comentario fallo csjn palomeque

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OTRA VEZ SOBRE LA INOPONIBILIDAD SOCIETARIA Y EL FRAUDE
LABORAL.-1
Por Marcelo Gustavo Barreiro
-
I.- PRESENTACION:
En este texto, es nuestra intención efectuar algunos apuntes sobre una
temática de candente actualidad: la aplicación de la teoría de la inoponibilidad de la
personalidad jurídica societaria (en mérito a lo dispuesto por el art. 54 último párrafo de la
ley 19.550) en fallos dictados por tribunales con competencia en cuestiones de índole
laboral.
La doctrina de la personalidad (y su contracatara las teorías desestimatorias
de la misma: disregard of legal entity, “descorrimiento del velo”, “teoría de la
penetración”, “teoría del acto inoponible”, etc.) tiene, en su más moderna concepción, casi
doscientos años de antigüedad. Pero, en nuestro país, los mecanismos desestimatorios de la
personalidad jurídica no fueron aplicados en conflictos de índole laboral sino hasta fecha
reciente.
Fue recién a mediados de los noventa que, como consecuencia de dos fallos
de la Sala III de la CNTrab.2, se comenzó a recurrir a ellos (más específicamente a la
inoponibilidad de la personalidad jurídica prevista en el art. 54 último párrafo de la ley
19.550) como vía de extender las condenas en sede laboral a sujetos distintos a la propia
sociedad.
En este punto cabe referir que, en nuestro criterio, las sociedades
comerciales y, su habitual consecuencia, la limitación de responsabilidad de los integrantes
de la misma al aporte, han servido para permitir el desarrollo de la sociedad capitalista
moderna durante más de dos siglos.
1
Ya tuvimos oportunidad en “Fraude laboral: ¿el fin de la inoponibilidad societaria?”, breve comentario
al reciente fallo palomeque de la csjn, en la revista del Colegio Público de Aabogados de la Ciudad de Buenos
Aires, nro. 66, mayo- junio 2003, pág. 42/43.- El autor del presente, asimismo, se encuentra en preparación de
un trabajo más extenso sobre la temáctica de “La inoponibilidad societaria”, que formara parte como un
capitulo de un libro homenaje al Dr. Víctor Zamenfeld aún en preparación.
2
A partir de dos casos de la Sala III in reDelgadillo Linares c/Shatell S.A., en 11/4/1997, TySS, 2000-667 y
Duquelsy, Silvia c/Fuar S.A., en L.L. 1999-B-445.
Las sucesivas crisis acaecidas en nuestro país y en el mundo durante los
últimos años han puesto en debate, para parte de la doctrina, las consecuencias tradicionales
de la personalidad - con su diferenciación de sujeto y patrimonios entre la sociedad y sus
socios - y aún de la eventual limitación de responsabilidad, intentando la búsqueda de un
elenco más amplio de acciones de responsabilizacion así como de sujetos responsables, en
caso de conductas de la sociedad o de sus miembros que afecten a terceros. 3
En nuestro país, ello se vio agravado atento la situación de brutal recesión,
con índices de hiperdesempleo, descapitalización, desindustrialización y endeudamiento
creciente que se dieron desde mediados de la década de los noventa hasta la actualidad
(default, devaluación, caída de la convertibilidad, crisis bancaria y pesificación mediante),
todo lo cual dio lugar a un cóctel explosivo. Ese cóctel determinó que cada vez más
mayores capas de la población fueran expulsadas del sistema de consumo y de trabajo, y
que una cada vez también mayor cantidad de empresas cayera en situaciones de
insolvencia, resultando impotentes para afrontar los pasivos a su cargo.
Esto ha dado lugar a la búsqueda de un elenco más amplio de sujetos
RESPONSABLES y de conductas de éstos patrimonialmente atacables, a fin de intentar
que alguien responda por los perjuicios que se acumulan (y en este sentido entendemos se
da la aparición de los fallos que en sede laboral vienen a aplicar la teoría de la
inoponibilidad societaria). Es éste (el de “la protección de los terceros en las sociedades y
los concursos”), uno de campos más trabajados por la doctrina en los últimos años. 4
Resulta hasta lógico entender que cuando la crisis (o su circunstancia
extrema: la cesación de pagos) inunda un mercado, y los activos de las sociedades que caen
se manifiestan insuficientes para cubrir los pasivos de las mismas, se intenten buscar
mecanismos que permitan ampliar el elenco de los sujetos responsables.
