n respuestas c o m o
estas, subyace la importancia que ejerció en la actual condición de analfabetismo su tan arraigada subvaloración respecto a sus potencialidades para incursionar en el ámbito de
la cultura escrita.
Entre las causas relacionadas con la caracterización
de la oferta educacional, se mencionó preferentemente la
inexistencia de escuelas en las comunidades de las entrevistadas o su ubicación en lugares lejanos a sus domicilios, a las
que debían llegar recorriendo, casi siempre a pie, largas distancias y sujetas a las condiciones del clima, duras particularmente en invierno, y a peligros de diversa índole, razón
por la cual los padres preferían no matricular a sus hijas en la
escuela o retirarlas después de cortos períodos, por temor a
que algo malo pudiera sucederles en el trayecto a la escuela.
En el m i s m o contexto se señaló la importancia que
tuvo en la deserción escolar de este grupo de informantes el
maltrato q u e recibían del profesor, y la imposibilidad de
comprender su idioma, en el caso de las mujeres quichua-
33
hablantes. Adicionalmente se hizo referencia a razones que,
si bien cuantitativamente no tienen mayor significación, se
reconoce su impacto en la actual condición de analfabetismo
de la mujer campesina: "el profesor asistía borracho a la
escuela"; en este caso la comunidad protestó e hizo gestiones
hasta lograr su salida, aunque para ser reemplazado por
otro que tenía la m i s m a costumbre de consumir alcohol
excesivamente, ante lo cual los padres decidieron retirar a
sus hijas de la escuela. La frecuente inasistencia de los profesores, quienes por esta causa no disponían del tiempo necesario para atender la educación de los niños, dio c o m o resultado u n bajo rendimiento y el consiguiente descontento de
los padres. En una comunidad, las autoridades locales acordaron cobrar cierta cantidad de dinero por la inasistencia de
los niños a la escuela; los padres que no tenían el dinero para
cubrir este tipo de egresos se vieron obligados a retirar a sus
hijos. En algunas comunidades donde no existían escuelas,
los padres financiaban el sueldo del maestro, pero cuando
no disponían de los suficientes recursos económicos interrumpían la educación de sus hijos, preferentemente de las
niñas. Finalmente, se cree de importancia la narración del siguiente caso, que, si bien no habla de la generalidad, es bastante ilustrativo de las circunstacias extremas en que en ocasiones se desenvuelve la vida de la mujer analfabeta. Se trata
de una niña de 15 años que cursaba el tercer grado en una
escuela de una de las comunidades de la muestra, donde
aprendió algunas nociones de lectura y escritura, que en la
actualidad ha olvidado totalmente. Hace un año, cuando salía de la escuela, recibió una propuesta para trabajar en u n
cantón cercano, por parte de una persona que acostumbraba
contratar a niñas de la comunidad para trabajar en otros
lugares. En realidad, la niña de este caso fue conducida a Venezuela para desempeñarse c o m o empleada doméstica sin
sueldo. La madre, mujer de 46 años, de habla quichua y
analfabeta absoluta, desconocía el destino de su hija y las
34
circunstancias de su desaparición; pero, sin saber qué hacer
en tal situación, se limitó a esperar su retomo. Después de
aproximadamente un año, esta niña regresó a su casa con
S/.15.000,00 y una cantidad reducida de bolívares que
entregó a su madre y, sin mayores explicaciones, se reintegró
a la vida familiar. La madre no ha denunciado este hecho
ante las autoridades pertinentes por falta de conocimientos
sobre las leyes existentes al respecto y los procedimientos
que debía seguir, pero vive con la preocupación constante de
que nuevamente pudiera ocurrir lo mismo.
3.1.4. PARTICIPACIÓN E N L A E D U C A C I Ó N D E A D U L T O S
Cuando se realizó esta investigación, únicamente 10
mujeres (2,4%) de las 415 entrevistadas estaban asistiendo a
un centro de alfabetización; sin embargo, en años pasados,
incluido el anterior, 145 informantes (34,9%) se involucraron
en la educación de adultos, en algún momento de su vida.
D e ellas, el 91,7% se inscribió en el primer ciclo; el 3,4%, en
el segundo; el 0,8% en el tercero, y el 4,1% no indicó el ciclo.
El ingreso a los centros de alfabetización se produjo
desde los 12 años hasta los 60 y más; pero las dos terceras
partes lo hicieron entre los 15 y 34 años. A partir de esta
edad, el porcentaje disminuyó hasta llegar a ser bastante
bajo en el grupo de 50 años en adelante. La concurrencia de
esas mujeres a los centros de alfabetización no se relaciona
de manera especial con el idioma que hablan; es decir, tanto
en el grupo de lengua quichua como en el de hispana, se observó similar comportamiento en cuanto a su participación y
a la edad de ingreso (Anexos N ö 14 y 15).
Desde el punto de vista de la permanenecia en los
centros, se advierte que el abandono es la característica sobresaliente. De las 145 informantes que alguna vez asistieron
a un centro de alfabetización, 117 (80,7%) salieron sin aprobar ningún ciclo, solamente 26 (17,9%) aprobaron el primero;
35
una persona (0,7%), el segundo, y también una persona
(0,7%), el tercero.
Pese a la fuerte motivación inicial que la mujer
campesina analfabeta dice tener para superar su condición,
cuando ingresa en el centro su interés empieza a decaer ante
la presión que ejercen sus múltiples tareas en el ámbito doméstico, económico-productivo y comunitario, y al enfrentar
su nuevo rol de educanda, rol en que su baja estima c o m o
persona y c o m o sujeto de aprendizaje influyen de manera
determinante. En u n grupo de 51 personas que proporcionó
información sobre el tiempo de permanencia en el primer
ciclo, la deserción se produjo desde la primera semana
(11,8%), durante la segunda (5,8%), en la tercera (2,0%) y en
la cuarta (11,8%); esto quiere decir que después del primer
mes, el 31,4% de las participantes habían desertado, y después de los tres meses solamente el (17,6%) continuaba concurriendo al centro de alfabetización.
CAUSAS POR LAS CUALES LAS INFORMANTES
NO INGRESARON A UN CENTRO DE ALFABETIZACIÓN
O SE RETIRARON
36
Las condiciones socio-económicas d e las familias
campesinas inciden de manera significativa en la marginación de la mujer analfabeta de las acciones de educación de
adultos, c o m o intervinieron también en su marginación y
abandono escolar durante su niñez. La mujer adulta, generalmente casada y a veces con u n elevado número de hijos
-cinco hijos en promedio en la muestra investigada-, encuentra en la indisponibilidad de tiempo la principal limitante
para asistir regularmente al centro de alfabetización y para
permanecer en este lo suficiente c o m o para aprender a leer y
escribir correctamente en los lapsos previstos por esta m o d a lidad (39,5%). La situación del 8,4% es probablemente atribuible a esta misma causa, porque señaló que no ha participado en acciones de la educación de adultos o se ha retirado
por haber contraído matrimonio.
La edad c o m o obstáculo para el aprendizaje de la
lecto-escritura fue mencionada por el 15,4%. Ciertamente
que en el adulto la edad podría constituir una dificultad en
este proceso; pero sobre todo si va acompañada de inadecuadas condiciones andragógicas que n o consideren las
características de la mujer adulta analfabeta, su contexto social, cultural, económico y especialmente sus motivaciones.
Las opiniones de las mujeres investigadas en este
sentido provienen en muchos casos de experiencias anteriores en los centros de alfabetización y en sus intentos para
aprender a leer y escribir con la ayuda de parientes o amigos. Se originan, además, en la subvaloración de sus aptitudes intelectuales, a las que ya se hizo alusión.
Efectivamente, en el grupo que opinó que la edad
es una limitante para superar su condición de iletradas se
encuentran mujeres mayores de 50 años, pero también mujeres cuyas edades oscilan entre 22 y 46 años. Veinte y dos de
estas sostuvieron que a causa de su edad no habían ingresado a u n centro o se habían retirado sin concluir a veces
ningún ciclo. Ratificaron su actitud con frases c o m o las si-
37
guientes: "ya estoy vieja y enferma", "ya no m e entra nada en
la cabeza", "la memoria ya no es como era de huambra", "una
ya es mayor", "ya no he de aprender", "soy rudísima", "ya
estoy viejita".
Este m i s m o sentimiento de desconfianza en su
capacidad y de creer que la oportunidad para superar su
condición ya pasó, lo dijo con m a y o r certeza el 8,4%, al
manifestar que comprobaron, antes, que no rendían, que no
entendían lo que les enseñaban y que por eso perdieron el
interés.
El contenido de estas respuestas probablemente
guarda cierta relación con las características de la educación
de adultos: metodologías utilizadas, proceso de aprendizaje,
materiales educativos empleados, tipo de educador; relación
que las informantes no pudieron explicar, pero que de alguna manera debieron percibir cuando señalaron: "el profesor
era m u y joven y no enseñaba bien", "a las mujeres no nos
enseñaban", "cuando ya sabía alguna cosita m e puso en el
otro lado y ya no se preocupaba de enseñarme nada a mí",
"ya estaba aprendiendo bonito y el profesor se fue", "no m e
dieron matrícula en el centro", la C a m p a ñ a de Alfabetización duró m u y poco", "el profesor se fue porque no le pagaron", "el centro estaba mal organizado", "el profesor faltaba
mucho", "el profesor no enseñaba nada".
Entre otras causas vinculadas con aspectos particulares de la educación de adultos, se señaló la inexistencia de
centros de alfabetización (15,2%), la clausura de los centros
por diversas razones (11,8%), la inadecuación de horarios
(7,7%), generalmente refiriéndose a los nocturnos, y la dificultad para comprender el castellano (2,7%).
En el contexto de las razones que tienen que ver con
la cosmovisión campesina respecto a la función de los
géneros, se mencionó la oposición del esposo o compañero y,
en algunos casos, de los padres cuando se trataba de hijas
solteras (8,7%). El predominante carácter machista de la
38
sociedad campesina determina que el hombre siga restando
importancia a la educación de la mujer adulta; que encuentre impropiado el hecho de que el profesor sea hombre, que
le desagrade la posibilidad de que su esposa o compañera se
relacione con personas del otro sexo o que descuide las tareas del hogar.
Finalmente, es interesante destacar que, pese a los
bajos porcentajes de permanencia en la escuela y en el centro
de alfabetización, algunas informantes mostraron cierta persistencia al tratar de superar su condición de analfabetas, lo
que se demuestra con los reiterados intentos que realizaron
a través de la escuela, el centro de alfabetización e incluso
mediante la ayuda de parientes o amigos. D e las 147 entrevistadas que ingresaron en la escuela, 67 (45,6%) participaron en u n centro y 14 (20,9%) iniciaron el aprendizaje de la
lecto-escritura con la orientación de sus amigos y / o parientes; sin embargo a pesar de estos esfuerzos, retornaron a su
condición anterior de iletradas.
3.1.5. P R O B L E M A S V I N C U L A D O S C O N S U S I T U A C I Ó N D E
ANALFABETISMO
Al solicitarles q u e reflexionen sobre la trascendencia del analfabetismo en el contexto de su cotidianidad,
su impacto y consecuencias, se encontró que el 68,7% había
tropezado con muchos problemas; el 11,3% que su situación
no le ocasionó mayores dificultades, y el 20,0% no tuvo inconvenientes.
Las informantes que expresaron haber afrontado
muchos problemas narraron experiencias que han afectado
notablemente sus vidas, sentimientos, actitudes y comportamientos en el contexto familiar y comunitario. Su desempeño en sus innumerables tareas, sus aspiraciones personales,
las aspiraciones para sus hijos, fundamentalmente educacionales, tienen m u c h o que ver con los problemas en los que se
39
h a n visto involucradas en el transcurso d e su vida a causa
d e su analfabetismo.
CUADRO N° 3
PROBLEMAS VINCULADOS
CON SU CONDICIÓN DE ANALFABETISMO
PROBLEMAS
- N o pueden viajar solas a la ciudad para
trabajar o realizar cualquier gestión.
- N o pueden hacer correctamente las cuentas.
H a n sido perjudicadas en las cuentas
-Tienen dificultad en "todo"
- N o pueden escribir ni leer cartas o documentos
importantes, recetas médicas, libretas escolares
de los hijos, libros, revistas, la Biblia, libros de
oraciones, hojas dominicales, etc.
-Sienten vergüenza por no poder firmar
documentos y tener que poner la huella digital,
por no poder expresarse bien, por pedir
a otra persona que lea o escriba por ellas,
por preguntar todo, por no saber leer y
escribir.
- N o pueden ayudar a sus hijos en las tareas
escolares.
- N o pueden conseguir empleo, desempeñarse
satisfactoriamente en su empleo o conseguir
un mejor trabajo.
-Otros
TOTAL
40
N°
%
76
22,6
59
50
17 J5
14,8
50
14,8
34
10,1
26
7,7
20
22
6,0
6,5
337
100,0
La dificultad mencionada con m a y o r frecuencia
(22,6%) fue la imposibilidad de poder viajar solas y desenvolverse adecuadamente en las diversas ciudades donde debían realizar gestiones que solo podían ser cumplidas allí,
c o m o por ejemplo: obtener la partida de nacimiento, renovar
la cédula de identidad, hacer compras, responder a una dem a n d a legal, tramitar escrituras de algún inmueble, buscar
empleo, etc. La incapacidad para leer los nombres de las
calles, letreros, destino de los buses urbanos, les impide m o vilizarse con seguridad y tranquilidad y en ocasiones entorpece el cumplimiento del propósito del viaje. C o m o ilustración de lo afirmado se narra a continuación dos casos particulares: una de ellas dijo que su esposo enfermo fue llevado
al hospital de Cuenca. La primera vez que fue a visitarle anduvo perdida tres horas en esa ciudad, porque no podía
tomar el bus que la condujera a ese lugar. En otro caso, una
informante tuvo que acompañar a su esposo, enfermo de
gravedad, al hospital del Seguro Social de Quito. Cuando
llegaron a esta ciudad, por su condición de analfabeta, no
pudo tramitar el correspondiente ingreso, en vista de lo cual
solicitó la ayuda del hijo de un vendedor de caramelos para
que la acompañe a realizar las gestiones necesarias, por la
recompensa de S / . 20.000,00.
La presencia de problemas desprendidos del desconocimiento del cálculo escrito se citó en segundo lugar
(17,5%), aduciendo que les impidió hacer los cálculos correctos en las diversas situaciones de su vida. Si bien es cierto
que la mayoría de las mujeres investigadas manejaba el
cálculo mental, especialmente en operaciones sencillas, en
las m á s difíciles encontraron dificultades que afectaban el
desarrollo de sus actividades cotidianas: comercialización de
alimentos, productos agrícolas, animales, ropa, así c o m o
también en el desempeño de sus pequeños negocios.
En varios casos expresaron que han sido perjudicadas en sus cuentas. Algunas de las campesinas que salen a
41
vender sus productos en el mercado indicaron que siempre
necesitan estar acompañadas de algún familiar, de lo contrario son objeto de burlas y robo de los compradores. En otro
caso particular, una entrevistada dijo que se vio obligada a
cerrar su negocio de venta de alimentos porque perdió el dinero que había invertido, a causa de errores cometidos en
los cálculos.
El 14,8% opinó que la lectura y escritura les han
hecho "falta para todo", con lo cual quiso expresar el valor
que tienen estos conocimientos en todas las fases de la vida
de una persona. Ampliaron este criterio con el relato de experiencias difíciles que tuvieron que vivir a causa de su condición de analfabetas. Al referirse a este aspecto se notó una
fuerte carga emocional en sus respuestas, con frases que expresaban vergüenza, resentimiento con sus padres, culpa,
arrepentimiento e incluso ira, frente al cúmulo de limitaciones y carencias que han tenido que vivir. Entre algunos
ejemplos se mencionan: no haber podido responder a las
d e m a n d a s legales en juicios presentados en su contra;
sentirse incapaces de demandar al compañero que les maltrataba físicamente con frecuencia; el caso de una informante
que fue nombrada secretaria de su organización comunitaria, al no poder leer las actas, con llanto renunció a su cargo,
cuando apenas había iniciado sus funciones.
Igualmente, el 14,8% expresó que el principal problema encontrado a causa de su condición ha sido el no
poder leer ni escribir cartas para sus familiares y amigos, frecuentemente con información privada y urgente, por lo tanto, se han visto obligadas a solicitar a] jda a familiares, amigos o personas no siempre de su confianza, a veces exponiéndose a que se divulguen situaciones íntimas de su vida.
D e otro lado, a m á s de la vergüenza que dicen sentir al dar a conocer a otras personas su condición de analfabetas, a veces no encuentran oportunamente a alguien dispuesto a ayudarles y u n asunto que puede requerir de inme-
42
diata respuesta debe esperar, con las consiguientes molestias. A d e m á s , el hecho de depender de otras personas para
la lectura o escritura de cartas o documentos crea en ellas u n
sentimiento de inseguridad respecto a lafidelidaddel contenido. E n algunas ocasiones deben pagar por este servicio y
no siempre disponen del dinero necesario; en otras, reciben
respuestas negativas o despectivas. E n este m i s m o ámbito,
algunas informantes se h a n visto impedidas d e leer las
libretas escolares de sus hijos, recetas médicas u otro tipo de
material impreso del que tienen necesidad de informarse o
están interesadas. La imposibilidad de orientar a sus hijos en
tareas escolares, controlar su progreso en los estudios, reforzar aquellos aspectos que requieren afirmación o aclaración
(7,7%), constituye una de las m á s grandes frustraciones de
estas mujeres: en ocasiones se han sentido engañadas por
ellos respecto al cumplimiento de las tareas escolares. Esta
circunstancia ha generado en las madres analfabetas u n sentimiento de impotencia que contribuye a intensificar su actitud de subvaloración y a largo plazo puede estar afectando
negativamente la educación de los niños. En efecto, la falta
de apoyo de los padres al trabajo de la escuela, en cierta m a nera podría estar incidiendo en los bajos rendimientos y en
las altas tasas de repetición y deserción de los niños de la
zona rural. Adicionalmente, la función socializadora de la
madre se ve afectada a causa de su analfabetismo.
En cuanto a las personas que opinaron que el analfabetismo no ha significado m a y o r problema en su vida,
mostraron una actitud de resignación con su situación y niveles de aspiraciones educacionales limitados. Desde luego
que esto es producto de sus experiencias cotidianas, en las
cuales resuelven sus asuntos familiares, cumplen sus diversas funciones, desempeñan algunas actividades remuneradas, sin requerir siempre de la lectura y escritura. Así se
expresaron con frases c o m o estas: "en el c a m p o no hace falta
saber leer ni escribir", "una está acostumbrada a vivir así",
43
"en el campo casi todas estamos así mismo", "no tengo nada
que leer ni escribir", "nunca necesito salir", "nunca salgo sola
a la ciudad".
3.1.6. A S P I R A C I O N E S E D U C A C I O N A L E S
GRÁFICO N» 14
ASPIRACIONES EDUCACIONALES DE LAS INFORMANTES
En términos de aspiraciones, la mujer campesina
analfabeta valora altamente la educación. Casi la totalidad
del grupo (91,3%) opinó que es m u y importante o importante. Le asignaron u n valor significativo global, c o m o una
necesidad impostergable para toda persona. La educación
es, según su criterio, un canal de solución para todo tipo de
situaciones y problemas en el contexto de su cotidianidad. N o
obstante, a medida que se averiguó su comportamiento real
más allá de sus aspiraciones, se encontró que el porcentaje
de las que querían aprender a leer, escribir y calcular descendió al 60/)%; las personas que pensaban ingresar a un centro de
44
alfabetización, al 523%/ y las que afirmaron que se matricularían en u n centro el próximo año, al 46,7% (Gráfico N°14).
