Paz La paz es el bien más querido, deseado y buscado ya que representa nuestro bienestar personal, grupal y de especie. La paz nos hace disfrutar de nuestra condición de humanos. La paz existe en todos los ámbitos de actuación de los humanos, aunque a veces esté bastante degradada. [I. La Paz] Todas estas razones son suficientemente importantes para que le dediquemos esfuerzos a su práctica y a su búsqueda. En este caso, en un Manual de Paz y Conflictos, tenemos que reconocer la paz y re-construirla allá donde sea necesario. Para ello se necesita contar con esfuerzos específicos, tanto prácticos como teóricos. El re-conocimiento de la paz es necesario para comprender sus manifestaciones y, en definitiva, poderla potenciar mejor. Para ello nuestra intención es re-conocerla en cualquier espacio, tiempo o espacio donde halla existido [II. Historia de la Paz] Queremos que la paz ocupe un lugar preeminente en nuestras vidas y las de los demás, que sea un instrumento de vitalidad y creatividad y para que ello sea posible es necesario que aportemos sensibilidad, imaginación e inteligencia para potenciarla allá donde se encuentre y hacerla brotar allá donde no esté. Una paz que recupere todos los espacios donde se ubica, que reconozca y empodere sus potencialidades privadas y públicas. [III. Una paz femenina] Para alcanzar este fin hay que dedicarle espacio a la paz, espacio en nuestra vida, en nuestros sentimientos, en nuestras acciones y en nuestra cabeza. Este es el fin que se persigue en este apartado al abordarla desde cinco perspectivas que podrían haber sido diez o muchas más. Lo importante es que la paz se convierta en un componente básico de nuestras vidas. [IV. Culturas religiones y Paz] Una paz que contribuya a la satisfacción de las necesidades humanas en condiciones de equidad (derecho de todos los seres humanos a la satisfacción de, al menos, sus necesidades básicas) y sostenibilidad (derecho de las generaciones futuras a no ver imposibilitada la satisfacción de sus necesidades como consecuencia de nuestras actividades). [V. Ciencia y tecnología para la Paz] 1 La Paz Francisco A. Muñoz 1. Re-conocer la Paz; 2. Una Paz universal; 3. Vivir con la Paz y los conflictos; 4. Paz y bienestar personal y social; 4.1. Ámbitos de preocupación; 4.2. Una Paz imperfecta , global y holística; 4.3. Inter y transculturalidad y disciplinariedad; 5. Trabajar por futuros pacíficos. La Paz 1 La Paz es un signo de bienestar, felicidad y armonía que nos une a los demás, también a la naturaleza, y al universo en su conjunto. La Paz nos hace sentirnos más humanos, le da sentido a nuestras vidas. Nos facilita relacionarnos los unos con los otros como miembros de una misma especie independientemente de las diferencias que por una u otra razón puedan existir entre nosotros. La Paz nos permite darle salidas satisfactorias a los conflictos. Es una vacuna que nos previene del egoísmo, el individualismo, el desprecio hacia los demás y todas las formas de violencia. La Paz es una práctica universal. Forma parte indisoluble de nuestra condición humana, como sentimiento, idea y práctica nos ha acompañado a lo largo de toda nuestra existencia. Desde que los primeros homínidos poblaron el planeta la Paz fue un elemento de integración de unos individuos con otros. Ha sido un vehículo de enlace a lo largo de millones de años, de miles de siglos. La Paz ha cumplido continuamente su misión de establecer buenas relaciones entre los humanos y de esta forma satisfacer lo mejor posible sus necesidades. A pesar de que no todo ha sido un camino de rosas, la Paz ha continuado trabajando para que todo saliera lo mejor posible. La paz es la fuente de toda felicidad (Querella de la Paz, Erasmo de Roterdan) Hoy en día, justamente porque tenemos mayores problemas de violencia y guerra, es cuando más difícil se nos hace identificarla. También, por esto mismo es cuando la Paz es más necesaria. La Paz es sin duda una de las PAZ MANUAL DE PAZ Y CONFLICTOS grandes preocupaciones de nuestro siglo, es punto de interés de la opinión pública en general, así como de políticos, gobernantes, religiosos, gentes de diversas culturas y estatus social, mujeres, jóvenes, organizaciones sociales, empresarios, etc. La conceptualización y la institucionalización de la Paz, presente en todos los episodios de nuestra historia, queda de manifiesto en múltiples formas de relación formales e informales (pactos, tratados, alianzas, armisticios, amistad, cariño, hospitalidad, etc.) aunque en las historias oficiales en muchas ocasiones sólo aparece como un apéndice del poder, de la actividad política y bélica de los estados. Hay que reconocer que ninguna de las virtudes es más afin al hombre, puesto que ninguna es más humana, y esto no sólo hay que reconocerlo entre nosotros que defendemos que el hombre es un animal social, engendrado para el bien común, sino incluso entre los que entregan al hombre en manos del placer, entre aquellos cuyas palabras y actuaciones se enfocan en provecho propio; pues, si aspira a la tranquilidad en su vida privada, lo ha hecho con una virtud inherente a su naturaleza, virtud que ama la paz y contiene las manos. (Séneca, De Clementia 3, 2) 1. Re-conocer la Paz En cada comunidad humana la Paz se ha manifestado y fijado a través de una serie de normas y valores propios, produciendo convenciones culturales, ritos e instituciones que varían de acuerdo con sus propias vivencias, tradiciones e historias. Todo lo cual ha dado una gran riqueza de manifestaciones pacíficas. La Paz puede ser reconocida a través de los saludos que nos hacemos de una y otra forma, cuando nos miramos, hacemos gestos de reconocimiento, nos apretamos las manos, nos abrazamos, nos besamos o nos dirigimos algunas palabras de