Así, la extensión de quiebra, las acciones de responsabilidad en los
concursos y en el régimen societario, las ineficacias e inoponibilidades, etc. son cada vez
mecanismos usuales a los que la doctrina pretende recurrir con tal objeto (ello no tiene aún
3
El viejo principio del art. 1109 del Código Civil.
Llamativamente, o no, a caballo de esta necesidad, la ley que actualmente regula las situaciones de
insolvencia, la 24.522 ha obstaculizado de manera bastante notoria la realización de las acciones de
responsabilidad y de ineficacia en los procesos falenciales (necesidad de autorización por parte de acreedores,
de muy dificil obtención, entre otras), tendencia largamente criticada en doctrina.
4
un correlato de la misma magnitud en la práctica judicial), y la temática es permanente
objeto de atención en las Jornadas Académicas.
La cuestión, siguiendo a Junyent Bas, seguramente más útil socialmente, es
que el derecho debería regular la empresa como tal, es decir como la organización que
agrupa las relaciones del capital con el trabajo para la producción de bienes y servicios y,
dentro de ese marco establecer la normativa aplicable. La cuestión aún no se encuentra
adecuadamente definida por lo que muchas veces chocan las normas que regulan las
relaciones societarias con las que regulan las relaciones del trabajo, planteándose
incompatibilidades evidentes que, como sostenía Garriguez “penden del egoísmo a la
resolución demagógica sin encontrar adecuada solución”.5
II.- PERSONALIDAD JURIDICA: CONCEPTO. EFECTOS.–
El art. 32 del Código Civil determina que “todos los entes susceptibles de
adquirir derechos y contraer obligaciones que no son personas de existencia visible,
son personasl de existencia ideal o personas jurídicas”.
Si bien el método de definición por oposición a las personas físicas (que
tampoco se definen) no es el mejor, queda claro que la sociedad comercial es, entonces, una
persona ideal o jurídica.
Ello importa que al constituirse en sujeto de derecho, dicho ente resulta
diferente de la persona de los socios que la integran (Cód. Civ., arts. 33 y 39, y LSC, art. 2)
y, además, que en tanto sujeto de derecho tiene la capacidad de adquirir derechos y
contraer obligaciones.
El art. 39 del Código Civil determina los efectos tipificantes de la
personalidad: a) la separación de personas entre el sujeto de derecho (sociedad comercial en
el caso), y las personas que la integran, y b) la separación de patrimonios entre la sociedad
y los sujetos que la integran, no pudiendo éstos reclamar los bienes de aquella pero
tampoco estando obligados a satisfacer sus deudas.
5
Si se quiere encontrar un exhaustivo desarrollo y análisis de la cuestión, ver “Responsabilidad de los
administradores por fraude laboral. Inoponibilidad de la personalidad”, por Francisco Junyent Bas, en
Revista de Derecho Privado y Comunitario, pag. 183, Sociedades Anónimas, 2000-1. Rubinzal Culzoni.
La ley 19.550 por su parte, en su artículo 1 define lo que debemos entender
como sociedad comercial en el derecho argentino6. Pero no es sino en el art. 2 donde se
establece que tales sociedades comerciales son sujetos de derecho, para agregar: con el
alcance fijado en esta ley
La persona jurídica es tal en la ley de sociedades comerciales argentina,
siempre que se trate de una sociedad típica y regular, en tanto y en cuanto la ley le da ese
alcance, aunque como ya veremos más abajo ello no importa desconocer al menos algún
viso de pesonalidad en las sociedades irregulares o en formación.
Lo expuesto importa que, “por una disposición de la ley, la constitución de
una sociedad conforme la normativa vigente da vida a un sujeto de derecho distinto de los
socios que confluyeron a participar de tal constitución, con la única excepción del
supuesto de las sociedades accidentales o en participación (LSC, art. 361)”.7 Es decir, se
crea un sujeto distinto al de las personas que lo integran, el que resulta un centro de
imputación normativa diferenciado de sus integrantes.