Sin duda, el entorno social, económico y cultural
donde desarrollan sus vidas incide en el hecho d e que sus
altas aspiraciones educacionales se vean limitadas y postergadas en beneficio del bienestar de sus familias, al conceder
prioridad a la educación de sus hijos, de los nietos e incluso
del compañero.
Las razones por las cuales desean aprender a leer,
escribir y calcular y el interés por participar en las acciones
de educación dirigidas a la mujer, c o m o se puede ver en el
cuadro que a continuación se presenta, se plantean c o m o
respuestas a las dificultades que deben encarar diariamente
(Cuadro N M ) .
CUADRO N° 4
RAZONES POR LAS CUALES LAS INFORMANTES QUISIERAN
APRENDERA LEER, ESCRIBIR Y CALCULAR
RAZONES
N°
-Hace falta para "todo"
-Para leer y escribir cartas, leer libros,
revistas con sus "propios ojos"
-Para ayudar a sus hijos en las tareas escolares.
-Para conseguir un mejor trabajo.
-Para hacer las cuentas correctamente y poder
vender los productos en el mercado
-Por lo m e n o s para poner el nombre, aprender
afirmar.
-Para comunicarse mejor y relacionarse con
otras personas.
-Otras
41
25
TOTAL
177
%
23,2
14,1
15
14
8,5
7,9
14
7,9
13
73
11
44
24,9
6,2
100,0
45
Los criterios vertidos en este cuadro no precisan comentarios adicionales; por tanto, solo se hará referencia a las
respuestas que se agrupan bajo el título de otras. Entre estas
se hallan algunas que ven en la educación la posibilidad de
resolver situaciones concretas, de superar la vergüenza que
provoca ante sus hijos, su familia, sus amigos y otras personas
de su comunidad, su condición de analfabetas. Algunas ven,
también, en el aprendizaje de la lectura y escritura la oportunidad para compartir sus conocimientos con otras personas
que, por encontrarse en su m i s m a situación, experimentan
problemas similares. Aspiran a "ser útiles a los demás" de
diferentes maneras; por ejemplo, mediante el ejercicio de
cargos directivos en las organizaciones comunitarias.
Por otro lado, el ingreso a u n centro de alfabetización lo condicionaron a la creación de uno en su comunidad
o por lo menos en u n lugar cercano. Esto es ciertamente m u y
necesario, c o m o ya se anotó antes, dadas las limitaciones de
tiempo de estas mujeres, la escasez del transporte y su excesivo costo. La aspiración de tener centros de alfabetización
que funcionen con horarios matutinos o vespertinos expresa
su inconformidad con el horario tradicional, nocturno; pero,
sobre todo, destaca la obligatoriedad de que lafijaciónde los
horarios sea u n asunto a ser resuelto con su participación.
Las afirmaciones: "que el profesor sea cumplido",
"que el profesor tenga paciencia", "que el profesor sea permanente", " que no se cierre el centro", "que el centro sea solo
para mujeres", llaman la atención sobre la ineludible tarea de
mejorar la calidad de la educación que se ofrece a la mujer
adulta. Tener presente q u e su concepción y práctica, los
principios del proceso de aprendizaje, las metodologías, los
materiales educativos, el tipo de educadores, se ajusten a la
realidad en la que vive la mujer campesina analfabeta; que
se consideren sus maneras de pensar, de sentir, sus valores,
normas y costumbres. Adicionalmente, los contenidos deberán motivarlas suficientemente c o m o para asegurar su
46
permanencia en el sistema, ofreciéndoles respuestas válidas
a la compleja problemática que enfrentan en la cotidianidad.
Además, se deberá procurar borrar los resultados negativos
de experiencias pasadas, a fin de que, recuperada su confianza, decidan concluir con el proceso de alfabetización y
continuar la postalfabetización, única forma de superar definitivamente su condición de analfabetas.
La relación de la edad de las informantes con su deseo de aprender a leer, escribir y calcular y con su aspiración
de ingresar a un centro de alfabetización el próximo año lectivo, se presenta en el siguiente cuadro.
C U A D R O Nfi 5
I N F O R M A N T E S Q U E D E S E A N A P R E N D E R A LEER, ESCRIBIR Y C A L C U L A R
I N F O R M A N T E S Q U E PIENSAN INGRESAR
A U N C E N T R O D E ALFABETIZACIÓN, P O R E D A D
Edad
Desean aprender a leer,
escribir y calcular
Na
15-19 años
24
20-24 años
37
25-29 años
42
30-34 años
38
35-39 años
32
40-44 años
20
45-49 años
16
50-54 años
12
55-59 años
7
60 y m á s años 14
15,7
13,2
TOTAL
100,0
242*
%
9,9
153
173
83
6,6
5,0
2,9
5,8
Ingresar a u n centro
de alfabetización
N«
23
36
37
34
31
15
13
8
4
10
211 **
%
10,9
17,1
17,5
16,1
14,7
7,1
6,2
3,8
1,9
4,7
100,0
* N o se consideran 7 casos que no respondieron.
** N o se consideran 6 casos que no respondieron.
47
La composición por grupos de edad que exhibe el
cuadro N ° 5 permite apreciar que tres de cada cinco mujeres
entrevistadas que manifestaron su deseo de aprender a leer,
escribir y calcular, están comprendidas entre veinte y treinta
y nueve años, proporción que es similar a la de las campesinas que estarían dispuestas a ingresar a u n centro de alfabetización el próximo año lectivo. Sorpresivamente este interés es bajo en el grupo m á s joven de 15 a 19 años de edad.
CUADRO N° 6
CONTENIDOS QUE LAS INFORMANTES
QUISIERAN APRENDER A MAS DE LA
LECTURA, ESCRITURA Y CALCULO
CONTENID05
N8
%
-Artesanías
-Ciudado de animales
-Ciudado de los niños
-Nutrición
-Técnicas agrícolas
-Aspectos de salud
-Otros
112
58
40
34
33
31
25
57,7
29,9
20,6
17,5
17,0
16,0
12,9
A m á s del aprendizaje de la lectura, escritura y
cálculo, las 194 informantes que pensaban matricularse el
próximo año lectivo en u n centro de alfabetización, estuvieron interesadas en adquirir conocimientos y destrezas
prácticas relacionados con uno o varios de los aspectos enumerados en el cuadro N c 6; pero las artesanías fueron
mencionadas de preferencia: tejido, costura, bordado, etc,
con el propósito de confeccionar ropa para su familia y
eventualmente para la comercialización.
48
3.1.7. N I V E L E S D E I N S T R U C C I Ó N D E L A FAMILIA
Bajo el supuesto de que la presencia del analfabetism o de la mujer campesina se relaciona directamente con el
predominio del analfabetismo y los bajos niveles educativos
de su familia paterna y que dicha situación influiría en la reproducción de similares condiciones en sus hijos y de m a n e ra particular, en la mujer, se averiguó el último grado aprobado por sus padres, hermanos e hijos.
GRÁFICO N» 15
PADRES, HERMANOS E HUOS DE LAS INFORMANTES,
SIN ESCOLARIDAD.
C o m o se observa en este gráfico y en el anexo N °
16, la mayor parte de los padres de las informantes también
fueron iletrados, con ciertas diferencias en favor de los varo-
49
nés, entre quienes el 72,8% nunca concurrió a la escuela,
porcentaje que fue superado por el de las mujeres (88,0%).
Adicionalmente, en algunos casos los hombres, pese a que
no tuvieron ningún grado de escolaridad, por diversos m e dios adquirieron algunos elementos rudimientarios de la
lecto-escritura que los ubicó en una situación ventajosa con
respecto a las mujeres.
En el grupo de los hermanos de las informantes se
encontraron importantes variaciones: el porcentaje sin escolaridad se redujo significativamente al 13,8% en el sexo m a s culino y a 28,3% en el femenino (Anexo N ° 17). La notable
diferencia entre padres y hermanos, parcialmente se explicaría por la ampliación de la oferta educacional en las últimas
décadas a causa de la importancia que el Estado asignó a la
educación, lo que produjo una reducción general del analfabetismo y una elevación de los niveles educacionales de la
población (Anexos N ° 7 al 11); también se debe a los importantes cambios que se han venido dando en los patrones culturales respecto al valor de la educación, fundamentalmente
de la mujer.
Los niveles de instrucción alcanzados por los hijos
de seis años y m á s denotan la prevalência de diferencias
entre hombres y mujeres. Las desigualdades m á s significativas se ubicaron en el grupo que no tuvo ningún grado de
escolaridad: 11,6% para los varones y 29,1% para las mujeres. Estos porcentajes altos probablemente variarán en los
próximos años, porque recogen en parte, información de niños de edad escolar que aún se mantienen en este nivel a
causa de su ingreso tardío al sistema escolar, fenómeno conocido en la zona rural (Anexo N f i 18).
C o n relación a los hijos se indagó, además, las aspiraciones que las informantes tenían respecto a su educación, expresadas en las opiniones sobre su importancia y
en los niveles de instrucción que esperan que ellos obtengan.
50
CUADRO H 0 7
OPINIONES DE LAS INFORMANTES
RESPECTO A LA EDUCACIÓN DE SUS HIJOS
OPINIONES
M u y importante
Importante
Poco importante
Nada importante
TOTAL
HIJOS
N»
189
15
2
-
206
HIJAS
%
91,7
7,3
1,0
-
100,0
N°
151
13
5
1
%
88,8
7,7
2,9
0,6
170 100,0
C o m o ya se indicó, el nivel de aspiraciones educacionales para los hijos es alto; la gran mayoría de las informantes opinó que la educación de ellos es m u y importante,
con pequeñas discrepancias a favor de los varones. Estas, se
visualizaron m á s claramente en el nivel de instrucción que
esperan que alcancen.
Aproximadamente las dos terceras partes de las entrevistadas declararon que aspiran para sus hijos por lo menos la
educación primaria, y añadieron que de disponer de recursos
económicos ampliarían a la educación media. En la otra tercera
parte fueron significativas las opiniones de las informantes que
esperan que sus hijos culminen la educación media: 29,0% para
los varones y 21,6% para las mujeres. Esto muestra una
persistente tendencia favorable a los varones (Anexo N 0 19).
Las razones por las cuales quisieran que sus hijos
estudien constan en el Anexo N f i 20, donde se plantearon
una serie de ideas, desde aquellas que ven en la educación
una respuesa para llenar necesidades esenciales, c o m o
aprender a firmar, leer, escribir y calcular correctamente,
hasta expresiones que privilegian la función de la educación
en todos los momentos de la vida, tipificadas en anrmacio-
51
nés c o m o éstas: "el estudio es lo único que sirve", "el estudio
sirve para todo", "sin el estudio uno no es nada".
La principal motivación para educar a sus hijos se
vincula con la factibilidad de adquirir conocimientos y habilidades indispensables para el desempeño eficiente en alguna actividad remunerada, de preferencia fuera de su c o m u nidad. Ellas esperan que con esta formación sus hijos se encuentren en condiciones de obtener ingresos superiores a los
de sus padres; ingresos que, de acuerdo con su criterio, les
permitirían ayudar al sostenimiento de la familia paterna
primero y en el futuro responsabilizarse adecuadamente de
sus propios hogares. Las opiniones que validaron la educación en las mujeres en el ámbito del trabajo remunerado se
presentan en proporción significativamente menor.
Las aspiraciones exteriorizadas por las informantes
respecto a la adquisición de una profesión u oficio para sus
hijos indican de mejor manera la subsistencia del pensamiento del campesino, de asignar todavía funciones diferenciadas al varón y a la mujer.
Efectivamente, las opiniones de las entrevistadas
que deseaban para sus hijos una profesión representan el
doble de aquellas que aspiraban lo m i s m o para sus hijas.
Para estas últimas, por el contrario, las respuestas que consideraron propicio el aprendizaje de un oficio fueron notablemente m á s elevadas.
En el tipo de profesión u oficio se confirma la prevalência de aspiraciones distintas para hombres y mujeres.
Se espera que los primeros lleguen a ser abogados, profesores, electricistas, mecánicos, choferes; para las mujeres, si
bien en mínimos porcentajes, también se mencionó la abogacía y el magisterio, pero las preferencias se concentraron en
contadoras, secretarias, costureras, tejedoras, bordadoras.
Cabe aclarar que la información respecto a profesiones solamente corresponde a una parte de las entrevistadas, en vista
de que este aspecto no se incluyó en la investigación.
52
Sin embargo de lo arriba anotado, algunas mujeres
(11,5%) reflejaron una actitud positiva respecto a la educación de sus hijas: opinaron que tanto hombres c o m o mujeres
requieren de iguales niveles educacionales, porque ellas tienen el mismo derecho que los hombres, y ven en la educación de la mujer una oportunidad para mejorar su posición
en el mercado laboral y para cumplir con eficiencia las funciones inherentes a la maternidad.
3.2. T R A B A J O
Entender el papel que la mujer del sector rural c u m ple al interior de la unidad familiar exige un análisis de la situación actual de la economía campesina y su vinculación al
contexto nacional. Sin embargo, esta es materia que rebasa
los límites del presente estudio; por tanto, se harán únicamente referencias generales que intentarán delinear particularmente la situación de la mujer analfabeta.
Las actividades de la mujer campesina están orientadas a la sobrevivencia de su unidad productiva, de tal m a nera que, de una u otra forma, ella participa tanto en el á m bito económico-productivo c o m o en las tareas del hogar,
todo lo cual se asimila bajo la denominación de quehaceres
domésticos. Esto ha significado subestimar su presencia en
la economía del país y desconocer su participación efectiva.
N o obstante, algunos investigadores de la problemática de la mujer han propuesto planteamientos "en el
sentido de que los quehaceres domésticos son una forma de
trabajo y que en m u c h o de ese trabajo se enmascara lo que
se ha llamado el trabajo invisible o producción oculta"9, que
9
. Duran, en Breilh, 1991. Pág. 32.
53
es precisamente la q u e posibilita la reproducción d e la
fuerza de trabajo, pero desconocida monetariamente.
El trabajo doméstico no ha sido considerado c o m o
una aportación económica al ingreso familiar, sino c o m o u n
conjunto de actividades obligatorias del a m a de casa, y, por
tanto, no cotizadas.
Las agotadoras jornadas domésticas de la mujer del
sector rural comprenden actividades propiamente del hogar
-preparación d e alimentos, casi siempre en condiciones
rudimentarias; provisión de agua y leña; aseo de la vivienda,
vestuario y otras-, c o m o la socialización y atención a su familia, la producción de la parcela y crianza de ganado menor, la
elaboración de productos artesanales para uso familiar y
para la venta, tal es el caso del hilado, tejido y bordado.
El trabajo en la parcela es quizás el m á s fatigante,
porque debe utilizar todo su esfuerzo físico para contrarrestar el poco o nulo empleo de fuerza animal o mecánica y, en
general, la ausencia de una tecnología agraria apropiada. Esta actividad involucra tareas de preparación del terreno,
siembra, riego, deshierbe y cosecha.
Sin embargo, es notorio que en las últimas décadas
las transformaciones agrarias han incorporado, cada vez
m á s , a la mujer campesina en actividades productivas fuera
de su unidad familiar. Esta situación representa para la
mujer u n a carga adicional, con la venta d e su fuerza de
trabajo de una manera irregular, inestable y precaria, por lo
que su vida se vuelve m á s difícil, a causa de las condiciones
desventajosas en las que entra al mercado laboral, dado su
inexistente o bajo nivel de instrucción.
La discriminación de que es objeto la mujer, en general, es palpable en el tratamiento estadístico de la información
censal. D e inmediato se presenta una visión global del grupo
de mujeres que forma parte de la población económicamente
activa (PEA), por rama de actividad económica y categoría de
ocupación, con énfasis en la situación de la mujer analfabeta.
54
C U A D R O Ni0 8
POBLACIÓN ECONOMICAMENTE ACTIVA,
POR SEXO, SEGÚN RAMA DE ACTIVIDAD ECONÓMICA
Rama de actividad
Total
N°
Masculino
N°
%
Femenino
N° %
Agricultura, caza
y silvicultura
1*035.712
904.701 36,6 131.011 14,7
Explotación de minas
y canteras
20.870
18.849
0,8
2.021 0,2
Industrias
manufactureras
370.338 248.157 10,0 122.181 13,8
Electricidad, gas y agua
12.660
10.741
0,4
1.919 0,2
Construcción
196.716 192.034
7,8
4.682 0,5
Comercio al por mayor
y menor restaurantes y
hoteles
476.730 295.855 12,0 180.875 20,4
Transporte,
almacenamiento y
comunicaciones
131.084 123.807
5,0
7.277 0,8
Establecimientos
financieros, seguros, etc.
81.357
54.043
2,2 27.314 3,1
Servicios comunales,
sociales y personales
838.129 483.821 19,6 354.308 39,9
Actividades no bien
especificadas
157.730 111.919
4,5 45.811 5,2
Trabajador nuevo
38.441
27506
1,1
10.935 1,2
TOTAL
PORCENTAJES
3*359.767 2*471.433 100,0
100,0
73,6
888.334 100/)
26,4
FUENTE: INEC, V Censo de Población y IV de Vivienda, 1990, Resultados Definitivos.
Elaboración: F U N D E L A M
55
A nivel national, la información estadística del Censo
de 1990 muestra importantes diferencias entre el sector masculino y el femenino. H a y cuatro ramas de actividades económicas en las cuales los porcentajes fueron los m á s altos para
los dos grupos: agricultura, caza y silvicultura; servicios comunales, sociales y personales; comercio al por m a y o r y
menor, restaurantes y hoteles; y las industrias manufactureras.
Si se establece la comparación entre los dos grupos se puede
constar la superiodad porcentual que tuvo el hombre en la
rama de la agricultura, caza y silvicultura, mientras que en las
otras tres la mujer alcanzó una representación m á s significativa, sobre todo, en la d e servicios comunales, sociales y
personales.
H a y otras ramas que exhiben una casi nula participación de la mujer, tal es el caso de la construcción, y el transporte, almacenamiento y las comunicaciones.
Si se restringe el análisis de la P E A al sector rural, se
observa que la población masculina y femenina económicamente activa estuvo ubicada sobre todo en la agricultura, caza
y silvicultura, con el 67,1% y 43,7%, respectivamente. La
población femenina mantuvo también la tendencia a concentrarse en las otras tres ramas inicialmente señaladas a nivel
nacional, con porcentajes que generalmente representaron el
doble de la población masculina incluida en las mismas ramas
(Anexo N f i 21).
£1 análisis de la situación de las mujeres alfabetas del
sector rural muestra que, aunque los mayores porcentajes se
concentraron en las cuatro ramas ya indicadas, se dio u n
a u m e n t o ostensible en la agricultura, caza y silvicultura
respecto a las otras tres ramas (35,5%). Esta tendencia se
observó también en el grupo de mujeres analfabetas, quienes
exhibieron una abrumadora concentración en la misma rama
(70,6%) (Anexo N ° 22).
56
CUADRO N a 9
POBLACIÓN E C O N O M I C A M E N T E ACTIVA POR SEXO,
SEGÚN CATEGORIA D E OCUPACIÓN
Categoría de ocupación
Total Masculino
N8
N°
%
Patrono o socio activo 218.738 175.188 7,1
Cuenta propia
1'315.739 1'023.503 41,4
Empleado o asalariado 1'427.759
985.902 39,9
Trabajador familiar
sin remuneración
147.965
107.796 4,4
N o declarado
211.125
151.538 6,1
Trabajador nuevo
38.441
27.506 1,1
Femenino
N° %
43.550 4,9
292.236 32,9
441.857 49,8
TOTAL
2'471.433 100,0
888.334 99,9
73,6
26,4
3*359.767
PORCENTAJES
100,0
40.169 4,5
59.587 6,7
10.935 1,2
FUENTE: J N E Q V Censo de Población y IV de Vivienda, 1990, Resultados Definitivos.
