TEMA 13. LA FORMACIÓN DE LOS IMPERIOS COLONIALES.

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Manuel A. Torremocha Jiménez
IES Las Musas
TEMA 13. LA FORMACIÓN DE
LOS IMPERIOS COLONIALES.
A. DEFINICIÓN DE IMPERIALISMO.
La definición de Imperialismo es muy compleja. Genéricamente, se puede
entender cualquier extensión de influencia política, económica o cultural fuera de las
fronteras nacionales. Más particularmente, por Imperialismo se entiende la
expansión territorial efectuada por diversos países europeos en Asia y África sobre
todo durante los últimos decenios del siglo XIX hasta la Primera Guerra Mundial.
Esto supuso el que una gran parte del mundo pasara a depender directamente de
las potencias colonizadoras (europeas, USA y Japón) con objeto de explotarlas
económicamente y políticamente.
B. CAUSAS DEL IMPERIALISMO.
Los factores del Imperialismo fueron múltiples y afectaron de manera diferente,
a veces superpuesta, según los casos.
1. Las causas demográficas.
Esta es una época de gran crecimiento de la población europea. Se debió a un
descenso rápido de la mortalidad (avances de la medicina, higiene) y el
mantenimiento de un alto índice de natalidad. Europa pasó de 187 millones en 1800
a 450 millones en 1914. Por ello muchos se vieron obligados a emigrar con toda la
familia buscando mejorar sus condiciones de vida. 40 millones de europeos
emigraron entre 1850 y 1914. Se ven favorecidas por el desarrollo de los transportes
(más rápidos y con mayor carga), buscan normalmente zonas con similitudes
culturales y muchas zonas estimulan su llegada (EE.UU.).
"Esta es una época de gran crecimiento de la población europea. Se debió a un
descenso rápido de la mortalidad (avances de la medicina, higiene) y el mantenimiento de
un alto índice de natalidad. Europa pasó de 187 millones en 1800 a 450 millones en 1914.
Por ello muchos se vieron obligados a emigrar con toda la familia buscando mejorar sus
condiciones de vida. 40 millones de europeos emigraron entre 1850 y 1914. Se ven
favorecidas por el desarrollo de los transportes (más rápidos y con mayor carga), buscan
normalmente zonas con similitudes culturales y muchas zonas estimulan su llegada
(EE.UU.). Estaba ayer en el East End y asistí a una reunión de parados. Escuché fuertes
Manuel A. Torremocha Jiménez
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discusiones. No se oía mas que un grito: "pan, pan". Cuando regresé a mi casa me sentí
todavía más convencido de la importancia del imperialismo (...). Para salvar a los cuarenta
millones de habitantes del Reino Unido de una mortífera guerra civil, nosotros, los
colonizadores, debemos conquistar nuevas tierras para instalar en ellas el excedente de
nuestra población y encontrar nuevas salidas a los productos de nuestras fábricas."
Sir Cecil Rhodes. Carta al periodista Stead. 1895.
2. Las causas económicas.
Son consideradas como las más importantes. Están relacionadas con los
efectos de la segunda Revolución Industrial. La crisis de superproducción fue debida
al continuo aumento de producción, lo que produjo la bajada de precios y la crisis.
La solución estaba en buscar nuevos mercados a escala mundial consumidores de
los productos de la metrópoli, poseedores de materias primas como la madera, el
lino, el algodón o los minerales o fuentes de energía como el carbón o el petroleo.
Además lugares en donde invertir los excedentes de capitales.
“A consecuencia de la baratura de la tierra en las colonias, la gran mayoría de la
población es propietaria u ocupante de la tierra; y su industria está en gran medida
confinada a la producción que surge de forma inmediata del suelo; a saber, alimentos y
materias primas. Por el contrario, en los países viejos, donde el suelo está totalmente
ocupado y el trabajo es abundante, puede decirse que las manufacturas son su producción
natural para la exportación. Esto es lo que los colonizados no producen. La colonia produce
lo que necesita el país viejo; el país viejo produce lo que necesita la colonia. El país viejo y
la colonia son, por tanto, los mejores clientes el uno para el otro.”
