mateix ha volgut espat ~nes de les frases més- ~e les al.lusions al pe 1 que l'obra és poste-- b tota seriositat que da revela una evoluci6 I pel que fa referència al déu de Delfos per n 1' epileg de 1' Electra, .iència. (Per cert, ja t capitol del seu llibre afectes familiars i .eialtat amb la polis, lènic posa en crisi tots 1bratllar quelcom evi[pides es complau a es i i fidel de les amistats ~ un crim odi6s. però si que parla d'una ~va producci6 tardana ix que l'enyor per la pie la tendència a qüestio-històries transmeses soerpretacions en una fòrmés que no pas retrobar Una encomiable aportación al estudio del estoicismo Aparece ahora, despuês de ocho años de su publicaci6n, la primera edici6n en paperback de este interesant!simo libra de J. M. Rist* sobre distintes aspectes de la filosofia Estoica. En mi opini6n se trata de un texto de lectura indispensable para toda aquel que estê interesado en el Estoicismo, ya que, como nos dice el mismo autor en el pr6logo, a pesar del enorme caudal de co nocimientos que hoy d!a poseemos sobre diversos detalles del pen samiento de la Estoa, y que nos ha sida brindada por Bonhoffer,Brêhier, Reinhardt, Pohlenz, Sandbach y muchos otros, lo cierto es que las consideraciones puramente filos6ficas se han olvidado a menuda en aras de una concentraci6n, quiz~ excesiva, en el Estoicismo como movimiento hist6rico. As! pues, a lo largo de los quince cap!tulos de que consta este libra, Rist presenta una muy seria reflexi6n sobre ideas filos6ficas que ocuparan la atenci6n de los fil6sofos de la Estoa. El intento es tanta m~s justificable para Rist, si tenemos en cuenta que la filosofia Estoica comienza en una êpoca en que la obra de Arist6teles domina la esce na filos6fica, y que las teor!as psicol6gicas de Crisipo y Posi= donio constituyen ya un clara s!ntoma de una perspectiva diferen te. En concreto, la obra de Crisipo -en gran parte perdida- se erige en una visi6n del mundo opuesta a las teor!as de Plat6n y Arist6teles. Conviene tener presente en efecto este punto de vis ta de Rist, porque, consciente o inconscientemente, la realidades que, a pesar de la intenci6n inicial de darnos un enfoque gla bal sobre cualquiera de los temas a los que dedica estos quincecap!tulos -hablando siempre en têrminos generales-, en numerosas ocasiones no puede pasarnos por alto que el autor est~ interesado de un modo especial por el Estoicismo Antiguo, y dentro de êl por las figuras de Zen6n y Crisipo, hasta tal punto que, en m~s de una ocasi6n, la brillante discusi6n iniciada en un principio, termina por simplificarse visiblemente cuando se trata de analizar los personajes m~s representatives de los otros dos per!odos. No obstante, tampoco ser!a justo exagerar esta impresi6n, m~xime cuando el texto incluye dos buenos estudies sobre las innovaciones de Panecio y la huella personal que Posidonio imprimi6 en el conjunto global del idearia estoica. Por otra parte, el sistema de exposici6n de los temas nos parece adecuado, si bien no f~­ cil. Rist muestra en toda memento un cuidada extremo en clarifi que DI BENEDETTO només ho nça envers la capacitat pròpies mans, que per 'atansar-se a la divini surd. :DETTO d'aquest topos de teix una mostra perfecta :a. Partint del fet inviure dia per dia" s6n :òrica i en boca de mem ol seu status dominant,ts d' Alcman, sobre el :eix singularment el se_!! en el seu cas si que la tt de banda, per exemple, ~POI: als Kennwort für die• 1 Denkens, Munic 1955, pp. a Èsquil, com que és 1unciament a la seva Ate ~s atribuida al desig de ?erses derrotats. rea de DODDS (O::Irent. a Les ninat tipus d'intel.lecsa popular que no de l'à crec que hagi incremen~ dea relacionant-la amb utals de l'esperit popu És important no oblidar ductible d'ambigüitat. a la ra6 del m6n!- del en quarentena certs * J. M. RIST, Stoic Philosophy, 300 pp • .lo........_ Cambridge University Press, 19-77, 88 PAU GILABERT BARBERA carnos con detalle todos aquelles puntos comunes a la filosofia griega respecto a los cuales Zen6n, Crisipo, Posidonio, etc., suponen una innovaci6n o matizaci6n. Bien es cierto que dicho sistema causa que en determinades mementos el hilo de la discusi6n se pierda -de hecho as! ocurre- por el acopio de datos e in formaci6n que nos proporciona Rist, pera, en toda caso, cumple remarcar que muestra siempre buen cuidada en recogerlo all! don de es necesario, de modo que el lector puede seguir el an~lisis, a pesar de todos los rodeos a los que pueda verse sometido. Resulta imposible destacar, y est~ bien lejos de mi intenci6n el hacerlo, un capitulo respecto al otro. Todos ellos reciben un cuidada extremo por parte del autor; tan s6lo me atrever!a a afirmar que su capitulo sobre Cinisme y Estoicismo es uno de los m~s completes, documentades y sugerentes. Esta afirmaci6n me permite adem~s justificarme por el hecho de que haya decidí do exponer exclusivamente los paralelismos entre C!nicos y Es= toicos en lo que a la esfera sexual y de convivencia humana se refiere, puesto que pretender recoger todos los aspectes que Rist presenta, hubiera superada con mucho los 1!mites propios de una nota. Por consiguiente, sirva ya esta justificaci6n para especificar que, mi intenci6n primordial en el resto de los cap!tulos, ha sida ofrecer al lectOJ:'-. e1_ n11cleo principal de la dis cusi6n en cada caso, e intentar reflejar con exactitud las aportaciones personales de Rist. Asimismo, no quisiera pasar por alto que el libra que ahora presentamos, nos pone en contacto con los·art!culos m~s recientes sobre los temas de los que trata, y de los que Rist se sirve, bien para aceptar sus respectivas tesis, bien para rebatirlas. Una serie de estudies, en suma, cuya publicpci6n no puede menos que satisfacer, por los rigurosos an~ lisis que contiene, a todos cuantos est~n interesados en las, m~s de una vez, sofisticadas teor!as de los fil6sofos Estoicos. 1. APistóteZes y eZ bien estoica Partiendo del hecho de que en la actualidad por "filosofia post-aristnt€lica" entendemos primordialmente aquella filosofia dominada por la figura de Arist6teles antes que "filosofia post~ rior a Arist6teles", Rist cree posible aceptar que el pensamiento de las escuelas post-aristot€licas est~ basada a menuda en problemas filos6ficos, no s6lo legados por los Presocr~ticos o inclusa Plat6n, sina por Arist6teles y sus disc!pulos. Dada que precisamente la escuela aristot€lica trat6 con amplitud la €tica en sus inicies, la intenci6n del autor en este capitulo es examinar c6mo reaccionaran los Estoicos frente a algunes de los puntos clave de la ética arisot€lica. El primera en ser abordado es el problema de la felicidad, felicidad que al igual que para Arist6teles constituye para Zen6n el fin de la vida1 • Aña damas naturalmente que la "felicidad" es "vivir de acuerdo coñ la naturaleza"~ y en 11ltima instancia "vivir de acuerdo con la virtud" <ï:ñv Ka-e· ó.pe:-cnv) 3• Es cierto que ya Arist6teles hab!a definida la virtud como "disposici6n" {E!;Lç npoaLpe:.-cLKñ) por la que uno escoge lo que es bueno y rechaza lo que es mala, pera la definici6n de virtud como "vida en armonia con la naturaleza" no es aristotélica. Cumple pues, seg11n Rist, analizar con exactitud d6nde hay divergencias y cu~l es su significada. Las di- UNJ vergencias e y los Estoic "6.ya8óv" tie to al fin de seguir este aplicabilida tud" no es u confundir la cosa a la qu, cos, los t€r1 fera moral; s fusi6n intel' extienden tal tud, el 11nic< la virtud es acuerdo con moralmente b1 tal como ocu: no dijo, corne no son buena! problema -el Arist6teles 1 a(pe:oq;;, ya < e 1 hombre buE s6lo el aspiJ mente bueno, 2. Ze Como el p!tulo, la dc del sabia de ver el proble efecto, Zen6r tado de una ¡: personalidad derna-, antes siderada como es decir, del valente m~s a independiente crito la defi T')ye:UO\ILl<Ó\1, O afirmando que que Zen6n opi ridad a los j el alma no ti donde puedan puta sobre la en realidad n que ellos lla un acta puram des en confli nica sobre la dos los prime UNA ENCOMIABLE APORTACION AL ESTUDIO DEL ESTOICISMO 'munes a la fi.losof!a ', Posidonio, etc. , s cierto que dicho el hilo de la discuacopio de datos e in n todo caso, cumple n recogerlo all! don e seguir el an&lisi~, verse sometido. Rede mi intenci6n el ·s ellos reciben un ·lo me atrever!a a oicismo es uno de s. Esta afirmaci6n de que haya decidi entre C!nicos y Es= nvivencia humana se los aspectes que os ¡!mites propios a justificaci6n para el resto de los cao principal de la dis n exactitud las aporuisiera pasar por alpene en contacto con de los que trata, y sus respectivas teudios, en suma, cuya por los rigurosos an& nteresados en las, fil6sofos Estoicos. lidad por "filosof!a e aquella filosof!a aue "filosof!a poste tar que el pensamien= ~asado a menudo en los Presocr&ticos o iisc!pulos. Dado que :on amplitud la êti1 este cap!tulo es 1te a algunes de los lmero en ser abordaI que al igual que ln de la vidal. Aña lvir de acuerdo coñ lr de acuerdo con la i Arist6teles hab!a npoaLpE··nxn) por la que es malo, pero [a con la naturaleza" , analizar con exaclgnificado. Las di- 89 vergencias empiezan en la diferente concepci6n que Arist6teles y los Estoicos ten!an del "bien". Para el primero el têrmino "6.ya8óv" tiene muchos sentides, y desde luego es aplicable tan to al fin de la vida, la felicidad, como a los medios para coñ seguir este fin. Para los Estoicos, en cambio, no existe tal aplicabilidad. Su afirmaci6n de que "el único bien es la virtud" no es una absurda paradoja, sino que est! destinada a no confundir la bondad de la vida moral con la de cualquier otra cosa a la que se le llama conmúnmente "bien". Para los Estoicos, los têrminos morales s6lo adquieren su sentido en la esfera moral¡ silos.utilizamos fuera de esta esfera, surge la con fusi6n intelectual y la vacilaci6n moral. Las divergencias se extienden tambiên a la posibilidad de adquisici6n de la virtud, el único bien. Si tenemos en cuenta que para los Estoicos la virtud es una disposici6n constante del alma para vivir de acuerdo con la naturaleza~, todos los actos del sabio serAn moralmente buenos y no tendrA que elegir entre el bien y el mal, tal como ocurre en Arist6teles, Rist remarca muy bien que êste no dijo, como aquelles, que todas las elecciones del hombre bue no son buenas, sino que de hecho puede escoger tambiên el mal,problema -el que de la teor!a de la elecci6n se deriva- que Arist6teles elude. Los primeres Estoicos omiten el têrmino npQ aCpEoLç, ya que en el sentido ordinario de elecci6n del bien, el hombre bueno no escoge la virtud, sino que es virtuoso. Tan s6lo el aspirante a virtuoso necesita calcular lo que es realmente bueno, lo que no, y actuar en consecuencia. 