TEXTO DE NIETZSCHE

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F. NIETZCHE: SOBRE VERDAD Y MENTIRA EN SENTIDO EXTRAMORAL
Esquema de ideas principales para desarrollar.
- El entendimiento es un auxilio a uno de los seres más infelices y delicados de la
naturaleza: el hombre. El filósofo, siempre soberbio, cree absurdamente que todo el universo lo admira por eso.
- La función del entendimiento no es buscar la verdad sino fingir: así auxilia la debilidad del ser humano. No existe una “voluntad de verdad”: el hombre no sabe nada de sí
mismo. Sólo quiere las consecuencias agradables de la verdad.
- Como el hombre tiene que vivir en sociedad, inventa la “verdad” como una convención obligatoria.
- La verdad se expresa por el lenguaje. Pero el lenguaje es incapaz de expresar la verdad, por varias razones.
- Una palabra es la reproducción en sonidos de un impulso nervioso, que no es capaz
de expresar “la cosa en sí”, la realidad tal como es. Creemos estar hablando de las cosas tal
como son cuando sólo estamos usando metáforas, incapaces de adecuarse a la realidad.
- Los conceptos (que forman el lenguaje) equiparan cosas totalmente distintas entre sí:
las hojas son todas distintas, pero el concepto “hoja” pretende expresarlas a todas. En la
naturaleza sólo hay seres individuales: el concepto pretende ser universal. (Comparar con
Platón).
- Lo que llamamos verdad es, por lo tanto, un montón de metáforas y metonimias de
carácter antropomórfico (cuando creemos estar hablando del mundo sólo hablamos de
nosotros mismos). Pero, a fuerza de usar las palabras, olvidamos que son metáforas y
creemos que expresamos “la verdad de las cosas”.
- Decir la verdad significa utilizar metáforas usuales, aceptadas por la sociedad.
- Mediante este uso conceptual del lenguaje ponemos orden en nuestro mundo, clasificamos a las cosas en un gran columbarium, donde cada cosa está en su lugar. Pero la realidad no se deja apresar en este orden.
- El hombre descubre la verdad que él ha construido. Eso tiene poco mérito, como el
que descubre una cosa que él mismo ha escondido. Se trata de una verdad antropomórfica,
de un mundo construido a medida del hombre y no de la realidad en sí, como él cree.
- El mundo del hombre no es “la verdad”: el insecto o el pájaro perciben otro mundo y
ninguna de estas percepciones es la verdadera.
- La única manera de huir del engaño del lenguaje es aceptar que este sol, esta ventana,
esta mesa, son una verdad en sí. Nosotros las hemos reemplazado por conceptos universales.
- La ciencia no descubre “leyes de la naturaleza”: sólo conocemos lo que nosotros mismos hemos construido (el tiempo, el espacio, los números) (Relacionar con Kant). No es
ninguna hazaña descubrir lo que nosotros mismos hemos puesto. Con esto sólo buscamos
protegernos de nuestra debilidad.
- En el mito y en el arte el hombre encuentra un nuevo mundo, en el cual el engaño le
permite una libertad festiva, opuesta a la necrópolis de los conceptos.
- El hombre intuitivo se distingue así del hombre racional. El intuitivo es creador,
remueve las metáforas, juega con ella, se libera de la servidumbre del concepto frío y abstracto. Rescata la vida, que había desaparecido del lenguaje racional. No se guía por conceptos sino por intuiciones.
- Grecia es un modelo de este hombre intuitivo: es el dominio del arte sobre la vida. El
“héroe desbordante de alegría”, que ama la vida. Y por ello goza más y sufre más que el
hombre racional.
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Temas de Nietzsche para relacionar con el texto.
- Lo apolíneo y lo dionisíaco.
- La crítica al platonismo y al cristianismo.
- La muerte de Dios.
- La metafísica del verdugo.
- El superhombre, como creador de valores.
CUESTIONARIO-GUÍA
1.- ¿Cuál es el contexto histórico-social de la filosofía de Nietzsche?
2.- ¿Cuál es el contexto ideológico-filosófico?
3.- ¿Qué significa la oposición apolíneo-dionisíaco en la cultura griega?
4.- ¿Cuál es el pañel de Sócrates y Platón ante ella?
5.- ¿Qué papel cumple el cristianismo? ¿Qué es el nihilismo?
6.- ¿En qué consiste la “moral de los señores” y la “moral de los esclavos”?