E. G. Wakefield. Un punto de vista sobre el arte de la colonización. 1849.
3. Las causas políticas.
Se basaban fundamentalmente en razones estratégicas y de prestigio
internacional. Entre las razones estratégicas cuentas la necesidad de contar con
una red de escalas para los barcos de vapor (depósitos de carbón); o la creación de
puntos que unieran una red de comunicaciones de un amplio Imperio; o enclaves
que sirvieran como "cabeza de playa" para una posterior conquista del interior.
"La política colonial se impone en primer lugar en las nociones que deben recurrir o la
emigración, ya por ser pobre su población, ya por ser excesiva. Pero también se impone en
las que tienen o bien superabundancia de capitales o bien excedente de productos ésta es
la forma moderno actual más extendida y más fecunda (...).
Manuel A. Torremocha Jiménez
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Desde este punto de vista, lo repito, la fundación de una colonia es la creación de
un mercado (...). En el tiempo en que estamos y con la crisis que pasan todas las
industrias europeas, la fundación de una colonia es la creación de una salida. Allí
donde permanezca el nudo colonial entre la madre-patria que produce y las colonias
que ella fundó, se tendrá el predominio de los productos: económico, y también político
(...)
Hay un segundo punto que debo igualmente abordar: es el lado humanitario y
civilizador de la cuestión. Es preciso decir abiertamente que, en efecto, las razas
superiores tienen un derecho con respecto a las razas inferiores porque existe un
deber para con ellas. Las razas superiores tienen el deber de civilizar a las razas.
Las razas superiores tienen el deber de civilizar a las razas inferiores. ¿Y existe
alguien que pueda negar que hay más justicia, más orden material y moral en el África
del Norte desde que Francia ha hecho su conquista?"
Discurso de Jules Ferry ante la Cámara, París. 1885.
"Es la británica la más grande de las razas dominantes que el mundo ha conocido y,
por consiguiente, el poder determinante en la historia de la civilización universal. Y no
puede cumplir su misión, que es crear el progreso de la cultura humana, si no es
merced a la expansión de la dominación inglesa. El espíritu del país tendrá fuerzas
para cumplir esta misión que nos ha impuesto la Historia y nuestro carácter nacional.
[...] El Imperio británico, firmemente unido, y los Estados Unidos deben juntos asegurar
la paz del mundo y asumir la pesada responsabilidad de educar para la civilización a
los pueblos retrasados."
Joseph Chamberlain al frente del Ministerio de Colonias británico, en 1895.
4. Las causas ideológicas.
Es un factor teórico que pretendía justificar el expansionismo europeo.
Muchos defendieron la misión civilizadora de los europeos justificando la
presencia europea aplicando las teorías darwinistas (darwinismo social) sobre
"la supervivencia del más apto" al campo concreto de las relaciones entre los
pueblos. Si en la naturaleza (mundo animal) sobreviven las especies más aptas
y más fuertes, así ocurría con los pueblos y las naciones: sólo las naciones
victoriosas son las más aptas y con derecho a existir. Después se pasó a
relacionar estas aptitudes con caracteres biológicos y establecer razas
superiores y razas inferiores.
“El darwinismo conoció un éxito tan abrumador porque proporcionó, sobre la base
de la herencia, las armas ideológicas para la dominación racial tanto como para la
clasista, y porque pudo ser empleado tanto a favor como en contra de la
discriminación racial. Políticamente hablando, el darwinismo como tal era neutral y ha
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conducido a todo tipo de pacifismo y cosmopolitismo como a las mas agudas formas
de ideología imperialista (…) El darwinismo ofreció dos importantes conceptos para la
discusión política: la lucha por la existencia, con la afirmación optimista sobre la
necesaria y automática “supervivencia de los mas aptos” y las posibilidades indefinidas
que parecían existir en la evolución del hombre a partir de la vida animal y que
iniciaron la nueva “ciencia” de la eugenesia.(…)
Pero antes de que el nazismo, en la carrera de su política totalitaria, tratara de
trocar al hombre en bestia, existieron numerosos esfuerzos para transformarle en dios
sobre una base estrictamente hereditaria. No solo Herbert Spencer, sino todos los
primeros evolucionistas y darwinistas, poseían una fe tan fuerte en el futuro angelical
de la humanidad, como en su origen simiesco. La herencia selecta se estimaba de
origen hereditario y, una vez mas, se consideró a la aristocracia como el resultado
natural, no de la política, sino de la selección natural, del linaje puro.”