2. Zen6n y Crisipo sobre Za aaai6n humana y Za emoai6n Como el mismo autor reconoce al final de este segundo cap!tulo, la doctrina estoica sobre las pasiones y la necesidad del sabio de extirpar cualquier perturbaci6n, no parece resolver el problema de la unidad racional de la persona humana. En efecto, Zen6n y Crisipo negaren que el acto moral fuera resul tado de una pugna entre varios elementos inherentes a la propia personalidad -como afirma en l!neas generales la psicolog!a mo derna-, antes bien juzgan que toda actividad moral debe ser con siderada como un estado diferente de la personalidad del hombre, es decir, del ñYEUOVLxóv, ya que "personalidad" es quiz& el equi valente mAs adecuado para este têrmino estoico. Rist juzga que,independientemente de la eterna cuesti6n de si Zen6n hubiera sus crito la definici6n que Crisipo da de las na8n como estades dell')yEuovLxóv, o si este racionaliz6 la teor!a estoica original afirmando que las naan eran juicios falsos del alma, mientras que Zen6n opinaba que eran pertubaciones aparecidas con posterio ridad a los juicios 5, lo cierto es que ambos coincid!an en que el alma no tiene otra facultad independiente del ñYEuovLxóv donde puedan surgir. El verdadero problema para Rist no es la dis puta sobre la racionalidad o irracionalidad de naan -disputa queen realidad nunca existi6-, sino delimitar la naturaleza de lo que ellos llaman juicios, es decir, si es posible o no realizar un acto puramente mental. Zen6n abandon6 la idea de las facultades en conflicte en el alma humana, y omiti6 la discusi6n plat6nica sobre las partes divergentes del alma. El suger!a, como todos los primeres Estoicos, que aunque los juicios conduzcan a ..........____ 90 PAU GILABERT BARBERA las emociones, son puros actos de pensamiento. Crisipo, en cambio, consider6 que no form~bamos nuestros juicios y luego sentía.mos efectes racionales, sina que estos 1'iltimos eran parte de los pri meros. En otras palabras, para Crisipo no habría actos puramen-~e racionales, si por racionales entendemos "realizados por un 1ntelecto a-emocional". Crisipo, en suma, corrigi6 la formulaci6n de Zen6n llevada de un conocimiento m~s clara de la actividad humana como "actividad totalmente psicosom1itica", pera como decía Rist al principio, esta no hace m1is que devolvernos al pun to de vista plat6nico seg1'in el cual la salud -en el Estoicismo la ó.na8e: l.a que debe poseer el sabia- es una armonia o bala.nza entre los diferentes elementos del alma. UNA nes9, que en que acompañan por tanta vic realista. Tarn rentes, pera Por lo que ha< pera a difere1 tar necesaria cias que el n a aquél aquej 4. Cin 3. ProbZemas de pZaaer y dolor En esta ocasi6n es la creencia propiciada por Pohlenz en el sentida de que la filosofia Estoica es una reacci6n contra la Epic1'irea, la que desde un principio Rist califica de exagerada. De hecho, iría referida antes a Crisipo que a Zen6n, si bien no hay raz6n para negar que éste mantu~~~ra posturas similares, pe ro en toda caso menos sofisticadas. ~risipo afirm6 que el sabio experimenta dolor y que, aunque renuncie al placer (T¡oovn jui cio err6neo y una clase m1is de na8n)' experimenta un estada racional de alegria (xapó.) 6 -ó.na8e:Ca no denota insensibilidad-. El sabia experimenta pues placer y dolor. En cualquier caso Rist considera muy importante remarcar la distinci6n estoica entre "plac~ física" y "placer que va acompañado de reconocimi.ento de su satisfacci6n". En suma, placer física y placer de c:ariz m1is psicol6gico, si bien Crisipo s6lo concibe una diferencia de grada entre el primer y segundo tipa de placer¡ es decir, de los impulsos (Òp].J.al. definici6n de nó.8n en las que est1i inclu:l.da ñóo vn), unos serían fruto de un movimiento irracional del alma, mientras que los otros serían de naturaleza racional e implican un cierto grada de asentimiento, asentimiento que también. exis te en el caso del dolor. ¿Cu1il es pues, sin embargo, la relaci6n del .sabio estoica con el primer tipo de placer?. Lo experimenta, pero siempre que no sea provocada por objetos inmorales. Este seria el verdadera sentida de ó.na8e:l.a. El sabio es insensible a lo inmoral, y en consecuencia, a las emociones irracionales. La distinci6n entre el primer y segundo tipa de placer desapare ce pr1icticamente en lo que a él se refiere. El sabio posee sobre el placer un control mayor. que el hombre normal. No cont.rola conscientemente todos sus sentimientos de placer, pera t.iene un cierto poder sobre ellos que le har1i rechazar autom1iticétmente aquelles que son malos. Los placeres que en realidad experimentar1i, como ya hemos dicho, ser1in estades racionales de emoci6n o xapal.. La reacci6n estoica a la doctrina epic1'irea sobre el pla cer de la que habl1ibamos al principio, seria en realidad a la ñoovn, pues a pesar de que Crisipo afirma que.el sabio no es in sensible al placer (o a la xapó.), también afirma que hay place= res que deben ser calificados como atoxpal. 7 r en otras pa.labras, Crisipo sí afirmaba la distinci6n entre placeres aceptables e inaceptables. Zen6n y Cleantes, por su parte, calificaron el placer como indiferente respecto a lo bueno y a lo mala, como mo ralmente indiferente 8, aunque Rist opina, contrariamente a Hay-- El prop6 aquelles aspe los Estoicos, dificaron la fisticadas te clara que exi que Zen6n la ejemplo, habí tre la virtud ciudad en la yes de la vir cínica. Pera mente por el mujeres en un cer física: " No obstante, res que lo ag trimonio (YÓ.lJ de los hijos, rar la ley de tas. S u actit nes, pues ést cargada de pi En e 1 terrenc dependencia e tampoco lo cc establecer ur sarrollados, der6, por ej e las relacione ambas partes. samente el q\ Ast, el matr: de los prece¡ personales. e rencia cínic¡ de dudas que bien fue sie1 comportamien· do en su Repú era alumna dc 1to. Crisipo, en cambio, >s y luego sent!a.mos eran parte de los pri 1abr!a actes puramen-; "realizados por un :orrigi6 la formulais clara de la activi>som~tica", pere como ¡ue devolvernos al pun 1d -en el Estoicismo l armon!a o bala.nza lada por Pohlenz en 1na reacci6n contra la llifica de exagerada. ~ a Zen6n, si bien no )Sturas similares, pe ) afirm6 que el sabia L placer (Jiêovn, jui ~irnenta un estada ra:a insensibilidad-. ~n cualquier caso Rist 1ci6n estoica entre ) de reconocimiento ) y placer de cariz lbe una diferencia de icer; es decir, de los ¡ue est~ incluida noc ~acional del alma, i racional e implican 1to que tambiê:n exis 1 embargo, la relaci6n icer?. Lo experimenta, :os inmorales. Este >abio es insensible :iones irracionales. )0 de placer desapare ~ El sabia posee sobre )rmal. No controla )lacer, pere tiene un ~ar autom~ticctmente 1 realidad experimenwionales de emoci6n epicdrea sobre el pla [a e~ realidad a la ¡ue el sabia no es in ifirma que hay place= '; en otras p~labras, weres aceptables e te, calificaron el ) y a lo malo, como mo :ontrariamente a Hay-- UNA ENCOMIABLEAPORTACION AL ESTUDIO DEL ESTOICISMO 91 nes9, que en realidad este calificativo se refiere a aquelles que acompañan a las acciones convenientes, no a las contrarias y por tanta viciosas. Como siempre, la postura de Crisipo es m~s realista. Tambiên el califica a los placeres buenos como indife rentes, pere prefiere darles la categoria de "preferibles"W. Por lo que hace al dolor, hay igualmente acte de asentimiento, pere a diferencia del placer, donde el sabia no deb!a experimen tar necesariamente sensaciones f!sicas en las mismas circunstañ cias que el necio, s! es participe de muchos de los dolares que a aquêl aquejan. 4. Cinismo y Estoiaismo El prop6sito de este complet!simo capítula es considerar aquelles aspectes del Cinisme que ejercitaron su influencia en los Estoicos, as! como señalar aquelles puntes en que estos modificaren la enseñanza cínica adecu~ndola a sus propias y m~s so fisticadas teor!as. El primer punto que interesa a Rist es dejar clara que existe una específica actitud cínica hacia el mundo y que Zen6n la recoge en gran parte. En efecte, Ant!stenes, por ejemplo, hab!a desarrollado una especie de antítesis sofística en tre la virtud de la vida y la vida de acuerdo con las leyes de la ciudad en la que uno ha nacidon Las leyes establecidas y las leyes de la virtud son enemigas. Esta es una posici6n claramente cínica. Pere no es s6lo esto, los Cínicos se preocuparen ampliamente por el problema social y por la relaci6n entre hombres y mujeres en una sociedad ideal. Ant!stenes era contrario al placer física: "preferir ta volverme loco a sentir placer física" 12 • No obstante, no se opon!a a la relaci6n sexual con aquellas muje res que lo agradezcan 1 ~ En realidad, Antístenes no rechaz6 el ma trimonio (yauoG), sine que lo favoreci6 en orden a la procreaci6n de los hijos, lo cual viene a significar que no lleg6 a considerar la ley de la ciudad y de la virtud como completamente opuestas. Su actitud era posiblemente m~s convencional que la de Di6ge nes, pues êste sí atac6 el matrimonio como instituci6n cívica encargada de proveer hijos legítimes que sean ciudadanos del estada. En el terrenc homosexual, Ant!stenes enfatiza el principio de in dependencia del sabia -s6lo la virtud procura la felicidad-, pere tampoco lo concibe como una isla aislada; Eros se encargar~ de establecer un vinculo entre elles. Todos estos puntes fueron desarrollados, sin embargà, por Di6genes y Crates. Di6genes consider6, por ejemplo, que el incesto era algo indiferente 1\ aunque las relaciones sexuales normales deb!an surgir del consenso de ambas partes. El dnico tipo de matrimonio que reconoce es precisamente el que surge de la libre voluntad de los contrayentes. As!, el matrimonio de Crates e Hiparquia es un excelente ejemplo de los preceptes de Di6genes aplicades al ~rea de las relaciones personales. ¿Quê hicieron pues Zen6n y sus disc!pulos con la herencia cínica que recibieron? Puede afirmarse sin ningdn gênero de dudas que Zen6n fue fuertemente influenciada por Crates, si bien fue siempre incapaz de asumir las maneras m~s extremas del comportamiento c!nico. Esta influencia puede detectarse sobre todo en su República, escrita, segdn Di6genes Laercio, cuando todav!a era alumne de Crates~. En ella Zen6n describ!a .c6mo ser!a la so- 92 PAU GILABERT BARBERA ciedad del sabia, a la vez que intentaba indicar cu~l debe ser su actitud respecto a los dem~s y al mundo exterior. Sin embar go, ·ras coincidencias con los puntos de vista c!nicos aFarecen sobre toda en la afirmaci6n de Zen6n de que muchas de las convenciones de la sociedad no tienen significaci6n moral. De nue vo, las consecuencias m~s interesantes se presentan en el carn~ po de las relaciones sexuales. Las mujeres deben ser conunes, pera la relaci6n sexual debe basarse en el consentimiento mutuo. Para los Estoicos -y ya no s6lo para Zen6n-, la amistad es esen cial al amor, y las relaciones sexuales entre los sabia~; depen~ der~n tambi~n de la libre elecci6n del compañero, como E!n el caso de Crates e Hiparquia. Baja esta premisa Zen6n considerar! que los hijos de los sabios ser!n amados por todos y se eliminar! as! el problema del adulterio 1 6. En este estada ide<.l es la concordia la que subsistir~ como relaci6n entre sus habitan tes. No habr~ necesidad de que ninguna legislaci6n la produzca, sino que surgir! de la naturaleza del sabia, del lado er6tico de su personalidad. Eros es el di os de la amistad y la :.ibertad que prepara la concordi a 17. En el campo homosexual, «!l sabia amar~ a aquelles que posean talento para la virtud1e, y el amor no ir! dirigida a la satisfacci6n f!sica, sina a la amistad. La diferenèia entre Estoicos y C!nicos, y en esta Hist coin cide con Baldry 19, es que los úl timos enfatizan la afiniclad entre los sabios. De todos modos no hay por qu~ pensar que lo:> C!nicos no creyeron en ella, sina que, para e llos, la sabid•1rfa fi los6fica no es un vinculo de uni6n entre aquell os que Li poseer... La diferencia es de ~nfasis, no de base. 5. 