Discurso de ingreso de D. Luis Torremocha Durán en la Real

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ZOZOBRAS EN LA ERA DE LA INFORMACIÓN.
Para empezar ruego se me permita una evocación
Las cinco de la madrugada. Junio de 1956. En la calle, la brisa y un silencio
sobrecogedor. Envalentonado, sobreponiéndome al miedo, bajo la calle Real y mientras
golpeo con la aldaba la puerta de la “posá” un siseo súbito, agudo y continuado, me
sobresalta. La zumaya de la iglesia, “de ojos encendidos,” que diría D. José Antonio
Muñoz Rojas, se ha alarmado y me ha producido un enorme repullo. Tenia que avisar a
Manolo, el de Antequera, el de las pieles, que con su jaca nos iba a guiar a lomos de una
mula, a mi madre y a mí, hasta Antequera. Era para mi primer examen, del Preparatorio,
para pasar a primero de latines en el Seminario, donde “las malas lenguas” dicen que
hice mi master de pícaro, pero también de bondad y mansedumbre.
Con el corazón en un puño subí la calle jadeante y sin dejar de mirar para atrás.
La ida, con la marcha acompasada, de suaves vaivenes, los animados comentarios y
canturreos de Manolo, las tonalidades cambiantes del amanecer en el encinar, el tintineo
de los rebaños en la sierra y el avistamiento de la espléndida vega fue muy agradable.
Y más tarde la alegría de un sobresaliente.
El regreso de Antequera, sin conocer el camino, sin guía y cayéndonos la noche en las
Pedrizas, fue mas azaroso. Vacilaciones sobre las veredas. Sombras que aparecían y
desaprecian; ruidos de la noche inidentificables; desde la maleza alboroto de algún
animal asustado; graznidos en el cielo; una silueta que nos adelanta y que nos espeta un
brusco: “Sres. buenas noches,” etc., etc.
Mutuamente nos tranquilizábamos:
- Ya se ven allí las lucecitas de El Lugar, hijo
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-Sí las veo, Mamá
Por eso este acto está lleno de tantas vibraciones en lo más hondo de mi ser…y en
este marco de la iglesia de tantas horas de meditación ¡!!. Este acto, digo, despierta un
aluvión de vivencias personales, empezando por este viaje de arrieros inexpertos que
fue metáfora y metonimia a la vez, un momento premonitorio de lo que después ha sido
gran parte de mi vida: Bienestar… fruición… zozobra.
Gracias Rvdo. Cura Párroco; Gracias Excmo. Sr. Presidente de la Real Academia de las
Nobles Artes de Antequera D. Bartolomé Ruiz González; gracias Ilmos Sres. de la
misma; gracias Ilmo. Sr. Alcalde
y gracias a vosotras Sandra y Eva por vuestra
permanente sonrisa, a pesar de la dura experiencia que estamos viviendo; a mis
hermanos y familia; gracias amigas y amigos de El Lugar y de Málaga y a todos que
con vuestra presencia mostráis una gran amistad y ennoblecéis este acto.
Gracias muy especialmente al Ilmo. Sr. D. Juan Benítez Sánchez, amigo y compañero
del alma, que con su laudatio ha zarandeado, dulcemente, tantas vivencias de
preadolescencia y adolescencia. Cuánto hubiera disfrutado nuestro maestro de latín, D.
Juan Ortega, al contemplar un alumno aventajado de sus enseñanzas, que tan bien
plasma la raíz común latina de amistad y amor en esta laudatio. A veces la amistad
parece río más caudaloso que el propio amor.
Hace un tiempo un amigo del pueblo me decía, a eso de las nueve de la mañana:
- Chiquillo, vengo asombrao.
Mi hijo me ha dicho:
- Papá voy a Madrid y vengo pa comer.
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Y yo le he dicho:
-Pero, hombre de Dios, ¡si parece que vas al Cortijuelo! (Una finca colindante con el
mismo pueblo).
