INCORPORACIÓN DEL DERECHO INTERNACIONAL DE LOS DDHH A NIVEL JUDICIAL La declaración de medidas de reparación no pecuniarias por el Consejo de Estado: avances, vacíos e insuficiencias El Consejo de Estado, en sentencia del 20 de febrero de 2008, ordenó medidas de reparación no pecuniarias en un caso de violación de derechos humanos.1 A pesar de que en la sentencia se avanza en el reconocimiento del derecho internacional de los derechos humanos y en el establecimiento de un diálogo entre la jurisprudencia del Consejo de Estado, de la Corte Constitucional y de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, se advierten vacíos e insuficiencias que no garantizan los derechos de las víctimas y sus familiares y no se ajustan a los estándares internacionales en la materia. Los hechos que dieron lugar a la sentencia se refieren a la desaparición y posterior muerte de dos personas, ocurridas en inmediaciones de los municipios de Tuluá y Bolívar, entre el 27 y el 31 de enero de 1995. Estas personas habían sido detenidas y se encontraban bajo el cuidado de las autoridades de policía. El caso fue resuelto en primera instancia por el Tribunal Administrativo del Valle del Cauca, que condenó a la Nación, Ministerio de Defensa, Policía Nacional al pago de perjuicios morales y materiales a favor de los familiares de las víctimas. El Consejo de Estado modificó la sentencia y declaró responsable a la Nación, Ministerio de Defensa, Policía Nacional y al municipio de Tuluá por la muerte de estas dos personas, ordenando el pago de perjuicios morales y materiales a favor de los familiares y la adopción de medidas no pecuniarias de reparación. El presente escrito analiza el contenido de la sentencia del Consejo de Estado de acuerdo con los siguientes aspectos: en primer lugar, se definen las medidas de reparación no pecuniarias, su alcance y contenido; en segundo término, se señala cuáles son las obligaciones del Estado de acuerdo con los estándares internacionales de derechos humanos y los vacíos de la sentencia; en tercer lugar, se analiza la competencia de los jueces administrativos en casos de violaciones a los derechos humanos, la falta de desarrollo de la jurisprudencia nacional al respecto y el criterio equívoco según el cual esta competencia se basa en la defensa de la soberanía jurídica nacional. En seguida, se hace referencia al principio de la reparación integral y a la insuficiencia de las medidas de reparación ordenadas en la sentencia y, finalmente, se exponen algunas conclusiones. 1 Consejo de Estado. Sala de lo Contencioso Administrativo. Sección Tercera. Sentencia del 20 de febrero de 2008. Radicación 76001-23-25-000-1996-04058-01(16996). Consejero Ponente: Enrique Gil Botero. ( 11 ) ANA LUCÍA MAYA Las medidas de reparación no pecuniarias: alcance y contenido Es necesario precisar en qué consisten las medidas de reparación no pecuniarias en casos de violaciones a los derechos humanos y cuál es su importancia en la garantía de los derechos de las víctimas y sus familiares. Para la Corte Interamericana de Derechos Humanos, la finalidad de la reparación en general consiste en hacer cesar los efectos y consecuencias de la violación,2 la reparación del daño y la demanda de la plena restitución, lo que se conoce como restitutio in integrum, es decir, el restablecimiento de la situación anterior a la violación. Cuando ello no es posible, lo procedente es hacer una compensación en dinero y establecer otras medidas para atenuar el daño.3 Entre ellas se encuentran las de reparación no pecuniaria, incluyendo las medidas de satisfacción y garantías de no repetición, que consisten en actos u obras de alcance o repercusión pública y de compromisos para que no vuelvan a ocurrir hechos similares. Para la Corte Interamericana de Derechos Humanos, estas medidas persiguen “la recuperación de la memoria de las víctimas, el reconocimiento de su dignidad y el consuelo de sus deudos”.4 En el Sistema Universal de Protección de Derechos Humanos, las otras formas de reparación se enmarcan en un concepto de reparación integral, que constituye un derecho en sí mismo, tal como se señala en los Principios y directrices básicos sobre el derecho de las víctimas de violaciones manifiestas de las normas internacionales de derechos humanos y de violaciones al DIH a interponer recursos y obtener reparaciones, aprobados por la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas.5 2 Corte Interamericana de Derechos Humanos. Caso Goiburú y otros contra Paraguay. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 22 de septiembre de 2006. Serie C No. 153. Párr. 143; Caso de las Masacres de Ituango contra Colombia. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 1º de julio de 2006. Serie C No. 148. Párr. 348. 3 Corte Interamericana de Derechos Humanos. Caso de las Masacres de Ituango contra Colombia. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 1º de julio de 2006. Serie C No. 148. Párr. 347. 4 Corte Interamericana de Derechos Humanos. Caso Vargas Areco contra Paraguay. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 26 de septiembre de 2006. Serie C No. 155. Párr. 149. 5 De acuerdo con el principio 18, “se debería dar a las víctimas de violaciones manifiestas de las normas internacionales de derechos humanos y de violaciones graves del derecho internacional humanitario, de forma apropiada y proporcional a la gravedad de la violación y a las circunstancias de cada caso, una reparación plena y efectiva (...) en las formas siguientes: restitución, indemnización, rehabilitación, satisfacción y garantías de no repetición”. Organización de Naciones Unidas, Principios y directrices básicos sobre el derecho a las víctimas de violaciones de las normas internacionales de derechos humanos y del derecho internacional humanitario a interponer recursos y obtener reparaciones. Doc. E/CN.4/2005/59, 21 de diciembre de 2004. Estos principios fueron aprobados por la Asamblea General de Naciones Unidas (ONU AG Res. 60/147 del 16 de diciembre de 2005). ( 12 ) INCORPORACIÓN DEL DERECHO INTERNACIONAL DE LOS DDHH A NIVEL JUDICIAL Las medidas de reparación no pecuniarias amplían el estándar de protección, contribuyen a que las víctimas sean visibles, y son una expresión de la indivisibilidad e integralidad de los derechos humanos. Sobre este último punto, por ejemplo, la Corte Interamericana ha ordenado medidas que involucran derechos económicos, sociales y culturales, como el derecho a la educación representado en la creación de programas,6 la actualización profesional de las víctimas 7 y las becas de estudio,8 entre otros. Así mismo, se ha vinculado el derecho a la salud con medidas como el tratamiento médico y psicológico para las víctimas 9 y para sus familiares,10 así como la prestación de servicios de asistencia médica a favor de miembros de comunidades indígenas.11 Las obligaciones del Estado de acuerdo con los estándares internacionales Es de trascendental importancia que el Consejo de Estado señale en esta decisión que la normatividad internacional relacionada con derechos humanos prevalece en el orden interno, no sólo en el campo normativo sino también en el campo interpretativo. Para el Consejo, el fundamento de la obligación de reparación integral reside en la prevalencia, incorporación e integración normativa del derecho internacional en el derecho nacional. Además, se reconoce que la normatividad internacional de los derechos humanos hace parte del ius cogens, es decir, está conformada por reglas imperativas del 6 Corte Interamericana de Derechos Humanos. Caso Gómez Palomino contra Perú. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 22 de noviembre de 2005. Serie C No. 136. Párr. 145146. 7 Corte Interamericana de Derechos Humanos. Caso García Asto y Ramírez Rojas contra Perú. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 25 de noviembre de 2005. Serie C No. 137. Párr. 281. 8 Corte Interamericana de Derechos Humanos. Caso de los Hermanos Gómez Paquiyauri contra Perú. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 8 de julio de 2004. Serie C No. 110. Párr. 237. 9 Corte Interamericana de Derechos Humanos. Caso García Asto y Ramírez Rojas contra Perú. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 25 de noviembre de 2005. Serie C No. 137. Párr. 281; Caso De la Cruz Flores contra Perú. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 18 de noviembre de 2004. Serie C No. 115. Párr. 168. 10 Corte Interamericana de Derechos Humanos. Caso Gómez Palomino contra Perú. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 22 de noviembre de 2005. Serie C No. 136. Párr. 143; Caso Gutiérrez Soler contra Colombia. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 12 de septiembre de 2005. Serie C No. 132. Párr. 102 y 103; Caso de la masacre de Mapiripán contra Colombia. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 15 de septiembre de 2005. Serie C No. 134. Párr. 312. 11 Corte Interamericana de Derechos Humanos. Caso Comunidad Indígena Sawhoyamaxa contra Paraguay. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 29 de marzo de 2006. Serie C No. 146. Párr. 229 y 230. ( 13 ) ANA LUCÍA MAYA derecho internacional aceptadas por los Estados y que no admiten acuerdo en contrario.12 Además, el Consejo reconoce que la jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos tiene incidencia en el derecho interno y que los jueces administrativos no pueden desconocer las decisiones que se hayan tomado en un caso resuelto en esa instancia internacional. Al respecto señaló que “si existe una condena internacional de la Corte Interamericana de Derechos Humanos a un Estado por la violación de uno o varios derechos humanos, y dentro del proceso se adoptó una decisión vinculante en relación con la indemnización de los perjuicios a favor de las víctimas y sus familiares, a nivel interno la Jurisdicción de lo Contencioso Administrativo –en sede de un proceso ordinario de reparación directa– deberá declarar, de oficio o a petición de parte, la cosa juzgada internacional”.13 En el presente caso, no existía un antecedente jurisprudencial internacional que obligara al Consejo a decretar medidas de reparación no pecuniarias y al hacerlo, siguiendo la jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, el Consejo de Estado otorgó un carácter vinculante a estos pronunciamientos y adoptó estándares más garantistas para la protección de los derechos de las víctimas y sus familiares. El Consejo también precisó que el Estado tiene la posición de garante respecto de personas que se encuentran en una especial situación de sujeción e indefensión, como las personas detenidas. En esta sentencia se señala que los deberes de seguridad y protección, en las relaciones de especial sujeción respecto de reclusos, se derivan de la Constitución y de la ley, reiterando la jurisprudencia del organismo en este sentido.14 Para determinar el deber especial de protección en estos casos se acude a la jurisprudencia de la Corte Constitucional, según la cual “en relación con el derecho a la vida del recluso, el Estado tiene la obligación de impedir que otros reclusos o terceros particu12 El artículo 53 de la Convención de Viena sobre el derecho de los tratados reza: “Es nulo todo tratado que, en el momento de su celebración, esté en oposición con una norma imperativa de derecho internacional general. Para los efectos de la presente Convención, una norma imperativa de derecho internacional general es una norma aceptada y reconocida por la comunidad internacional de Estados en su conjunto como norma que no admite acuerdo en contrario y que sólo puede ser modificada por una norma ulterior de derecho internacional general que tenga el mismo carácter”. 13 Consejo de Estado. Sala de lo Contencioso Administrativo. Sección Tercera. Sentencia de 19 de octubre de 2007. Exp. 29273. Magistrado Ponente: Enrique Gil Botero. Citado en: Consejo de Estado. Sala de lo Contencioso Administrativo. Sección Tercera. Sentencia del 20 de febrero de 2008. Radicación 76001-23-25-000-1996-04058-01(16996). Consejero Ponente: Enrique Gil Botero. 14 En la sentencia se cita la sentencia del 4 de octubre de 2007, expediente 15.567. ( 14 ) INCORPORACIÓN DEL DERECHO INTERNACIONAL DE LOS DDHH A NIVEL JUDICIAL lares (obligación de protección), así como el personal Estatal –sea personal penitenciario o de otra naturaleza– (obligación de respeto) amenacen contra la vida del interno”.15 La Corte Interamericana de Derechos Humanos también ha señalado que el Estado tiene una posición de garante en casos de personas detenidas, lo que conlleva unas obligaciones especiales. Para ella, “el Estado es responsable, en su condición de garante de los derechos consagrados en la Convención, de la observancia del derecho a la integridad personal de todo individuo que se halla bajo su custodia”.16 No obstante lo anterior, es necesario hacer mayor énfasis en la obligación de garantía que, de acuerdo con la Corte Interamericana, conlleva la prevención razonable, la investigación seria y la reparación integral.17 No es suficiente señalar que el Estado debe abstenerse de cometer violaciones (obligación de respeto); se debe insistir en que, además, debe prevenirlas, lo cual implica adoptar medidas que impidan que los hechos ocurran y, en caso de ya hayan ocurrido, evitar que se presenten eventos similares. Tratándose de personas que se encuentran en situación de vulnerabilidad, como las personas detenidas, el Estado conoce una situación de riesgo y está en presencia de obligaciones acentuadas, cuyo examen debe ser más riguroso. Esto implica que se deben adoptar medidas de prevención y protección para evitar razonablemente que se cometan violaciones.18 De la obligación de garantía se desprende el deber de reparación integral, pero al no atender el deber de prevención se dejan de lado medidas de reparación tendientes a asegurar esta obligación. Como se verá más adelante, en la sentencia del Consejo de Estado se aprecia que no se adoptaron las medidas de no repetición suficientes para asegurar que los hechos no volvieran a ocurrir. Adicionalmente, la reparación integral debe basarse en el reconocimiento de los derechos de las víctimas, mas no en la salvaguardia de la jurisdicción nacional, que es lo que se cuestiona a continuación. 