1'odos tos pecados son iguales Subraya Rist desde el principio que quiz~ la m~s nJtable de las paradojas estoicas fue la afirmaci6n de que todos los pe cados (àiJ.ap-rniJ.a-ra, peccata) son iguales. La intenci6n que alberg¿( este capitulo es saber no s6lo qu~ quisieron expresar c~n ella, sino tambi~n qu~ los impuls6 a hacerlo as!. Para Rist esta para doja est~ claramente relacionada con el problema de la existen:~ cia real del sabia. Para ellos, en el caso de que haya grados de bondad moral, no puede haber un "bien", sina un "bien relativa". ¿C6mo podria existir entonces el sabia?. Se trata en rea lidad de un dilema plat6nico. Los Estoicos quieren decir que eT hombre bueno es de clase diferente a la de la gente que intenta serlo. Un plat6nico trasladar!a la perfecci6n a otro mundo, pe·ro ellos no ten!an otro mundo en el que situaria. As! pues, el sabia compartir~ el mundo con el protagonista de las à~ap-rn~J.a-rc~. Es en este contexto donde en principio, dada lo absoluta del t~rmino sabia y de su perfecci6n moral, palabras como "culpable" se convierten tambi~n en absolutas. Sin embargo, tal cerno preci sa Rist, no hay prueba de que los Estoicos dijeran que el hom~­ bre capaz de una mala acci6n sea al mismo tiempo capaz de cualquier mala acci6n. Lo que e llos sotienen es que todas ~.on iguales, pera no semejantes (OIJ.OLa) 20. Son cualitativamente, diferen tes, es decir, el estada f!sico del nye:¡J.o\1 Lxóv varia del culpa-ble a culpable. Según s~neca 21, el neci o tiene todos lo~: vicios, pero no est! inclinada a todos por naturaleza. Uno se J.nclina a la avarícia, otro a la extravagancia, otro a la brutalidad. UNAE Todos los vic: norma les, pere única que imp ta si el nve:ü¡ o no. Rist no: una mala acci< ella. El ñYE:IJ.< nve:ü¡J.a 22, camp ci6n del nve:ü cosmos, y su Pues bien, el so, debe ser no culpabilid cional del nv minos, se com culpabilidad lo de una val La pol~mica s pues a un emp moral, mientr to moral, por con lo que el esta teoria e n!stica del E la doctrina s debi6 parecer da por primer co de un mund sabia, pera y gorismo de la que el compor f!sicas- no e bre a la hora 6. Act En esta to de partida ca al respect s6lo un mal, para Cicer6n tipos de acte Estos últimes de reside el que ningún oj que los Estai convenien tes poca, hay que en têrminos e tante absurdc hace en De fir. intermedies e actos convenj mente convenj tes (napd -ró UNA ENCOMIABLE APORTACION AL ESTUDIO DEL ESTOICISMO ~icar cu~l debe ser exterior. Sin embar ;ta c!nicos afarecen ! muchas de la s con:aci6n moral. De nue ,resen tan en E 1 carn=deben ser con.unes, consentimiento rnutuo. ·, la arnistad es esen :re los sabia~; depen=,añero, corno E' n e 1 .sa Zen6n considerarA lr todos y se elimi:e estada ide<.l es )n entre sus habi tan .slaci6n la produzca, , , del lado er6tico tmistad y la :.iberhomosexual, «!l sa·a la virtud le, y el .ca, sino a la amis;, y en esto Hist coin .zan la afiniclad entre •ensar que lo:; C!ni.os, la sabid•1rfa fi :uellos que Li poseer.. iz~ la m~s nJtable de que todos los pe ntenci6n que alberg"iï n expresar CJn ello, Para Rist esta para blerna de la existen= de que haya grados sino un "bien relaio?. Se trata en rea quieren decir que ei la gente que intenta 6n a otro mundo, peuarla. As! pues, el ta de las àlJa.o•nua•o.. o lo absoluta del abras corno "culpable" argo, tal cerno preci dijeran que el horn-iempo capaz de cualque todas ~-on iguaitativarnente: diferen I<ÓV var!a dE: culpa-ne todos lm; vicios, za. Uno se LnClina o a la brutalidad. 93 Todos los vicios, en suma, est~n presentes en todos los hombres norrnales, pero no son igualmente prorninentes. En realidad, lo única que irnp~rta no es medir la culpabilidad, sino tener en cuen ta si el nvEÜUa humana vibra de acuerdo con una pauta racional o no. Rist nos recuerda que para los Estoicos, cuando se cornete una mala acci6n, de algun modo el ñYEUOVLXÓV est~ dispuesto a ello. El nYEUOVLXÓv se identifica a su vez por regla general al nvEuua 2 ~ componente f!sico b~sico del universa estoica. La fun ci6n del nvEüuu es cohesionar la rnateria y todas las partes del cosmos, y su propiedad f!sica peculiar es la tensi6n (•óvoG) 23 • Pues bien, el nvF.üua, actuando corno fuerza cohesiva en el univer so, debe ser similar tambiên en el hombre, y la culpabilidad o no culpabilidad vendrA marcada por el rnovirniento tensional irracional del nvEuua humana. Al medir la culpabilidad en estos têrminos, se cornprende por qué los Estoicos no hac!an depender la culpabilidad de las consecuencias de la acci6n inrnoral, sino s6 lo de una valoraci6n absoluta, sin grados, de su irracionalidad. La polérnica sobre la igualdad de las rnalas acciones se reducir!a pues a un ernpeño en considerarla corno un problema estrictarnente moral, mientras que los Estoicos creyeron que todo cornportarniento moral, por ser humana, debe relacionarse con hechos f!sicos, con lo que ellos llarnan hechos de la naturaleza. Evidenternente, esta teoria est~ !ntimarnente relacionada con la psicologia mon!stica del Estoicismo Antiguo, pero ya para Panecio y Posidonio, la doctrina según la cual todas las rnalas acciones son iguales, debi6 parecer rn~s extraña de lo que pareci6 cuando fue formulada por primera vez. Es una doctrina que tiene sentida en el mar co de un mundo donde el motivo principal era la llarnada a ser sabia, pero ya Posidonio, una vez pasada la pedanteria y el rigorisme de la vieja Estoa, no tiene inconveniente en afirmar que el cornportarniento inrnoral -abandonadas ya las explicaciones f!sicas- no es rn~s que un fallo de la facultad racional del hom bre a la hora de controlar sus deseos. 6. Ac tos convem:entes En esta ocasi6n las consideraciones de Rist tienen corno pun to de partida el error de Cicer6n al interpretar la teoria estai ca al respecto. Según ésta, s6lo existe un bien, la virtud, y s6lo un mal, el vicio; todo lo dern~s es indiferente. No obstante, para Cicer6n esto nos lleva a la conclusi6n de que existen tres tipos de actos: los virtuosos, los viciosos y los intermedies. Estos últimes ser!an a su vez convenientes o no, y es agut donde reside el error, según Rist, puesto que de ello deducir!amos que ningún officium (xa3ñxov) puede ser un acto moral, mientras que los Estoicos llarnaron xa•op3wua•a a los actos perfectes y convenien tes (•ÉÀE La xa3nxov•a = perfecta officia) 24 • Por si fuera poco, hay que añadir que todo acto no-conveniente es viciosa en términos de intenci6n y contenido; por consiguiente, es bastante absurda, señala Rist, calificarle de intermedie, tal como hace en De finibus 3.58 (SVF III 498). As! pues, a nivel de actos intermedies existir!an, de acuerdo con el Estoicisrno ortodoxa, actos convenientes (•ÉÀELa xa3nxov•a = xa•op3wua•a), incompleta mente convenientes (uÉoa xa3i]xov•a y àuao•nua•a), y no-convenien tes (napd •ó xa~ñxov = àua.o•nua•a). No existe una cuarta posibi::- 94 PAU GILABERT BARBERA lidad, puesto que ningún acta moral del sabia, que obra siempre moralm~nte, puede ser a la vez moral y no conveniente. Sin embargo, como sabemos por Estobeo~, existe otro calificativo para los actos indiferentes (aó~a~opa) , que es el de oúóÉTEpa. En opi ni6n de Rist, por oúóÉTEpa debemos entender actos que, si bien no por definici6n, sf en casos particulares pueden-ser virtuosos o viciosos. Estos oÚÓÉTEPa serAn "naturales" o "no naturales"26, pera en toda caso no puede trazarse ninguna norma general sobre la no naturaleza de todas las casas en circunstancias par ticulares; podemos suponer luego que las casas oÚTE xa•à ~úo~v­ OÚTE napà ~úo~v pueden ser descritas como oúóÉTEpa o oúóETÉPWG ~xov•a en relaci6n a la naturaleza. No termina aquf, sin embargo, la divisi6n de las aó~a~opa. Rist se sirve en este caso de Sex to Empírico 27 , y aunque la divisi6n se refiere a las casas, esperfectamente aplicable, según ~1, a las acciones. Existen indiferentes preferibles que poseen valor (npony~Éva), rechazables que no lo poseen (anonpony~Éva) y ni preferibles ni rechazables (~n•E npony~éva ~n•E anonpony~éva) • Alcanzamos asf el punto en que, conforme el Estoicismo ortodoxa, toda acci6n se.r! en circuns tancias particulares preferible o rechazable, y cada acta particu lar conveniente o no conveniente. Aún asf, existen actos normal-mente convenientes, pera cuya conveniencia no puede deducirse de cada situaci6n individual. ¿Cu!ndo podemos decir pues que un acta es conveniente? La respuesta standard es que un acta conveniente es aqu~l que una vez efectuada admite una defensa probable (EÚÀoyov anoÀoyCav) 2 ~ No obstante, como puede r!pidamente observarse, el t~rmino EÚÀOYOG es claramente ambfguo. En principio, parece que su traducci6n por "probable" cuadra en todos los casos donde la palabra se utiliza en conexi6n con xa8nxovTa, mientras que a su otra 'posible traducci6n "defensa convj.ncente" no le ocurre lo mismo,- ya que ni todos los xa8nxov•a son moralmente correctes, ni todos los xaTop8w~a•a fructuosos (recordemos respecto a xa8nxovTa que un acta conveniente no tiene por qu~ alcanzar lo que ~u ejecutor espera). En toda caso, las dificultades sobre si los KaTop8w~aTa (xa8nxovTa TÉÀE~a) pueden tener una EÚÀOYOÇ ÚnoÀOy(a no existieron en un principio, -para