reconocimiento. Con estos gestos nos reconocemos mutuamente, nos damos calor humano y nos deseamos bienestar. Tal vez la manifestación más primaria y universal de la Paz sea el amor, con él damos y recibimos desinteresadamente parte de lo que poseemos para promover la dicha propia y de los demás. El amor es absolutamente imprescindible en nuestras vidas, desde que lo recibimos de las madres y padres, de la familia y del grupo donde crecemos hasta que lo compartimos con los seres más cercanos. El amor está también presente 24 en muchas de las prácticas humanas que donan sus energías, su trabajo, para el beneficio de los demás, sea en ámbitos privados, públicos e incluso políticos. [V. XIV. 3.5. Poder integrador] Hay muchas otras prácticas filantrópicas que dan sentido a nuestras vidas y a la Historia, basta con entretenerse un poco con un diccionario –que no es ni mas ni menos que un reflejo de lo que hacemos– para encontrar multitud de palabras que reflejan las diferentes prácticas de mutua y desinteresada ayuda. Algunos ejemplos podrían ser: ternura, cariño, querer, filantropía, altruismo, hospitalidad,... Evidentemente la Paz no se limita a cumplir su función solamente a pequeña escala (individual, familiar y grupal) sino que ordena las relaciones en comunidades mayores tales como los poblados, las ciudades, donde diversas normas favorecen la convivencia, desde las celebraciones (onomásticas, ritos de iniciación, bautizos, etc.) fiestas folclóricas, etc., u otras más formales que pretenden que los bienes compartidos (plazas, caminos, calles, aguas, etc.) sean utilizados lo mejor posible. Si continuamos elevándonos en la escala de organización humana, otras entidades (etnias, grupos culturales, políticas, estados, etc.) también en origen buscan el bienestar de todos sus miembros. [V. Fig. 1] REGULACI N (GESTI N, TRANSFORMACI N, ) PAC˝FICA DE LOS CONFLICTOS PRESUPUESTO TICO (VALOR) EXPERIENCIA HUMANA COLECTIVA E INDIVIDUAL SENTIMIENTO, DESEO PAZ CATEGOR˝A ANAL˝TICA Fig. 1. Configuración de la Paz 25 PAZ Ya internacionalmente, otra serie de acuerdos, pactos, tratados, alianzas, y otra serie de acciones diplomáticas, intentan que las relaciones sean lo más pacíficas posibles. Eso es apreciable en las firmas de la Paz tras una guerra, acuerdos de limitación de armamento, acuerdos comerciales, convenios de mutua ayuda, relaciones diplomáticas en todas sus manifestaciones, etc. Cada escala intenta a su vez ser respetuosa con los logros de los anteriores niveles e incluso se apoya entre ellos. En este mismo volumen podemos apreciar cómo la paz está presente en grandes espacios a lo largo de toda la Historia, como puede ser en los procesos de socialización, asociada a nuestras emociones, a las religiones, en el poder y la práctica de la noviolencia, en los presupuestos de la ciencia y la tecnología, en las acciones de las mujeres, y en todas las escalas, en el presente y en el futuro. [V. II. Historia de la Paz; III. Una Paz femenina; IV. Culturas, Religiones y Paz; V. Ciencia y tecnología para la Paz; VIII. Regulación de conflictos y sentimientos; XVI. Agendas de la Paz; XVII. Futuro, Seguridad y Paz; XVIII. La Paz en Andalucía] 2. Una Paz universal La Paz ha estado siempre presente como un práctica individual, grupal y de especie, y a partir de un determinado momento los humanos hemos comenzado a reconocerla por un nombre, que en castellano es Paz. En consecuencia, una manera clara de identificarla es cuando existen palabras que la definen, aunque en los primeros tiempos hubo sociedades de las cuales no tenemos constancia escrita de la utilización de términos para definirla. Sin embargo durante mucho tiempo las sociedades no han tenido escritura, eran ágrafas, por lo que no disponemos de información directa sobre la paz. Aunque esta ausencia de escritura, como de otras invenciones tecnológicas en general, también va asociada en el tiempo a la no aparición del «estado» u otras formas de organización, discriminación y violencia. En estos casos la idea de Paz cabe suponer que no era necesaria puesto que simplemente se «vivía en paz». A este grupo pertenecerían todas las sociedades paleolíticas y de recolectores cazadores, que como ya se sabe representan la mayor parte de la historia de la Humanidad. [V. XVIII.1. La llegada de unos homínidos cooperativos] Las prácticas pacíficas fueron, a partir de un determinado momento, reconocidas en la historia de cada pueblo como una idea –uno o varios signos– 26 MANUAL DE PAZ Y CONFLICTOS que las define, agrupándolas y concediéndoles cierta unidad. De esta manera, distintas acciones son identificadas como Paz dotándolas de cierta unidad y apoyándose las unas a las otras. Este proceso queda reflejado en palabras de las diferentes lenguas (hesychía, homonoías, synthékai en griego tranquilitas, otium, concordia, quietus, en latín, sulh, aman, sakina, aslaha, en árabe, sheqet, shalah, shalaw, betah, raga‘ , tob en hebreo, entre otras). Podríamos decir que en todas las culturas (lenguas) existe una conceptualización de la Paz, en todos estos ámbitos geográficos y en todos los momentos históricos. Ésta se caracteriza, además, por su plasticidad, por la capacidad de actuar en distintas escalas, ámbitos y circunstancias. Tal omnipresencia es muy relevante en la medida en que el significado básico de la Paz es el acuerdo entre dos o varias partes. Esto quiere decir que, si exceptuamos la divinidad que tiene un carácter aún más genérico, siempre que el concepto paz está presente pone en relación a distintos actores y sus circunstancias. [V. Fig. 3] Baste un primer ejemplo sacado de los textos rabínicos para ilustrar tal extensión: Tan grande es la paz, que es a la tierra como la levadua a la masa. Si el Santo, bendito sea, no hubiera