A C U E R D O En la ciudad de La Plata, a 11 de marzo de 2013, habiéndose establecido, de conformidad con lo dispuesto en el Acuerdo 2078, que deberá observarse el siguiente orden de votación: doctores de Lázzari, Pettigiani, Soria, Kogan, Genoud, Negri, Hitters, se reúnen los señores jueces de la Suprema Corte de Justicia en acuerdo extraordinario para pronunciar "Mussio, sentencia Enrique definitiva Daniel en contra la causa Cervecería L. y 96.278, Maltería Quilmes S.A. Indemnización del art. 16 de la ley 25.561". A N T E C E D E N T E S El Tribunal del Trabajo N° 3 del Departamento Judicial Bahía Blanca, con asiento en la ciudad de Tres Arroyos, hizo lugar a la demanda deducida, con costas a la demandada (fs. 570/578). Ésta dedujo recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley (fs. 587/624), que fue concedido por el citado tribunal a fs. 625 y vta. Dictada la providencia de autos (fs. 638) y hallándose la causa en estado de pronunciar sentencia, la Suprema Corte decidió plantear y votar la siguiente C U E S T I Ó N ¿Es fundado el recurso extraordinario inaplicabilidad de ley? V O T A C I Ó N de A la cuestión planteada, el señor Juez doctor de Lázzari dijo: I. El tribunal de grado hizo lugar a la acción interpuesta por Enrique Daniel Mussio contra "Cervecería y Maltería Quilmes S.A.", mediante la cual le había reclamado el cobro de diferencias indemnizatorias y la indemnización establecida en el art. 16 de la ley 25.561. Asimismo, desestimó la pretensión de la accionada de que los créditos judicialmente reconocidos fueran compensados con el importe por ella abonado al actor en concepto de gratificación y -tras declarar la inconstitucionalidad de los arts. 7 y 10 de la ley 23.928 y 4 del decreto 71/2002- ordenó que la suma de condena debía ser actualizada desde el momento en que fue debida hasta la fecha del efectivo pago. 1. En indemnizatorias lo que derivadas respecta del a despido las diferencias injustificado, el juzgador de origen acogió el reclamo en la inteligencia de que el monto abonado por la accionada en tal concepto ($ 77.852) resultaba inferior al que le correspondía percibir al accionante ($ 204.538,77). Para arribar a dicha decisión, ponderó el a quo que no hubiere resultó fijado acreditado el que promedio el de Ministerio las de Trabajo remuneraciones correspondientes al Convenio Colectivo de Trabajo 311/99 (aplicable a la actividad de la demandada), razón por la cual no podía establecido Trabajo. aplicarse en Fundó el art. dicho al caso 245 de aspecto el la del tope indemnizatorio Ley de Contrato fallo en la de doctrina sentada por esta Suprema Corte en el precedente L. 74.098, "Nine" (sent. del 3-X-2001), en el cual se resolvió que "si del convenio colectivo de trabajo aplicable al trabajador al tiempo del indemnizatorio despido no resulta correspondiente determinado a la el tope cesantía del dependiente, no debe aplicarse por analogía el que resulta de otra convención colectiva de trabajo que le resulta ajena (art. 245, L.C.T., texto según ley 24.013)". Sin sentenciante perjuicio que de tampoco lo podría expuesto, aplicarse añadió el el tope denunciado por la accionada a fs. 35 ($ 2.883), en virtud de que reduciría en más de un 33% el salario percibido por el trabajador, lo que conllevaría a la declaración de inconstitucionalidad de la limitación tarifaria en virtud de lo resuelto por la Corte Suprema de Justicia de la Nación en la causa "Vizzoti, Carlos Alberto c/ AMSA S.A." (sent. del 14-IX-2004). Sobre la base del razonamiento señalado, concluyó que la indemnización por despido debía ser calculada tomando como base el mejor salario percibido por el actor, con más la inclusión de la incidencia mensual del sueldo anual complementario ($ 7.575,31), importe que, multiplicado por los 27 períodos de antigüedad computables, ascendía a $ 204.538,77. Luego, dedujo de esa cifra el monto abonado por la accionada en tal concepto ($ 77.852), condenando a ésta a abonarle al actor la diferencia de $ 126.686,77 (sent., fs. 571 y vta. y 576). 2. En lo que respecta a la indemnización establecida en el art. 16 de la ley 25.561, el tribunal declaró su procedencia tras considerar demostrado que el despido del actor se produjo el día 7-I-2002 y rechazar los planteos de inconstitucionalidad del precepto citado y del decreto 50/2002 incoados por la accionada. La invalidez constitucional del mencionado reglamento de necesidad y urgencia -por el cual se dispuso la entrada en vigencia de la ley 25.561 a partir del 6-I2002- fue desestimada por el juzgador con fundamento en lo resuelto por la Corte Suprema de Justicia de la Nación en el precedente "Valente, Diego E. c/ Bank Boston" (sent. del 19-X-2004), en el cual el alto Tribunal revocó la sentencia de la Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo que había confirmado el fallo adverso a la demanda por la cual una trabajadora despedida el día 7-I-2002 perseguía el cobro de la "duplicación indemnizatoria" establecida en el art. 16 de la ley 25.561. Sentado lo expuesto, el a quo desestimó el planteo de inconstitucionalidad de dicho precepto legal, en el entendimiento de que la suspensión de los despidos sin causa fue un medio razonablemente proporcional y conducente para alcanzar el fin propuesto en la declaración de emergencia de reactivar el funcionamiento de la economía y mejorar el nivel de empleo y de distribución de los ingresos. En consecuencia, acogió el reclamo y consideró que debían duplicarse las indemnizaciones establecidas en los arts. 232 y 245 de la Ley de Contrato de Trabajo, no así la consagrada en el art. 156 de dicho cuerpo normativo, en tanto procede ante cualquier supuesto de ruptura del vínculo laboral (sent., fs. 571 vta./573 vta.). 3. En otro orden de ideas, el juzgador descartó que el importe abonado por la accionada en concepto de "gratificación" pudiera ser imputado al pago de los créditos judicialmente reconocidos en la sentencia. Fundó tal decisión en la doctrina legal sentada por esta Corte en las causas L. 75.144, "Mottet" (sent. del 26-II-2003) y L. 75.738, "Zozaya" (sent. del 2-IV-2003), en la última de las cuales se resolvió que "la entrega de una gratificación al empleado no deviene de una obligación contractual ni tampoco legal, sino de una determinación unilateral del principal conferido -en el caso- en el momento de la dimisión del dependiente, que como tal, no debe imputarse a la indemnización por su despido incausado, regulado específicamente en el art. 245 del régimen del contrato de trabajo" (sent., fs. 573 vta./574 vta.). 4. Por último, el a quo acogió el planteo actoral y declaró la inconstitucionalidad de los arts. 7 y 10 de la ley 23.928 -mod. por el art. 4 de la ley 25.561- y 4 del decreto 71/2002 y ordenó que -desde el momento en que fueron debidos y hasta la fecha del efectivo pago- los importes índice de condena de precios debían al actualizarse consumidor con arreglo publicado por al el I.N.D.E.C., con más un interés del 6% anual. Ello así pues -en su criterio- la prohibición generalizada de los mecanismos de repotenciación de las obligaciones tanto dinerarias afecta derechos es "irrazonable primarios de e inviable", los en trabajadores acreedores, sobretodo en la situación de crisis que vive el país con la consecuente depreciación del signo monetario, resultando necesario -a su juicio- "determinar un mecanismo idóneo que asegure el económica". Añadió, asimismo, legislación cuestionada saldo afecta final el el de la tribunal, principio de ecuación que la igualdad ante la ley al determinar excepciones a la prohibición de indexar, permitiendo a los concesionarios de empresas públicas ajustar sus tarifas utilizando índices de precios extranjeros (sent., fs. 574 vta./576 vta.). II. Contra la sentencia en cuestión la parte demandada dedujo recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley, en el que denuncia absurdo y violación de los arts. 44 inc. d) de la ley 11.653; 163 y 164 del Código Procesal Civil y Comercial; 12, 13, 58, 62, 63 y 245 de la Ley de Contrato de Trabajo; 2, 3, 897, 937, 939, 941, 953 y 954 del Código Civil; 16 de la ley 25.561; 7 y 10 de la ley 23.928; 4 del decreto 71/2002; 14, 14 bis, 17, 18, 19 y 99 incs. 2° y 3° de la Constitución nacional; de la Resolución 1050 del Ministerio de Trabajo de la Nación y de la doctrina legal que identifica (fs. 587/624). Plantea los siguientes agravios: 1. En primer lugar, sostiene que el tribunal ha omitido el tratamiento de una de las cuestiones esenciales alegadas en relativa a la la contestación validez del de la convenio demanda, cual celebrado es entre la las partes, en el cual se convino el pago de la indemnización por despido aplicando el tope establecido en la Resolución 1050/96 del Ministerio de Trabajo. Señala que la demanda debió ser íntegramente rechazada, toda vez que dicho acuerdo no fue impugnado en ninguna oportunidad anterior y no lesionó interés irrenunciable alguno del accionante, por lo que resultan improcedentes tanto el posterior reclamo de diferencias en relación a la indemnización por despido, como la pretensión de percibir la duplicación indemnizatoria establecida en el art. 16 de la ley 25.561. Añade que, en virtud de la doctrina de los actos propios, el actor no pudo formular válidamente un reclamo judicial posterior una vez que aceptó las sumas percibidas, ni mucho menos cuestionar la constitucionalidad del art. 245 de la Ley de Contrato de Trabajo. 2. Sentado ello, se agravia de la procedencia del reclamo por las diferencias en la indemnización del art. 245 de la Ley de Contrato de Trabajo. Sobre resolvió el particular, erróneamente que no sostiene existía que tope el a aplicable quo al caso, conducto por el cual ordenó calcular la indemnización por despido tomando como base la mejor remuneración percibida por el accionante. Precisa que resulta aplicable al caso la resolución 1050/96, que estableció un tope de $ 2.883 y debió considerarse vigente hasta que se publicara uno que lo renovara. Agrega que el informe del Ministerio de Trabajo indicó en forma errónea que no existían topes indemnizatorios para el Convenio Colectivo 311/99 y omitió expedirse sobre la vigencia de la Resolución 1050. Destaca -por último- que la doctrina de esta Corte en la cual el juzgador fundó jurisprudencia ese de la aspecto del fallo Corte Suprema de contradice Justicia de la la Nación, que en el precedente "Duchowny" (sent. del 15-V2001) revocó por arbitraria una sentencia en la cual se había considerado inaplicable el tope previsto en el art. 245 de la Ley de Contrato de Trabajo debido a la falta de publicación del mismo al momento de extinguirse el vínculo laboral. En consecuencia -concluye- el tribunal debió en todo caso suplir pretorianamente la omisión y no mandar a pagar la indemnización sin tope alguno. Independientemente de lo expuesto, defiende la validez constitucional del tope indemnizatorio, que fuera descalificada por el a quo con sustento en el precedente "Vizzoti" del alto Tribunal. Afirma, en ese sentido, que el juzgador aplicó erróneamente dicha doctrina, ya que la Corte Suprema dicta sentencias para casos particulares y en modo alguno puede juzgarse extensivo dicho criterio a todos los supuestos. Añade que el mencionado fallo del máximo Tribunal "cuenta con una serie de contradicciones que permitirían afirmar que no es una derivación lógica del derecho vigente, como tampoco un razonamiento lógico y coherente" y que, al entenderse lo allí resuelto como una suerte de regla general, la Corte Suprema se atribuyó una función legislativa Constitución que nacional. no le Destaca, fue reconocida asimismo, que por el la fallo "Vizzoti" fue dictado en relación a un caso al que no le era aplicable la duplicación indemnizatoria consagrada en la ley 25.561, como erróneamente lo resolvió el tribunal de grado en el caso, lo que llevaría a que se tomara en cuenta no ya el 67% de la mejor remuneración del trabajador, sino el 134%, solución claramente "arbitraria, injusta e ilegal". Finalmente, denuncia violada la doctrina legal que esta Corte estableciera en la causa L. 49.650, "Martín" (sent. del 8-VII-1997), entre otras que identifica. 