Señoras diputadas y señores diputados, miembros del gobierno

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Esquerra Republicana de Catalunya
Grup Parlamentari Esquerra Republicana
Este discurso es orientativo.
La versión definitiva es la que
pronunciará Joan Puigcercós
Señoras diputadas y señores diputados, miembros del gobierno, señor Presidente, miembros y
representantes del Parlament de Catalunya y del Gobierno catalán, que hoy nos acompañan en
esta solemne sesión en el Congreso de los Diputados.
Discutimos hoy aquí la aprobación final del trámite en el Congreso del nuevo Estatuto de
Autonomía de Catalunya. El nuevo Estatuto, el que vino del Parlament de Catalunya respondía
a una iniciativa planteada por los reprsentantes del pueblo catalán que recogía buena parte de
las necesidades y los anhelos de la los ciudadanos de Catalunya.
Algunos han dicho y dirán hoy aquí que este es un bueno Estatuto. Sí, es un buen Estatuto. Un
buen Estatuto para España. Dicho de otra forma, dicho al revés: para España es un buen
Estatuto. Para Catalunya no. Creemos que para Catalunya no es suficiente. Este estatuto es
más de lo mismo.
Vamos explicar una vez más por qué se impulsó el proceso que culminó el 30 de septiembre
en Catalunya con la aprobación del nuevo Estatut: para resolver problemas, para dotarnos
competencias, herramientas y recursos para la las administraciones que se encargan de
gestionar buena parte de los servicios que reciben los catalanes y las catalanas. Para acometer
los retos que hoy tenemos planteados.
¿Cuáles son estos retos?
Este Estatuto no es -como dijo el PP- un capricho del Parlament. El Estatut del Parlament de
Catalunya, impulsado desde el primer momento por nuestro partido, Esquerra, es un Estatut
que intentaba acometer, dar respuesta a los cuatro principales retos que tiene hoy planteados
la sociedad catalana. Cuatro retos que no son exclusivamente catalanes, también afectan a la
sociedad española y, como no, también a la sociedad europea.
Cuatro retos que hoy cualquier sociedad occidental debe afrontar para alcanzar mayores cotas
de bienestar para sus ciudadanos y ciudadanas.
1. En primer lugar, todos somos conscientes que en el viaje de este a oeste y de occidente a
oriente, buena parte de nuestra producción industrial, de nuestro modelo de crecimiento de
nuestras empresas, de nuestros emprendedores y emprendedoras son víctimas de una
terrible competencia por parte de los nuevos países emergentes. Competencia que se basa
en unos costes sociales, salariales y ambientales muy bajos -por no decir inexistentes- que
están desequilibrando nuestro modelo de economía productiva.
1.1. La deslocalización industrial, tal y como la estamos padeciendo, afecta hoy a
Catalunya de forma notable. Como saben perfectamente, la contribución de
Catalunya al Valor Industrial Bruto del Estado es del 27%, es quien aporta más. Y
hoy Catalunya tiene un problema. Hablemos claro, el problema es que no podemos
garantizar la continuidad de nuestros proyectos empresariales.
Fíjense señoras diputadas y señores diputados, que cuando se firmó en su
momento el acuerdo entre el Señor Artur Mas y el Presidente del Gobierno, José
Luis Rodríguez Zapatero, alguien dijo que Esquerra tenia un problema de celos. De
celos por una foto. Los ciudadanos de Catalunya saben que Esquerra es un partido
que se ha sacrificado por la unidad y la cohesión de todos los partidos catalanes,
todos, sin excepciones, alrededor de este nuevo Estatuto. La prueba la tienen en el
Parlamento de Catalunya. Nosotros trabajamos para que los dos partidos
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principales de Catalunya, CiU i el PSC, se unieran para aprobar el Estatuto. Esa es
la foto que nos hubiera gustado: la de los cuatro partidos catalanes de tradición
democrática juntos en la defensa en Madrid de lo que aprobó nuestro parlamento.
Y les voy ha hablar de una foto. De una foto que sí nos preocupa. La foto que se
hicieron el Señor Montilla, hoy aquí presente, con el Conseller de Treball de la
Generalitat de Catalunya, el Señor Josep María Rañé, cuando hablaban con el
presidente del Grupo Wolkswagen, Bern Pischetrieder, en su sede, en Volfsburg.