donado paz a la tierra, la espada y las fieras habrían dejado al hombre sin descendencia. (Dereq ha-Shalom, Capítulo de la Paz de los Tratados Menores del Talmud de Babilonia) Con el paso del tiempo estas prácticas e ideas se fueron haciendo cada vez más complejas y también, como sucede con otras muchas experiencias, hubo préstamos de unos grupos a otros. Así las ideas de paz que conocemos en la actualidad surgen a partir de diferentes culturas y diversas tradiciones filosóficas y su avance depende justamente de su capacidad para integrar las múltiples fuentes que han surgido de las distintas experiencias humanas (grupos, sociedades, comunidades científicas, disciplinas, religiones, filosofías, etc.). La Paz, como todo el conocimiento humano, es el resultado de las experiencias de las comunidades culturales a lo largo de la historia, y su virtualidad depende en buena medida de su capacidad para escuchar con parejo interés las aportaciones de cada cultura. Es completamente imprescindible recoger las aportaciones de las distintas tradiciones (la griega antigua, el judeo-cristianismo, el islam, el taoísmo, el hinduísmo, los indígenas de todas las partes del munco, Kant, Ghandi, Luther King, etc.), porque cada cultura acumula un volumen ingente de experiencias y conocimientos. Además, y esto es importante, por las circunstancias del mundo contemporáneo, no existirá Paz si no es 27 PAZ global y para ello es necesario que confluyan todas las experiencias de regulación pacífica de los conflictos. [V. XVII. Futuro, Seguridad y Paz] Como hemos visto con los ejemplos anteriores, en todas las lenguas de nuestro ámbito cultural existen múltiples palabras para definir la Paz. Y, en la mayoría de los casos, este campo está complementado por otras palabras representado por una terminología diversa con distintas connotaciones que en la mayoría de los casos representan una síntesis práctica de su dinámica social. Y esto es lo importante, las palabras de paz y todas las que las acompañan son un indicativo claro de que la Paz es una práctica social profunda. Para muchas sociedades no ha existido este concepto, principalmente porque no había lugar para la preocupación por el problema de la guerra o la violencia. De modo semejante, hasta hace pocos años no utilizábamos el concepto de «seguridad ecológica» (sobre todo porque o no existía o no percibíamos el riesgo de la catástrofe ecológica). Además, un porcentaje muy elevado, por encima del 95%, de las comunidades existentes en la historia de la humanidad ha vivido en clave de Paz. [V. II. Historia de la Paz; XVIII.1. La llegada de unos homínidos cooperativos] Posteriormente, cuando las guerras se extendieron, la necesidad y el anhelo de Paz se hicieron cada vez más patentes y, finalmente, a partir de ahí, emerge el concepto de Paz con más y más contenidos en el que se reconocen cada vez más claramente las relaciones y regulaciones pacíficas entre grupos e individuos. En esta fase se crean lo que podríamos llamar «ideologías de paz»; la Paz establece especiales vínculos con las religiones, sus ritos y ceremonias y a veces es también deificada. [V. II. Culturas, Religiones y Paz] Sin embargo, como vamos a desarrollar más extensamente en los epígrafes y capítulos posteriores, la Paz convive no sólo con los conflictos, de los que nace, sino también con algunas manifestaciones de violencia que intenta frenar. Por estas razones los investigadores han hablado de Paz negativa cuando no existe guerra ni violencia y, después, de Paz positiva cuando prevalece la justicia. Ambas nos sirven para definir y comprender muchas de las situaciones que vivimos o que queremos alcanzar. Finalmente puede ser interesante hablar de una paz imperfecta, que explicaremos en un epígrafe posterior, conseguida a través de la convivencia con los conflictos y la voluntad de empequeñecer la violencia. [V. Fig. 2 y 4] En este sentido la Paz existe en aquellos procesos conflictivos donde se alcanza el máximo de bienestar posible. [V. VI. Qué son los conflictos; IX. Qué es la violencia] 28 MANUAL DE PAZ Y CONFLICTOS PAZ IMPERFECTA Interrelaciones causales entre las instancias de paz PAZ POSITIVA Experiencias de justicia social PAZ NEGATIVA Ausencia de violencia Fig. 2. Definiciones de Paz 3. Vivir con la Paz y los conflictos Los conflictos son una circunstancia propia de nuestra condición humana, por suerte somos una especie conflictiva. ¿Por qué decimos esto? Porque los conflictos sólo significan que somos unos seres vivos que tenemos una gran capacidad de generar situaciones nuevas y que, por ello, nos posicionamos de manera diferenciada ante muchos acontecimientos. Esto puede ser porque tengamos necesidades, intereses, objetivos o proyectos distintos, o porque el punto de vista o la valoración que hagamos de los hechos no coincidan. [V. VI. Qué son los conflictos; Fig. 16] Es muy fácil darse cuenta que si disponemos de buenos mecanismos de comunicación y diálogo y, con un poco de buena voluntad, la mayor parte de estos conflictos pueden ser regulados de manera sencilla. También que es bueno que estas diferencias existan ya que las posiciones de los demás pueden enriquecernos, ya que ganamos en perspectiva y posibilidades de elección. Cuando se toman estas opciones de aceptación y diálogo en las que se beneficia al máximo de los actores implicados, decimos que hay Paz, que los conflictos se han regulado pacíficamente. De hecho la mayor parte de los conflictos –ese 95% del que hablábamos más arriba– se han resuelto pacíficamente, es decir se han satisfecho los diversos intereses cada vez que las propias circunstancias sociales lo han permitido 29 PAZ (ya que podría haber posicionamientos que el propio sistema social no podría asumir). A esto le llamamos