3. También cuestiona la procedencia de la indemnización establecida en el art. 16 de la ley 25.561. En primer lugar, pues sostiene que, al haberse perfeccionado el día 7-I-2002, el despido del actor no se hallaba alcanzado por el régimen allí consagrado. Afirma que el a quo aplicó erróneamente el precedente "Valente" de la Corte nacional, en el cual no se declaró la validez constitucional del decreto 50/2002, norma que -en su criterio- es "claramente inconstitucional", habida cuenta que dispone la aplicación retroactiva de la referida norma legal, agraviando el derecho de propiedad de la accionada y el art. 99 inc. 3° de la Constitución nacional, que impide al Poder Ejecutivo ejercer facultades legislativas. En consecuencia -concluye- el art. 16 de la ley 25.561 entró en vigencia Boletín ocho Oficial, días es después decir, el de su publicación 16-I-2002, no en el resultando aplicable al caso de autos. En otro orden, plantea la inconstitucionalidad del propio art. 16 de la ley 25.561, en la inteligencia de que, al modificar, de modo irrazonable y arbitrario, la cuantía del derechos despido, de preservados nacional, vulnera propiedad en los y arts. agravando la el de 14 pleno ejercicio libertad y 17 situación de de de la las de los industria Constitución empresas al imponerle obligaciones de "cumplimiento imposible". Finalmente, alcance asignado indemnizatoria, cuestiona en que -a la sentencia en su título a la opinión, eventual- el "duplicación" debió alcanzar exclusivamente a la indemnización del art. 245 de la Ley de Contrato de Trabajo, máxime cuando a la fecha del despido no se había dictado el decreto 264/2002, que, para más, incurrió en un exceso reglamentario. 4. Se agravia la demandada, asimismo, de que el tribunal de grado haya rechazado la compensación por ella solicitada. Sostiene, en ese sentido, que la gratificación de $ 44.852 abonada al accionante debe ser imputada como pago a cuenta de las indemnizaciones que se estimaron procedentes. Ello así -expresa- pues los fallos de esta Corte en los cuales el tribunal fundó el rechazo de la compensación, contradicen la doctrina que la Corte federal estableciera -con carácter vinculante- en la causa "Gatarri" (sent. del 23-VIII-1988), en la cual se pronunció por la validez del pago de una gratificación vinculada al cese y compensable con cualquier reclamo indemnizatorio originado en la extinta relación laboral. Destaca, en ese orden, que, al percibir la gratificación, el actor aceptó que la basados suma en fuera la ley imputada a "reclamos 25.561", tal como indemnizatorios reza el convenio obrante a fs. 8. 5. Por último, cuestiona la declaración de inconstitucionalidad de los arts. 7 y 10 de la ley 23.928 y 4 del decreto 71/2002 y la consecuente actualización de los importes de condena. En lo sustancial, señala que las pretensiones de indexación han sido descartadas en reiteradas oportunidades por esta Suprema Corte a partir de las causas B. 49.193 bis, "Fabiano" (sent. int. del 2-X-2002) y Ac. 86.304, "Alba" (sent. del 27-X-2004), en las cuales se señaló que la ley 25.561 ratificó el principio nominalista consagrado en 1991, una de cuyas manifestaciones es la prohibición de cualquier mecanismo de actualización monetaria. Criterio que -añade- ha sido respaldado por la Corte Suprema en el precedente "Mill de Pereyra", del 27-IX-2001. III. El recurso admite una procedencia parcial. 1. No asiste razón a la recurrente en cuanto denuncia que el tribunal incurrió en la omisión de una cuestión esencial vinculada a la determinación de la validez del acuerdo al que arribaron las partes al momento de la extinción del contrato de trabajo que los vinculara. a. No se ha controvertido en autos que, como consecuencia del despido directo incausado dispuesto por la accionada, las partes suscribieron, el día 31-I-2002, un instrumento privado denominado "acta de desvinculación", del cual se desprende que ésta se comprometió a abonarle al actor el importe de $ 132.701 en concepto de "indemnizaciones correspondientes al despido sin causa y liquidación final". Surge, asimismo, de esa acta, que el actor aceptó el ofrecimiento y manifestó que, una vez percibido dicho importe, "nada más tiene que reclamar a su empleador por renunciando la relación expresamente a laboral cualquier que los reclamo uniera, renunciable conforme los términos de la L.C.T. y/o Leyes y/o Decretos Leyes y/o Decretos aplicables al régimen laboral". Por ofreció otra abonar parte, la suma en de el mismo $ 44.852 acto en la empresa concepto de "gratificación extraordinaria por personal cesante" siempre y cuando el actor aceptase que la misma se imputase a valores cualquier relación constantes reclamo laboral al momento del indemnizatorio y especialmente eventual fundado a las en pago base "por a la indemnizaciones previstas en el art. 212 de la Ley 20.744 o a reclamos indemnizatorios basados en la Ley 24.028, 24.557, 23.551, 25.561 y/o a Daños y Perjuicios y Daño Moral invocando normas de derecho común, artículos 1078, 1109, 1113 y concordantes del Código Civil, o como imputable también a cualquier actualización o interés de crédito laboral alguno que se pretenda". Por último, el actor aceptó el ofrecimiento, percibió el importe neto de $ 152.231 y dejó constancia de que nada más tenía que reclamar a su empleador por ningún concepto emergente de la relación laboral que los uniera (ver fs. 8 y vta.). b. Posteriormente, el actor dedujo dos demandas contra la accionada, reclamando en la primera de ellas el pago de la indemnización establecida en el art. 16 de la ley 25.561 (fs. 11/18), mientras que en la segunda peticionó el pago de diferencias por la indemnización por despido abonada en ocasión de celebrar el acuerdo en cuestión (fs. 126/144). Sin perjuicio de haber descartado las excepciones de cosa juzgada y litispendencia incoadas por la accionada, el tribunal dispuso la acumulación de ambos procesos en virtud de la conexidad existente entre las pretensiones (ver res. de fs. 188/190 y 199/200 vta.). De los escritos constitutivos se desprende que la actora referido negó en cualquier virtud de efecto que no liberatorio medió la del acuerdo intervención de autoridad administrativa o judicial que determinase que se hubiese alcanzado una justa composición de los derechos en litigio, máxime cuando el mismo contenía cláusulas nulas por violar derechos irrenunciables (fs. 14 vta./15 y 129 vta./130 vta.), mientras que la demandada pretendió asignarle aquel efecto en virtud de que el acuerdo resultó plenamente válido, no fue impugnado y no lesionó interés irrenunciable alguno del accionante (fs. 34 y 162 vta./165). c. Sintetizado el derrotero del proceso, estamos ahora en condiciones de concluir que, indudablemente, el primer agravio que plantea la accionada no resulta atendible. (i) En primer lugar, es dable destacar que la impugnante insiste en señalar que el tribunal "omitió el tratamiento de cuestiones esenciales" (ver recurso, fs. 589 vta. y 592), habida cuenta de que no se pronunció sobre la validez del convenio celebrado entre las partes. Al plantear la crítica en esos términos, ha equivocado el carril recursivo, pues ignora que la supuesta omisión de analizar cuestiones esenciales es ajena al recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley y propia del recurso extraordinario de nulidad (conf. causas P. 76.990, "P., M.", sent. del 19-XII-2007; Ac. 90.993, "L., R.", sent. del 5-IV-2006; Ac. 40.558, "Enrique", sent. del 23-V-1989; entre muchas). (ii) Sin perjuicio de lo expuesto, es preciso señalar -a los fines de abordar los restantes argumentos esgrimidos por la quejosa en sustento del agravio- que del análisis del pronunciamiento atacado se desprende que el tribunal nunca prescindió del "acta de desvinculación" a la que hace referencia la accionada. En efecto, de la cuestión quinta del veredicto surge que el a quo tuvo por no controvertido que el actor percibió los importes consignados en los recibos de fs. 6/7 "en concordancia con el acta de desvinculación de fs. 8" (vered., fs. 569). Luego, al dictar la sentencia, ordenó expresamente deducir del monto que fijó en concepto de indemnización por despido el importe de $ 77.852 que se acreditó el actor había percibido por dicho rubro en el marco del acuerdo en cuestión (sent., fs. 571 vta.). Más adelante, se adentró en el análisis de la procedencia de la pretensión de imputar como "pago a cuenta" de los rubros cuya procedencia accionada en declaró, concepto vta./574 vta.). agravios respectivos, acierto sustancial mencionados, lo -contrariamente estuvo Sin el a el de importe abonado gratificación (sent., perjuicio habré de lo que lo que sentenciante de de que, postula de sobre 573 analizar los sobre los indudable la la fs. pronunciarme resuelto resulta al por el tópicos es que impugnante- lejos prescindir del "acta de desvinculación", a punto tal que, como vimos, procedió a descontar de los rubros que acogió en la sentencia una parte de los importes percibidos por el actor en el marco del acuerdo indicado. Se colige de ello que el tribunal tomó como un pago a cuenta concepto de el importe indemnización abonado por por despido la demandada (arg. art. en 260, L.C.T.) y, aunque no lo plasmó de manera expresa, descartó implícitamente los efectos liberatorios que la accionada pretendió asignarle al "acta de desvinculación". Solución esta última que, en definitiva, luce inobjetable pues -como bien lo planteó el accionante en la demanda, cuyos argumentos es legítimo traer a colación en esta instancia por el principio de apelación adhesiva- el acuerdo en cuestión no fue homologado por autoridad administrativa o judicial alguna, ni existió en consecuencia resolución fundada que acreditase que se hubiera alcanzado una justa composición de los derechos e intereses de las partes. Por lo tanto, es evidente que no estamos en presencia de un "acuerdo transaccional, conciliatorio o liberatorio válido", en los términos del art. 15 de la Ley de Contrato de Trabajo, susceptible de producir efectos de cosa juzgada y -siendo ello así- debe descartarse la posición de la accionada liberatorios en cuanto absolutos desvinculación". pretendió a las asignarle cláusulas del efectos "acta de Por lo demás, es dable advertir que -admitido por la accionada el carácter injustificado del despido y no habiendo