El máximo responsable del grupo alemán, dejó muy claro que el problema de
Catalunya para poder competir, para poder captar nuevas inversiones y empresas,
era la falta de infraestructuras. Así de claro se lo dijo.
1.1.1.Falta de trenes de mercancías, de trenes que pudieran sacar nuestros
productos y colocarlos rápidamente en los mercados del centro de Europa,
pudiendo así competir con en igualdad de condiciones.
1.1.2.Otro déficit, otro problema: llamada brecha tecnológica. Tengan en cuenta
que la deslocalización, la pérdida de peso industrial y la imposibilidad de no
poder competir con el norte es el principal reto al que se enfrentan nuestras
empresas. Lo decimos como partido de izquierdas nos hubiera gustado
poderlo resolver con en el Estatut, para que la pequeña y la mediana
empresa, para que nuestros grupos empresariales puedan competir en
igualdad con los países más competitivos.
1.2. Tenemos un segundo problema, un problema que geográficamente va de sur a norte y
este problema, es la inmigración. Vemos que, a veces, el lenguaje políticamente
correcto, asegura que la inmigración no es un problema sino que es simplemente un
reto. Pues nosotros decimos ahora y aquí, bien claro, como es costumbre en
Esquerra, que la inmigración es un problema. Un problema, de las personas que
emigran. No me digan que no es un problema dejar atrás una familia, el entorno, un
mundo, un cultura para arriesgarte en una aventura en la que puedes perder la vida
como es, por ejemplo, cruzar el Estrecho. Arriesgarse para llegar a una nueva tierra
con la inseguridad permanente de poder ser devuelto a tu país de origen. Aterrizar en
un país a veces hostil, con unas condiciones laborales infrahumanas, y con la
incertidumbre de encontrar trabajo… Esto es un grave problema.
Pero también es un problema para la sociedad de acogida cuando no está dotada de
los instrumentos que permitan desarrollar unas políticas sociales adecuadas. Porque
es de sobra sabido: la manta es corta, y si nos cubrimos la cabeza destapamos los
pies. Y viceversa.
Las políticas sociales -en educación, en sanidad- que han hecho los ayuntamientos y
el Govern de Catalunya para acoger e integrar a estos ciudadanos, los nuevos
catalanes, han ido, a menudo, en detrimento de las prestaciones que percibían los
catalanes de siempre. Necesitamos políticas sociales para todos, para acoger a todos.
No se puede permitir que en una escuela haya discriminación porqué uno tiene más
renta que el otro, porqué el que llega más tarde tiene menos renta. Porqué el
inmigrante siempre será más pobre, porqué es el último que llega. Es obvio.
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Ahí esta el germen del conflicto y, en Catalunya, como en otras CCAA nos lleva a un
conflicto social, si hoy no ponemos remedio. No es catastrofismo, no es alarmismo:
sencillamente, realismo.
Muchos de los ciudadanos que nos están oyendo hoy, no solo de Catalunya sino de
diferentes partes del Estado, saben perfectamente de que estamos hablando.
Acometer el reto de la inmigración implica más políticas sociales, implica empujar más
políticas sociales desde la izquierda y buscar nuevas fórmulas para que no haya
discriminación para nadie; ni para los que acaban de llegar ni para los que están aquí
de toda la vida. La inmigración no es un problema catalán, tampoco no es un problema
solo español, es un problema europeo. Y por ello debemos poner las condiciones que
permitan afrontar con garantías uno de los principales retos del siglo XXI.
Por eso Esquerra empujó un Estatuto para tener más competencias y más recursos. Y
ustedes saben perfectamente que Catalunya es uno de los territorios, la nación del
estado en la cual ha habido más procesos migratorios. Sino la que más, como la que
más.
1.3. El tercer problema que tenemos planteado como sociedad catalana, también la
española y la europea son los jóvenes. Es verdad que el envejecimiento de las últimas
décadas ha hecho que desde esta tribuna prestemos mucha atención a nuestros
mayores. No toda la atención suficiente ya que hay mucho camino por andar en la
mejora de sus pensiones, mejorar la atención a la dependencia, la asistencia a
aquellas personas que no se pueden valer por si mismas.