7.- ¿Qué significa la “muerte de Dios”? ¿Qué tipo de ateísmo defiende Nietzsche?
8.- ¿En qué consiste el “superhombre”?
9.- ¿Qué es la “voluntad de poder”? (la vida).
10.- ¿Qué es la creación de valores?
11.- ¿Existe una “voluntad de verdad” en el hombre? ¿Buscamos la verdad? ¿Qué buscamos?
12.- ¿Existe una verdad objetiva?
13.- ¿Podemos fiarnos del lenguaje para encontrar la verdad?
14.- ¿El lenguaje expresa la esencia de las cosas? ¿Por qué?
15.- ¿Por qué dice que el lenguaje está formado por metáforas “olvidadas”?
16.- ¿La verdad depende de nosotros? ¿Buscamos lo que nosostros mismos hemos puesto?
17.- ¿encuentras en el texto una idea que recuerde a Kant?
18.- ¿Cómo podemos superar el engaño del lenguaje?
19.- ¿Cuál es el engaño del lenguaje científico?
20.- ¿Cuál es la diferencia del hombre racional y el hombre intuitivo?
21.- ¿En qué consiste el “dominio del arte sobre la vida”?
22.- En definitiva, ¿qué interpretación harías de la filosofía de Nietzsche? ¿La filosofía del
nazismo o la búsqueda de una “nueva inocencia”? ¿O las dos? ¿O ninguna de las dos?
OPCIÓN B.
“Tiempos hay en que se dan juntos el hombre racional y el hombre intuitivo, aquél
teme la intuición y éste se mofa de la abstracción; el segundo es tan irracional como poco
artístico el primero. Uno y otro pretenden dominar la vida: aquél, sabiendo hacer frente,
por previsión, prudencia y regularidad, a las necesidades más imperiosas; éste, pasando por
alto, como “héroe pletórico y alegre”, esas necesidades y tomando como real únicamente la
vida disfrazada de ficción y belleza. Cuando, como en los primitivos tiempos de Grecia, el
hombre intuitivo manipula sus armas en forma más potente y victoriosa que su contrincante, puede, de ser favorables las circunstancias, configurar una cultura y establecer el señorío del arte sobre la vida”. (F. Nietzsche, Sobre verdad y mentira en sentido extramoral).
OPCIÓN B.
“¿Qué es entonces la verdad? Una hueste en movimiento de metáforas, metonimias,
antropomorfismos, en resumidas cuentas, una suma de relaciones humanas que han sido
realzadas, extrapoladas y adornadas poéticas y retóricamente y que, después de un prolongado uso, un pueblo considera firmes, canónicas y vinculantes; las verdades son ilusiones
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de las que se ha olvidado que lo son; metáforas que se han vuelto gastadas y sin fuerza
sensible, monedas que han perdido su troquelado y no son ahora ya consideradas como
monedas sino como metal”. (F. Nietzsche, Sobre verdad y mentira en sentido extramoral).
OPCIÓN B.
“Gracias solamente al hecho de que el hombre se olvida de sí mismo como sujeto y,
por cierto, como sujeto artísticamente creador, vive con cierta calma, seguridad y consecuencia. […] Le cuesta trabajo reconocerse ante sí mismo que el insecto o el pájaro perciben otro mundo completamente diferente al del hombre y que la cuestión de cuál de las dos
percepciones del mundo es más correcta carece totalmente de sentido, ya que para decidir
sobre ello tendríamos que medir con la medida de la percepción correcta, es decir: con una
medida de la que no se dispone. Pero por lo demás, la ‘percepción correcta` -es decir: la
expresión adecuada de un objeto en el sujeto- me parece un absurdo lleno de contradicciones, puesto que entre dos esferas absolutamente distintas, como lo son el sujeto y el objeto,
no hay ninguna causalidad, ninguna exactitud, ninguna expresión, sino, a lo sumo, una
conducta estética, quiero decir: un extrapolar abusivo, un traducir balbuciente a un lenguaje completamente extraño, para lo que, en todo caso, se necesita una espera intermedia y
una fuerza mediadora, libres ambas para poetizar e inventar” (F. Nietzsche, Sobre verdad y
mentira en sentido extramoral).
OPCIÓN B.