Hannah Arendt Los orígenes del totalitarismo pág. 278-280. Darwinismo social
En toda Europa estas concepciones tuvieron un gran éxito. El francés
Gabineau estableció la teoría general de la desigualdad de las distintas razas,
y destacaba a la germánica como la superior como justificación a actitudes
futuras.
Idea diferente fue la de Lord Salisbury justificando el imperialismo en las
relaciones internacionales: así, distingue entre naciones moribundas (China,
Portugal o España) que deben permitir una redistribución de sus territorios, que
son incapaces de defender y explotar; y vivas, naciones cada vez más
poderosas que solucionan de esta manera su necesidad de territorios y el
mantenimiento de sus status.
“Podemos dividir las naciones del mundo, grosso modo, en vivas y moribundas. Por
un lado, tenemos grandes países cuyo enorme poder aumenta de año en año,
aumentando su riqueza, aumentando su poder, aumentando la perfección de su
organización. Los ferrocarriles les han dado el poder de concentrar en un solo punto la
totalidad de la fuerza militar de su población y de reunir ejércitos de un tamaño y poder
nunca soñados por las generaciones que han existidos. La ciencia ha colocado en
manos de esos ejércitos armamentos que aumentan el poder, terrible poder, de
aquellos que tienen la oportunidad de usarlos. Junto a estas espléndidas
organizaciones, cuya fuerza nada parece capaz de disminuir y que sostiene
ambiciones encontradas que únicamente el futuro podrá dirimir a través de un arbitraje
sangriento, junto a estas, existen un número de comunidades que sólo puedo describir
como moribundas, aunque el epíteto indudablemente se le aplica en grado diferente y
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con diferente intensidad. Son principalmente comunidades no cristianas, aunque
siento decir que no es éste exclusivamente el caso, y en esos Estados, la
desorganización y la decadencia avanzan casi con tanta rapidez como la
concentración y aumento de poder en las naciones vivas que se encuentran junto a
ellos. Década tras década, cada vez son más débiles, más pobres y poseen menos
hombres destacados o instituciones en que pode confiar, aparentemente se aproximan
cada vez más a su destino aunque todavía se agarren con extraña tenacidad a la vida
que tienen. En ellas no sólo no se pone remedio a la mala administración, sino que
ésta aumenta constantemente. La sociedad, y la sociedad oficial, la Administración, es
un nido de corrupción, por lo que no existe una base firme en la que pudiera apoyarse
una esperanza de reforma y reconstrucción, y ante los ojos de la parte del mundo
informada, muestran en diverso grado, un panorama terrible, un panorama que
desafortunadamente el incremento de nuestros medios de información y comunicación
describen con los más oscuros y conspicuos tintes ante la vista de todas las naciones,
apelando tanto a sus sentimientos como a sus intereses, pidiendo que les ofrezcan un
remedio.
(...) Por una u otra razón, por necesidades políticas o bajo presiones filantrópicas, las
naciones vivas se irán apropiando gradualmente de los territorios de las moribundas y
surgirán rápidamente las semillas y las causas de conflicto entre las naciones
civilizadas (...) naturalmente no debemos suponer que a una sola de las naciones
vivas se le permita tener el beneficioso monopolio de curar o desmenuzar a estos
desafortunados pacientes (risas) (...) estas cuestiones pueden ocasionar diferencias
fatales entre las grandes naciones cuyos poderosos ejércitos se encuentran frente a
frente amenazándose (...) indudablemente no vamos a permitir que Inglaterra quede
en situación desventajosa en cualquier reajuste que pueda tener lugar (aplausos). Por
otro lado, no sentiremos envidia si el engrandecimiento de un rival elimina la
desolación y la esterilidad de regiones en las que nuestros brazos no pueden
alargarse (...)”
Discurso pronunciado por Lord Salisbury el 4 de mayo de 1898 en el Albert Hall.
The Times, 5 de mayo de 1898
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