los Estoicos el t~rmino EÚÀoyov no estaba asociado a la moralidad del acta; si hubiera sida asf, hubiera sida aplicada a xa•op8W~a•a desde un principiosina que fueron introducidas por Arquesilao; y es que para ~ste s6lo puede haber defepsa cuando se trata de un acta genuinamente moral. Como el mismo Cicer6n señala 2 ~ Arquesilao marca ya la enemistad entre Esc~pticos y Estoicos por su oposici6n al mismo Zen6n. Arquesilao traslada, en suma, la enseñanza original de Zen6n sobre los actos convenientes a los actos especfficamente morales. UNA o negaci6n e tra, sin emb éstas -por e deras o fals predestinada parse por na riamente. C: general, los Zeus o la me verdad". En que interpre esta raz6n f lo que est! m!s que Crü tinado es pl es que Crisj de la respor ducta estAn responsable! si han de p< no hay una ! lo hacemos, maduro, jui< de la educa< terminada d• hombre se hi en nuestro 1 quiere deci: terna al pr' b!sicas son go, est! en riremos; es rir en otro Crisipo, de cesidad. Si rfan causas 8. E Como b de la filos de verdad". contexto de Según los E (atoanoe:~ç) 7. Destino y neaesidad La intenci6n expresa de este capitulo es presentar un cuadro global de la doctina determinista en el Estoicismo Antiguo, tal como fue elaborada por Crisipo30. Supone esta la necesaria alusi6n a pasajes relevantes del De Interpretatione de Arist6teles, para exclarecer la situaci6n frente a la que Crisipo plantea su concepci6n del destino. El punto de partida de la discusi6n de Arist6teles es su proposici6n de que toda afirmaci6n Ato8nc percepci6n. cuada decir nifica pocc ciones de J su vez, la si bien s6J relevantes esta adqui! de la repn UNA ENCOMIABLE APORTACION AL ESTUDIO DEL ESTOICISMO bio, que obra siempre conveniente. Sin emtro calificativo para el de oú6É•e:pa. En opi r actes que, si bien s pueden ser virtuorales" o "no naturaninguna norma general en circunstancias par osas oú•e: xa•à ~úoLv­ oú6É•e:pa o oú6e:•Épwç mina aqu!, sin embargo, ~ en este caso de Sex iere a las casas, es.cciones. Existen indi~Y~Éva), rechazables :ribles ni rechazables amos as! el punto en acci6n ser~ en circuns 1le, y cada ac to part i cu existen actes normal-no puede deducirse de decir pues que un acta :ue un acta conveniente defensa probable (EÚÀo·~pidamente observarse, En principio, parece todos los casos donde xov•a, mientras que a ~ente" no le ocurre lo 1oralmente correctes, demes respecto a xaanqu~ alcanzar lo que icultades sobre si los r una EÚÀOYOG Ó.TtOÀOos Estoicos el t~rmino del acta; si hubiera a•a desde un principioo; y es que para ~ste e un acta genuinamenrquesilao marca ya Qr su oposici6n al la enseñanza original s actes específica- es presentar un cua- 1 Estoicismo Antiguo, e esta la necesaria etatione de Arist6tela que Crisipo planpartida de la discuue toda afirmaci6n 95 o negaci6n es verdadera o falsa (Int. 18a 28 ss.). Su duda se centra, sin embargo, en las proposiciones sobre el futura, pues si ~stas -por ejemplo, "habr~ un combate naval mañana"- son verdaderas o falsas, entonces toda es necesario, es decir, toda est~ predestinada. No hay por qu~ deliberar (BouÀe:úe:o3aL) o preocuparse por nada, pues lo que va a ocurrir, va a ocurrir necesariamente. Crisipo juzga indispensable rebatir esta teor!a. En general, los Estoicos conciben el destino como identificable con Zeus o la mente de Zeus 3 1, la cual conoce "lo que ser~" y "la verdad". En el contexto estoica, la palabra "providencia" hay que interpretarla en el sentida de previsi6n correcta. Es por esta raz6n por la que resulta extraño que Cleantes pensara que lo que est~ predestinada no siempre puede ser prevista, y aun m~s que Crisipo, a pesar de su creencia de que toda lo predestinada es providencial, sostenga que Dics no lo sabe todo 3~ Y es que Crisipo necesita reconciliar la teor!a anterior con la de la responsabilidad moral del hombre. Ciertas l!neas de conducta est~n en nuestro poder, en consecuencia, somes moralmente responsables. Para Crisipo, la educaci6n de los niños es vital si han de poseer la posibilidad de la sabidur!a. En el ser huma no hay una serie de tendencias que deben ser desarrolladas. Silo hacemos, formaremos un sabia. Los juicios morales del hombre maduro, juicios dignes de elogio o censura, siempre depender~n de la educaci6n recibida. En otras palabras, en un memento determinada de la vida, el car~cter humana est~ ya formada, y el hombre se hace responsable de sus actes. Ciertos actes est~n en nuestro poder, como dec!amos antes, y con ella Crisipo no quiere decir que sean incausados, sina que la causa no es externa al propio ejecutor. Los fen6menos gobernados por causas b~sicas son fijos. Toda hombre morir~, por ejemplo; sin embar go, est~ en nuestro poder c6mo moriremos. Moriremos cuando mo riremos; esta es el "destino", pera no hay "necesidad" de ma= rir en otro memento que en el que nosotros escojamos. Para Crisipo, destino es "lo que ser~", no "lo que debe ser", la ne cesidad. Si el destino fuera lo que debe ser, entonces toda se r!an causas b~sicas y nada estaria en nuestro poder. 8. EZ criterio de verdad Como bien dice Rist, una de las manzanas de la discordia de la filosofia post-aristot~lica es el problema del "criterio de verdad". En su opini6n, este problema debe insertarse en el contexto de la teor!a estoica sobre el conocimiento en general. SegGn los Estoicos toda conocimiento deriva de los sentides (atol7tíoe: Lç;) 33. AtoanoLç; se utiliza en dos sentides: simple sensaci6n y percepci6n. S6lo sobre la base del primer significada ser~ ade cuada decir "todas las atoanoe:Lç; son verdaderas", lo cual si!l_nifica poca m~s que "todas las sensaciones son de hecho sensa ciones de lo que ellas son sensaciones". Estas sensaciones, su vez, lamente las recibe como representaciones (~av•aoCaL), si bien s6lo las que llaman comprensibles (xa•aÀnn•LxaC) son relevantes para la adquisici6n del conocimiento. Para Zen6n3\ esta adquisici6n del conocimiento depende de una conjunci6n de la representaci6n (proveniente de un objeto externa) , y de a 96 PAU GILABERT BARBERA un acta de asentimiento ( adsensio) , que es un acta mental baja nuestro poder que produce claramente una xaTÓ.À.E\jJL~ (c?mp:r>ehensio). Sin embargo, la palabra xaTó.Àn~L~ es ambigua, y Zen6n parece ha ber sostenido que la comprensi6n es asentimiento (ouyxa•ó.3e:oL~) a una representaci6n comprensible; es decir, puede ser alcanzada por igual por el necio y por el sabia, y en toda caso es cri terio de verdad~. ¿En qué se distinguia pues el asentimiento del sabia respecto del necio? Para Zen6n, las representaciones comprens i vas son digna s de crédi to ( adiungebat fidem) , y hay que creer en ellas (credendum). No obstante, no siempre son creidas, s6lo el sabia las creer~ en todos los casos. Crisipo ·también mantuvo tesis similares a las de Zen6n acerca de la rc~laci6n de las representaciones comprensibles con el acta de asentimien to, acta de asentimiento que siempre est~ en poder del sabia. Puede objetarse, señala Rist, que el sabia suspender~ el juicio en aquellos casos en que es imposible saber si la representaci6n es comprensible o no. Pera esta no derrumba en absolui:o los pun tos b~sicos del sistema, ya que la representaci6n, en cada ca-so, es única, y esta cualidad se debe al hecho de que cada individual es distinta: "los pelos o granos de arena nunca son completamente semejantes"3 6 , es la tesis estoica. Por última, Rist nos pone en contacto con el pf"9blema s us ci tado por Watson 37, en el sentida de que "los estoicos ~antenlan con insistencia que nuestras afirmaciones, verdaderas o falsas, son interpretaciones de la realidad". ¿Quiere esta decir que Crisipo desesper6 de alcanzar la realidad misma? No parece ser este el caso. Las repre sentaciones pueden ser verdaderas o falsas según si podemos o ño hacer afirmaciones verdaderas o falsas sobre ellas. La carencia de pruebas nos hace suponer que en el Estoicismo las representa ciones verdaderas son alga relacionada con las casas verdaderas, con lo existente (To unó.pxov), pera resulta dificil saber si la verdad es una funci6n de la proposici6n o si es el equivalente de la existencia. En resumen y contra la tesis de Pohlenz 38 : Crisipo enfatizaria la "representaci6n comprensiva" respecto a la "representaci6n" y "asentimiento de Zen6n", Rist concluye que no hay cambios significatives en la Estoa respecto a la doc trina del criterio de verdad. Los dos factores de Zen6n, asenti miento y representaci6n comprensiva perduran de principio a fiñ. 9. Categorias y sus usos Pretende el autor con este estudio esclarecer en la medida de lo posible c6mo se ajustan las categorias estoicas al marco materialista del mundo que los fil6sofos de la Estoa nos ofrecen. El punto de partida es Zen6n y su clasificaci6n de! toda lo existente en "activo" y "pasivo", "lo que actúa" y "aquella sobre lo que se actúa" 39. Toda lo dem~s es "no existente" e "incorp6reo". Sobre lo no material la teoria general es q~e existen cuatro tipos de "casas inmateriales", no existentes, pera a las que se puede concebir como "subsistentes"~+O: voz, lugar, tiempo y los predicades À.ÉxTa. Séneca señala que, dejando de lado "lo que es" ( quod est = "'CÒ óv), existen según ciertos estoicos casas que no existen: los Centaures, los Gigantes y toda lo que puede ser construido por la mente, pera no tiene reali.dad (sul·stantia = oúo[a)lf~ ¿C6mo cuadra esta teoria con la afirmaci6n, tambiên UN estoica, de precisa Ris1 "s ub s tanc i a' (nw~ hov) ~ mer problem< "substancia' go pertenezc su material: mos, debemo: primera) y nes y cualic perar que li tran en el son cualidac comunes son entidades e, su naturale' nes no puedc conclusi6n c "formas" pl, Zen6n en ad• te concepto: gen en la m f i e ada s 1+3. U: Cleanteslf1 toda la esc· colocaron e es decir, e juntarlas e' La explicac es que, mie des particu del autor, dol6gicamen cualidades "cualidad e grupo campa parece que substrato e lar (catego ejemplo com nw~ Exov) ~+s. que hablar la individu to se segui biên nw~ h cualquier t de disposic de que, apa dades puede ben ser, en relaci6n a relativas d to como obj una cosa in ciadas a el nua existen tA un acte mental baja J.ta-rÓ.