mediado un acuerdo liberatorio válido con efectos de cosa juzgada en los términos del art. 15 de la Ley de Contrato de Trabajo- no parece dudoso que los créditos que la accionada pretende renunciados por el actor (indemnizaciones establecidas en los arts. 245 de la L.C.T. y 16 de la ley 25.561) constituyen "derechos provenientes de la extinción" que tienen carácter irrenunciable, resultando "nula y sin valor" toda convención de partes que los suprima o reduzca (art. 12, L.C.T.). Y, aunque pueda parecer paradójico, a idéntica conclusión llegaríamos con solo leer los propios términos del acuerdo, en el cual, aunque de manera imperfecta, se señaló que el actor nada más tenía que reclamar "renunciando expresamente a cualquier reclamo renunciable conforme los términos de la L.C.T." (fs. 8, el subrayado es propio), categoría dentro de la cual -reitero- no pueden incluirse los rubros indicados. Al respecto, resulta atinado traer a colación lo resuelto en el precedente L. 90.462, "Torres c/ Cervecería y Maltería Quilmes" (sent. del 24-V-2006), oportunidad en la cual esta Corte hubo de revocar la sentencia que había hecho lugar a la excepción de cosa juzgada deducida por la misma empresa demandada en autos, con base en un acuerdo celebrado en términos similares a los que se verificaron en la especie, toda vez que -como ocurrió aquí- el actor había aceptado una suma de dinero en concepto de indemnizaciones por cese y liquidación final y "renunciado a cualquier reclamo renunciable conforme a los términos de a L.C.T.", aceptando, "cualquier asimismo, reclamo una "gratificación" indemnizatorio fundado imputable en base a a la relación laboral". Aun cuando en ese caso el acuerdo había sido homologado en sede administrativa, este Tribunal hizo lugar al recurso extraordinario deducido por el allí actor y revocó la sentencia tribunal actuante análisis en judicialmente lo había en señalando prescindido relativo había cuestión, a integrado si o no el no el sólo rubro elenco que de el todo reclamado de los derechos "renunciables", sino además, y esencialmente, del contenido de la declaración de voluntad común destinada a evidenciar la subsistencia de las acciones por créditos emergentes de la relación de trabajo, bajo la condición de imputar lo pagado en exceso de las indemnizaciones legales a cuenta de los mismos. No resulta difícil deducir que -si aún en aquél caso, en el que el acuerdo (prácticamente idéntico al celebrado en autos) había sido homologado- esta Corte juzgó que no podía asignársele efectos liberatorios, menos aún podría predicarse ello en el caso bajo examen, en el que ni siquiera se verificó tal circunstancia. A tenor de lo señalado, devienen completamente inadmisibles los argumentos contenidos en el recurso en orden a que -en tanto el actor había aceptado los importes percibidos- el posterior reclamo judicial de los rubros no abonados o insuficientemente pagados implicó un acto contrario a la buena fe y violatorio de la doctrina de los actos propios. En consecuencia, el agravio debe ser desestimado. 2. En cambio, el cuestionamiento vinculado a la procedencia del art. de 245 las de diferencias la ley de indemnizatorias Contrato de derivadas Trabajo debe prosperar, con el siguiente alcance. a. El tribunal de grado consideró aplicable al caso el fundamento Convenio en Colectivo los informes de del Trabajo 311/99 Ministerio de y -con Trabajo agregados a fs. 318 y 426- tuvo por demostrado que no existían convención topes indemnizatorios (vered., fs. 568 fijados vta.). Con para base dicha en esa plataforma fáctica y sustento en la doctrina legal de esta Corte, culminó resolviendo que no correspondía aplicar tope alguno a la indemnización por despido que ordenó pagar al accionante y señaló que -a todo evento- el tope denunciado por la accionada debía reputarse inconstitucional a tenor de lo resuelto por la Corte federal en el caso "Vizzoti" (sent., fs. 571 vta.). b. En primer lugar, cabe señalar que no acierta la quejosa en cuanto insiste en que resulta aplicable el tope de $ 2.883 que surge de la Resolución 1050/96 del Ministerio de Trabajo. Firme la decisión relativa a que el convenio aplicable era el 311/99, la pretensión de la accionada de que se respete el tope al que hace referencia la mencionada resolución 1050 resulta inadmisible, habida cuenta de que del propio texto de ésta se desprende que el límite en cuestión fue establecido para el Convenio Colectivo 166/75 (ver fs. 279). En ese contexto, no puede tildarse de absurda la conclusión del juzgador en cuanto concluyó que no existía un tope fijado para el convenio declarado aplicable, pues efectivamente ello es lo que se desprende, sin hesitación, de la informativa de fs. 318 y 426. c. Sin embargo, de lo resuelto en el párrafo anterior no puede deducirse que corresponda convalidar la decisión del juzgador en cuanto ordenó calcular la indemnización por despido sobre la base del mejor salario percibido y con prescindencia de límite alguno. (i) tribunal En resolvió primer la lugar, cuestión he de señalar que el de conformidad con la doctrina legal vigente en el momento del dictado de la sentencia (23-VI-2005, fs. 570). En efecto, el a quo fundó expresamente su decisión de que no correspondía aplicar tope alguno ante la omisión en que había incurrido el Ministerio de Trabajo, en lo resuelto por esta Suprema Corte en la causa L. 74.098, "Nine" (sent. del 3-X-2001). En dicha oportunidad, hubo de revocarse la sentencia en la cual -prescindiendo de lo informado por el Ministerio de Trabajo en orden a que no existía tope fijado para el convenio allí indicado- el tribunal del trabajo había aplicado el tope correspondiente a otra convención colectiva. entonces Al que rescindir lo "si convenio del resuelto, esta Corte colectivo de señaló trabajo aplicable al trabajador al tiempo del despido no resulta determinado el tope indemnizatorio correspondiente a la cesantía del dependiente, no debe aplicarse por analogía el que resulta de otra convención colectiva de trabajo que le es ajena (art. 245, L.C.T., texto según ley 24.013; conf. causa L. 69.482, sent. del 16-II-2000, 'D.J.B.A.', 158, 87), ni corresponde al juzgador establecerlo en función ajena a la que le compete a la justicia y que el art. 245 de la Ley de Contrato de Trabajo se la atribuye expresamente al Ministerio de Trabajo y Seguridad Social". A continuación agregó que "la fijación de topes que prescribe el citado art. 245 de la Ley de Contrato de Trabajo redunda en interés del empleador en tanto y en cuanto los mismos hayan sido fijados por la autoridad de aplicación y en virtud de su omisión en el caso de autos determina que el monto indemnizatorio deba aplicarse sin el tope dispuesto por otro convenio colectivo de trabajo ajeno al de aplicación como se resolvió indebidamente en sede ordinaria" (conf. causa cit., ap. III, punto 4 del voto del doctor Salas, al que presté mi adhesión). (ii) Sin embargo, con posterioridad al dictado de la sentencia atacada, la Corte Suprema de Justicia de la Nación, en los autos N.10. XXXVIII, Recurso de hecho deducido por la demandada en la causa "Nine, Héctor Aldo c/ Automóvil Club Argentino" (sent. del 7-II-2006) revocó la referida sentencia resuelto que -ante de este la Tribunal no fijación en cuanto por la había autoridad administrativa del tope proveniente del convenio colectivo de aplicación- correspondía cuantificar la indemnización por despido con prescindencia de límite alguno. En efecto, en dicho precedente, y por remisión a los términos del dictamen del Procurador General, señaló el alto Tribunal -por mayoría- que la circunstancia de que el Ministerio de correspondiente constituye un Trabajo al óbice no convenio que hubiera fijado colectivo impida preservar el aplicable el tope "no propósito legislativo de establecer un límite a las indemnizaciones en concepto de despido" (conf. dictamen cit., ap. V., párr. 5°). Añadió el Procurador que "la claridad del art. 245 de la provista Ley por de la Contrato ley 24.013, de Trabajo, al regular en el la versión método para establecer el monto correspondiente al tope, con sujeción a lo que las partes en materia acuerden signatarias de del salarios, respectivo pone en convenio evidencia el inequívoco propósito legislativo de imponer un límite a las indemnizaciones por despido" (dict. ap. V., párr. 6°). De esa manera, la Corte nacional reiteró la posición que -en su anterior integración- había sentado en el precedente D.325.XXXIV, Recurso de hecho deducido por la demandada en la causa "Duchowmy, Norberto Carlos c/ Editorial Musical Korn Intersong S.A." (sent. del 15-V2001) en la que había sostenido que "la demora del organismo del Estado en la fijación de los topes -tarea que le ha sido encomendada con el fin de facilitar la aplicación de la regla- no puede ser entendida como un obstáculo para su acatamiento, ni constituye razón válida para determinar el crédito del trabajador con prescindencia de la limitación legalmente contemplada para resolver la cuestión". (iii) Sin perjuicio de que mantengo y dejo a salvo la opinión esgrimida al suscribir el precedente de este Tribunal más arriba mencionado, razones de economía y celeridad procesales me conducen a resolver la cuestión sometida a examen de conformidad con las directrices que emanan de la jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia de la Nación. Siendo ello así, procede revocar la sentencia en esta parcela, devolviendo los autos al tribunal de origen para que -sin perjuicio de verificar previamente si, con posterioridad al fallo examinado, fue publicado el tope aplicable al momento del despido- determine el tope en el caso particular establecida en y el calcule art. nuevamente 245 la de la Ley que no obsta indemnización de Contrato de Trabajo. (iv) Cabe aclarar a la solución propuesta -como lo destacó la propia Corte nacional en el mencionado fallo "Nine"- lo resuelto por el máximo Tribunal en el precedente "Vizzoti" (sent. del 14-IX-2004), cuya doctrina fuera receptada por esta Suprema Corte, entre muchas otras, en las causas L. 79.366, "Bravo Elizondo" (sent. del 28-VI-2006), L. 81.795, "Bononi" (sent. del 8XI-2006) y L. 85.997, "Pricolo" (sent. del 7-II-2007), y que fuera también aplicada por el tribunal sentenciante para justificar este aspecto del decisorio (ver sent., fs. 571 vta.). En consecuencia, una vez determinado, de conformidad a lo establecido en el apartado anterior, el tope indemnizatorio que corresponda aplicar al caso de autos, deberá el tribunal de grado efectuar el test constitucional del mismo a tenor del criterio mencionado en los precedentes referidos. 