SE SOLICITA QUE SE DECLARE LA INCONSTITUCIONALIDAD DE

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SE SOLICITA QUE SE DECLARE LA INCONSTITUCIONALIDAD DE LOS
INCISOS b) Y K) DEL ARTICUOLO 19 DE LA LEY ELECTORAL Y DE LAS
ORGANIZACIONES POLITICAS.SE PRESENTAN JUSTIFICACIONES, Y
SE FUNDAMENTA JURIDICAMENTE EL RECLAMO.
Honorable Comisionado Nacional de los Derechos Humanos:
Los suscritos, ciudadanos hondureños en el pleno ejercicio de sus
derechos, mayores de edad, casados y con actividades profesionales que
dignifican la sociedad y contribuyen a su desarrollo, plenamente conscientes
de sus responsabilidades cìvicas, de sus compromisos con el fortalecimiento
de la vida democràtica por medio de una creciente participaciòn de la
ciudadanìa en la direcciòn de los asuntos pùblicos, comparecemos ante Vos
a exponer, justificar y solicitar lo siguiente:
ANTECEDENTES:
El incesante clamor popular por el ejercicio de los derechos
ciudadanos, humanos, y hasta naturales, los cuales habìan sido rehenes de
gobiernos de facto desde 1972, obligaron a esos gobiernos ilegìtimos a que
restauraran un orden constitucional mediante el cual el pueblo pudiera elegir
libremente a sus gobernantes, y obtener garantìas contra el abuso del poder
pùblico.
Estas garantìas ùnicamente pueden prevalecer bajo un sistema
polìtico que se caracteriza eminentemente por la libertad y el derecho del
ciudadano de “elegir y ser electo”. De hecho esta es la definiciòn màs simple
y sencilla, y al mismo tiempo completa, de lo que es la democracia. Por esta
razòn, la Constituciòn de la Repùblica manifiesta en su primer artìculo que
“Honduras es un estado de derecho, soberano, constituido como repùblica
libre, democràtica...”, estableciendo clara y precisamente los derechos
polìticos del ciudadano en los siguientes tèrminos:
a) Artìculo 37.- Son derechos del ciudadano:
1. Elegir y ser electo
2.... 3...... 4......
Este derecho y este deber, es la mas alta vinculaciòn entre la
voluntad de las personas que integran a la sociedad y el aparato
polìtico, por medio del cual se logran los objetivos de aquella. De
ahì que en estricta doctrina jurìdica, no puede haber ninguna ley
que se oponga a este principio o que desvíe su recto sentido. Y
tampoco ningùn funcionario o empleado pùblico puede, si no es
ofendiendo la soberanìa popular, ordenar procedimiento o
establecer mecanismo alguno que de alguna manera, lesione o
modifique el sentido que el legislador y la voluntad popular le han
dado al Artìculo 37 constitucional.
Concretamente, hay que hacer notar que este derecho es
personal, individual, e intransferible,no sòlo porque asì lo dicta y
manda la ley sino por que cualquier otra interpretaciòn o
disposiciòn de ley serìa contraria al concepto democràtico. No
obstante esta contundente y clara afirmaciòn del derecho
individual, que ejercido libremente conduce a la soberanìa
popular, la actual ley electoral, dictada màs para proteger los
intereses de los dirigentes y cùpulas partidarias que controlan los
partidos polìticos que para facilitar el derecho democràtico, no sòlo
invalida sino que burla sensiblemente el sentido y orientaciòn
de la Constituciòn de la Repùblica que busca, en estricto
entendimiento, la mayor participaciòn de la ciudadanìa en la
direcciòn de los partidos polìticos, en la administraciòn del estado,
en el fortalecimiento de la democracia interna, y en el libre juego de
la diferencias partidarias que resulten en la mejor opciòn para el
pueblo.
A pesar de ser todo esta tan claro y llano, desde su promulgaciòn,
la ley electoral, específicamente el inciso k) del artìculo 19, le ha
trasladado ese derecho personal e intransferible del
ciudadano, a los movimientos, corrientes o tendencias de los
partidos polìticos. Esta disposiciòn es totalmente incongruente con
las garantìas constitucionales como demostramos a continuaciòn.