La sociedad es, en definitiva, una creación de la ley (no importa si como
reconocimiento de un fenómeno preexistente o por su propio y exclusivo imperio), que a un
colectivo le otorga la calidad de sujeto distinto de quiénes lo integran y, en su caso y según
el tipo adoptado, limitando la responsabilidad de éstos últimos por la actuación de aquella,
a su aporte.
Sabido es que la personalidad jurídica es un atributo conferido por la ley a
cierto entes que importa: a) que los mismos son un sujeto distinto de aquellos que lo
integran (división de imputación o personal), y b) que los bienes del sujeto ideal no
pertenecen a las personas que lo integran ni viceversa (división patrimonial).
III.- La limitación del atributo de la personalidad jurídica societaria: La
inoponibilidad.Pero este atributo (o “privilegio” como lo llama alguna doctrina considerando que la
personalidad jurídica es aún consecuencia de la graciosa concesión del monarca de turno)
6
Artículo 1. Habrá sociedad comercial cuando dos o más personas en forma organizada, conforme a uno de
los tipos previstos en esta ley, se obliguen a realizar aportes para aplicarlos a la producción o intercambio de
bienes o servicios participando de los beneficios y soportando las pérdidas.
7
Garrone – Castro Sammartino, “Ley de Sociedades Comerciales”, pág. 7, Edit. Abeledo Perrot, año 1997.-
no puede ni deber ser un concepto pétreo, absoluto sino sujeto a los criterios de definición y
aplicación de cada ordenamiento jurídico.
Es así que desde antaño (casi desde el mismo momento en que se terminó de definir
el concepto de presonalidad jurídica en la segunda mitad del siglo XIX) se adivirtió la
necesidad de que tal atributo no constituyera un obstáculo insalvable que permitiera el uso
indebido o desviado del instrumento societario. Así nació y se desarrollo la teoría de la
“penetración” o “disregard the legal entity” de aplicación en el derecho norteamericano, y
que tomó vuelo teórico en el derecho alemán (especialmente en la obra de Rolf Serick que
la difunde y sistematiza8).
Esta teoría recoge, en buena medida, las soluciones que el derecho privado
continental ha previsto respecto de la existencia de vicios en la causa del negocio jurídico
propias de los negocios simulados e ilícitos (art. 959 C.C.), abuso del derecho (art. 1071
C.C.) y fraude, (art. 971 C.C), es decir, que tiene su fundamento en un vicio del negocio
jurídico que lo invalida.
Nos encontramos así con que la causa fin del acto jurídico (sociedad) tiene un vicio
desde su constitución (la sociedad fue creada para cumplir una finalidad distinta a la
expresada) o de ejercicio (el desvio de la causa fin se produce a posteriori). Pero en
definitiva en ambos casos la doctrina ha entendido que los integrantes de una sociedad no
pueden prevalerse de los efectos que resultan de la personalidad: a) separación de
patrimonios, y b) separación de imputaciones.
En nuestro país tal orden de ideas fue abriéndose paso en la doctrina y la
jurisprudencia (9). Los planteos desestimatorios de la personalidad, a partir de 1972,
encontraron fundamento, además, en el texto del art. 2 de la ley 19.550 que reconoce el
medio técnico para realizar el fin lícito propuesto por los socios. La sociedad, no puede
utilizarse desviadamente ni otorgársele un uso indebido.
8
“Apariencia y realidad de las personas mercantiles. El abuso de derecho por medio de la persona jurídica”,
edición alemana en 1956, y edición española, Barcelona 1958, Editorial Ariel.
9
Swift L.L. 146-601 y Parke Davis L.L. 151-353 Debe recordarse que la CSJN al confirmar el primero de
éstos fallos refirió en 1973 que: “El régimen de la personalidad no puede utilizarse en contra de los
intereses superiores de la sociedad ni de los derechos de los terceros” CSJN, 4-IX-73, L.L., t. 151-517). La
CNCom. en “Astesiano c/Gianina SCA”, Sala A, 27/2/1978, E.D. 79-351.