3. Corresponde, en cambio, desestimar los agravios relativos a la procedencia de la indemnización establecida en el art. 16 de la ley 25.561. a. En primer lugar, comparto la solución del tribunal en lo concerniente a que el despido del actor debe considerarse incluido en el ámbito temporal de aplicación del art. 16 de la ley 25.561. Sobre el particular, he de reproducir en la especie los conceptos vertidos por el doctor Genoud en el precedente L. 87.217, "Chua" (sent. del 6-VI-2012), a los cuales tuve la oportunidad de prestar mi adhesión. (i) La mencionada normativa, que en su art. 16 dispuso la duplicación de las indemnizaciones para el caso de despido injustificado, fue sancionada y promulgada el 6 de enero y publicada el 7 de enero de 2002. Sin perjuicio de determinados aspectos puntuales (arts. 8 y 11) no estableció expresamente fecha de entrada en vigencia de sus disposiciones. Por su parte, el decreto 50/2002, dictado con invocación del ejercicio de las facultades conferidas por el art. 99 inc. 3º de la Constitución nacional, fue publicado el 9-I-2002 y dispuso en su art. 1° como fecha de entrada en vigencia de la ley, el día 6 de enero de 2002, esto es, el anterior a aquél en que se había efectivizado su publicación oficial. (ii) Sobre la base de esta situación temporal, la recurrente sostiene la inaplicabilidad de las previsiones de ambas normativas, pues, a su entender, al 7-I-2002, fecha en la que (en su criterio, seguido en ese punto por el a quo, ver fs. 568 vta.) se configuró el despido, la ley 25.561, conforme encontraba a vigente. sus propias Mantiene, disposiciones, asimismo, el no se planteo de inconstitucionalidad del decreto 50/2002. (iii) Por otra parte, mediante el dictado del decreto 50/2002 que retrotrajo la entrada en vigencia de la ley 25.561 al 6-I-2002, el despido del actor se encontraría comprendido en el marco temporal de aplicabilidad de sus previsiones. (iv) No obstante, considero que -sin que sea necesario ingresar a analizar la validez constitucional del mencionado reglamento- existe otra perspectiva de análisis en la temática que se trae a consideración, respecto de la vigencia temporal de la ley 25.561, y es la que sugiere el análisis Procurador que se permite General de efectuar la Nación, en su dictamen aceptado en el sus lineamientos generales por tres jueces de la Corte federal in re V.218.XXXIX, "Valente, Diego Edgardo c. Bank Boston N.A. s. despido" (sent. del 19-X-2004), perspectiva que -destaco- fue también la que hizo suya el tribunal sentenciante para fundar este aspecto del pronunciamiento (ver sent., fs. 572 y vta.). En prescindencia sobre la tal en caso, la cuestión sin emisión de fondo perjuicio de una de la concreta debatida, la declarada definición relación de concordancia con el dictamen del Procurador y la invocación al principio de buena fe que presidiera el voto de los doctores Boggiano, Maqueda y Zaffaroni, permiten evidenciar, tal como lo anticipé, una línea de pensamiento que habilita la resolución de la cuestión. Pues bien, desde la anunciada plataforma, anticipo que he de coincidir con el examen de la inmediata vigencia de la ley 25.561 -expuesta por el señor Procurador nacional- que surge del énfasis de sus propias disposiciones y del espíritu y marco socioeconómico que sirvieron de impulso a su dictado, expresamente evaluado por los legisladores. (v) Siguiendo los lineamientos expresados en el referido precedente, es dable examinar que la ley 25.561, que declaró la emergencia económica y social del país, fue dictada -como es de público conocimiento- en el marco de una grave crisis del empleo y en la necesidad de afrontar la disminución de la demanda laboral que sobrevendría como consecuencia del dificultoso, y en absoluto promisorio escenario económico. El señalado instrumento tuvo así, como claro y definido objetivo -plasmado en los debates parlamentariosel de conjurar los nocivos efectos del desempleo existente y también el que resultaba previsible como consecuencia de la extrema situación, en un contexto que se vio acompañado por diversas medidas implementadas mediante otros preceptos destinados a paliar la grave crisis del sector (decretos 165/2002, 565/2002 y 39/2003 de emergencia ocupacional y creación del programa jefes de hogar y 264/2002 reglamentario del trámite implementado para los supuestos de despidos injustificados). Y es esta clara voluntad legislativa corporizada en la norma la que posibilita interpretar la inmediata vigencia de sus disposiciones en el tiempo a partir de un doble orden de análisis que estimo fundamental, entre los restantes invocados en el precedente en consideración. En primer lugar, estimulado por el razonamiento directo que se desprende de los propios términos de la norma y deriva de la imperativa y enfática fórmula empleada -"quedan suspendidos los despidos sin justa causa"- y la intención de evitar el egreso de las vinculaciones laborales agravando económicamente las indemnizaciones con la clara finalidad, si bien no impeditiva, al menos disuasiva de nuevas rupturas, en las señaladas circunstancias de grave inestabilidad. En tales condiciones, señaló el Procurador que dicha fórmula "permite situar la regla entre los casos de fecha designada o determinada a que se refiere el art. 2 del Código Civil". Más allá de la concordancia de opinión que pueda oportuno vertiera o no recoger reproducir respecto la también de la referida las doctrina conclusión, creo consideraciones que emanada de la Corte Suprema nacional sobre el principio de hermenéutica legal según el cual ha de preferirse la interpretación que favorece y no la que dificulta los fines perseguidos por la norma (Fallos 313:225; 316:1066; 323:1374; 324:2153). Por otro lado, con la finalidad de examinar la razonabilidad de la interpretación, se propone un criterio de contradicción que lleva al absurdo, y que aconseja descalificar toda exégesis en virtud de la cual la norma sea puesta en pugna con la satisfacción de los principios que la informan, como es el de admitir cualquier demora en la aplicación del bloqueo rupturista previsto en la ley, dilación que, lejos de posibilitar el logro del objetivo propuesto, tendría el paradójico, indeseado y disvalioso efecto de provocar una imprevisible y desenfrenada sucesión de distractos entre el día de su publicación -sin entrar a considerar el argumento de la amplia difusión y publicidad de los medios de prensa con que contó el dictado de la norma- y el de su entrada en vigencia. En el sentido indicado, también se ha expresado el supremo Tribunal nacional señalando que la inteligencia de las leyes debe tener en cuenta el contexto general y los fines que las informan y, a ese objeto, la labor del intérprete debe ajustarse a un examen atento y profundo de sus términos que consulte la racionalidad del precepto y la voluntad del legislador, extremos que no deben ser obviados por las posibles instrumentación imperfecciones legal, técnicas precisamente, para de la evitar la frustración de los objetivos de la norma (Fallos 324:2934). La adecuada hermenéutica normativa debe buscar el sentido que la torne compatible con la finalidad que con ella se persigue, a fin de que el propósito de la ley se cumpla, de acuerdo con discreta interpretación. presenta imperfecciones jurídicas, o admite las reglas Cuando una razonable literalmente técnicas, razonables de dudas o una y norma ambigüedades distinciones, la misión judicial consiste en recurrir a la ratio legis, porque no es el espíritu de la ley el que debe subordinarse a las palabras sino éstas a aquél, máxime cuando aquella ratio se vincula con principios constitucionales que siempre han de prevalecer 322:1699). en la interpretación de las leyes (Fallos Corresponde, en suma, atender a los elementos que se conformen, a las razones que inspiraron al legislador en oportunidad de sancionar la norma y a la finalidad de su dictado (C.S.J.N., "El Derecho", 177, 579-48645) pues no debe perderse de vista que "el trabajo tiene características que imponen su consideración con criterios propios que, económico obviamente, y se apoyan exceden en el marco principios del de mercado cooperación, solidaridad y justicia, también normativamente comprendidos en la Constitución nacional. Ello sustenta la obligación de quienes leyes utilizan los respectivas, servicios, a la en los preservación términos de de quienes las los prestan" (C.S.J.N., "Mansilla, Manuela c. Cía. Azucarera Juan M. Terán, Ingenio Santa Bárbara", 30-III-1982; "La Ley", 1982-D-411). (vi) En virtud de lo expuesto, juzgo que una razonable y armoniosa interpretación del contenido del art. 16 de la orientada ley a 25.561 la en adecuada las circunstancias satisfacción de examinadas, los singulares propósitos que tuvo en mira su dictado y las consecuencias contraproducentes de la demora en su implementación valorados en el precedente considerado de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, impone aceptar -con abstracción de lo dispuesto por el decreto 50/2002- la inmediata vigencia de la norma y del agravamiento indemnizatorio para el caso de despido incausado, fecha que estimo debe situarse en el día 7-I-2002, esto es, el de su publicación en el Boletín Oficial. (vii) En consecuencia, la solución propuesta sitúa el despido del actor, producido en el marco temporal de vigencia de la ley. Resultado con el que, por lo demás, ensambla perfectamente la consideración de los restantes integrantes del máximo Tribunal, en la referencia al principio de buena fe, resaltado con particular énfasis (voto de los doctores Boggiano, Zaffaroni y Maqueda), como el que también le asigna esta Corte en cuanto tiene dicho que es principio cardinal que debe presidir el contrato de trabajo tanto al tiempo de su celebración y desarrollo, como también en su momento extintivo "Henríquez Cares", o final sent. (conf. del causas L. 77.765, 2-IV-2003; L. 77.447, "Morone", sent. del 2-VII-2003). Bajo esta perspectiva bien puede entonces advertirse que una solución contraria se traduciría en la aceptación de una conducta especulativa que deviene reñida con el principio de buena fe y se acerca al abuso del derecho, reglas éticas estas que deben necesariamente imperar en el marco del contrato de trabajo y al que las partes están recíprocamente obligadas (arts. 63, L.C.T. y 1071, Cód. Civil; conf. causa L. 72.977, "Ortiz", sent. del 19-II-2002). La propia índole de la vinculación establecida entre los sujetos del contrato de trabajo exige que se lo analice bajo el prisma de la buena fe debida como principio jurídico fundamental que informa la materia laboral. En este sentido se señalan patrones de conducta -"buen empleador" y "buen trabajador"- en la inteligencia de que el hombre común actúa normalmente conforme a determinadas pautas que corrientemente se cumplen y se valoran por la sociedad en su conjunto (conf. causa L. 77.825, "Muller", sent. del 20-VIII-2003). Lo expuesto cobra marcado relieve en el ámbito provincial dado el deber de los órganos del Estado de contribuir mediante acciones positivas en el objetivo de propiciar el pleno empleo y los principios de indemnidad, progresividad y justicia social consagrados en la expresa fórmula del art. 39 de la Constitución provincial. (viii) Si las afirmaciones precedentes pueden predicarse con carácter general, con mayor énfasis deben regir el caso bajo examen, en el cual se advierten circunstancias particulares que tornan cuanto menos dudoso que la actuación de la accionada se hubiere plegado a los elevados principios mencionados. En efecto, sin que resulte necesario reeditar aquí la debatida cuestión relativa al momento en que se extinguió el contrato de trabajo habido entre las partes (lo que eventualmente resultaría procedente por vía de la apelación adhesiva, finiquitó el día pues el 28-I-2002, actor mas sostuvo no pudo que