ICTUS El ictus, también conocido como accidente cerebrovascular

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ICTUS
El ictus, también conocido como accidente cerebrovascular (ACV), Enfermedad
cerebrovascular (ECV), infarto cerebral, derrame ó, antiguamente llamado apoplejía
es actualmente una de las enfermedades más limitantes en el mundo occidental,
puesto que son la tercera causa de muerte, tras las cardiopatía y el cáncer, y la primera
causa de invalidez permanente, causando en muchas ocasiones un déficit neurológico
irreversible.
La forma más benigna de ictus, es el llamado accidente isquémico transitorio (AIT),
causante de un déficit neurológico secundario a isquemia focal que, por definición,
dura menos de veinticuatro horas y no deja secuelas. Sin embargo deben ser
estudiados todos los pacientes que sufren un “AIT”, ya que son personas que tienen
mayores probabilidades de sufrir un ACV en el futuro y comparten los mismos
factores de riesgo (Diabetes, hipertensión arterial, ateroesclerosis, edad avanzada…)
Los verdaderos ICTUS ( en inglés STROKE) se definen como un déficit neurológico
que dura más de veinticuatro horas. Se dividen a su vez en dos tipos bien
diferenciados desde un punto de vista semiológico:
Los ACV isquémicos son los más frecuentes (80%) y se deben a la falta de flujo
sanguíneo en un territorio vascular, que a su vez puede ser focal (por obstrucción
arterial ó venosa en un área concreta cerebral) ó difusa, debidos a alteraciones
sistémicas, como una parada cardiorrespiratoria, que secundariamente causan una
disminución del aporte sanguíneo a una región tan ávida de oxígeno como es el
cerebro. Asimismo se pueden subdividir en embólicos ( si el coágulo proviene de
otro lugar del cuerpo) o trombóticos, si la obstrucción que provoca la falta de riesgo
se produce “in situ”. Clínicamente los Ictus isquémicos, se caracterizan por una
alteración sensitiva ó motora súbita, habitualmente sin disminución del nivel de
consciencia asociado. La causa más frecuente de los mismos es desconocida hasta en
un 41% de los casos, pero existen muchos factores de riesgo controlables, como la
HTA (Hipertensión arterial, la ateroesclerosis, la diabetes (DM), enfermedades
cardiacas como la Fibrilación Auricular (FA), ó el abuso del tabaco y el alcohol.
Por otra parte, los ACV hemorrágicos son secundarios a un sangrado ó derrame en un
área definida del cerebro, ya sea en el parénquima cerebral propiamente dicho
(debidos al sangrado de un vaso que nutre estructuras profundas), como en las
meninges ó envolturas del cerebro; espacio subaracnoideo, que causa una hemorragia
subaracnoidea ó HSA), y espacio subdural, causante de un hematoma subdural ó
HSD. Ya que las hemorragias producen menos daño tisular que la isquemia, las
personas que sobreviven a un derrame cerebral tienen mejor capacidad de
recuperación a largo plazo. A su vez los sangrados intraparenquimatosos se pueden
subdividir en hipertensivos, normalmente de localización más profunda ( tálamo,
ganglios basales) ó en el cerebelo, y amilodeas, de localización más superficial y
generalmente afectan a población anciana , sobretodo si asocian enfermedad de
Alzheimer
En pacientes jóvenes una de las causas más frecuentes de hemorragias cerebrales son
las malformaciones arteriovenosas, que ocurren de manera espontánea y son
secundarias a la rotura de un aneurisma (anomalía vascular en forma de saco), una
MAV (arterias anormalmente dilatas que desembocan en venas también anómalas), ó
de cualquier otro tipo de aberración en los vasos del SNC. El factor de riesgo más
importante de este grupo es la Hipertensión arterial (HTA). Otro factor de riesgo muy
importante son los traumatismos.
Es muy importante diferenciar a la hora de diagnosticar un ACV isquémico de un
hemorrágico, puesto que como se dice en la jerga médica “lo que salva a un
isquémico mata a un hemorrágico”, ya que es muy frecuente que un Ictus isquémico
se transforme en un hemorrágico.
Por eso mismo no es baladí destacar la importancia de un diagnóstico precoz, a la par
que efectivo. Entre los métodos más utilizados en la actualidad aparecen el TAC
(tomografía axial computarizada), que detecta sangrados de tipo agudo, como los que
se instauran en menos de 24h. También son muy importantes la RMN (resonancia
magnética), muy importante a la hora de delimitar con suma exactitud la anatomía
cerebral, o la angiografía, capaz de delimitar el árbol vascular de manera precisa.
A la hora de abordar un tratamiento, a modo de breve resumen, se utilizan medidas
generales para mantener al paciente con vida en todos los tipos de ictus , como evitar
excesos de tensión arterial ó temperatura, monitorizar los enfermos en unidades de
cuidados intensivos ó, en casos extremos, realizar una cirugía urgente para
descomprimir ciertas áreas del cerebro que por exceso de compresión causan un daño
cerebral masivo. Es importante en los Ictus isquémicos, repermeabilizar el vaso
obstruído, con medidas específicas para dicho fin (fibrinólisis venosa ó arterial,
trombectomía mecánica…). Por otra parte en los ACV hemorrágicos, se deben
valorar siempre las opciones quirúrgicas
Por último nos gustaría hacer hincapié en la importancia de las medidas de prevención
primaria, evitando factores de riesgo como el exceso de alcohol y el tabaco y
controlando otros como la DM, la HTA o la ateroesclerosis, con medidas que van
desde llevar una vida saludable hasta tomar en caso necesario algún tratamiento
antiagregante ó anticoagulante.
GUILLERMO GARCIA MARCH
JAIME BROSETA RODRIGO
FELIX PASTOR ESCARTIN
NEUROCIRUGIA. POLICLINICO SAN CARLOS. DENIA
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