II. Caravaggio y su influencia en España. Michelangelo Merisi

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II. Caravaggio y su influencia en España.
Michelangelo Merisi, Caravaggio, (1571-1610) es el más original e influyente pintor italiano del
s.XVII. Al morir su padre, y con seguridad ante las muestras de talento del muchacho, su
hermano mayor lo coloca en el taller de Peterzano, pintor de Bérgamo. Considerado, incluso
décadas después de su muerte, como “pintor de los despreciable” y de lo falto de decoro, por
pintar entre otras escenas de la calle, de la vida cotidiana, su obra – que causó gran impacto en
toda la pintura europea-está definida por dos rasgos típicos: “el realismo” y “el tenebrismo”. En
sus creaciones recurre a trucos efectistas que deslumbran la mirada, como son sus claroscuros,
los contrapicados, la gestualidad de los personajes…La luz es fundamental en sus cuadros,
funciona como un espacio autónomo, como un personaje más y como tiempo, ya que introduce el
ritmo narrativo. El foco luminoso nunca aparece en el lienzo y artificial, suele proceder de algún
ángulo lateral.
En la pintura española del s.XVII, caracterizada por un realismo que invade todos los aspectos
pictóricos y un aumento creciente del naturalismo en las representaciones, la influencia de
Caravaggio, con su pintura mezcla de luz y tinieblas, se deja notar en artistas como José de
Ribera (Xátiva,1591) apodado por los napolitanos “Spagnoletto” (por su baja estatura). Sin
embargo, el autor de “Niño Cojo” (Museo del Louvre) y de “El Martirio de San Felipe” se decantará
por una interpretación inclinada por la verdad del detalle vulgar y por los efectismos de una luz
rasante. Aunque al principio sus cuadros son muy tenebristas, el tiempo va aclarando su paleta en
obra como “San Andrés”, “Martirio de San Bartolomé”, “El patizambo”, “Arquímedes” o “El sueño
de Jacob”. En “Apolo y Marsias”, el pronunciado escorzo del sátiro Marsias recuerda
particularmente a “El Martirio de San Pedro” de Caravaggio.
En esta misma escuela valenciana (no hay que olvidar que por el puerto de Valencia entran en
España los cuadros italianos destinados a las colecciones reales) muy influida por el tenebrismo de
Caravaggio (aplicación radical del claroscuro, por la cual únicamente las figuras temáticamente
centrales destacan iluminadas de un fondo generalizadamente oscuro) despunta el catalán
Francisco de Ribalta, quizá el primer pintor español que acepta los supuestos barrocos
caravaggianos. Ribalta empleó el color y la luz para dar volumen a las figuras y destacar asimismo
los protagonistas en sus frescos religiosos. En su “San Bruno” (Museo de Bellas Artes de Valencia)
la influencia del lombardo se hace muy patente.
El extremeño Zurbarán, nacido en 1598, puede considerarse como perteneciente a la escuela
andaluza (concretamente sevillana) ya que en la capital hispalense estudió en el taller de Herrera
el Viejo. Pintor fundamentalmente de hombres (monjes y santos) fue genialmente diestro en los
efectos de color y de luz. Entre sus obras principales destacan “La Apoteosis de Santo Tomás”,
“San Hugo en el refectorio”, “La Misa del Padre Cabañuelas”.. En sus bodegones, el tenebrismo se
evidencia a través de la falta de preocupación por la profundidad espacial, que se disuelve contra
un fondo oscuro.
El sevillano Bartolomé Esteban Murillo, pintor de lo amable que igual pinta temas religiosos
(Inmaculadas,Vírgenes, Sagradas Familias etc) que escenas de la vida cotidiana como niños
pícaros etc.) demuestra un magistral dominio del claroscuro, quizá derivado de la influencia del
gran Velázquez, a quien conoció en su estancia en Madrid en 1643.
Diego Rodríguez de Silva y Velázquez (1599-1660), máximo exponente de la pintura española del
Siglo de Oro, se muestra influido por el tenebrismo en cuadros de su primera etapa como “Vieja
friendo huevos” o “El Aguador de Sevilla” (alegoría de las tres edades del hombre). Poco a poco
sin embargo, y a diferencia de otros autores que mantendrán esta influencia a lo largo de toda su
obra, se irá alejando de esos postulados en su etapa más madura.
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