ESQUEMA ECONÓMICO GENERAL El desarrollo histórico del pensamiento económico ha sufrido, con frecuencia, los perjuicios ocasionados por una subvaloración, explícita o implícita, de su significación. La juventud de la ciencia económica explica, por lo menos, la propensión a descuidar el pasado e incluso a ignorarlo. Esto no es nuevo ya que desde los primeros clásicos se advierten manifestaciones ingenuas ante la aparición de doctrinas y teorías nuevas. La ciencia económica nació y ha crecido a impulsos de la urgencia y de la necesidad; la actitud estrictamente científica que aspira a saber por el saber mismo, se ha desarrollado muchas veces a precario de las presiones irresistibles de cada momento. Los conocimientos económicos han sido utilizados, antes y ahora, para sostener posiciones en pugna dentro del amplio cauce de la vida social; son conceptos que deben unir la especulación teórica y la aplicación práctica, muchas veces han sido construidos hipotéticamente y a marchas forzadas, sin respetar las reglas de conducta que han conseguido imponer otras ciencias experimentales. El problema no debe su origen a quienes viven extramuros de la Ciencia Económica. El economista ha querido afirmar su posición como protagonista de la ordenación de la sociedad; para ello no ha vacilado en suprimir la presentación vacilante que en la mayoría de los casos viene obligada por el estado de los conocimientos positivos. Las escuelas económicas constituyen una excelente ejemplificación del problema de la economía, manifestándose en una lucha continua por la hegemonía en el campo de la ciencia, casi siempre seguida en el área de las decisiones económico-sociales. Las escuelas económicas se han presentado como depositarias de los conocimientos de la economía a través del tiempo y el espacio, surgiendo del pasado las distintas corrientes que prevalecen hasta nuestros días, con la intención de que los conocimientos existentes nos conduzcan a solidificar las bases económicas. ESCUELA GRIEGA ARISTÓTELES Y PLATÓN.- La corriente del pensamiento griego más importante para la economía emana de Aristóteles, de Platón, de los Estoicos y de los Epicúreos. La contribución de Aristóteles en el campo económico es grande, fue el primero que reconoció que había en la actividad económica del hombre un problema interesante en sí mismo; definió a la economía como la ciencia de la riqueza, estableció las bases de una teoría del valor y del precio, reconoció lo importante que era distinguir entre valor de uso y valor de cambio; la Crematística la funda sobre el hecho de la necesidad y llega, con ello, a una teoría subjetiva del valor económico y del precio, aunque la subordina a exigencias morales. Ello lo condujo a sus proposiciones clásicas referente a la esencia y al papel del dinero como medio de cambio y medida del valor; distinguió con precisión el dinero de la riqueza, tenía una idea primitiva de la producción; dio origen a las discusiones referentes a las instituciones sociales: propiedad privada y esclavitud, por último puso los cimientos de la Sociología. PLATÓN.- En la obra de este escritor no hay ni concepto preciso de naturaleza económica ni análisis teórico seguido. Su finalidad no es explicar los problemas planteados por la Economía, sino elaborar una constitución económica, conforme a sus principios éticos y las relaciones que rigen su estado ideal. Sus explicaciones referentes a la división del trabajo, a las que siempre hace referencia, no demuestran en modo alguno que tuviera una visión penetrante de los fenómenos económicos. EDAD MEDIA En la Escolástica encontramos la continuación del pensamiento económico especulativo, oponiéndose este término a las ideas populares. Este pensamiento aparece tan estrechamente vinculado a Aristóteles como a Marx y a Ricardo. Si bien la casuística moral es la finalidad que se persigue, hay que comprender que los casos discutidos y los mandamientos religiosos no son, a menudo, más que la forma exterior de investigaciones objetivas. Las investigaciones económicas con frecuencia son escasas, sobre todo cuando se trata de cuestiones económicas y el valor de las discusiones escolásticas no parece muy grande en este campo. Relacionadas con la cuestión moral del justo precio, se encuentran en ellas las premisas de una teoría de los precios de cierta importancia, ante todo en Alberto Magno. Este autor intentó precisar el pensamiento de Aristóteles sobre el precio, afirmando que las cantidades de labores si fueran iguales en los bienes a intercambiar, serían un índice ideal de las relaciones de intercambio. Entre los pensadores de la Edad Media se encuentra Santo Tomás de Aquino; aportando pocos conocimientos al terreno económico, determinando que la escolástica es la filosofía que trata de conciliar la fe con la razón. Buridan, en la primera mitad del siglo XIV condujo a una teoría monetaria que, desarrollada por Nicolás de Oresme, constituye una primera aportación económica. Su idea base era fundar el valor del dinero en el valor de uso del metal, no desapareció ya de nuestra ciencia. Esta tendencia alcanzó su punto culminante con Gabriel Biel a finales del XV, al que se considera como punto final del período escolástico. Un caso especial de la teoría escolástica del precio fue la del interés; al buscar una base teórica sobre los préstamos en dinero. Esta teoría se mantuvo hasta el siglo XVIII, por lo que no es posible hablar de los demás trabajos de esta escuela. El conjunto del pensamiento escolástico, se desprende de una concepción generalmente económica. CORRIENTE MERCANTILISTA La doctrina del mercantilismo, sentó las bases para las políticas proteccionistas de los estados nacientes, y así se fue levantando una muralla arancelaria que obstruye el comercio libre entre las naciones. El mercantilismo tiene que interpretarse a la luz de los fines que se perseguían. Las doctrinas mercantilistas no fueron un sistema económico propiamente dicho, sino un conjunto de normas económicas inarticuladas de la actividad económica; el fin del mercantilismo era la consolidación del poder político sobre bases económicas, el medio para lograr el fin era la promoción del más alto nivel de riqueza nacional. Para los mercantilistas