“¿Qué es, en suma, para nosotros una ley de la naturaleza? No nos es conocida en sí, sino
solamente por sus efectos, es decir: en sus relaciones con otras leyes de la naturaleza que, a
su vez, sólo nos son conocidas como sumas de relaciones. Por consiguiente, todas esas
relaciones no hacen más que remitir continuamente unas a otras y nos resultan completamente incomprensibles en su esencia; en realidad sólo conocemos de ellas lo que nosotros
aportamos: el tiempo, el espacio, por tanto, las relaciones de sucesión y los números. Pero
todo lo maravilloso, lo que precisamente nos asombra de las leyes de la naturaleza, lo que
reclama nuestra explicación y lo que podría introducir en nosotros la desconfianza respecto
al idealismo, reside única y exclusivamente en el rigor matemático y en la inviolabilidad de
las representaciones del espacio y del tiempo” (F. Nietzsche, Sobre verdad y mentira en
sentido extramoral).
Cuestiones:
1. Identificar la o las propuestas o problemas fundamentales del texto y citar la frase o
frases que los recogen glosándolas brevemente.
2. Relacionar el contenido del texto con el pensamiento del autor y exponer sistemáticamente las líneas principales de este pensamiento.
3. Relacionar el pensamiento del autor con el marco histórico, sociocultural y filosófico de su época.
4. Razonar las principales influencias recibidas y la repercusión posterior o la vigencia actual del pensamiento del autor.
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FRIEDRICH NIETZSCHE (1844-1900)
Nietzsche pretende despojar a la filosofía del espíritu de pesadez y gravedad, darle
pies ligeros de bailarín. Frente a la morbosidad aburrida del moralista disfrazado de filósofo y la gravedad lingüística del oteador de la “Verdad”, Nietzsche contraataca con el espíritu de la jovialidad. Nietzsche no quiere ser objetivo, sino apasionadamente subjetivo.
Detrás de cualquier pensador están sus afectos y delirios, aunque no se reconozca. Y esto
es así porque la pretendida Verdad que fundaría la objetividad se da en el seno del lenguaje, que no es sino el producto de un proceso antropológico de creación de metáforas arbitrarias que no alcanza jamás la cosa-en-sí, sino que desemboca en ilusiones, mentiras y
ficciones compartidas socialmente. La verdad es una metáfora muerta, una metáfora que,
tras el largo uso, el pueblo hipostasía y fija como correcta, firme, canónica y vinculante.
“Las verdades son ilusiones de las que se ha olvidado que lo son”. Frente a esto, la noverdad es indispensable para favorecer la vida…
Nietzsche tampoco quiere ser sistemático. “La voluntad de sistema es una falta de
honestidad”. Su obra rechaza todo raíl lógico-abstracto que encauce y sistematice, para
abrirse a todo juego, clarividencia, pasión. El filósofo debe olvidarse de la Verdad, del más
engañoso disfraz de la Razón, para usar el lenguaje en pro de sus -de él- fuerzas dominantes y así convertir la verdad personal en expresión de sus pasiones.
Nietzsche detecta tres grandes movimientos decadentes emparentados entre sí, tres
procesos históricos de rebajamiento, humillación y nivelación de los instintos vitales.
Veámoslos.
1.- Decadencia de la auténtica cultura griega. La llamada “época clásica” es para
Nietzsche una época de “decadencia”. La auténtica grandeza griega culmina y decae con la
tragedia ática, que supone la fusión de dos idiosincrasias representadas por Apolo (individuación, equilibrio, mesura) y Dionisos (desmesura, embriaguez mística, aniquilación de la
conciencia personal). Lo genuino griego es el fruto en la tragedia de la fusión de estos dos
mundos, hasta la llegada de Eurípides que inicia la renovación de la tragedia, esto es, su
decadencia. Eurípides en la tragedia y Sócrates en la filosofía acabaron con lo que había
de vital en el pensamiento clásico griego. Sus obras inician la decadencia porque ponen en
entredicho el valor mismo de la vida. ¿Cómo? Tergiversando los auténticos instintos vitales del antiguo heleno e inaugurando la dialéctica que establece esta ecuación: razón =
virtud = felicidad. Ecuación opuesta a la verdad de la anterior: vida = felicidad = instinto. Es una nueva y cerebral manera de mirar, guiada por la lógica, donde la conciencia es
la ordenadora de lo real. Es expresión de una racionalidad extrema que potencia el área
abstracta de las ideas y que culmina con el divorcio entre este mundo abstracto, eidético,
ideal, y el mundo real, instintivo, divorcio estatuido por Platón. Consecuencia: lo bueno y
virtuoso estará del lado de la razón, desconfianza de lo instintivo y pasional. Con Platón
queda desgajada la realidad en dos mundos, lo cual concluye en una radical negación de la
vida y del devenir, idea subyacente en toda la filosofía occidental posterior. Sócrates inventa la metafísica: convierte la vida en algo que debe ser juzgado, medido, limitado, y el
pensamiento en medida, juez, límite, en nombre de valores superiores (lo divino, verdadero, bello, bien…).