Todo este desarrollo motivó que, entre otras cosas, la reforma de 1983
10
incorporara la mejor doctrina respecto de la cuestión a través de la inoponibilidad en su
artículo 54 ter. 11
Aún antes de dicha reforma normativa, tanto los autores como la jurisprudencia y la
doctrina, utilizando la normativa de derecho común y la armónica interpretación de los
arts. 1 y 212de la ley 19.550, habían llegado a la conclusión de que era posible aplicar la
“desestimación de la personalidad”, “el descorrimiento del velo” o la “teoría de la
penetración” a los fines de impedir que los socios o controlantes de una sociedad abusaran
de ella, desviando su verdadero interés para obtener la consecución de fines
extrasocietarios. El objetivo era poner coto a situaciones de abuso o desvío, mediante el
uso indebido del medio técnico (sociedad comercial).
IV.- La aplicación del tercer parrafo del art. 54 ls. y el fraude laboralA.- Aplicación del art. 54 último párrafo LS en sede laboral:
El art. 54 último párrafo ha sido habitualmente utilizado con criterio
restrictivo o de excepcionalidad, (13) por nuestros Tribunales, haciendo gala de una, a
veces, excesiva prudencia.
10
ley 22.903
Art. 54...Inoponibilidad de la personalidad jurídica
La actuación de la sociedad que encubra la consecución de fines extrasocietarios, constituya un mero
recurso para violar la ley, el orden público o la buena fe o para frustrar derechos de terceros, se imputará
directamente a los socios o a los controlantes que la hicieron posible, quienes responderán solidaria e
ilimitadamente por los perjuicios causados.
12
las sociedades comerciales son sujetos de derecho con el alcance fijado en esta ley, dice el art. 2. Es decir,
parecería que existe un condición que es que la personalidad existe, como “realidad jurídica”, siempre y
cuando la sociedad cumpla con los preceptos de la ley 19.550 que son los que le permiten mantender su
calidad de sujeto de derecho: y entre ellos está el contenido en la definición de sociedad que nos da el artículo
primero.
13
La CNCom. Sala “C”, en Simancasc/Crosby”, Revista de las Sociedades y los Concursos, nro. 1, pág.
186/187, estableció que no es posible el planteo de la que Otaegui denomina “desestimación pasiva”, y que
aún cuando la sociedad importe una simulación si esta no es ilícita no es aplicable el art. 54 LS. En similar
criterio restrictivo se ha dicho que: “Por ende, para que sea aplicable la LSC, artículo 54, deben existir
pruebas concluyentes respecto de las situaciones excepcionales que dicho artículo contempla a fin de
prescindir de la personalidad jurídica (Apalategui, Alberto c/ Sucesión DAngelo, Roberto s/ ordinario s/ inc.
de liquidación societaria, CNCom., Sala A, 22-II-91.”. Allí se transcribe un párrafo del prólogo de Antonio
Polo a la versión española de la obra de Serick ya citada que dice que: “Cuando el derecho ofrece los cuadros
de una institución y les atribuye determinadas consecuencias jurídicas, el daño que resulta de no respetar
aquéllas, salvo casos excepcionales, puede ser mayor que el que provenga del mal uso que de las mismas se
haga”.
11
Dentro de este esquema fueron, en los últimos tiempos, algunos Tribunales
laborales los que empezaron a ver en él un recurso idóneo para hacer cumplir sus
sentencias. 14
Parte de las Salas del fuero capitalino (III, X, entre otras) hicieron del 54 ter
un supuesto de aplicación cuasi automática (hipótesis automática la denominó el
procurador del trabajo en el dictamen del fallo Delgadillo ya citado). Dicha tendencia ha
tenido también lugar en otras jurisdicciones.15
Esta aplicación motivó comentarios críticos
16
ya sea por cuestiones de
principios, como por la deficiente forma en que dichos fallos instrumentaron la cuestión,
dieron por cumplida la plataforma fáctica y normativa para postular su aplicación, la
insuficiencia probatoria y la inexistencia de un devenir lógico en el análisis de las
cuestiones sometidas a debate. 17
Otros autores
18
han hecho de estos fallos una bandera en su búsqueda
bienintencionada de hacer del mercado y de la sociedad un lugar éticamente mejor.