la riqueza nacional consistió en la cantidad de metales preciosos que poseyera la nación. Por esto, las medidas mercantiles iban dirigidas a promover toda actividad comercial que produjera una entrada de metales preciosos a la nación y limitar toda actividad que condujera a la salida. La política intervencionista del Estado en lo que respecta al comercio con las demás naciones, tenía como base teórica el principio de una balanza comercial favorable; ya que toda exportación conducía a una entrada de metales preciosos y toda importación a una salida, la riqueza nacional se incrementaba cuando se exportaba más de lo que se importaba. Cuando el valor de las exportaciones de mercaderías y servicios excedía el valor de las importaciones, el país tenía una balanza comercial favorable. La siguiente fase del desarrollo mercantilista se refiere al fomento de las empresas industriales nacionales existentes que no tenían carácter monopólico. Forman parte de la corriente mercantilista los pensadores: J. Bodino, G. Malynes, E. Misselden, A. Serra y T. Mun. FUNDADORES DE LA ECONOMÍA POLÍTICA Los escritores que desarrollan sus ideas en este período reciben el nombre de fundadores de la economía política y representan la transición entre el mercantilismo y la economía clásica. Corresponden a este período: William Petty, John Locke, Dudley North, John Law, David Hume, Ricardo Cantillón, Tomas Hobbes y James Stuart. El economista más importante del siglo XVII es William Petty; su obra más importante se llama Aritmética Política y se le considera el fundador de la Economía Política, afirma que una cosa vale igual a otra si se ha producido en igual número de días. Petty dio importancia fundamental al trabajo. La concepción grandiosa del conjunto comercial que forman todas las naciones; la idea clara que no existen ramas del comercio perjudiciales, en el sentido antiguo; que las fijaciones de precios, por vía de autoridad, son ineficaces, perjudiciales para todos los interesados, que la circulación monetaria se regula por sí misma cuando hay libertad de acuñación; todo esto se encuentra en la obra de Dudley North. David Hume prosiguió más tarde esta gran obra al lado de otros como B. Massie en su trabajo La Tasa Natural del Interés. Las investigaciones que sobresalen por su importancia fueron realizadas por R. Cantillón en su escrito “Ensayo sobre la Naturaleza del Comercio en General”, el cual debe ser considerado como el primer estudio profundo y sistemático de la Economía Política en su conjunto. Al terminar el siglo XVII y durante el siglo XVIII se desarrolla el capitalismo industrial, que es la base del capitalismo que vivimos. El avance del capitalismo industrial trae consigo la evolución de las ideas económicas, como sucede con John Law al afirmar que nada tenía un valor si no es por el uso que uno le da, por lo que se le considera fundador de una teoría subjetiva del valor, con especial referencia al valor del dinero. James Stuart analiza el desarrollo del capitalismo y determina con claridad la diferencia entre valor de uso y valor de cambio. Los trabajos de Tomas Hobbes tienen pocas repercusiones en las doctrinas económicas, pero sí se le reconoce ser el principal teórico del absolutismo monárquico. Los conocimientos de los demás representantes de esta etapa económica no guardan la importancia requerida, pero incursionan en otros aspectos muy interesantes, particularmente Graunt, Davenant y Gregory King. Este último formuló la ley King, en la cual intentó determinar la relación entre el precio y la cantidad ofrecida del bien. ESCUELA FISIÓCRATA Nuestra ciencia tiene su origen, a semejanza de todas las demás, en investigaciones particulares de fenómenos dignos de atención que plantean problemas, incluso para los profanos. Fueron los Fisiócratas, quienes abrieron la brecha decisiva por la que había de pasar todo el proceso teórico, ello gracias a su descubrimiento del ciclo económico que ofrecieron un esquema conceptual. La institución fisiócrata surge en el siglo XVIII; es a juicio de algunos autores la precursora de la economía moderna. Esta escuela considera a la agricultura como la única actividad productiva que genera la riqueza de una nación, se dice que es productiva porque da un producto neto, y a la industria, al comercio, a los servicios, no les considera importancia alguna por carecer de capacidad productiva, esto en base a su concepción materialista de la riqueza. Los fisiócratas fueron los primeros en dirigir su atención sobre el aspecto interior de la corriente de bienes y su autorenovación continúa en el seno de la sociedad. Al mismo tiempo, formaron la primera escuela económica, ya que para ello debía de partirse de una visión de conjunto. Con Francois Quesnay se encuentran todas las ideas esenciales y, al mismo tiempo, toda la energía del jefe, estas ideas las obtuvo de sí mismo en una medida mayor que cualquier otro economista; fue uno de los pensadores más originales entre los grandes economistas; en su obra “La Tabla Económica”, deja la exposición sistemática de sus concepciones fundamentales. Los discípulos de Quesnay trataron de explicar el profundo contenido de la Tabla Económica, sobresaliendo entre ellos Le Trosne, Baudeau, Mercier de la Riviera, Dupont de Nemours. Mirabeau el viejo, a la muerte de Quesnay se convierte en el jefe del grupo. La reflexión sobre la forma de la Distribución de la Riqueza, es el tratado económico donde Turgot expone las ideas que prevalecen en los Fisiócratas. Entre los conocimientos más importantes de los Fisiócratas destacan: la creación de un excedente llamado producto neto, la división del trabajo en dos categorías: trabajo productivo e improductivo y la elaboración de una teoría del precio basada en el costo de producción. En Inglaterra hubo también un pequeño grupo de escritores fisiócratas, pero existe algo mucho más importante, la influencia que los Fisiócratas ejercieron sobre A. Smith y sobre una serie de autores posteriores entre los que se cuenta a Carlos Marx. ESCUELA CLÁSICA Se designa bajo el nombre economista clásico a los economistas ingleses, durante el período que va desde la Riqueza de las Naciones, publicada por A. Smith en 1776, a la de los Principios de