Pero hemos olvidado los jóvenes: hemos olvidado este sector de población que es el
futuro, nuestro futuro. Hemos olvidado a aquellos jóvenes que se encuentran con un
tapón, que se encuentran en un atasco cuando quieren acceder a una beca o a una
ayuda en la universidad. Hemos olvidado aquellos jóvenes que pueden tomar ya el
mando, pueden dirigir su futuro en el ámbito empresarial. Hemos olvidado aquellos
jóvenes que no encuentran futuro más allá de sueldos y contratos precarios: los
mileuristas. La Catalunya mileurista. Aquella Catalunya joven, con una amplia
formación universitaria, en algunos casos incluso de tercer grado, que a la tradicional
concepción de la precariedad vinculada a la temporalidad en el empleo, ha visto como
se le sumaba una situación salarial que la condena a la subsistencia.
Hablamos de ese 50% de los jovenes catalanes de entre 20 y 29 años que cobran
menos de 1.000 euros brutos al mes. Pero todavía vamos más alla, con ese 25 % de
jóvenes en la misma franja de edad que deben subsistir con 780 euros brutos al mes.
En definitiva, señor presidente, estamos asistiendo a la consolidación de la
primera generación de catalanes que pese a tener una formación académica
mucho más amplia que las anteriores vivirán peor que sus padres. La Catalunya
mileurista no es más que otra expresión de los problemas que este Estatuto cerrará en
falso.
Lo que pasaba hace meses en Francia puede pasar también en nuestro país. Los
jóvenes merecen un mejor destino.
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1.4. Finalmente, un cuarto problema, la identidad. A nadie se le escapa que el proceso de
globalización ha producido una homogeneización, ¿pero qué destino le depara a la
humanidad si solamente tuviéramos un solo idioma, una sola cultura? Los defensores
del libre mercado dirían que es fantástico, no habrían barreras lingüísticas ni culturales.
Una sola cultura.
¿Quieren ustedes esto para la cultura española? ¿Quieren una sola cultura,
anglosajona, para la sociedad española? ¿Una sola forma de ver el mundo? En otras
palabras, ¿se imaginan un mundo en que todos escuchemos la misma música,
comamos en los mismos restaurantes o hablemos la misma lengua?
¿Permitiremos que desaparezca la diversidad?
La riqueza de España es la pluralidad y creemos que preservar la identidad de
Catalunya es una cosa absolutamente democrática y honesta. Aquellos que critican
muchas veces la defensa de la identidad que hacemos desde Esquerra, desde CiU,
desde el PSC, desde ICV, incluso algunas veces desde el mismo Partido Popular de
Catalunya, esas defensas de identidad son absolutamente legítimas. Y voy a poner un
ejemplo, Francia. Un estado con una lengua hablada por más de cien millones de
personas cuyo gobierno tiene incluso un Ministerio para la francofonía. El gobierno
francés se preocupa por su futuro, por el futuro de su cultura, por el futuro de su
manera de ver el mundo, por el futuro de su manera de ser. Y es lógico que este
debate se dé también en Madrid.
Ustedes tienen que entendernos también a nosotros. Para garantizar el futuro
debemos:
•
En el reto de la deslocalización: mejorar nuestro tren productivo, nuestra
tecnología y nuestra competitividad.
•
En segundo lugar, crear un marco de política social para acometer el reto
de la inmigración.
•
En tercer lugar hacer políticas para los jóvenes de nuestro país.
•
Y en cuarto lugar, preservar el futuro la identidad, la nación, la lengua y la
cultura catalanas.
2. Estos son los cuatro retos que tiene hoy planteados la sociedad catalana. Por eso hicimos
el Estatuto, por eso planteamos el proceso de reforma del Estatuto. El de 1979 estaba más
que amortizado. El nuevo Estatuto debía de ser para todos, para los catalanes de toda al
vida y para aquellos que hoy se están construyendo a si mismos como catalanes.