Hoy, cualquiera de nuestros niños puede recibir, tan solo en un día, la misma cantidad
de mensajes, los mismos bits de información, que su abuelo en toda su vida. Y ello
nos hace comprensible que el abuelo, en su declinar cognitivo, llame a su nieta
Tamara, Tarama.
El psicólogo Kennet Gergen dice: “hace pocos años en nuestro medio las relaciones
interpersonales se fraguaban en la comunidad inmediata... las influencias que
llegaban, a lo sumo, generaban cambios lentos. Hoy por los avances vertiginosos de
las tecnologías de la información, la vida contemporánea es un mar turbulento de
relaciones sociales. Una cara, que antes, podía conservarse con precisión el lugar, la
hora, etc.…en que fue vista; ya no es posible. Oleadas de rostros aparecen por
doquier, por la calle, por TV, en las reuniones, en los medios de transporte, etc...La
frecuencia potencial de los contactos humanos se ha centuplicado varias veces.
Seis millones de internautas viven permanentemente conectados a la Red en España.
Hay tantos móviles como habitantes tiene el planeta. Eso sí, desigualmente repartidos.
A mediados del siglo pasado había unas cuantas radios en Casabermeja. Hoy es rara
la casa que no tenga TDT o su antena parabólica.
Hace un siglo no había más de 100 automóviles en todo el planeta... Hoy en este
pueblo ya no hay sitio donde aparcar. Y pronto, tal vez, cuando se desvanezca la crisis,
ocurra que la nueva cuesta del Romeral se atasque, como cuentan de aquel antequerano
que con su seilla, algo cascado, venía a Málaga, por la antigua, y al llegar contaba,
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sorprendido, que había un embotellamiento que alcanzaba toda la cuesta y remataba la
faena diciendo:
-Menos mal que yo venía el primero.
Ahora, el tren de alta velocidad permite anécdotas como esta: Envían de Barcelona un
enfermo mental malagueño, que le gustaba vivir allí, Mientras se hacen los trámites de
ingreso en el hospital de Málaga se escapa y, antes que acabara la guardia de 24h, el
mismo compañero del hospital de Barcelona telefonea:
-
Pero, por favor, ¡¡¡ que está aquí otra vez!!
En un avión o dos, se puede salir de Málaga por la mañana y amanecer, en el amanecer
de allí, en Bangkok.
En un microchip puede guardarse una biblioteca de varios cientos de volúmenes.
Lo cierto es que con las últimas innovaciones tecnológicas uno ya no puede sino
echarse a temblar: un fluir de personas, ideas, manipulaciones. Por ejemplo, la estación
de metro Sol en Madrid ahora es VODAFONE SOL. (La penetrancia mercantil no tiene
fronteras.).
Todo fluye vertiginosamente. Valgan todos estos ejemplos para recordarnos que
vivimos un perpetuum mobile sobrecogedor, embriagante, esperanzador y, a la vez, un
cielo con cirros amenazantes.
Y qué decir de las redes sociales. Han desmantelado el cobertor de la intimidad y hoy
Apple, Google, Facebook, Twitter, wikileak, etc. Si se aplican al espionaje pueden
acarrear el hundimiento de la reputación- bienvenido sea en no pocos casos- de
cualquiera en el mundo en cuestión de segundos.
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Respecto a esto, circula un gag por correo electrónico, con ese humor donde se cobija la
esperanza, en donde se ve un niño sentado junto a Obama, comiendo en un restaurante y
el niño le dice:
-
Mi padre dice que nos espías a todos.
-
Obama, lo mira fijamente, y le responde:
-
Niño, ese no es tu padre.
