EXTERNO Índice AI: AFR 47/12/97/s ----------------------------------Amnistía Internacional International Secretariat 1 Easton Street Londres WC1X 8DJ Reino Unido Motivos por los que deben conmutarse las sentencias de muerte impuestas a los declarados culpables de genocidio en Ruanda • Amnistía Internacional sostiene que, como fundamento primordial de los derechos humanos, ningún Estado tiene derecho a disponer de la vida de ningún preso, sea por el motivo que sea e independientemente de lo atroz que pueda haber sido el delito del que haya sido declarado culpable. Amnistía Internacional no afirma que no deba castigarse a los presos convictos. Por el contrario, la organización no se cansa jamás de insistir en que se ponga a disposición de la Justicia a quienes cometen violaciones graves de los derechos humanos. Y ello debe hacerse, no sólo porque la impunidad de los que perpetran esas violaciones socava el Estado de Derecho, sino porque, además, si no se los castiga seguirán libres y dispuestos a seguir cometiéndolas. Sin embargo, la pena de muerte debe excluirse como castigo en todos los casos. Hay otros castigos igualmente oportunos y proporcionados con la gravedad de los delitos cometidos que no violan el derecho a la vida ni el derecho a no ser sometido a castigo cruel, inhumano y degradante. • Con la pena de muerte no se hace justicia. La experiencia acumulada sobre esta cuestión en todo el mundo demuestra que las ejecuciones ejercen un efecto embrutecedor sobre las sociedades de los aíses en que se aplica la pena de muerte. La ejecución de un preso es una forma de violencia oficial. La retribución violenta por los delitos cometidos no es sino un modo de venganza con pretensiones de Justicia. Los gobiernos y los pueblos que luchan por acabar con los abusos de derechos humanos deben crecerse por encima de los sentimientos de venganza y fomentar y proteger esos derechos, y especialmente el derecho a la vida. La exclusión de la pena capital sería una forma coherente de actuación respecto del deseo del pueblo ruandés de lograr el cese de la muerte y la violencia en su país. • Buena parte de los juicios que se han celebrado en Ruanda contra los que han sido acusados de genocidio se han caracterizado por las graves irregularidades cometidas. Ejemplo de ello es que a algunos acusados no se les ha permitido disponer de abogado defensor. Amnistía Internacional está convencida de que la mayor parte de los que hasta la fecha han sido declarados culpables de genocidio y sentenciados a morir fueron sometidos a juicios que adolecieron de las debidas garantías procesales, lo cual conculca las normas internacionales para la celebración de juicios justos. • La actual ley de genocidio1 no permite discrecionalidad alguna a los tribunales y hace de la pena de muerte el castigo preceptivo para todos los acusados incluidos en la denominada “categoría uno”. Consecuentemente, las circunstancias atenuantes no tienen valor alguno a la hora de dictarse sentencia contra esos inculpados. Uno de los argumentos más sólidos contra la pena de muerte es que se trata de un castigo irrevocable. Cuando se ejecuta a una persona, las equivocaciones no tienen ya remedio. 1 Ley Orgánica sobre la organización de los enjuiciamientos por delitos que constituyen crímenes de genocidio y contra la humanidad desde el 1 de octubre de 1990, Núm. 8/96, del 30 de agosto de 1996.