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TEMA 2
Las Finanzas Públicas en las Escuelas Clásica y Neoclásica
La preocupación central de los economistas clásicos – Adam Smith, David Ricardo, John
Stuart Mill – fue la acumulación de capital (la inversión), que ellos consideraban el motor
del progreso económico de las naciones. Los clásicos ubicaron sus preocupaciones y
análisis en el largo plazo.
En el contexto de la preocupación por la acumulación de capital, los clásicos analizaron
el problema de la emisión de deuda pública (lo que hoy llamamos déficit del sector público)
y adoptaron las siguientes premisas:
1. El gasto público es improductivo. Esta premisa se debe esencialmente a que en los
siglos XVIII y XIX la emisión de deuda pública en Europa estaba estrechamente
relacionada con el financiamiento del gasto de guerra.
2. La economía está en pleno empleo. En realidad, nunca consideraron como problema
el efecto de medidas fiscales sobre el nivel de empleo en el corto plazo.
2.1 Adam Smith
Planteó en 1776 algunas preguntas centrales sobre finanzas públicas que todavía son
pertinentes:
1. ¿Cómo afecta la emisión de deuda pública a la acumulación de capital y al sector
productivo?
2. Dada la necesidad del gasto público, ¿es conveniente su financiamiento mediante la
recaudación de impuestos o mediante la emisión de deuda?
3. ¿Los intereses pagados por la deuda pública deben considerarse como una mera
transferencia entre ciudadanos que no tiene implicaciones económicas?
4. ¿Cuáles son las consecuencias de utilizar la inflación y devaluación de la moneda
como método para liquidar la deuda pública?
Respuestas de Smith:
1. La deuda pública es comprada con fondos que de otra manera hubiesen sido
empleados para la acumulación de capital. Por lo tanto, el gasto público
improductivo le quita recursos a la inversión productiva. Concluye, en
consecuencia, que la emisión de deuda pública es nociva para el bienestar de los
pueblos.
2. Si se hace un gasto público, es preferible el financiamiento con impuestos porque de
esa manera los ciudadanos son conscientes de cuanto les cuesta el gasto público y
así habrá un freno al mismo. Si el gasto público se financia con emisión de deuda
los ciudadanos no logran relacionar el gasto con el costo para el contribuyente y así
es más probable que el gasto se dispare.
3. Los pagos de intereses de la deuda pública es una transferencia (los ciudadanos
pagan impuestos al Estado y el Estado paga intereses a los ciudadanos) con
implicaciones económicas importantes. En primer lugar, hay una cuestión
distributiva porque, en general, el sector de ciudadanos que paga los impuestos no
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es el mismo que recibe los intereses. Smith considera que el grupo que paga
impuestos tiene una mayor propensión al ahorro que el grupo que recibe los
intereses. Por lo tanto, el pago de intereses es dañino para la acumulación de capital.
Además, parte de la deuda pública está en manos de extranjeros.
4. La inflación y la devaluación son modalidades negativas para la acumulación del
capital porque favorece al deudor y castiga al acreedor desalentando el ahorro.
2.2 David Ricardo
Coincide, en general, con el planteamiento de Smith, pero produjo una respuesta original a
la segunda pregunta de Smith: ¿Cómo financiar el gasto público, con impuestos o con
deuda?
Respuesta: Si el gasto se financia con impuestos, la gente tiende a reducir el consumo para
pagar los impuestos y de esa manera el ahorro y la acumulación de capital no es afectada
mayormente. Si el gasto es financiado con deuda, la gente debería tener en cuenta que, al
final, en un plazo más largo, la deuda y los intereses de la deuda tendrán que ser pagados
inevitablemente con impuestos. Por lo tanto, cuando se tiene un gasto público financiado
con deuda, los ciudadanos deberían actuar de la misma manera que si hubiese sido
financiado con impuestos, es decir, restringiendo su consumo y ahorrando para cuando
llegue el momento de pagar los impuestos. Esto es lo que debería suceder, pero no sucede,
según Ricardo, porque la gente no percibe la relación entre gasto e impuesto cuando el
gasto ha sido financiado con deuda. Hay un problema de “ilusión fiscal”. Por lo tanto,
aunque el financiamiento con impuestos (sin déficit) en el largo plazo es equivalente al
financiamiento con emisión de deuda (creando un déficit), Ricardo recomienda el
financiamiento con impuestos por ser más favorable al ahorro y la acumulación de capital.
