Dios te ama como Padre amoroso

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Kerigma 1
1.1 DIOS
TE
AMOROSO.
AMA
COMO
PADRE
1. DE FORMA INCONDICIONAL.
Seas quien seas: Hombre o mujer, negro o blanco, raza pura o
mestizo, rico o pobre, culto o
sin preparación; empresario,
profesionista,
empleado,
obrero, campesino. Él te ama y
te acepta por lo que eres, no
por lo que tienes, por lo que
sabes hacer, por la posición o
nivel social que tienes. No
importa lo que hayas hecho.
Eres hijo de Dios, hecho a imagen de Dios. Sé consciente de esa
dignidad.
2.
Y SU AMOR ES FIEL Y FIRME.
¿Acaso olvida una madre a su niño de pecho y deja de
querer al hijo de sus entrañas? Pues aunque ella se olvide,
yo no te olvidaré. Fíjate: “te llevo tatuada en la palma de
mis manos…”
Is 49,1
“Como un hijo al que su madre consuela, así los consolaré
yo a ustedes, y en Jerusalén serán consolados. Al verlo se
alegrarán, sus huesos florecerán como un prado. El Señor
mostrará a sus fieles su poder” Is 66,13.
“Aunque las montañas cambien de lugar, y se desmoronen
los cerros, no cambiará mi amor por ti, ni se caerá mi
alianza de paz, dice el Señor que te ama” Is 54,10.
3. COMO CREADOR TIENEN UN PLAN DE AMOR PARA
TI:
Que logres la plenitud
y felicidad desde este
mundo,
y
definitivamente en la
eternidad.
Que
alcances
la
planificación en todo lo
positivo y bueno, en
todo lo que te realice: En tu persona individual, cuerpo, alma y
espíritu; en tus relaciones familiares y personales; éxito en tu
trabajo por tu entrega responsable; logrando gozar de los
suficientes bienes materiales para la honesta y adecuada
sustentación y desarrollo integral de ti mismo y de tu familia.
Como
padre
providente,
siempre
está pendiente de ti y
te cuida en todo y en
cada aspecto de tu ser
y de tu vida: hasta de
cada cabello…, más que
a los lirios del campo o
las aves del cielo…,
hasta en el más
pequeño detalle. ¿Te
habías dado cuenta de eso?
Escucha y atiende a lo que Dios
mismo te dice en su Palabra:
“Te lo está diciendo tu
Creador: te he llamado por tu
nombre, eres mío; eres
valioso a mis ojos y estimado,
y te amo. Por eso, no temas,
Yo estoy contigo” Is 43,1-5.
Él nos ha hecho y hacia Él caminamos. De Él venimos y a Él vamos.
Es Principio y Fin, Alfa y Omega.
Sólo Él sabe cómo y para qué estamos hechos, y cómo funcionamos
adecuadamente, como individuos y como sociedad. Su ley y sus
mandamientos son como el instructivo de un aparato, el manual de
instrucciones. Y para eso nos equipó y capacitó a cada uno con
talentos y dones concretos: inteligencia creativa y voluntad libre,
sentimientos y emociones.
Y puso todo en nuestras
manos, como administradores
de su creación, para guardarla
sin destruirla, y transformarla
con nuestra iniciativa y trabajo
creativo,
para
nuestro
beneficio, servicio y utilidad
para todos; con espíritu
agradecido,
alabado
y
bendiciendo su Nombre.
Él es nuestro fin y centro de gravedad: “Nos hiciste para Ti Señor, y
nuestro corazón anda siempre
inquieto, corriendo y buscando
desasosegado por todas partes, hasta
que encuentra su lugar y descanso en
ti” llenando y saciando toda sed, es
decir, nuestros anhelos legítimos y
nuestras
auténticas
necesidades
profundas, de cada individuo y de toda
la humanidad.
4. “Llamado por
personalmente.
tu
nombre”
es
decir,
a
ti
De forma individual, insustituible, no intercambiable por nadie.
Desde que Dios es Dios
pensó en ti… y te amó…
por eso existes y estás
aquí, si no, no existirías.