J. S. Mill, en 1848. Los primeros veinte años de esta época no están marcados por ningún progreso; es un tiempo de descanso. Después se produce una ascensión vertiginosa que llega a su punto culminante con los Principios de Ricardo en 1817. Durante diez a quince años la discusión se mantiene en la forma y en el fondo al nivel alcanzado, luego se hace más evidente a falta de impulso creador; más tarde se presenta una recuperación temporal después de la obra de J. S. Mill. En los últimos años del siglo XVIII se dieron unos cambios que llegaron a modificar las relaciones económicas del mundo capitalista y consecuentemente las doctrinas económicas fueron evolucionando en la búsqueda de explicaciones a los nuevos fenómenos que se desarrollaban, tales como: el avance de la Revolución Industrial que modificó radicalmente la forma de producción con la invención y desarrollo de la maquinaria; la Independencia de Estados Unidos de América, que cambió las relaciones tradicionales del Colonialismo, y la Revolución Francesa. Estos acontecimientos hicieron que el capitalismo comercial del mercantilismo, evolucionara hasta convertirse en un capitalismo industrial; esto dio lugar al surgimiento de economistas que desarrollaron una doctrina económica basada en el análisis económico. Los protagonistas de este período son las teorías y no las personas. Sólo para marcar un camino van a citarse los nombres de los economistas que por sus aportaciones a la economía sobresalieron en esta época. ADAM SMITH.- Su principal contribución fue el desarrollo del primer modelo de economía de mercado, que tenía consistencia lógica, además ofrecía ciertas posibilidades de predicción. Estos conocimientos se escribieron durante el mercantilismo, cuando las opiniones más importantes de la economía, equiparaban la riqueza con el oro y señalaban la concesión por el gobierno central; estas opiniones eran radicales. Smith hizo hincapié en definir la riqueza, en lugar de equiparar la riqueza al oro, afirmó que el dorado metal sólo es valioso como medio de intercambio y depósito de valor, pero, en sí mismo carece de él; llegando a concluir que las verdaderas fuentes de la riqueza son sólo los bienes y los servicios. Después señaló que la riqueza debe ser para todos, no sólo para los privilegiados, y mostró como debería funcionar ese sistema. La Riqueza de las Naciones es la obra principal de A. Smith, publicada en 1776, en este libro sobresalen los conocimientos: filosofía naturalista, dice que la ley natural es superior a la ley humana; afirma que la economía está regulada por una mano invisible y que el Estado no debe intervenir en los aspectos económicos; recomienda que el Estado aplique la filosofía política del laissez faire y el laissez passer; el equilibrio natural se consigue en la sociedad porque cada individuo al buscar su beneficio, ayuda a los demás; encontró que los intereses personales coinciden con los generales, piensa que el sistema es armónico y que la división del trabajo conduce al aumento de la productividad; la teoría del valor habla del valor de uso y del valor de cambio; formula la teoría de la renta diferencial antes de Ricardo y desarrolla una teoría del capital. Adam Smith debe mucho de estas ideas a Hume y a Harris. La Riqueza de las Naciones de Adam Smith tiene, como fundamento, una parte de sus cursos de filosofía moral, profesados en 1751 a 1764 en la Universidad de Glasgow; los de su profesor Hutcheson lo inspiraron hasta en su forma exterior. Smith fue a Francia en 1764 con un sistema casi terminado, ahí entró en relación con los Fisiócratas y durante algunos años logró integrar su propio sistema de ideas fisiocráticas esenciales, de tal manera que su marco se desbordó y el equilibrio de su obra sufrió con ello de forma lamentable. El sucesor más importante de Smith, quien realmente le superó en una dirección determinada, buena o mala, es David Ricardo; a su lado hay que citar a E. West con su libro “Ensayo en la Aplicación del Capital a la Tierra” en 1815, y a otros contemporáneos que estaban en la misma línea de pensamiento. A. Smith, D. Ricardo y John Stuart Mill elaboraron la Teoría Clásica del Comercio Internacional en 1776. DAVID RICARDO.- Ricardo hizo escuela, sin embargo, sus partidarios incondicionales no formaron corriente alguna, incluso en Inglaterra. En el continente y en América su influencia fue siempre reducida. Dos hombres se consideraron sus discípulos, en la acepción más completa de la palabra: James Mill y su obra titulada “Elementos de la Política Económica”, el otro Mc Culloch que escribió “Principios de Política Económica”. Su trabajo de investigación lo condujo a llevar más adelante las aportaciones económicas de Smith. Su principal obra es “Principios de Economía Política y su Tributación”, donde desarrolla sus primeras ideas acerca de la teoría del valor y la distribución. David Ricardo fue amigo y crítico de R. Malthus, también realizó una contribución al desarrollo de la doctrina económica, enfrentándose al razonamiento de Adam Smith. Su posición que condujo a defender la libertad de comercio entre las naciones, es la siguiente: en una economía capitalista existen tres clases económicas básicas, cuyos intereses no siempre coinciden, éstas son: los propietarios terratenientes, los capitalistas y los trabajadores. Las ideas más sobresalientes del trabajo económico de D. Ricardo son: la teoría de los costos comparativos, la teoría cuantitativa del dinero, tenía la idea de que la Economía Política debe determinar las leyes que rigen la distribución de la riqueza entre las clases que contribuyen a formarlas, la teoría Ricardiana considera el trabajo como mercancía y afirma que el trabajo es mercancía. Ricardo sirvió de inspiración a Karl Marx y a Karl Rodbertus; a Marx se le considera un continuador de los trabajos de Ricardo al considerar que el precio de un bien lo da el tiempo que se lleva la elaboración del propio bien. ROBERTO MALTHUS.