Concretamente, el Artìculo 37 de la Constituciòn establece el
derecho de elegir y ser electo es del ciudadano. Sin embargo el
inciso k) del artìculo 19 de la Ley Electoral y de las
Organizaciones Polìticas,
manda que “tendràn derecho a
postular candidatos para los cargos de elecciòn popular los
movimientos, corrientes, o tendencias de cada partido polìtico.”
¿Còmo es posible que un derecho personal constitucional sea
trasladado por una ley secundaria a una instituciòn dentro de
un partido?
Esta gravìsima aberraciòn, e inadmisible contradicciòn
entre la Constituciòn y una ley electoral, no tiene màs explicaciòn
que el abuso de poder de sus formuladores y proponentes, a
espaldas del pueblo y valièndose de la buena fe, sino de su
ignorancia o desconocimiento por falta de un debate pùblico sobre
estas leyes que afectan directamente el bienestar del pueblo.
Conocido es por todos que la ignorancia de la ley no es excusa ni
atenuante para quien la infringe; pero en sentido anàlogo, tampoco
es excusa ni atenuante para los responsables y conocedores de
los preceptos de derecho, que prepongan y aprueben leyes
secundarias que contradigan los màs elementales y valiosos
preceptos constitucionales como son los derechos polìticos del
ciudadano.
Es obvio que esta contradicciòn debe corregirse de inmediato,
y siendo que el derecho del ciudadano no puede limitarse de
ninguna manera, esta arbitrariedad de la ley electoral es la que
debe y tiene que ser reformada para cumplir con la
disposiciòn constitucional.
b) El inciso k) del artìculo 19 de la Ley Electoral antes citada,
tambièn viola flagrantemente la disposiciòn constitucional del
derecho del ciudadano. Específicamente, el Artìculo 44 de la
Constituciòn de la Repùblica manda que “... El voto es universal,
obligatorio, igualitario, directo, libre y secreto”. Obviamente, este
mandato se viola al señalar la Ley Electoral, en el inciso k) del
artìculo 19, que el derecho a la postulaciòn de una candidatura
lo tiene, en primer instancia, “un movimiento, corriente o
tendencia,” y en segundo lugar, al obligar que las
postulaciones se efectùen por medio de planillas con lo cual
pierde el ciudadano su propia identidad y su derecho particular
y personal a ser electo directamente por el votante.
Esta abominable aberraciòn al precepto constitucional es remachada y
agravada en el Artìculo 177, inciso a), de la Ley Electoral tantas
veces citada, el cual ordena, “Si el voto aparece marcado una sola
vez, se lo atribuirà a las planillas del partido o candidatura
independiente o que corresponda.” Esta viciosa contradicciòn entre
el derecho y la forma de ejercerlo no es cuestiòn de interpretaciòn
legal sino simplemente cuestiòn de entendimiento del idioma y de la
palabra escrita, donde una ley secundaria ordena la usurpaciòn de
un derecho individual para concedèrselo a una instituciòn o a una
facciòn dentro de un partido polìtico.
Y como si esto no fuera ya el colmo de la negaciòn de un derecho
individual, obligando al ciudadano a la integraciòn de una planilla
en la cual impera la voluntad casi absoluta de su director o lìder
(típicamente el precandidato a la presidencia a quien generalmente se
le denomina “dueño del movimiento”), el Artìculo 197 de la ya citada
Ley Electoral establece, en el caso de los diputados y suplentes, que
“Para declarar la elecciòn de diputados y suplentes se tomarà en
cuenta el orden de precedencia que los candidatos tengan en la
lista correspondiente.” Un procedimiento similar se aplica en el caso
de las corporaciones municipales, violàndose doblemente de esta
forma el precepto constitucional contenido en el Artìculo 44 de la
Constituciòn de la Repùblica.
c) Hemos ya establecido las horrendas infracciones a los Artìculos
37 y 44 de nuestra Carta Magna a travès del inciso k) del artìculo
19 de la Ley Electoral. Pero este inciso es tan perverso que
inclusive contradice, transgrede o violenta la prohibiciòn
contenida en los Artìculos 45 y 64 de nuestra Constituciòn,
que a la letra dicen:
Artìculo 45.- Se declara punible todo acto por el cual se
prohiba o limite la participaciòn del ciudadano en la vida
polìtica del paìs.