con toda propiedad Paz: el mayor grado de bienestar o satisfacción de necesidades. Aunque también hay que reconocer que no siempre se acierta, o se opta, con la mejor salida y que por esto existe la violencia, que significa que se dan soluciones menos adecuadas para personas o grupos dentro de las posibles elecciones. [V. II. Historia de la Paz] Por otro lado, comprender mejor los conflictos nos acerca más a la Paz, ya que muchos –la mayoría me atrevería a decir– son tratados de manera pacífica, es decir, ante las diferencias se opta por las vías mediante las que se obtienen mejores resultados. Y es por esto que los conflictos pueden ser entendidos, en la medida en que demandan la búsqueda de soluciones, como una fuente de creatividad, renovación y paz. Por todas estas razones, precisar la definición de Paz, reconocer los conflictos y sus vías pacíficas de regulación, por su gran trascendencia vital, ética y científica, es objeto de investigaciones y debates, sobre los que abundaremos a lo largo de este volumen. Hemos elegido intencionadamente un concepto amplio de Paz: todas aquellas realidades en las que se regulan pacíficamente los conflictos, en las que se satisfacen al máximo las necesidades y los objetivos de los actores implicados, sean cuáles sean estos, o los momentos o los espacios donde se producen. Es decir sea en la relación de una madre con su hijo, o la de sindicatos con los empresarios, o la establecida entre superpotencias mundiales, diremos que es pacífica si se favorece la mejor salida posible para los intereses de todas las partes. También podemos observar cómo en muchas ocasiones existen interrelaciones entre algunas de estas realidades, es decir, las prácticas pacifistas se retroalimentan. Ejemplo de ello puede ser cómo una persona querida en su ámbito familiar después tiende a establecer mejores relaciones con los demás en cualquiera de los espacios donde tiene oportunidad de actuar: su propia familia, los grupos de iguales o cargos directivos. También podríamos hablar, dentro de los innumerables ejemplos que existen, de cómo la acción de una ong favorece mejores relaciones entre sus miembros, trabaja con criterios solidarios a escala local, pero puede llegar a tener repercusiones internacionales, superando las fronteras del estado que las alberga. También la historia nos enseña cómo muchas acciones de paz tienen repercusión a lo largo de las generaciones y del tiempo. [V. II. Historia de la Paz] Desde una perspectiva más general, los conflictos son útiles para acercarnos a las causas y dinámicas de las relaciones que establecemos los humanos, para conocer mejor la condición humana y, por tanto, para promover mejores 30 MANUAL DE PAZ Y CONFLICTOS situaciones de bienestar. Por esto uno de los primeros pasos que dio la Investigación para la Paz, de la mano de otras disciplinas, fue la aceptación de los conflictos como fuente de situaciones ambivalentes (creatividad, cooperación, violencia, destrucción, etc.). Como una realidad ligada a la condición humana, una realidad biológica y social que, no sólo no hay por qué ver como negativa, sino que hay que valorar, entre otras razones, por su importancia evolutiva en la supervivencia de nuestra especie y en la dinamización de los grupos sociales. De ahí que finalmente se adoptase la idea de regulación de conflictos con la que se quiere entender que en muchas ocasiones la dinámica del conflicto no sólo depende de su naturaleza y origen sino de las alternativas que se eligen en su desarrollo. Lo que nos lleva inexorablemente a su «reconocimiento» como único camino para proponer vías pacíficas de salida. Esta visión positiva de los conflictos permite pensar en vías alternativas de regulación (y no siempre eliminación) de los mismos. Otra de las consecuencias inmediatas de este enfoque sobre la paz y los conflictos, presentes en todas las actividades humanas, es que todos y todas podemos ser protagonistas, actores y actrices de Paz, más o menos directamente, en todas las escalas (individual, familiar, grupal, local ... internacional) en las que nos hallamos inmersos. [V. Fig. 5] 4. Paz y bienestar personal y social Queda claro que la Paz ha sido un elemento esencial del bienestar social y personal, sin embargo, no ha sido una realidad estática, sino que también se ha movido al compás de las dinámicas de las sociedades. Siendo siempre una práctica presente y, a partir de un determinado momento, una idea más o menos compleja que también tiene su utilidad para frenar la violencia. [V. II. Historia de la Paz] Parece que en todas las lenguas y culturas se pueden hallar denominaciones para la «paz», que por extensión incluyen todas las dadas para la gestión o transformación pacífica de conflictos. Con la aparición de la escritura la paz se nos muestra como una palabra, un signo, que almacena y transmite gran parte de las experiencias prácticas mantenidas en este sentido. La Paz, sus sinónimos, y otras palabras cercanas nos ayudan a reconocer cómo su presencia ha sido valorada como una conducta esencial en las culturas, que optan por 31 PAZ tenerla entre sus virtudes principales. Por tanto, la palabra paz es una síntesis y a su vez una propuesta de experiencias de bienestar. Pero, aunque pueda parecer contradictorio, además la Paz es una síntesis polisémica, porque alberga los diversos significados reconocidos por cada cultura. También es polivalente, ya que puede ser utilizada en distintos ámbitos, escalas y circunstancias personales y sociales. Y, asimismo, está dotada de cierta plasticidad, ya que se adapta en cada uno de estos ámbitos sin perder su significado central de regulación pacífica de los conflictos. La Paz es por tanto una idea muy vigorosa operativa transversalmente a todas los espacios