15 Corte Constitucional, Sentencia T-1190 de 2003, Magistrado Ponente: Eduardo Montealegre Lynett. Citado en: Consejo de Estado. Sala de lo Contencioso Administrativo. Sección Tercera. Sentencia del 20 de febrero de 2008. Radicación 76001-23-25-000-1996-04058-01(16996). Consejero Ponente: Enrique Gil Botero. 16 Corte Interamericana de Derechos Humanos. Caso del Penal Miguel Castro Castro, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 25 de noviembre de 2006. Serie C No. 160. Párr. 273. 17 Corte Interamericana de Derechos Humanos. Caso Velásquez Rodríguez contra Honduras. Sentencia de 29 de julio de 1988. Serie C No. 4. Párr. 175 y ss. 18 Corte Interamericana de Derechos Humanos. Caso de la Masacre de Pueblo Bello contra Colombia. Sentencia de 31 de enero de 2006. Párr. 138 a 140. ( 15 ) ANA LUCÍA MAYA La competencia de los jueces administrativos en casos de violaciones a los derechos humanos no puede descansar en la defensa de la soberanía jurídica nacional De acuerdo con el artículo 16 de la Ley 446 de 1998, los jueces administrativos en cualquier proceso ante la administración de justicia deben valorar el daño conforme al principio de reparación integral. Esta competencia existe hace diez años y sólo hasta ahora está siendo aplicada por la jurisdicción contencioso administrativa. En la situación analizada, ni siquiera era necesario que el caso llegara a conocimiento del Consejo de Estado para que se ordenaran medidas no pecuniarias de reparación, porque el Tribunal Administrativo del Valle podía haberlas decretado. Es importante que el Consejo de Estado reconociera que cuando se trata de violaciones a los derechos humanos, los jueces administrativos no deben enmarcar sus decisiones en los estrechos límites del resarcimiento económico, sino que es necesario que vayan más allá para lograr la reparación integral. Al respecto, el Consejo señala en la sentencia que “(…) cuando se habla del análisis de hechos relacionados con la violación de derechos humanos, según los parámetros normativos y descriptivos contenidos en los preceptos de la Carta Política y en las normas internacionales que regulan la materia, el juez de lo contencioso administrativo no debe estar limitado por su función principal, es decir, la de establecer y decretar el resarcimiento económico de un perjuicio (…) debe ir mucho más allá, con el fin de que el principio de reparación integral se vea claramente materializado”.19 De acuerdo con la sentencia del Consejo de Estado, estas facultades derivan de las normas constitucionales y de la ley y de las normas del derecho internacional de los derechos humanos que, como se dijo anteriormente, prevalecen y se integran con el ordenamiento jurídico nacional. “De allí que, la labor del juez de lo contencioso administrativo, en tratándose de los procesos que se formulen para su conocimiento, con ocasión de la vulneración o trasgresión de derechos humanos, es la de un funcionario dinámico, con amplias facultades resarcitorias y de restablecimiento, suministradas éstas por el propio ordenamiento jurídico interno e internacional, encaminadas a que se obtenga una verdadera reparación integral del daño derivada de ese quebrantamiento”.20 19 Consejo de Estado. Sala de lo Contencioso Administrativo. Sección Tercera. Sentencia del 20 de febrero de 2008. Radicación 76001-23-25-000-1996-04058-01(16996). Consejero Ponente: Enrique Gil Botero. 