2.3 John Stuart Mill
Se interesa por el tema del endeudamiento público como alternativa al financiamiento con
impuestos del gasto de gobierno. Su conclusión es básicamente la misma de Smith y
Ricardo: los impuestos se pagan mediante un esfuerzo adicional de ahorro (disminución del
consumo) mientras que la colocación de deuda socava principalmente el fondo de
acumulación. Por ello, según Mill, la emisión de deuda pública tiende a empobrecer al país,
excepto cuando se da alguna de estas situaciones:
1. Cuando los empresarios pueden trasladarle al trabajador las consecuencias de los
efectos del endeudamiento público.
2. Cuando la deuda pública es adquirida por el capital extranjero.
3. Cuando la abundancia de capital es de tal magnitud que puede financiar al sector
público sin menoscabo de las necesidades de acumulación privada.
La contribución más importante de Mill a esta discusión fue su idea de que existía un
indicador “seguro y obvio” del efecto de la colocación de deuda pública sobre la
acumulación de capital: la tasa de interés. Si la colocación de deuda pública produce una
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elevación de la tasa de interés, esto quiere decir que la deuda está desplazando a la
inversión (acumulación) privada. Si la tasa de interés no se mueve, se debe a que está
ocurriendo alguna de las tres situaciones mencionadas antes.
2.4 Breve resumen de la posición clásica
Aunque los clásicos no formalizaron sus planteamientos, podemos hacerlo fácilmente
utilizando algunas de las identidades del tema anterior:
Partimos de:
Y + Int – T – C – I = Gb + Int – T = F =  D
(1)
O bien,
S–I =G–T=F
(1.a)
Puesto que los clásicos no consideraban cambios en el nivel de actividad económica, Y es
una constante que no se puede modificar por cambios fiscales. Ahora supongamos las
siguientes posibilidades:
1. Aumenta Gb y el gobierno financia este aumento del gasto público elevando los
impuestos. En este caso no se crea déficit ni aumenta la deuda pública. El lado derecho de
(1) permanece sin cambios. Sin embargo, algo tiene que pasar en el lado izquierdo para
compensar el aumento de T. Los clásicos decían que la gente tendía a reducir el consumo
para pagar los impuestos, en cuyo caso la inversión (la acumulación de capital) no es
afectada. Puesto que F = 0, si la inversión no se modifica esto quiere decir que el ahorro
tampoco lo hace. Efectivamente, el ahorro no cambia porque el aumento de los impuestos
es compensado con una disminución del consumo.
2. Aumenta Gb y se mantienen constantes los impuestos. Significa que F > 0 y también
aumenta D ( D > 0). ¿Cómo puede aumentar el lado izquierdo de (1)? El álgebra nos dice
que puede hacerlo reduciendo el consumo o la inversión o una combinación de ambos. Los
clásicos decían que cuando el gobierno financia su gasto con emisión de deuda la gente no
modifica su patrón de consumo, por lo tanto el lado izquierdo tiene que ajustarse con una
reducción de la inversión (una baja de la acumulación de capital). Por esta razón
favorecían el financiamiento del gasto público con impuestos y no con endeudamiento.
2.5 El modelo neoclásico y “el punto de vista de la tesorería”.
Hasta mediados de los años treinta del siglo XX el modelo macroeconómico que se
utilizaba como base de la política fiscal fue el que ahora llamamos “neoclásico” (una
síntesis de las ideas de los clásicos y los principios marginalistas). Se trata de un modelo de
equilibrio general en el que la flexibilidad de todos los precios actúa para que la economía
tienda hacia el pleno por la acción de la oferta y la demanda. Dos precios son
fundamentales en el modelo: el salario real que se ajusta para equilibrar oferta y demanda
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de la fuerza de trabajo y la tasa de interés cuya flexibilidad en ambos sentidos permite el
equilibrio entre la oferta de fondos prestables (el ahorro) y la demanda de esos fondos (la
inversión). Otro componente importante de este enfoque es la teoría cuantitativa del dinero
que establece una relación entre la oferta de dinero y el nivel de precios de la economía. Un
resultado básico del modelo es que existe una separación entre el lado real de la economía y
el lado monetario. Las variables reales se determinan con independencia del lado monetario
y viceversa.