humanos. Por todo ello sirve de cohesión para cada ámbito pero a su vez cumple esta misma función para el resto de las relaciones con otras actividades humanas; favorece el enlace, la conexión, el diálogo en y entre las distintas realidades humanas. La Paz siempre ha servido para evaluar la calidad de vida de las sociedades, ya que en la medida en que la Paz estaba más extendida, se considera que la sociedad vivía mejor. Y, a partir del siglo XX, también comenzó a ser considerada como un objeto de estudio científico, con el objetivo de evaluar y potenciar lo mejor posible el bienestar de las sociedades. Para ello se han utilizado las aportaciones de otras disciplinas tanto por compartir preocupaciones como por la calidad de sus elaboraciones. Después de la Paz de Versalles y Paris y los acuerdos de Yalta y Postdam, que pusieron fin a la Primera y la Segunda Guerra mundial –las más virulentas guerras que han azotado a la Humanidad–, se comenzó a construir una teoría de la paz más profunda, coherente y compleja. La toma de conciencia y los deseos de paz que quedaron patentes en manifestaciones, y recogidas de firmas, por parte del movimiento obrero y el de mujeres y las declaraciones, el llamamiento de Russell, o el movimiento Pugwash, y el estudio de la Paz no era sino una respuesta a estas demandas. A esto se sumó el progreso de las ciencias sociales, también preocupadas por las condiciones de vida de las sociedades, en los siglos XIX y XX, y se empezó a abordar con el mayor rigor y profundidad posible todas las circunstancias del conocimiento que ayudaban a comprender la paz. Es precisamente en esta fase cuando nace la Investigación para la Paz, que ha supuesto la incorporación de tales perspectivas e intereses a los ámbitos y foros científicos y de investigación (Universidades, Institutos, centros y comunidad científica en general). Así se conformó un concepto analítico, de investigación de Paz, que utilizaron diversas disciplinas sociales (Relaciones Internacionales, Historia, 32 MANUAL DE PAZ Y CONFLICTOS Derecho, Antropología, Sociología, etc.) en la descripción de las relaciones de unos grupos humanos con otros. Desde que la Paz comenzó a ser considerada como un objeto de estudio, las aproximaciones que se han realizado a ella han sido múltiples, para ello se han utilizado las aportaciones epistemológicas de otras disciplinas y elaboraciones propias que han enriquecido la perspectiva general sobre la conducta humana, sin obviar su presencia como deseo, utopía y valor. Creemos interesante hacer un pequeño balance de esta corta pero fructífera historia, para desde él reconocer los rasgos esenciales y plantearnos cuáles pueden ser los futuros desafíos de la Investigación sobre la Paz. A partir de aquí se ha podido estudiar con mayor rigor la Paz, los Conflictos y la Violencia, con el objetivo de potenciar la primera, saber convivir con los conflictos y frenar la Violencia. Parece claro para muchos investigadores que las interrelaciones y dependencias entre unos fenómenos y otros exigen una perspectiva global y unas líneas de explicación que sean capaces de abarcar dichas interrelaciones. Ahora bien, parece, asimismo, que esto no es suficiente. No se trata sólo de explicar nuevas dimensiones de la Paz y los conflictos; además, las respuestas deben ser cualitativamente distintas. Es decir, muchos de nuestros puntos de partida, de nuestras creencias, deben ser readaptados ante las nuevas realidades que pretendemos explicar. En definitiva, puede que necesitemos crear nuevos paradigmas que incluyan un redescubrimiento y redefinición de la propia naturaleza humana. 4.1. Ámbitos de preocupación Ya hemos citado que la preocupación inicial de la Investigación para la Paz comenzó siendo las guerras, y por extensión el armamentismo (orden militar internacional, militarización de la cultura, seguridad, tecnología militar, producción y comercio de armas, las relaciones internacionales, etc.) y las diversas manifestaciones de la violencia (política, económica, sexual, etc.). [V. X. Manifestaciones de la violencia; XI. Ciencia, tecnología y militarismo] Aunque éstas se fueron ampliando inmediatamente con otros aspectos más «positivos» como son el Desarrollo, los Derechos Humanos, la Educación para la Paz y la Noviolencia, debemos resaltar cómo a partir de los años sesenta el concepto de violencia estructural ha sido, desde el punto de vista epistemológico, una de las aportaciones más relevantes de la investigación de la Paz en cuanto que contribuyó a desvelar y analizar las distintas formas de violencia y las 33 PAZ MANUAL DE PAZ Y CONFLICTOS interrelaciones que en ellas se producen. Por otro lado no es de extrañar que se profundice en esta línea ya que es comúnmente aceptado que la Investigación para la Paz nace como respuesta (búsqueda de causas y explicación) a la barbarie y atrocidades de las guerras de principio de siglo. Ahora bien, este concepto también, justamente por su tremendo potencial teórico, contribuyó a profundizar en la negatividad de las conductas humanas. Podría suceder que si no es contextualizado adecuadamente tenga un efecto contrario al perseguido pues perfilaría aún mejor la «maldad de la especie humana». Sin abandonar éstas perspectivas, las preocupaciones de la Investigación para la Paz se han visto ampliadas en las últimas décadas, ganando también en profundidad y capacidad analítica. [V. Fig. 3 y 54] Las líneas dominantes de la Investigación para la Paz se pueden seguir a través de las actividades de la Asociación Internacional de la Investigación para la Paz (International Peace Research Association), que agrupa a centros e investigadores principales, y particularmente en las comisiones de sus congresos bianuales. La importancia