20 Consejo de Estado. Sala de lo Contencioso Administrativo. Sección Tercera. Sentencia del 20 de febrero de 2008. Radicación 76001-23-25-000-1996-04058-01(16996). Consejero Ponente: Enrique Gil Botero. ( 16 ) INCORPORACIÓN DEL DERECHO INTERNACIONAL DE LOS DDHH A NIVEL JUDICIAL Según el Consejo de Estado, este dinamismo judicial deriva del principio de reparación integral –al que se hace referencia más adelante– de las obligaciones constitucionales y legales que les competen a los jueces en casos de violaciones a derechos humanos y del reconocimiento del derecho internacional en el orden interno. Con ello se reconocen no sólo los estándares internacionales, sino también la importancia de la constitucionalización del derecho y el papel del juez en el Estado social de derecho. Sin embargo, es preocupante que el Consejo de Estado fundamente el deber de ordenar una reparación integral, lo que corresponde a los jueces administrativos cuando conocen de casos de violaciones a los derechos humanos, en la salvaguardia de la jurisdicción nacional, para evitar que los casos sean conocidos por instancias internacionales. En la sentencia objeto de análisis, este organismo señala: “Así las cosas, los jueces de lo contencioso administrativo y los tribunales constitucionales, a nivel interno, deben procurar el pleno y completo restablecimiento de los derechos humanos de los que tengan conocimiento, como quiera que esa es su labor, con el propósito, precisamente, de evitar que los tribunales de justicia internacional de derechos humanos, en el caso concreto de Colombia, la Corte Interamericana de Derechos Humanos, como tribunal supranacional, tenga que desplazar a la justicia interna en el cumplimiento de los citados propósitos”.21 Esta posición no se ajusta a la protección de los derechos humanos, dado que no es la defensa de la soberanía jurídica nacional la que justifica la adopción de medidas de reparación integral, sino la plena satisfacción de los derechos de las víctimas y sus familiares, ya sea en el ámbito nacional o en el internacional. En casos de violaciones a los derechos humanos, la perspectiva que justifica la reparación no puede ser la de la defensa del Estado y la competencia de los jueces en el orden interno, sino la de los derechos de las víctimas y sus familiares, que han sido violados y deben ser reparados. Adicionalmente, no se debe perder de vista que acudir a las instancias internacionales de derechos humanos es también un derecho comprendido en el acceso a la justicia. Precisamente, la existencia de los tribunales internacionales descansa en la posibilidad que tienen las víctimas y sus familiares de buscar la protección y restitución de sus derechos cuando no lo han conseguido en el ámbito interno. 21 Consejo de Estado. Sala de lo Contencioso Administrativo. Sección Tercera. Sentencia del 20 de febrero de 2008. Radicación 76001-23-25-000-1996-04058-01(16996). Consejero Ponente: Enrique Gil Botero. ( 17 ) ANA LUCÍA MAYA La reparación integral y la insuficiencia de las medidas de reparación ordenadas en la sentencia En la sentencia objeto de análisis se ordenaron importantes medidas de reparación no pecuniarias como: a) la declaratoria pública de responsabilidad; b) el diseño y puesta en marcha de un sistema de promoción y respeto de los derechos de las personas detenidas, que incluya la capacitación de la población en el tema; y c) la publicación de la sentencia. Sin embargo, las medidas ordenadas no son suficientes para garantizar la reparación integral, como se muestra a continuación. En primer lugar, el Consejo de Estado reconoce el alcance del principio de reparación integral con una definición que se ajusta al estándar internacional de la restitutio in integrum arriba mencionado. Se señala en la sentencia que “la reparación integral en el ámbito de los derechos humanos supone, no sólo el resarcimiento de los daños y perjuicios que se derivan, naturalmente, de una violación a las garantías de la persona, reconocidas nacional e internacionalmente, sino que también implica la búsqueda del restablecimiento del statu quo, motivo por el cual se adoptan una serie de medidas simbólicas y conmemorativas, que propenden por la restitución del núcleo esencial del derecho o derechos infringidos, máxime si se tiene en cuenta que tales vulneraciones tienen origen en delitos o crímenes que son tipificados como de lesa humanidad”.22 Adicionalmente, la sentencia precisa que la declaración de medidas de reparación no significa un desconocimiento de principios procesales como el de la jurisdicción rogada o el de congruencia, o de garantías procesales como la no reformatio in pejus. Cuando se trata de violaciones a los derechos humanos, en relación con estos principios, según el Consejo de Estado “el ordenamiento jurídico interno debe ceder frente al internacional, en tanto este último impone la obligación a los Estados, a los diferentes órganos que lo integran –incluida la rama judicial del Poder Público– de adoptar todas las medidas tendientes a la protección y reparación de esas garantías del individuo”.23 Con esta sentencia se mejoran aspectos respecto de los cuales la jurisprudencia nacional está en mora de avanzar, más aun si se tiene en cuenta que el Estado colombiano es parte de los tratados del Sistema Interamericano de Derechos Humanos del Sistema Universal de Protección de Derechos Huma22 Consejo de Estado. Sala de lo Contencioso Administrativo. Sección Tercera. Sentencia del 20 de febrero de 2008. Radicación 76001-23-25-000-1996-04058-01(16996). Consejero Ponente: Enrique Gil Botero. 