Creo, en una apreciación totalmente subjetiva, que tal intención (desde todo
punto de vista elogiable) choca contra la verdadera naturaleza del instituto y de su
14
A partir de dos casos de la Sala III in reDelgadillo Linares c/Shatell S.A., en 11/4/1997, TySS, 2000-667 y
Duquelsy, Silvia c/Fuar S.A., en L.L. 1999-B-445, aunque en este último supuesto luego de un amplio
desarrollo de la interpretación del art. 54 ter, se aplicó el art. 59 de la ley 19.550.
15
Ver los fallos “COSSAR, Marcelo A. c/RPM S.R.L. y otros”, y Bongiovanni, Dario y otro c/La Nueva
Calle S.A. y otros”, del TSJ de la Provincia de Córdoba, objeto de comentario crítico en el trabajo de Ariel
Macagno, reiteradamente citado en el presente.
16
Algunos autores han criticado esta tendencia, así Marsili, artículo citado, pág. 63, al sostener que esta
tendencia de algunos Tribunales laborales se ha dado en el marco de una apreciación e las causales
habilitantes que no siempre han estado en línea con los estrictos principios que dieron razón de ser al
dispositivo y que deben jugar en el exclusivo ámbito de los alcances otorgados al a personalidad jurídica,
con el particular enfoque que requiera el sujeto societario.También Romano, Alberto “Uso de sociedades
(con particular referencia a los ‘fines extrasocietarios’)”, revista L.L. 16 de marzo de 2001, pág. 1, y Varela,
Fernando, “Inoponibilidad de la presonalidad jurídica y un fallo laboral con consecuencias disvaliosas”, L.L.
1998-Sección doctrina, pág. 1180, entre otros.
17
Sobre el punto ver el excelente trabajo del Dr. Ariel Macagno, Macagno, en “La personalidad jurídica de
las sociedades comerciales”, publicado la Revista de las Sociedades y Concursos n° 23 Julio/Agosto
2003; pág. 29 y ss., quien al comentar dos fallos del Superior Tribunal de Justicia de la Provincia de
Córdoba que aplican en sede laboral la doctrina derivada del art. 54 últimos párrafo de la ley 19.550, sostiene
que esta normativa no debe aplicarse automáticamente, puesto que constituye un instituto de aplicación
estricta, que debe interpretarse con cautela, atentiendo a las circunstancias particulares del caso concreto.
El autor la postula como una norma de excepción lo que implica no sólo que deben configurarles las
circunstancias fácticas que habiliten su uso sino que, asimismo, debe existir certeza sobre la inutilidad de los
restantes medios legales.Criterio con el que, desde ya, anticipamos nuestra coincidencia.
18
Así Nissen, Ricardo, “Un magnífico fallo en materia de inoponibilidad de la personalidad jurídica”,
comentando el fallo “Duquelsy c/Fuar” ya citado, en L.L. 1999-B, pág. 5. También Cañal, Diana, en su obra
plasmación normativa. Amén de ello en algún caso la propia vehemencia del sostenimiento
de la posición ha generado confusión en el comentarista, pues cuando Nissen comenta
Duquelsy elogia la aplicación del art. 54 “in fine” en el supuesto siendo que la Cámara
Laboral claramente, determina que no condena accionistas sino al presidente del directorio
(por la responsabilidad prevista en el art.59 y 274), en hipótesis que compartimos como
criterio según se verá más abajo.
La propia Sala dice: “No se ha probado que la codemandada Silvia Cao fuera
socia de Fuar S.A.” por lo que no le resulta aplicable el art. 54 de la ley 19.550, abriendo la
puerta a que si aquella hipótesis hubiera sido probada seguramente hubieran echado mano a
este recurso. Pero no es esto lo que hacen sino aplicar el régimen de responsabilidad
societaria de la sociedad anónima. Aún así, se comprende que lo que el autor ha pretendido
elogiar es la intención de recurrir a la figura aún cuando en el supuesto fáctico la misma no
hubiera sido aplicable.
Muchas veces en tal aplicación incorrecta como ”hipótesis automática” (así,
retieramos, lo definió el procurador de la Cámara nacional del Trabajo en el dictamen del
fallo Delgadillo”del supuesto previsto en el art. 54 “in fine” LS, se entiende que cualquier
violación normativa (sea o no de normas de orden público) constituye la plataforma fáctica
para aplicar el instituto de la inoponibilidad, sin probar que la sociedad sea “un merco
recurso” para ello, o que se encubre la consecución de fines extrasocietarios, siendo el
tercero perjudicado por tal Actuación.