el mismo cuestionar la conclusión del tribunal -que lo tuvo por finalizado el 7-I2002- en virtud de que, de todos modos, prosperó el reclamo de la indemnización del art. 16 de la ley 25.561), lo cierto es que en autos existen datos que autorizan a presumir que la accionada no ignoraba que el despido del actor podía llegar a quedar alcanzado por dicha legislación de emergencia. Ello así, pues en el ya analizado "acta de desvinculación" la accionada pretendió imputar el pago de la suma que ofreció en concepto de "gratificación extraordinaria por personal cesante" a reclamos basados, entre otros, en la ley 25.561 (ver fs. 8 vta.), lo que demuestra que la propia demandada pretendió situar el despido dentro del ámbito de aplicación de dicha normativa. En consecuencia, tengo para mí que la mencionada conducta previamente asumida por la accionada -analizada desde el prisma del cardinal principio de la buena fe- no aparece compatible con su vehemente negativa posterior a que resulte de aplicación al caso el art. 16 de la ley 25.561. (ix) Resuelto de este modo el preciso momento en que entró en vigor la ley 25.561, deviene innecesario que este Tribunal se pronuncie acerca de la oportunidad en que pudo haber quedado perfeccionado el distracto, pues, a los fines de la acción deducida, poco importa dilucidar si ello ocurrió el día 7-I-2002 (como lo sostuvo la accionada, en postura que compartió el tribunal de grado) o el 28 del mismo mes y año (como lo afirmó el accionante), pues cualquiera de las dos hipótesis se sitúan -conforme lo he anticipado- en el marco temporal de vigencia de la ley 25.561 (en igual sentido, voto del doctor Genoud en la citada causa L. 87.217, "Chua"). b. Sentado lo expuesto, considero que corresponde confirmar la sentencia atacada en cuanto rechazó el planteo de inconstitucionalidad del art. 16 de la ley 25.561. (i) Como es sabido, la ley 25.561 -denominada Ley de Emergencia Pública y de Reforma del Régimen Cambiariodeclaró la emergencia social, económica, administrativa, financiera y cambiaria. En su art. 16 prescribió, en su parte pertinente, lo siguiente: "Por el plazo de ciento ochenta (180) días quedan suspendidos los despidos sin causa justificada. En caso de producirse dispuesto, los despidos empleadores en contravención deberán a abonar lo aquí a los trabajadores perjudicados el doble de la indemnización que les correspondiese, de conformidad a la legislación laboral vigente". Tal como lo señalé más arriba, la norma fue dictada en el marco de una grave crisis del empleo y en la necesidad de afrontar la disminución de la demanda laboral que sobrevendría como consecuencia del dificultoso escenario económico, persiguiendo el objetivo de conjurar los nocivos efectos del desempleo existente y también el que resultaba previsible como consecuencia de la extrema situación, diversas en un medidas destinados a contexto que se implementadas paliar la vio mediante gravísima acompañado otros emergencia por preceptos económico- social entonces existente. (ii) Partiendo de esa base, considero que no asiste razón a la recurrente en cuanto sostiene que "es inconstitucional el artículo 16 de la ley 25.561, por cuanto vulnera el ejercicio de los derechos de propiedad y libertad de industria preservados en la Constitución Nacional" (recurso, fs. 616), toda vez que -como lo señaló el doctor Genoud en la mencionada causa L. 87.217, "Chua", en opinión a la que adherí y que comparto plenamente- en el mentado contexto socioeconómico y de fuerte disminución de la tasa de nacional se empleo, la encuentra medida en adoptada línea con por el expresas Congreso garantías constitucionales vinculadas al Derecho del Trabajo como son la protección contra el despido arbitrario y el resguardo de la dignidad del trabajador en un marco de progresivo desarrollo social (arts. 14 bis de la Constitución nacional; 14 de la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre; 6 y 7 del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales; 32.2 del Pacto de San José de Costa Rica). En ese sentido, no parece dudoso que si el art. 14 bis de la Constitución nacional prescribe que -con prescindencia del contexto- el trabajo debe gozar de la protección de las trabajador -sujeto protección contra leyes de el y éstas preferente despido deben tutela asegurar al constitucional- arbitrario, no puede ser reputada inconstitucional una ley que -en un marco de grave emergencia social como el referido- pretendió reforzar temporalmente el nivel de tutela con el fin de garantizar la efectividad de tales derechos constitucionales. Máxime cuando -como lo ha señalado la Corte Suprema de Justicia de la Nación, en opinión que hago propia- se halla en juego un derecho humano, como lo es el derecho al trabajo, que incluye el derecho a no verse privado arbitrariamente del empleo (conf. C.S.J.N., "Vizzoti c/ Amsa", sent. del 14-IX2004, considerandos 8°, párrafo 3° y 10°, párrafo 2°). Al respecto, convalidando la constitucionalidad del precepto indicado, ha señalado la jurisprudencia especializada que resulta admisible que el legislador -en el ámbito de su zona de reserva y en la conciencia de una crisis profunda ampliamente en cuyos el efectos empleo- nocivos procure, con repercuten su carácter excepcional, disuadir los despidos sin causa tornándolos más onerosos durante el período de la emergencia, toda vez que el art. 14 bis de la Constitución nacional impone la tutela contra el despido arbitrario, que lleva implícita la posibilidad de graduar la intensidad de la protección en función de la coyuntura para lograr la finalidad descripta (conf. C.N.A.T., sala X, "Dohle, Ingrid c/ Desler SA s/ despido", sent. del 12-VII-2004). En virtud de lo señalado, estimo que la norma cuestionada en modo alguno resulta un medio irrazonable para garantizar los fines constitucionales señalados (art. 28, Const. nac.). Antes bien, tengo para mí que, al sancionarla, el Poder Legislativo de la Nación no hizo sino respetar el mandato constitucional de proveer lo conducente al progreso económico con justicia social (art. 75, inc. 19, Const. nac.), principio este que no sólo debe informar el contenido de las normas, sino que debe incluso orientar toda hermenéutica constitucional y -muy especialmente- la de los derechos sociales y laborales. En ese sentido, reiterando y ampliando los conceptos vertidos en el precedente "Berçaitz" (sent. del 13-IX-1974, Fallos 289:430), ha señalado la Corte Suprema de Justicia de la Nación que -en la tarea de definir las reglas que presidan la delicada misión de fijar los alcances de los derechos consagrados en el art. 14 bis de la Constitución nacional y, en consecuencia, determinar la validez de los preceptos de rango inferior que los reglamentan- no debe perderse de vista que "el objetivo preeminente" preámbulo, de es la Constitución, lograr el según ‘bienestar expresa general’ su (Fallos 278:313), lo cual significa decir la justicia en su más alta expresión, esto es, la justicia social, cuyo contenido actual consiste en ordenar la actividad intersubjetiva de los miembros de la comunidad y los recursos con que ésta cuenta con vistas a lograr que todos y cada uno de ellos participe de los bienes materiales y espirituales de la civilización. En función de ello -ha precisado el alto Tribunal federal- el análisis de la constitucionalidad de los plexos orientación normativos que marca "no la puede máxima in prescindir dubio pro de la iustitia socialis dado su carácter de principio inspirador y, por ende, guía de hermenéutica segura de cualquier normativa vinculada con los derechos y garantías laborales y sociales establecidos constitucionalmente" (conf. C.S.J.N., in re "Gentini, Jorge Mario y otros c/ Estado Nacional Ministerio de Trabajo y Seguridad s/ part. accionariado obrero", sent. del 12-VIII-2008; Ministros considerando Lorenzetti, Highton 10° de del voto Nolasco, de Maqueda los y Zaffaroni). Luego, a la luz de tal regla hermenéutica sentada por el máximo intérprete de la Constitución, no albergo dudas acerca de la validez constitucional del art. 16 de la ley 25.561. c. Si bien debe confirmarse -a tenor de lo señalado en los apartados anteriores- la procedencia del agravante cuanto en cuestión, sostiene que asiste la razón a la duplicación recurrente debe en alcanzar exclusivamente a la indemnización establecida en el art. 245 de la Ley de Contrato de Trabajo (recurso, punto "D bis", fs. 616 vta.). En consecuencia, habré de propiciar la revocación de lo resuelto por el juzgador de grado en orden a que también debe duplicarse la indemnización sustitutiva del preaviso (art. 232, L.C.T.; sent., fs. 573), resarcimiento que, en mi criterio, no debe ser incluido en las previsiones del art. 16 de la ley 25.561. Tal como lo resolvió esta Corte en la causa L. 98.973, "Pantuso" (sent. del 14-VII-2010), el único rubro que debe ser comprendido en el agravante indemnizatorio previsto en el art. 16 de la ley 25.561 es aquél que se origina con motivo del despido arbitrario Si bien el precepto indicado resulta claro respecto a que sólo deben ser incluidas en la base de cálculo tienen de los directa recargos o los inmediata rubros indemnizatorios vinculación con el que despido arbitrario, la sanción de la ley 25.572 vino a despejar cualquier interrogante sobre el tópico, atento que en su art. 4 dispuso "Prorrógase la suspensión de los despidos sin causa justificada dispuesta por el artículo 16 de la Ley N° 25.561 y sus modificatorias, hasta que la tasa de desocupación elaborada por el Instituto Nacional de Estadística y Censo (INDEC) resulte inferior al DIEZ POR CIENTO (10%). En caso de producirse despidos en contravención a dicha suspensión, los empleadores deberán abonar a los trabajadores afectados el porcentaje adicional que fije el Poder Ejecutivo nacional, por sobre la indemnización que les corresponda conforme a lo establecido en el artículo 245 de la Ley de Contrato de Trabajo N° 20.744 (t.o. 1976) y sus modificatorias" (conf. causa L. 98.953, "Pantuso", cit., voto del doctor Negri al que me adherí). Más específicamente, ha resuelto esta Corte que no corresponde duplicar la indemnización sustitutiva del preaviso (art. 232, L.C.T.) por aplicación del art. 16 de la ley 25.561, toda vez que aquel resarcimiento se hace cargo de reparar tarifadamente no ya los perjuicios originados por el despido mismo, sino los daños derivados de su intempestividad (conf. causa L. 105.726, "Mac Garrell", sent. del 8-VIII-2012, voto del doctor Negri al que también presté mi adhesión). d. En virtud de lo expuesto, corresponde confirmar la procedencia del agravante establecido en el art. 16 de la ley 25.561, rubro que deberá ser nuevamente cuantificado -una vez determinado el importe de la indemnización por despido prevista en el art. 245 de la Ley de Contrato de Trabajo, de conformidad a lo resuelto en el ap. 2 de este voto- tomando en cuenta exclusivamente esta última. 