Esas personas que llegan de otros países de la Unión Europea y de fuera de la Unión que
van a formar parte de nuestra sociedad. Y por eso el Estatut aprobado por el Parlament de
Catalunya el 30 de septiembre -y no este- se dotaba de tres grandes instrumentos.
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2.1. En primer lugar, de un cambio en el sistema de financiación, que es la columna
vertebral. Es decir, un sistema de financiación justo, equitativo y a la vez solidario. Esta
era nuestra propuesta: un cambio de sistema. ¿Era un cambio que trastocaba lo que
hasta ahora había sido un modelo de financiación? También. ¿Por qué negarlo? Era un
modelo de financiación que pretendía cambiar el sistema para que el gobierno de
Catalunya no estuviera a expensas de las coyunturas electorales de cada momento.
Miren ustedes qué perversión del modelo actual, cuando en España hay una mayoría
absoluta abundan los contenciosos dirigidos al Tribunal Constitucional –del Estado
contra Catalunya- y hay una laminación competencial, una negociación siempre a la
baja para Catalunya. Cuando no hay mayoría absoluta y es un partido catalán el que
sostiene el gobierno del Estado, sea Esquerra o sea CiU, se han orquestado
campañas contra Catalunya.
Campañas de difamación, calumnias. Campañas de acoso y derribo para Catalunya y
para el gobierno que recibe el soporte de un partido catalán.
Y nosotros, con el Estatut, pretendíamos acabar con esta perversidad. Pretendíamos
poner las condiciones de un pacto, un pacto del modelo de financiación de Catalunya.
Un pacto para el cambio de sistema de financiación que garantizando la solidaridad,
fuera Catalunya quién recaudará su dinero y negociara con el Estado el coste de los
servicios que nos presta, que negociara nuestra aportación a la solidaridad. Este era el
modelo. Alguien podría decir que era un modelo insolidario. No. No lo puede ser
porqué Catalunya ha sido, es y será una nación solidaria. Lo podemos afirmar con
total rotundidad: los datos están ahí. Era un modelo que nos daba una relación de tu a
tu, bilateral, no era solo un problema de que Catalunya dispusiera de más recursos.
Y No era solo una cuestión de dinero. Poníamos unas reglas del juego claras para
descentralizar el poder. Los países que crean avanzan más, son más productivos.
Estos países son los que comparten el poder, los que cuentan con un modelo
descentralizado.
2.2. Cuando desde Esquerra pedíamos en el Estatuto una mejora de las inversiones para
Catalunya lo pedíamos para ferrocarriles, carreteras, puertos y aeropuertos. Catalunya
ha sido una de las más perjudicadas en inversión pública en los últimos años. No lo
dice este diputado, no lo dice Esquerra. Las cifras hablan por si solas.
Ustedes, señores del gobierno, desde los Ministerios han reconocido como se ha
maltratado Catalunya durante todos estos años. Queremos dejar claras las reglas de
juego. Claras, sin trampa. Para ello pedíamos un nuevo sistema de financiación, una
capacidad de negociación que garantizara las inversiones en Catalunya. No se trata
de pedir más que los demás, se trata de igualdad de condiciones. Pedir que Catalunya
tenga infraestructuras adecuadas y no tantas autopistas de peaje.
Pedir, sencillamente, que Catalunya disponga de buenos trenes de mercancías -como
decíamos con el ejemplo de SEAT- para poder atraer inversión, para poder mejorar las
condiciones de competitividad. Y cuando pedíamos desde Catalunya capacidad de
poder, cuando decíamos compartir el poder, decíamos, por ejemplo, que los puertos y
aeropuertos de Catalunya estén bajo la tutela de la Generalitat de Catalunya. ¿Por
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qué? Porqué creemos sinceramente que el aeropuerto de Barcelona, el de Reus o el
de Girona deben ser más competitivos.
Catalunya es siempre un subsistema de España, un modelo obsoleto en Europa.
Fíjense ustedes que este era el núcleo central del Estatut:
•
La financiación
•
la inversión pública
•
El traspaso de grandes infraestructuras.
Esto era el núcleo económico, y ahora tenemos el tópico de siempre: los catalanes,
como siempre, pensando en el dinero. ¿No, señor Cuevas?