El enfoque macroeconómico neoclásico fue muy utilizado en la década de los años
veinte (siglo XX) por el Ministerio de Finanzas (la Tesorería) del Reino Unido para
descalificar las propuestas de intervención del Estado en la economía. En síntesis, el “punto
de vista de la Tesorería” consistía en que cualquier cosa que hiciera el Estado para
aumentar el nivel de actividad y empleo, tales como obras públicas, por ejemplo, no
lograrían el propósito buscado, porque el aumento del empleo público se conseguiría
reduciendo el empleo privado en una magnitud similar. El gasto público “desplaza” al gasto
privado. En inglés se le llama “crowding-out”.
Una formalización extremadamente simple del modelo del punto de vista de la
Tesorería es la que sigue:
Y0 = C + I + G
(2)
Donde Y0 es el nivel de producto de pleno empleo. Con la manipulación algebraica usual:
S–I=G–T
(3)
Se plantean ahora dos funciones de comportamiento lineal: el ahorro es una función
positiva de la tasa de interés ( i ) y la inversión es una función negativa de esa tasa:
S = S0 + s i ; s > 0
(4)
I = I0 – b i ; b > 0
(5)
Donde: i = tasa de interés, S0 = componente autónomo del ahorro, I0 = componente
autónomo de la inversión, s es un parámetro que indica la sensibilidad del ahorro respecto
de la tasa de interés y b hace lo propio con respecto a la inversión. Sustituyendo (4) y (5) en
(3) y despejando la tasa de interés:
 1 
i
  G  T  I 0  S0 
 sb
(6)
Haciendo el diferencial total de la tasa de interés respecto a G y T,
 1 
d i
 d G  d T 
 sb
(7)
4
(7) nos dice que si el gasto público aumenta más que la recaudación de impuestos (se
produce un déficit) entonces la tasa de interés debe aumentar necesariamente y, con ello,
aumenta el ahorro (disminuye el consumo) y disminuye la inversión. El déficit se financia
con una disminución tanto del consumo como de la inversión. La combinación del ajuste
depende de las sensibilidades del ahorro y la inversión respecto a los cambios en la tasa de
interés. Si el ahorro fuera insensible a los cambios en la tasa de interés (s = 0), entonces
todo el peso del financiamiento del déficit recae en la disminución de la inversión. Nótese
que este modelo supone implícitamente que el gobierno coloca deuda pública para financiar
el déficit y por ello aumenta la tasa de interés.
Ejemplo numérico:
Y0 = 200, G = 40, T = 40, F = G – T = 0,
Función de Ahorro: S = 15 + 3 i,
Función de Inversión: I = 40 – 2 i
a. Calcular en equilibrio:
Tasa de interés……… ahorro……..consumo………, inversión…………..
Aplicando (6):
 1 
i
  40  40  40  15   0.2 (25)  5
 32
Ahorro = 15 + 3 (5) = 30
Inversión: 40 – 2 (5) = 30
Consumo: C = Y0 – I – G = 200 – 30 – 40 = 130
b. Suponemos que G aumenta a 60 sin cambios en impuestos. Calcular en equilibrio la
nueva tasa de interés y los valores del ahorro, consumo e inversión. ¿Cuáles son los efectos
del déficit público generado con relación a los números iniciales?
Aplicando (6):
 1 
i
  60  40  40  15   0.2 (45)  9
 32
Ahorro = 15 + 3 (9) = 42
Inversión: 40 – 2 (9) = 22
Consumo: C = Y0 – I – G = 200 – 22 – 60 = 118
El déficit público de 20 unidades produjo una disminución del consumo de 12 unidades y
una disminución de la inversión de 8 unidades.
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