4. Tampoco asiste razón a la recurrente en cuanto sostiene que corresponde revocar la sentencia atacada en cuanto resolvió que no correspondía imputar como pago a cuenta de los importes judicialmente reconocidos, la suma percibida por el actor en concepto de "gratificación extraordinaria". a. Como quedó expuesto, en el "acta de desvinculación", por el cual se instrumentó el pago de los créditos adeudados al actor como consecuencia del despido incausado, la accionada "indemnizaciones le abonó, correspondientes al además de despido y las la liquidación final", la suma de $ 44.852 en concepto de "gratificación extraordinaria por personal cesante" siempre y cuando el actor aceptase que la misma se imputase a valores constantes al momento del eventual pago "por cualquier relación reclamo laboral indemnizatorio y fundado especialmente a las en base a la indemnizaciones previstas en el art. 212 de la Ley 20.744 o a reclamos indemnizatorios basados en la Ley 24.028, 24.557, 23.551, 25.561 y/o a Daños y Perjuicios y Daño Moral invocando normas de derecho común, artículos 1078, 1109, 1113 y concordantes del Código Civil, o como imputable también a cualquier actualización o interés de crédito laboral alguno que se pretenda" (fs. 8 y vta.). b. Con fundamento en la doctrina legal de esta Corte que identificó, el tribunal desechó la pretensión de la accionada de que esta última suma se compensase con los créditos indemnizatorios cuya procedencia declaró (sent., fs. 573 vta./574 cuestiona con vta.), decisión invocación de lo que resuelto la recurrente por la Corte nacional en el caso "Gatarri c/ Cometarsa" (fs. 617/619 vta.). c. La crítica no prospera. (i) En primer lugar cabe destacar que -como lo ha señalado el doctor Negri en la causa L. 78.064, "Meneses" (sent. del 22-XII-2004), a cuyo voto adherí- es insuficiente el recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley realizó importe que el -al intentar tribunal percibido del por conmover trabajo el la sobre actor interpretación los en que alcances del concepto de gratificación- se limita a manifestar su opinión contraria a la de los compensación magistrados, pactada las considerando incluidas indemnizaciones en reclamadas, la mas sin ocuparse en demostrar el error grave configurativo de absurdo, vicio que -en relación a este aspecto del fallola quejosa ni siquiera ha denunciado, lo que demuestra la orfandad argumental de la crítica. (ii) A todo evento, he de recordar que -como desde antaño lo ha señalado esta Corte- la gratificación es una forma de remuneración de los servicios prestados, que como tal es onerosa y representa un concepto amplio y genérico de pago al dependiente, importando poco si en su origen ha sido facultativo u obligatorio del empleador, puesto que en ambos supuestos la finalidad y naturaleza de la suma dada al trabajador por este concepto es idéntica (conf. causas L. 63.158, "Frías", sent. del 24-XI-1998; L. 59.730, "Vidal", sent. del 6-V-1997; L. 39.422, "Rocca", sent. del 14-III-1989, entre muchas). En consecuencia -como reiteradamente lo ha establecido este Tribunal, en criterio que he acompañado con mis votos y mantengo hasta el presente-, resulta contraria a la naturaleza jurídica de la gratificación la pretensión del empleador de imputar su importe a título de pago a cuenta previstos por de rubros indemnizatorios el legislador para determinados supuestos y hipotéticos específicamente regulados en la ley, en cuyo caso, si bien la titularidad de un contrato de trabajo constituye un requisito indispensable para su exigibilidad, no es, en cambio, suficiente causa jurídica para su cobro (conf. L. 75.144, "Mottet", sent. del 26-II-2003, éste con voto del suscripto en primer término; L. 58.990, "Balzi", sent. del 27-XII-1996; L. 55.736, "Scardini", sent. del 12-III-1996; L. 40.049, "D’Aquila", sent. del 23-VI-1992; L. 39.364, "Carrara", sent. del 5-VII-1988). Más aún: en supuestos específicamente asimilables al presente ha resuelto esta Corte que la entrega de una gratificación al empleado al momento de la extinción del contrato, no deviene de una obligación contractual ni tampoco legal, sino de una determinación unilateral del empleador que, indemnización como por tal, su no despido debe imputarse incausado, a la regulado específicamente en el art. 245 del régimen del contrato de trabajo (conf. causa L. 75.738, "Zozaya", sent. del 2-IV2003, con voto del doctor Salas al que presté mi adhesión). (iii) Desde luego, no se me escapa que la doctrina en cuestión ha sido modificada por este Tribunal -por mayoría- al dictar sentencia en los casos L. 77.386, "Onchalo", sent. del 6-VII-2005; L. 74.873, "Vázquez", sent. del 16-II-2005 y L. 78.064, "Meneses", sent. del 22XII-2004. Sin embargo, tal como lo hice al emitir mis votos en las citadas causas L. 75.144, "Mottet" y L. 75.738, "Zozaya", y lo reiteré -ya en minoría- al adherir al voto de la doctora Kogan en L. 80.099, "Torti" (sent. del 19-IX2007), he de mantener mi postura coincidente con la anterior doctrina legal de esta Corte, en el entendimiento de que la misma encierra la solución jurídica adecuada a la temática debatida en autos. Por lo demás -y para satisfacción de la recurrente- he de señalar que no obsta a la solución que propongo lo resuelto por la Corte Suprema de Justicia de la Nación en la causa "Gatarri c/ Cometarsa", sobre cuyos lineamientos se ha conformado la actual postura mayoritaria de esta Corte y se ha sustentado el agravio. Ello así, pues defiendo la fuerza vinculante de la jurisprudencia de la Corte Suprema sólo para aquellos supuestos en que se trate de causas recientes donde, además de los elementos relevantes similares de ambos casos, la conformación del alto Tribunal siga siendo la misma del momento en que se produjo el precedente, y en tanto no sean articulados argumentos novedosos (conf. mi voto en L. 77.386, "Onchalo", sent. del 6-VI-2005), circunstancias que no se verifican en este caso. d. Por las razones mencionadas, considero que la conclusión a que se arribó en la instancia de grado debe permanecer firme. 5. Por último, asiste razón a la quejosa en cuanto sostiene que corresponde revocar la declaración de inconstitucionalidad de los arts. 7 y 10 de la ley 23.928 (mod. por la ley 25.561) y 4 ap. 3° del decreto 71/2002 y la consecuente actualización de los importes de condena. a. Ello así, pues dicho aspecto del decisorio no se compadece con la doctrina legal que esta Suprema Corte ha elaborado en relación a la cuestión debatida. Corresponde, pues, reiterar en la especie los conceptos esgrimidos en los precedentes L. 85.591, "Fernández", sent. del 18-VII-2007 (en cuya oportunidad adherí al voto del doctor Negri, quien -a su vez, y en forma parcial- había hecho lo propio respecto del voto del doctor Hitters) y L. 85.710, "Aguirre", sent. del 26-IX-2007 (oportunidad en la que presté mi adhesión al sufragio del doctor Pettigiani). b. En su art. 4º, la ley 25.561 estableció la nueva redacción de los arts. 7 y 10 de la ley 23.928, determinando así -concerniente a la primera de dichas normas- que el deudor de una obligación de dar una suma determinada de pesos cumple su obligación dando el día de su vencimiento la cantidad nominalmente expresada. En ningún caso se admitirá actualización monetaria, indexación por precios, deudas, variación cualquiera fuere de su costos causa, o repotenciación haya o no mora de del deudor, con las salvedades previstas en la citada ley. El segundo de los artículos establece que se mantienen derogadas, con efecto a partir del 1º de abril de 1991, todas establecen las o normas legales autorizan la o reglamentarias indexación por que precios, actualización monetaria, variación de costos o cualquier otra forma de repotenciación de las deudas, impuestos, precios o tarifas de los bienes, obras o servicios. Dispone también que la derogación se aplicará aun a los efectos de las relaciones y situaciones jurídicas existentes, no pudiendo aplicarse ni esgrimirse ninguna cláusula legal, reglamentaria, contractual o convencional -inclusive convenios colectivos de trabajo- de fecha anterior, como causa de ajuste en las sumas de pesos que corresponda pagar. En suma, el art. 4º de la ley 25.561, con las modificaciones introducidas a dichos preceptos, no hizo más que ratificar la vigencia del principio nominalista -en un encuadre plasmado fisonómico en 1991 manifestaciones mecanismos Ricardo de L.; "La declarado mediante consiste "absoluto" la ley en la actualización emergencia 23.928, o "rígido"- una de prohibición monetaria económica (v. y los cuyas de los Lorenzetti, contratos", Rubinzal-Culzoni, Bs. As., 2002, pág. 160). c. Ratificando los principios rectores en la materia, esta Corte -en precedentes similares al de autosya había tenido la ocasión de afirmar que "la modificación introducida por la ley 25.561 a la ley 23.928 mantuvo la redacción del art. 7º de ésta, en el que sólo cambió el término 'australes' por 'pesos', estableciendo que el deudor de una obligación de dar una suma determinada de pesos cumple su obligación dando el día de su vencimiento la cantidad nominalmente expresada y que en ningún caso se admitirá actualización monetaria, indexación por precios, variación de costos o repotenciación de deudas, cualquiera fuere su causa y, además ratificó la derogación dispuesta por su artículo 10, con efecto a partir del 1º de abril de 1991, de todas establecen o las normas legales autoricen la o reglamentarias indexación por que precios, actualización monetaria, variación de costos o cualquier otra forma de repotenciación de las deudas, impuestos, precios o tarifas de los bienes, obras o servicios". Hubo público y así notorio de señalarse que se ha que "aun cuando producido una es de acentuada depreciación de nuestra moneda, entiende este Tribunal que el acogimiento de una pretensión indexatoria como la expuesta por el accionante, además de ser contraria a las normas referenciadas en el párrafo anterior -que justamente fueron dictadas envilecimiento del con signo la finalidad monetario- de no evitar haría más el que contribuir a ese proceso" (conf. causas Ac. 86.304, "Alba", sent. del 27-X-2004; B. 49.193 bis, "Fabiano", sent. int. del 2-X-2002), doctrina que con acierto denuncia violada la quejosa. d. Además, es oportuno recordar que el máximo Tribunal de la Nación, ya dentro del esquema económico vigente desde la sanción de la ley 25.561, ha ratificado ese entendimiento relativo a que la prohibición genérica de la "indexación" constituye una medida política económica cuyo acierto no compete a la Corte evaluar, afirmando a su vez la finalidad antiinflacionaria que la mencionada ley 25.561 y su anterior 23.928 se proponen alcanzar (causa C.1051.XL, "Chiara Díaz Carlos Alberto c. Estado provincial s. Acción de ejecución", sent. del 7 de marzo de 2006; v. considerandos 10° y 11° de los votos de los doctores Petracchi y Maqueda; 8° del voto de los doctores Zaffaroni y Lorenzetti; 15° del voto del doctor Fayt). e. Por lo hasta aquí expresado, corresponde revocar el pronunciamiento de grado en cuanto decretó la inconstitucionalidad de los arts. 4 de la ley 25.561, 7 y 10 de la ley 23.928 y 4 ap. 3° del decreto 71/2002 y dispuso la actualización de los importes de condena. IV. En virtud de lo expuesto, corresponde hacer lugar parcialmente revocar la al sentencia recurso extraordinario impugnada en cuanto deducido calculó y la indemnización por indemnizatorio, despido ordenó prescindiendo duplicar la del tope indemnización sustitutiva del preaviso por aplicación del art. 16 de la ley 