Documento descargado de http://www.doymafarma.com el 18/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. ÁMBITO FARMACÉUTICO EDUCACIÓN SANITARIA Lesiones traumáticas de extremidades inferiores ANTONIETA GARROTEa y RAMON BONETb a Farmacéutica. Doctor en Farmacia. b El aparato locomotor humano está formado por el sistema osteoarticular (huesos, articulaciones y ligamentos) y el muscular (músculos y tendones). Las extremidades inferiores, además de soportar el peso del cuerpo, son las principales responsables de su desplazamiento, lo que sin duda las convierte en candidatas preferentes a presentar todo tipo de lesiones y traumatismos. En el presente trabajo se abordan los más frecuentes, así como alternativas que desde la farmacia se pueden ofrecer para evitar su aparición, favorecer su recuperación y minimizar su impacto una vez que se han producido. E l movimiento y la actividad física son inherentes al género humano. Desde bien pequeños se enseña a los niños a caminar y, un poco más adelante, se les insiste en la importancia de la práctica habitual de ejercicio físico. Los beneficios del movimiento y de una práctica deportiva regular son diversos: permite la oxigenación del organis- 52 OFFARM mo, libera energía, mejora la circulación sanguínea, ayuda a prevenir la obesidad, disminuye la tensión arterial, preserva la fortaleza del tejido conjuntivo, retrasa la degeneración propia del paso de los años y ayuda a combatir la depresión, entre otras cosas. Además, los deportes colectivos favorecen la socialización y el compañerismo. Pero no todo es color de rosa al hablar de deporte y salud: en ocasiones, la actividad física, tanto recreativa como de competición, conlleva inherentemente el riesgo a lesionar el aparato locomotor y, en concreto, las partes responsables de los desplazamientos. Obviamente, algunos deportes comportan una mayor probabilidad de lesión que VOL 22 NÚM 7 JULIO-AGOSTO 2003 Documento descargado de http://www.doymafarma.com el 18/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. EDUCACIÓN SANITARIA otros, siendo los de contacto (fútbol, baloncesto, rugby) y los de velocidad (esquí, squash, ciclismo, parapente) los que presentan una mayor probabilidad de provocarlos. Pero, desafortunadamente, el riesgo de presentar lesiones traumáticas en las extremidades inferiores no se circunscribe exclusivamente a las actividades deportivas, sino que éstas pueden producirse también por causas ajenas al ejercicio físico. Como se ha indicado anteriormente, pies y piernas son los artífices de los desplazamientos corporales: casi todo el mundo, a todas las edades y durante todo el día, está en constante desplazamiento. Normalmente estos movimientos se producen por suelos de diferentes naturalezas y en un entorno a menudo jalonado de obstáculos e irregularidades (aceras, escaleras, piedras, salientes, socavones). En ocasiones, las prisas provocan que se hagan de una forma acelerada y en la mayoría de los casos el desplazamiento es una especie de «acto reflejo» que hacemos de forma secundaria a otras actividades (conversar, mirar escaparates, leer). Los cánones estéticos y las imposiciones de la moda son, en muchas ocasiones, un auténtico factor multiplicador para el riesgo de presentar lesiones en las extremidades inferiores. Plataformas desmesuradas, suelas imposibles, tacones de todo tipo, calzados opresivos o sujeciones insuficientes del pie son algunas de las «ayudas» que imponemos a nuestras extremidades inferiores para que cualquier paseo o actividad cotidiana tenga una elevada probabilidad de acabar en la consulta de un traumatólogo. Herida Es la pérdida de la continuidad de la piel secundaria a un traumatismo. Como consecuencia, existe un riesgo de infección y la posibilidad de lesiones en órganos o tejidos adyacentes como músculos, nervios o vasos sanguíneos. La gravedad de las heridas se evalúa en función de la profundidad, extensión, localización, evidencias de sucie- Desafortunadamente, el riesgo de presentar lesiones traumáticas en las extremidades inferiores no se circunscribe exclusivamente a las actividades deportivas, sino que éstas pueden producirse también por causas ajenas al ejercicio físico dad, presencia de cuerpos extraños o signos de infección. El tratamiento y abordaje sanitario de las heridas leves están incluidos en todos los manuales de