SEVILLA Diario de Sevilla OBITUARIO 15 MA. 18. 9. 2007 SANIDAD Despedida. El fotógrafo Atín Aya murió el pasado domingo en el hospital San Juan de Dios de Bormujos. Hoy se celebrará un funeral en la iglesia de la Caridad, de la que era hermano De categoría, sin categorías PERFIL El Virgen del Rocío opera a tres niños mauritanos REDACCIÓN Francisco Correal ■ El Hospital Universitario Virgen del Rocío de Sevilla intervendrá quirúrgicamente en las próximas semanas a tres niños mauritanos con edades comprendidas entre los 7 y los 13 años que sufren graves malformaciones de tipo cardiológico, traumatológico y del oído. los pequeños no cuentan con este tratamiento quirúrgico en su país de origen. Se trata de Neima y Mohamed, de 7 años de edad, y de Mohamed Mahmoud, de 13 años, niños que el pasado fin de semana llegaron a Sevilla, gracias a los programas de cooperación que tiene suscrito el Gobierno andaluz. Otros tres niños se sumarán a este grupo el próximo mes, dentro del Acuerdo de Hermanamiento que desde 1996 mantiene elhospital Virgen del Rocío con el centro Nacional de Nouakchott. Que la vida siga su curso sin la cámara de Atín Aya es un contrasentido. Quizás nos ha dejado como legado una manera de mirar que atrapa sin intimidar. Con razón creen los primitivos que los fotógrafos pretenden robarles el alma. Atín Aya (Sevilla, 1955-2007) procedía al contrario. Les regala su alma, llena de alma el ambiente que impregnaba con ese ojo privilegiado. Un arte y una ética. Cotidiano en los periódicos, más metódico en su trabajo antropológico. Sus restos, que para quienes le conocieron son maneras de sumar, han sido velados en la iglesia de la Caridad. A su alrededor, junto a familiares y amigos, pasaban los residentes de la tercera edad de esta institución fundada por Miguel de Mañara. En un patio, junto a los habitáculos de los ancianos, hay una modesta barbería. Carece de sentido sin la cámara de Atín. Como si los habitantes de su planeta vivieran sobreviviéndole. Se adentró en moto en las marismas del Guadalquivir, donde encontró personajes propios de una Strómboli andaluza. Llevaba dos años guerreando contra un inquilino extraño. Escribe Proust que uno está enfermo cuando siente que hay alguien más viviendo en su interior. Y Atín peleaba y tenía ganas de pelear. Había expuesto ■ DIARIO DE SEVILLA Su última exposición fue una conjunta de sus fotografías con cuadros de Salinas en una galería de Grazalema algunas fotografías junto a cuadros de su amigo Manuel Salinas en una galería regentada por un holandés en Grazalema. Y cada día le añadía un detalle a su casa de Vejer, que había concebido como un pueblo en miniatura. Nunca hacía distingos entre famosos y anónimos. Su cámara, como la muerte, no creía en las categorías. Era grande en la humildad. Un año declinó su participación en las Jornadas de Arte Contemporáneo que organiza Fernando Martín en la Maestranza en una ciudad donde todo el mundo lleva su pregón y su discurso y sus habladurías. Atín calló para que hablara su cámara. En el espacio donde le velaron hay una lápida donde se mencionan los requisitos para obtener 1.740 días de indulgencia. El primero es llevar la sopa en el perol y ● DIARIO DE SEVILLA IMÁGENES. Arriba, una imagen reciente de Atín Aya junto a uno de sus retratos. Debajo, con un grupo de fotos realizadas en su trabajo sobra las Marismas del Guadalquivir, que recibió el premio Foto-Press de La Caixa. Había estudiado Psicología y con su cámara supo captar el alma de las personas, no devaluadas a personajes. distribuirla entre los pobres. Otros medios para la indulgencia son reprimir la ira y la impaciencia. Nunca fue iracundo ni impaciente, epítetos del hombre contemporáneo. Cuando Fernando Ruso reunió a casi un centenar de reporteros gráficos de Sevilla para la exposición Pie de foto, no consiguió localizar a Atín Aya, que por eso no figuró en la muestra. Ello no le impidió acudir a su inauguración en la plaza de San Francisco, una rareza en esta villa en la que las ausencias se viven como afrentas. Su serie Sevillanos, editada por la Fundación Focus-Abengoa, es un recorrido por la esencia de la ciudad. Paraliza el tiempo, convierte la historia en evocación, el aire en museo, el aliento en lenguaje. Hizo retratos impagables en la serie de entrevistas de Lola Cintado, acompañó a Ortiz Nuevo por los más recónditos lugares de la Andalucía profunda. Las hemerotecas están llenas de fotos de Atín Aya. Y algunos libros. Como uno de relatos de Hipólito G. Navarro. Murió un día 16, el guarismo que le abrió las puertas del reporterismo, que también llevó a las páginas de Diario de Sevilla. En la viñeta prepartido que Forges preparó del España-Malta, uno de los goles lo marcaba Atín Aya, que disfrutó del triunfo de Camerún sobre Argentina en el partido inaugural del Mundial de Italia después de hacerle unas espléndidas fotos a Antonio Muñoz Molina en Granada.