Al no poder el ciudadano postularse bajo su propio nombre,
mèrito, y riesgo, dentro de su propio partido, como precandidato o candidato a un cargo de elecciòn popular por estar
obligado a integrar una planilla de un movimiento, corriente, o
tendencia en un orden jerárquico o de precedencia que dependen
del beneplàcito del lìder o dueño de un movimiento, su
participaciòn en la vida polìtica del paìs esta siendo injusta, y
en ocasiones insuperablemente, limitada al grado de correr el
riesgo de fuera totalmente del proceso electoral. Ya es
ampliamente conocido que en muchas ocasiones, integrantes de
planillas han sido eliminados de ellas hasta minutos antes de
celebrarse las elecciones; y en otras, aun despuès cuando el
lìder del movimiento hace valer las renuncias firmadas
anticipadamente en blanco por los aspirantes quienes
típicamente no tienen suficiente fuerza para oponerse a esas
odiosas pràcticas irregulares que se burlan aun mas del proceso
polìtco.
La Constituciòn es clara contundente en la protecciòn y garantìa
del derecho polìtico del ciudadano de “elegir y ser electo” al grado
que ademàs de la prohibiciòn contenida en Artìculo 45, sentencia:
Artìculo 64.- No se aplicaràn leyes y disposiciones gubernativas
o cualquier otro orden, que regulen el ejercicio de las
declaraciones, derechos y garantìas establecidas en esta
Constituciòn, si los disminuyen, restringen o tergiversan.
Esta demàs probar que el inciso k) del artìculo 19 de la Ley
Electoral
contraviene
abiertamente
este
mandato
constitucional.
d) Ha quedado ampliamente demostrada la flagrante violaciòn a los
derechos del ciudadano en franca contravenciòn a los Artìculos 37,
44 y 45 de la Constituciòn hondureña.
Pero resulta que los incisos b) y k) del artìculo 19 de la Ley
Electoral no sòlo violentan ese derecho individual sino que
tambièn el derecho, aunque usurpado, de los propios
movimientos, corrientes, o tendencias al imponer requisitos
onerosos, injustificados, y hasta absurdos, para que un movimiento
pueda inscribirse como tal y postular sus candidatos a cargos de
elecciòn popular.
Artìculo 19, inciso b): Para que un movimiento, corriente, o
tendencia interna de un partido polìtico pueda participar en
elecciones internas, deberà inscribir ante la autoridad central de
su respectivo partido, nòminas de candidatos a cargos de
autoridades del partido a nivel local, departamental y de
convencionales o delegados en màs de la mitad de los
departamentos y municipios de la Repùblica.
Por esta disposiciòn de una ley secundaria, no sòlo queda el
ciudadano subordinado a la integraciòn de un movimiento, sino que
el propio movimiento puede no materializarse debido a los
monumentales requisitos que exigen fortìsimas cantidades de
dinero y tiempo que deben dedicarse sòlo para su inscripciòn.
Esta tendencia a crear dificultades o impedimentos, cierra
los espacios con el propósito de que sean los lìderes polìticos
y sus bases quienes determinen en que àrea y niveles electorales
se ejercerán los derechos consagrados en el Artìculo 37
Constitucional. El literal k) del citado Artìculo, remacha el asunto
estableciendo que “tendràn derecho a postular candidatos para los
cargos de elecciòn popular los movimientos, corrientes o
tendencias de cada partido polìtico que por lo menos inscriban
listas de candidatos a los cargos de Presidente y Designados a la
Presidencia de la Repùblica y de diputados y corporaciones
municipales en màs de la mitad de los departamentos y
municipios de la Repùblica”.
Con lo anterior, se vulnera la posibilidad que un movimiento a
nivel municipal pueda participar, o que se pueda crear un
movimiento para sòlo tener participaciòn en la elecciòn de los
diputados de su departamento, o simplemente para competir por la
Presidencia de la Repùblica. Esta tendencia a hacer una sola
acciòn electoral, en donde en la pràctica observamos tres
elecciones, tiene el propòsito de obstaculizar la participaciòn
del electorado, favorecer el control de unos pocos grupos
sobre la direcciòn de los partidos polìticos, y afectar en forma
flagrante el espìritu y el contenido del Artìculo 37
constitucional.
