EL CAMBIO EMPIEZA EN LA MESA LA NATURALEZA OBLIGA Carlos Saya Cuando se abocan temas de la actualidad socio-económica mundial y nos adentramos a disertar sobre la eficacia y pertinencia de sistemas universalmente antagónicos como: el Capitalismo y el Socialismo, o su estado más avanzado, el Comunismo, como el culmen del estado social ideal que nos legara Carlos Marx en su máxima obra “El Capital”; O discurrir sobre la lucha perenne e intestina entre las ideologías de izquierda y de derecha y definir en cuál de ellas vive la democracia verdadera, defendidas por sus ultra-extremas; razonar sobre la pertinencia y validez de los Estados Religiosos y sus fanáticas visiones; o simplemente discutir sobre la secular diferencia entre ricos y pobres, se llega siempre a un lugar común, ‘a nada’. Pues las diferentes posiciones y justificaciones, -válidas todas- se hacen recurrentes y en la práctica, no le atinan a solucionar el problema mayor que enfrenta hoy la humanidad entera… Se discute si resultó benéfico o exitoso el experimento del siglo xx del sistema Neoliberal como un estado superior al liberalismo económico, que pretende entronizar un sistema con base en el mercado por encima del estado para potenciar la Globalización y evitar así el rezago económico en países tercermundistas; o también, la implementación de la innovadora “Tercera Vía”, doctrina que intenta rescatar lo mejor de las anteriores, imponiéndola a través de la reorganización económica que “permite el mercado hasta donde sea posible y adelanta la intervención del estado hasta donde sea necesario…” Para sintetizar se podría decir, que todo se reduce, a la búsqueda incesante de un sistema que ofrezca un crecimiento económico con equidad; Que disminuya las tensiones sociales y permita alcanzar un estado de bienestar medianamente satisfactorio y acorde con todos los individuos de una sociedad, lo cual, si se ha dado, no se ha podido mantener en el tiempo en ningún sistema, y quizá nunca se pueda lograr. Será entonces la naturaleza, como ha sucedido siempre, la que propicie esta transformación milagrosa que obligue al hombre, irremediablemente, a establecer un cambio en el orden mundial. En efecto, el hombre se ha empecinado por alcanzar este estado ideal, este Nirvana o paraíso terrestre si lo prefieren, explotando a nivel industrial de los recursos naturales, pues ha cifrado sus esperanzas en la optimización de la producción, regida por el Capitalismo salvaje -el Fondo Monetario Internacional FMI, el Banco Interamericano de Desarrollo BID y la banca mundial- quienes persiguen, desaforados, la máxima ganancia, dejando pírricos remanentes para que los estados socios suplan sus necesidades y en esta búsqueda frenética está destruyendo el planeta, Ninguno de estos sistemas ha ponderado el medio ambiente por encima de sus logros políticos y utilidades económicas, y ya lo podemos ver y sentir; resulta ser un espejismo el cacareado progreso y desarrollo cuando de contera, por alcanzar sus logros, se lleva el bienestar ambiental de la humanidad. Le duele al capitalismo desprenderse de sus ganancias o de sus utilidades. Se ha contaminado el aire, el suelo, el agua, se está destruyendo la capa vegetal del planeta. Se agotan rápidamente los recursos vitales para la subsistencia de especie humana. Algunos líderes mundiales vaticinan extraordinarios e improbables acontecimientos siderales que convocarían a la humanidad entera entorno a la lucha por la supervivencia de la especie humana, Ronald Reagan, ex presidente de los EE.UU ante la ONU dijo: "En nuestra obsesión con los antagonismos del momento a menudo nos olvidamos cuanto une a los miembros de la humanidad. Tal vez necesitamos una amenaza extraterrestre universal para que nos haga reconocer este lazo común”. Quizá nunca lleguemos a conocer de un acontecimiento de esta índole, pero ya tenemos el amenazante fenómeno, que propiamente no es sideral, pero su gravedad nos tiene que concitar a todos para enfrentarlo como es debido. Es el Calentamiento Global: el planeta tierra se está calentando peligrosamente debido a la acción depredadora del hombre y es el hombre mismo y su inteligencia innovadora quien lo puede ayudar, el llamado es a cambiar el paradigma mental, desprendernos del afán de lucro y de ganancia; volver al respeto por la naturaleza y pensar en términos de Sostenibilidad Ambiental, solo eso hará que el proceso degradante del planea se revierta a favor del hombre y su permanencia en él. Emprender decididas acciones colectivas e individuales que mitiguen la acción destructora sin privilegios, se hace incuestionable. AL GORE -ambientalista norte-americano, candidato a la presidencia de los EE.UU dijo: ”La dicotomía entre sostenibilidad y desarrollo no existe. Sin planeta no hay economía que valga”. No se trata entonces de querer o no, ni de ganar o perder; se trata de hacer lo indispensable, lo necesario, lo urgente, todos. Con sacrificio y abnegación, para salvar la especie humana de la extinción. La decisión es ya y ahora. Las acciones y los cambios deben ir desde acoger el Veganismo, no comer carne de ningún tipo ni ningún alimento derivado animal. No existe ganadería sostenible ambientalmente; Suprimir al máximo el uso del vehículo o dejar solo el de uso masivo o colectivo, sin dispensas ni exoneraciones; se debe minimizar el uso de combustibles fósiles, nos toca reducir el uso de energía eléctrica a lo estrictamente indispensable y explorar y permitir que se impongan otras fuentes de energías limpias y sostenibles. Tener un máximo cuidado con el uso del agua, bañarse lo menos posible. Se debe repensar el control de la natalidad, la población mundial no debe crecer exponencialmente, debe tener un límite pero sin llegar a la Eugenesia, pues no hay razas superiores; Se debe restringir la producción de bienes de consumo superfluos: ropa y artículos de lujo; Cortar de raíz el uso de las bolsas plásticas y artículos desechables, el reciclaje debe ser la prioridad; Reducir la huella de carbono individual al mínimo; sembrar y no talar, los arboles deben ser nuestros aliados. Se acabó la abundancia; debemos acostumbrarnos a vivir con lo estrictamente necesario y esencial. Esperar a que los líderes mundiales, terminen por decirnos: “perdón, perdón, nos equivocamos, nos faltó previsión, esto no debió pasar, ¡qué pena!” Como lo han hecho hasta ahora, es decisión nuestra.” No salvemos el planeta, esté se salva solo, salvemos la estadía del hombre sobre la tierra”.