À.E:l)JLç; (c.:;~mprehensio). gua, y Zen6n parece ha imiento (ouyJ.ta-ró.3e:o~ç;) ir, puede ser alcanzay en toda caso es cri ues el asentimiento las representaciones ·ebat fidem) , y hay que siempre son creidas, os. Crisipo también erca de la r~~laci6n el acte de asentimien en poder del sabia. o suspender! el juicio ~r si la representaci6n ~a en absoluta los pun :entaci6n, en cada ca-hecho de que cada in: de arena nunca son estoica. Por última, 1 s use i tado por Watson 37, tfan con insistencia que 1S, son interpretaciones :risipo desesper6 de al!Ste el caso. Las repre IS segÚn SÍ podemos O no ilire ellas. La carencia :oicismo las representa m las casas verdaderas, .ta diffcil saber si la • si es el equivalente tesis de Pohlenz38: •mprensiva" respecto a m6n", Rist co:ncluye :stoa respecto a la doc :tores de Zen6n, asentT tran de principio a f in. !Sclarecer en la medida :fas estoicas al marco de la Estoa nos ofre.asificaci6n de toda lo ! actúa" y "aquella so"no existente" e "inI general es que existen existentes, pere a las ,40: voz, lugar, tiempo te, de j ando de la do "lo .ertes estoicos casas :es y toda lo que puede te reaHdad (substantia .a afirmaci6n, también UNA ENCOMIABLE APORTACION AL ESTUDIO DEL ESTOICISMO 97 estoica, de que s6lo los cuerpos son reales? 42 En primer lugar, precisa Rist, los nombres usuales de las categorfas estoicas son "substancia" (ònoJ.te:Cue:vov), "cualidad" (no~óv), "disposici6n" (nwç; ~xov) y "disposici6n relativa" (npòç; -rC nwç; ~xov). El primer problema es pues determinar lo que siginifica el término "substancia". Rist propone que la única condici6n para que alge pertenezca a la categoria de substancia es su existencia, su materialidad o no materialidad. Sin embargo, si asf lo hacemos, debemos entender la relaci6n entre substancias (categoria primera) y cualidades comunes, y también entre cualidades comunes y cualidades individuales (segunda categoria). Podrfamos es perar que la respuesta simple es que las cualidades comunes en= tran en el campo de la segunda categoria, simplemente porque son cualidades. No obstante, no hay duda de que las cualidades comunes son incorp6reas, ¿c6mo pueden clasificarse pues con las entidades cualificadas individualmente? Según los Estoicos, de su naturaleza no corporal se seguiria que las cualidades comunes no pueden existir (esto es, no tienen oòo'a -categoria uno), conclusi6n que puede deducirse de la actitud estoica hacia las "formas" plat6nicas y las "universales". Para los Estoicos, de Zen6n en adelante, lo que Plat6n llama "formas" son simplemente conceptes, y los conceptes son im!genes (~av-ró.oua-ra) que sur gen en la mente y que no son ni existentes ni entidades cuali-ficadas4~ Un punto de vista similar es el que se atribuye a Cleantes 4 ~ y no hay raz6n para creer que no fue sostenida por toda la escuela desde el principio. ¿Por qué pues los Estoicos colocaron estas cualidades comunes en la categoria de cualidad, es decir, en la categoria de los objetos materiales, antes que juntarlas con otros incorp6reos como el tiempo, la voz, etc? La explicaci6n clave que Rist cree encontrar a este problema es que, mientras las cualidades comunes son clases de cualidades particulares, casas como el tiempo no lo son. En opini6n del autor, quiz! lo que los Estoicos creyeron es que es metodol6gicamente útil paner juntes grupos de cualidades con las cualidades individuales de las que est!n compuestas. La frase "cualidad común" serviria para denotar el factor común que el grupo comparte. Por lo que hace a la categoria de disposici6n, parece que fue utilizada para describir las condiciones del substrato cualitativo, no del substrato existencial del partíeu lar (categoria una). Según Porfíric, el alma era descrita por ejemplo como aire corriente en una cierta disposici6n (nve:üua nwç; ~xov) 45 . Para introducir la categoria de disposici6n hay que hablar m!s sobre la cualidad, el aire corriente, que marca la individualizaci6n particular de cada cosa existente. De esto se seguiria que cada entidad cualificada (no~óç;) es también nwç; ~xov; todo debe estar en algún tipa de disposici6n en cualquier tiempo particular. Y por última, la cuarta categoria de disposici6n relativa. Un ejemplo: la paternidad 4 ~ Partamos de que, aparte de las substancias (oúoCa~), s6lo de las cualidades puede decirse que actúan o que se actúa sobre ellas. Deben ser, en consecuencia, objetos materiales que existen en relaci6n a la substancia. El conocimiento de las disposiciones relativas de un objeto nos informa de la existencia de un obje to como objeto. Las disposiciones relativas son relaciones deuna cosa individual a otras casas individuales que est!n asociadas a ella en el mundo, pere de las que no depende su conti nua existencia como entidad. Para los Estoicos, tales relacio= 98 PAU GILABERT BARBERA nes son en algún sentido construcciones de la mente, si bien no son "accidentales" en el sentido aristotêlico. Las disposiciones relativas se observan, dicen los Estoicos, de acuerdo con la re laci6n desnuda hacia algo m&s (xacà ~~Àñv 6È cñv npòç EcEPOV oxC OLV). Podemos reconocer la existencia de un hombre sin saber que es padre. Si los hijos mueren, cesa de ser padre (la paternidad es una disposici6n relativa). No cesa de existir, sino que, en lugar de ser padre, es ex-padre. 10. Las innovaciones de Panecio Inicia Rist este capftulo resaltando el cambio de orden en la divisi6n de la filosoffa introducido por Panecio. Para el Estoicismo Antiguo, las tres partes de la filosoffa eran la 16gica, la ffsica y la êtica. Para êl, en cambio, el estudio de la filoso ffa debe comenzar por la ffsica 47 • No obstante, el têrmino 16gi= ca no lo admiti6 tal como lo entendemos, sino que elimin6 pr&cti camente la dialêctica y mantuvo la gram&tica y la ret6rica. Es m&s, continua Rist, en ffsica adopt6 doctrinas ajenas a la escue la -Plat6n y Arist6teles le influyeron-, e incluso abandon6 algu no de sus principies b&sicos como -resultada de estas influencias. Parece, no obstante, que fue por influencia de Carnêades que aban don6 la teorfa estoica de que el mundo ser~ destruido por el fue= go. En lugar de las peri6dicas conflagraciones y regeneraciones c6smicas, sostenfa que el mundo es eterno e imperecedero. Asimis mo, otro de los dogmas b~sicos del Estoicismo Antiguo fue la creen cia de que el cosmos es un organisme viviente cuyas partes se in teresa:n una por la otra por "simpatfa"; la adivinaci6n se justi= ficarfa como resul tado de Asta. Pues bien ,. Panecio dud6 de la adivinaci6n 4 ~ y rechaz6 la astrologfa. ¿Quê ocurrfa con la "simpatfa c6smica"? No la neg6, pero moder6 sus interpretaciones ex tremas: algunes actes son tan remotes e irrelevantes en relaci6n a los dem~s que no causan efecte -el rinoceronte con su gruesa piel no percibe la hormiga en su espalda-. De igual modo, en con tra de lo que afirma Tatakis 49 , Panecio no fue ateo, sino que adopt6 una lfnea plat6nica y consider6 los relatos populares sobre los dioses y las alegorfas estoicas como falsos, pero no desech6 como tal ninguna teorfa sobre el tema, ni, desde luego, rechaz6 la vieja teorfa estoica de que dios tiene que estar parti cularmente identificada con el elemento activo del cosmos, tal como lo afirmaba Epifanio 5 ~ Quiz~ donde mayor divergencia encontramos entre Panecio y el Estoicismo Antiguo, es en su teorfa de la constituci6n del hombre. En efecte, parece claro que Zen6n y Crisipo concibieron la ~úo~ç como el principio de unidad de las plantas, y la ~uxn el de los animales y hombres 5 ~ Estos últimes, con todo, no est~n privades de ~úo~ç, sino que, como principio de nutrici6n y crecimiento, trabaja junto al alma; ~óo~ç, por decirlo asf, es el material bruto sobre el cual se desarrolla el alma. Panecio, en cambio, juzga que el hombre es un ser b~sica­ mente dividida, es un compuesto de alma y naturaleza. Panecio con trasta las dos partes del hombre, el Estoicismo Antiguo las asimi la y juzga que t~abajan juntas. El alma tambiên est& dividida, se gún Panecio, en dos partes; una se situa en el impulso, appetitus,òpun5~ otra en la raz6n, y ambas tienen sus movimientos respectivos. En suma, reconocfa tres aspectes distintes: la naturaleza, -- UN el poder imp ma no sobrev debe morir; caracterfst debe morir. consumida po Antiguo fija abandonada d sostenfa que desarrollar. turaleza de se relaciona (7 .128), de necesitamos decesores cc toicismo Ant plo, miÈmtra seguir la vi to con la bc por "útil" e vergen en es placer intrc corporalesss. y los no-nat ferido xapó., res naturale a su tratadc critas bajo la. En êl al: de vida púbJ número de mé no abandona con respecte sabio o del gativo de cj rece identij tensi6n del los deseos ~ dades. El ef ticulares. e ner elementc vador al adc la acti vidac Panecio, en capacidades. los otros, ~ cipio, toda! ximo, pero r 11. El prol Posidonio e: marca partic doctrina", e f~. ,.; ~ UNA ENCOMIABLE APORTACION AL ESTUDIO DEL ESTOICISMO la mente, si bien no leo. Las disposiciones de acuerdo con la re )È cñv nPÒG EcEPOV ox[ 1 hombre sin saber que padre (la paternidad {istir, sina que, en el cambio de orden en ~ Panecio. Para el Eslosoffa eran la 16gica, 1 estudio de la filosa ante, el t€rmino 16gi~ ino que elimin6 pr~cti ca y la ret6rica. Es inas ajenas a la escue inclusa abandon6 algu o de estas influencias. a de Carn€ades que aban ~ destruido por el fue~ ones y regeneraci9nes e imperecedero. Asimis smo Antiguo fue la cree~ nte cuyas partes se in adivinaci6n se justi~ Panecio dud6 de la é ocurrfa con la "sims interpretaciones ex relevantes en relacion eronte con su gruesa De igual modo, en con fue atea, sina que relatos populares soma falsos, pera no ema, ni, desde luego, s tiene que estar parti tivo del cosmos, tal yor divergencia enconuo, es en su teoria parece clara que Zen6n ncipio de unidad de las ,ffibres 51• Estos 1:iltimos, que, como principio al alma; ~ÚOLG, por cual se desarrolla el ~re es un ser b~sica­ naturaleza. Panecio con .cisma Antiguo las asimi Lmbién est~ dividida, Se m el impulso, appetitus ,LS movimientos respecti:intos: la naturaleza, 99 el poder impulsiva y la raz6n. Otra innovaci6n de Panecio: el a! ma no sobrevive a la muerte del cuerpo53. Toda lo que ha nacido debe morir; el alma nace, ya que recibe de los padres no s6lo las caracterfsticas ffsicas, sina también mentales; por consiguiente, debe morir. Hay que tener en cuenta que para êl el mundo no ser~ consumida por el fuego, de aqu! que el l!mite que el Estoicismo Antiguo fijaba para la supervivencia de las almas materiales sea abandonada definitivamente. Por lo que respecta al cÉÀoG, Panecio sostenia que eran nuestras capacidades naturales las que hay que desarrollar. Parece tener poca interês en la relaci6n entre la na turaleza del hombre y la raz6n del universa, y es que toda ella se relaciona con su proposici6n, mencionada por Di6genes Laercio (7.128), de que la virtud no es autosuficiente, sina que, adem~s necesitamos salud, fuerza y riqueza. Est~ m~s ligado que sus pre decesores con la cuesti6n de la