de la Asociación es tal que ha sido galardonada con el Premio de la Paz por la Unesco. HABLAR (EXPRESAR) SENTIR PENSAR ACTUAR Fig. 3. Procesos de Paz 34 4.2. Una Paz imperfecta, global y holística La perspectiva anterior conduce al reconocimiento de los conflictos que hoy afectan a todo el planeta. No sólo los investigadores de la Paz, sino cualquier estudioso de los asuntos humanos se ve cada vez más en la necesidad de adoptar una visión global de los objetos de su estudio. Los fenómenos culturales, económicos o ecológicos, del mismo modo que las problemáticas detectadas en cada uno de estos ámbitos están, por un lado, interrelacionados y, por otro, se presentan cada vez a escala más global. Por tanto, deben formar parte del campo de la Investigación para la Paz problemáticas como el armamentismo, el conflicto norte/sur, la demografía, la seguridad alimentaria, las relaciones de género, la salud, la información, la toma de decisiones, las minorías, el control de la ciencia y la tecnología, etc. Es cada vez más impensable, por ejemplo, una comprensión (y, menos aún, una propuesta de acción) meramente local de los problemas ecológicos que enfrenta la población de nuestro planeta. De ahí la necesidad, crecientemente sentida por las comunidades de investigadores, de abordar, sobre el presupuesto del trabajo multidisciplinar, los llamados problemas globales. [V. XVII.1. Problemas globales y Paz] Ahora bien, la transformación de las mentalidades hacia la construcción de la Paz desborda el ámbito de las comunidades científicas. No basta con un cambio en los planteamientos investigadores si el objetivo último, más allá de comprender los mecanismos de la Paz y la violencia, no consiste en transformar la realidad hacia una limitación de la violencia y una regulación pacífica de los conflictos (a través de mecanismos como la negociación, la mediación, la democracia participativa, etc.). Con este propósito, la conciencia planetaria debe incluir otro componente: la extensión del sentimiento de pertenencia a una misma especie por encima de la conciencia de pertenencia a una cierta etnia o nación. Algunos autores han hablado de un mito de la identidad basado en la pertenencia a la especie humana que ocupe el lugar de otros mitos que determinan la identidad por la pertenencia a grupos más restringidos. Este nuevo mito de la identidad planetaria, tan necesario en la construcción de un orden mundial justo y pacífico, parece estar emergiendo lentamente en las palabras y en los comportamientos de un número creciente de intelectuales, líderes políticos, individuos y grupos de todo el mundo. Bien es verdad que este sentimiento emergente comparte el panorama con innegables brotes de sentimientos ultranacionalistas y xenófobos, que ponen en peligro todos los avances traba35 PAZ MANUAL DE PAZ Y CONFLICTOS josamente logrados a lo largo de las últimas décadas. Seguramente será una de las responsabilidades de los investigadores de la Paz en su dimensión divulgadora promover la conciencia global entre los seres humanos y contrarrestar las tendencias particularistas e insolidarias. Ahora, cabe pensar como construir una Paz que actúa y es necesaria en todas las escalas, desde lo individual a la especie, pasando por grupos, comunidades, asociaciones y agrupaciones de todo tipo. Es aquí donde el concepto de Paz imperfeta nos vuelve a ser muy útil, ya que si se reconocen los éxitos de la Paz puede haber una tendencia a reproducir sus acciones. Por lo tanto comprender cómo una cualidad esencial de la Paz es promover que los conflictos sean gestionados, transformados o regulados de manera pacífica los conflictos atravesando actores, espacios y tiempos, es vital. Es más creo que estas interacciones de los espacios donde se potencia la regulación pacífica de los conflictos es una cualidad de esta Paz imperfecta [V. Fig. 4]. Esto hace que sean muchos los actores y actrices de la Paz y también que desde cualquier espacio se pueda impulsar la misma. De esta manera se puede obtener el máximo beneficio, favorecerse a si mismo y a los demás. Algunos ejemplos INTERACCI N CAUSAL SOCIALIZACI N COMUNICACI N COOPERACI N ALTRUISMO EMOCIONES DULZURA TERNURA GRUPOS FAMILIAS INTERCAMBIO NEGOCIACI N DIPLOMACIA ONGs PACTOS ALIANZAS INVESTIGACI N PARA LA PAZ INSTITUCIONES INTERNACIONALES INTERACCI N CAUSAL Fig. 4. Paz imperfecta 36 4.3. Inter y transculturalidad y disciplinaridad Es difícil indicar exactamente cuáles son las ciencias y disciplinas que más han contribuido a construir el estudio científico de la Paz y más aún enumerarlas. Señalemos a modo de ejemplo que desde la Ciencia Política se han generado muchas reflexiones y sugerencias, así como en el terreno de las Relaciones Internacionales. La Economía ha aportado gran cantidad de elementos para comprender los niveles de desarrollo, las relaciones entre estados y empresas y la significación de fenómenos tan importantes como la producción y el comercio de armamentos. El Derecho Internacional, a pesar de estar limitado en cuanto a su aplicación, aporta un conjunto interesante de reglamentaciones sobre desarme y derechos humanos. La Historia, por su parte, ha sido la ciencia comprensible para los estudios de Polemología, por ejemplo, y los estudios históricos cuantitativos sobre las causas de las guerras han arrojado algo de luz sobre los factores potenciadores de la guerra y de la Paz de diferentes sociedades a lo largo de la historia de la Humanidad. Por último, la Sociología ha sido una disciplina con una presencia permanente en cualquiera de los campos especializados o conexos a la Investigación para la Paz, ya sea para comprender el comportamiento de las sociedades, ya sea para estudiar el impacto de los conflictos o la lucha llevada a cabo por