ELABORACIÓN: FUNDELAM
CUADRO N° 10
POBLACIÓN EMPLEADA O ASALARIADA, SEGÚN SEXO
Población empleada o
asalariada
N°
Del municipio o
consejos provinciales
Del estado
Del sector privado
59.245
324.341
1'044.173
46.981
209.937
728.984
4,7
21,3
74,0
12.264
114.404
315.189
2,8
25,9
71,3
TOTAL
1'427.759
985.902 100,0
441.857
100/)
PORCENTAJES
Total
100/)
Masculino
N°
Femenino
N°
%
69,1
%
30,9
FUENTE: JNEC, V Censo de Población y IV de Vivienda, 1990. Resultados Definitivos.
ELABORACIÓN: FUNDELAM
57
Al revisar la categoría de ocupación a nivel nacional
que presentan los cuadros 9 y 10 se notó en los grupos m a s culino y femenino una concentración en cuenta propia (41,4%
y 32,9%) y en empleado o asalariado, (39,9% y 49,8%), principalmente del sector privado. La diferencia aparece cuando se
establecen comparaciones entre sí; pues, mientras el sector
masculino mostró u n porcentaje mayor en cuenta propia, lo
contrario sucedió en la categoría del empleado asalariado en la
cual las mujeres superaron porcentualmente a los hombres.
La población rural mantuvo la misma concentración
porcentual en las categorías de ocupación a nivel nacional; es
decir, tanto el sector masculino c o m o el femenino tuvieron los
porcentajes m á s altos en cuenta propia y en empleados o asalariados. A d e m á s , en u n o y otro caso, los porcentajes de los
hombres fueron mayores respecto a los de las mujeres (Anexo
N f i 23).
Según condición de alfabetismo, las mujeres alfabetas
del sector rural presentaron porcentajes que continuaban siendo los mayores en cuenta propia y en empleadas o asalariadas.
En cambio, en los porcentajes dentro del grupo de las mujeres
analfabetas h u b o u n a u m e n t o significativo en la categoríacuenta propia (59,6%) y una disminución porcentual m u y
sensible en el grupo de empleadas o asalariadas (18,4%). El
trabajo familiar sin remuneración no deja de ser importante en
ambos grupos, particularmente en el de las analfabetas (Anexo
N°24).
C o n estos antecedentes, es posible reafirmar que la
presencia estadística de la mujer dentro de la población económicamente activa a nivel nacional es visiblemente menor que
la del hombre. En el sector rural, su participación se restringe
aún m á s en varias ramas de actividad económica y se conentra
mayormente en la agricultura, caza y silvicultura, y m á s en
trabajos por cuenta propia. E n el caso de las mujeres analfabetas del sector rural, su falta de instrucción las empuja al
cumplimiento preferentemente de tareas agrícolas.
58
GRÁFICO » 1 6
D
SdoOODO
S
OODD y actv
remunerada
OCUPACIÓN ACTUAL DE LAS INFORMANTES
La presente investigación se interesó por averiguar el
aporte de la mujer campesina analfabeta a la economía familiar, mediante la indagación de su desempeño en las actividades domésticas y remuneradas, sus ingresos y frecuencia del
trabajo.
D e las 415 investigadas, u n poco m á s de la mitad
(53,5%) aseguró que se dedicaba solo a quehaceres domésticos,
mientras que el 46,5% combinaba sus labores de casa con una
o varias actividades remuneradas.
D e la información proporcionada por 120 mujeres de
la ocupación quehaceres domésticos se puede observar que las
jomadas de trabajo doméstico -que c o m o ya se dijo anteriormente implican tareas propiamente del hogar, producción de
la parcela, crianza de animales y trabajos artesanales-, empiezan desde m u y temprana edad: por lo general, de los 6 a los 8
años. Desde esa edad tienen ya la responsabilidad de involu-
59
erarse en algunas actividades parcelarias y en el cuidado de
los animales, su alimentación y provisión de agua. Inician
estas actividades casi siempre a las 4 ó 5 a m . y terminan a las 8
Ó9pm.
Del grupo investigado, 193 mujeres participaban,
a d e m á s d e las tareas domésticas, en distintas actividades
remuneradas, simultáneas o alternadas, a fin de distribuir el
tiempo entre los dos tipos de obligaciones. D e esta manera han
tratado de completar los ingresos que necesitan para sobrevivir. A veces lo han logrado, pero en la mayoría de casos las
condiciones del mercado laboral han restringido esta aspiración.
GRÁFICO N» 17
30
-
25
-
20
-
15
-
10
-
5
-
0
H
26.9
l•
21.2
18.1
•
i•• 1
• 1
•
• •
13
9 3
7.3
4 1
«•
£ °
OCUPACIÓN REMUNERADA DE LAS INFORMANTES
«
Otr
>-
ve ndeda
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Jörn agrfc
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Arte san
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«
60
1
•
• MLM
H Jl M^ J*- MÊ|
Se pudo constatar que el 26,9% de las entrevistadas
dijo ocuparse c o m o vendedoras; el 21,2%, c o m o artesanas y el
18,1% como jornaleras agrícolas. Estos fueron los grupos m á s
numerosos. A d e m á s , el 13,4% alternó la ocupación de jornalera agrícola con las de artesana y vendedora. En otras actividades remuneradas (13,0%), se agruparon principalmente
lavanderas, cocineras, empleadas de hacienda y ordeñadoras.
Entre las actividades artesanales se puede mencionar
el tejido de sombreros de paja toquilla, en Cañar; los bordados
de prendas, en Imbabura; los tejidos de lana y defibravegetal,
en Bolívar.
D e la información que proporcionó este grupo se conoce que empezaron a incursionar en todas estas ocupaciones
desde los 9 años de edad. Principalmente entre las jornaleras
agrícolas, artesanas y empleadas domésticas (64,7%) se registraron los casos de mujeres m á s jóvenes (Anexo N 11 25).
La frecuencia del trabajo remunerado es bastante irregular. La investigación constató que las actividades ocasionales superaban ampliamente a las permanentes. El 85,4% de
las artesanas afirmó que su desempeño remunerado era solo
ocasional. En este mismo caso estuvo el 80,0% de las jornaleras
agrícolas; el 75,0% de las vendedoras y el 57,1% de las e m pleadas domésticas.
Cuando se trataba de actividades combinadas, la tendencia al trabajo ocasional fue también la misma; así lo señaló
el 77$% de quienes se desempeñaban c o m o jornaleras agrícolas y artesanas y el 62,5% de quienes hacían de jornaleras
agrícolas y vendedoras.
Unicamente 100 mujeres del grupo que percibía
remuneraciones pudieron estimar cuáles serían sus ingresos
mensuales: el 60,0%, con u n trabajo agotador, no ganaba m á s
de S / . 20.000,00; el 33% los ubicó entre S / . 21.000,00 y
S/.50.000,00 y solo el 7,0% de S / . 51.000,00 y m á s . C u a n d o
se examinan los ingresos al interior de cada ocupación se advierte que fueron las artesanas y las empleadas domésticas
61
quienes recibían las remuneraciones m á s bajas, q u e en
ningún caso superaron los S/.40,000.00 mensuales (Anexo
N f i 26).
La presencia de centros productivos en la zona rural
genera posibilidades de trabajo para la mujer. C o n la presente
investigación se pudo constatar que en Salinas, provincia de
Bolívar, las mujeres analfabetas entrevistadas podían obtener
ingresos económicos ocasionales cuando la organización
comunitaria requería de trabajos específicos. Algunas mujeres
entregaban leche para la producción de las queserías; para
otras, el tejido de sacos, medias y shigras (bolsos) les representaba u n ingreso eventual; varias trabajaban en la elaboración
de turrones con un jornal diario o en la recolección de hongos.
Es ilustrativo el caso de una mujer de 46 años que
contribuía económicamente a su hogar mediante el desempeño de varias ocupaciones: tejía u n suéter por semana y le
pagaban S / . 3.500,00; 2 pares de medias a la s e m a n a , a
S/.l.000,00 cada par; recogía hongos y los vendía a S/.80,00 la
libra; ordeñaba y entregaba alrededor de 20 litros diarios a una
quesería, a razón de S / . 250,00 cada uno; vendía colas y comida en los partidos d e fútbol y recibía aproximadamente
S/.30.000,00; trabajaba c o m o jornalera agrícola en época de verano. Todo esto para resistir el sustento de una familia de 5
hijos, entre 9 y 20 años, en apoyo al trabajo de su esposo, agricultor.
En zonas donde no existe u n centro productivo, la
situación es m u c h o m á s difícil, porque la mujer analfabeta se
ve empujada a esforzarse aisladamente y a idear maneras de
vincularse al mercado laboral. Es la situación por ejemplo, de
una mujer esmeraldeña de 40 años, separada de su pareja, que
combinaba la ocupación de lavandera en la capital provincial
con las de jornalera agrícola, recolectora y vendedora de camarones, para mantener a 10 hijos cuyas edades oscilan entre 1 y
24 años. Para el cumplimiento de esta última actividad, con
bastante regularidad se trasladaba al río, acompañada d e
62
varios de sus hijos, para lo que debían caminar cuatro horas
entre ir y regresar. La recolección de camarones es una actividad sujeta a las contingencias del clima y a otras propias de
su búsqueda.
La escasez de trabajo remunerado en su propia comunidad ha obligado a la mujer a buscar varias alternativas
laborales en otros lugares (79 casos). Por consiguiente, el fenóm e n o de la movilidad temporal o diaria se vuelve m á s frecuente. En la investigación se detectaron dos razones fundamentales que obligaban a la mujer analfabeta a salir: los escasos ingresos económicos para la subsistencia de la familia
(92,4%) y la posibilidad de vender algunos de sus productos
en el mercado (59,5%). A d e m á s de estas hay otras razones
(7,6%) que les exigían movilizarse, entre las que constan la
terminación de los trabajos temporales de siembra y cosecha
en sus comunidades.
Las 79 mujeres (19,0%) que salían de sus comunidades en busca de actividades remuneradas, se movilizaban,
de preferencia, al interior de su provincia, con m á s frecuencia
a su capital (46,8%); a otras ciudades (26,6%) o a otras comunidades (15,2%). Sin embargo, hubo pocos casos de mujeres que
acudieron a otras provincias y a la capital del país.
Fuera de su comunidad, las mujeres trabajan usualmente c o m o vendedoras de mercado (59,4%), ambulantes
(5,1%), c o m o jornaleras agrícolas (223%) y c o m o empleadas
domésticas (8,9%).
Principalmente las mujeres de la provincia de Cotopaxi y, en menor proporción las de Imbabura, se trasladaban a
los mercados provinciales, cantonales o parroquiales, para
vender algunos productos de sus parcelas. Los casos de las
vendedoras ambulantes son comunes en Esmeraldas, donde la
movilización se efectuaba diariamente.
Está m u y extendida, también, la actividad de jornalera agrícola, que, aunque es una ocupación temporal y de
cobertura variable, es una de las m á s accesibles a las mujeres
63
campesinas analfabetas. H u b o casos de jornaleras agrícolas de
la provincia de Cotopaxi que formaban parte de traslados
masivos hacia Tulcán, para trabajar temporalmente.
En las comunidades investigadas de Esmeraldas es
c o m ú n el desempeño de otras ocupaciones, a m á s de las
mencionadas, como las de lavanderas y cocineras.
3.3 S A L U D
"... Mientras una época de bonanza y apogeo c o m o
la del petrolerismo de los años 70 ilustró una fase de recuperación social y mejoramiento consiguiente de los índices
de salud, en cambio el deterioro de la vida desde el decenio
anterior, una era de crisis, ha producido un profundo desconcierto de la salud en general y de la mujer particularmente. -El caso del Ecuador puede ilustrar el estancamiento y desmejoramiento de la salud de la mujer desde los
años 80... el empeoramiento o estancamiento de la situación
de la mujer ecuatoriana en edad productiva se puso de
manifiesto en la obra del C E A S "El deterioro de la Vida". D e
147 municipios (cantones) estudiados, el 95% mostró u n estancamiento o emperoramiento de los niveles de mortalidad
por enfermedades relacionadas con deterioro básico de la
calidad de vida -formas de trabajo atrasadas y privación
extrema de consumo de alimentos, viviendas, etc. -que se
relacionan a infecciosas, formas d e cáncer d e pobreza
extrema, como el cervicouterino y gástrico y mortalidad obstétrica ocasionada por severa carencia de servicios..."10.
10
. BREILH, Jaime, 1991, Págs. 63 y 64.
64
E n la zona rural los índices carenciales en materia
d e salud d e la población se ligan estrechamente con factores
c o m o la insuficiente cantidad y baja calidad d e la red d e servicios d e infraestructura básica y d e los servicios d e atención
médica, las actitudes y comportamientos d e los campesinos
respecto a su salud y las condiciones d e extrema pobreza d e
la mayoría d e sus habitantes.
L a disponibilidad d e los servicios básicos en las viv i e n d a s d e las i n f o r m a n t e s n o es sino el reflejo d e la
situación generalizada en el sector rural. Del total d e 860.313
viviendas ocupadas, el 60,0% n o disponían d e agua potable
o entubada; el 46,2% n o tenían luz eléctrica y el 52,9% n o
contaban con servicio higiénico11. E n cuanto a la situación d e
las viviendas d e las entrevistadas, se encontró q u e e n las
c o m u n i d a d e s d e la muestra únicamente el 14,7% tenía a g u a
potable o entubada a su interior, y fuera d e ésta, el 24,1%
(Anexo N ° 27). Alrededor d e las d o s quintas partes n o tenían
luz eléctrica y las tres quintas partes n o disponían d e servicio higiénico o letrina (Anexos N f i 28 y 29).
E n lo q u e tiene q u e ver c o n las condiciones d e salud
d e la mujer campesina analfabeta, se incorpora en este estudio información sobre algunos aspectos globales relacionados con las actitudes y los comportamientos frente a sus
problemas d e salud y d e su familia.
Indagada la presencia d e las enfermedades o malestares físicos m á s c o m u n e s d e las entrevistadas, se encontró
q u e el patrón usual era la a m b i g ü e d a d en las respuesta. Las
informantes tuvieron dificultad para identificar los tipos d e
enfermedades. Esta circunstancia se relaciona con la escasa
concurrencia al médico, la limitada o nula información q u e
éste proporciona a la paciente y su inaccesibilidad a la infor-
«. INEC, 1991, Págs. 239-244.
65
mación escrita sobre este tema. La actitud del médico frente
a la paciente analfabeta parece ser una de las causas más importantes que interviene en el hecho de que ella se refiera
más a la sintomatologia que a la enfermedad que le molesta.
Generalmente, desconoce el nombre de la dolencia, su evolución, sus causas, consecuencias y repercusiones en su estado de salud.
Los dolores de cuerpo: espalda, cadera, piernas,
rodillas, brazos, manos, cabeza y estómago fueron las molestias mencionadas con mayor frecuencia (53,0%). Expresaron
que en ocasiones estas dolencias se presentaban simultáneamente; en otras hubo predominio de una de ellas.
La mayoría de las informantes que dijeron adolecer
de alguna molestia desconocía las causas; algunas asociaron
con afecciones del pulmón, los dolores de espalda; con artritis o reumatismo, los dolores de cuerpo. En m u y pocos casos
los nombres de las enfermedades mencionadas se originaron
en el diagnóstico del médico; más bien surgieron como consecuencia de las experiencias personales o de la información
difundida entre su familia o miembros de la comunidad. Por
ejemplo, las entrevistadas de la provincia del Cañar, ocupadas gran parte del día en el tejido de los sombreros de paja
toquilla, adujeron sus dolencias físicas a los años continuos
en el desempeño de esta tarea. En cambio las informantes de
las provincias de Cotopaxi y Chimborazo relacionaron los
dolores de piernas, brazos y manos con los efectos del clima
extremadamente frío en estas zonas.
Entre otras enfermedades citadas constan las siguientes: paludismo, dolencias derivadas de la mordedura
de la serpiente, dengue, sobreparto, úlcera, epilepsia, ataques, vesícula, tumor en el seno, desmayos, cólera, hemorragia, gripe, diabetes, hepatitis, gastritis, hongos, sinusitis,
bronquitis.
Averiguado el comportamiento de las informantes
ante la presencia de enfermedades o malestares físicos, se
66
encontró que, en la generalidad de los casos, recurrieron en
primera instancia a la medicina natural. Esta, que es el primer recurso para resolver sus problemas de salud, surge por
la vigencia de prácticas tradicionales extendidas principalmente en el sector rural, en las cuales el curandero desempeña un papel protagónico dado el prestigio adquirido y
ganado por el éxito de sus tratamientos. El curandero, como
agente de salud, atiende los síntomas y las causas de la
enfermedad con determinadas hierbas, cuyas propiedades
químicas alivian las dolencias, ayudado por el efecto psicológico de las sesiones curativas. Sin embargo, existe también
el uso casero de hierbas y tratamientos varios, como respuesta a las afecciones físicas12. El empleo de la medicina
tradicional es a veces complementado con la medicina occidental, por lo que fue común encontrar la combinación de
remedios caseros con pomadas o pastillas recomendadas en
farmacias o tiendas cercanas.
El empleo de la medicina occidental fue menos frecuente. Cuando tuvieron problemas de salud, las entrevistadas demandaron este servicio a través del centro de salud,
el médico particular, el hospital y el dispendario del Seguro
Social Campesino. La atención en este último y en el centro
de salud estuvo vinculada con la posibilidad de obtener el
servicio y las medicinas. Comúnmente acudieron a los puestos de salud ubicados en su propia comunidad o en lugares
cercanos. La asistencia del médico particular o en el hospital
fue más rara; se produjo cuando las molestias se prolongaron o agravaron, y desde luego, condicionada casi siempre
por la disponibilidad de recursos económicos para cubrir los
costos de la consulta al profesional y la adquisición de las
medicinas.
12
. Iglesias, 1989, Pág. 42.
67
La concurrencia al médico, a m á s de estar condicionada por el factor económico, lo estuvo también por el nivel
de confianza en su calidad profesional y en la validez de la
medicina occidental. Ello implicó que, a veces, casos con
molestias permanentes o de gravedad extrema posterguen
su decisión de solicitar los servicios del médico e incluso durante toda su vida, "nunca" los demanden. Esta actitud la
confirmaron con frases c o m o las siguientes: " m e he hecho
curar con el médico, pero de nada ha valido"; "el doctor solo
m e da calmantes, pero no m e ha curado, ya estoy tres meses
con este dolor"; "el médico no m e cura"; "fui al doctor, gasté
harta plata, pero no cura el dolor"; "los remedios del doctor
no hacen nada".
La preferencia por la medicina tradicional, acentuada por la carencia de los mecanismos básicos de la cultura
escrita, se aprecia en la narración de los siguiente casos: una
mujer de 40 años, de habla hispana, casada y con cinco hijos,
después de su cuarto parto sufrió hemorragia vaginal d u rante seis meses; al cabo de este lapso, sin nunca antes haber
consultado al médico, se hospitalizó; aquí le detectaron la
existencia de u n fibroma que requería de intervención quirúrgica; el día anterior a la operación salió del hospital sin
autorización de los médicos para someterse a un tratamiento
casero, tratamiento con el cual expulsó el mencionado fibrom a ; u n m e s y medio después de este hecho tuvo u n aborto,
también sin atención médica, y posteriormente se embarazó
y tuvo su último hijo en condiciones normales; a partir de
entonces, no ha tenido ningún tipo de molestias. El otro caso
es el de una mujer de 40 años, de habla hispana, casada, con
10 hijos, que en la actualidad sufre de dolores permanentes
en la espalda y los pies; nunca en su vida ha concurrido al
médico, pese a tener, desde hace algún tiempo, un tumor en
el seno; solamente se sujetó a u n tratamiento de remedios caseros; su salud ha ido deteriorándose constantemente, pero
aún así no piensa ir al médico.