consecuci6n de la virtud. El Es~ toicismo Antiguo afirmaba que el sabia necesita salud, por ejemplo, mientras que Panecio enfatizar!a que el hombre no puede con seguir la virtud sin ella. Nada de lo que es 1:itil est~ en conflic to con la bondad moral, pera, como muy bien señala Rist, dada que por "útil" entiende "realmente 1:itil", sus puntos de vista no divergen en este punto del Estoicismo tradicional 5~ Tambiên sobre el placer introduce alguna pequeña innovaci6n: rechaza los placeres corporales 55• Para êl existen dos tipos de placer, los naturales y los no-naturales, mientras que el Estoicismo Antiguo hubiera pre ferida xapa, aunque no siempre, pues Arquedemo admit!a los place-res naturales y los llamaba ñoova[ 5 ~ Y ya por 1:iltimo, en relaci6n a su tratado TIEpt noÀLcELaG, aparentemente difiere de las obras es critas baja el mismo t!tulo por los primeres miembros de la escuela. En êl aborda no s6lo cuestiones te6ricas sobre el tipa idealde vida p1:iblica, sina que entra en detalles en materias como el n1:imero de magistrades y sus diversas funciones. Con toda, Panecio no abandona por completo actitudes del Estoicismo Antiguo. Avanza con respecto a ciertas posturas c!nicas: trata la noÀLcELa del sabia o del ciudadano del mundo, no s6lo en el sentida c!nico ne gativo de ciudadano de ninguna ciudad en particular, sina que pa rece identificar los estados indiviudales por alg1:in tipa de ex-tensi6n del principio de la oCxELWOLGs~ Las ciudades surgen de los deseos y esperanzas justificades de conservar nuestras propie dades. El estada ser!a el producte de nuestras preocupaciones par ticulares. Consider6 la constituci6n romana como ideal, por conte ner elementos mon~rquicos y populares5~ No obstante, no fue inno~ vador al adoptar esta·posici6n. El Estoicismo Antiguo no rechaz6 la actividad política del sabia, pera tampoco la enfatiz6. Para Panecio, en cambio, el ideal del hombre es desarrollar todas sus capacidades. Algunos poseer~n capacidades pr~cticas mayores que los otros, y de alg1:in modo su ideal es el de liderazgo; en principio, todas las responsabilidades deben ser desarrolladas al m~­ ximo, pera manteniendo la mayor armon!a posible. 11. La huella de Posidonio El problema del que parte Rist al iniciar estas p~ginas sobre Posidonio es la duda siempre latente de si existe en realidad una marca particular de Estoicismo, en forma de "cuerpo coherente de doctrina", que pueda ser calificadade ~idioniano. A primera vista 100 PAU GILABERT BARBERA parece que el papel de Posidonio sea una vuelta atr~s y un recha zo de las enseñanzas no-tradicionales de su maestro Panecio. Enefecte, devuelve a la adivinaci6n y a la astrologia el lugar que les corresponde en la Fisica Estoica. No rechaza por completo los periodos de destrucci6n y regeneraci6n c6smica, pere, en cambio, mientras el Estoicismo tradicional consideraba id~nticos a Dics, la naturaleza y el destino, para ~1 constituyen una secuencia no id~ntica de realidades, en cuyos t~rminos hay que entende'r el mun do fisico. Para Rist, sin embargo, el dato relevante es la distin ci6n entre Dics y destino, y su importancia la que debe ser enfatizada. Posidonio -volviendo a la primera distinci6n- dice que el principio activo no tiene forma, pere "cambia en lo que élesea y llega a estar vinculada a todo" 5 ~ La funci6n de Dics, por tanta, no es tener forma (uop~n), sine darla. Obra de dos modes, une la materia como si fuera goma penetrando toda el universo 6~ y tiene su principal asiento alrededor de los bordes del cosmos. Asi pues, el elemento activo, el nvEüua que es divino, es un cuerpo fisico que circunda la parte exterior del mundo y le da forma esf~rica. En toda caso, esta identificaci6n del principio activo con el nvEüua es mucho m~s importante para Posidonio que lo que fue para Crisipo o cualquiera de los primeres Estoicos. Para ~stos, aunque lo divino puede situarse e~ ~n lugar concreto, el hecho de su existencia en la circunferen.cia del mundo no estaba asocia do a su papel unificador del mundo. Para Posidonio, en cambio, el concepte de un limite como un tipa de contenedor m~s divino que lo contenido, se relaciona con la idea de por qu~ el mundo posee la forma que posee. En suma, nuestro fil6sofo parece utili zar el t~rmino "Dios" para denotar la fuerza controladora del mundo, mientras que lo controlada seria el mundo ffsico. Sin em bargo; como he dicho antes, para Rist la distinci6n relevante est& entre Dios y el destino. Para ~1 existe una diferencia si~ nificativa entre las facultades del mundo-alma y las del alma individual del hombre. En ~ste las tendencias al mal son innatas, mientras que en el mundo no existe un daimon con es·tas carac terfsticas. El alma humana es un compuesto de bien y mal de un mo=do que el mundo no lo es; sus últimes destines, por tanto, pueden ser muy di feren tes. Según un pasaje de Hermias 61, Pos.idonio afirmaba que Plat6n juzgaba que s6lo el mundo-alma es imnortal. Estò es imposible para Plat6n, pera sf es posible que, a pesar de que no exista un testimonio directa sobre cu~l consid<9r6 Posidonio que era el destino del alma humana, nos presentara en realidad la opini6n del fil6sofo estoica, y que ciertamente hu biera seguida a Panecio al negar la inmortalidad individual del alma, e inclusa su superviviencia individual despu~s de la muerte. El hecho de su composici6n diferente del mundo-alma harfa posible su disoluci6n con la disoluci6n del cuerpo, pera quiz~ Posidonio crey6 que sobrevivirfa sin individualidad, si bien totalmente asimilada al alma del mundo. 12. Conoeimiento y voluntad Rist se muestra desde el principio en desacuerdo con la creencia de que los fil6sofos de la antigüedad no tuvieran nin gún concepte de la voluntad. Partiendo de la base de que la t~ sis estoica esencial es que los m6viles del sabia son pures, UNJ ya que siem que los pro to de Zen6n dada el podE genes de Ba racional de vestigar qu y si considE tualistaf::!. en los acto1 r~cter o pel psicol6gical sos y la ra: conducta rac mos. Para ~: en la medid; y en la esfc plirlo, lo dos los acte y un intente tinci6n ent: ~l la volun· cisma. Rist ra S~neca, querer lo m: el EstoicisJ es ser firme -.a'Lç; KPLOEO habla de "ve miento? Ris· que Crisipo ci6n y la i1 voluntad, e: bra "voluntat es hablar d< S~neca lo il tad. El homJ querr~ hace. procede de y Crisipo. PEOLç;. Para la 6 ~ Si el : que es exte sesiones ex contfnuamen bre lo que ter moral b se muestra de tal o cu y del que p bien, bien juicio 6"Z ¿I mentales en la vieja Es te, el leng O TIPOULPE""L"L ellas citan ~ ¡, ~ ~~ \ ruelta atr~s y un recha ;u maestro Panecio. Enistrolog!a el lugar que ~echaza por completo los ;mica, pero, en cambio, ~raba idénticos a Dios, l tuyen una secuemcia no hay que entender el mun J relevante es la disti~ la la que debe ser enfadistinci6n- dice que i l nbia en lo que élesea y l6n de Dios, por tanto, ra de dos modes, une la J el universo6o, y tiene ies del cosmos. As! pues, 10, es un cuerpo f!sico f le da forma esférica. 1cipio activo con el Jnio que lo que fue pa;toicos. Para éstos, ~r concreto, el hecho mundo no estaba asocia ?osidonio, en cambio, ~entenedor m~s divino ~ de por qué el mundo J fil6sofo parece utili rza controladora del l mundo f!sico. Sin em iistinci6n relevante ;te una diferencia si~ -alma y las del alma ~ias al mal son inna1 daimon con es·tas carac de bien y mal de un mo=:inos, por tanta, pue~ Hermias6\ Posidonio mdo-alma es inmortal. posible que, a pesar Jre cu~l consider6 Poi, nos presentara en y que ciertamente hu :alidad individual lvidual después de la 1te del mundo-alma ~i6n del cuerpo, pero 1 individualidad, si io. 1 desacuerdo con la iedad no tuvieran nin la base de que la te ~1 sabia son pures, - UNA ENCOMIABLE APORTACION AL ESTUDIO DEL ESTOICISMO 101 ya que siempre hace lo correcte y por rectas razones, se deduce que los problemas de la selecci6n eran centrales en el pensamien to de Zen6n y Crisipo. SegGn Crisipo, por ejemplo, Dios nos ha dado el poder de escoger (txÀEXTLxóv) lo que es natural~ Di6genes de Babilonia defini6 el fin del hombre como ·1a selecci6n racional de lo que es natural 6ê El prop6sito de Rist es pues investigar qué quer!an dar a entender por "selecci6n racional", y si consideraren el asunto en términos absolutamente intelectualistas. Pues bien, siguiendo con Crisipo, sabemos que no cree en los actes puramente mentales, sino que es el ñYE~OvLxóv, car~cter o personalidad en el que existen diversas actividades psicol6gicas como las impresiones, los asentimientos, los impul sos y la raz6n (ÀÓyo¡;;) 61 el que "decide y escoge" una l!nea deconducta racional o irracional segGn el tipo de persona que sea mos. Para él pues, el sabio vivir~ de acuerdo con la naturaleza en la medida de lo posible en sus circunstancias particulares, y en la esfera moral, reconocer~ el curso moral, intentar~ cumplirlo, lo complir~ y de hecho lo cumple. En otras palabras, to dos los acto~ morales envuelven un reconocimiento del fin moraT y un intento de conseguirlo. Sin embargo, segGn Pohlenz, la dis tinci6n entre intelecto y voluntad fue hecha por Sêneca. Para él la voluntad es vital y supone un nuevo ênfasis en el Estoicismo. Rist no acepta del todo este planteamiento, ya que, para Sêneca, la meta de la vida es querer siempre lo mismo y no querer lo mismo ( serrrper idem veZle atque idem noUe). En cambio, para el Estoicismo Antiguo (probablemente Crisipo) el bien m~s alto es ser firme y constante en nuestros juicios (TÒ a~ETan•w•ov tv Tat¡;; xpCaEOL xat 6t6aLov) 6 ~ Crisipo habla de "juicios", Séneca habla de "voluntad". ¿Hay alguna diferencia sustancial depens~ miento? Rist cree que no, m~xime si tenemos en cuenta que lo que Crisipo entiende por juicio est~ en conexi6n con la selecci6n y la intenci6n. Decir que Séneca enfatiza el factor de la voluntad, es, para él, sobreestimar la importancia de la palabra "voZuntas" y de la palabra "veUe"; lo Gnico que Séneca hace es hablar de voluntad uniéndola a nuestro car~cter moral. Para Sêneca lo importante no es la voluntad, sino el tipo de voluntad. El hombre que tiene el tipo correcte de car~cter moral querr~ hacer lo correcte por rectas razones. Nuestra voluntad procede de nuestros h~bitos, tal como suscribir!an Arist6teles y Crisipo. Ep!cteto, por su parte, enfatiza el término npoaCPEOL¡;;. Para él la npoaCpEaL¡;; de un hombre puede ser buena o ma la 6 ~ Si el hombre es bueno, su npoaCpEaL¡;; har~ buen uso de loque es externa a su propia verdad: su vida, su cuerpo, sus posesiones externas, etc. la npoaCpEaL¡;; misma es el producte, cont!nuamente sujeto a modificaciones, de