FIRMA DE LA PAZ FIRME Y DURADERA Han transcurrido diez años desde la firma de la paz, el 29 de diciembre de 1996. ¿Dónde estamos después de diez años de la firma de la paz? Divididos, con opiniones encontradas. A la celebración oficial de los diez años no asistieron ni el que era presidente cuando se firmó, ni la antigua guerrilla, por razones diferentes cada parte, lógicamente. La mayoría de los guatemaltecos están de acuerdo en que se han logrado avances, y también en que hay mucho por andar. Sólo que cada quien enfatiza, desde el lugar donde está posicionado, su verdad. Por ejemplo: según el Sr. Alvaro Arzú, firmante de la paz como presidente y actual alcalde de la ciudad capital, gracias a la firma de la paz ahora Guatemala es un mejor país donde en su administración se lograron hacer más de 40 mil obras y éstas continúan. Opinión representativa de un sector poderoso, política y económicamente, de este país. Para el ex presidente Vinicio Cerezo, los acuerdos figuran entre los más importantes de la región, pero hace falta darles continuidad, atender la agenda pendiente, resolver las enormes desigualdades y avanzar en el respeto a los derechos humanos. También representativo de los profesionales que viven de la política. Es opinión común que no ha habido voluntad política de implementar los Acuerdos de Paz. Varias veces ha habido que recalendarizar el cronograma de los compromisos y, ahora que no está MINUGUA para verificar, la mayoría desconocemos si hay calendario alguno. Para el ex comandante guerrillero Pablo Monsanto, otro de los firmantes de los acuerdos, "hablar de paz tal y como está la situación constituye una burla para el pueblo porque cada día aparecen 15 cadáveres y la pobreza afecta al 80%. El saldo de los diez años es absolutamente negativo, Guatemala está peor que durante el conflicto porque la violencia ha aumentado, la salud está en malas condiciones y la justicia no se imparte". Para el Cardenal Quesada Toruño, ex negociador de la paz, las causas que originaron el conflicto siguen vigentes. "Para evitar cualquier extremismo y para consolidar una auténtica paz, nada mejor que devolver su dignidad a quien sufre la marginación, el desprecio y la miseria". El Procurador de los Derechos Humanos, Sergio Morales, más bien explica por qué Guatemala sigue mal: “El problema está en que mientras los Acuerdos de Paz señalan un curso programático para eliminar el lastre de la pobreza, el modelo económico seguido empuja en sentido contrario”. El profesor Edelberto Torres Rivas se pregunta si no será necesario un nuevo Acuerdo de Paz y Convivencia en el actual contexto, donde el conflicto armado ha concluido, pero los viejos problemas de la desigualdad, la pobreza, la exclusión, el autoritarismo y la militarización de la seguridad pública aún siguen presentes en sus causas y/o manifestaciones En la celebración oficial del décimo aniversario de la firma de los Acuerdos de Paz, el Sr. Presidente ofreció “enviar, en los primeros meses del 2007, un paquete de 13 reformas a la Constitución para retomar el tema ya que son necesarias, sobre todo en temas como identidad y derechos de los pueblos indígenas”. Aunque es cierto que países como Colombia, México, Paraguay, Perú, Argentina, Ecuador y otros han hecho reformas en que reconocen a los pueblos indígenas, crea desconfianza dicha oferta por ser el 2007 año de elecciones presidenciales y por haber manifestado algún sector económico interés en cambiar la constitución porque la actual viola la libertad individual y la propiedad privada. Mientras tanto el pueblo maya, muy sectorizado después de los fracasos de coordinación de los primeros años alrededor de los partidos políticos y de los Acuerdos de Paz, está buscando sus propios caminos en la acción de luchas concretas alrededor del racismo, de la multiculturalidad, género, desarrollo, educación. Los Acuerdos de Paz no han avanzado más por culpa de los políticos, no ha habido voluntad política de hacerlo, otros intereses y urgencias han ocupado la atención cada cuatro años. Como autocrítica también la Iglesia católica debería decir lo mismo, porque hizo un programa con su carta 500 años anunciando el evangelio y luego cada año tuvo una prioridad nueva, abandonando el proyecto.