Pues sí, no nos vamos a engañar, no vamos a engañar a nadie. El Estatuto tenía una
base económica, una base de financiación, una base para poner las condiciones para
que la gente de Catalunya, hablen catalán o hablen castellano, se enfrentara a los
retos comentados. Es una gente que trabaja mucho, es una gente con iniciativa, que
emprende, que toma decisiones, que arriesga… Pero necesita instrumentos, necesita
recursos y necesita medios. Hoy ustedes señorías, con la aprobación de este Estatuto,
que no es el mismo que hicimos y aprobamos entre todos los partidos de tradición
democrática, en el Parlament de Catalunya el 30 de septiembre. Hoy, señorías,
estarán privando a los ciudadanos de Catalunya de poder disponer de esos
instrumentos, recursos y medios. Y, sin esos recursos no es posible desarrollar una
buena política económica y social. Y si ello no es posible, vamos a tener un problema.
El Señor Zapatero el sábado estará en Cornellá, el pueblo del señor Montilla y del
señor Tardà. ¿Sabía que el barrio de Catalunya donde le votaron más es San
Ildefons, de Cornellà de Llobregat? Obtuvo el 64% de los votos. ¿Sabe cuanta gente
hay en el umbral, de la pobreza en San Cosme, en el Prat? Pues fíjese, mucha más
que en cualquier otro barrio de una gran ciudad de otra comunidad autónoma.
Seguro que sabe en qué otro barrio obtuvo más votos: El Fondo de Santa Coloma de
Gramenet. Pues fíjese, ahí, las condiciones de vida de la gente de más de 65 años
están muy por debajo de la que puedan tener en otras comunidades.
Y aún otro ejemplo: el municipio de Salt, en Girona. También obtuvo un gran número
de votos. A día de hoy es el municipio de Catalunya con el porcentaje más alto de
población inmigrada.
Somos un partido de izquierdas. Y por eso es una necesidad disponer de un buen
Estatuto que nos dote de los instrumentos necesarios para afrontar estos retos. Hay
otros partidos que muy legítimamente creen que los problemas pueden paliarse de
otra forma. Es un problema ideológico.
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Consideran que todo el mundo tiene acceso a una sanidad privada, a una educación
privada... Pero nosotros y ustedes, como partido de izquierdas, señores del Partido
Socialista, sabemos que hay unas demandas de la gente joven y de la gente no tan
joven, de la gente que ha llegado a buscar un nuevo futuro en nuestro país. Y
nosotros, como políticos catalanes -porque estamos aquí en representación de
Catalunya- tenemos una responsabilidad ante esta gente. Y a esa gente no la
podemos defraudar. A estas personas de los barrios de Catalunya que tienen tantas
dificultades. No les podemos defraudar. Lo saben ustedes señores del PSOE, lo
saben. Por eso hicimos el Estatut.
2.3. También es verdad que el Estatut tiene una vocación para preservar el cuarto problema
que yo les señalo, la identidad, la cultura y la nación. Hay quien cree que este es un
debate innecesario. Hay quién cree que este es un debate que no es importante. Que
lo importante es lo primero que hoy hemos señalado aquí: políticas sociales, políticas
de igualdad, buena educación y buena sanidad.
Y yo les digo una cosa muy clara: son políticas de protección social pero también
preservando la identidad, buscando una identidad común, un modelo para convivir,
para compartir. Un modelo de diversas culturas que conviven en una misma sociedad.
Necesitamos mecanismos de unidad que ayuden a la cohesión. No vean ustedes la
identidad como una cosa negativa, por eso creíamos que la definición de Catalunya
como nación era muy importante porque ponía fin a una cuestión que ya lleva muchos
años debatiéndose. Catalunya es una nación. Sujeto, verbo y predicado. Así de
fácil.
En Catalunya la gente lo tiene claro, no queremos discutir más sobre esto y no se lo
cuestionan cada día. Somos una nación y tenemos derecho a decidir.
Cuando se dice que Catalunya esta ensimismada no es verdad. Ensimismados están
algunos de ustedes, aquí. Han vuelto a recortar las aspiraciones y necesidades de
nuestros ciudadanos. Las han recortado con tijeras de podar. Nosotros no estamos
discutiendo, sabemos lo que somos. Y cómo lo sabemos, no estamos cada día
preguntando.