- Estudió en la Universidad de Cambridge y en 1788 recibió las órdenes sacerdotales. Diez años después publicó en forma anónima su libro titulado Ensayo sobre el Origen de la Población y sus efectos en el Progreso Futuro de la Sociedad, con observaciones sobre las especulaciones de Mr. Godwin, M. Condorce, y otros autores”, Malthus firmó su obra en subsecuentes ediciones, Keynes al referirse a este libro lo llamó una obra de genio juvenil. El Ensayo sobre el Principio de la Población, contiene la afirmación de que la población crecía geométricamente y la producción aritméticamente; concluyendo que estaba cerca el momento en que la población moriría por inanición. Este pensamiento para su tiempo (1817) era aceptado, para el futuro la idea no tenía validez debido al desarrollo de la Ciencia y la tecnología. Su obra más importante, fruto de su madurez, fue “Principios de Economía Política”. Del crecimiento de la población y del crecimiento de la producción se puede hacer la siguiente presentación: Crece la población geométricamente 1 2 4 8 16 Crece la producción aritméticamente 1 2 3 4 5 32 6 64 7 128 256 8 9 El principio del crecimiento poblacional de Malthus ha ejercido gran influencia en la discusión de los problemas económicos de los países en vías de desarrollo, y ha promovido el resurgimiento de medidas encaminadas al control del crecimiento poblacional por medios artificiales. La consideración del problema poblacional en nuestros días, especialmente con respecto a los países de economías en vías de desarrollo, de economías del tercer y cuarto mundos, que giran en torno a una doctrina neomalthusiana. El neomalthusianismo postula la regulación del crecimiento demográfico mediante el control de la natalidad por medios artificiales. En 1805 Roberto Malthus fue nombrado profesor de Historia Moderna y de Economía Política del East India College. Malthus fue el primer profesor de Economía Política en Inglaterra; como dato complementario de cierto interés, cabe informar que en 1822 se estableció por vez primera en México la cátedra de Economía Política y Derecho Constitucional en el Colegio San Ildefonso. Malthus fue uno de los fundadores del Club de Economía Política, que todavía existe en Londres, así como también de la Real Sociedad de Estadística. Malthus escribía en los momentos en que Inglaterra trataba de combatir la pobreza extrema de las clases trabajadoras mediante las famosas Leyes de los Pobres. Estas leyes iban dirigidas a lograr una distribución más equitativa de la riqueza. JOHN STUART MILL.- Su padre, James Mill, lo sujetó desde la primera infancia a un trabajo intelectual excesivo y en oposición a los principios más elementales de la Pedagogía moderna. A los catorce años sabía Economía Política y nociones de Filosofía; a los dieciséis años comenzó a escribir en periódicos y revistas sobre temas económicos, políticos, sociales y filosóficos. En 1844 escribió “Ensayo Sobre Alguna Cuestión Inestable de Economía Política” y otras obras que le dieron prestigio hasta nuestros días. Sus actividades e investigaciones realizadas le dan el calificativo de reformador social. La obra de J. S. Mill se divide en cinco grandes libros: La Producción , la distribución, el cambio, Influencia del progreso de la sociedad sobre la producción y la distribución, y sobre la influencia del gobierno. A juicio de los escritores sobre temas económicos, los “Principios de Economía Política”, fueron desde su publicación y durante varios lustros el mejor tratado sobre la materia desde el punto de vista didáctico. En las ideas de J. S. Mill se advierte la influencia de dos corrientes opuestas: la de Smith, Ricardo y Malthus por una parte y la de Saint-Simón y Fournier por la otra. Heric Roll escribe en su historia de las doctrinas económicas: para muchas generaciones de estudiantes, sus “Principios de Economía Política con algunas de sus aplicaciones a la Filosofía Social”, fueron la Biblia indiscutida de la doctrina económica. Representaba la síntesis final de la teoría clásica y de los perfeccionamientos introducidos por los escritores postricardianos. La aparición de la escuela marginal en el último cuarto del siglo, desalojó a J. S. Mill. La economía de los clásicos, alcanzó su importancia en el momento que sus conocimientos descubrieron el valor de uso y valor de cambio y además demostrar que los bienes y los servicios tienen capacidad de satisfacer una necesidad. Determinándose que la economía clásica es objetiva. ESCUELA NEOCLÁSICA Mientras las grandes corrientes del pensamiento económico giraban alrededor de los conocimientos de los clásicos, del método histórico y de la crítica socialista, el análisis económico de mitad del siglo XIX, se enriquecía con el avance de la teoría marginalista. La historia del pensamiento económico afirma que el iniciador de la corriente neoclásica es Herman H. Gossen, quien estudiaba las leyes de la conducta humana, apoyado en el utilitarismo, el consumo del individuo, con una base de conocimientos matemáticos. Los escritores neoclásicos fueron presentándose casi al mismo tiempo, como son: William Stanley Jevons, C. Menger, Leon Walras, E. Von Bohm-Bawerk, fundadores de las principales escuelas de la utilidad marginal. En el período neoclásico destacan por sus estudios las escuelas: Austríaca, representada por C. Menger, F. Von Wieser y E. Von Bohm-Bawerk; la Inglesa, sostenida por W. Stanley y Alfred Marshall; la escuela matemática (conocida como de Lausana) donde León Walras y Wilfredo Pareto, dedicaron sus trabajos de investigación a la demostración del valor subjetivo de las cosas que satisfacen la necesidad. Carl Menger, F. Von Wieser y E. Von Bohm-Bawerk, causaron una revolución en medio de la solemnidad del análisis económico, al considerar que la economía debería partir del estudio de las necesidades humanas y de las leyes que determinan la utilización de los recursos disponibles para satisfacerlas. La revolución marginalista trató de analizar las características subjetivas de la escala de preferencias individuales, de las necesidades humanas y de la actividad económica desarrollada para cubrirlas. En el estudio del valor, los que profesaban las ideas marginalistas fueron revolucionarios. El valor de los bienes económicos adquirió nueva dimensión en la escuela Austriaca. Contrariando a Marx, Jevons consideraba que el valor del trabajo debía ser determinado por el valor del producto y no el valor del producto por el valor del trabajo. En su “Teoría de Economía