Como nos dice Junyent Bas
19
“En una palabra, la aplicabilidad del art. 54
ter, en orden a la desestimación y/o inoponibilidad de la persona jurídica, requiere que
además del daño a los terceros, en este caso al trabajador por la contratación clandestina, se
sume el uso desviado de la personalidad societaria, de manera tal, que la causa del
negocio se vea afectada”. Si esto no sucede, agrego, no puede entenderse configurada
la hipótesis normativa. Para concluir: “La aplicación de la teoría de la penetración
requiere, además de la existencia de un agravio a la justicia, verbigracia la contratación
clandestina del trabajador, la demostración de que la sociedad ha sido interpuesta como
“Responsabilidad ilimitada y solidaria de directores y socios de sociedades mercantiles”, edit. Quorum, año
2001y Martorell, Ernesto, que en el prólogo de esta obra elogia el enfoque, entre otros.
19
“Antiguas y nuevas cuestiones sobre la responsabilidad por abuso de la personalidad”, publicado en la
Revista de las Sociedades y los Concursos, nº 8 , Febrero de 2001, Ad hoc, pag. 40.
“pantalla” para burlar la ley y desbaratar los derechos de terceros, o sea, que se ha desviado
la causa fin del negocio societario”.
Otras salas (I, IV y VIII), sin embargo, continuaron sosteniendo el criterio
jurisprudencial habitual de la restrictividad de la aplicación de la teoría de la
inoponibilidad, lo que derivó en una necesidad creciente de que la cuestión fuera zanjada.
(20) .
Vías procesales:
Por lo demás existe todo un marco de amplia discusión respecto del modo en
que procesalmente tal pretensión de imputación aditiva (que importa la aplicación de la
inponibilidad societaria) debe ejercerse: a) mediante acción conjunta con la principal de
reclamo a los socios o controlantes abusadores (la que parece más lógica), b) mediante una
acción autónoma de daños y perjuicios (si lo que se pretende es la responsabilidad de los
directores y administradores por los daños causados), c) la iniciación de una acción
declarativa autónoma (art. 322 C.P.C.C.N.)
21
, d) el planteo a través de una incidencia
(tercería de dominio o incidente de ejecución de sentencia, vgr. admitidos
jurisprudencialmente en diversos casos, por ejemplo “Ibelli”22 y “Vazquez c/ Pagnuco”23).
20
La CNTrab. Sala VI, 7/3/2003, in re “Carabajal, Jacinto Fabián c/Papelera Tel Ros S.A. s/despido”, expte.
4935/01, aparecido en El Dial miércoles 16 de juliio de 2003, año VI, nro. 1331 dijo que: “El retraso en el
pago de los sueldos no constituye por sí solo el mal desempeño contemplado en el art. 274 de la ley de
sociedades. Esos incumplimientos tendrán por cierto sus consecuencias en el ámbito laboral (reclamos de lo
adeudado, derecho a extinguir el contrato, etc.) pero de ningún modo equivalen a mal desempeño que prevé la
ley de sociedades. Si se dispusiera la responsabilidad solidaria por el solo hecho – bastante común por otra
parte – que la sociedad por razones económicas financieras no pague los salarios en término o suspenda o
despida trabajadores, aunque la conducción social sea normal y regular, significaría eliminar el principiio
legal que admite al separación patrimonial entra la sociedad y sus socios, que a su vez constituye uno de los
pilares básicos del derecho moderno (art. 39 Código Civil y art. 2 de la ley 19.550). Este es un claro ejemplo
del criterio restrictivo más allá de que confunde responsabilidad de directores con limitación de
responsabilidad e inoponibilidad societaria. Lo mismo sucedió con el fallo Duquelsy en su momento, al que
se lo consideró como paradigma de aplicación del art. 54 tercre párrafo LS, cuando la condena fue por los
arts. 59 y 274 LS.