Ya no es necesario un Diablo Cojuelo que vaya levantando tejados para penetrar en
los secretos más íntimos. Los paparazzi modernos pueden escudriñar nuestra intimidad
sin pudor. Ya todos podemos ser de vidrio, pero muchísimo más torpes, tal vez, que el
Licenciado Vidrieras de Cervantes
En definitiva todas estas experiencias han ido fragmentando las identidades. Nuestros
yoes están saturados. Es poco sostenible hoy las referencias a ese asidero conceptual,
básico, fundamental, eje sobre el que giraba cualquier concepto, el Yo, que ha quedado
así escindido en cambiantes yoes situacionales, que ha sido bautizado con el término
Multifrenia, muchas mentes sucesivas que se suceden a tropel. Y Para algunos
entendidos este es el origen de las “excesivas epidemias sociales”: las depresiones,
drogadicciones, trastornos de la alimentación, de la personalidad, suicidios, etc.
Dice Noam Chomsky, julio 2013, referido a Internet.
"Yo creo que probablemente sea
un paso hacia atrás, porque está separando a la gente, construyendo relaciones
superficiales".
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Y es que, un enorme fantasma globalizado “La banalización del mal“, que diría
Hannach Arendt, nos tiene invadidos. Y está muy bien representado en el grado tan
profundo y universal del discurso consumista. Consumir, consumir, sin reflexión, sin
parar mientes en las consecuencias para la salud nuestra y de las generaciones
venideras.” Las personas necesitan cuatro veces mas espacio hoy que antes- explica
Suzuki- por lo mucho que compran”.
Aprovechar, sagazmente, las ansiedades existenciales de las gentes con falsos
espejismos, que, cual uroboros, tenaz y ciego, se lesiona a sí mismo y a descendientes,
parece ser el mantra de buena parte de las élites industriales
Afirmaba Einstein “Tengo miedo del día en que la tecnología vaya a sobrepasar l a
interacción humana.- El mundo será una generación de idiotas”.
Con
tanto
consumir,
estamos
sobreexplotando
nuestra
madre
Gea,
inmisericordemente. A merced y al dictado de la “Áurea Mediocritas” de cuello blanco
y bolsillos llenos, muy adiestrada, que directamente nos conduce con sus obsoletizables
iphones, monitores de plasma y conexiones de alta velocidad. Q. R., etc., etc.
¿Estamos, pues, asistiendo al hundimiento del Titanic de los valores secularmente
establecidos?, ¿estamos aniquilándolos?
A mi modesto entender, para nada. Claro que el mal uso de las tecnologías tiene
altísimos riesgos, por ejemplo: el denominado
fetichismo cibernético que
puede
considerarse la culminación de una amplia tendencia de todo signo teórico y político a
pensar las relaciones de producción en términos exclusivamente tecnolaborales, (Cesar
Rendules, julio, 2013). Así como estafas, crackers, hackers, pornografía infantil
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ciberbullying, secuestros virtuales, Spyware, malware, y muchos
otros oscuros
trabalenguas. Éstos son los cirros amenazantes...
Las ventajas, empero, no se quedan atrás.
Como se ha dicho en numerosas ocasiones, «Las tecnologías de la información y la
comunicación no son ninguna panacea ni fórmula mágica, pero pueden mejorar la vida
de todos los habitantes del planeta.”
He aquí algunos ejemplos:
Se pueden simultanear tres trasplantes de riñón en tres hospitales para vencer las
histoincompatibilidades.
Se acabaron los agobios de los estudiantes de medicina para ver una intervención del
maestro. Se puede retrasmitir la intervención con las tecnologías modernas hasta los
más recónditos lugares.
Unos padres se pueden comunicar y verse diariamente con su hijo a miles de Kms.
La transculturalidad como consecuencia, el crisol transcultural -a pesar de los
incidentes racistas de acá o allá- es imparable, con su enorme riqueza de
interpenetración de valores. La globalización, a pesar también de que esté en manos de
un consumismo desaforado, nos transporta cada vez más a “la sociedad de riesgo total.”
No obstante “Ya se perciben sombras de inminentes grietas en su muro”,- decía el
llorado José Luis Sampedro.