el movimiento por la Paz. Se podría enumerar también un gran bloque de disciplinas con aportaciones más o menos considerables, pero nunca despreciables. Destacaríamos, en cualquier caso, la presencia de la Antropología, las Matemáticas (la teoría de juegos es muy utilizada en la investigación de los conflictos), la Psicología, la Geografía, la Filosofía, la Biología, la Ecología, los Estudios Feministas [V. III. Una Paz femenina; XVI.6. Renovar el pensamiento; XVII.4. La complejidad y los nuevos paradigmas emergentes; Fig. 52] y un largo etcétera. El trabajo conjunto, compartido, de todas estas disciplinas hace que los estudios sobre la Paz y los conflictos tengan una personalidad globalizadora y que no queden estancados en un análisis puramente economicista, historicista o político, por ejemplo. Así, cuando se intenta estudiar un conflicto específico a partir de esta variedad de disciplinas, han de analizarse, entre otros los siguientes factores: perspectiva histórica, raíces económicas, determinantes socio-culturales, consideraciones psicológicas y de comportamiento, conocimientos antropológicos, dinámicas políticas e interestatales, factores militares o geoestratégicos, implicaciones tecnológicas, elementos legales, etc. 37 PAZ La ineludible e inexcusable necesidad de cooperación y confluencia de disciplinas comienza a ser una obviedad aceptada por todos. Sin embargo la práctica científica no siempre se corresponde con esta concepción. La práctica de la interdisciplinariedad exige como la existencia de espacios concretos (asociaciones, congresos, centros de altos estudios, institutos, etc.) donde hacerse realidad, donde los/as investigadores/as portadores de los conocimientos generados en sus particulares disciplinas los hagan circular 5. Trabajar por futuros pacíficos Nuestra aproximación a la Paz no estaría completa sin una mirada hacia el futuro. Un futuro que en definitiva es el único espacio donde podremos dar solución a los problemas de la Paz que tenemos planteados. Efectivamente, sea mañana, dentro de un año, un lustro o cincuenta años, debemos inventar y buscar esos escenarios donde la Paz se extienda, donde se produzca la convergencia de las circunstancias que hagan posible que los conflictos se regulen lo más pacíficamente posible. [V. XVI. Agendas de la Paz; XVII. Futuro, Seguridad y Paz] No cabe la menor duda de que el mundo actual nos plantea, a todos los seres humanos, nuevos retos que requieren un cambio en las mentalidades y en las estrategias de pensamiento. La cuestión es, entonces, si se están produciendo efectivamente esas transformaciones que nos permitan comprender y ser dueños de una realidad que se transforma más rápidamente que nunca, y que, igualmente, más que nunca está interrelacionada a nivel planetario. Y que exige una mirada más rica y compleja que la proporcionada por cada una de las culturas y disciplinas tradicionales en las que estamos adscritos. Creo que efectivamente se está produciendo una evolución hacia formas de pensamiento que intentan hacerse cargo de las exigencias que plantea esa realidad crecientemente compleja y cambiante. [V. XVII.4. La complejidad y los nuevos paradigmas emergentes] De lo dicho anteriormente es fácil concluir que nuestra propuesta para la Investigación para la Paz en el futuro no puede conformarse con la perspectiva de una yuxtaposición de estudios especializados en materias clásicas de la Investigación para la Paz como los conflictos bélicos, el desarme o las relaciones internacionales. Nuestra apuesta teórica es por la apertura metodológica en términos trans culturales y disciplinares, así como por la ampliación del campo 38 MANUAL DE PAZ Y CONFLICTOS de estudio a todos aquellos elementos que pueden considerarse relacionados con un concepto amplio de Paz. Ahora bien, si la apuesta teórica está clara, al menos en sus planteamientos más generales, queda aún por despejar buena parte de las dudas que sugiere el intento de que investigadores con formaciones, metodologías, prioridades, conocimientos y criterios diferentes confluyan efectivamente en un estudio rico y multidisciplinar pero, al mismo tiempo, coherente e integrador de la Paz y los conflictos en sus diversas dimensiones. Es importante tener presente que las recomendaciones normativas no se realizan en el vacío o sobre la endeble base proporcionada por los meros deseos, sino con la importante restricción de partida impuesta por un estudio científico que señala qué futuros son posibles. Bien es verdad que nuestras hipótesis acerca de futuros posibles y probables son falibles y revisables como todos los contenidos de la ciencia. Con mayor motivo cuando todos reconocemos la dificultad de prever el futuro humano, resultado de la convergencia de tantas y tan complejas variables (entre ellas, el grado de espontaneidad en la conducta de los individuos y los grupos sociales). Pero si estamos convencidos de la necesidad de anticipar el futuro, prepararnos para él y elegir ese futuro en la medida de lo posible, entonces la reacción ante las dificultades no puede ser la renuncia al conocimiento y la recaída en la militancia voluntarista, sino el progresivo afinamiento de las técnicas metodológicas para el estudio del futuro. Pensamos, pues, que es necesario utilizar una conceptualización de la Paz que nos permita superar estas dificultades y nos despeje el camino hacia un mundo más pacífico apoyándonos en todas y cada una de las actitudes y conductas pacifistas que se producen en la experiencia común de nuestra especie. Por ello proponemos que a estas situaciones de regulación pacífica de conflictos, las podríamos incluir dentro de un concepto denominado Paz imperfecta, que incluiría también las interrelaciones entre cada una de estas