PERSONA, PERSONALIDAD E INDIVIDUO Recuperado el 23 de

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PERSONA, PERSONALIDAD E INDIVIDUO
Recuperado
el
23
de
noviembre
de
2013
http://www.proyectopv.org/2-verdad/individuoperperpsiq.htm
de:
El objeto de la psicología como ciencia es el ser humano y su
comportamiento, las causas que determinan la conducta y la forma en
que ésta se desarrolla, diferenciándose así de la biología, que se ciñe
tan sólo al ser humano como estructura viva, con unas funciones
fisiológicas.
En cierto modo, ahí radica el «quid» de la eterna pugna entre las
doctrinas psicológicas denominadas «mentalistas» y «conductistas».
Las primeras consideran al ser humano básicamente como un ente
pensante, cuyas experiencias influyen con escasa intensidad en su
conducta más o menos prefijada. En cambio, las escuelas conductistas
puras basan la conducta humana exclusivamente en un
comportamiento adaptativo y condicionado por las experiencias vitales.
Los progresos de la psicología hicieron necesaria la aparición de nuevas
corrientes con una ideología más flexible e intermedia. ¿Por qué no
concebir al ser humano como un ente pensante, dotado de personalidad
propia, pero susceptible de modificar su conducta frente a los
condicionantes externos? Su comportamiento ya no sería un mero
conjunto de interacciones estímulo-respuesta, sino una disposición
individual frente a determinados estímulos que provocan unas
peculiares respuestas según la persona. Ya no se estudiaría tan sólo un
comportamiento, sino a un sujeto que se comporta de determinada
manera.
Al llegar a este punto, es necesario definir conceptos tales como:
Individuo: Sujeto indivisible, elemento unitario dentro de su especie.
Persona: Ser inteligente, pensante.
Personalidad: Conjunto de cualidades psicofísicas que distinguen a un
ser de otro.
El hombre como individuo. Considerado como tal, el ser humano es un
complejo organismo vivo con unas funciones motoras, sensitivas y
vegetativas.
El hombre como persona. Suma a lo anterior la psique —llamémosla
conciencia, intelecto o capacidad de raciocinio—, que es lo que lo
diferencia del resto de los seres vivos. Un perro es un individuo dentro
de su especie (mamíferos cánidos), pero no es una persona.
Ya el dualismo cartesiano afirmaba que el hombre consta de una parte
corporal, física, y otra cognitiva, psíquica. Y filosóficamente se dice que
«el nombre es el único animal que tiene conciencia de ser un animal
que tiene conciencia». Parece un galimatías o un juego de palabras,
pero, si nos fijamos, efectivamente el animal irracional siente, pero no
es consciente de ello (al menos, con el nivel o “calidad” de consciencia
de un ser humano).
Sin conciencia racional la conducta humana sería automática y no
existiría posibilidad de progreso. Si observamos la conducta de algunos
animales, como las abejas o las hormigas, nos llama la atención cómo
unos seres, aparentemente tan simples, poseen una organización social
casi tan compleja como la humana. Sí, es asombrosa. Pero esa
conducta se viene repitiendo, generación a generación, desde hace
miles de años sin progreso ni cambio alguno, precisamente porque no
tienen conciencia de ella, y actúan así sólo por instinto. Sin conciencia
no hay improvisación ni innovación alguna.
La conciencia supone una actividad reflexiva y esta reflexión está unida
a un Yo, un sujeto que integra el conjunto de actividades de la propia
conciencia.
El hombre es capaz de tomar conciencia de su pasado, su presente e
incluso de hacer proyectos sobre su futuro, unificando todo ello en su
propio Yo, que persiste a pesar de todo cambio en el tiempo o en la
forma de vivir. Existe una adaptación a las modificaciones ambientales
o circunstanciales, pero ese Yo adaptado es el mismo en esencia.
El hombre como personalidad. Acabamos de definir al ser humano
como individuo y como persona, pero debemos añadir un atributo
identificativo más: su personalidad. Con ello ya no nos referimos a una
persona cualquiera, sino a una determinada dentro del grupo.
La personalidad aúna el sustrato físico y mental con la disposición y
modo de reaccionar ante el ambiente que cada sujeto adopta y lo
diferencia de otro. Viene determinada por una serie de factores que la
configuran: condicionamientos, sensaciones, emociones, experiencias,
aprendizaje, carácter, etcétera.
Podemos resumir diciendo que el ser humano es el resultado de una
tríada donde se unen: un sustrato biológico físico (individuo), una
dotación de conciencia (persona) y unas cualidades o características
propias e identificativas (personalidad).
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