juicios (66y~a•a) so bre lo que es externo. Los buenos juicios hacen nuestro carac=ter moral bueno, los males, malo; luego nuestro car~cter moral se muestra en nuestro comportamiento. Tenemos un car~cter moral de tal o cual tipo, moldeado por nuestras previas decisiones, y del que provienen nuestros actes de voluntad, bien para el bien, bien para el mal. A la npoaCpEaL¡;; misma puede llam~rsele juicio 6 ~ ¿Introducen pues Sêneca y Epicteto variaciones fundamentales en la doctrina del conocimiento y de la voluntad de la vieja Estoa? Rist considera tajantemente· que no. No obstan te, el lenguaje de npoaCpEaL¡;; se mantuvo; la palabra npoaCpEoL¡;; o npoaLPETLxóv aparece tres veces en Marco Aurelio 6 ~ una de ellas citando a Ep!cteto. El sentido que Marco Aurelio da a 102 PAU GILABERT BARBERA las palabras es idéntico al de Séneca y al de Epicteto; representan el ñYEUOvLxóv en su papel de personalidad moral del ho~ bre. Y esta personalidad moral tiene que verse en acci6n cuando seleccionamos. La aparici6n solitaria del término npoaLPEOL~ en los fragmentos de Zen6n ya nos da este sentido. ¿Por qué es grande el sabio? pregunta. Porque es capaz de conseguir las cosas que escoge y que le son asequibles (•wv xa•à npoaLPEOLV ÓVTWV UÚT~ MUL npoKELUÉVWV) ~ Estas npoKELUEVU son claramente lo que Epicteto y Séneca llamarian "cosas en nuestro poder", o "cosas que son nuestras". Cuando Zen6n usa la palabra npoaLpEOL~ todos pensamos inmediatamente en Arist6teles. Por es to, es importante recordar un tex to de la Etiaa a Nicómaao en el que Arist6teles equipara TÒ npOULPOÚUEVOV con TÒ nyoÚUEVov 7 ~ Por nyoúuEvov entiéndase ñYEUOVLKÓV, y la primera formulaci6n de Zen6n de la posici6n estoica sobre el conocimiento y la volun tad resulta clara. 13. EZ suiaidio Por un variado nGmero de ra~Qnes, la justificaci6n del sui cidio ha sido considerada como un fen6meno tipicamente estoico~ Sêneca, como es sabido, lo considera quiz~ ·como el Gnico acto ge nuinamente libre, y por razones similares se ha tendido a creerque el problema del suicidio es, desde los primeros tiempos del Estoicismo, un problema de libre voluntad. Rist, no obstante, juzga que parece haber sido, m~s que un problema, un acto al que simpl~mente se le tenia por permisible. La cuesti6n de la libre voluntad vendria m~s bien introducida por razones hist6ricas y de h~bito, pero no antes de utilizar el Fedón de Plat6n como pu~ to base para la discusi6n te6rica del suicidio. En efecto, para êste 61b - 62d y Leyes 873, el suicidio es ilicito (oú 8EULTÓV), puesto que supone apropiarse de aquello que pertenece a los dioses. Sin embargo, S6crates no cree razonable sostener que un ho~ bre no debe suicidarse hasta que los dioses le impulsen a ello. Evidentemente, S6crates alude a su propia muerte y a la ley ate niense que obliga al condenado a quitarse su propia vida. En e~ tos casos pues, observa Rist, el suicidio no podria ser consid~ rado como "inmoral" por oposici6n a aquellos en los que se le considera como homicidio propio. Plat6n justifica asi el suicidio y en estas especiales circunstancias, pero condena el que se basa en la mera indolencia o en el temor a afrontar los problemas ordinarios de la vida. Tambiên Arist6teles, Etiaa a Niaómaao 1138a 9 ss. condena el suicidio que es fruto de un furor ins tant~neo, pero al igual que Plat6n, parece admitir que, en de-terminadas situaciones, suicidarse es permisible y quiz~ corre~ to. Para los Cinicos, en cambio, la prohibici6n del suicidio en el marco del cumplimiento de las obligaciones del ciudadano para con el estado, carece de sentido a la luz de su ideal de hombre aut~rquico, y el suicidio ser~ s6lo aconsejable, cuando el hombre no puede llevar una vida plenamente racional. ¿Y en lo que se refiere a los Estoicos? ¿Hay motivos para mantener que ya des de el principio el suicidio fue considerada como la reivindica-ci6n final de la libertad humana? Sabemos que Zen6n, Cleantes y Antipatro de Tarso se suicidaron, pero, como muy bien señala Rist, de ninguno de los fragmentos recogidos por Hans von Arnim UN se deduce que estudiosos se de Plutarco 71 como los dios que las objec m~s felices cuerpo, son i! dificultades que puede ame todo hombre ciencia del de la teoria nado de paso propia muerte intenci6n mm en el suicidj éstos, la lil mientras que como un esta( rece que no ¡ sino que inc: la viej a conc podria decir¡ cibia culto. fatizar su il jas nociones qui tars e la , da la señal < de nuevo el ¡ ble.desde una è ficas y deta: cristianos p< te de una maJ 14. L En esta la a· plicar todos lidad total, cismo Antigu< actividad ps vincente la tinto de sus ma la doctri toicos sostu para del cue ye, a su vez da del cuerp tiempo separ cas conflagr cio sostuvo raci6n del e brevive a la ocupar~ r\ UNA ENCOMIABLE APORTACION AL ESTUDIO DEL ESTOICISMO .1 de Epícteto; repre- 103 se deduce que lo plantearan as!. El texto en el que todos los estudiosos se han basada para interpretarlo en este sentida es de Plutarco 7 ~ Los estoicos sostenían que el sabia es tan feliz como los dioses por causa de su virtud. Crisipo cree inclusa que las objeciones hechas en el sentida de que los dioses son m~s felices porgue no sufren enfermedades ni mutilaciones del cuerpo, son irrelevantes, ya que el sabia puede suicidarse ante dificultades insufribles. S6lo es relevante aquella enfermedad que puede amenazar su virtud. El suicidio es un media útil que toda hombre posee, pera es incidental, no es el centro de la con ciencia del sabia. Lejos de estar en el centro de la concienciade la teoría êtica del Estoicismo Antiguo, el suicidio es mencio nado de paso. No es ser el ~rbitro de la propia vida y de la propia muerte lo que iguala al sabia con los dioses, sina su intenci6n moral. En Sêneca, en cambio, encontramos un ênfasis en el suicidio que est~ ausente en los primeres Estoicos. Para ~stos, la libertad es una oportunidad para la acci6n personal, mientras que para êl no es tanta una oportunidad para la acci6n como un estada en el que uno no puede ser forzado a actuar; pa rece que no s6lo estamos abiertos a la posibilidad del suicidio, sina que inclusa es particularmente ennoblecedor. Sêneca abandona la vieja concepci6n estoica del suicidio como alga indiferente; podría decirse que la adapt6 a un mundo en el que el suicidio re cibía culta. Si pasamos a Epícteto, encontramos que vuelve a enfatizar su indiferencia. Epícteto representa la vuelta a las vie jas nociones del Estoicismo sobre el tema. El hombre no debe quitarse la vida de modo trivial o por irracionalidad. Dios nos da la señal como se la di6 a $6crates 7 ~ Con Marco Aurelio surge de nuevo el problema de la nobleza. El suicidio es s6lo permisi ble,desde una adecuada cons'ideraci6n de las circunstancias específicas y detalladas de la propia vida 7~ No debemos morir como Tos cristianes por pura obstinaci6n, sina despuês de razonar la muer te de una manera digna y sin ostentaci6n (a"Cpay~6wç) . - 'nalidad moral del hom verse en acci6n cuan= del têrmino npoaLPEeste sentida. ¿Por es capaz de conseguir 1les ('rwv Ka"Cà npoaLi npoKE L~Eva son clam "casas en nuestro lo Zen6n usa la palabra ~ en Arist6teles. Por la Etica a Nicómaco en :\10\i con "CÒ nyoÚ~E\I0\1 7 ~ l primera formulaci6n conocimiento y la volun i justificaci6n del sui 10 típicamente estoica~ l~·como el única acta ge ; se ha tendida a creer)S primeres tiempos del i. Rist, no obstante, )roblema, un acta al que ~a cuesti6n de la libre ~ razones hist6ricas y èedón de Plat6n como pun lcidio. En efecte, para~s ilfcito (oú 8E~L"CÓ\i), rue pertenece a los dicible sostener que un hom ;es le impulsen a ello.l muerte y a la ley ate ~ su propia vida. En es ) no podría ser conside Llos en los que sè le justifica as! el suici' pera condena el que nor a afrontar los prolst6teles, Etica a Nicóma; fruto de un furor ins ~e admitir que, en de-cmisible y quiz~ correc lbici6n del suicidio en lones del ciudadano para ~ de su ideal de hombre :;ejable, cuando el homcacional. ¿Y en lo que Jara mantener que ya des ida como la reivindica-:; que Zen6n, Cleantes y ~orno muy bien señala ldos por Hans von Arnim 14. La unidad de la persona En esta ocasi6n es otra evidente paradoja estoica la que la atenci6n de Rist: a pesar de que Crisipo intent6 ex plicar todos los actos humanes como actividades de una persona lidad total, del ñYE~O\ILKÓv, a pesar de la tendencia del Estai cisma Antiguo a querer explicar la actividad humana como una actividad psicosom~tica, no se lleg6 a explicar de un modo con vincente la naturaleza misma de la persona humana como alga dis tinto de sus actividades. Para abordar el problema, el autor to ma la doctrina del Estoicismo Antiguo sobre la muerte. Los Es-toicos sostuvieron que en la muerte el alma material se separa del cuerpo material 7\ separaci6n cuerpo-alma que constituye, a su vez, la definici6n de muerte~. Respecto al alma separa da del cuerpo, la teoría general estoica es que subsiste algúntiempo separada del cuerpo, si bien no sobrevive a las peri6dicas conflagraciones mundiales en las que se subsume. S6lo Pane cio sostuvo que el alma no subsiste con posterioridad a su sepa raci6n del cuerpo 7~ Cumple añadir que, en realidad, lo que so-brevive a la muerte es el ñYE~O\ILKÓ\1 con todos los pecades, y ocupar~ ~ 104 PAU GILABERT BARBERA de aqui la disputa entre Cleantes y Crisipo sobre si todas las almas sobreviven has ta la pr6xima bmupoo~~;, o s6lo la:; de los sabios 77 . La dificultad de relaci6n entre alma y cuerpo no es s6 lo un problema antropol6gico; surge tanta en el macrocosmos como en el microcosmos, ya que a nivel de cosmos como un toda, aunque hablaran de unidad del toda y de la simpatia de las partes, hay tambi~n un tipa de dicotomia alma-cuerpo o nYEUOV~Kóv-cuerpo. De todos modes, en el caso del cosmos como un toda, no exJ~ste separaci6n permanente del alma y del cuerpo, el resto del ~1undo. In clusa en la conflagraci6n no hay raz6n para pensar que el cosmos material deje de ser cosmos material, ni desde luego para que de je de estar gobernado y regulada por su centro rector. Hay siem~ pre un cosmos, alma y cuerpo, en alguna condici6n y siempre la habr~. En el caso de la persona, en cambio, hay que tener en cuenta que, Si bien consideran que el nYEUOV~KÓV sobrevive un tiempo limitada, no formularen ninguna doctrina sobre la preexis tencia de las almas. En consecuencia, argumenta Rist, E!l alma nace con el cuerpo por el proceso ordinario de nacimiento. El nYEUOVLKÓV, objeto material en suma, es an~logo al nYEJ..LOVLKÓV del cosmos como un toda, y a pesar de que deje de recibir impre sienes cu~ndo