Política” Jevons escribió que el trabajo una vez hecho, no tiene influencia alguna sobre el valor futuro de cualquier artículo, es decir, está hecho y olvidado para siempre. La escuela Austriaca (1840-1926) volvió a tomar el camino de la investigación y reconstrucción del análisis de la actividad económica, estudiando las escalas de las preferencias de un individuo por diferentes bienes, el encuentro de tales escalas con limitaciones que la naturaleza impone a las necesidades y la confrontación mutua de las escalas de preferencias de los agentes del movimiento de la economía. F. Von Wieser y C. Menger, desarrollaron nuevas ideas acerca de la corriente de producción y de la participación del Estado en el movimiento económico. Bohm-Bawerk también dedicó tiempo al estudio de la teoría del interés dentro del área marginalista, incorporó definitivamente la variable tiempo a la teoría económica. Los forjadores de la escuela marginalista, se propusieron revisar casi todo el análisis económico con base en los nuevos modelos teóricos, a partir de concepciones revolucionarias acerca del valor, de la utilidad, del trabajo, de la producción, de la escasez, de la formación de los costos y de los precios. Las contribuciones teóricas más sobresalientes de la escuela neoclásica son: el desarrollo de la teoría subjetiva del valor, el desarrollo del análisis del equilibrio parcial, el desarrollo de la teoría del bienestar, la que demuestra que al aumentarse la utilidad, cada individuo logra mayor bienestar; el desarrollo de una teoría de la producción fundamentada en la maximización de ganancias y en la maximización de los costos; crearon la teoría Psicológica de la utilidad marginal, determinan la diferencia entre economía pura y economía aplicada; lograron el concepto de elasticidad; hablan de la competencia perfecta y sus características; introdujeron la teoría de la competencia imperfecta; introducen el análisis matemático en los procesos económicos y manejan las curvas de indiferencia y de preferencia. Los avances teóricos de los escritores de la escuela marginalista, analizados a la luz de la tradición clásica, fueron tomados de nuevo al final del siglo XIX y las primeras décadas del actual, por Alfred Marshall, destacado profesor de la Universidad de Cambridge; la base fundamental del pensamiento de Marshall está contenido en su obra “Principios de Economía”. En este trabajo desarrolló la llamada “Síntesis Neoclásica” cuyo mérito principal fue el de consolidar todo el pensamiento liberal de los siglos XVIII y XIX, con el objeto de demostrar con los recursos teóricos del clasicismo y del marginalismo, en qué forma el libre funcionamiento de las economías de mercado garantizaría la óptima utilización de los recursos de la producción disponibles. JOHN MAYNARD KEYNES.- El economista más importante de la primera mitad del siglo XX fue John Maynard Keynes, escritor inglés educado en Eton y en King’s College de Cambridge; nació en 1883, exactamente en el año que murió Karl Marx, el economista más importante del siglo XIX. Keynes fue alumno de Alfred Marshall en la Universidad de Cambridge, su primera obra “La moneda corriente de América y sus recursos financieros” trataba de problemas monetarios, se publicó en 1913. Marx fue el profeta intelectual del capitalismo como un sistema autodestructivo; J. M. Keynes fue ingeniero del capitalismo restaurado. Para algunos pensadores las doctrinas de Keynes son peligrosas y subversivas como las de Marx, la diferencia se marca al encontrarse que Keynes se oponía por completo al pensamiento Marxista y estaba de acuerdo en apoyar y mejorar al capitalismo. La fundamentación de la desconfianza hacia Keynes es porque ningún otro economista es el dueño de la idea de la existencia de una “economía mixta”, en la cual el gobierno juega un papel determinante. Para muchos pensadores de la época, todas las actividades del gobierno se consideran sospechosas cuando menos y en el peor de los casos, dañinas. Por eso para algunos el nombre de Keynes está desacreditado, pero a pesar de todo sigue siendo uno de los grandes innovadores del pensamiento económico, un economista que debe ser clasificado junto con Smith y Marx como uno de los más influyentes que ha producido la economía. La personalidad de Keynes como el economista más sobresaliente, se debe al impacto que tuvo su teoría al intentar demostrar a los economistas y al público en general, que el sistema económico podía encontrarse en equilibrio con un gran volumen de recursos no utilizados. Las corrientes de economistas anteriores tendieron a especializarse en la distribución del producto nacional y no en los determinantes de su tamaño, en gran parte, debido al supuesto implícito de que el desempleo crearía las mismas fuerzas que la destruirían. El resultado fue que los estudios de las fluctuaciones económicas resultaron estar separados de la corriente principal del pensamiento económico. Los grandes economistas fueron producto de su época: Smith, la voz del capitalismo optimista e incipiente; Marx, el vocero de las víctimas de su más sombrío período industrial; Keynes, el producto de un tiempo aún posterior a la gran depresión. La depresión golpeó muy fuerte a Estados Unidos. La mitad del valor de la producción desapareció; una cuarta parte de la fuerza laboral perdió su trabajo; más de un millón de familias de las ciudades se encontraron con sus hipotecas vencidas y perdieron sus casas y se perdieron nueve millones de cuentas de ahorros cuando cerraron los bancos. En este ambiente de consternación la obra de Keynes “Teoría General del Empleo, el Interés y el Dinero”. Un libro más técnico que “ La Riqueza de las Naciones” o “El Capital”, pero contenía un mensaje central que era fácil de comprender. Afirmaba Keynes que el nivel global de la actividad económica en un sistema capitalista, dependía del deseo de sus empresarios de realizar inversiones de capital. Pero este deseo se obstruía a veces y hacía difícil o imposible la acumulación de capital; en el modelo de Smith se manifiesta la posibilidad de que los salarios aumenten demasiado rápido y la Teoría de Marx señala dificultades en cada etapa del proceso general. En el planteamiento de Smith la creciente oferta