Desafío a los teólogos en Colombia. Fecha: 04/09/07 Por: elconfesor Fabián Salazar, coordinador del Centro de Estudios Teológicos y de las Religiones de la Universidad del Rosario, escribe sobre el verdadero reto de los teólogos en Colombia***** La semana pasada tuve la oportunidad de participar de un encuentro de teólogas y teólogos convocados por el equipo de Dimensión Educativa. En este espacio se reflexionó particularmente sobre el papel de la teología de la liberación en el contexto colombiano. A partir de este encuentro y de otros a los cuales he asistido durante estos años me surgen las siguientes reflexiones acerca del papel que las teólogas y teólogos tenemos frente al país. Un día la historia nos pedirá cuenta acerca de cual fue nuestra contribución a la construcción de una nueva nación y de nuestro rol en los procesos de paz y reconciliación. Desafíos contemporáneos: ‐ Ser más teologales que teo‐logos. Como hombres y mujeres creyentes debemos contribuir a fomentar la fe, la esperanza y la caridad desde un testimonio creíble y no únicamente desde teorías y especulaciones que alimentan nuestro ego y que nos llevan a creernos poseedores de la verdad con el derecho de pasar de ser maestros a intentar ser jueces de la vida privada y social de nuestros semejantes. ‐ Clericalización de la Teología. Actualmente la formación teológica parece reservada a la preparación de sacerdotes, pastores, y comunidades religiosas y son pocos las y los teólogos laicos que hacen presencia profesional y vital desde una opción teológica. El hecho histórico que en 1850 se reservara la formación teológica al espacio de los seminarios acabó por siglos la posibilidad de una tradición teológica en la que se formaran profesionales laicos como sucede en otros países de Europa y Norteamérica. La formación teológica para los cristianos debe ser un derecho y no un privilegio. ¿Cómo se puede tener un pueblo cristiano responsable de su fe con catequesis limitadas a unas pocas semanas y sin acompañamiento continuo? ‐ Visibilización en espacios públicos. Se requiere la participación de teólogos y teólogas en la toma de decisiones públicas trabajando en conjunto con otros profesionales en los espacios de decisión educativas, políticas y aun económicas. ¿para qué sirve una teología del mas allá si las problemáticas y los “infiernos” se están viviendo en el más acá? Se hace urgente la creación de políticas que tengan en cuenta los valores de justicia, solidaridad y respeto que se contrapongan a las opciones deshumanizadotas y de manipulación de los grandes grupos económicos y las potencias. La teología debe continuar siendo profética. ‐ Trabajo teológico y ecuménico. Durante muchos años nos hemos dedicado entre teólogos de diferentes confesiones a atacarnos “En guerras santas doctrinales” intentando en nombre de Dios imponer y vencer al otro en luchas confesionales. Es hora de parar este enfrentamiento y hacer un cuerpo común entre teólogos que se responsabilicen de las problemáticas humanas de nuestro contexto nacional. Esto no significa perder las visiones particulares sino encontrar caminos y puentes que permitan dar testimonio de unidad en medio de la diversidad. Este dialogo no debe limitarse al cristianismo sino que debe incluir a teólogos de otras religiones que hacen presencia en el país y que les duele como a todos los ciudadanos los horrores de la guerra, la corrupción y la indiferencia. ‐ Integración con la base. En el ejercicio académico y profesional teológico en no pocas veces se olvida la base popular y eclesial que sustenta la experiencia religiosa. Hemos olvidado en muchas ocasiones la voz de la gente en su religiosidad y sabiduría popular, hemos olvidado la experiencia del campesino, del indígena, de las comunidades negras, de los jóvenes y los niños y nos hemos dedicado a inventar teologías sentados, solitarios y cómodos detrás de un escritorio para que todos nos aplaudan en conferencias y discursos. Debemos recordar que un árbol no puede vivir sin sus raíces. Este es un ejercicio de humildad y de reconocer en otros que Dios sigue hablando y enseñando. ‐ Trabajo interdisciplinario. Los teólogos, tal vez por temor, o por falta de preparación de trabajo en equipo, nos recluimos en círculos teológicos cerrados en los cuales nos hemos acostumbrado a escucharnos y a afirmarnos unos a otros pero sin que este ejercicio tenga impacto en la sociedad o la academia colombiana. Estamos en una época en la que el trabajo requiere del aporte interdisciplinar, de la contribución de diversas profesiones para abordar integralmente las problemáticas del país. Este ejercicio nos es particularmente difícil para los teólogos ya que participamos creyendo tener las verdades absolutas, desconociendo el valor de otras ciencias. Si la teología quiere tener un futuro debe prepararse desde ya para un dialogo honesto, confiado y equitativo con otras áreas del conocimiento. Este principio se aplica también al interior de la teología ya que existe una división entre escrituristas, sistemáticos y pastoralitas tan especializados que olvidan los ejes transversales de comprensión de conjunto. ‐ Formación de nuevos cuadros de teólogos y teólogas. Es urgente la formación de un relevo generacional que permita la continuidad del aporte teológico de los maestros que actualmente enseñan en las facultades con edades avanzadas. El relevo generacional no solo se debe hacer a nivel de profesores preparados para esta misión sino en el abordaje de nuevas temáticas. En el caso particular se presenta en las tesis de grado en las cuales se pretende seguir repitiendo las mismas temáticas gastadas y agotadas mientras los nuevos retos que propone los signos de los tiempos de la cultura contemporánea y las nuevas problemáticas humanas se dejan de largo. Se requiere no solo un cambio de personas sino un cambio de mentalidad sobre el papel de la teología a nivel académico y social para que sea rejuvenecida y revitalizada. ‐ Creación de una red de teólogos nacionales. Hasta el momento se encuentran atomizados los teólogos sin contar con una red nacional que integre los datos, la producción y el aporte de hombres y mujeres que han hecho de la teología una opción de vida experienciada en espacios educativos de ONG, de universidades, de instituciones publicas y privadas, de seminarios, de misiones y de presencia en trabajos de la promoción de la justicia. La creación de esta red de teólogos permitiría el intercambio de experiencias, la consolidación de macroproyectos, la asesoría a medios de comunicación y un rostro visible de presencia teológica ecuménica. Esta red tendría entre sus funciones el apoyo de las comunidades de base. El intercambio internacional, la promoción del estudio teológico entre mujeres y jóvenes y sobre todo un espacio para seguir siendo fieles al mandato misionero de ser levadura en medio de la masa. Recibo sus comentarios y sugerencias para la creación de una red a [email protected] Gracias...