primeros auxilios y son sobradamente conocidos por los profesionales farmacéuticos, por lo que los autores no han considerado necesario hacer más consideraciones al respecto. VOL 22 NÚM 7 JULIO-AGOSTO 2003 – No movilizar al accidentado si no es estrictamente necesario. – Retirar cualquier elemento compresivo (calzado, elementos de joyería). – Explorar la movilidad, sensibilidad y pulso distales. – Inmovilizar el foco de la fractura (sin intentar reducirla), inclu- Tabla 1. Clasificación de las lesiones traumáticas del aparato locomotor según la zona afectada Nombre Zona afectada Clasificación Heridas Piel y músculo Traumatismos articulares Traumatismos cartilaginosos Traumatismos musculares Traumatismos óseos Articulación – Limpias – Sucias – Superficiales – Profundas – Fracturas (tipo I, tipo II y tipo III) – Luxaciones – Desgarro de menisco – Rótula de Chondromalacia Desgarros musculares: leves, moderados y graves Fracturas: completas, incompletas (fisuras), conminuta (múltiple), unifragmentarias, abiertas, cerradas, alineadas, desplazadas, etc. Traumatismos De una forma general, se habla de traumatismo haciendo referencia a cualquier agresión que presenta el organismo como consecuencia de la acción de agentes físicos o mecánicos (caídas accidentales, sobrecargas). En la tabla 1 se incluye una clasificación de los principales traumatismos del aparato locomotor en función de la zona afectada. Traumatismos óseos Las fracturas son lesiones traumáticas que se definen como la pérdida de continuidad en el hueso. La sintomatología más frecuente que acompaña a este tipo de lesiones es el dolor (que se hace muy intenso cuando se pretende mover la extremidad afectada), deformidad, desdibujo, acortamiento (dependerá mucho del tipo de rotura, de la cantidad y desplazamiento de los fragmentos), inflamación, aparición de hematoma y marcada impotencia funcional. Cualquier decisión de intervención ante una lesión de este tipo debe tener en cuenta la posibilidad de que haya habido o se pueda producir una lesión en las partes blandas adyacentes (vasos sanguíneos, fibras nerviosas), hemorragia y shock hipovolémico, infección (en fracturas abiertas). El tratamiento definitivo de este tipo de lesiones pasa por el traslado del afectado a un centro sanitario y debe ser realizado por un facultativo. En caso de que se tenga que socorrer a un accidentado en el que se sospeche este tipo de lesión se tienen que tener en cuenta algunas consideraciones: Cartílago Músculo Hueso OFFARM 53 Documento descargado de http://www.doymafarma.com el 18/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. EDUCACIÓN SANITARIA yendo las articulaciones contiguas, con férulas rígidas y evitando los movimientos de la zona afectada o moviéndola si es preciso en bloque y bajo tracción. – Si se trata de una fractura abierta, debe cubrirse la herida con apósitos estériles antes de proceder a la inmovilización. Traumatismos cartilaginosos Los meniscos son estructuras cartilaginosas con función amortiguadora (del choque entre fémur y tibia) localizadas en el interior de la rodilla, tanto en la cara interna (menisco interno) como en la externa (menisco externo). Aunque este cartílago presenta una elevada resistencia, con los años se va debilitando y no es infrecuente que se produzcan en él pequeños rasguños que acaban provocando su desplazamiento parcial que se puede traducir en la aparición de simples molestias o acabar incluso bloqueando la articulación. Si el rasguño es pequeño, la sintomatología es ocasional y leve, no hay inestabilidad y el paciente puede ser tratado con un programa de ejercicios de motricidad y ayuda ortopédica. Si los síntomas persisten o hay bloqueo articular el menisco debe ser reparado o eliminado parcialmente mediante cirugía (artroscópica, normalmente). No hay que olvidar que el menisco no está irrigado y por tanto no se puede curar por sí mismo. Otro traumatismo cartilaginoso frecuente es la llamada «rótula de condromalacia» que es la rotura o reblandecimiento del cartílago situado en la parte inferior de la rótula. Los síntomas observados incluyen dolor en la parte anterior de la rodilla (más manifiesto al subir o bajar escaleras, o levantarse tras haber permanecido largo tiempo sentado) y una sensación de crujido cuando se mueve la articulación. Traumatismos musculares Los desgarros musculares