de jóvenes trabajadores mantendría controlados los salarios. Según la concepción de Marx cada crisis presentaría a los empresarios sobrevivientes nuevas oportunidades de resumir su búsqueda de utilidades. Para Keynes el diagnóstico era más severo: mostró que un sistema de mercado podría llegar a su posición de equilibrio con desempleo, una especie de estado de estanflación permanente, a pesar de la presencia de desempleados y equipo industrial ocioso. La importancia revolucionaria de la teoría de Keynes era que, según él, no existía la propiedad de autoconservación en el sistema de mercado que mantuviera el crecimiento del capitalismo. Roy Harrod es el discípulo más importante de Keynes y el biógrafo que escribió su vida y defendió su obra. ESCUELA MONETARISTA La figura más representativa de la Escuela Neoclásica de Chicago es Milton Friedman, Premio Nobel en 1976, quien se hizo mundialmente famoso por su documental de televisión “Libre para escoger” y la adopción de muchos gobiernos de su doctrina monetarista. Además ha influido profundamente en los medios académicos con numerosos libros y artículos originales sobre el tema. Opositor decidido de la economía Keynesiana, conmovió a los economistas con la Teoría de la Gran Depresión de los años 30, la cual se debió a políticas monetarias equivocadas del Sistema Federal de Reserva. Milton Friedman plantea que para impedir la inflación, debe sostenerse un nivel mínimo de desocupación. La inflación en los precios es para Friedman el resultado de la inflación en los salarios. Asegura que una vez que los obreros comienzan, cualquier intento del gobierno por reducir la desocupación mediante políticas fiscales expansionistas sólo produce aumentos en los salarios nominales, sin afectar el nivel de desocupación. Afirma Friedman, representante de los Chicago Boys, que el gobierno debe mantenerse fuera de los asuntos económicos; porque aun con las intervenciones mejor intencionadas del gobierno en la economía, suelen producir efectos desastrosos. Sostiene que el sistema de mercado tiene el poder de elevar los niveles de vida más aprisa que cualquier otro, que sólo el laissez faire promueve, a la vez, la libertad de decisión, la diversidad y el bienestar de los desfavorecidos, así como una serie de valores humanos no económicos que forman parte de la felicidad y el bienestar. Esto, considera Friedman es un hecho empírico, no una teoría. El mercado permite satisfacer muchos intereses diferentes, sin que sea necesario llegar al consenso político, y por eso tiende a disolver la discriminación arbitraria por motivos de raza, nacionalidad, sexo y religión, imponiendo la cooperación entre gente que puede odiarse entre sí. Para el escritor el gobierno debe restringir su intervención estrictamente a la protección de los individuos de la coerción que proviene del exterior o de sus conciudadanos; a la fijación de las reglas que deben gobernar las relaciones mercantiles entre los individuos; al abastecimiento de los bienes que el sistema de mercado es incapaz de producir y a la protección de las personas que no son responsables de sus actos, como los niños y los enfermos mentales. Todo lo demás debe dejarse a la acción libre del mercado. Basado en estos principios, el representante de la corriente monetarista ha atacado el crecimiento del gobierno en los últimos 50 años, tanto en los países desarrollados, en los en vías en desarrollo como en los países clasificados del tercer mundo. El economista que viene a sustituir a Friedman en la atención de los problemas económicos es Robert Merton Solow, Premio Nobel en Ciencias Económicas en 1987. ESCUELA INSTITUCIONALISTA Los institucionalistas modernos intentan corregir a los modernos economistas teóricos, introduciendo un papel para la estructura y organización política y social en la determinación de los acontecimientos económicos. La corriente institucionalista es una forma de análisis económico basado en el estudio de la estructura, reglas y comportamiento de las organizaciones, como las empresas, carteles, sindicatos y el Estado. El enfoque institucionalista puede contrastarse con el análisis de mercado, que subraya la oferta-demanda y los ajustes automáticos en los movimientos de los precios y los beneficios. El representante y el fundador de la escuela institucionalista fue Thorstein Veblen (1857-1929), cuyos trabajos llenaron el espacio transcurrido desde el auge de los grandes monopolios, esto a fines del siglo XIX hasta la prosperidad de la década de 1920. ESCUELA ESTRUCTURALISTA La corriente estructuralista se dedicó a explicar la falta de desarrollo en América Latina y a formular normas para acelerar dicho avance en el futuro. Según esta escuela, la escasez de desarrollo en América Latina se debe a deficiencias en la estructura del sistema capitalista, tal y como evolucionó en esa región del mundo. Es decir, del modo en que América Latina se desarrolló, pasando del sistema tribal a colonia política y económica de España, para después convertirse en proveedor de materias primas del mundo avanzado, la economía no funcionó ni equitativa ni eficientemente. Los economistas más importantes de la corriente Estructuralista son: Celso Furtado, Leopoldo Solís, Víctor L. Urquidi, Raúl Prebisch, Aníbal Pinto y Aldo Sunkel. Estos pensadores se interesan por el sistema económico en su conjunto; el desarrollo de esta escuela es después de la segunda guerra mundial. Afirman que por lo menos existen cuatro áreas en las que la economía necesita un cambio estructural: A.- La distribución de las tierras y las condiciones de tendencia en el sector agrícola son deficientes. Se busca la desaparición del minifundio y latifundio. B.- La producción y comercialización de productos agrícolas, que conduzca a eliminar los monocultivos y las monoexportaciones con la finalidad de llegar a la diversificación de la producción y del comercio con otros países. C.- El análisis de la distribución del ingreso que beneficie a toda la población, buscando terminar con la concentración y con su injusta distribución. D.