23 Consejo de Estado. Sala de lo Contencioso Administrativo. Sección Tercera. Sentencia del 20 de febrero de 2008. Radicación 76001-23-25-000-1996-04058-01(16996). Consejero Ponente: Enrique Gil Botero. ( 18 ) INCORPORACIÓN DEL DERECHO INTERNACIONAL DE LOS DDHH A NIVEL JUDICIAL nos, así como del Estatuto de Roma, y que ha sido condenado en repetidas ocasiones por la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Igualmente, si se considera que existen principios internacionales que orientan el tema de la reparación integral.24 La sentencia fue una oportunidad para decretar otras medidas que hacen parte de la reparación integral, porque de nada sirve exponer extensas motivaciones si la decisión recoge sólo algunos de los componentes, dejando de lado otros que contribuyen al reestablecimiento de los derechos de las víctimas y de sus familiares. Dentro de las medidas ordenadas, sin embargo, no se hace referencia al deber de realizar una investigación seria e imparcial que le corresponde al Estado. Omitir órdenes relacionadas con la investigación seria implica la no satisfacción de los derechos a la verdad y a la justicia de las víctimas y sus familiares. A pesar de que en el relato de los hechos hay algunas alusiones a la investigación iniciada por la Fiscalía,25 el Consejo de Estado en la parte motiva del fallo no se pregunta por ello, y en la parte resolutiva no se declara ninguna medida encaminada a determinar quiénes fueron los responsables, así como los móviles de los hechos y las circunstancias en que ocurrieron. En los casos de la masacre de Mapiripán y la masacre de Pueblo Bello contra Colombia, la Corte Interamericana de Derechos Humanos ordenó que para la investigación seria se debía activar y completar la investigación; establecer mecanismos que permitieran remover todos los obstáculos de facto y de jure que mantuvieran la impunidad; utilizar todos los medios disponibles para hacer expedita la investigación y el proceso judicial y otorgar las garantías de seguridad adecuadas a las víctimas, investigadores, testigos, defensores de derechos humanos, empleados judiciales, fiscales y otros operadores de justicia.26 Ninguno de estos estándares fue tenido en cuenta en la sentencia objeto de análisis. Aunque a lo largo de la sentencia se hace referencia a la reparación integral, no se declararon medidas de rehabilitación, como la atención médica, 24 Tales como los Principios y directrices básicos sobre el derecho a las víctimas de violaciones de las normas internacionales de derechos humanos y del derecho internacional humanitario a interponer recursos y obtener reparaciones (Doc. E/CN.4/2005/59) y el Conjunto de principios actualizado para la protección y la promoción de los derechos humanos mediante la lucha contra la impunidad (Doc. ONU E/CN.4/2005/102/Add.1.) de la Organización de Naciones Unidas. 25 De acuerdo con los hechos relatados en la sentencia, las diligencias de la Inspección de Policía fueron remitidas al Fiscal Primero de la Unidad Seccional Antisecuestro. 26 Corte Interamericana de Derechos Humanos. Caso de la masacre de Mapiripán contra Colombia. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 15 de septiembre de 2005. Serie C No. 134. Párr. 298 y ss; Caso de la masacre de Pueblo Bello contra Colombia. Sentencia de 31 de enero de 2006. Párr. 267 y ss. ( 19 ) ANA LUCÍA MAYA psicológica, psiquiátrica o de servicios sociales. Por ejemplo, no se reconoce el tratamiento psicológico para los familiares de las víctimas, y a pesar de que en la sentencia se encuentra probado el sufrimiento de los familiares, éste únicamente se tiene en cuenta para la declaratoria de los perjuicios morales. No podría objetarse que un reconocimiento de medidas no pecuniarias para los familiares de las víctimas excede las facultades del juez y el alcance de esas medidas, dado que en el derecho internacional de los derechos humanos, que conforme con lo señalado por el Consejo de Estado prevalece sobre la legislación interna, se reconoce como víctimas a los familiares. La Corte Interamericana de Derechos Humanos en algunos casos así lo ha reconocido27 y ha ordenado entre las formas de reparación el tratamiento