Autor: Sergio Huguet Psicólogo- Terapeuta Gestalt - Miembro Titular de la AETG Miembro del Equipo del Instituto de Terapia Gestalt de Valencia LA PÉRDIDA DE EMPLEO Una de las circunstancias más comunes por las que una persona puede verse inmersa en un proceso de duelo es aquella que viene producida por la pérdida de un empleo. Entre las causas que pueden llevar a una persona a quedarse enganchada y experimentar un duelo conflictivo podemos encontrar, entre otras, el posible resentimiento que siente frente a la pérdida del empleo, el no haber podido expresar su desacuerdo y ser escuchado con atención, la añoranza por los buenos momentos experimentados, la tristeza por los sueños que se han desmoronado, la parálisis y el temor experimentados ante la incertidumbre, las creencias catastróficas respecto del cauce que tomará ahora la nueva situación laboral, etc. Lograr superar esta situación y retomar la trayectoria personal, temporalmente interrumpida por tal circunstancia, es todo un reto para la persona en cuestión, la cual debe evitar a toda costa orbitar una y otra vez alrededor de sus propias tristezas, para no quedar aferrada a una relación laboral que ya murió, apegada emocionalmente al pasado. Por todo ello es fundamental tener en cuenta la necesidad de integrar en la personalidad todos aquellos aspectos positivos de la experiencia laboral que ha finalizado, asumirla para que forme parte de nuestra identidad, incorporando aquellos aspectos que nos pueden aportar experiencia, recursos, habilidades, crecimiento, maduración, etc. y permitiendo que mueran los que no consideramos de interés. No hay que perder de vista que toda situación de pérdida, todo acontecimiento conflictivo, es una oportunidad para la vida, una coyuntura a través de la cual podemos seguir esculpiendo nuestro destino, pues como decía Alexis Carrel, escritor francés, “el hombre no puede hacerse sin el sufrimiento de las pérdidas, pues es a la vez el mármol y el escultor”. Dejemos entonces que el pasado descanse en paz, extraigamos el néctar de la experiencia para que nos alimente en el nuevo trayecto profesional que comienza, pues vivir anclados en lo que ha muerto es morir un poco en la vida que nace. No dejemos que la muerte gobierne nuestra vida. Artículos publicados en le Revista Mente Sana 1