se separa del cuerpo, .. no hay raz6n para c::ue debadesintegrarse en cualquier moment__o~-- La conclusi6n de Ri.st es pues, que, a pesar de que Crisipo ycel Estoicismo Antiguo en g~ neral, matuvieran la distinci6n plat6nica entre cuerpos y almas, fueron capaces de superar algunas de las dificultades de este lenguaje dual mediante su teoria de la naturaleza material del alma, y por su rechazo a admitir que el alma independie,nte· experimente cambio o evoluci6n despu~s de su separaci6n del cuerpo7~ 15. Tres visiones estoicas deZ tiempo Destaca Rist en este capitulo la omisi6n que Callahan hace en su libro 79 de las teorias estoicas sobre el tiempo. Dentro de la escuela existen, segGn el autor, tres estadies de pensamiento sobre el tema, representades por Zen6n, Crisipo y sus discipulos, y Marco Aurelio. Por lo que hace a Zen6n, la opini6n de Rist es que éste tenia en mente las ideas de Plat6n y Arist6teles cuando inicia su reflexi6n sobre el tiempo. Plat6n considera 8 ~ que el tiempo es la imagen en movimiento de la eternidad, mientras que Arist6teles 8 ~ lo define como medida o nGmero del movimiento. Ze n6n parece en principio m~s cercano a Arist6teles, ya que lo de f,ine como "extensi6n del movimiento" 82, pere s u espiri tu se acer ca m~s a Plat6n. En realidad, de la teoria zen6nica del tiempoconocemos tan s6lo esta definici6n, pere en ella parece juzgar que el tiempo no es la extensi6n del movimiento, sine m~s especificamente, la extensi6n de cualquier movimiento, la medida y criterio de la rapidez y lentitud~~ Desgraciadamente, s6lo pode mos hablar de un modo muy general por lo que respecta al Estaicisma Antiguo -lo cons.ideraban como incorp6reo-, y de hecho l'as enseñanzas que poseemos se deben a Crisipo. Fue ~1 guien desvi6 la doctrina del tiempo en dos direcciones: cambi6 la frase de Zen6n "extensi6n del movimiento" (6Ló.crcnua}, por "extensi6n que acompaña al movimiento" (-¡;Ò napaxoÀou8oüv 6LÓ.<nnua} 811 ; y especific6 que no es la extensi6n que acompaña a cualquier movimiento, sine "la extensi6n que acompaña al movimiento del cos- UN mos" 85• Rist su hip6tesi sibilidades de algGn mo son puntes los "puntes problema, s cipio y el daba la pes plicaci6n q ro, tenia e El segundo tecimientos uno ni otro dici6n del fondo que e t6nica de q presente es el sentida no que est§ Crisipo, no objetos en cuada de ex r~pido", "rr utilizaci6n cicles mund mos, tambié tiempo, seg en el conte movimientos vista de ~1a entre la vi le permite sentida pla ci6n por la sensaci6n rr mientos. Ti es s6lo no siempre la portancia, un alfiler2 realidad pe de llam~rse acci6n mor2 capaz de se tinc del ct del Platonj tre vida ir plat6nico ¡: el se remor de los acer ~ r ' ~ Lpo sobre si todas las JLÇ¡ o s6lo las de los ~ alrna y cuerpo no es s6 ) en el macrocosmos corno nos corno un toda, aunque itfa de las partes, hay o riyq.LovLxóv-cuerpo. De Jn toda, no existe sepael resto del mundo. In ira pensar que el cosmos desde luego pétra que de :entro rector. Hay siern~ :ondici6n y siE!rnpre la io, hay que tener en E:UOVLxóv sobrevive un ::>ctrina sobre la preexis gurnenta Rist, E!l alrna rio de nacirniento. El inAlogo al riYEUOVLKÓV e deje de recibir impre ay raz6n para ç:ue deba::>nclusi6n de Rist es stoicisrno Antig·uo en ge a entre cuerpos y almas, dificultades de este aturaleza material del alrna independie,nte· expeseparaci6n del cuerpo7~ isi6n que Callahan hace bre el tiempo. Dentro de estadies de pensamiento Crisipo y sus discfpulos, , la opini6n de Rist es t6n y Arist6teles cuando t6n consideraS~ que el eternidad, mientras que mero del rnovimiento. Ze ist6teles, ya que lo de ero su espfritu se acer fa zen6nica del tiempoen ella parece juzgar irniento, sina mAs espeovirniento, la rnedida y raciadarnente, s6lo pode que respecta al Estoirp6reo-, y de hecho las po. Fue êl quien desiones: cambi6 la frase o•nua) , por "extensi6n u8oüv óLó.o•nua) 84 i y españa a cualquier movial rnovimiento del cos- UNA ENCOMIABLE APORTACION AL ESTUDIO DEL ESTOICISMO 105 mos" ss. Rist se lamenta de no poder o f recer en es te caso mAs que su hip6tesis, pera los dates que poseemos no nos ofrecen mAs po sibilidades. Segan êl, Zen6n, al darnos su definici6n, suponfade algGn modo que los principies y finales de los rnovirnientos son puntes fijos, pera no parece haber examinada el problema de los "puntes en el tiempo" o "el ahora". Crisipo soluciona el problema, siernpre segan la hip6tesis de Rist, tratando el principio y el fin como puntes fijos de cada cicle mundial. Esto le daba la posibilidad de explicar los sucesos en un continuum, explicaci6n que estaba ausente en Plat6n y Arist6teles. El primera, tenia en su teoria ideal una explicaci6n de los fen6menos. El segundo crey6 que el movimiento circular uniforme de los acon tecimientos era primordialmente la medida del tiempo, pero ni uno ni otro hablaron de puntes fijos que posibilitaran la medici6n del tiempo. Como vernes, Crisipo mantiene tambiên en el fondo que el tiempo es un continuum, pera rechaza la teoria plat6nica de que este continuum priva de realidad al presente. El presente es plenarnente real (unapxEtv)S~ pero no es presente en el sentida estricta, en el sentida de que pueda ser aislado, si no que estA compuesto de pasado y futura. El presente, para Crisipo, no puede entenderse por si misrno, sina en relaci6n a objetos en movimiento; s6lo puede ser entendido por el uso adecuado de expresiones temporales como "antes", "despuês", "mAs rApida", "mAs despacio", y la justificaci6n ontol6gica para su utilizaci6n con plena significada la atorga el concepte de los cicles mundiales. Naturalmente, si el tiempo surge con el cosmos, tambiên deberA destruirse con êl. Cabe objetar pues que el tiempo, segan el planteamiento de Crisipo, es s6lo inteligible en el contexto del cosmos ff·sico y de los cuerpos ffsicos con rnovimientos regulares. Cuando pasamos a considerar el punto de vista de ~iarco Aurelio, tenemos que -tener en cuenta s u distinci6n entre la vida del hombre (~uxn) y su daimon (voüç). La distinci6n le permite sugerir que la vida del voüç tiene una realidad en el sentida plat6nico que la vida ordinaria no tiene. Su preocupaci6n por la transitoriedad de la vida ffsica, le lleva a una sensaci6n muy fuerte de la efectiva no realidad de los aconteci rnientos. Tiene la sensaci6n de que ·~a actividad del hombre no es s6lo no importante, sino de algQn modo irrear€~ En êl impera siernpre la sensaci6n de que la longitud en el tiempo indica irnportancia, la brevedad, lo contrario. Cada memento presente es un alfilerazo en la eternidads~ La vida del hombre es como una realidad perpetuamente cambiante. Es tan incierta que apenas pue de llarnArsele un sueño8~ ¿Sugiere con esto Marco Aurelio que laacci6n moral es un sueño? De hecho no llega a esta, porque es capaz de separar la vida real, la vida del flYEUOVLXÓV, del destino del cuerpo y del alma. Marco Aurelio est& a media camino del Platonisme. Es verdad que acepta la dicotomia plat6nica entre vida inteligente y ffsica, pera no tiene el mundo externa plat6nico para dar soporte a la psicologia plat6nica. De hecho, el se remonta a HerAclito: no le queda mAs que el flujo ffsico de los acontecimientos y la raz6n que los gufa providencialmente. PAU GILABERT BARBERA. 106 UNA Er PAU GILABERT BARBERA 49. so. NOTAS l. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10. 11. 12. 13. 14. 15. 16. 17. 18. 19. 20. 21. 22. 23. 24. 25. 26. 27. 28. 29. 30. 31. 32. 33. 34. 35. 3fi. 37. 38. 39. 40. 41. 42. 43. 44. 45. 46. 47. 48. STOB. Ecl. 2, p. 77, 21 W (SVF I 184). D.L. 7.87 (SVF I 179). D.L. 7.87 (SVF I 179); CLEM. AL. Stram. 2.21.129 (SVF I 180). D.L. 7.89 (SVF III 39). GAL. De placitis Hippocratis et Platonis 5.429, p. 405 M. (SVF III 461). SVF III 431-42. D.L. 7.103 (SVF III 156). S.E. M. II 73 (SVF III 155). HA.YNES, R.P., "The Theory of pleasure of the Old Stoa", AJP 83 (1962) p. 413. D.L. 7.102 (SVF III 117). D.L. 6:11. D.L. 6.3. D.L. 6.3. ll!LD. Sta. col. 11. D.L. 7.4 (SVF I 2). D.L. 7.131 (SVF III 728). D.L. 7.129 (SVF I 248). D.L. 7.130 (SVF I 249-252). B!ILDRY,H.C., "Zeno's Ideal State", JHS 79 (1959), 3-15. 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S tai cc erc. Tusc. D.L. 7.157 RIST expon lizado para ofrecerlo a te un compl sar los lírr CALLAHAN, J 79. 80. PL. Ti. 37c 81. ARIST. Ph. 2 82. STOB. Ecl. 83. STOB. Ecl. 84. STOB. Ec •• 85. SVF II 509 86. SVF II 509 87. IXlDDS, E.R. 88. MARC AUR. 89. MARC AUR. UNA ENCOMIABLE APORTACION AL ESTUDIO DEL ESTOICISMO 180). (SVF I 405 M. 49. 50. 51. 52. 53. 54. 55. 56. 57. 58. 59. 60. 61. 62. 63. 64. 65. 66. 67. 68. 69. 70. 71. 72. 73. 74. 75. 76. 77. 78. (SVF III 461) . 'ld Stoa", AJP 83 (1962) 9), 3-15. 79. 80. 81. 82. 83. 84. 85. 86. 87. 88. 89. caps. I y V. 510). OR, "Fate and Possibi65), 285-97; P .M. SCHUHL, EILER, "Tac i tus und die r Mühl, Basilea 1946, hacen necesario un nue- 1966. Kl. I 2.9 (1938), 173- 1073 E. -23 (SVF I 494). (SVF II 403). doctrine, Amsterdam 1946, ... 107 TATAKIS, B.N., Panétius de Rhodes, Parls 1971. EPIPH. De Pide 9.45. SVF I I 337, 710-13, 718. CIC. De Off. I 101. CIC. Tusc. Disp. I 79. CIC. De Off. III 34-35. CIC. De Off. I 65. S.E. M. 73. CIC. De Off. II 73, II 41-2. CIC. De Rep. I 34. rx; 302 b 22. ACH. TAT. Intr. Arat. p. 41. HERM. In Phdr. p. 102. ARR. Epict. II 6.9 (SVF III 191); cf. Cic. De fin. III 31 (SVF III 190). SVF III 44-6. SVF III 831. PLU. De communibus notitiis adversus Stoicos 1061 s. (SVF III 542). ARR. Epict. I 29. ARR. Epict. I 17.26; cf. III 9.1-2. MARC. AUR. 8.56; 11.36; 12.33. STOB. EcZ. 2, p. 99, 14 W (SVF I 216). ARIST. EN 1113 a. PLU. De corrvnunibus notitiis adversus Stoicos 1076 B. ARR. Epict. I 29; cf. I 9.16. MARC. AUR. 11.3. 'l'HEM. In de An. 68 II p. 30. SPENGEL (SVF I 145). PLU. StoicoY'W/1 Repugnantis 1052 (SVF I I 604); cf. ALEX. APHR. De An. p. 117-21. CIC. Tusc. Disp. I 79. D.L. 7.157 (SVF II 811). RIST expone a continuaci6n todas las consecuencias que el lenguaje utl lizado para las almas separadas (Jiye:lJ.()Vptó.) implica. He optado por no ofrecerlo al lector, ya que en esta ocasi6n nos encontramos de nuevo an te un completisimo an~lisis, imposible de citar, a mi juicio, sin reba~ sar los limites a los que me referia en la introducci6n. CALLARAN, J. F. , Four Views o f Time in Ancient Philosophy , Harvard 19 4 8. PL. Ti. 37c. . ARIST. Ph. 217b-224a. STOB. EcZ. I p. 106, 5 W (SVF II 509). STOB. EcZ. I p. 104, 7 W (SVF I 93). STOB. Ec •• I p. 106, 5 W (SVF II 509). SVF II 509-13. SVF I I 509-1S. OODDS, E.R. Pagan and Christian in an Age of Anxiety, Cambridge 1965, p. 8. MARC AUR. 6. 36. MARC AUR. 2.17.