“Con amor eterno te he
amado…” y te sigo
amando: por eso dice
“he reservado gracia
para ti” amor para ti en
concreto, de forma
permanente.
Y en María nuestra Madre, siempre
inseparable de la presencia de Dios,
encontramos el rostro maternal de Dios y su
cuidado amoroso y providente para
nosotros.
Salidos de sus manos nos pone en el
paraíso, símbolo de felicidad plena. Todo
era y todo debería seguir en armonía y en
orden: en salud corporal y mental, en las relaciones humanas, y en
la armonía con y en dominio sobre la creación. Salidos buenos de su
poder creador, nos destina a la felicidad y plenitud, si seguimos se
plan.
Y desde el principio nos invitó a una relación y comunión personal
de amor con Él, como hijos y amigos. No sólo creaturas suyas, sino
amigos e hijos en su Hijo.
Todos somos hijos de un mismo padre, y todos somos hermanos, y
el amor a Dios debe manifestarse en el amor al hermano, por tanto
debemos tratarnos todos como hermanos.
“Eres precioso a Mis ojos, estimado, valioso y valorado”: Vales
mucho para Mí; me importas. Tu
personalmente, con tu historia y
tu situación actual. Con rostro,
nombre propio, estado de vida y
situación concreta en la que vives.
“No temas”; rechaza todo temor e
inseguridad, toda falta de
autoestima, de que no vales nada, de que no importas, de que no
sirves para
nada. “Eres
mío”…
y
todos
cuidan
lo
que sienten
suyo… “Él
nos hizo y
suyos
somos”. Dios mismo te dice que eres suyo.
Si sólo dejáramos penetrar todas estas verdades ahora en nuestro
corazón, bastaría solo eso para
tocarnos
profundamente
y
transformarnos. ¡Dios me ama a mi
incondicionalmente; no importa lo que
sea ahora, o lo que haya sido o hecho
antes!...”Mi amor no se apartará de tu
lado…”
Después de haberlo rechazado a Él y a
su amor, y habernos separa de El por el
pecado, nos sigue amando, y no nos
abandona. Nos ofrece reconciliación,
salvación y vida nueva. ¿Puedes
aceptar esta verdad y esta realidad en
tu corazón y en tu vida en este momento?
¿Hay quizá algo que te lo impide? Aunque teóricamente aceptamos
esta verdad, hay diversas SITUACIONES QUE NOS IMPIDEN en la
práctica sentir y dejar penetrar esta realidad del amor personal de
Dios, son fundamentalmente tres:
•
La imagen deformada
de Dios, por haber
recibido una educación
religiosa inadecuada en
la casa o en la escuela,
en la manera de
presentar a un Dios
como juez rígido o
policía vengador al que
se le tiene miedo.
•
La imagen paterna
dañada, por lo que sus padres no pudieron o no supieron dar
de cuidado y amor expresado, o en todo aquello que los ha
lastimado o dañado, con la consecuencia de un niño pequeño
interior herido. No haber podido sentir y expresar sus
sentimientos, reprimidos o avergonzados por ello. No haber
llenado sus necesidades fundamentales en el momento
oportuno.
•
La propia vida de pecado y alejamiento de Dios y de su amor,
sin conocerlo ni haber experimentado su acción en nosotros,
como sucedería, si haciendo frio, se ponen fuera del calor
beneficioso del rayo del sol.
5.
Ahora mismo necesitan abrirse a la experiencia del amor de
Dios.
Paternal y cuidadoso. Necesitan creerle a su
Palabra, y yo doy testimonio de ello. Dejen
penetrar ahora mismo esta verdad, y
experimenten aquí esta realidad en su
corazón.
¿Qué bloqueo pueden tener? Alguno o varios de los anteriores.
Los invito a que mediten unos momentos cada uno en silencio
sobre esta verdad importante y fundamental de que Dios los ama a
cada uno de manera personal e incondicional.
Reflexión por Grupos:
•
¿Has sentido por un instante que Dios te ama?
•
¿Cómo puedes experimentar ese amor de Dios?
•
¿Por qué a veces no experimentas ese amor de Dios?
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