LAS POSESIONES MATERIALES Las posesiones materiales que tenemos no tienen valor eterno alguno a menos que las usemos para edificar el reino de Dios. El señor Gene Getz narra que una mañana se despertó con la noticia de que el conjunto de edificios que albergaba el ministerio que presidía, se había quemado completamente. Días antes había aconsejado a un matrimonio que al terminar la sesión el hombre había salido furioso. Este hombre decidió atacar a Getz y todo lo que representaba derramando substancias inflamables en lugares estratégicos, que lograron quemar todo el complejo. Cuando Gene y su esposa caminaron por las ruinas encontraron algo que aunque un poco chamuscado estaba intacto. Era una copia del libro que Gene había escrito intitulado “Una teología bíblica de las posesiones materiales”. Era increíble, otros muchos libros y objetos más resistentes al fuego se habían consumido. Para Getz, el que sólo quedara este libro “era un recordatorio poderoso y constante de que las posesiones materiales que tenemos no tienen valor eterno alguno, a menos que las usemos para edificar el Reino de Dios”. Las riquezas materiales tienen el destino que Dios les ha dado: ¿No ha determinado el SEÑOR Todopoderoso que los pueblos trabajen para el fuego y las naciones se fatiguen por nada? (Habacuc 2:13). Mucho trabajo y fatiga cuesta el hacer la riqueza a los pueblos, pero impresiona más que nuestro Dios ha determinado que son para el fuego, que son nada. Es paradójico que el alcanzar las riquezas consuma tanto de la existencia y del quehacer del mundo para que al final no quede nada. Si tenemos bienes no pequemos siendo ingratos con el Señor, olvidando que de él viene el poder para hacer riquezas-- Deuteronomio 8:18. No pequemos contra el Señor permitiendo el afán de ser ricos y todos los pecados que lo acompañan-- Proverbios 23:4-6. No pequemos amando a las riquezas en el caso de que Dios nos las conceda-- Salmo 62:10. Santiago enseña que a los que el Señor concedió ser pobres, no sientan desánimo por su condición, sino que se gocen en la esperanza de su exaltación al participar de la gloria de Dios. Prueba indiscutible de la gracia de Dios en el corazón de un cristiano pobre es que desprecia su condición temporal mientras se goza en la esperanza de su exaltación futura. ¡Dios nunca se equivoca! Se supone que todo es diferente de cómo vivimos las cosas en nuestra ciudad en estos días. La violencia es algo grotesco, extraño a la vida. Las muertes violentas no son lo normal, es grotesco, el robo, la mentira, el adulterio etc. afectan, destruyen. El pecado es así, siempre rompe la paz, atrae miedo, desconfianza. Las malas acciones humanas, o la amenaza de ellas, dañan el trabajo cotidiano, la vida escolar, las vacaciones de alguien, el proyecto de una familia. Este mundo está hecho para el amor, la justicia, la verdad, la honradez, así es como deben ser las cosas, tal y como lo enseñan los mandamientos de Dios dados a Israel. Aplicarlos construye a las naciones, rechazarlos las degrada. Este mundo de Dios está hecho para el algo, no para la nada; está hecho para el bien, no para el mal. Amarás al señor tu Dios con todo tu corazón, alma y mente. Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No mentirás, no matarás, no codiciarás. Todos estos mandamientos hacen bien y traen la paz. Cuando Dios dio estos mandamientos dijo que eran vida para nosotros. ¡Dios nunca se equivoca! Este material fue tomado del Boletín dominical de la Iglesia Bíblica Unidos en Cristo (IBUC) en Monterrey, NL, Méjico. Usado con permiso ObreroFiel.com – Se permite reproducir este material siempre y cuando no se venda.