68
En el caso de enfermedades de sus hijos, las entrevistadas mostraron una actitud parecida a la que adoptaron
respecto a sí mismas. El uso de la medicina tradicional fue el
principal medio a través del cual intentaron encontrar respuestas a los problemas de salud de sus hijos o de cualquier
otro familiar. M á s de las cuatro quintas partes recurrieron a
los remedios caseros; alrededor de una quinta parte concurrió, además, al curandero. El empleo de los servicios médicos profesionales fue menor: prefirieron también el centro de
salud y el dispensario del Seguro Social Campesino, a causa
de la gratuidad de su atención (Anexo N ö 30). Al respecto
únicamente el 17,3% de las informantes declararon estar
asociadas a este servicio; el restante 82,7% no formaba parte
de este o desconocía su naturaleza y alcance.
Por cuanto la vacuna constituye una de las importantes medidas preventivas contra cierto tipo de enfermedades infantiles, se trató de conocer el nivel de generalización
en su uso. Las respuestas de las informantes dejaron ver que
casi la totalidad de sus hijos, en la actualidad adultos, no
fueron vacunados durante su niñez, básicamente por falta
de centros d e salud cercanos, contrariamente a lo q u e
sucedió con los hijos menores. Aproximadamente las dos
terceras partes de las 335 informantes que respondieron a
esta pregunta habían vacunado tanto a los varones como a
las mujeres con una ligera diferencia entre uno y otro sexo:
el 66,6% vacunó a los niños y el 63,2% a las niñas.
Ciento veinte y cuatro mujeres expresaron que la
muerte de uno o más familiares se produjo por falta de atención médica. C o m o se aprecia en el Anexo N ö 31, el número
mayoritario correspondió a los hijos. La ausencia de los servicios profesionales del médico determinó el hecho de que
las informantes desconozcan las causas del deceso (62,1%);
en este grupo sobresale la defunción de los niños al m o m e n to del parto, a las pocas horas o a los pocos días de haber
nacido (Anexo N°32).
69
La relativa alta mortalidad de los hijos en el m o mento del parto o en las subsiguientes horas o días -68 de
121- está vinculada, entre otras razones, con la ausencia del
médico en los alumbramientos de las informantes.
CUADRO N° 11
PERSONAS QUE ATENDIERON A LAS INFORMANTES
EN EL MOMENTO DEL PARTO
PERSONAS
N°
-Médico
-Comadrona
-Familiares o vecinas
-Sola
15
133
113
109
4,1
35,9
30,5
29,5
TOTAL
370*
100,0
%
* N o se consideran 45 casos que no respondieron.
C o m o se puede apreciar en este cuadro la presencia
del médico en la generalidad de los partos de las mujeres
campesinas analfabetas fue m u y escasa (4,1%), contrariamente, las tres quintas partes de las informantes enfrentaron
solas sus alumbramientos o únicamente contaron con la
asistencia de familiares, amigas o vecinas. Los esposos o
compañeros, las madres, hermanas o hijos fueron las personas que con mayor frecuencia las auxiliaron en esas circunstancias.
La demanda de los servicios médicos profesionales
en el m o m e n t o del parto, de alguna manera se relaciona con
el idioma que hablan las entrevistadas. Las dos terceras partes de aquellas que sí contaron con su presencia corresponden a mujeres de habla hispana. U n a situación inversa se
produjo en el grupo que no tuvo ningún tipo de asistencia.
70
Es decir, aproximadamente las dos terceras partes de las
mujeres de habla quichua esperaron el nacimiento de sus
hijos completamente solas (Anexo N a 33). Entre algunas de
las razones vinculadas con este hecho se mencionó la situación económica de las entrevistadas, la dificultad de comunicación con el médico, la lejanía de las viviendas respecto de
los centros poblados.
Ciento seis informantes (25,5%) indicaron que en
algún momento de su vida se vieron abocadas a la interrupción espontánea del proceso normal del embarazo; se registraron 2,9 abortos promedio por informante y un número
máximo de diez. La edad de las entrevistadas se asocia con
el número de abortos; esto es, en el grupo de 20 a 34 años se
presentó de uno a dos, en tanto que en el grupo de 35 años y
más el número de abortos ascendió a medida que aumentaba la edad de la mujer: el mayor número se encontró en el
grupo de mujeres que tuvieron 55 años en adelante (Anexo
N a 34).
3.4.
PARTICIPACIÓN E N O R G A N I Z A C I O N E S
COMUNI-
TARIAS
En la mayoría de las comunidades investigadas la
vida comunitaria está cruzada por el componente de la organización de sus habitantes, fundamentalmente en las provincias de Imbabura, Cotopaxi, Chimborazo y Bolívar, donde el
elevado porcentaje de la población indígena se asocia con la
importancia del movimiento organizativo.
En cambio, en Cañar y Esmeraldas, la trascendencia
que han alcanzado sus organizaciones no ha irradiado suficientemente a las comunidades de la muestra; no obstante,
aparecen algunas modalidades que, de ninguna manera han
71
logrado un carácter envolvente como para comprometer la
participación amplia de su población, menos aún de las
mujeres.
En términos generales, las organizaciones de las
seis provincias guardan cierta similitud en cuanto tiene que
ver con sus modelos de estructuración y funcionamiento. La
formalidad y la jerarquización de funciones, que todavía
prevalecen, han impedido la modificación substancial de las
raíces socio-culturales sobre las cuales se asienta la subordinación de la mujer en el contexto de la sociedad patriarcal
campesina. Ella sigue siendo objeto de discriminación como
en otras esferas de su vida, en el ámbito organizacional.
D e otro lado, la participación femenina en las organizaciones trae aparejado el recargo de responsabilidades a
su pesada jornada de trabajo. En muchos casos implica además, aceptar un papel secundario al ser ejecutora de tareas
que son una prolongación del escenario doméstico. Significa,
también, comprometerse con una estructura organizativa
que exige de ella el mismo tipo de participación que tiene el
hombre en los trabajos comunales, en las movilizaciones en
procura de las demandas colectivas, pero que restringe sus
derechos en la toma de decisiones.
Sin embargo, en los últimos años, la mujer campesina está siendo impulsada a involucrarse en organizaciones
locales, parroquiales, cantonales, provinciales, regionales,
aunque sus estructuras jerárquicas determinan que estén
sujetas a mecanismos que limitan su participación plena. En
un intento por contrarrestar esta tendencia, se está promoviendo la organización femenina. En algunas oportunidades
estas agrupaciones han surgido en el marco de las estructuras matrices, concordando en general, con sus objetivos,
planteamientos y modalidades de acción. En otras, estas han
emergido ligadas a los programas o proyectos que ejecutan
organismos gubernamentales y no gubernamentales. D e
todos modos, parece ser que se asiste a un momento en el
cual se intenta promover la organización del sector femenino campesino sobre la base del trabajo colectivo, en torno
a objetivos que reivindiquen sus aspiraciones particulares,
sin apartarse de los intereses comunales.
En suma, las organizaciones de las mujeres campesinas están iniciando la apertura de espacios a través de los
cuales el sector femenino espera conseguir presencia, a partir del diálogo y la reflexión sobre sus experiencias vitales y
la búsqueda de soluciones conjuntas a problemas derivados
de su cotidianidad13.
La situación de la mujer campesina analfabeta reproduce esta caracterización, m u y brevemente aludida, pero
con ciertas particularidades que intensifican sus niveles de
subordinación, a causa de su marginamiento de las herramientas básicas de la cultura escrita.
Para comenzar la descripción de las condiciones
que rodean los niveles de calidad de su participación en el
contexto organizativo, se hará referencia a su inserción c o m o
miembro activo de algún tipo de organización local: comité
de padres de familia, comuna, asociación, cooperativa y / o
agrupaciones femeninas. Doscientas cuarenta y cinco
(59,0%) declararon pertenecer a una o m á s de estas organizaciones.
El comité de padres de familia fue la organización
m á s nombrada: 170 de las 415 informantes (41,0%) declararon formar parte de este; es decir, la casi totalidad de las
mujeres que tenían niños en la escuela, grupo al que fue dirigida esta pregunta. En lo que respecta a la comuna, únicamente 122 informantes reconocieron pertenecer a esta agrupación.
13
. Comité Ecuménico de Proyectos, 1990.
73
Entre los tipos de organizaciones femeninas existentes en estas comunidades se citó a una asociación de tejedoras de paja toquilla, en la provincia del Cañar; clubes de m a dres, centros de salud, comités femeninos, comités de ayudas mutua y voluntarias de salud en todas las provincias investigadas.
Analizada la pertenencia a las organizaciones, por
edad de las informantes, se aprecia el predominio del grupo
que oscila entre 25 y 49 años, a excepción de la comuna, en
la cual la participación de la mujer se dio a m á s temprana
edad.
La calidad de la participación de la mujer c a m pesina analfabeta en el entorno organizativo está asociada
con su acceso a los niveles de decisión, por ello se incluyó
algunos referentes que podrían mostrar las modalidades y
grados con los cuales se caracterizaría su inserción en este
ámbito, tales como: asistencia a reuniones formales, expresión verbal de opiniones en el marco de estas reuniones,
intervención en comisiones para el cumplimiento d e
determinadas actividades y el ejercicio de cargos directivos.
La asistencia a las reuniones formales fue m á s regular en el caso de las organizaciones femeninas y del
comité de padres de familia. En una y otro, alrededor de las
tres quintas partes de la informantes concurrían siempre
que eran convocadas; pero el comportamiento c o m ú n fue la
asistencia ocasional. Por lo contrario, la participación en
reuniones informales, trabajos comunitarios, movilizaciones, evidencia u n nivel m á s activo y u n compromiso mayor
con la organización. Sin embargo su presencia obedece también al carácter obligatorio que se impone a estas actividades. D e todos m o d o s , en el trabajo de c a m p o de la investigación, se observó que en varias comunidades las mujeres
se encontraban trabajando, conjuntamente con los varones,
en la apertura de caminos, en la limpieza de acequias en la
74
construcción de infraestructura básica para instalación de
agua potable o entubada, luz eléctrica u otro servicio comunal.
El grado de inserción de estas mujeres resultó ser
m e n o r c u a n d o se trató d e emitir sus opiniones en la
búsqueda de alternativas de solución o la diversidad de
situaciones o problemas planteados en el contexto de las
reuniones formales. La expresión verbal ocasional resultó
ser la nota característica del grupo. La excepción la constituyeron las organizaciones femeninas, en cuyo ámbito las
mujeres analfabetas hablaban con mayor frecuencia, porque dijeron sentir mayor confianza para expresar sus criterios.
Desde su perspectiva, las informantes que opinaban
en las reuniones siempre u ocasionalmente, lo hacían porque
consideraban que tenían derecho a expresar lo que pensaban, porque deseaban contribuir a encontrar respuestas a los
problemas comunes que afrontaban en la escuela y en la
comunidad o bien para "vigilar el cumplimiento de las resoluciones" tomadas colectivamente. E n este sentido, su preocupación fue mayor en el comité de padres de familia, dada
la trascendencia que tiene para ellas la educación de sus
hijos.
D e otro lado, es importante destacar las razones por
las cuales algunas informantes preferían abstenerse de
manifestar sus opiniones: ellas admitieron q u e siempre
permanecían en silencio en las reuniones de la organización,
por lo general: porque no se encontraban capacitadas para
hablar en público; por tener m e r m a d a su autoestima a causa
de su analfabetismo; por estar acostumbradas a sobrevalorar
la opinión masculina y someterse a ella, sobre todo en el
contexto organizativo, donde el hombre tiene a su haber
mayor experiencia.
Preferían, entonces, escuchar a expresar sus ideas;
solo intervenían ocasionalmente cuando tenían mayor segu-
75
ridad sobre la pertinencia de sus criterios, cuando eran
inducidas a exponer sus opiniones o cuando la urgencia de
una situación que comprometía sus intereses les hacía olvidar sus inseguridades.
Estas afirmaciones se corroboran con algunas expresiones d e las informantes q u e indicaron: "sólo los
hombres hablan siempre", "a las mujeres no nos gusta
hablar", "una tiene miedo de quedar mal", "no se puede
hablar bien", "no se habla por los nervios", "da vergüenza
hablar", "los hombres no dejan hablar a las mujeres", "las
mujeres hablamos poco".
La intervención de las informantes c o m o parte de
comisiones designadas para cumplir tareas específicas supone un mayor nivel de compromiso con su organización. Sin
embargo, c o m o esto exige contar con cierta formación básica
general que les permita desenvolverse adecuadamente en el
ámbito de los organismos públicos y privados, donde casi
siempre deben tramitar asuntos legales o administrativos de
la organización, su analfabetismo se convierte en u n obstáculo que les impide poner en juego sus potencialidades.
D e ahí que únicamente alrededor de una quinta parte del
grupo que pertenece a cada una de las organizaciones haya
señalado que alguna vez fue delegada para formar parte de
una comisión; pero en algunos casos las responsabilidades
asignadas tuvieron que ver con actividades propias del
ámbito doméstico.
A pesar de la situación descrita, es halagador conocer que aunque sea u n número reducido de estas mujeres
(37), hayan desempeñado, en alguna oportunidad, cargos
directivos en sus agrupaciones. En orden de mayor a menor
frecuencia, fueron nombradas c o m o vocales, vicepresidentas, presidentas, secretarias o tesoreras.
Si se relaciona el nivel de instrucción de las informantes -último grado aprobado- con su actitud respecto a la
importancia de pertenecer a una organización, no se encuen-
76
tra conexión alguna. Si bien los niveles de instrucción de
estas mujeres actúan c o m o condicionantes que de alguna
manera regulan su comportamiento al interior de las organizaciones, no constituyen u n inconveniente para su ingreso.
Su actitud m á s bien parece estar ligada al carácter obligatorio, en lo que a las comunas y comités de padres de familia
se refiere, y en las otras organizaciones, a la madurez de las
estructuras locales, al grado de desarrollo de la conciencia
organizativa de su población y al tipo de reinvindicaciones
que se demandan.
Contrariamente, el idioma que hablan las mujeres
investigadas parece ser una variable que, d e cierta forma,
interviene en el interés organizativo. Efectivamente, un poco
m á s de las tres quintas partes de las quichua-hablantes respondieron favorablemente respecto al valor de integrar una
organización femenina, a diferencia del grupo hispanohablante en el cual la proporción supera las dos cuartas partes. Esta circunstancia tiene probablemente que ver con el
hecho de que la organización de la población indígena durante los últimos años haya adquirido mayor solidez, en
comparación con la observada en la población campesina no
indígena.
En general, se aprecia u n mayor interés hacia las
organizaciones mixtas que hacia las femeninas. La proporción de las informantes que valoraron la pertenencia a las
primeras bordea las tres quintas partes, en tanto que para las
segundas apenas es superior a sus dos quintas partes.
A continuación, en los siguientes cuadros se presentan las razones por las cuales las informantes creen que es
importante formar parte de una organización mixta o de una
femenina.
77
CUADRO N° 12
RAZONES POR LAS CUALES LAS INFORMANTES CONSIDERARON
IMPORTANTE PERTENECER A UNA ORGANIZACIÓN MIXTA
RAZONES
-Obtener mejoras para la comunidad
(construcción de caminos, carreteras;
dotación de servicios de luz eléctrica,
agua potable, servicio médico; expedición
de títulos de propiedad; lograr apoyo
económico, préstamos).
-Ayudarse mutuamente a buscar
respuestas a sus necesidades.
-Aprender algo e informarse
-Ser fuertes mediante la unión y trabajar
por la comunidad.
-Estar protegidas y no permitir que
les hagan daño.
-Otras
TOTAL
Ne
%
97
48,0
36
33
17,8
16,3
16
8,0
7
13
3,5
6,4
202
100,0
CUADRO N Q 13
RAZONES POR LAS CUALES LAS INFORMANTES CONSIDERARON
IMPORTANTE PERTENECER A UNA ORGANIZACIÓN FEMENINA
RAZONES
N°
%
-Aprender a cocinar, tejer, coser, bordar;
cuidar a los niños, a los animales.
69
-Buscar solución a los problemas y necesidades
de las familias y la comunidad, a través
de la unión.
31
-Otras
32
23,5
24,2
TOTAL
100,0
78
132
523
D e los criterios expuestos en estos cuadros se puede
colegir que existe u n grupo de mujeres con conocimientos y
alguna experiencia en el accionar organizativo, y que, independientemente de estar involucradas, ven en la organización campesina una estrategia viable que les posibilitaría
mejorar la calidad de vida en el contexto familiar y comunal.
A d e m á s , ven en la organización una estrategia a través de la
cual podrían plasmar sus aspiraciones personales.
En las organizaciones mixtas existen otras razones
que ponen de manifiesto su falta de información o sus dudas
sobre el valor, propósito y potencialidades de las organizaciones comunitarias. Sin embargo de lo cual no dejaron de
considerar la importancia de formar parte de una de ellas.
La actitud en favor a pertenecer a las organizaciones femeninas se asocia, también, con la posibilidad de
encontrar en este ámbito espacios que les permitan evadir la
rutina del quehacer cotidiano: "compartir las penas", "salir
de la casa", relacionarse con otras mujeres y poder dialogar
sobre problemas comunes.
Las dos cuartas partes de las informantes que concordaron en la importancia de pertenecer a una agrupación
femenina pensaron que esta les posibilitaría ampliar sus
conocimientos inherentes a las tareas domésticas, mejorar su
desempeño en el cuidado de la familia, así c o m o en las actividades agrícolas y pecuarias. El interés por aprender a tejer,
coser, bordar, tiene el propósito de encontrar alternativas
para obtener ingresos monetarios.
En las organizaciones femeninas, u n número reducido, 10 informantes asociaron la relevancia de pertenecer a
una organización de este tipo con la probabilidad de ejercitar sus derechos, "iguales a los de los hombres" y de encontrar mecanismos que les ayuden a "no depender siempre de
ellos".
El alcance de la unión y el trabajo cooperativo en el
marco de las organizaciones femeninas fue mirado desde la
79
óptica de sus experiencias, sino personales, por lo m e n o s
cercanas a las desarrolladas en sus comunidades o en lugares aledaños. En dichas acciones la naturaleza de la organización femenina está vinculada con la ejecución de pequeños proyectos productivos agrícolas, artesanales, y de crianza de ganado menor. En estos proyectos ellas vieron la factibilidad de generar ingresos q u e serían empleados en el
mejoramiento de las condiciones de vida de sus familias.
Las informantes que negaron la validez de una organización tanto mixta c o m o femenina, consideraron que en
las reuniones "se pierde el tiempo", que son el marco propicio para "peleas y chismes", que sus esposos o compañeros
se oponen a su participación o que desconocen el significado
y alcance del quehacer organizativo.
3.5.
PARTICIPACIÓN E N LAS ELECCIONES PRESIDEN
CÍALES
La participación de la mujer analfabeta en el accionar político del país adquiere connotaciones particulares,
diferentes en cierta forma a las del conjunto de las mujeres
campesinas por su marginamiento de los mecanismos básicos de la cultura escrita, por ello se optó por averiguar algunos indicadores que permitirían mostrar el carácter singular
de esta situación.
En este sentido, interesó conocer el nivel y calidad
de su participación en las decisiones nacionales, a partir de
la consignación del voto en las contiendas electorales para
elegir al Presidente de la República, el grado de autonomía
en su decisión para seleccionar al candidato, el número de
veces que han intervenido en los comicios y la importancia
que conceden al acto del sufragio.
80
Los resultados de la investigación indicaron que
la mitad de las informantes sufragaron en las elecciones realizadas en m a y o de 1988, lo que en otras palabras significa
que una de cada dos mujeres analfabetas se abstuvo de concurrir a las urnas.
Las dos terceras partes de las 205 sufragantes tenían
edades que fluctuaban entre 25 y 49 años. Los grupos inferiores y superiores a este estrato alcanzaron porcentajes m e nores de participación.