La globalización, digo, aporta una interrelación que hace que las gentes de hoy tengan
amigos en cualquier parte del mundo. Claro, también, generando apegos, aislamiento,
el “Hikikomori japonés adherencias sentimentales totalmente en el aire, pero el balance
es positivo
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Pensemos en la primavera árabe. Manifestaciones que una y otra vez son aplastadas y
cual ave fénix renacen vigorosas. Porque estamos en otro mundo, estamos necesitados
de otro paradigma, una nueva cosmovisión para un mundo muy diferente, que con
dificultades eso sí, estamos construyendo.
.
Necesitamos una nueva cosmovisión, para una remodelación de la globalización,
como decía antes, una nueva weltanschauung para no enloquecer y poder frenar un
capitalismo desenfrenado y adentrarnos en una mundialización INTEGRADORA.
Necesitamos otros referentes intelectuales a que asirnos, “porque otro mundo es
posible,” como se coreaba en Seattle
He aquí algunos:
La mirada cosmopolitita en política, la de no “solo sino también”, versus “o esto o
aquello”; la del principio de la mezcolanza, es decir, la transnacionalidad, que culturas y
tradiciones locales, nacionales, étnicas y religiosas se interpenetren, ensamblen, y
entremezclen. “El cosmopolitismo sin provincialismo está vacío, el provincialismo sin
cosmopolitismo está ciego”, dice el sociólogo Ulrich Beck.
Me refiero a que se necesita una mirada cosmopolitita que de sentido a este
maremágnum, que con la cadencia de los rayos de sol del 22 de septiembre, equinoccio
de otoño, vayan iluminando las conciencias como el sol el pasillo y la cámara cúbica
de la cueva de Viera y se instale esta nueva forma de cooperación cognoscitiva que
permita que los movimientos sociales responsables, gentes de todos los niveles sociales,
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hombres y mujeres de buena voluntad accedan y hagan uso de las nuevas tecnologías
para el bien global. Para el apoderamiento y encausamiento de las emergencias de un
sistema no lineal, vivo, que aspire a reemplazar el becerro de oro y el lucro por encima
de todo.
Y todo esto siguiendo los principios de la eco alfabetización, que ojalá se convierta en
un nuevo valor, que reivindique el aprendizaje de la sostenibilidad que la Naturaleza
viene utilizando desde hace millones de años. Une ecoalfabetización que nos enseñe a
pensar “No solo qué extraemos de la Naturaleza, sino qué aprendemos de ella,” y cuyo
abecedario básico, con el que construir el futuro, según
Fritjob Capra serían los
siguientes conceptos:
Redes: En todos los niveles de la naturaleza encontramos sistemas vivos dentro de
otros sistemas: redes dentro de redes. Sus límites no son contornos de separación, sino
de identidad. Todos los sistemas vivos se comunican y comparten recursos a través de
sus perímetros.
Ciclos: Para mantener su vida los sistemas vivos necesitan alimentarse de los flujos
continuos de materia y energía procedentes de su medio, y todos ellos producen
residuos. Sin embargo, ningún ecosistema genera residuos netos, puesto que el residuo
de una especie es siempre el alimento de otra. En consecuencia, la materia circula
constantemente a través de la trama de la vida.
Energía solar: La energía del Sol, transformada en energía química por la fotosíntesis
de las plantas verdes, constituye la fuerza que impulsa los ciclos ecológicos.
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Asociación: En todo ecosistema los intercambios de energía y recursos están
sustentados por una cooperación omnipresente. La vida no se extendió sobre el planeta
por medio de la lucha, sino de la cooperación, la asociación y el funcionamiento en red.
Diversidad: Los ecosistemas alcanzan estabilidad y resistencia gracias a la riqueza y la
complejidad de sus redes. Cuanto más grande sea su biodiversidad, mayor será su
resistencia.
Equilibrio dinámico: Todo ecosistema es una red flexible en fluctuación perpetua. Su
flexibilidad es consecuencia de múltiples bucles de retroalimentación que mantienen al
sistema en un estado de equilibrio dinámico. Ninguna variable es maximizada en
exclusiva, sino que todas fluctúan en torno a sus valores óptimos.