21
En ponencia titulada “ejercicio de la accion del art. 54 ls. cuestiones procesales. Accion autonoma o
incidente de ejecucion. sede competente”, presentada por las Dras. Gabriela Fernanda Boquin, Móonica
Gabriela Monti, y Adriana Beatriz Blanco, al sostener que: la acción meramente declarativa, en sede laboral
, constituye una de las herramientas con que el trabajador puede contar para determinar con certeza la
responsabilidad que le cabe a los integrantes o controlantes de la sociedad demandada, por aplicación del art.
54 lsc, ante el trasvasamiento operado frente a la ejecución de la sentencia. Luego de tramitada la misma , la
ejecución se extendería , automáticamente contra la persona que hubiese abusado de la sociedad
originalmente condenada.
22
CNTrab. Sala III, 4/11/97 “Ibelli, Emilio c/ Dam s/ Despido”, Revista de las Sociedades y los Concursos
Nro. 6 Ed. Ac-Hoc. Pag. 83
A nuestro criterio, en cualquier caso, la opción que se determine debe
permitir un amplio e irrestricto ejercicio del derecho de defensa en juicio (en su más amplia
acepción) al o los terceros que pretenda hacerse responsables de la actuación de la
sociedad, por lo que no creemos que el incidente de ejecución de sentencia o el de tercería
de dominio sean, en principio, las mejores opciones.
Amén de ello, cabe considerar la cuestión de la justicia competente. La Corte
Suprema de la Provincia de Buenos Aires in re: “Vera, Beatriz c/Amaduri, José y otros”,
3/10/200124 entendió incompetente para avocarse a una acción de inoponibilidad planteada
en el marco de una ejecución de sentencia.
B.- Aplicación del art. 54 último párrafo LS en fallos de la CSJN :
Han sido una serie de fallos de la CSJN los que han venido, a nuestro criterio, a
poner algo de claridad sobre la cuestión. Así:
1.- En un fallo CINGIALE del 5 de marzo del año 2002 (FALLOS 325-309)
que denegó el recurso de hecho por entender el fiscal que no se trataba de un supuesto
de caso federal, había anticipado en el voto de dos miembros el criterio adoptado
luego. Allí la disidencia consideró igualmente sometible a consideración el tema ya que
la sentencia de la Cámara “no constituía derivación razonada del derecho vigente”, pues
se aplicaba la figura del art. 54 ter “sin indagar si, como tal disposición lo exige, se había
23
C.Lab. Sante Fe, Sala I,m 15/06/2000 “Vazques Jorge c/ Pagnuco, Juan y otro” Revista de las Sociedades y
los Concursos Nro. 6 Ed. Ac-Hoc. Pag. 96.
24
publicado en la revista L.L. del 14 de marzo de 2003, pág. 6, con comentario crítico del Dr. Ricardo
Nissen. “Sobre el Tribunal Competente en la aplicación del artículo 54 in fine de la ley 19.550 en los juicios
laborales”. Resulta de suma utilidad ver al respecto la ponencia titulada: “Ejercicio de la accion del art. 54 ls.
cuestiones procesales. accion autonoma o incidente de ejecucion. sede competente”, presentada en el XXXVI
Encuentro de Institutos de derecho comercial Colegios de Aabogados de la Provincia de Buenos Aires, que
tuvo lugar en Necochea, los días 27 y 28 de noviembre de 2003, por las Dras. Gabriela Fernanda Boquin,
Móonica Gabriela Monti, y Adriana Beatriz Blanco, al sostener que: “la acción meramente declarativa, en
sede laboral , constituye una de las herramientas con que el trabajador puede contar para determinar con
certeza la responsabilidad que le cabe a los integrantes o controlantes de la sociedad demandada, por
aplicación del art. 54 lsc, ante el trasvasamiento operado frente a la ejecución de la sentencia. Luego de
tramitada la misma, la ejecución se extendería, automáticamente contra la persona que hubiese abusado de la
sociedad originalmente condenada”.
configurado en el caso un uso indebido del negocio societario”. La sentencia de la Sala X
laboral, había sido publicada en revista La Ley del 30/3/2001, pág. 5, fallo 101.790.