situaciones y sus determinaciones causales. Éste concepto, a su vez, nos dotaría de una nueva capacidad movilizadora al facilitarnos las conexiones con las realidades y experiencias conflictivas y pacificas particulares, vínculos y posibilidades no sólo teóricas sino también reales. También podrían ser proyectadas sin duda hacia el horizonte de la Paz positiva, que de esta forma adquiere unas nuevas dimensiones. La Paz no es ajena, ni debe de serlo, a las problemáticas ni a los retos que el conocimiento humano tiene planteados en estos momentos, y por lo tanto debe adecuar y actualizar nuestras cosmovisiones a la realidad planetaria presente y 39 PAZ venidera, con vistas a una tarea de transformación de la realidad en el camino hacia la generalizada regulación pacífica de los conflictos. Creer en la capacidad de la especie humana para regular pacíficamente sus conflictos. La aceptación de la riqueza, plasticidad y polivalencia de la especie humana que integra su legado biológico y cultural en un todo inseparable, permite identificar y reconocer sus experiencias individuales y sociales para la regulación pacífica de los conflictos. Y como hemos afirmado en otras ocasiones, sería bueno trabajar con una matriz comprensiva e integradora que, de acuerdo con lo que hemos visto hasta ahora, aspire a comprender, explicar y dar alternativas, que considere las relaciones entre las diversos fenómenos desde una perspectiva transcultural, plurimetodológica y transdisciplinar. Una matriz que contemple a su vez la elaboración de una «Teoría General del Conflictos» [V. VI. Qué son los conflictos]; pensar desde una «paz imperfecta» con la certidumbre de que va a ser un camino inacabado ya que siempre convivirá con los conflictos y algunas propuestas de violencia; desconstruir la Violencia. [V. IX. Qué es la violencia; X. Manifestaciones de la violencia]; Comprender la violencia lo mejor posible para orientar las acciones hacia la paz desde las raíces de la misma, por lo que se hace necesario estudiarla como un fenómeno absolutamente humano y por lo tanto con raíces en la propia evolución somático-cultural de los humanos; discernir las mediaciones y las interacciones estructurales entre conflictos, paz y violencia [V. VII. Regulación y prevención de conflictos]; empoderamiento pacifista a través de la Noviolencia. Reconocer las experiencias de la Paz –la regulación pacífica de los conflictos– y de la noviolencia –como filosofía y metodología del cambio social a lo largo de toda la historia– e intentar que ocupen el mayor espacio a todas las escalas: personal, grupal y planetario; y esferas: privada, pública y política. [V. XIV. Poder, política y noviolencia] Estos ejes deben ser transculturales y transdisciplinares y con capacidad de proyectarse hacia el futuro deseable, perdurable, justo, pacífico e imperfecto. Un futuro solidario con las generaciones futuras, en el que prime la justicia y la equidad, en el que los conflictos sean regulados por vías pacíficas y en el que los conflictos –signo de nuestra condición «imperfecta»– nos den la posibilidad de imaginar y crear nuevas situaciones deseables de acuerdo con nuestros valores de paz. El futuro se convierte en la única propuesta posible de interacción con la realidad, por ello es necesario pensarlo y trabajarlo con las metodologías adecuadas. [V. XVI. Agendas de la Paz; XVII. Futuro, Seguridad y Paz] 40 MANUAL DE PAZ Y CONFLICTOS El futuro, que comenzamos a construir hoy –sino ya en el pasado– tiene al menos tres componentes que queremos abordar a continuación. El primero de ellos es que, tal como acabamos de indicar, está basado en el conocimiento del pasado; el segundo es que debemos tener una aproximación «científica» al mismo –en contra de las utópico-violentas–; y la tercera es que sólo será alcanzable si el trabajo que se realice es inter y trans(cultural)disciplinar. Potenciar la capacidad transformadora del ser humano frente a los conflictos del mundo contemporáneo, empujando la transformación de la realidad hacia situaciones con una mayor presencia de la paz. En este sentido, cabe hablar no sólo de una Investigación sobre sino también para la paz. Ésta elabora propuestas de actuación con capacidad de operar en distintas instancias (centros de investigación y docencia, centros de trabajo, empresas, asociaciones y organizaciones, instituciones públicas y privadas, relaciones internacionales, etc.) y escalas (individuales, locales, regionales, nacionales e internacionales). Proyectar y «apropiarse» de un futuro perdurable, justo y pacífico. También, como hemos visto, la Investigación para la Paz incluye una dimensión normativa volcada al futuro, en tanto que, más allá del mero preguntarse por el futuro de la Paz y los conflictos, intenta imaginar, pensar y construir futuros más justos para todos los seres humanos. [V. XVI. Agendas de la Paz; XVII. Futuro, Seguridad y Paz] Bibliografía recomendada FISAS, Vicenç (1998) Cultura de paz y gestión de conflictos, Barcelona. GALTUNG, Johan (1985) Sobre la paz, Barcelona. MARTÍNEZ GUZMÁN, Vicent (2001) Filosofía para hacer las paces, Barcelona. MUÑOZ, Francisco A. (2001) paz imperfecta, Granada. MUÑOZ, Francisco A. y RODRÍGUEZ ALCAZAR, Javier. (1997) «Horizontes de la Investigación sobre la paz», CANO PÉREZ, María José – MUÑOZ, Francisco A. (eds), Hacia un Mediterráneo pacífico, Granada. MUÑOZ, Francisco. A, MOLINA RUEDA, Beatriz (2003) «Estudio e investigación de la Paz», en MUÑOZ, Francisco. A, MOLINA RUEDA, Beatriz y JIMÉNEZ BAUTISTA, Francisco (eds.) Actas del Primer Congreso Hispanoamericano de Educación y Cultura de Paz, Granada, pp. 35-54. PANIKKAR, Raimon (1993) Paz y desarme cultural, Santander. RODRÍGUEZ ALCAZAR, Javier (ed.) (2000) Cultivar la Paz, Granada. 41