no son más que roturas de las fibras constitutivas de los músculos que se producen básicamente durante las prácticas deportivas por dos razones: preparación física inadecuada (falta de elongación y precalenta54 OFFARM miento antes de empezar la actividad deportiva) y sobreexigencia. Los músculos más frecuentemente afectados son los de la pantorrilla (gemelos) y el muslo (cuadríceps y abductores). Traumatismos articulares Como su nombre indica, dentro de este apartado se incluyen aquellos traumatismos que provocan lesiones en las articulaciones óseas o en los elementos que las componen. Dentro de ellas destacan luxaciones y esguinces. Puesto que un esguince es una lesión de ligamentos, se puede producir en casi todas las articulaciones Las luxaciones son separaciones permanentes de las superficies articulares (el hueso se ha separado de su articulación). Cursan con dolor intenso y agudo, deformidad debida a la pérdida de las relaciones normales articulares (y que es claramente identificable comparando su aspecto con el de la articulación paralela en el miembro sano) e impotencia funcional muy acusada. Ante este tipo de lesiones traumáticas, el farmacéutico debe aconsejar la inmovilización total de la articulación afectada tal y como está, sin intentar reducir la luxación y remitir al paciente a un centro sanitario para que el personal facultativo le aplique el tratamiento definitivo. Los esguinces son las lesiones de los ligamentos que se producen cuando una articulación realiza un movimiento más amplio de lo normal, forzando uno o varios ligamentos hasta que resultan dañados. Los ligamentos son bandas de tejido fibroso, elástico y resistente que conectan dos o más huesos, cartílagos u otras estructuras del organismo o que sirven de sostén de los músculos. Su función prin- cipal es la estabilización de las articulaciones. Puesto que un esguince es una lesión de ligamentos, se puede producir en casi todas las articulaciones. Los esguinces más frecuentes son, sin lugar a dudas, los de tobillo (de los cinco ligamentos que sostienen el tobillo el que se lesiona más a menudo es el talofibular anterior, seguido del calcaneofibular) y rodilla (siendo aquí el cruzado anterior y el colateral medio los más comúnmente afectados por esguinces). Dentro de los esguinces se habla de: – Grado I o leve. Ligera elongación del ligamento que no afecta a la estabilidad de la articulación. El paciente sólo experimenta un ligero dolor e inflamación pero puede cargar el peso sobre la articulación afectada. La contusión presentada es leve. – Grado II o moderado. Se produce un desgarro parcial del ligamento. Cursa con marcada hinchazón y dolor moderado a fuerte. El paciente suele referir dificultades para apoyar el peso sobre la articulación afectada y se manifiesta una cierta pérdida de la funcionalidad de la articulación. – Grado III o grave. El ligamento se desgarra totalmente o se rompe. La lesión se acompaña de dolor e hinchazón intensos; el paciente no es capaz de cargar el peso sobre la articulación y hay una pérdida total de la habilidad funcional. Una lesión de este tipo en personas activas suele requerir una intervención quirúrgica para obtener resultados óptimos. Lesiones y deporte Como se ha comentado al principio de la presente revisión, la aparición de lesiones en las extremidades inferiores, si bien no está exclusivamente ligada a las prácticas deportivas, presenta un mayor índice de aparición durante éstas. Por ello, se ha creído oportuno incluir un comentario sobre aquellos deportes que suponen un mayor riesgo de lesión y cuáles son las consecuencias traumáticas más frecuentemente derivadas de su práctica. VOL 22 NÚM 7 JULIO-AGOSTO 2003 Documento descargado de http://www.doymafarma.com el 18/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. EDUCACIÓN SANITARIA ALGUNOS CONSEJOS BÁSICOS Calentamiento Los ejercicios de calentamiento cumplen con dos funciones muy importantes: evitar las lesiones y mejorar el rendimiento deportivo. Nunca debe iniciarse la actividad deportiva de forma brusca. El calentamiento debe durar entre 10-15 minutos e iniciarse con una carrera lenta para aumentar la frecuencia cardíaca. Posteriormente, se realizarán unos estiramientos y movimientos generales de forma que se tonifiquen los principales grupos musculares y mejore su capacidad de contracción/elongación