El idioma de las informantes no actuó c o m o u n factor modificante de su comportamiento en la contienda electoral de 1988; es decir, la proporción de las votantes de habla
quichua, español y bilingüe se mantuvo alrededor del 50%.
En cambio, la concurrencia anterior de las mujeres analfabetas a u n centro de alfabetización, así c o m o el hecho de saber
firmar, mostraron una relación m á s directa con la consignación del voto en dicha ocasión: las dos terceras partes de
quienes asistieron a u n centro declararon haber sufragado,
en tanto que la abstención entre las mujeres que nunca
concurrieron a un centro fue de 56,5%.
Asimismo aproximadamente las dos terceras partes
de las informantes q u e aprendieron a dibujar su firma
votaron en estas elecciones.
En u n intento por desprender algunos elementos
que expresen el grado d e autenticidad del voto d e las
mujeres iletradas del sector rural, se averiguó sobre el tipo
de motivaciones que estarían operando en su decisión para
elegir al candidato; esto, desde luego, sin pretender profundizar en los matices de dichas motivaciones.
La mitad del grupo expresó que hubo influencia
externa en la opción tomada. D e este grupo, el 30,7% declaró
que la selección del candidato fue orientada por el criterio
masculino de su hogar: indicación directa de su esposo o
compañero, de su padre, hijo u otro varón adulto de la familia; el 2,9% imitó la decisión asumida por ellos. E L 16,1%
81
hizo referencia a otra clase de factores a los que la mujer
analfabeta está sujeta en épocas eleccionarias, incluso en el
m o m e n t o m i s m o de la consignación del voto: se mencionó
su sometimiento a la decisión comunitaria, tomada colectivamente, a través de la asamblea general de la organización
a la que pertenece; en este ámbito se seleccionó al candidato
que, de acuerdo al criterio de los socios, ofrecía respuestas
coherentes con las d e m a n d a s que la agrupación reivindicaba. A d e m á s , se hizo referencia a la intromisión directa de
funcionarios de algunos organismos gubernamentales que
trabajaban en la zona, quienes les indicaron q u e debían
votar por los candidatos del partido político que ejerda el
poder en esa época. N o faltaron las sugerencias de integrantes de diversos partidos políticos, presentes en el m o m e n t o
del sufragio, así c o m o de miembros de las juntas electorales
y de los policías encargados de la vigilancia del orden en el
desarrollo del proceso electoral (Anexo N ° 35).
D e otro lado, la décima parte que no respondió estuvo integrada por las informantes que no recordaban o
simplemente no sabían por quién votaron. Esto despierta
dudas sobre la independencia del criterio femenino en el
sufragio, c o m o también suscita incertidumbre sobre la validez de su voto. Estas afirmaciones fueron ratificadas con
algunos comentarios que estas mujeres realizaron durante la
entrevista: que ellas se limitaron a doblar la papeleta y a ponerla en la urna; que los esposos les enseñaron c ó m o debían
votar, pero que ellas no tenían la seguridad de haber procedido de dicha manera; que las correspondientes papeletas
marcaron "por donde quiera".
Por cuanto la Constitución de 1979 reconoció a los
analfabetos el derecho al voto, las informantes con la edad
exigida tuvieron tres oportunidades para ejercer esta facultad. A continuación se presenta la información obtenida.
82
CUADRO N Q 14
N U M E R O DE VECES QUE LAS INFORMANTES
PARTICIPARON EN LAS ELECCIONES PRESIDENCIALES
NUMERO DE VECES
N°
%
Una
dos
Tres
N o responden
TOTAL
33
47
112
13
205
16,1
23,0
54,6
6,3
100,0
El interés en el acto del sufragio estuvo también
condicionado por la concurrencia de las informantes a u n
centro de alfabetización. Las dos terceras partes de las que
en alguna oportunidad ingresaron a u n centro, expresaron
haber intervenido en las tres contiendas electorales realizadas desde 1979 a 1988.
Contrariamente, el idioma de estas mujeres no reguló su comportamiento en este aspecto.
Las tres quintas partes de las informantes reconocieron la importancia de la participación ciudadana en el
acto del sufragio; una quinta parte declaró la inexistencia de
algún significado positivo en el contexto de su cotidianidad;
y, la restante quinta parte que no respondió, incluye a quienes dijeron "no saber nada al respecto". Esto podría ser u n
indicador de su falta de información sobre el alcance, las implicaciones y la trascendencia de este hecho, así c o m o también del desconocimiento de su marco legal.
Las razones que se expusieron para justificar su
posición frente al acto electoral muestran, de manera m á s
clara, la influencia que ejerce en esta actitud la ausencia de
información socio-política; expresan, también, el tipo de
83
motivaciones que les animan en el sufragio y dicen de la
existencia o inexistencia de algún grado de compromiso con
el quehacer político del país, como se puede ver en el
siguiente cuadro.
C U A D R O NP15
R A Z O N E S POR LAS CUALES LAS INFORMANTES
CREYERON QUE ERA IMPORTANTE SUFRAGAR
RAZONES
NJL
-El certificado de votación es necesario para
cualquier gestión.
108
-Es obligatorio.
22
14
-Para evitar la multa.
13
-Para que cambie la situación actual.
- C o n un buen presidente los precios de las
11
cosas bajan.
-Es necesario que exista presidente y autoridades. 8
-Para obtener servicios básicos comunitarios
5
(carreteras, caminos, puentes, luz eléctrica).
4
Otras.
18
- N o saben.
TOTAL
203
53,2
10,8
6,9
6,4
5,4
3,9
2,5
2,0
8,9
100,0
La mayoría de las informantes (70,9%) ligaron la
importancia del sufragio al cumplimiento de u n deber m á s
que a la práctica de u n derecho; no obstante, dicha obligatoriedad la expresaron fundamentalmente, a través d e la
necesidad de contar con el certificado de votación, como el
fin último de su participación. Manifestaron que es indispensable disponer de este documento, porque es exigido en
los trámites legales o administrativos, en el caso del bautizo
84
de los hijos, de matrimonio, de expedición de escrituras, etc.
Alrededor d e u n a décima parte d e este grupo vinculó su
intervención en el sufragio con la posibilidad de que el presidente electo pudiera contribuir a mejorar la situación actual refiriéndose particularmente a las difíciles condiciones
económicas en que se debaten sus familias. Sus opiniones reflejaron el interés de encontrar respuestas concretas a sus
m á s inmediatas y urgentes necesidades. Esperaban que el
presidente n o m b r a d o "baje los precios' d e los productos
básicos, preferentemente d e los alimentos, y "suba los precios" d e los productos agrícolas q u e ellos destinan al m e r cado.
Las informantes que dijeron no saber en qué radica
la importancia del voto, emitieron comentarios c o m o los
siguientes: "se vota por votar", "se vota porque todos votan",
"porque nos llevan a votar", "porque dicen que es bueno
votar", "porque es bonito", "para algo ha de servir".
Los criterios de las informantes que no creyeron en
la importancia del sufragio constan en el cuadro N ° 16.
CUADRO N ö 16
RAZONES POR LAS CUALES LAS INFORMANTES
NO CREYERON EN LA IMPORTANCIA DEL SUFRAGIO
RAZONES
N°
%
-Nos engañan, nunca cumplen lo que ofrecen;
los gobiernos solo sirven para sacar plata;
los presidentes matan de hambre.
-El campesino no saca nada; nadie ayuda
a los campesinos.
-Otras
17
34,0
15
18
30,0
36,0
TOTAL
50
100,0
85
En el grupo de otras razones constan expresiones a
través de las cuales se pudo percibir que existe una falta de
información sobre las exigencias requeridas para sufragar, al
afirmar, por ejemplo, que el desconocimiento de la lectura y
escritura les incapacitaba para el ejercicio de este derecho.
También dejaron entrever su desconocimiento total sobre el
significado de este deber, la desconfianza o inconformidad
con los resultados, al decir: "no comprendo nada de eso", "no
m e interesan las votaciones", "es mejor no votar", "todos los
presidentes suben las cosas", no m e ha gustado ningún gobierno", "el trabajo es lo único que sirve al campesino".
4. C O N C L U S I O N E S
En el país el analfabetismo en la población de 15
años y más experimentó una reducción significativa, tanto
en cifras absolutas c o m o en relativas, durante los períodos
intercensales 1974,1982 y 1990. El índice de 26,1 en 1974 bajó
a 16,4% en 1982 y 11,7 en 1990. Las cantidades absolutas corresponden a 945.044 analfabetos en 1974, a 770.606 en 1982
y a 691.422 en 1990. Esta reducción es atribuible al efecto de
los programas de educación primaria regular y de adultos,
gubernamentales y no gubernamentales, desarrollados en
las dos últimas décadas; y, en cierta manera también a los
cambios que se vienen suscitando en cuanto se refiere al
reconocimiento del valor de la educación de la mujer.
En la zona rural, según los datos del Censo de
1990, se concentran las tres cuartas partes del analfabetismo
nacional (505.402), no obstante la tendencia descendente
observada en los tres últimos censos, que permitió reducir
las cifras absolutas en 281.369 personas, entre 1974 y 1990,
equivalente a 35,8%, y a haber perdido en forma sostenida
86
parte d e su población total a causa de los movimientos
migratorios hacia las ciudades. Este fenómeno demográfico
explica el ligero incremento del analfabetismo en la zona
urbana durante el m i s m o lapso. E n 1990 hubo en esta zona
27.747 personas analfabetas m á s que en el año 1974, incremento que representa el 17,5%.
La población analfabeta de 15 años y m á s es predominantemente femenina: 416.691 mujeres y 274.731 h o m bres, con índices de 13,8% y 9,5%, respectivamente, según
resultados del censo de 1990. Esa disparidad por género se
reproduce d e manera acentuada en la zona rural, d o n d e
existen 297.330 mujeres analfabetas (58,8%) y 208.072 h o m bres (41,2%).
El analfabetismo absoluto no es exclusivo de personas adultas que nunca ingresaron a la escuela o a u n centro
de alfabetización, c o m o resulta c o m ú n aceptar, sino aun en
aquellas que durante su niñez, juventud o vejez, tuvieron acceso a instituciones de educación básica. C o m o resultado de
ello, la investigación comprobó la presencia de algunas destrezas de la cultura escrita en niveles incipientes. El manejo
del cálculo mental en un circulo m u y reducido y la escritura
de su nombre, con dificultad e inseguridad, son las características dominantes en el grupo. A m b a s destrezas, incluso en
estos niveles, son de suma utilidad en la diversidad de funciones que la campesina analfabeta tiene en su vida privada
y comunitaria.
La investigación efectuada en una muestra de 415
mujeres analfabetas puras en 6 provincias, con las anteriores
características, descubrió que, aproximadamente, una de
cada tres mujeres había concurrido antes a las escuelas o al
centro d e alfabetización y a veces a las dos instituciones.
H u b o quienes habían alcanzado el cuarto grado de la escuela o el tercer ciclo de alfabetización. N o obstante, retornaron,
con el tiempo, a su condición inicial de analfabetas, por falta
de solidez d e los conocimientos adquiridos en el proceso d e
87
aprendizaje y, sobre todo, por falta de utilización de estos
instrumentos culturales.
El retorno al analfabetismo se vincula estrechamente con las condiciones de pobreza en las que se hallan
inmersas las campesinas analfabetas, condiciones que las
sumergen en una larga y dura jornada de trabajo, en la que
las múltiples tareas en el ámbito doméstico, agrícola, c o m u nitario y en el mercado laboral, no les dejan espacios para
actividades formativas o recreativas, c o m o la práctica sistemática de la lectura. Adicionalmente, la ausencia de materiales escritos en el hogar o en la comunidad ha impedido que
ellas consigan afianzar y dar el carácter permanente a los conocimientos y habilidades aprendidos.
El fenómeno de la regresión al analfabetismo se
asocia, también con los elevados niveles d e abandono y
repetición. Las campesinas analfabetas, generalmente desertaron sin haber concluido los grados o ciclos reglamentarios.
La tercera parte de las que concurrieron a la escuela se
retiraron sin aprobar ningún grado, en tanto que la tercera
parte de las que continuaron asistiendo, repitieron dos y tres
años antes de aprobar algún grado. E n la educación de adultos, las cuatro quintas partes de quienes ingresaron a los
centros de alfabetización se retiraron sin aprobar ningún
ciclo. En el primer ciclo la deserción se produjo desde la primera semana y durante el período de aprendizaje. Después
de los tres primeros meses, solo continuaban concurriendo
alrededor de una quinta parte de quienes iniciaron este ciclo.
Las condiciones socio-económicas de los sectores
menos favorecidos del campo, son también las que generan
el ausentismo femenino a los servicios de educación básica,
tanto de la escuela primaria c o m o de los centros de alfabetización, y la deserción, cuando han tenido la oportunidad de
acceder a ellos. El ausentismo de las niñas a la escuela o el
hecho de haber ingresado a ella para luego abandonarla, se
debe, sobre todo, a la necesidad d e asumir, parcial o total-
88
mente, los quehaceres domésticos, participar en las tareas
agrícolas o pecuarias y hasta cumplir prematuramente actividades remuneradas para aportar al sustento familiar o
para su propio sostenimiento. Por las mismas limitaciones
económicas, los padres se ven imposibilitados de cubrir los
gasto escolares de sus hijos.
Entre los factores de carácter socio-cultural, la actitud de los padres, esposos, o compañeros, de menospreciar
la educación de la mujer -niña, joven o adulta- y de preferir
la de los varones, constituye una importante causa de marginalidad y deserción. Esta actitud aunque se haya venido
modificando, se mantiene, con sus efectos negativos, en los
logros educacionales de las mujeres. E n este m i s m o ámbito
está la subvalorización q u e las campesinas analfabetas
tienen c o m o personas, al igual que en lo relacionado con sus
potencialidades y capacidades de aprendizaje.
Actúan c o m o causas endógenas del sistema educacional, los desequilibrios de la oferta en la zona rural, expresados por la ausencia de escuelas y centros de alfabetización
cercanos, así c o m o las dificultades de acceso, sobre todo en
las épocas de invierno, en la Costa y Amazonia, con mayor
incidencia. La instalación de los servicios educacionales para
la población campesina no representa en sí misma la capacidad de retener a las campesinas, niñas y adultas, entre
otras razones por la desvinculación del currículo del contexto social, económico y cultural, de los problemas y necesidades de la población; las actitudes antipedagógicas y
antiandragógicas de los profesores de las escuelas y animadores de los centros de alfabetización; las barreras idiomáticas por la presencia de docentes hispanos en escuelas y
centros de habla quichua, que m e n g u a el nivel d e comunicación y afecta el proceso de aprendizaje, la falta de observancia de las características bio-sico-sociales de las niñas y
mujeres adultas al interior de las instituciones educacionales
del campo.
89
Cabe destacar que, pese a la situación descrita, hay
mujeres que mantienen latente su interés por superar su
analfabetismo, quienes no obstante los resultados negativos
de experiencias anteriores, las difíciles condiciones económicas y los obstáculos socio-culturales que debe enfrentar en
el contexto familiar y comunitario, persisten en sus intentos
por aprender los mecanismos básicos d e la cultura escrita.
Este es el grupo que en su niñez asistió a la escuela, del mism o que, alrededor del 50%, ingresó a u n centro de alfabetización y d e ellas, el 20,9% también inició el proceso d e
aprendizaje d e la lecto-escritura con la orientación de sus
amigos y / o parientes.
E n cuanto a las consecuencias del analfabetismo, la
investigación constató que este incide, de diversas formas en
la vida de las mujeres de la zona rural, al generar limitaciones y carencias con efectos en las esferas actitudinarias y
del comportamiento. Cuatro de cada cinco mujeres analfabetas investigadas dieron cuenta del impacto del analfabetismo en su cotidianidad. Para ellas se han limitado sus
aspiraciones personales relacionadas con el desempeño de
un trabajo mejor remunerado; con la educación de sus hijos;
en su participación c o m o m i e m b r o s d e organizaciones
comunales; en las relaciones comerciales; en desenvolverse
solas en el desplazamiento a lugares ajenos a su habitat,
principalmente a ciudades; y, en otros asuntos de simple
resolución, lo que les ha creado la dependencia frecuente a
familiares, amigos y hasta de personas desconocidas. A
m e n u d o genera en ellas vergüenza ante sus hijos, familiares,
amigos y la comunidad, el tener que descubrir su condición
de iletradas.
D e otro lado, las campesinas que no ven al analfabetismo c o m o u n problema en su vida y q u e no tienen
consciência de las repercusiones que trae consigo el desconocimiento de los mecanismos básicos de la lecto-escritura y
el cálculo, muestran una actitud de resignación e indiferen-
90
cia; aceptan el analfabetismo c o m o una condición natural,
propia de las mujeres del sector rural que n o requiere ser
cambiada.
En términos de aspiraciones educacionales para sí
mismas, las campesinas analfabetas, en su m a y o r parte
(91,3%), consideran que adquirir una educación básica es
m u y importante. Señalan que ella es u n medio a través del
cual podrían obtener respuestas a la diversidad de circunstancias o problemas de su vida. Reconocen y valoran el
significado de la educación, precisamente en base a las difíciles experiencias que se han visto obligadas a vivir a causa
de la carencia de ellas. N o obstante la alta valoración que
tienen de la educación y la actitud eminentemente positiva
hacia los logros de la educación formal, su comportamiento
en la realidad difiere notablemente. Si bien casi la totalidad
de las entrevistadas habrían querido tener algún tipo de
educación, en la actualidad solamente el 60% quisiera aprender a leer, escribir y calcular; el 52,3% piensa ingresar a u n
centro de alfabetización; pero únicamente el 46,7% se matricularía efectivamente el próximo año lectivo.
Las altas aspiraciones educacionales de las campesinas analfabetas se ven limitadas o postergadas temporal o
definitivamente. Conceden prioridad a la educación de sus
hijos, nietos, esposos o compañeros. Sin duda, el contexto
económico, social y cultural en que se hallan inmersas incide
en el heho de que su interés por superar el analfabetismo no
se convierta en una realidad. La situación de pobreza que las
envuelve diariamente, en una inmunerable serie de actividades que empieza al amanecer y se prolongan hasta el
anochecer, sigue constituyendo el principal obstáculo que
les resta la posibilidad de que encuentren el tiempo y la
tranquilidad suficientes c o m o para concurrir al centro de
alfabetización regularmente y permanecer en éste el
tiempo necesario c o m o para lograr el dominio del aprendizaje.
91
La experiencia en los centros d e alfabetización
interviene, también, c o m o u n factor que, a veces, contribuye
a desalentarles en sus intentos de retomar o comenzar el
proceso d e aprendizaje en el marco de la educación d e
adultos o de la educación permanente. Por ello, su ingreso a
u n centro lo condicionan con la creación de uno en sus comunidades o por lo menos en lugares cercanos a sus domicilios; con la necesidad de que el asunto de los horarios sea
resuelto de manera consensual con las participantes, en base
a su realidad; aspiran que el trabajo del educador mejore;
que los contenidos y metodologías se ajusten a las características económicas, sociales y culturales de su entorno, a sus
necesidades, a sus problemas; y, que el proceso en su globalidad, consiga motivarles c o m o para concluir el período de
alfabetización y continuar con la postalfabetización, asegurando, de esta manera, la permanencia del aprendizaje.
A d e m á s de la lecto-escritura y el cálculo, ellas esperan adquirir algunos conocimientos de destrezas prácticas
relacionadas con las artesanías, la nutrición, la salud, el
cuidado de los niños, las técnicas agrícolas y el cuidado de
los animales. Consideran que estos conocimientos y destrezas les habilitarían para mejorar su desempeño en las tareas
domésticas y, eventualmente, se podrían convertir en una
fuente de generación de ingresos complementarios para su
familia.
