LOS ÁNGELES MÚSICOS - Conservatorio Elemental de Música

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LOS ÁNGELES MÚSICOS
Érase una vez un cielo inmenso, tan grande tan grande que no se divisaban sus límites. Los colores variaban al
mirarlo: por la mañana el celeste daba luz al nuevo día y permitía que todo el mundo iniciara esa jornada que estaba
por vivir. A veces madejas de algodón decoraban el paisaje. Por las tardes era la hora del espectáculo por todos
admirados: rojos, azules y amarillos se alternaban con los violas, turquesas, rosas y morados, así hasta cubrirse de
estrellas durmiendo hasta el nuevo amanecer.
Ángeles de alas blancas y plumas nácar vivían repartidos por esa alfombra de luz.
Un día decidieron bajar a la tierra y visitaron el Palacio Musical. Les mostraron los instrumentos que allí se impartían
y cada uno tomó el suyo como el mejor de sus amigos. Desde entonces lo hicieron oir para disfrute propio, de familiares
y conocidos.
Descubrieron que la voz es el reflejo del alma y con ella se expresan sentimientos, emociones y pensamientos de una
forma bella y peculiar. La Escalera del Palacio con sus siete escalones y vuelta a empezar y todas las patitas de mosca
que aparecen en las partituras y de forma amena aprendían cada tarde en sus aulas.
Un día, estando cantando, les visitó el Príncipe de los Trovadores. Quedó maravillado por la dulzura y afinación de sus
voces, así como el entusiasmo con que expresaban su más hondo sentir:
“Hoy es jueves y venimos al Conservatorio a aprender divirtiéndonos. Estamos muy contentos porque es la clase de…”
Cuando regresaban, tras esa tarde intensa y fructífera, se sentían mejores angelitos y recordaban todo la señorita les
había dicho:
“La Música,
musa de la sensibilidad,
es el Arte que nos une.
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Disfrutar con lo que cada uno hace
es una fortuna
y más si es de corazón.
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Cuando la Música viene de fuera
es de cepillo
y si sale de dentro
es de colmillo.
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Que vuestras voces
estén guiadas siempre
por el corazón”
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¡Quién sabe ,si cuando pasen los años, aquellas almas de infantes que hacían sonar por Navidad el
“Cántico de Nöel”, ”Noche de Paz” o “Las Casas el Nacimiento” forman parte de esos coros celestiales que por aquí y
por allá elevan a cuantos se sienten felices, dichosos y han despertado su música interior.
Eran F de “Formidables”, ”Fabulosos”, ”Fenomenales”, ”Favoritos” algunos de los calificativos que hacían
suyos cada jueves.
Seguro que esa semilla germinará en su Belleza Interior y florecerán como músicos maravillosos.
Isabel Martín Sánchez
Profesora del Conservatorio de Música "Ramón Corrales"
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