para finalizar con ejercicios específicos en función de la especialidad deportiva a practicar. Enfriamiento Es el descenso progresivo de la actividad física hasta detener el ejercicio. Basta con una carrera con desaceleración progresiva y unos estiramientos finales. Ejercicios de fortalecimiento Es importante fortalecer mediante ejercicios rutinarios específicos la musculatura adyacente complementaria, ya que ella puede ayudar a estabilizar la articulación y hacerla más resistente a esguinces y roturas. Material El material utilizado debe ser adecuado y estar en correcto estado (huelga decir la importancia de las fijaciones y botas en la práctica del esquí o el estado de las zapatillas en los atletas, ya que las nuevas pueden provocar ampollas los primeros días si se usan muy a menudo y las demasiado viejas pueden haber perdido, casi por completo, su capacidad de amortiguación). ■ Esquí y snowboard En ambos casos se alcanzan grandes velocidades al desplazarse sobre una o dos tablas en una superficie irregular y de consistencia variable, con una fuerte pendiente, altamente deslizante y en trayectos muy concurridos. En general, los traumatismos en estos deportes son el resultado de caídas, choques o lesiones excesivas. La diferente posición del deportista durante la práctica de ambas disciplinas y la diferencia en el material utilizado hacen que en el esquí las lesiones más frecuentes sean las roturas/esguinces de los ligamentos de la rodilla (especialmente el cruzado anterior y el lateral medio), mientras que en el snowboard, la utilización de botas de materiales blandos y la postura de los surfistas desplace hacia el tobillo el mayor riesgo de lesión. Es frecuente que el encontronazo entre dos practicantes de estos deportes acabe con un esguince del ligamento lateral interno, un desgarro del menisco interno o un «aplastamiento» del externo. 56 OFFARM Fútbol, baloncesto y rugby Son deportes en los que se producen caídas y encontronazos de alta energía, lo que hace frecuente la aparición de luxaciones. Son deportes que requieren que el pie se mantenga fijo y que el cuerpo cambie de dirección brusca y rápidamente por lo que también son frecuentes en ellos las lesiones del ligamento cruzado anterior (el jugador para y gira repentinamente y siente como un «estallido» en la rodilla acompañado de un dolor repentino y su posterior hinchazón) e incluso la llamada tríada (rotura de ligamento cruzado anterior, colateral medio y menisco). El tipo de movimiento realizado durante la práctica de estos deportes también hace frecuente que el pie y el tobillo se retuerzan hacia el interior originando una sobretensión y presión extrema en los ligamentos tobillares. El esguince de tobillo se acompaña de un chasquido característico en su parte exterior, posterior hinchazón e inhabilidad para caminar. Atletismo Los atletas son deportistas especialmente susceptibles a presentar todo tipo de lesiones de tobillo. Un mal apoyo del pie o un movimiento incorrecto cuando se va a gran velocidad para alcanzar una meta o como paso previo a la realización de un salto o movimiento suelen provocar la torcedura o distensiones violentas de los ligamentos del tobillo. Periostitis (inflamación de la membrana que recubre exteriormente la tibia) y pubalgia (inflamación de la inserción de los músculos aductores del muslo en el pubis) son típicos de corredores de largas distancias. El síndrome del compartimiento tibial, las fracturas de tibia y peroné o los esguinces y lesiones meniscales son algunos de los otros riesgos en que incurren los practicantes de estos deportes. Diagnóstico La diagnosis de estas lesiones se basa principalmente en el examen de la zona. Es importante que sea realizado con la mayor inmediatez posible, ya que si aún no se ha inflamado la zona, el facultativo puede realizar su diagnóstico con una mayor precisión. La magnitud de la hinchazón, la situación del dolor, la movilidad distal y la estabilidad de la zona suelen permitir, en muchos casos, llegar a un diagnóstico correcto sin necesidad de ninguna técnica adicional. No obstante, radiografías y resonancias magnéticas son dos alternativas frecuentemente utilizadas para llegar a una diagnosis definitiva cuando los datos anteriores no permiten una identificación exacta de la lesión. Tratamiento Como se ha visto, la mayoría de las lesiones