En conclusiòn, un movimiento, corriente o tendencia de un partido
tiene dos enormes barreras que superar: primero, su
inscripciòn como tal de acuerdo con el inciso b) antes citado, y
segundo, asumiendo que logra superar esa primer muralla de
contenciòn o freno, la inscripciòn de planillas para diputados y
corporaciones municipales de acuerdo con el inciso k) del
Artìculo 19 de la Ley Electoral, el cual dispone lo siguiente:
Artìculo 19, inciso k): Tendràn derecho a postular candidatos
para los cargo de elecciòn popular los movimientos, corrientes, o
tendencias de cada partido polìtico que por lo menos inscriban
listas de candidatos a los cargos de Presidente y Designados a la
Presidencia (hoy Vicepresidente) de la Repùblica, y de Diputados y
Corporaciones Municipales, en màs de la mitad de los
departmentos y municipios de la Repùblica.
Ademàs de infringir las disposiciones constitucionales ya
mencionadas, estas exigencias absurdas para la conformaciòn
de movimientos entran en conflicto con el concepto de separaciòn
de elecciones que ha sido la tendencia de las consultas electorales
hondureñas, de modo que en forma obligatoria, empuja hacia la
participaciòn en los tres niveles electorales, sin oportunidad
de separaciòn alguna. Ademàs, establece una carga
desproporcionada, porque en la mayorìa de los casos, los
movimientos no tienen recursos suficientes para enfrentar en forma
total a los movimientos, corrientes o tendencias ya instaladas
generalmente por las cùpulas de los partidos.
El resultado de la vulneraciòn del Artìculo 37 constitucional,
es la tergiversaciòn del sentido democràtico que favorece la justicia
y que facilita la participaciòn, lesionando en forma clara la
orientaciòn del derecho de elegir, porque obliga a que quienes
quieran hacerlo fuera de los movimientos establecidos, a
moverse en esferas en donde las dificultades enormes son
difíciles, sino imposibles, de remontar.
FUNDAMENTOS:
Basamos nuestra peticiòn de inconstitucionalidad de los incisos b)
y k) del artìculo 19 de la Ley Electoral y de las Organizaciones Polìticas,
en adiciòn a los conceptos bàsicos o elementales de la democracia que
estipula y facilita la participaciòn del ciudadano tal como lo indica el Artìculo
37 de la Constituciòn de la Repùblica, en los Artìculos 44, 45 y 64 de esa
misma Carta Magna. Estos artìculos son contundentes y persiguen
impedir el abuso de los funcionarios de cualquier nivel que sean,y
garantizar asì ese derecho elemental y fundamental del ciudadano de
“elegir y ser electo” sin trabas, barreras u obstàculos artificiosos y
absurdos.
PETICIÒN:
Fundados en los extremos y consideraciones planteados
anteriormente, y basados en los Artìculos 1,2,6,9,16,23,28, y 43 de la Ley
Orgànica del Comisionado Nacional de los Derechos Humanos, Decreto
153-95 del 21 de noviembre de 1995, en forma respetuosa solicitamos a la
Comisiòn Nacional de Derechos Humanos de Honduras, que estudie nuestra
peticiòn, e interponga sus buenos oficios ante la autoridad competente,
la Corte Suprema de Justicia de Honduras, para que ordene las
salvaguardas
correspondientes
y
proceda
a
declarar
la
inconstitucionalidad del artìculo 19 de la Ley Electoral, especìficamente
en lo que se refiere a los literales “b” y “k”. Con ello, estamos seguros
que se fortalecerà el estado de derecho, se facilitarà la participaciòn libre de
la ciudadanìa en el interior de los partidos políticos, y se encaminarà la
democracia nacional por los rumbos que los constituyentes redactaron en la
Constituciòn de 1982, promoviendo la paz y la estabilidad social sobre las
cuales construir el crecimiento econòmico y el desarrollo integral de
Honduras y de los hondureños.
Tegucigalpa, M.D.C., marzo
del 2004.
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