- Buscar la modificación de la estructura de la economía internacional, especialmente en el comercio y las finanzas, para que el beneficio que llega de los países avanzados se extienda a países de América Latina. ESCUELA MARXISTA A mediados del siglo XIX apareció un escritor que con sus teorías iba a influir en todo el mundo; su nombre Karl Marx (1810-1883). Su postulado esencial fue que el capitalismo contiene ciertas contribuciones básicas inherentes que inevitablemente conducirían a su fin. Sus conclusiones se basan en dos supuestos fundamentales de la economía clásica: que la fuente de todo valor es el trabajo y que la fuerza impulsora del sistema capitalista es la inversión del capital que hace que la economía siga creciendo. Marx utilizó también un “análisis de clases”, que redujo el concepto de tres clases de economía, utilizado por Ricardo, a dos clases principales: los capitalistas y los trabajadores. Decía que era el conflicto básico entre estas dos clases y que las conduciría a la destrucción del sistema. Para Marx y Friedrich Engels, los “padres del pensamiento socialista”, la división básica se produce entre los “utopistas y los socialistas científicos”. Estas manifestaciones se remontan al siglo XVI con la publicación de la “Utopía” de Tomás Moro, canciller inglés que vivió entre las tres últimas décadas del siglo XV y las tres primeras del siglo XVI. Moro no aceptó la institucionalización de la propiedad privada convencido de que en ella se concentraban las raíces de la ociosidad, del desperdicio y en general, de los principales problemas sociales y económicos de su época. La Utopía que ideó Moro era fantástica, pero tenía en mente reformas sociales y económicas que podrían ser adoptadas con el correr del tiempo. La pretensión de Tomás Moro consistía en la construcción de un Estado ideal. En los siglos XVII y XVIII, los escritores socialistas los formaban los utopistas franceses y los asociativistas ingleses. Las ideas de esos dos grupos de reformadores sociales no iban más allá de las presentadas en los trabajos utópicos de Tomás Moro. Entre los utopistas franceses destacan: F. Noel Babeuf, Cabet, Saint-Simón, Fourier y Proudhon, que fue el más importante de todos ellos, ya que pregonó la eliminación de la propiedad privada y rechazó las instituciones sociales y políticas de su tiempo. Roberto Owen es el elemento de transición entre los utopistas franceses y los asociativistas ingleses. Su proyecto principal fue la constitución de sistemas cooperativistas, que puso en práctica en Escocia y en los Estados Unidos de América, donde realizó experiencias comunales para demostrar la factibilidad de su sistema. Luchó por la desaparición de la competencia, por la subordinación de los intereses empresariales al lucro y por la acumulación del capital. En la corriente de los asociativistas ingleses se destacan: William Thompson, John Gray, Thomas Hodgskin y Charles Hall; de pensamiento más realista que el de los utopistas franceses, los ingleses fundamentan sus doctrinas sobre bases más sólidas. Estos se identifican como socialistas Ricardianos, al afirmar que el trabajo sería el principal elemento determinante del valor. La mayoría de estos planes, según Marx y Engels, eran “utópicos”, por oposición a “científicos”. Proponían en la segunda mitad del siglo XIX, que al vivir en una sociedad capitalista, debemos desarrollar una estrategia viable para pasar del capitalismo a un sistema socialista, con base en las fuerzas de cambio ya existentes en la sociedad capitalista. Determinando que los planes no basados en este tipo de análisis son utópicos y por lo tanto no factibles, mientras que las teorías analíticamente correctas se consideran científicas. Los estudios de Marx dieron nivel de madurez al pensamiento socialista del siglo XIX, la estructura teórica se presentó mejor desarrollada, porque según Bohm Bawerk conocía el resultado que deseaba obtener. Por tal intuición que poseía, logró construir un modelo donde se trata de demostrar que las sociedades están sujetas a una constante transformación histórica y que los clásicos se equivocaron al admitir que el orden natural del sistema capitalista, una vez establecido, conduciría a la estabilización y al crecimiento económico, ya que las fuerzas que crearon ese ordenamiento procuran estabilizarlo, impiden el crecimiento de nuevas formas que lo amenazan hasta que, al fin, ellos se afirmen y realicen sus deseos. Los principales representantes de la escuela Marxista son: Karl Marx, F. Engels y V. I. Lenin; aunque otros pensadores contemporáneos han seguido la escuela Marxista, entre ellos Maurice Dobb, Paul Sweesy, Paul A. Baran, Ernest Mandel, Teodoro Dos Santos. La obra de Marx fue la más penetrante que la de todos los precursores del socialismo. Además del Manifiesto Comunista escrito por él y Engels, publicado en 1848, Marx publicó en 1847 “Miseres de la Filosofía”, pero su libro principal “El Capital”, salió a la luz pública en 1867. La escuela Marxista no es sólo una doctrina económica, sino que se considera una concepción del mundo que implica conocimientos filosóficos, sociales, económicos y políticos. Sobresaliendo por su importancia: la filosofía materialista dialéctica; analizan críticamente a la Sociedad capitalista; desarrollan la teoría valor-trabajo; determinan que la fuerza del trabajo es una mercancía; estudian la teoría de la plusvalía y afirman que el régimen económico es la base de la sociedad. VLADIMIR ILICH LENIN.