2.- La moral judeo-cristiana. Hostilidad judia hacia los instintos y pasiones. La
vida como un mero trámite de dolor y prueba para alcanzar la verdadera vida. Laten en la
moral cristiana valores del resentimiento y del espíritu de venganza. Y así surge la culpa,
la mala conciencia, la compasión. Los judios sustituyen la identificación aristocrática de
los valores (bueno = noble = poderoso = bello = feliz = amado de Dios) por otra (bueno =
miserable = pobres = impotentes = enfermos = deformes). Esta conversión la entiende
Nietzsche como la rebelión de los esclavos, y es creadora de los ideales que simboliza la
figura del “Crucificado”.
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3.- La razón occidental como sustituto de Dios. La muerte de Dios es la gran novedad del pensamiento occidental. Pero Nietzsche denuncia que su hueco ha sido llenado
rápidamente por el nuevo “Uno dispensador de sentidos: la Razón”. Bajo síntomas diferentes late el mismo mal: lo Divino, lo Esencial, el Bien, han sido reemplazados por el Estado,
el Progreso y el Utilitarismo. El nihilismo: la última secuela de la moral del resentimiento,
el último hombre que se abandona a la voluntad de la Nada. Pero en este punto (medianoche), cuando el hombre quiere perecer, acceder a su ocaso, se abre la posibilidad de la
transmutación de todos los valores, la superación del nihilismo desde el mismo nihilismo.
Aparece la posibilidad de vivir la muerte de Dios como camino de multiplicación de las
fuerzas, como un retorno, no al ateísmo, sino al politeísmo. En definitiva: Dionisos contra
el Crucificado, la visión creadora y activa del devenir como sede de todo valor y felicidad,
la aprobación y rescate de la multiplicidad diversa de fuerzas en choque y conjunción contra la moral despreciadora de lo terrestre.
La nueva filosofía dionisíaca, danzarina, efectúa simulacros en beneficio de las
fuerzas vitales, crea valores, dota de sentidos. La voluntad de poder es como el arquetipo
teórico de todos los posibles simulacros. Es un concepto cósmico en tanto que el universo
no es más que una suma de fuerzas que se exteriorizan, que se transforman en un constante
devenir sin aumentar o gastarse. Y es un concepto psicológico en tanto que la vida no es
más que una mera actividad agónica, conquistadora, acaparadora, tendente a desbordarse
en su acción. “El hombre es una pluralidad de voluntades de poder: cada una dotada de
medios de expresión y de formas”. La auténtica voluntad de poder se expresa creando, dominando las formas. Es ella la que valora, juzga, elige. Y si el recuerdo regenera formas de
conciencia ancladas en la duda, el reproche o la culpa y una actitud judicial ante el Presente lúdico (el niño juega sin más), la respuesta está en un nuevo simulacro: el eterno retorno, su pensamiento más profundo, dice Nietzsche. Esta idea del eterno retorno tiene una
base física: se trata de un universo de fuerzas determinadas inconmensurables, pero no
infinitas, que se despliega en un tiempo infinito. La suma de fuerzas, eternamente igual y
activa, en su determinación, ha producido ya todos los desarrollos posibles y por eso la
situación de cada instante es repetición de configuraciones del universo. El devenir es así
un círculo en el que cualquier estado del mundo habría sido alcanzado un número infinito
de veces. Se aniquila el tiempo lineal. Carecen de sentido conceptos como pasado y futuro.
Un tiempo infinito nos hará vivir eternas veces la misma vida. Es lo mismo Eternidad que
Inmanencia, absolutamente todo volverá a darse. El superhombre es la alegoría del hombre que sabe que todo -risas y llanto- volverá una y otra vez y que danza aceptando los
avatares intemporales que han de venir; es el que sabe que para decir sí a algo hay que decirlo a todo; es el que mira el futuro como el campo experimental de nuevos simulacros
creadores y no como el territorio salvífico y justificador del presente.
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