traumáticas de las extremidades inferiores requieren una intervención facultativa para ser solucionadas de forma definitiva. Los esguinces leves y moderados, los traumatismos cartilaginosos leves y las lesiones por sobreesfuerzo son básicamente aquellos traumatismos en los que el farmacéutico puede desempeñar un papel más importante. VOL 22 NÚM 7 JULIO-AGOSTO 2003 Documento descargado de http://www.doymafarma.com el 18/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. EDUCACIÓN SANITARIA Tratamiento RICE El tratamiento más habitual de los esguinces y desgarros meniscales y musculares leves es el llamado RICE, acrónimo formado a partir de las iniciales anglosajonas de las palabras: reposo, hielo, compresión y elevación. Cuando alguien presenta una de estas lesiones debe guardar unos días de reposo (total o el máximo posible durante las 48 horas posteriores al accidente). Aunque el dolor no sea tan intenso como para obligar a interrumpir la práctica deportiva, cuando se sospeche que se ha producido un daño es importante no seguir ejercitando el miembro afectado, ya que en caso contrario puede agravarse la lesión y aumentar el tiempo de recuperación necesario. Además debe aplicársele hielo (nunca directamente sino envuelto en un paño, puesto que se podría llegar a provocar quemaduras en la piel) durante 20 minutos, cuatro veces al día. La aplicación del frío tiene un efecto vasoconstrictor, evitando un mayor aporte sanguíneo a la zona afectada. El arsenal ortopédico actual dispone de una especie de bolsas rellenas de una sustancia gelatinosa que puede enfriarse hasta muy bajas temperaturas sin llegar a solidificar. Aplicar frío mediante estos dispositivos tiene la ventaja frente al hielo convencional de que al no llegar a solidificar se amoldan perfectamente a la articulación afectada. Además, durante el tiempo de aplicación, si bien van perdiendo temperatura, su aumento se hace de una forma más gradual y sin llegar a sufrir fusión (el agua generada suele ser un engorro adicional cuando la opción elegida es una bolsa con hielo dentro). Los dispositivos mencionados se encuentran forrados de tejidos de algodón (ruso) que evitan el contacto directo con el foco frío y se sujetan mediante un sistema de gomas lo que permite un perfecto acoplamiento a la zona a enfriar. Los afectados deben, también, protegerse la articulación con una venda elástica de compresión o un producto ortopédico adecuado y mantener la zona afectada en una posición elevada (facilita el retorno venoso reduciendo la inflamación VOL 22 NÚM 7 JULIO-AGOSTO 2003 de la zona). La aplicación de vendajes y productos ortopédicos pretende actuar sobre determinados tejidos para conseguir una combinación de efectos (contener, sujetar, comprimir, estabilizar, corregir, descargar, amortiguar) reduciendo los efectos negativos de una inmovilización rígida y respetando en la medida de lo posible la movilidad de las partes no lesionadas. El farmacéutico debe advertir acerca del uso indiscriminado y abusivo de este tipo de productos, ya que su utilización innecesaria provoca el debilitamiento de las estructuras propias de la persona, incrementándose a la larga el riesgo de provocar o agravar lesiones. Si bien su utilización puede aconsejarse como alternativa de emergencia ante la aparición de lesiones leves/sobrecargas musculares o tendinosas durante la práctica deportiva, también puede aconsejarse con fines preventivos (en personas con inestabilidad de ligamentos o que tengan sensible la estructura ligamentosa de alguna articulación). Este tipo de productos son usados también como medio terapéutico específico de inmovilización selectiva en lesiones agudas o sobrecargas crónicas y como ayuda a la rehabilitación en procesos posquirúrgicos. Los productos ortopédicos destinados a las extremidades inferiores son rodilleras, tobilleras, pantorrilleras y musleras. Se trata de productos diseñados anatómicamente y elaborados a base de tejidos y gomas naturales o elastómeros sintéticos (lycra, dorlastan, spandex, neopreno). En ocasiones pueden incluir férulas (normalmente de aluminio), engrosamientos localizados o diseños especiales con la finalidad de obtener algún beneficio concreto, reforzar la protección de una determinada zona o limitar un determinado movimiento. En estos casos es aconsejable que la utilización del elemento