Por otro lado, interesa recalcar que el analfabetismo
de las campesinas guarda una relación directa con la presencia de este fenómeno en sus familias paternas, particularmente entre las mujeres. La mayor parte de los padres de las
campesinas analfabetas no ingresaron a la escuela: 72,8%
para los padres y 88,0% para las madres. Entre los hermanos, la ausencia de la escolaridad se reduce notoriamente:
13,8% para los varones y 283% para las mujeres.
Las diferencias observadas entre padres y hermanos son producto: por un lado, de los esfuerzos desplegados
92
por el Estado en las últimas décadas en procura de elevar los
niveles educacionales de la población del país; y, por otro, de
la modiñcación que viene operándose en las actitudes y
comportamientos del campesino respecto a la educación de
la mujer. D e ahí que el analfabetismo en la familia de los
padres está presente fundamentalmente en la población
adulta, en tanto que los jóvenes han sido partícipes de estos
cambios, pese a lo cual se evidencia el predominio de condiciones desfavorables para las mujeres.
Las campesinas analfabetas conscientes de la compleja problemática en que se han visto involucradas por su
condición, demuestran en general, una actitud positiva y de
compromiso hacia la educación de sus hijos, pero con una
tendencia en favor de los varones. La proporción de los
niños de seis y m á s años sin escolaridad es del 11,6% para
los hombres y del 29,1% para las mujeres, porcentajes que,
de alguna manera, variarán en el futuro, por el ingreso tardío de los niños del sector a la escuela.
Las aspiraciones hacia la educación de los hijos, en
términos generales, son elevadas. Quisieran q u e ellos
estudien "todo lo que puedan". La mayoría considera que la
educación de ellos es m u y importantes: 91,7% para los
varones y 88,8% para las mujeres. También, en este caso, las
condiciones económicas de los padres limitan los logros
educacionales reales que alcanzan sus hijos. Aproximadamente las dos terceras partes de las entrevistadas quieren
que sus hijos culminen por lo menos la educación primaria y
de disponer de recursos, esperan que continúen con la educación media y universitaria.
Educar a sus hijos les significa propiciar las condiciones que les favorezcan, en el futuro, el desempeño eficiente de alguna actividad remunerada, de preferencia fuera
de la comunidad. Esta aspiración, que si bien apunta al m e joramiento de sus condiciones de vida, también incidiría en
reforzar los movimientos migratorios campo-ciudad. Consi-
93
guientemente, estos aspectos deberían ser tomados c o m o
contenidos para ser tratados en el marco de la educación de
adultos o de la educación popular permanente.
El valor de la educación para sus hijas en el ámbito
del mercado laboral es diferente del que conceden a los
varones. Aspiran que ellos adquieran una profesión de nivel
superior, mientras que para las mujeres creen que basta el
aprendizaje de u n oficio. Aparte, son pocas las campesinas
analfabetas que confieren importancia a la educación de la
mujer, c o m o una estrategia que les permitiría mejorar sus
funciones c o m o madres.
E n resumen, si bien el analfabetismo de la madre no
interviene, en la actualidad, en la educación de sus hijos, de
la manera que lo hizo en el pasado respecto a su propia situación, en cierta forma sigue ejerciendo influencia en los
niveles de instrucción de sus hijas, independientemente, del
peso gravitante que ejerce la situación de la pobreza en este
sentido.
Las condiciones generales de salud de las campesinas analfabetas guardan similitud con las que caracterizan a
la población campesina de los grupos menos privilegiados.
Están afectadas por la escasa cobertura de los servicios
médicos atendidos por el Estado, por el insuficiente número
de sus recursos humanos y, además, por la limitada red de
servicios de infraestructura básica. Las particularidades de
la atención médica ofrecida por el Estado, a través de los
centros de salud o del Seguro Social Campesino, limitan, el
acceso de los campesinos a ella. Esto s u m a d o a las condiciones económicas, sociales y culturales de la población del sector rural, determina que las mujeres analfabetas recurran, de
manera preferencial, a la medicina tradicional para enfrentar
los problemas de salud.
El analfabetismo contribuye a agravar la situación
de la campesina en casos de enfermedad. La imposibilidad
de acceso a la información escrita, de leer las recetas médi-
94
cas, de comunicarse adecuadamente con el médico, cuando
acude a este, entorpece el proceso de curación e intensifica
su desconfianza en la potencialidad curativa de la medicina
occidental. El escaso contacto con la medicina occidental influye en la persistencia de las enfermedades y malestares
que podrían ser erradicados definitivamente o tratados
oportunamente; y, en el elevado número de abortos y muertes de familiares, especialmente niños, por falta de atención
médica.
La discriminación de género, acentuada por la condición de analfabetismo, restringe en las mujeres las posibilidades de incursionar en el ámbito laboral. En el sector rural,
su participación se concentra en lo relacionado con las actividades agrícolas. D e la información censal de 1990 se
advierte que el 70,6% se dedica a la rama económica de agricultura, caza y silvicultura. Según categoría de ocupación,
el 59,6% de las mujeres analfabetas trabajan por cuenta
propia.
Las actividades remuneradas que desempeñan las
mujeres no les eximen del cumplimiento de sus obligaciones
domésticas, sin el reconocimiento de la importancia de esta
tarea de reproducción social de su familia y sin ninguna
retribución económica. Por lo general, las mujeres se involucran en las ocupaciones domésticas desde los 6 a los 8 años,
y en las remuneradas desde 9 años.
La necesidad obliga a la mujer a buscar distintas
maneras de participar del mercado laboral. El 26, 9% de las
entrevistadas se desempeñan c o m o vendedoras; el 21,2%
artesanas; el 18,1%, jornaleras agrícolas. Sin embargo, la
investigación reveló que u n 13,4% de las mujeres acudían a
la combinación de actividades remuneradas; por ejemplo:
jornalera agrícola, con las ocupaciones de artesana y vendedora.
La baja oferta de trabajo en la comunidad empuja a
la mujer a buscar otras alternativas laborales fuera de su
95
lugar de residencia. Los escasos ingresos económicos para la
subsistencia de la familia (92,4%) y la posibilidad de vender
sus productos (59,4%)/ son las principales razones que determinan que la mujer se involucre en movilizaciones, frecuentemente diarias, y por lo general dentro d e su m i s m a
provincia. Fuera de su comunidad, las mujeres comúnmente
se ocupan c o m o vendedoras (64,5%), jornaleras agrícolas
(22,8%) y empleadas domésticas (8,9%).
U n aspecto generalizable a las mujeres campesinas
analfabetas que tienen actividades remuneradas es la imposibilidad de estimar sus ingresos económicos, debido a la
misma naturaleza eventual de tales actividades; sin embargo, de lo que la investigación pudo apreciar, las remuneraciones son bajas y sensiblemente menores de las que reciben
los hombres en el desempeño de la misma ocupación.
Las entrevistadas reconocen las ventajas de participar en procesos educativos c o m o uno de los requisitos indispensables para acceder a mejores situaciones laborales; no
obstante las condiciones socio-culturales y económicas que
viven les han forzado a abandonar, en m u c h o s casos, sus
aspiraciones. Para ello, a m á s de ampliar y mejorar la cobertura del subsistema educativo escolarizado regular, en correspondencia con la realidad que rodea a la mujer campesina, podría recomendarse reforzar los programas de capacitación con temas de su interés que tomen en cuenta la situación de la mujer inmersa en la problemática del sector rural,
y en la suya propia; de discrimen por género, por su condición de analfabeta y por su papel de madre de familia, a m a
de casa y empleada asalariada.
Estas acciones deberían inscribirse en el marco de la
organización comunitaria, instancia que se convierte en el
eje del desarrollo campesino, entre otras razones porque generaría oferta de trabajo para sus integrantes y, por ende,
para las mujeres analfabetas y, además promovería su activa
participación.
96
En las provincias investigadas se evidenció que la
organización tiene u n a importancia de primer orden. La
población de casi todas las comunidades de la muestra está
agrupada en diversas modalidades organizativas, con
algunas excepciones en la provincias de Esmeraldas y Cañar.
N o obstante la trascendencia de la organización en estas
provincias, los niveles de participación de las mujeres campesinas son aún débiles. El predominio de las estructuras
jerárquicas y la prevalecenáa de una situación de subordinación al género masculino, impiden la participación plena
de las campesinas. Las mujeres analfabetas ven m u c h o m á s
restringido el espacio en el contexto organizativo.
En el sector femenino del c a m p o , las analfabetas
están involucradas en u n proceso en el que se intenta estructurar su presencia mediante la incursión en las agrupaciones
mixtas y / o femeninas. Las campesinas se adhieren a las
demandas comunes que se reivindican y procuran incorporar planteamientos relacionados con su problemática particular. E n este ámbito, el analfabetismo no constituye u n
factor condicionante para el acceso de aquellas a las organizaciones, afecta m á s bien a la calidad de su participación en
la toma de decisiones.
Alrededor de las tres quintas partes de las campesinas analfabetas entrevistadas pertenecen a u n a o dos
organizaciones. El comité de padres de familia, la comuna y
las agrupaciones femeninas son las m á s comunes. Su inserción en las dos primeras responde, básicamente, al carácter
obligatorio que ellas imponen a los padres de los niños que
concurren a los establecimietnos educacionales y a todos los
miembros de una comunidad. Las últimas, en cambio, a la
posibilidad de encontrar respuestas a sus problemas desde
la perspectiva de su género.
La incipiente participación de las campesinas analfabetas en los niveles decisorios de las organizaciones, está
reflejada en la concurrencia ocasional a las reuniones for-
97
males. Generalmente asisten en reemplazo de su esposo o
compañero. Acuden con mayor regularidad a las sesiones
convocadas por el comité de padres de familia y por las
agrupaciones femeninas. En el ámbito formal, la actitud característica es el silencio. Ellas se abstienen de expresar verbalmente sus criterios; prefieren escuchar a hablar. La abstención verbal, a m á s de estar marcada por su analfabetismo, se vincula con la desvalorizada opinión que tienen
ellas de sí mismas c o m o personas: tienen arraigada la creencia de que son incapaces de hablar en público; están acostumbradas a sobrevalorar la opinión masculina y a someterse a su criterio, m á s aún en el contexto organizativo,
donde el hombre tiene mayor experiencia.
Igualmente, su papel secundario en las organizaciones se acentúa por la falta de una educación básica, que les
impide o limita acceder a los cargos directivos y les restringe
la esfera de su participación. Por ello se constata una escasa
intervención en comisiones especiales para cumplir tareas
específicas delegadas por su organización y, cuando forman
parte de estas, se les encarga actividades que son una prolongación del ámbito doméstico.
N o obstante, m á s de la mitad de las campesinas
analfabetas valoran la pertenencia a una organización. Las
de habla quichua demuestran mayor interés que las de habla
hispana; esto, probablemente, a causa del mayor desarrollo
organizativo alcanzado entre la población campesina indígena. Por lo general, prefieren las organizaciones mixtas a
las femeninas, evidenciando con ello su resistencia a
incursionar en u n ámbito nuevo y la aceptación de la supremacía masculina en el contexto organizativo. Sin embargo,
aquellas que cuentan con alguna experiencia en las organizaciones femeninas, reconocen que estas favorecen su participación. Admiten que en ellas encuentran un ambiente propicio para expresar sus ideas con mayor seguridad y confianza; incluso, comienzan a vislumbrar la posibilidad de
98
que a través de ellas, se promueva el ejercicio pleno de sus
derechos.
En todo caso, entre las motivaciones que les animan
a reconocer la importancia de una organización, se destacan:
la posibilidad de obtener servicios básicos para las comunidades; y, el aprendizaje de los contenidos relacionados con
las actividades domésticas y con algunas artesanías, que
eventualmente podrían significar una fuente d e ingresos
para sus familias. E n resumen, si bien se aprecia el surgimiento de una actitud favorable hacia la organización, el
analfabetismo se convierte en una importante barrera que
limita su participación consciente y responsable.
D e otro lado, el analfabetismo en la campesina no
significó u n impedimento para su participación en las contiendas electorales, con la consignación de su voto para presidente de la república. La mitad de las mujeres investigadas
concurrió a las urnas, con mayor frecuencia aquellas que
tenían entre 25 y 49 años.
El idioma que hablan -quichua, español, o ambos-,
no es u n factor que modifique su comportamiento. En cambio, el manejo de algunos mecanismos rudimentarios de la
cultura escrita, especialmente la capacidad para escribir su
nombre, favorece su participación. E n el m i s m o sentido
opera la asistencia anterior a u n centro de alfabetización, independientemente de los logros alcanzados allí.
Pese a la presencia relativamente alta de las campesinas analfabetas en el acto del sufragio, no se puede hablar de un
comportamiento consciente. D e hecho, no tienen claridad de la
trascendencia de sus decisiones en la vida política del país. Su
concurrencia a las urnas la asocian con la obligatoriedad de
cumplir con un deber, sin tener consciência de las repercusiones
de su ausentismo. En general, la razón que les impulsa a sufragar, es la necesidad de contar con el certificado de votación.
Consiguientemente, la opción elegida para presidente de la república, en una de cada dos campesinas anal-
99
fabetas, está sujeta a una serie de influencias externas. La
m á s importante proviene del criterio masculino de su hogar.
Las campesinas analfabetas escogen el candidato que les impone su pareja, padre, hijo u otro varón de la familia, o
simplemente imitan la decisión tomada por ellos. Adicionalmente influye la imposición de la organización comunitaria,
de los funcionarios públicos del partido político que ejerce el
poder en el m o m e n t o de las elecciones y hasta el criterio de
los m i e m b r o s de las juntas electorales y de los policías
encargados de vigilar el orden en el desarrollo del acto
electoral.
100
5. ANEXOS
ANEXO N° 1 NOMINA DE CONGLOMERADOS DE LA MUESTRA
POR PROVINCIAS, CANTONES Y PARROQUIAS
Provincias
Cantones
Parroquias
Conglomerados
Chimborazo
Alausí
Achupallas
-Letrapungo
-Totoras
-Pallaguchi
-Cochaloma
-Santa Julia
-Cortijo
-Cocán San Patricio
-Santa L u d a
-Silveria
-Ugshaloma
-Huayrapungo
-Casa Q u e m a d a
-Chilla Chico
-Rumipamba Grande
-Paniquindra
-Cashaloma
-Paniquindra Alto
-Mururco
-Huablincay
-PUlcomarca
-San Jacinto
-Usno
-San José
-Cojitambo
-San Miguel
-Pambabuela
-Apagua
-Las Mercedes de Punun
-Agua Mineral
-Salinas
-La Lucha
-Boca de Tazones
-La Unión
-Guachal
-Cuba
-Piedra Pina
-Gualte
-Margarita
Tixán
Cotopaxi
Pup
Guangaje
Imbabura
Saquisilí
Ibarra
Canchagua
La Esperanza
Cañar
Azogues
Cojitambo
Bolívar
Guaranda
Salinas
Esmeraldas
Esmeraldas
La Unión
Sua
Atacames
Montai vo
-BPan
Rió Verde
-Palestina
ANEXO N 0 2 POBLACIÓN DE 15 AÑOS Y MAS POR CONDICIÓN
DE ALBAFETISMO, SEGÚN REGIONES Y PROVINCIAS
Total
Alfabeta
NP
%
N8
Sierra
Carchi
Imbabura
Pichincha
Cotopaxi
Tungurahua
Bolívar
Chimborazo
Cañar
Azuay
Loja
2'725.165
85.947
162.370
1'134.799
162.869
230.674
91.426
215.026
109.292
307.488
225.274
100
100
100
100
100
100
100
100
100
100
100
7365.683
77.238
132.442
V052.083
124272
198.425
71.248
157.151
86.528
265.050
201246
Costa
Esmeraldas
Manabí
Los Ríos
Guayas
2934.398
167.138
600.368
312.922
1597.060
256.910
100
100
100
100
100
100
2'634.151
142.969
507313
263393
V478.759
241.717
89^
855
845
842
Amazónica
Sucumbíos
Ñapo
Pastaza
Morona
Santiago
Zamora
Chinchipe
203.991
43.047
55.261
24.128
100
100
100
100
178570
38.339
47.156
20.664
875
44.725
100
36.830
100
Insular
Galápagos
Zonas no
delimitadas
6.665
6.665
100
100
38.746
5'908.965
El Oro
TOTAL
Analfabeta
%
N8
863
359.482
8.709
29.928
82.716
38.597
32.249
20.178
57.875
22.764
42.438
24.028
89,9
81,6
92,7
763
86,0
77,9
73,1
792
862
893
%
132
10,1
18,4
7,3
23,7
14,0
22,1
26,9
203
133
10,7
300247
24.169
93.055
49.529
118.301
15.193
102
145
155
153
7,4
5,9
125
85,6
25.421
4.708
8.105
3.464
10,9
14,7
14,4
39215
87,7
5.510
123
33.1%
90,1
3.634
9,9
6.474
6.474
97,1
97,1
191
191
2,9
2,9
100
32.665
843
6.081
15,7
100
5217343
883
691.422
11,7
92,6
94,1
89,1
853
F U E N T E INEC, V Censo de Población y IV de Vivienda, 1990, Resultados Definitivos.
ELABORACIÓN: F U N D E L A M
104
ANEXO N° 3 POBLACIÓN ANALFABETA DE 15 AÑOS Y MAS
POR SEXO, SEGÚN REGIONES Y PROVINCIAS
Masculino
Femenino
N»
%
Na
%
N»
%
100.0
100/)
100,0
100,0
100,0
100,0
100/)
100/)
100,0
100/)
100/)
120.124
3.062
10.764
27566
12.456
10.509
7.666
19.451
7239
11.731
9.680
33,4
Imbabura
Pichincha
Cotopaxi
Tungurahua
Bolívar
Chimborazo
Cañar
Azuay
Loja
359.482
8.709
29.928
82.716
38597
32249
20.178
57.875
22.764
42.438
24.028
239.358
5.647
19.164
55.150
26.141
21.740
12512
38.424
15.525
30.707
14.348
66,6
64,8
64,0
66,7
67,7
67,4
62,0
66,4
Costa
Esmeraldas
Manabí
Los Ríos
Guayas
El Oro
300247
24.169
93.055
49529
118.301
15.193
100/)
100/)
100/)
100/)
100/)
100/)
141.079
11.402
44.069
25.487
53.534
6587
47,0
159.168
12.767
48.986
24.042
64.767
53,0
52,8
52,6
25.421
4.708
8.105
3.464
5510
100/)
100/)
100,0
100/)
100/)
10.359
2.182
3251
1232
2.139
40,7
46,3
40,1
35,6
38,8
15.062
2.526
4.854
2232
3371
53,7
59,9
64,4
3.634
100,0
1555
42,8
2.079
572
191
191
100/)
100/)
82
82
42,9
42,9
109
109
57,1
57,1
6.081
100/)
3.087
50,8
2.994
492
691.422
100/)
274.731
416.691
603
Regiones y
Provincias
Sierra
Carchi
Amazónica
Sucumbíos
Ñapo
Pastaza
Morona Santiago
Zamora
Chinchipe
Insular
Galápagos
Zonas
no delimitadas
TOTAL
Total
352
36,0
33,3
32,3
32,6
38,0
33,6
31,8
27,6
40,3
472
47,4
515
45,3
43,4
39,7
0.6U6
682
72,4
59,7
485
54,7
56,6
593
612
FUENTE: INEC, V Censo de Población y IV de Vivienda, 1990, Resultados Definitivos.