médico y psicológico para ellos.28 Así mismo, las medidas de no repetición tampoco son suficientes. El Consejo de Estado, siguiendo los lineamientos de la Comisión Nacional de Reparación, señala que las medidas de no repetición comprenden, entre otras, la disolución de los grupos al margen de la ley, lo cual es clave en un contexto de conflicto armado como el colombiano. Sin embargo, esta idea no puede llevar a un entendimiento según el cual es necesario que se presente un caso en el que estén involucrados este tipo de actores para ordenar este tipo de medidas. Por el contrario, pueden ser declaradas medidas de no repetición en cada caso concreto que implique una violación de derechos humanos. En este caso, por ejemplo, se debió ordenar la capacitación de los funcionarios públicos que se encargan de vigilar a personas detenidas en temas relacionados con los derechos humanos, el tratamiento de las personas detenidas, el manejo y uso de la fuerza, tal como lo ha ordenado la Corte Interamericana de Derechos Humanos.29 Por consiguiente, eran necesarias otras formas de reparación, como la investigación seria, la rehabilitación y la aplicación de medidas de no repetición. La decisión, a pesar de declarar medidas importantes, no refleja el extenso análisis de la reparación integral de la parte motiva de la sentencia. 27 Corte Interamericana de Derechos Humanos. Caso Goiburú y otros contra Paraguay. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 22 de septiembre de 2006. Serie C No. 153. Párr. 96. 28 Corte Interamericana de Derechos Humanos. Caso Gutiérrez Soler contra Colombia. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 12 de septiembre de 2005. Serie C No. 132. Párr. 102 y ss. 29 Corte Interamericana de Derechos Humanos. Caso Tibi contra Ecuador. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 7 de septiembre de 2004. Serie C No. 114. Párr. 263 y ss; Caso Montero Aranguren y otros (Retén de Catia) contra Venezuela. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 5 de julio de 2006. Serie C No. 150. Párr. 149. ( 20 ) INCORPORACIÓN DEL DERECHO INTERNACIONAL DE LOS DDHH A NIVEL JUDICIAL Finalmente, el Consejo de Estado sostiene lo siguiente: “En estos eventos, el reconocimiento de una indemnización económica con miras al cubrimiento de un determinado perjuicio o detrimento, en modo alguno puede catalogarse como suficiente, toda vez que la persona o conglomerado social ven afectado un derecho que, en la mayoría de los casos, es de aquellos que pertenecen a la primera generación de derechos humanos y, por lo tanto, por regla general, se ven cercenadas garantías de naturaleza fundamental, sin las cuales la existencia del ser humano no es plena”.30 (Negrillas no originales). Es preocupante que el Consejo mantenga una perspectiva según la cual existen categorías de derechos por generaciones, pues esta visión implica el desconocimiento del carácter integral, interdependiente e indivisible de los derechos.31 Además de ser un enfoque anacrónico, porque ya ha sido superado desde la perspectiva de los derechos humanos, puede llevar a una insatisfacción de los derechos de las víctimas y sus familiares. La reparación no puede basarse en este criterio dado que las violaciones a los derechos humanos no hacen distinción entre derechos civiles, económicos, sociales, políticos y culturales. Por lo demás, como se señaló anteriormente, las reparaciones son una manera de vincular derechos respecto de los cuales no se declaran violaciones, pero que merecen ser resarcidos por la gravedad de los hechos, como por ejemplo el derecho a la salud cuando se ordena el tratamiento médico y psicológico para los familiares de las víctimas. A manera de conclusión La importancia de esta sentencia reside en el reconocimiento de medidas de reparación que van más allá de lo económico y que contribuyen a la realización de los derechos de las víctimas, con base en las obligaciones del Estado reconocidas en normas internacionales de derechos humanos. Para declarar las medidas de reparación no pecuniarias, el Consejo de Estado establece un diálogo con la jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos y también de la Corte Constitucional, lo que le permite adoptar y aplicar estándares garantistas en relación con la obligatoriedad de las normas internacionales de derechos humanos y las obligaciones del Estado en esta materia. Las órdenes que involucran medidas de reparación no pecuniarias no pueden seguir respondiendo a la defensa de la soberanía jurídica nacional y 30 Consejo de Estado. Sala de lo Contencioso Administrativo. Sección Tercera. Sentencia del 20 de febrero de 2008. Supra nota 2. 