Incumplimientos y distorsiones | Contexto Latinoamericano

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Tipo de documento: Fragmento de libro
Autor: Schafik Hándal
Título del libro: Una guerra para construir la paz
Editorial: Ocean Sur
Lugar de publicación: Colombia
Año de publicación: 2006
Páginas: 127-131
Temas: El Salvador, Fuerzas políticas, Integración y concertación
Incumplimientos y distorsiones
Anexo I
El Salvador en el VIII Aniversario de la firma de los Acuerdos de Paz
San Salvador
16 de enero, 2000
(continuación)
Incumplimientos y distorsiones
Tres períodos de gobiernos areneros nos acercaron al quiebre de la transición democrática
Durante los últimos ocho años, tanto la comunidad internacional como nosotros en tanto que parte firmante, hemos realizado monitoreos
permanentes y evaluaciones periódicas de la implementación de los acuerdos. De cada evaluación resultaron recomendaciones valiosas, las últimas
datando de julio de 1997 por parte del Secretario General de las Naciones Unidas.
El respeto absoluto de éstas y su implementación serían condición imprescindible para garantizar que el proceso de paz en El Salvador siguiera
vigente e irreversible y para que mantuviera su carácter ejemplar que en el momento de su firma, en 1992, tuvo tanto para la comunidad internacional
como para nuestro país.
Lamentablemente, el balance de hoy, ocho años después, nos arroja que por falta de voluntad política de parte de los diferentes gobiernos de Arena
y de sus aliados políticos en la Asamblea Legislativa.
Una serie de aspectos quedaron incumplidos y la mayoría de las recomendaciones de la comunidad internacional fueron ignoradas; se han producido
distorsiones del carácter original de los acuerdos a tal grado que apuntan a una ruptura de la transición democrática.
Peligro de ruptura de la transición democrática
En ocho años la situación social y económica se ha agudizado desfavorablemente para la mayoría de los salvadoreños: casi la mitad de la población
vive en situación de pobreza y de exclusión. A la vez que se ha producido una mayor concentración de la riqueza y ha sido fomentado un modelo de
consumo en vez de favorecer la productividad. Éste es el resultado de una política económica neoliberal impulsada por el gobierno salvadoreño y
organismos financieros internacionales. Política que va en contra de la lógica de los Acuerdos de Paz, plasmada en una plataforma económica, y que
dice: “la reunificación de la sociedad salvadoreña en democracia tiene como uno de sus requisitos el desarrollo económico y social sostenido… un
creciente grado de cohesión social son elementos indispensables para acceder al desarrollo”.
La concepción democrática que ARENA impulsa actualmente sólo está en función de consolidar este modelo neoliberal. El Estado de derecho sólo
es efectivo si garantiza las reglas del juego favorables a este modelo.
Las graves distorsiones que se han producido a lo largo de ocho años en las reformas pactadas por los acuerdos presagian una ruptura de la
transición democrática. Va tomando cuerpo un nuevo tipo de autoritarismo de carácter civil. Sus rasgos principales pueden percibirse en el hecho de
trasladar, por ejemplo, el poder real al poder económico hegemónico; en presentar en lo político una fachada democrática así como en las repetidas
campañas publicitarias organizadas y financiadas por el organismo de inteligencia del Estado (dependencia directa de la Presidencia) intentando
deslegitimar las luchas y protestas populares; o reorientando la fuerza policial hacia acciones represivas.
El modelo de Seguridad Pública
Quedaron irrespetados e incumplidos los acuerdos y recomendaciones siguientes, sin el aval de las Naciones Unidas y del FMLN, por decisión
unilateral de los presidentes Cristiani y Calderón Sol:
El informe de 1994 por parte de la Misión de Naciones Unidas señaló graves irregularidades en la Academia Nacional de Seguridad Pública en
cuanto al cuerpo docente, planes de estudio, reclutamiento y selección, régimen disciplinario y el consejo académico. A la PNC le fue criticada la
incorporación y el traslado de las antiguas unidades especiales sin investigación previa (Unidad antinarcóticos, Investigación de hechos delictivos,
División antinarcóticos e Investigación criminal) y la preferencia desproporcionada de agentes y mandos provenientes de la antigua Policía Nacional
en la asignación de cargos, entre otros.
La mayoría de las recomendaciones del informe hasta hoy no han sido tomadas en cuenta, particularmente las correspondientes a la incorporación
de antiguos agentes y mandos de la antigua Policía Nacional. A partir de las recomendaciones del informe de ONUSAL de septiembre de 1995 fue
creado el Consejo de Seguridad Pública con el mandato de supervisar la corrección de las irregularidades y diseñar una estrategia a mediano y largo
plazos para asegurar la coherencia de todo el sistema de la seguridad pública. Quedó además señalada la existencia de “varios grupos o unidades”
al margen de la estructura prevista por la ley orgánica y fue recomendada su disolución.
Hasta hoy el Consejo de Seguridad Pública no ha verificado la corrección de las irregularidades, además de en general no haber llenado las
expectativas para lo que fue creado.
En septiembre de 1996 MINUSAL reiteró la preocupación sobre los grupos que seguían operando al margen de la institucionalidad de la PNC,
recomendó el fortalecimiento del Departamento para la Investigación del Crimen Organizado (DICO) y propuso varias recomendaciones para
“corregir las distorsiones presentadas en la aplicación del modelo”.
Hasta la fecha, muchas de las recomendaciones no han sido respetadas; en particular la desarticulación de los grupos señalados y el fortalecimiento
debido de la DICO.
Una PNC militarizada y vinculada a la Inteligencia del Estado
El nuevo gobierno de Flores ha puesto al frente de la PNC al responsable de la creación del Organismo de Inteligencia de Estado (OIE), que a la vez
es señalado como el autor de la campaña sucia y de la guerra sicológica que precedió el asesinato de los padres jesuitas, el señor Mauricio
Sandoval. Bajo este mando, hoy, las principales jefaturas del cuerpo policial son ocupadas por antiguos mandos provenientes del ejército y de la
antigua Policía Nacional.
Con esta transformación interna de la PNC y su vinculación al ejército y al aparato de inteligencia del Estado culmina un preocupante proceso de
claro viraje en la concepción civil y democrática del cuerpo policial. Esto contribuye a la distorsión general del espíritu de los Acuerdos de Paz al
introducir como nuevos pilares del modelo la estrecha vinculación de la inteligencia, el ejército y la seguridad pública.
Por lo tanto, sigue vigente e incumplida, a inicios del año 2000, la observación y recomendación vertida en julio de 1997 por el Secretario General de
las Naciones Unidas:
El modelo teniendo como base una PNC democrática y civil debería ser vigorosamente defendido por las autoridades como el instrumento
apropiado y eficaz, en el contexto de un pleno apoyo a los derechos y garantías de los ciudadanos del país, para hacer frente a la delincuencia
que azota a El Salvador.
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