¿Qué es España? Este si es un debate de Madrid. Y cuando hablo de Madrid saben
ustedes que no hablo del Madrid de los ciudadanos, me refiero al de los Ministerios, al
del poder centralista. ¿Qué es España? Una nación de naciones, un estado
plurinacional... Este es el debate. Pues fíjese usted, nosotros queríamos que
Catalunya tuviera una definición clara, no este redondeo para definir a Catalunya .
Y aquello que decía el Señor Rajoy: que el Parlament de Catalunya tiene caprichos.
Que si con el Estatuto, con que Catalunya es una nación… No es verdad. Ustedes
saben que en Catalunya, miles y miles de personas salieron a la calle pidiendo
reconocimiento para Catalunya y reivindicando el legítimo derecho a decidir nuestro
futuro. Pedimos que Catalunya no quede fuera, no quede en la cuneta, que Catalunya
no quede a medio camino del proceso de reforma del modelo de Estado que se está
llevando a cabo.
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Le pedimos el reconocimiento digno de la nación catalana. Sinceramente, ustedes
creen que cambia tanto que el Parlamento de Catalunya afirme que es una nación a
que digamos claramente que Catalunya es una nación en el seno del Estado.
¿Cambia tanto? Ustedes saben que no. Creemos que estamos perdiendo una
oportunidad, que Catalunya se merece más. ¿Y en qué condiciones y cómo hemos
llegado hoy, aquí, para afrontar este debate? No hace falta recuperar mucha
hemeroteca para saber que hemos padecido un proceso permanente de crispación, de
calumnia contra Catalunya. Lo saben ustedes perfectamente.
Todo el trámite no ha estado exento de presión, bajo un clima dominado por la
catalanofobia, por el ataque a Catalunya, a sus gentes y a sus instituciones. El boicot
económico a los productos catalanes explotado por algunos medios de comunicación.
Los insultos, las calumnias, las amenazas, han sido el pan nuestro de cada día.
¿Ustedes creen que es normal trabajar y negociar con este clima? ¿Ustedes creen
que es de recibo llevar a cabo una reforma de tanta envergadura con este clima?
Uno se pregunta, ¿qué hubiera pasado si el 2 de noviembre pasado, día en que
inició su trámite en esta cámara el Estatut aprobado por el Parlament de
Catalunya el 30 de septiembre, qué hubiera pasado, si ETA ya hubiera anunciado
su alto al fuego permanente? Seguramente hubiéramos trabajado en otras
condiciones, porqué a nadie se le escapa que el clima ha cambiado, y mucho.
Esta campaña contra Catalunya, porque Catalunya en el fondo también era una
excusa para acosar a este Gobierno, para acosar al Presidente del Gobierno español,
esta campaña ha quedado cortada de cuajo por un acontecimiento esperado por
todos: la paz. Ustedes saben que la paz lleva consigo un efecto balsámico. Todo este
debate histérico ha quedado cortado de cuajo y ustedes señores de la oposición,
señores del PP, ustedes, responsables de toda esta campaña contra Catalunya,
deberían recapacitar.
Desde Esquerra les vamos a decir una cosa: creemos que aún estamos a tiempo.
Señor Zapatero, de aquí a la votación en el Senado, usted, su gobierno y su partido
tienen una nueva oportunidad. Si se introducen cambios significativos durante el
trámite en esa cámara, cambios que recuperen una parte significativa de lo recortado
del Estatuto que el Parlament de Catalunya aprobó el 30 de septiembre –financiación,
grandes infraestructuras y reconocimiento- Esquerra corresponderá a estos avances, a
estos cambios. No es por capricho que se lo pedimos; ni tan solo porque de lo que
hagan o no hagan ustedes dependerá nuestro voto en el Senado y en el referéndum.
No es ni por esto. En las próximas semanas usted tiene el reto de convencer a
muchos catalanes para que a la mañana siguiente de aprobar este Estatut, no vayan
pensando ya en una modificación a fondo de la relación entre Catalunya y España.
Queremos creer que todavía estamos a tiempo de mejorar financiación y
reconocimiento nacional.