31 Conferencia Mundial de Derechos Humanos. Declaración y Programa de Acción de Viena. Doc. A/CONF.157/23. 12 de julio de 1993. Artículo 5. ( 21 ) ANA LUCÍA MAYA de las facultades de los jueces en el orden interno. Por el contrario, deben basarse en la satisfacción de los derechos de las víctimas y sus familiares, lo que conduce al cumplimiento de las obligaciones del Estado. Por otra parte, existen vacíos acerca de la comprensión de las obligaciones del Estado, en especial sobre el deber de prevención, y ello se ve reflejado en las medidas de reparación ordenadas. Es necesario que se ordenen medidas de no repetición que contribuyan a la prevención de futuras violaciones, como la capacitación de los funcionarios públicos. Se debe reconocer judicialmente como víctimas a los familiares y ordenar acciones que incluyan la reparación integral para ellos. Como medida de satisfacción hay que insistir en la investigación seria, que permita la determinación, captura y juzgamiento de los responsables, además del conocimiento de la verdad sobre los hechos ocurridos. Este es el inicio tardío del camino, y aún falta mucho por recorrer. Documentos de referencia Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos. Manual para la investigación y documentación eficaces de la tortura y otros tratos crueles, inhumanos o degradantes. “Protocolo de Estambul”. Nueva York y Ginebra, 2001. Conferencia Mundial de Derechos Humanos. Declaración y Programa de Acción de Viena. Doc. A/CONF.157/23. 12 de julio de 1993. Consejo de Estado. Sala de lo Contencioso Administrativo. Sección Tercera. - Sentencia del 20 de febrero de 2008. Radicación 76001-23-25-000-199604058-01(16996). Consejero Ponente: Enrique Gil Botero - Sentencia de 19 de octubre de 2007. exp. 29273. Magistrado Ponente: Enrique Gil Botero. Corte Constitucional. Sentencia T-1190 de 2003, Magistrado Ponente: Eduardo Montealegre Lynett. Corte Interamericana de Derechos Humanos - Caso Velásquez Rodríguez contra Honduras. Sentencia de 29 de julio de 1988. Serie C No. 4. - Caso de los Hermanos Gómez Paquiyauri contra Perú. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 8 de julio de 2004. Serie C No. 110. - Caso Tibi contra Ecuador. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 7 de septiembre de 2004. Serie C No. 114. - Caso De la Cruz Flores contra Perú. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 18 de noviembre de 2004. Serie C No. 115. - Caso Gutiérrez Soler contra Colombia. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 12 de septiembre de 2005. Serie C No. 132. - Caso de la masacre de Mapiripán contra Colombia. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 15 de septiembre de 2005. Serie C No. 134. ( 22 ) INCORPORACIÓN DEL DERECHO INTERNACIONAL DE LOS DDHH A NIVEL JUDICIAL - Caso Gómez Palomino contra Perú. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 22 de noviembre de 2005. Serie C No. 136. - Caso García Asto y Ramírez Rojas contra Perú. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 25 de noviembre de 2005. Serie C No. 137. - Caso de la masacre de Pueblo Bello. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 31 de enero de 2006. Serie C No. 140. - Caso comunidad indígena Sawhoyamaxa contra Paraguay. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 29 de marzo de 2006. Serie C No. 146. - Caso de las masacres de Ituango contra Colombia. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 1º de julio de 2006. Serie C No. 148. - Caso Montero Aranguren y otros (Retén de Catia) contra Venezuela. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 5 de julio de 2006. Serie C No. 150. - Caso Goiburú y otros contra Paraguay. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 22 de septiembre de 2006. Serie C No. 153. - Caso Vargas Areco contra Paraguay. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 26 de septiembre de 2006. Serie C No. 155. - Caso del Penal Miguel Castro Castro, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 25 de noviembre de 2006. Serie C No. 160. Organización de Naciones Unidas - - Principios y directrices básicos sobre el derecho a las víctimas de violaciones de las normas internacionales de derechos humanos y del derecho internacional humanitario a interponer recursos y obtener reparaciones. Doc. E/ CN.4/2005/59. Conjunto de principios actualizado para la protección y la promoción de los derechos humanos mediante la lucha contra la impunidad. Doc. ONU E/ CN.4/2005/102/Add.1. ( 23 )