caer y volver a levantarte 1 - Unidad Educativa Particular Javier

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“En todo amar y servir”
ARTÍCULO 07-2012
CAER Y VOLVER A LEVANTARTE
P. Fabricio Alaña S.J.
Una constante del ser humano es su fragilidad, la posibilidad de tropezar, como dice la
canción, “dos veces con la misma piedra”. La historia de la parábola del “Hijo pródigo” como
que define nuestra condición, seres capaces de hundirnos en la miseria, hasta el punto de
envidiar la comida de los cerdos, animal impuro por naturaleza en el mundo judío, (“deseaba
llenarse el estómago con las bellotas que comían los cerdos, pero nadie se las daba”. Lc 15:
16). Lo hermoso de la parábola y es su enseñanza es recordarnos la posibilidad real de
levantarnos y recuperar la verdadera dignidad del ser humano, el sentirnos Hijos de Dios y
experimentar la alegría del perdón: “Celebremos un banquete. Porque este hijo mío estaba
muerto y ha revivido, se había perdido y ha sido encontrado. Y empezaron la fiesta”. (Lc 15:
24). El levantarse una y otra vez de las caídas y golpes de la vida nos dice más de las
posibilidades de la creación y del amor del Creador que de nuestra misma condición.
Caer y volver a levantarse es una constante del caminar humano. Es como probar con la
vida sus posibilidades, tantearlas y buscar el acierto de nuestras acciones. Caminar en la vida
bajo la teoría del ensayo y el error no es malo, nos ayuda a experimentar de todo, sin
embargo tiene sus riesgos que podemos lamentar, tardamos en llegar a la meta,
relativizamos muchas cosas valiosas, podemos perder oportunidades valiosas que jamás se
podrán recuperar. Tomarnos la vida en serio requiere mucho más que tanteos y gateos que
nos arrastran por una bellota, requiere sueños, esperanzas, levantar la mirada y el ánimo para
despertar al ser humano que aún no se ha desarrollado. La verdadera condición humana es
la de volar y muy alto, ser capaces de lo infinito, de Dios.
Compartimos unas frases que nos pueden ayudar a animarnos a comprender lo que significa
el caer, pero en especial a aprender a aprender de toda experiencia que algo nos dice de
la bondad de la vida y de las posibilidades del ser humano: A eso de caer y volver a
levantarte. De fracasar y volver a comenzar. De seguir un camino y tener que torcerlo. De
encontrar el dolor y tener que afrontarlo. A eso no le llames adversidad, llámale sabiduría.
A eso de fijarte una meta y tener que seguir otra. De huir de una prueba y tener que
encararla. De planear un vuelo y tener que recortarlo.
De aspirar y no poder, de querer y no saber, de avanzar y no llegar. A eso no le llames castigo,
llámale enseñanza.
A eso de pasar días juntos radiantes. Días felices y días tristes. Días de soledad y días de
compañía. A eso no le llames rutina,
Llámale experiencia.
A eso de que tus ojos miren y tus oídos oigan. Que tu cerebro funcione y tus manos trabajen.
Y tu alma irradie, y tu sensibilidad sienta. Y tu corazón ame. A eso no le llames poder humano,
llámale milagro divino…
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