25.561, declaró la inconstitucionalidad de los arts. 4 de la ley 25.561, 7 y 10 de la ley 23.928 y 4 ap. 3° del decreto 71/2002 y dispuso la actualización de los importes de condena, confirmándola en lo demás que resultó motivo de agravio. Los autos deben volver al tribunal de origen a fin de que determine el tope indemnizatorio aplicable y practique una nueva liquidación de conformidad a lo que aquí se ha resuelto. Costas a la recurrente por los agravios que se rechazan y a la actora por los que prosperan (arts. 68 y 289, C.P.C.C.). Con el alcance indicado, voto por la afirmativa. A la cuestión planteada, el señor Juez doctor Pettigiani dijo: I. Adhiero a lo manifestado por mi distinguido colega doctor de Lázzari en el punto III.1. de su voto. Asimismo lo hago respecto del ap. III.2., en tanto se condice con mi postura adoptada en la causa L. 79.366, "Bravo Elizondo" (sent. del 28-VI-2006). II. En lo que concierne a los agravios relativos a la indemnización establecida en el art. 16 de la ley 25.561, discrepo con mi colega doctor de Lázzari. a. Respecto al ámbito temporal de su aplicación, resulta indispensable adentrarnos a la cuestión ya debatida (y controvertida por las partes), referida al momento en que se extinguió el contrato de trabajo. Dada la importancia de la determinación de la fecha para señalar que dilucidar debe esta tenerse cuestión, en cuenta deviene lo necesario alegado por el apelado, no legitimado para recurrir porque la sentencia le fue favorable, por aplicación del instituto de la apelación adhesiva (conf. causa L. 86.972, "H., D.E.", sent. del 2XII-2009). Por argumentos oportunamente relación al tema tal de razón, la corresponde formulados fecha de por valorarse los el con extinción actor del vínculo laboral. En este contexto, considero que lo manifestado por la actora al respecto, tanto a fs. 13/15 vta. como a fs. 42, y teniendo en cuenta lo declarado por la Escribana María Luisa Agreste a fs. 563 vta. con relación al acta de fs. 9, me llevan al convencimiento de que la fecha de la extinción de la relación laboral debe ubicarse en el día 7 de enero de 2002 (conclusión a la que también arribó el tribunal a quo a fs. 567 vta./568 vta.). b. En la causa L. 86.489, "Hernandorena" (sent. del 29-II-2012), he adherido sustancialmente a lo manifestado por mi distinguido colega doctor Hitters, que debido a la pertinencia de ello en la presente cuestión, me permito transcribirlo a continuación. 1. La ley 25.561 se sancionó y promulgó el día 6 de enero de 2002, siendo publicada el 7 de enero. Salvo en relación a las previsiones contenidas en sus arts. 8 y 11 no fijó expresamente el momento a partir del cual comenzaba a regir, de manera que resultan de aplicación las previsiones consagrado en establecidas los Códigos por de el fondo. sistema general En sentido tal corresponde acudir entonces a las reglas dispuestas por los arts. 2 y 3 del Código Civil, en virtud de las cuales la norma no puede tener efecto retroactivo y comienza a regir a los 8 días de su publicación en el Boletín Oficial, fecha que sitúa indefectiblemente su vigencia a partir del 16-I-2002. Por su parte, el decreto 50/2002, para cuyo dictado el poder ejecutivo utilizó la vía del decreto de necesidad y urgencia previsto por el art. 99 inc. 3 de la Constitución nacional, fue publicado el día 9-I-2002 y estableció en su art. 1 como fecha de entrada en vigencia de la ley 25.561, el día 6 de enero de 2002. 2. Entonces, lo cierto es que por intermedio del dictado del decreto 50/2002 que retrajo la vigencia de la ley 25.561 al 6-I-2002, el despido del actor (7-I-2002) se hallaría abarcado en el ámbito temporal de aplicabilidad de sus previsiones. De allí que la vía para neutralizar los efectos del mismo sería la declaración de inconstitucionalidad de la norma, mas no la prescindencia del texto legal (C.S.J.N. Fallos 300:687; 301:958; 307:2153, entre otros). Tiene dicho esta Corte que por amplias que sean las facultades judiciales en orden a la aplicación e interpretación de las leyes, el principio de separación de los poderes es fundamental en el sistema republicano de gobierno adoptado por la Constitución nacional, en virtud del cual no es dable a los jueces inaplicar las expresas disposiciones de la ley, so color de su posible injusticia o desacierto (conf. causas L. 68.511, "Onufrovich", sent. del 17-IX1999; L. 45.582, 49.644, "Facin", "Sverljuga", sent. del sent. del 2-IV-1991) 22-II-1994; o L. prescindiendo directamente de las mismas. 3. En este orden de ideas anticipo que en mi parecer la aplicación que del decreto 50/2002 pretende la accionante es inconstitucional, aunque para así concluir no he de adentrarme en un análisis que se abarque desde su eventual desajuste al texto del art. 99 inc. 3 de la norma fundamental de la Nación. 4. excepción Se hecha hace de necesario su recordar presencia que si singular en bien -y algunas materias (v.gr. la penal)- el principio de irretroactividad de la ley carece de jerarquía constitucional, ello tiene, a la vez, un límite claro, configurado por la interdicción de todo menoscabo consolidadas al sustancial amparo de a un situaciones régimen subjetivas jurídico válido anterior (art. 17, Constitución nacional). De tal manera la retroactividad de la ley es posible, sólo cuando su aplicación no arrase los derechos definitivamente incorporados al patrimonio (C.S.J.N., Fallos 165:155; esta Corte, "Acuerdos y Sentencias", 1962III-611; B. 60.246, sent. del 9-V-2001, entre otras), situación que exclusivamente puede considerarse que existe, cuando bajo la vigencia de una ley se han cumplido todos los actos y condiciones sustanciales y los requisitos previstos por la norma para que el particular sea titular del derecho. En la especie, y conforme quedó señalado, el despido del actor se produjo con fecha 7-I-2002 y por tanto en dicha oportunidad quedó inexorablemente sellada, desde la perspectiva del deudor, la correspondiente obligación indemnizatoria nacida al amparo de un régimen legal por entonces vigente y bajo cuyas pautas quedaron incorporados en los respectivos patrimonios -de acreedor y deudor- sin que una norma posterior pueda alterar las consecuencias económicas resultantes del mismo. 5. Por las razones expuestas propongo declarar la inconstitucionalidad del decreto 50/2002 y su inaplicabilidad para el caso, y en consecuencia rechazar la pretendida indemnización del art. 16 de la Ley 25.561. III. También disiento como mi colega doctor de Lázzari, respecto a lo resuelto por el tribunal a quo sobre la suma percibida por el actor en concepto de "gratificación extraordinaria". Tal como ya lo he manifestado en la causa L. 78.064, "Meneses" (sent. del 22-XII-2004) y posteriormente en L. 81.341, "Conforti" (sent. del 24-V-2006); L. 85.019, "Portugal" (sent. del 1-II-2006); L. 80.502, "Elusich" (sent. del 24-VIII-2005); L. 77.386, "Onchalo" (sent. del 6-VII-2005) y L. 74.873, "Vazquez" (sent. del 16-II-2005), entre otras, razones de celeridad y economía procesal, me han llevado a considerar aplicable lo resuelto por la Corte Suprema de Justicia de la Nación, en el caso "Gatarri, Alfredo c. Construcciones Metálicas Argentinas S.A.I.C." (sent. del 23-VIII-1988, DT, XLIX-A-583), en tanto decidió la validez del pago al trabajador, de una gratificación vinculada al cese, compensable con cualquier reclamo indemnizatorio originario en la extinta relación laboral, incluidos los basados en la ley de accidentes de trabajo. Criterio, entonces, que entiendo aplicable en la especie. IV. Finalmente, comparto lo expuesto por el doctor de Lázzari respecto a la revocación de lo decidido por el tribunal del trabajo con relación a la declaración de inconstitucionalidad de los arts. 7 y 10 de la ley 23.928 (mod. por la ley 25.561) y 4 ap. 3º del dec. 71/2002, y en cuanto se dispuso la actualización de los importes de condena. V. Por todo lo manifestado, corresponde hacer lugar parcialmente al recurso extraordinario deducido, y revocar la sentencia en cuanto: calculó la indemnización por despido prescindiéndose del tope indemnizatorio, consideró procedente la indemnización del art. 16 de la ley 25.561, desestimó la compensación de la suma percibida por el actor en concepto de "gratificación extraordinaria" y, finalmente, declaró la inconstitucionalidad de los arts. 7 y 10 de la ley 23.928 (mod. por la ley 25.561) y 4 ap. 3º del dec. 71/2002, con la consiguiente actualización de los importes de condena. Asimismo, corresponde declarar la inconsti- tucionalidad del decreto 50/2002 y su inaplicabilidad para el caso; y, en indemnización del consecuencia, art. 16 de la rechazar ley la 25.561 pretendida (art. 289, C.P.C.C.). Así, los autos deberán volver al tribunal de origen a los fines de que se efectúe una nueva liquidación conforme a lo expuesto. Costas por su orden, atento la procedencia parcial del recurso (arts. 68 y 289, C.P.C.C.). Con el alcance indicado, voto por la afirmativa. A la cuestión planteada, el señor Juez doctor Soria dijo: I. 1. Aun cuando en dicha parcela la recurrente formula sendas consideraciones, lo cierto es que el primer agravio que porta el medio de impugnación pretende encontrar andamiaje -y de allí parte todo su desarrollo- en un cuestionamiento que resulta claramente extraño al carril recursivo elegido. Como bien se observa en el sufragio que inaugura este acuerdo, la crítica, propia del recurso extraordinario de nulidad, se estructura bajo la denuncia de omisión de tratamiento de una de las cuestiones esenciales alegadas al contestar la demanda (v. fs. 589 vta. y sigtes.), a juicio del interesado, aquélla que reside en la validez del convenio celebrado por las partes en el marco del despido dispuesto por el empleador. Tal déficit técnico, en mi criterio, resulta suficiente para desestimar este tramo del recurso (conf. doct. causas L. 87.548, "Alfonso", sent. de 11-V-2011; L. 99.436, "Gómez", sent. de 22-XII-2010; entre otras). 2. Sentado lo anterior, adhiero a lo expuesto por el colega doctor de Lázzari en el ap. III.2 de su voto, aclarando que respecto de lo señalado en el subpunto "c" en orden al tope indemnizatorio previsto en el art. 245 de la Ley de Contrato de Trabajo, lo hago, a tenor de los argumentos coincidentes que tuve oportunidad de plasmar al emitir mi opinión en el precedente L. 91.301, "Sobre" (sent. de 12-X-2011). 3. En lo referido a la indemnización contemplada en el art. 16 de la ley 25.561, comparto la línea argumental que contiene el sufragio que el colega doctor Pettigiani eleva a este acuerdo (ap. II), y con ello, la conclusión a la que arriba. Coincidiendo ministro en lo con tocante lo a la señalado fecha por del el citado despido del trabajador, suscribo también las razones que en el marco de un análisis centrado en los límites que el art. 17 de la Constitución nacional le impone a la retroactividad de las normas generales, expone aquél para acoger la declaración de inconstitucionalidad del decreto 50/2002 peticionada por la parte demandada. En cuanto al tópico vinculado con la entrada en vigencia de la ley de emergencia, me permito agregar que del modo en el que quedaron plasmados los votos de los ministros allí sufragantes, no advierto que lo resuelto por la Corte federal en los autos "Valente, Diego Edgardo c. Bank Boston N.A." (V. 218.XXXIX, sent. de 19-X-2004), citado en estas actuaciones, resulte de aplicación al caso. Ello, en tanto la solución a la que se arribó en dicho precedente, no fue derivación de un examen sobre el tema de fondo aquí discutido, sino, antes bien, encontró fundamento en la doctrina de la arbitrariedad, pues hubo de considerarse que la sentencia del tribunal inferior había omitido tratar una de las cuestiones debatidas. 