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Todos los partidos catalanes están de acuerdo que si se mejora el texto, nadie se va a
oponer. Señores del PP, la misma responsabilidad que han exhibido desde el
miércoles pasado, desde la apertura del proceso de Paz iniciado en Euskadi, se la
pedimos ahora para Catalunya. Les estamos pidiendo reconocimiento para Catalunya.
Que no utilicen a Catalunya para acosar al Gobierno.
Al señor Zapatero ya le dije un día –con todo el respeto- que no era un estadista
porque había regateado en corto, no había buscado una solución a largo plazo,
duradera, que permitiera afrontar con garantías los retos de la Catalunya del siglo XXI.
Si hay voluntad, todo es posible. El Gobierno puede subir el listón porque el contexto
ha cambiado. Si hasta ahora una de las principales excusas del PSOE reconocidas
quizás no oficialmente pero sí oficiosamente para rebajar el Estatut que vino de
Catalunya era la presión y el clima generado por la derecha y su frente mediático, esta
excusa ya no sirve; ya no vale. Ahora, señores del PSOE, ¿cuál es la excusa?
Señores del Gobierno, en Catalunya nadie entendería que no aprovecharan esta
oportunidad para devolver al Estatut el espíritu del aprobado por el 90% de diputados,
de los representantes del pueblo de Catalunya.
El Estatuto que hoy tenemos sobre la mesa es un pequeño paso hacia delante, es
verdad, no lo vamos a negar. Reconocemos legítimamente aquellos que dicen que
hasta aquí se podía llegar, a los que se conforman con eso. Cuando veamos en un
periodo corto de tiempo que el sistema de financiación no soluciona los problemas que
hemos enumerado aquí y tengamos que reincidir sobre el tema otra vez.
Desde Esquerra consideramos que este no es un buen acuerdo. Para llegar a su
Estatuto, al Estatuto de la Moncloa, no hacía falta todo este viaje: dos años de
trabajo parlamentario, de debate en la sociedad, de campañas de desgaste para
echarlo a perder en siete horas de negociación nocturna en el palacio de la
Moncloa. Desde la izquierda nacional catalana, creemos que este no es un
acuerdo satisfactorio, que Catalunya necesita más. Que Catalunya merecía más.
Seamos conscientes que oportunidades como esta no las hay cada día. Estamos a
tiempo, lo decimos desde Esquerra. Queda el trámite en el Senado. Somos
conscientes que hay gente que tiene prisa. Algunos creen que cuanto antes cerremos
la carpeta catalana mejor.
Puede haber mucha gente cansada por el Estatuto pero peor será si no hay un buen
acuerdo porque vamos a seguir reivindicando un mejor trato para Catalunya. Y no será
solo Esquerra Republicana quien lo dirá. Algunos de los partidos que hoy votarán
afirmativamente ya han puesto fecha de caducidad a este texto: muy próxima, por
cierto. Dos años dijo el expresident Jordi Pujol.
No se equivoquen. Fíjense en los problemas que hemos nombrado hoy aquí. Alguien
ha dicho que Esquerra es el partido del todo o nada. Sí. Lo queremos casi todo. El
problema para Catalunya es que algunos se han conformado con casi nada.
La responsabilidad de un partido de izquierda catalana como Esquerra es hoy y aquí
decir No a este Estatuto recortado en aquello más esencial.
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Es decir No a la falta de sensibilidad y lealtad por parte del Estado a un país, a una
nación como la catalana que ha sido leal y solidaria con todos los ciudadanos del
Estado. Esquerra no va a ser cómplice de la hipoteca que, con su Estatuto, podemos
dejar sobre las próximas generaciones de catalanes. Fue el Presidente del Gobierno
quien afirmó en una entrevista que este Estatuto que ustedes aprobaran es para toda
la vida.
Repito, no vamos a hipotecar a las clases trabajadoras y a nuestras generaciones
futuras. De ustedes depende que podamos cambiar el texto en el Senado. Señor
Zapatero, señores del Partido Socialista: pongan ustedes en la balanza lo que quieren.
Un estatuto sin Esquerra o un Estatuto con Esquerra.
Un Estatuto caduco o un Estatut duradero.
De ustedes depende.
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