ELABORACIÓN: F U N D E L A M
105
ANEXO N 0 4 POBLACIÓN ANALFABETA RURAL DE 15 AÑOS Y MAS
POR SEXO, SEGÚN REGIONES Y PROVINCIAS
Regiones y
Provincias
N
Sierra
Carchi
Imbabura
Pichincha
Cotopaxi
Tungurahua
Bolívar
Chimborazo
Cañar
Azuay
Loja
282.072
6.617
23.942
43.433
35.512
26.490
18.655
52.714
19.659
35.065
19.985
100,0
100,0
100,0
100,0
100,0
100,0
100,0
100,0
100,0
100,0
100,0
97.291
2.452
8.888
15.832
11.593
8.833
7.179
18.050
6257
9.956
8251
Costa
Esmeraldas
Manabí
Los Ríos
Guayas
El Oro
195.168
18.642
71.080
38.982
59.086
7378
100,0
100,0
100,0
100,0
100,0
100,0
98.548
9.198
34.868
20.798
30226
3.458
22.014
Amazónica
3.857
Sucumbíos
7264
Ñapo
2.943
Pastaza
4.759
Morona Santiago
Zamora Chinchipc; 3.191
100,0
100,0
100,0
100,0
100,0
100,0
9.115
1.825
2.943
1.078
1.887
1382
Insular
Galápagos
Zonas
no delimitadas
TOTAL
Total
8
%
Masculino
N"
%
31
31
34^
37,1
37,1
36^
32,6
333
383
342
31,8
28,4
413
503
493
49,1
53,4
512
46,9
41,4
473
403
36,6
39,7
433
Femenino
N2 %
184.781
4.165
15.054
27.601
23.919
17.657
11.476
34.664
13.402
25.109
11.734
62,9
62,9
633
67,4
66,7
613
65,8
682
71,6
58,7
96.620
9.444
36.212
18.184
28.860
3.920
493
12.899
2.032
4.321
1.865
2.872
1.809
58,6
52,7
67
67
100,0
100,0
6.081
100,0
3.087
503
2.994
505.402
100,0
208.072
412
297.330
463
463
653
50,7
50,9
46,6
48,8
53,1
593
63,4
603
56,7
36 53,7
36 53,7
492
58,8
F U E N T E DMEC, V Censo de Población y IV de Vivienda, 1990, resultados definitivos.
ELABORACIÓN: F U N D E L A M
106
ANEXO N° 5 POBLACIÓN ANALFABETA DE 15 ANOS Y MAS POR
AREA, SEGÚN GRUPOS DE EDAD
Grupos de edad
Total
15-19
20-24
25-29
30-34
35-39
40-44
45-49
50-54
55-59
60-64
65 y+
33.695
40.718
46.508
52.860
60.509
63.753
63.969
65.591
55.955
60.809
147.055
9.845
11398
13.104
14590
15.947
16275
16.096
16.337
14.991
15.444
41.793
5,3
62
7,0
7,8
8,6
8,8
8,6
8,8
8,1
8,3
225
23.850
29.120
33.404
38270
44.562
47.478
47.873
49.254
40.964
45.365
105262
20,8
TOTAL
691.422
186.020
100,0
505.402
100,0
Urbana
%
Na
Rural
N»
%
4,7
5,8
6,6
7,6
8,8
9,4
95
9,7
8,1
9fl
FUENTE: INEC, V Censo de Población y IV de Vivienda, 1990, Resultados definitivos.
ELABORACIÓN: F U N D E L A M
ANEXO N° 6 POBLACIÓN ANALFABETA RURAL DE 15 AÑOS Y MAS
POR SEXO, SEGÚN GRUPOS DE EDAD
Masculino
N°
%
Femenino
%
N»
Grupos de edad
Total
15-19
20-24
25-29
30-34
35-39
40-44
45-49
50-54
55-59
60-64
65y +
23.850
29.120
33.404
38270
44.562
47.478
47.873
49254
40.964
45.365
105262
11331
12.468
12.958
14553
16.881
18.787
19.149
20343
17274
19.418
44.910
55
6,0
62
7,0
8,1
9,0
92
9,8
8,3
93
21,6
12519
16.652
20.446
23.717
27.681
28.691
28.724
28.911
23.690
25.947
60.352
42
5,6
6,9
8,0
93
9,6
9,7
9,7
8,0
8,7
203
TOTAL
505.402
208.072
100,0
297330
100,0
FUENTE: INEC, V Censo de Población y IV de Vivienda, 1990, Resultados definitivos.
ELABORACIÓN: FUNDELAM
107
ANEXO N 0 7 EVOLUCIÓN DE LA POBLACIÓN ANALFABETA DE 15
AÑOS Y MAS, SEGÚN AREA
Total
Población analfabeta
área
Urbana
Rural
945.044
770.606
691.422
158273
152298
186.020
786.771
618.308
505.402
Años censales
1974
1982
1990
Incremento/decremento absoluto _
área
Urbana
Rural
Períodos intercerisales
Total
1974-82
1982-90
1974-90
-174.438
-79.184
-253.622
-168.463
-112.906
-281369
Incremento/ decremento relativo
área
Urbana
Rural
Períodos intercerisales
Total
1974-82
1982-90
1974-90
.5.975
33.722
27.747
-18,5
-10,3
-26,8
-21,4
-183
-35^
-33
22,1
17,5
F U E N T E INEC, Censas de Población 1974,1982,1990, Resultados Definitivos.
ELABORACIÓN: F U N D E L A M
ANEXO N° 8 TASAS PROMEDIO DE CRECIMIENTO ANUAL
DEL ANALFABETISMO, SEGÚN A R E A
Tasas
Areas
Total
Urbana
Rural
1974-1982
1982-1990
-2,52
-0,48
-2£7
-1,35
2,53
-2,49
F U E N T E INEC, Censos de Población 1974,1982,1990, Resultados Definitivos
ELABORACIÓN: F U N D E L A M
108
ANEXO N 0 9 EVOLUCIÓN DE LA POBLACIÓN ANALFABETA DE 15
AÑOS Y MAS, SEGÚN SEXO
Años censales
Población analfabeta
1974
1982
1990
Incremento/decremento absoluto
Total
1974-82
1982-90
1974-90
-174.438
-79.184
-253.622
Períodos intercensales
Masculina
Femenina
-91249
-30593
-121.842
-83.189
^8591
-131.780
Incremento/decremento relativo
Total
1974-82
1982-90
1974-90
548.471
465282
416.691
396.573
305.324
274.731
945.044
770.606
691.422
Períodos intercensales
Femenina
Masculina
Total
Femenina
Masculina
-18,4
-10,3
-26,8
-152
-10,4
-24,0
-23,0
-10,0
-30,7
FUENTE: INEC, Censos de Población 1974,1982,1990, Resultados Definitivos.
ELABORACIÓN: F U N D E L A M
ANEXO N° 10 TASAS PROMEDIO DE CRECIMIENTO ANUAL DEL
ANALFABETISMO, DEL AREA RURAL SEGÚN SEXO
Sexo
Tasas
Nacionales
1974-82
Masculino
Femenino
-322
-2,04
Rurales
1982-90
1974-82
1982-90
-1,31
-1,37
-3,65
-2,46
-252
-2,47
FUENTE: INEC, Censos de Población 1974,1982,1990, Resultados Definitivos.
ELABORACIÓN: F U N D E L A M
109
ANEXO N 0 11 EVOLUCIÓN DE LA POBLACIÓN ANALFABETA DE
15 AÑOS Y MAS, DEL AREA RURAL, SEGÚN SEXO
A ñ o s cen sales
Población analfabeta
1974
1982
1990
Períodos
Total
Masculina
Femenina
786.771
618.308
505.402
343.584
255.170
208.072
443.187
363.138
297.330
intercíensaies
Incremento / decremento absoluto
Total
1974-82
1982-90
1974-90
Masculina
Femenina
-88.414
-47.098
-135512
-80.049
-65.808
-145.857
-168.463
-112.906
-281.369
Períodos intercerisales
Incremento/ decremento relativo
Total
1974-82
1982-90
1974-90
Masculina
Femenina
-25,7
-18,1
-18,1
-32,9
-21,4
-18,3
-35,8
-185
-39,4
F U E N T E INEC, Censos de Población 1974,1982,1990, Resultados definitivos.
ELABORACIÓN: F U N D E L A M
ANEXO N° 12 ULTIMO GRADO AL QUE ASISTIERON Y APROBARON
LAS INFORMANTES.
Ultimo grado al
que asistieron
Primero
Segundo
Tercero
Cuarto
Ultimo grado que aprobaron
Total Ninguno Primero Segundo Tercero Cuarto
N» %
N8 %
NP %
I *> % N 0 % N 2 %
77 100,0 55 71,4 22 28,6
42 100,0
33 78,6 9 21,4
25 100,0
21 84,0 4 16,0
3 100,0
2 66,7 1 33,3
TOTAL
147
55
55
30
Porcentaje
100,0
37,4
37,4
20,4
110
1
4,1
0.7
ANEXO N° 13 NUMERO DE VECES QUE LAS INFORMANTES
REPITIERON, SEGÚN GRADOS
N ú m e r o de veces
Grados que repitieron
Total
Una
Dos
Tres
41
18
13
9
3
22
7
3
5
1
-
Primer
Segundo
Tercero
Cuatro
Cinco
ANEXO N° 14 EDAD A LA QUE INGRESARON LAS INFORMANTES AL
CENTRO DE ALFABETIZACIÓN
EDAD
N°
Menos de 15 años
15-19
20-24
25-29
30-34
35-39
40-44
4S49
50 y m á s
5
19
23
19
23
14
10
11
10
3,7
14,2
17,2
14,2
17,2
10,4
7,5
8,2
7,5
134»
100,0
TOTAL
*No se consideran 11 casos que no respondieron.
ANEXO N 0 15 ASISTENCIA DE LAS INFORMANTES A UN CENTRO DE
ALFABETIZACIÓN, POR IDIOMA QUE HABLAN
Idioma que hablan
Asistencia a u n centro d e alfabetización
Total
Si
No
NP
%
Nfl %
Ns
Solo quichua
Solo español
Quichua y español
37 100,0
183 100,0
183 100,0
TOTAL
PORCENTAJE
403*
100,0
8
72
65
21,6
39,3
353
29
111
118
145
258
36,0
64,0
78,4
60,7
64^
*No se consideran 12 casos que no respondieron.
111
ANEXO N11 16 NIVEL DE INSTRUCCIÓN DE LOS PADRES DE LAS
INFORMANTES
1Padres
Nivel de instrucción
]Madres
NB
%
Ne
%
Ninguno
Segundo ciclo
Tercer ciclo
Primero a tercer grado
Cuarto a quinto grado
Primaria completa
NR/NA
302
1
40
7
11
54
72,8
88.0
13,0
365
1
14
2
3
30
TOTAL
415
100,0
415
100,0
0,2
9,6
1,7
2,7
0,2
3,4
0,5
0,7
7,2
ANEXO N° 17 NIVEL DE INSTRUCCIÓN DE LOS HERMANOS DE LAS
INFORMANTES, POR SEXO
Nivel de instrucción
Hermanos
Hermanas
Total
N"
%
N8
%
886
13
4
4
392
166
229
15
283
7
1
1
232
119
160
12
13,8
28,3
5,8
7,8
0,6
603
6
3
3
160
47
69
3
Ninguno
Primer ciclo
Segundo ciclo
Tercer ciclo
Primero a tercer grado
Cuarto a quinto grado
Primaria completa
Primero a tercer curso
Cuarto a sexto curso
2479
1240
60,3
1239
58,2
TOTAL
4188
2055
100,0
2133
100,0
112
0,3
0,0
0,0
11,4
0,3
0,1
0,1
7,5
2,2
3,2
0,1
ANEXO N° 18 NIVEL DE INSTRUCCIÓN DE LOS HIJOS DE LAS
INFORMANTES, POR SEXO
Nivel de instrucción
Ninguno
Primer ciclo
Segundo ciclo
Tercer ciclo
Primero a tercer
grado
Cuarto a quinto
grado
Primaria
completa
Primero a
tercer curso
Cuarto a sexto
curso
Universidad
TOTAL
Hijos
Hijas
Total
N°
%
N8
%
269
6
4
6
82
3
11,6
29,1
3
0,4
187
3
4
3
460
261
36,8
199
30,9
187
104
14,7
83
12,9
338
210
29,6
128
19,9
50
29
4,1
21
33
29
3
16
1
2,3
0,1
13
2
20
03
1352
709
100,0
643
100,0
0,4
0,5
0,6
0,5
ANEXO N 0 19 NIVEL DE INSTRUCCIÓN QUE LAS INFORMANTES
DESEAN PARA SUS HIJOS
Nivel de instrucción
Hijas
Hijos
N»
%
N»
%
Primero a tercer ciclo
de alfabetización
Primer grado
Segundo grado
Tercer grado
Cuarto grado
Quinto grado
Sexto grado
Primer curso
Segundo curso
Tercer curso
Sexto curso
Carreras cortas
Universidad
1
3
3
2
139
1
1
2
64
5
0,4
1,4
1,4
0,9
1,1
03
2,1
13
2,1
663
03
1,1
23
2
1
4
3
4
126
1
2
41
2
4
TOTAL
221
100,0
190
62,9
0,4
0,4
0,9
29,0
21,6
1,1
2,1
100,0
113
ANEXO N° 20 RAZONES POR LAS CUALES LAS INFORMANTES
DESEAN QUE LOS HIJOS ESTUDIEN
Hijos
Razones
-Conseguir o mejorar
un trabajo remunerado
-E3 estudio es importante
-Aprend r una profesión
- N o ser analfabetos c o m o
sus padres
-Aprender u n oficio
-La mujer también necesita
estudiar
-Los varones necesitan el estudio
para trabajar y sostener
su familia
-Para que eduquen a sus hijos
-Hombres/mujeres tienen igual
derecho para estudiar
-Actualmente hombres
y mujeres tienen que trabajar
-Las mujeres necesitan
m á s educación que los hombres
-Otras
TOTAL
114
Hijas
N»
%
N»
%
66
35
28
353
18,8
15,1
41
38
17
20,7
19,2
14
2
73
1,1
14
13
7,1
6,6
-
-
11
5,6
9
-
4,8
-
9
43
-
-
7
33
-
-
7
33
32
17,2
5
36
18,2
186
100,0
198
100,0
8,6
23
ANEXO N° 21 POBLACIÓN RURAL ECONOMICAMENTE ACTIVA POR
SEXO, SEGÚN RAMA DE ACTIVIDAD ECONÓMICA
R a m a de actividad
Agricultura, caza
y silvicultura
Explotación de minas
y canteras
Industrias
manufactureras
Electricidad, gas
yagua
Construcción
Comercio al por
mayor y menor,
restaurantes y hoteles
Transporte,
almacenamiento
y comunicación
Establecimientos
financieros,
seguros, etc
Servicios comunales,
sociales y personales
Actividades no bien
especificadas
Trabajador nuevo
TOTAL
PORCENTAJES
Total
N»
Masculino
%
N°
Femenino
%
NP
902.214
782.887
67,1
119.327
43,7
12.908
11.786
1,0
1.122
0,4
116.766
73567
6,3
42.899
15,7
2.540
65330
2.320
64307
0,2
5,5
220
1.023
0,0
0,4
79.155
51.470
4,4
27.685
10,1
29.694
28.930
2,5
764
03
5.554
4.245
0,4
1.309
0,5
183.589
115.897
10,0
67.692
24^
30.755
11255
22.687
8.257
1,9
0,7
8.068
2.998
3,0
1,1
1'439.760
1166.653
100,0
273.107
100,0
100,0
81,0
19,0
FUENTE: INEC, V Censo de Población y IV de Vivienda, 1990, Resultados Definitivos.
ELABORACIÓN: FUNDELAM
115
ANEXO N 0 22 POBLACIÓN FEMENINA RURAL ECONOMICAMENTE
ACTIVA POR CONDICIÓN DE ALFABETISMO, SEGÚN
RAMA DE ACTIVIDAD ECONÓMICA
R a m a de actividad
Agricultura,
caza y silvicultura
Explotación de
minas y canteras
Industrias
manufactureras
Electricidad,
gas y agua
Construcción
Comercio al por
mayor y menor, restaurantes y hoteles
Transporte,
almacenamiento y
comunicaciones
Establecimientos
financieros,
seguros, etc.
Servicios comunales,
sociales y personales
Actividades no bien
especificadas
Trabajador nuevo
Total
NP
Alfabeto
N»
%
Analfabeto
Na
%
119.327
74275
35,5
45.052
70,6
1.122
844
0,4
278
0,4
42.899
36.353
17,4
6.546
10,3
220
1.023
199
818
0,1
0,4
21
205
0,0
0,3
27.685
23.655
11,3
4.030
6,3
764
748
0,4
16
0,0
1.309
1280
0,6
29
0,0
67.692
60.970
29,1
6.722
10,5
8.068
2.998
7.435
2.743
3,5
1,3
633
255
1,0
0,4
TOTAL
273.107
209.320
100,0
63.787
99,8
PORCENTAJES
100,0
76,6
23,4
FUENTE: INEC, V Censo de Población y IV de Vivienda, 1990, Resultados Definitivos.
ELABORACIÓN: FUNDELAM.
116
ANEXO N° 23 POBLACIÓN RURAL ECONOMICAMENTE ACTIVA POR
SEXO, SEGÚN CATEGORÍA DE OCUPACIÓN
Categoria de ocupación
Total
N»
Patrono o socio activo
Cuenta propia
Empleado o asalariado
Trabajador familiar sin
remuneración
N o declarado
Trabajador nuevo
TOTAL
PORCENTAJES
Masculino
Femenino
N»
N»
%
5,5
74.101
687.858
451258
64.745
565.620
367.953
48,5
31,6
9.356
122238
83.305
125279
90.009
11255
92.177
67.901
8257
7,9
5,8
0,7
33.102
22.108
2.998
1'439.760
1'166.653
100,0
%
3,4
44,8
30,5
lil
8,1
1,1
100,0
273.107 100,0
81,0
19,0
F U E N T E INEC, V Censo de Población y IV de Vivienda, 1990, Resultados Definitivos.
ELABORACIÓN: F U N D E L A M
ANEXO N° 24 POBLACIÓN FEMENINA RURAL ECONOMICAMENTE
ACTIVA POR CONDICIÓN DE ALFABETISMO, SEGÚN
CATEGORIA DE OCUPACIÓN
Categoría de ocupación
Total
N8
Alfabeta
N»
%
Analfabeta
N9
%
Patrono o socio activo
Cuenta propia
Empleado o asalariado
Trabajador familiar sin
remuneración
N o declarado
Trabajador nuevo
9.356
122238
83.305
7565
84223
71.607
3,6
402
342
1.791 2,8
38.015 59,6
11698 18,4
33.102
22.108
2.998
23522
19.660
2.743
11,3
9,4
1,3
9.580 15,0
2.448
3,8
255 0,4
TOTAL
273.107
209.320
PORCENTAJES
100,0
100,0
63.787 100,0
76,6
23,4
FUENTE: INEC, V Censo de Población y IV de Vivienda, 1990, resultados Definitivos.