4. Al igual que el colega doctor Pettigiani, entiendo que merece favorable recepción el reproche que gira en torno a la solicitud de compensación. La Corte Suprema de Justicia de la Nación en la conocida causa "Gatarri, Alfredo c/ Cometarsa Construcciones Metálicas Argentinas S.A.I.C." (sent. de 23VIII-1988; Revista Derecho del Trabajo, XLIX-A, pág. 585 y ss.), se ha trabajador pronunciado de compensable una con por la validez gratificación cualquier reclamo del vinculada pago al al cese indemnizatorio -aún basado en la ley de accidentes de trabajo- originado en la extinta relación laboral. Las directrices de dicho precedente, que he seguido -entre otras- en las causas L. 78.064, "Meneses" (sent. de 22-XII-2004) y L. 74.873, "Vázquez" (sent. de 16II-2005), a las que por razones de brevedad me remito, permiten acoger el planteo formulado en el recurso. 5. Debe revocarse también la declaración de inconstitucionalidad de los arts. 7 y 10 de la ley 23.928 (mod. por ley 25.561) y 4 ap. 3° del dec. 71/2002 y la actualización de los montos de condena efectuada por el tribunal de grado. En el punto, adhiero al desarrollo argumental desplegado por el colega doctor de Lázzari en el ap. III. 5 de su voto, adicionando en lo que resulte pertinente, las consideraciones que brindé al expedirme en la causa L. 85.591, "Fernández" (sent. de 18-VII-2007) al que por celeridad envío. II. En virtud de lo que antecede, corresponde acoger parcialmente el recurso deducido en los términos precisados por el colega doctor Pettigiani, debiéndose imponer las costas de esta instancia por su orden (arts. 68 y 289, C.P.C.C.). Con el alcance indicado, voto por la afirmativa. La señora Jueza doctora Kogan, por los mismos fundamentos del señor Juez doctor de Lázzari, votó también por la afirmativa. A la cuestión planteada, el señor Juez doctor Genoud dijo: 1. Adhiero a las consideraciones formuladas por el doctor de Lázzari en el punto III, aps. 1, 2, 3 "a" y "b" y 5, remitiendo, en lo pertinente y por razones de economía procesal, a los fundamentos que he esgrimido al votar las causas L. 88.427, "Lois" (sent. del 13-II-2008); L. 83.953, "Wallace" (sent. de 18-VII-2007) y L. 79.366, "Bravo Elizondo" (sent. del 28-VI-2006). 2. En cuanto al modo en que corresponde calcular el incremento previsto en el art. 16 de la ley 25.561, considero procedente el agravio que porta el recurso. Con acierto denuncia la interesada que la duplicación prevista en el art. 16 de la ley 25.561 debe estimarse únicamente considerando la indemnización del art. 245 de la Ley de Contrato de Trabajo. Esta Corte se ha pronunciado en el sentido indicado en la causa L. 98.973, "Pantuso" (sent. del 14VII-2010), por lo que habré de reproducir -en cuanto sea pertinente- los conceptos vertidos por el doctor Negri en esa oportunidad. El art. 16 de la ley 25.561 dispuso que quedaban "suspendidos" -inicialmente por el plazo de ciento ochenta días- los despidos prescribió que, dispuesto, los en sin caso causa de empleadores justificada. contravención deberían Asimismo, a lo allí a los abonar trabajadores perjudicados "el doble de la indemnización que les correspondiese, de conformidad a la legislación laboral vigente". Adviértase pues, que la disposición contenida en esta norma procura repeler el despido sin causa justificada, tornando más onerosa la indemnización, con la finalidad de disuadir así la conducta patronal. Y si bien la disposición contenida en la norma del art. 16 de la ley 25.561 resulta clara respecto a que sólo deben ser incluidas en la base de cálculo de los recargos los rubros indemnizatorios que tienen directa o inmediata vinculación con el despido arbitrario, la sanción de la ley 25.572 vino a despejar cualquier interrogante sobre el tópico, atento "Prorrógase la justificada dispuesta 25.561 y sus desocupación que en de los suspensión por el por el art. 4 despidos artículo modificatorias, elaborada su hasta 16 que Instituto dispuso: sin de la la causa Ley N° tasa de Nacional de Estadística y Censo (INDEC) resulte inferior al DIEZ POR CIENTO (10%). En caso de producirse despidos en contravención a dicha suspensión, los empleadores deberán abonar a los trabajadores afectados el porcentaje adicional que fije el Poder Ejecutivo nacional, por sobre la indemnización que les corresponda conforme a lo establecido en el artículo 245 de la Ley de Contrato de Trabajo N° 20.744 (t.o. 1976) y sus modificatorias" (el destacado me pertenece). Conforme lo expuesto, debe revocarse la decisión de origen en cuanto dispuso incluir la indemnización del art. 232 de la Ley de Contrato de Trabajo en el cálculo del resarcimiento pretendido, que deberá ser estimado con el alcance aquí expresado. 3. En otro orden, discrepo con la solución que propone el orientado distinguido a colega descalificar el respecto rechazo del del agravio pedido de compensación del crédito formulado por la demandada en su responde. En mi opinión, la gratificación percibida por el trabajador debe computarse como "pago a cuenta" de cualquier suma que en concepto de indemnización pudiera corresponderle. La Corte Suprema de Justicia de la Nación se ha pronunciado por la validez del pago al trabajador de una gratificación vinculada al cese, compensable con cualquier reclamo indemnizatorio originado en la extinta relación laboral, incluido los basados en la Ley de Accidentes del Trabajo. La existencia de tales acuerdos no viola el principio de irrenunciabilidad (art. 12, L.C.T.), aún en el supuesto de "Gatarri, Alfredo Argentinas carecer c/ S.A.I.C.", de homologación Cometarsa judicial Construcciones sent. del (conf. Metálicas 23-VIII-1988; en Legislación del Trabajo, t. XXXVII, pág. 772). Conforme lo expuesto, y demás argumentos concordantes que expuse al sufragar las causas L. 83.629, "Rodríguez" (sent. del 16-IX-2009) y L. 79.719, "Pascolino" (sent. del 11-IV-2007), de aplicación al caso y que doy por reproducidos, entiendo que corresponde admitir este aspecto de la queja. Costas de esta instancia en el orden causado (arts. 68 y 289 del C.P.C.C.). Con el alcance indicado, voto por la afirmativa. A la cuestión planteada, el señor Juez doctor Negri dijo: I. El recurso admite una procedencia parcial. II.1. Adhiero a las consideraciones formuladas por el Juez que abre el acuerdo en el punto III, ap. 1. Con relación al agravio relativo al tope previsto en el art. 245 de la Ley de Contrato de Trabajo considero, tal como lo hice al votar la causa L. 91.301, "Sobre", sent. del 12-X-2011, que toda vez que el a quo no definió, a los fines de cuantificar la indemnización por despido, el tope convencional aplicable en la especie, la sentencia debe ser revocada. En devueltos esas al condiciones, tribunal de los origen autos para que, deben ser nuevamente integrado, determine el tope en cuestión, sin perjuicio del control de constitucionalidad que a su respecto pudiera corresponder, y calcule el importe de la indemnización por antigüedad. 2. En lo que se refiere al agravio vinculado al ámbito temporal de aplicación del art. 16 de la ley 25.561, considero, por los fundamentos expresados al votar las causas L. 86.489, "Hernandorena" (sent. del 29-II-2012) y L. 87.217, "Chua" (sent. del 6-VI-2012), a los que, en honor a la brevedad me remito, que el recurso debe prosperar, correspondiendo declarar la inconstitucionalidad del decreto 50/2002. 3. Toda vez que la solución propuesta para el agravio tratado en el apartado anterior ubica al despido del actor fuera del ámbito temporal de vigencia del art. 16 de la ley 25.561, la sentencia de grado debe ser revocada en cuanto dispuso el incremento indemnizatorio previsto en esa norma respecto de la reparación que regula el art. 245 de la Ley de Contrato de Trabajo y deviene innecesario abordar la impugnación relativa al alcance de aquel incremento. 4. En otro orden, coincido con la solución propuesta por el doctor de Lázzari para el agravio relativo al rechazo del pedido de compensar el importe abonado por la accionada en concepto de gratificación con los créditos judicialmente reconocidos en la sentencia, por los fundamentos expuestos en el punto III, ap. 4. de su voto. 5. Finalmente, asiste razón a la recurrente en el agravio planteado respecto de la declaración de inconstitucionalidad de los arts. 7 y 10 de la ley 23.928 (modif. por ley 25.561) y 4 ap. 3° del dec. 71/2002 y la consecuente actualización de los importes de condena. Ello así, toda vez que el tema de debate ha sido resuelto en casos sustancialmente análogos a la especie (L. 92.297, "Marino", "Ferreyra", sent. sent. del del 23-III-2010; 4-VI-2008; L. 85.591, L. 89.957, "Fernández", sent. del 18-VII-2007, entre muchas otras), resultando ello razón suficiente a los fines de resolver la presente (art. 31 bis, ley 5827). III. En razón de todo lo manifestado, en mi opinión, el recurso interpuesto debe prosperar con el alcance expuesto, esto es, la sentencia debe ser revocada: a) en cuanto fijó la indemnización prevista en el art. 245 de la Ley de Contrato de Trabajo sin la previa definición del tope convencional aplicable (más allá del análisis constitucional que oportunamente pudiera corresponder); b) aplicó el incremento indemnizatorio previsto en el art. 16 de la ley 25.561; y c) ordenó actualizar los importes de condena. Costas a la recurrente por los agravios que se rechazan y a la actora por los que prosperan (arts. 68 y 289, C.P.C.C.). Con el alcance indicado, voto por la afirmativa. El señor Juez doctor Hitters, por los mismos fundamentos del señor Juez doctor Soria, votó también por la afirmativa. Con siguiente lo que terminó el acuerdo, dictándose la S E N T E N C I A Por lo expuesto en el acuerdo que antecede, se hace lugar parcialmente al recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley traído y -por mayoría- se declara la inconstitucionalidad del decreto 50/2002, y se revoca la sentencia impugnada en cuanto calculó la indemnización por despido prescindiendo del tope indemnizatorio, consideró procedente la indemnización del art. 16 de la ley 25.561, desestimó la compensación de la suma percibida por el actor en concepto de "gratificación extraordinaria" y declaró la inconstitucionalidad de los arts. 7 y 10 de la ley 23.928 (mod. por la ley 25.561) y 4 del decreto 71/2002, con la consiguiente actualización de los importes de condena. Vuelvan los autos al tribunal de origen para que dicte un nuevo pronunciamiento de conformidad con lo que aquí se establece. Costas de esta instancia por su orden en atención al modo en que se resuelve la impugnación (arts. 68 y 289, C.P.C.C.). Regístrese y notifíquese. EDUARDO NESTOR DE LAZZARI HECTOR NEGRI JUAN CARLOS HITTERS HILDA KOGAN DANIEL FERNANDO SORIA LUIS ESTEBAN GENOUD EDUARDO JULIO PETTIGIANI GUILLERMO LUIS COMADIRA Secretario AC