En estos propósitos está una buena parte del mundo intelectual y científico y no pocos
de los movimientos y redes sociales. Pensemos en la Coalición Seattle, por ejemplo,
que iniciaron el proceso de crítica al componente neoliberal de la globalización.
En ellos está el alivio frente a una sociedad de riesgo total. En ellos están las ondas
disipativas para la esperanza. Esa esperanza que tímidamente insinué al principio, pero
en la que quiero redundar ahora, porque este es el mensaje que querría transmitir. El de
la esperanza.
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Y son muchas las voces autorizadas que se pueden oír reclamando ese nuevo
paradigma. Todas ellas debaten en mi mesita de noche.
Para énfasis y esperando que nos contagien con sus ideas, he aquí una pequeña
muestra:
Edgar Morin, sociólogo: epistemologo y filosóficamente comprometido con los desafíos
del mundo actual dice:
« A mi entender, es necesario mantener la mundialización en el sentido en que ella
establece la solidaridad de los pueblos, a la par que se preserva, también, lo local y lo
regional contra la influencia de las multinacionales.”
Humberto Maturana, biólogo, epistemólogo, creador de la teoría de Santiago de la
cognición dice a su vez:
“Sin aceptar al otro como un legítimo otro en la convivencia, no hay fenómeno social.”
Frijol Capra, doctor en física teórica de Berkeley: “Todos formamos parte de la
humanidad, del mismo Hogar, La Tierra. Deberíamos comportarnos igual que los
demás miembros de ese hogar – plantas, animales y microorganismos – que
conforman la vasta red de relaciones que denominamos trama de la vida. La
característica mas sobresaliente del hogar Tierra consiste en su capacidad innata
para sostener la vida”…
La misma que hoy nos pide a gritos en una enorme pantalla global, ubicuamente: No
me explotéis más.
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También está la cruzada valiente que ha iniciado Su Santidad el papa Francisco contra
la “globalización de la indiferencia.”
O “La otra sentimentalidad,” la que reivindica la reflexión moral, la necesidad de cuidar
y ser cuidado, la de ponerse en el lugar del otro, la que parte del ámbito personal para
crear espacios colectivos de responsabilidad para el cambio, la que busca la poesía en la
ciencia y la tecnología, como vienen defendiendo poetas como Luis García Montero.
Y finalmente, como diría Vaclav Havel:
“La esperanza que me invade a menudo (…) para mí es, más que nada, un estado de
la mente; no la veo como un estado del mundo. O tenemos la esperanza dentro de
nosotros, o carecemos de ella. Es una dimensión del alma, y no depende, en esencia,
de ninguna observación concreta del mundo ni de ninguna estimación objetiva de la
situación. (…). La esperanza no es la convicción de que algo va a salir bien, sino de
que tiene sentido, sea cual fuere el resultado final.”
Y todo, en este momento especialmente, porque, como resume Pablo Alarcón, amigo y
analista de calle: “Cabemos a poco, porque hemos cabido a mucho. Ojala la salida
de la crisis, como me temo, no sea más de lo mismo.”
Para acabar quisiera evocar al poeta D. Antonio Machado que muchos años después
vino a reconciliarme con la zumaya, vino a calmar el enorme susto de aquella
madrugada de la posada:
…
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Por un ventanal,
Entró la lechuza
En la catedral.
San Cristobalón
La quiso espantar,
Al ver que bebía
Del velón de aceite
De Santa María.
La Virgen habló:
Déjala que beba,
San Cristobalón.
IV
Sobre el olivar,
Se vio la lechuza
Volar y volar.
A Santa María
Un ramito verde
Volando traía. “
…
Un ramito verde
De Verde Esperanza.
Muchas gracias.
Malaga, 21 de octubre 2013
Luis Torremocha Duran.
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