ortopédico esté sometida al control y consejo de un profesional sanitario, médico o farmacéutico con conocimientos específicos de ortopedia, que sepan orientar al paciente sobre cuál es la opción más adecuada y cómo usarla correctamente. Tratamiento farmacológico Como tratamiento farmacológico de elección para obtener un alivio sintomático del dolor y la inflamación producidos por este tipo de dolencias se utilizan antiinflamatorios no esteroideos (AINE) y analgésicos tópicos. Así, bencidamida, ketoprofeno, piketoprofeno, naproxeno, piroxicam, ibuprofeno, diclofenaco, aceclofenaco, fenilbutazona o etofenamato son algunos de los principios activos que, vehiculizados en excipientes adecuados para su formulación en preparados de aplicación tópica (aerosoles, geles y/o cremas), son utilizados en el abordaje terapéutico de este tipo OFFARM 57 Documento descargado de http://www.doymafarma.com el 18/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. EDUCACIÓN SANITARIA de dolencias. Cuando la lesión haya provocado la aparición de contusiones, edema y hematomas, estará indicada la aplicación de antivaricosos y fibrinolíticos tópicos. En lesiones musculares y para el calentamiento previo antes de reanudar el ejercicio pueden aplicarse especialidades tópicas rubefacientes. El número de preparados de este tipo incluidos en el arsenal terapéutico actual es muy amplio y su acción farmacológica y su tradición «autoprescriptora» los convierten en grandes conocidos del gran público. La elección del más adecuado suele hacerla el propio paciente basándose en su propia experiencia. No es infrecuente que algunas personas rechacen el consejo farmacéutico argumentando que una determinada formulación le resulta poco efectiva, ya que es un hecho conocido que la respuesta obtenida es altamente variable en cada individuo. Cuando la lesión haya provocado la aparición de contusiones, edema y hematomas, estará indicada la aplicación de antivaricosos y fibrinolíticos tópicos estas formulaciones) con uno por vía oral (del que se espera una acción a más largo plazo). Una vez recuperada una cierta estabilidad y eliminado el dolor, el paciente debe ser tratado con un programa de ejercicios de rehabilitación que según los casos incluirán rutinas de motricidad, fortalecimiento, elasticidad. Obviamente, el tipo, la cadencia y la intensidad de estos ejercicios deben ser fijados y supervisados por un médico especialista o un fisioterapeuta para evitar que en vez de ser una ayuda puedan agravar el problema o causar otro mayor. Comentar, para finalizar, que una lesión ligamentosa mal curada provoca inestabilidad en la articulación, lo cual incrementa por un lado el riesgo de dañar las estructuras cartilaginosas (menisco en el caso de la rodilla) y, por otro, la posibilidad de acabar desarrollando una artritis temprana. Hay algunas actividades deportivas compatibles con una rodilla que tiene flojo alguno de sus ligamentos, son los llamados deportes «en línea», como el ciclismo, las caminatas, el patinaje o la natación. No obstante, cuando el paciente lesionado quiera practicar este tipo de actividades se le sugerirá hacerlo con ayuda de alguna de las opciones de refuerzo ortopédico anteriormente comentadas y un programa de rehabilitación especialmente diseñado para fortalecer y aumentar el movimiento de la articulación. Prevención Si bien es cierto que la utilización de AINE por vía tópica reduce significativamente el riesgo de complicaciones gastrointestinales (el fármaco alcanza concentraciones farmacológicamente significativas en los tejidos adyacentes a la zona de aplicación pero las concentraciones plasmáticas son muy inferiores), lo que ocurre es que normalmente se combinan uno por esta vía de administración (del que se espera una acción inmediata, reforzada por el efecto frío/calor y rubefaciente que suelen provocar 58 OFFARM De lo dicho hasta el momento se desprende que el mejor de los deportes puede convertirse en perjudicial, si se lleva a cabo de forma excesiva o incorrecta, incurriéndose entonces en un riesgo elevado de provocar un sinfín de lesiones. Conocer el propio cuerpo y no sobrepasar nuestras limitaciones físicas (preparación física) y técnicas (una mala técnica puede hacer repetir gestos incorrectos) son las mejores medidas preventivas para salvaguardar su estado durante la práctica deportiva. ■