- Lenin no sólo se convirtió en un teórico de primer orden, sino también en un revolucionario de mucho éxito. Su pensamiento y su dirección fueron extremadamente importantes para que los bolcheviques tomaran el poder en Rusia en 1917. Gran parte de sus ideas estaban dedicadas a la estrategia revolucionaria y aun así señaló numerosas relaciones económicas de importancia duraderas para los socialistas en zonas atrasadas del mundo, que sirven de guía a los movimientos de liberación que quedan en el orbe. La teoría de Lenin sobre economía política principia con la observación de que las naciones capitalistas maduras han entrado ya a la etapa de monopolio, considerada fase final y fase más elevada del desarrollo capitalista. El capital monopolista es la etapa en que aparece el imperialismo, ya que el sistema capitalista mundial no puede sostenerse sin él. Por lo que para adquirir nuevos mercados, los capitalistas monopolistas deben exportar, a los países menos avanzados, capital y artículos de consumo. Encontrándose que la necesidad que tienen las potencias capitalistas de adquirir nuevos mercados, los conduce a crear conflictos entre ellas y el resultado es una guerra que nunca termina. El mundo menos desarrollado se reparte entre los vendedores y con ello se realiza la explotación en el mercado internacional. Encontramos que las naciones pobres se convierten en colonias de los países industrializados, los que aprovechan todos sus recursos, de tal manera que el crecimiento de los países atrasados se hace mas difícil. Lenin llegó a la conclusión de que las revoluciones socialistas pueden producirse en las zonas atrasadas que cuenten con poco desarrollo capitalista. En los trabajos de investigación que realizó, Lenin encontró que son tres las fuentes que sostienen la filosofía marxista: Materialismo Dialéctico formado por los pensadores F. Hengel con su Dialéctica y L. Feuerbach; la Economía Política , constituida por los estudios de los clásicos A. Smith y D. Ricardo con su teoría valor trabajo y el Socialismo Científico, sostenido por R. Owen, Ch. Fourier y H. Saint.-Simón. CORRIENTE NEOMARXISTA La mayoría de los marxistas están convencidos de que los países capitalistas avanzados, pasaron por la etapa capitalista de monopolio a fines del siglo XIX o principios del siglo XX, pero casi todos están de acuerdo de que el análisis Marxista tradicional es incapaz de explicar cómo y por qué persiste y funciona todavía el capitalismo monopolista. Los neomarxistas han tratado de remediar esta situación en los últimos años. Es posible que el método más ambicioso y acertado para resolver este problema haya sido el de dos marxistas famosos de Estados Unidos de Norteamérica: Paul A. Baran y Paul M. Sweezy. Su obra “Capital y Monopolio”, un Ensayo sobre la Economía Americana y el Orden Social, se ocupa del análisis de la economía capitalista, en la que la unidad económica típica no es una empresa pequeña que produzca una pequeña parte de la producción total en un mercado dado, sino una empresa en gran escala, que produce gran parte de la producción total de una o varias industrias. Resultando que puede controlar sus precios, el volumen de su producción, los tipos y cantidades de sus inversiones. Es decir, que la economía se compone principalmente de empresas que no obedecen a las leyes del mercado competitivo. Las empresas de tipo monopolista dominan los sectores más importantes de la economía y el Estado proporciona el clima y la estructura económica que conduce a hacer todo posible. El análisis de Baran y Sweezy concluye con una nota sombría, cuando observan que aunque las posibilidades de que se produzca un cambio revolucionario en Estados Unidos de Norteamérica son pequeñas, el sistema puede desmoronarse debido a su propio proceso de decadencia. Simultáneamente, en las economías menos desarrolladas se están efectuando con éxito movimientos armados de cambio que buscan la democracia y la distribución equitativa de la riqueza. La clase dominante de los Estados Unidos comprende esto y está decidida a oponerse a todo lo que pueda amenazarla, con todos los medios disponibles. C. Wright, escritor contemporáneo sobre el pensamiento socialista, dice que entre los diversos caminos hacia el socialismo que existía en el siglo XIX, había cuatro rutas principales: A.- Algunas personas se retiraron a comunidades utópicas, en las que pudieron practicar, o por lo menos poner a prueba sus principios. B.- Otros hicieron un llamamiento de los poderosos sobre la base de la razón y en términos de ideales como el caso de la justicia. C.-Grupos de personas pensaron en hacer una revolución socialista. Cuando a fines del siglo XIX se hizo más universal el derecho a votar, y los sindicatos laborales llegaron a ser más eficientes y seguros, surgió una cuarta ruta hacia el socialismo. D.- El de establecer por medio del trabajo de los sindicatos, los grupos de presión, las cooperativas y los partidos legales, con los que puede llegarse a obtener una serie de victorias en las elecciones que den como resultado una legislación parlamentaria que conduzca a la implantación del socialismo. Con el pensamiento de la ruta cuatro se ha logrado el establecimiento de gobiernos socialistas, así sucedió en Chile con Salvador Allende; aclarando que el mayor número de los países socialistas que han llegado al poder fue por el movimiento revolucionario, destacando entre ellos Fidel Castro en Cuba, Daniel Ortega en Nicaragua. En América Latina el marxista más influyente por sus trabajos de investigación es José Carlos Mariátegui, de Perú, quien hizo hincapié en la necesidad de preservar el “ayllu” comunal y eliminar el latifundio como estrategia para el desarrollo de América Latina. Forman parte del grupo noemarxista: Mao Tse Tung, a él se debe la estructura de organización de la República Popular China; Ernesto (Che) Guevara de la Serna , buscó el cambio por medio de la revolución en América Latina. Los neomarxistas, aunque creen en la validez básica de la metodología de Marx, comienzan a buscar nuevas explicaciones de la realidad y nuevas directivas sobre el camino del socialismo. Existen otras escuelas y otros economistas importantes que no se mencionaron debido a la imposibilidad de hacerlo por el tiempo y los objetivos marcados en la retícula de las carreras de: Ingeniería, Informática y Administración aclarándose además de que en Economía está la historia de las doctrinas económicas. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS -Rossetti José Paschoal, Introducción a la Economía, 7a. Edición, Harla S.A. de C.V., editado 1979. -Clement Norris C.- Pool John C.- Carrillo Mario M., Economía, 2a. Edición, Mc Graw-Hill, editado 1982. -Mc Connell Campbell R., Curso Básico de Economía, 2a. Edición, Aguilar S.A., editado 1968. -Schumpeter J.A., Síntesis de la Evolución de la Ciencia Económica y sus Métodos, 1a. Edición, Ediciones de Occidente S. A., editado 1964. -Silva Herzog, Antología del Pensamiento Económico, 1a. Edición, Fondo de Cultura Económica, editado 1963. -Karataev, Ryndina, Stepanov y otros, Historia de las Doctrinas Económicas, Grijalbo, editado 1964.