ELABORACIÓN: FUNDELAM
117
ANEXO IM12 25 EDAD A LA QUE COMENZARON A TRABAJAR LAS
INFORMANTES, POR OCUPACIÓN ACTUAL REMUNERADA
Edad
Ocupación actual
Total
Nfl %
Jornalera agrícola 23
Artesana
32
Vendedora
15
Empleada
doméstica
9
Jornalera agrícola y
vendedora
4
Jornalera agrícola y
artesana
14
Otras
11
TOTAL
108
9
ISP %
10-14
Na %
15-19 20 y +
N» % ISP %
100,0 4 17,4 16 69,6 3
100,0 8 25,0 21 65,6 3
100,0 2 133
8 53,3 4
13,0 9,4 26,7 1
100,0 2 2y
3
33,3 3
33,3 1 11,1
100,0 1 25,5
1
25,0 1
25,0 1 25,0
100,0 3 21,4 10 71,5 1 7,1 100,0 2 18,2 7 63,6 2 18,2 100,0 22 20,4 66 61,1 17 15,7 3
6,7
2,8
ANEXO N 2 26 INGRESOS MENSUALES DE LAS INFORMANTES POR
OCUPACIÓN REMUNERADA
Ocupación Total
remunerada
ISP %
Jornalera
agrícola 10 100,0
Artesana 38 100/)
Vendedora 14 100/)
Empleada
doméstica 7 100/)
Jornalera
agrícola y
artesana 13 100/)
Jornalera
agrícola y
vendedora 1 100/)
Otras
17 100/)
T O T A L 100 100/)
118
10.000
11.000- 21.000 31.000 41.000 51.000
20.000 30.000 40.000 50.000 y más
NP % N 5 % N f i % N a % N» % N 8 %
1 10,0 4 40,0 - - 2 20,0 2 20/) 1 10,0
21 55,3 12 31,6 3 7,9 2 5,2 - - - - 1 7,2 4 28,6 3 21,4 6 42,8
2 28,6 2 28,6 2 28,6 1 14,2 -
-
- -
5 38,5 6 46,1 1 7,7 1
-
- -
7,7 -
1 100/) - 1 5,9 6 35,3 8 47,0 2 11,8 - - 30 30,0 30 30/) 15 15,0 12 12,0 6 6/) 7 7/)
ANEXO N° 27 DISPONIBILIDAD DE AGUA EN LAS VIVIENDAS DE LAS
INFORMANTES
Disponibilidad de agua
A g u a potable o entubada
dentro la casa.
A g u a potable
o entubada fuera de la casa.
Río/acequia
Pozo/vertiente
Otros
N.R.
NP
%
61
14,7
100
63
127
58
24,1
15,2
30,6
14,0
6
1,4
415
TOTAL
100,0
A N E X O N ° 28 DISPONIBILIDAD D E L U Z ELECTRICA E N L A S VIVIEN-
D A S DE LAS INFORMANTES
N»
%
Sí
No
NR
248
158
9
59,8
38,1
2,1
TOTAL
415
100.0
Disponibilidad de luz eléctrica
ANEXO N° 29 DISPONIBILIDAD DE SERVICIO HIGIÉNICO EN LAS
VIVIENDAS DE LAS INFORMANTES
Tipo
Servicio higiénico
de uso exclusivo
Letrina dentro de la vivienda
Letrina ruera de la vivienda
Ninguno
N8
NR
3
94
29
273
16
TOTAL
415
%
0,7
22,6
7,0
65,8
3,9
100,0
119
ANEXO N° 30 FORMA COMO LAS INFORMANTES ENFRENTARON LA
ENFERMEDAD DE UN FAMILIAR
Formas
N»
%
-Utiliza remedios casetos
-Acude al puesto de salud
-Acude al médico particular
-Compra remedios en la botica
-Acude al curandero
-Acude al hospital
-Otros
366
129
126
100
70
63
21
88,2
31,1
30,4
24,1
16,9
15,2
5,1
ANEXO N° 31 FAMILIARES DE LAS INFORMANTES QUE MURIERON
POR FALTA DE ATENCIÓN MEDICA
Familiares muertos
N°
%
-Hijos
-Hermanos
-Padres
-Esposos
-Otros familiares
¡28
23
10
6
16
80,6
TOTAL
283
100,0
8,1
3,5
2,1
5,7
ANEXO N° 32 CAUSAS DE LA MUERTE DE LOS HIJOS DE LAS
INFORMANTES
Causas
N»
%
-Vómito y diarrea
-Tos, tosferina
-Sarampión
-Calentura, fiebre
•Gripe, bronquitis
-Convulsiones
10,2
•Ousas desconocidas
20
13
12
9
7
5
8
121
62,1
TOTAL
195
100/)
•Otras
120
6,7
6,1
4,6
3;6
U>
4,1
ANEXO N° 33 PERSONAS QUE ATENDIERON A LAS INFORMANTES EN
EL MOMENTO DEL PARTO POR IDIOMA
Idioma
Médico
Total
N8
Quichua y
bilingües
Español
TOTAL
% N8 %
Personas
Comadrona Familiares
N8
%
199 53,8 5 33,3 69 51,9
171 46,2 10 66,7 64 48,1
N8
59
54
%
o Sola
vecinas
N" %
52,2 66 60,6
47,8 43 39,4
3 70* 100,0 15 100,0 133 100,0 113 100,0 109
100/)
* N o se consideran 45 casos que no respondieron.
ANEXO N° 34 NUMERO DE ABORTOS DE LAS INFORMANTES, POR
EDAD
Edad
delas
informantes
Número de abortos
Total
N8
%
20-24 años
25-29 años
30-34 años
35-39 años
40-44 años
45-49 años
Uno
100,0
Tres
Cuatro Cinco y más
N8 % N8 % N8 %
5 5,1 5
7 7,1 7
6 6,1 3
10 10,2 3
12 12,3 2
11 1U 4
50-54 años 13 133 3
55ymásaños34 34,7 11
TOTAL
98 100,0 38
Porcentaje
Dos
13,2
18,4
7,9
7,9
53
10,5
3 143
2 9ß
1 43
1 43
7,9 7 333
28,9 7 333
100,0 21 1003
38,8
21,4
3
3
5
N8 % N8%
17,6
17,6
293
1 8 3 1 10,0
3 25/) 3 30,0
1 103
1 8,3 2 203
6 353 7 58/4 3 303
17 100,0 12 100,0 10 100,0
173
123
10,2
121
ANEXO N° 35 NIVEL DE AUTONOMÍA EN LAS DECISIONES DE LAS
INFORMANTES EN LAS ELECCIONES DE 1988 PARA
PRESIDENTE DE LA REPUBLICA
Niveles de autonomía en las decisiones
Su esposo/companero, padre o hip
le indicó por quién debía votar
Ella votó por el candidato que su
esposo/companero, padre o hijo votó
Ella creyó que el candidato elegido
era la mejor opción
Otras
N o responde
TOTAL
122
N»
%
63
30,7
6
2,9
84
33
19
41,0
16,1
9,3
205
100,0
ANEXO N° 36
1. OBJETIVOS D E L A INVESTIGACIÓN
1.1. Conocer la situación cuantitativa del analfabetismo en la
población de 15 años y más, a nivel nacional, regional y provincial.
1.2. Indagar, en una muestra, la naturaleza y caracterización del
analfabetismo en la mujer campesina, sus raíces y consecuencias, en lo
que se refiere a educación, trabajo, salud, participación en organizaciones
comunitarias y participación política.
1.3. Conocer en qué medida el analfabetismo de la mujer campesina constituye un factor de generación de bajos niveles educacionales y de
analfabetismo en las familias de los estratos pobres de la zona rural.
1.4. Investigar el nivel de aspiraciones educacionales de la mujer
campesina analfabeta y las posibilidades reales de superar esta condición.
1.5. Obtener algunas conclusiones que permitan extraer u n
perfil aproximado de la mujer campesina analfabeta.
2. M E T O D O L O G Í A D E LA INVESTIGACIÓN
2.1. M U E S T R A
El diseño muestral se basó en el método de conglomerados, con
propósito y definición aleatoria. La utilización de este método se justificó en
razón de resultar casi imposible la selección aleatoria de las mujeres
analfabetas de 15 y más años14. Esta selección se dificultaba por la dispersión
poblacional en la zona rural y la ausencia de listados completos con localización domiciliaria de los sujetos de interés de este estudio. Otro tipo de método
habría implicado mayor tiempo para su realización y costos m u y elevados.
N o intervino como criterio de muestreo la región; sin embargo,
previamente a la conformación de la muestra, se realizó una selección
intencional de seis provincias del país: cinco de la Sierra y una de la Costa15.
14
. Para el tratamiento unificado de las estadísticas de analfabetismo, el
país viene utilizando c o m o límite inferior la edad de 15 años.
15
. La selección de estas provincias fue sugerida por la U N E S C O , a base de los
datos del Censo de Población del año 1982, en el grupo de edad de 10 años y más. '
123
La muestra quedó integrada por cuarenta conglomerados
(comunidades), calculada al 15% de error admisible de un universo de 429
unidades de muestreo, mediante la siguiente fórmula16.
PQxN
n=
E2
(N-l)
+PQ
K2
Donde:
N:
Conjunto, universo o población, definidos por una
característica distinguible,
n:
T a m a ñ o de la muestra que se busca para cumplir la
condición de representatividad.
P Q : Constante que permite tomar en cuenta como base un
cuartil de la población, es decir la proporción 0.25 x N .
(N-l): Corrección paramétrica constante, para el cálculo de
muestras grandes.
E:
Error máximo admisible para las inferencias. "E" varía
entre 2% y 30%.
K:
Constante de variabilidad equivalente a 2.
El cuadro N * 17 exhibe la muestra de conglomerados por provincias, cantones y parroquias (Anexo N f i 1).
C U A D R O N 8 1 7 MUESTRA D E C O N G L O M E R A D O S
Provincias
Chimborazo
Cotopaxi
Cantones
1
Parroquias
2
2
Imbabura
Comunidades
9
2
1
4
1
4
Cañar
1
1
8
Bolívar
1
1
5
Esmeraldas
1
5
10
Total
7
12
40
I6
. CIENES, Centro Interamericano de Ensenaza de Estadística. En: Flores
O . Luis, 1982, pág. 210 y 211.
124
La selección intencional de los conglomerados no respondió a
un criterio de estratificación de la población en indígena y no indígena,
por el inconveniente de encontrar los indicadores que permitan delimitar
las características de cada grupo y establecer con claridad sus diferencias.
El número de entrevistadas en cada conglomerado obedeció a
la asignación de u n a cuota de aproximadamente 70 por provincia, a
excepción de Esmeraldas con 65, por los problemas d e acceso a las
viviendas de las informantes, ocasionados por la época invernal. La
muestra tuvo un total de 415 investigadas17.
1 2 TÉCNICAS E INSTRUMENTOS
El estudio se desarrolló mediante u n diseño de investigación
descriptiva, q u e necesitó de información primaria y secundaria. La
primera fue obtenida mediante el trabajo de campo en las comunidades y
la segunda, a través del análisis documental.
En vista de que para la objetividad de la investigación el ubicar
a las entrevistadas en los diversos niveles de analfabetismo presentaba
ciertas dificultades, se trabajó con analfabetas absolutas, calificadas c o m o
tales según el criterio de profesores y dirigentes de la comunidad; esto es,
mujeres que, al m o m e n t o de la investigación, no sabían leer, escribir ni
calcular en forma escrita. Esta condición fue verificada antes de iniciar
la entrevista, al solicitar la lectura d e cualquier material escrito
disponible.
Para el trabajo de campo, la entrevista individual fue la técnica
indicada. Se impuso la necesidad de q u e la investigadora obtenga las
evidencias a través de una relación personal con las mujeres analfabetas
incluidas en la muestra, para lo cual se dispuso de una guía de entrevista
elaborada exclusivamente con este fin. Este instrumento contenía preguntas estructuradas, parcialmente estructuradas y sin estructurar, que otorgaron mayor flexibilidad a la investigadora según la naturaleza de la pregunta, afinde garantizar la veracidad y confiabilidad de la información.
La guía de la entrevista, antes de ser aplicada definitivamente
en la muestra, fue puesta a prueba en la población indígena y no indígena
de dos comunidades de la provincia del Imbabura y en tres de la provincia del Tungurahua. Su aplicación permitió introducir los reajustes necesarios de contenido y forma.
17
Este criterio fue definido conjuntamente por U N E S C O , U N I C E F y
F U N D E L A M , tomando en cuenta la asignación presupuestaria para este
estudio.
125
Las unidades y variables d e la guía de entrevista se
estructuraron en torno a los aspectos socio-económicos del analfabetismo
y sus implicaciones.
Unidad N " 1.- La mujer campesina analfabeta.
Variables:
-Edad
-Estado civil
-Idioma
-Situación educacional
-Actitud frente a la educación de sus hijos
-Situación laboral
-Migración
-Situación de salud
-Participación en organizaciones comunitarias
-Participación en las elecciones presidenciales
Unidad N a 2.- La familia de la mujer campesina analfabeta.
Variables:
-Núcleo familiar:
• Sexo de los hijos
•Edad
• Nivel de instrucción
-Situación educacional de los padres y hermanos de la
entrevistada.
El trabajo de campo estuvo a cargo de un equipo de tres investigadoras con amplia experiencia en programas de alfabetización y educación de adultos. U n a de ellas asumió la coordinación, por ser miembro
permanente del Organismo responsable de realizar este estudio y por
tener formación y experiencia en investigación social.
N o obstante el nivel satisfactorio de competencia del equipo,
sus componentes fueron capacitadas, a través de un cursillo dirigido por
la Coordinadora, sobre el diseño de la investigación, sus objetivos, el
propósito de cada ftem y las características del trabajo de campo. Esta
actividad contó con el apoyo de un instructivo.
Se prefirió la conformación de un equipo femenino para facilitar su acercamiento a las informantes y eliminar las barreras que podían
haber surgido en caso contrario.
El m i s m o equipo de trabajo cubrió la investigación de campo
en las seis provincias de la muestra, aproximadamente en cinco semanas
consecutivas. Este trabajo se pudo realizar en menor tiempo con mayor
n ú m e r o de entrevistadoras, pero la ventaja de la decisión t o m a d a
126
respondió al propósito de enriquecer la experiencia del equipo en favor
de la confíabilidad de la información obtenida.
El trabajo directo en el c a m p o requirió de la coordinación
previa con el personal del Departamento de Educación Popular y del
Programa £2 Ecuador Estudia de las Direcciones de Educación de las
provincias de la muestra, con el objeto de obtener información general
sobre las condiciones geográficas y el apoyo logístico. Las entrevistadoras
se apoyaron, también, en las cartas parroquiales del último censo de
población, a cuyo interior se encontraban las comunidades seleccionadas.
La relación con los líderes, autoridades civiles y especialmente con
docentes de cada comunidad fue un paso siempre necesario y previo a la
entrevista con las mujeres analfabetas.
El análisis documental fue la técnica utilizada en la
recopilación y el tratamiento de los datos estadísticos del analfabetismo,
en general, y de la mujer en particular, tomados de los Censos de
Población de 1974,1982 y 1990.
2.3. P R O C E S A M I E N T O D E L A I N F O R M A C I Ó N
La información obtenida en las 415 guías de entrevista fue
sometida al siguiente proceso de control de calidad, previamente a su
tratamiento manual y electrónico.
Se inició en el trabajo de campo con la revisión "in situ" a cargo
de las entrevistadoras y de la Coordinadora del equipo, al término de
cada jornada diaria, con el ñn de ir efectuando algunos ajustes técnicos de
operación. U n control más riguroso de consistencia le correspondió
realizar al personal técnico de F U N D E L A M asignado a este estudio,
utilizando una tabla de criterios de limpieza preelaborada, que permitió
asegurar coherencia, eliminar información no pertinente y procesar en
forma manual las preguntas no estructuradas y parcialmente estructuradas. Una última instancia la ejercieron los técnicos de procesamiento
electrónico, con aplicación a los ítems codificados mediante matrices de
tratamiento simple y cruce de variables.
127
BIBLIOGRAFIA
y otros,
Ecuador: El mito del Desarrollo, Editorial
del Conejo, ILDIS, Quito, Ecuador.
ACOSTA, ALBERTO
1982
y otros,
Mujer y transformaciones agrarias en la
sierra ecuatoriana, C E P L A E S , Corporación
Editora Nacional - INFOC - Quito, Ecuador.
BALAREZO, SUSANA
1984
BENALCAZAR, CESAR AUGUSTO,
1989
El proceso alfabetizador en Ecuador, 19441989, Fundación Ecuatoriana de Estudios
Sociales, FESO, Quito, Ecuador.
129
BREILH, JAIME,
1991
1989
La triple carga, (trabajo, práctica doméstica
y procreación), Centro de Estudios y Asesoría en Salud, C E A S , Quito, Ecuador.
La Salud: Crisis y Alternativa, Documentos
C E A S , N Q 16, Centro de Estudios y Asesoría
en Salud, Quito, Ecuador.
CEPAR,
1986
Resumen del Estudio Ecuador: Compendio
Estadístico sobre la Mujer, Centro de Estudios de Población y Paternidad Responsable, Quito, Ecuador.
CEPLAES,
1986
Mujer y política, Cuadernos de la Mujer, N °
2, Compilado por Centro de Planificación y
Estudios Sociales, Quito, Ecuador.
CEPLAES-UNFPA
1990
CEP,
1990
FLORES
1982
Mujer y Trabajo, Editorial Mendieta, Centro
de Planificación y Estudios Sociales, Quito,
Ecuador.
Situación del movimiento organizativo del
sector rural, Comité Ecuménico de Proyectos, Quito, Ecuador. Mimeografiado.
O . , Luis,
Diseños de investigación educativa, Editorial Siembra, Quito, Ecuador.
IGLESIAS, GENNY,
1989
Sacha Jambi, el uso de las plantas en la
medicina tradicional de los Quichuas del
Ñapo, Editorial Abya-Yala, Cayambe, Ecuador.
INEC,
1991
1992
1984
1976
V Censo de Población y IV de Vivienda,
1990, Resultados Definitivos, Resumen N a cional, Instituto Nacional de Estadísticas y
Censos, Quito, Ecuador.
Análisis de los resultados definitivos del V
Censo de Población y IV de Vivienda, 1990,
Instituto Nacional de Estadísticas y Censos,
Quito, Ecuador.
IV Censo de Población, 1982, Resultados
Definitivos, Resumen Nacional, Instituto
Nacional de Estadísticas y Censos, Quito,
Ecuador.
III Censo de Población, 1974, Resultados
Definitivos, Resumen Nacional, Instituto
Nacional de Estadísticas y Censos, Quito,
Ecuador.
PNUD-UNESCO,
1990
Evaluación Externa de la Campaña Nacional de Alfabetización "Monseñor Leónidas
Proaño", Quito, Ecuador.
R O S E R O R. Y M . D A V I L A ,
1989
La situación de las mujeres pobres en el
Ecuador, Fondo de las Naciones Unidas
para la Infancia, UNICEF, Quito, Ecuador.
131
SCHIEFELBEIN, E . ,
1989
Ecuador, Acceso, Permanencia, Repetición y
Eficiencia en la Educación Primaria y Secundaria, U N E S C O - B A N C O M U N D I A L , Quito, Ecuador.
SIGSFELD, D O N A T A von, s.a.
Educación no formal y población marginada, Pontificia Universidad Católica del
Ecuador, sede Cuenca, Instituto Latinoamericano de Investigaciones Sociales, ILDIS,
Quito, Ecuador.
SYLVA, P A O L A ,
1991
La Organización Rural en el Ecuador, Autogestión, desarrollo y movimiento social,
Editorial Abya-yala, Quito, Ecuador.
TORRES, R O S A M A R Í A ,
1990
Campaña Nacional de Alfabetización "Monseñor Leónidas Proaño", Informe de Evaluación Final, UNICEF, Quito, Ecuador.
ÍNDICE
Presentación
7
1.
Introducción
11
2.
2.1
2.2
2.3
Situación cuantitativa del analfabetismo
El analfabetismo desde el punto de vista geográfico
El analfabetismo en la población femenina
Evolución del analfabetismo
13
13
17
20
3.
3.1
3.1.1
3.1.2
3.1.3
Caracterización de la mujer campesina analfabeta 25
Educación
25
Nivel de analfabetismo
25
Participación en el Subsistema Escolarizado Regular 27
Causas de la marginalidad y abandono de la escuela 30
3.2
3.3
3.4
3.5
Participación en la educación d e adultos
Problemas vinculados con su situación de analfabetismo
Aspiraciones educacionales
Niveles d e Instrucción d e la familia
Trabajo
Salud
Participación en organizaciones comunitarias
Participación en las elecciones presidenciales
35
39
44
49
53
64
71
80
4.
Conclusiones
86
5.
Anexos
101
Bibliografía
129
3.1.4
3.1.5
3.1.6
3.1.7
134
Descargar