25
2.- Posteriormente en otro pronunciamiento (en EL DIAL: Viernes, 6 de
Diciembre de 2002 - Año V - Nº 1182, se publicó un fallo - "Carballo, Atilano c/ Kanmar
S.A. (en liquidación) y otros" - CSJN - 31/10/2002, C. 972. XXXVI RECURSO DE
HECHO). En este el dictamen fiscal realiza una crítica importante a la creciente
cantidad de fallos que en sede laboral proceden a aplicar en forma automática
extensiones de responsabilidad a terceros por casos de empleados no registrados o
indebidamente registrados (en este caso en hipótesis de responsabilidad del artículo 59
LS). Se entiende que no puede extenderse la condena al director de la sociedad en tal
forma, prescindiendo del criterio de personalidad diferenciada y, además sobre una base
probatoria casi inexistente.26
Así sostiene que:
“Es condición de validez de los pronunciamientos judiciales que ellos sean
fundados y constituyan derivación razonada del derecho vigente con aplicación a las
25
la disidencia de Cingiale resulta clara y anticipatoria del criterio que primó finalmente.. En ella se sostuvo
que: “..,. la conclusión de que los hechos ilícitos cometidos por la sociedad debían ser -por razón de su
ilicitud- imputados a sus socios, aparece desprovista de base legal suficiente, en tanto se sustenta en una
interpretación de la referida norma que, efectuada sin consideración de sus fines, condujo al tribunal a
atribuirle un alcance que no tiene. 5)... esta Corte ha establecido en antiguos y reiterados pronunciamientos
que, en lo relacionado con los métodos de interpretación de la ley, la primera regla consiste en respetar la
voluntad del legislador, ... (Fallos: 302:973; 304:1007; 305:538; 308:1745; entre muchísimos otros). 6) Que
en ese marco, el sentenciante debió ponderar que la norma en cuestión se orienta a sancionar la utilización
ilegal del contrato de sociedad y no la ilegalidad de los actos por ésta realizados, óptica desde la cual hubiera
eventualmente podido advertir que su aplicación no se habilitaba por la sola comprobación de aquellos
hechos, sino que era necesario acreditar, además, un desviado uso de la personalidad societaria, por no
haber sido ésta utilizada por los socios como estructura jurídica para una gestión empresaria (arts. 1 y 2
de la ley 19.550), sino como mero instrumento para realizar actos de aquella índole sin asumir sus
consecuencias. 7) Que, concebido para preservar los fines que justifican el reconocimiento legal de la
sociedad como técnica para que sus miembros actúen bajo otra personalidad, el instituto previsto en la
citada norma no pudo ser aplicado sin que el tribunal se hiciera cargo de la necesidad de explicar de
qué modo tales fines habían sido incumplidos en el caso, esto es, cuáles eran las razones que permitían
descartar una efectiva vocación empresaria en la demandada, o llevaban a sostener que ella había sido
utilizada como "pantalla" al servicio de encubiertos fines de sus miembros. 8) Que ninguno de tales aspectos
fueron tratados en la sentencia, pese a lo cual, el a quo aplicó el instituto cuestionado...”.
26
Sobre el punto recomiendo la lectura del trabajo de los Dres. Horacio Brignole y Osvaldo A. Maddaloni,
denominado “Responsabilidad de los administradores societarios. Otro avance de la Corte restringiendo su
aplicación”, comentando el fallo “Carballo, Atilano c/Kammar”, en Derecho del Trabajo, 2003-A pág. 221, de
circunstancias comprobadas de la causa, así como que ellos tomen debidamente en cuenta
las alegaciones decisivas formuladas por las partes (Fallos 303:1148). Estimo que la
sentencia de autos no cumple dichos recaudos toda vez que ha vulnerado las garantías
constitucionales invocadas por el recurrente, relativas al derecho de propiedad y de
defensa en juicio, en tanto se ha extendido al director de una sociedad anónima la condena
dictada contra la empresa, subvirtiendo las reglas sobre carga probatoria aplicables en la
materia. Es que los jueces laborales han hecho aplicación de una disposición de la Ley de
Sociedades que no constituye una derivación razonada del derecho vigente, pues se
contrapone con principios esenciales del régimen societario. Han prescindido de
considerar que la personalidad diferenciada de la sociedad y sus administradores
constituye el eje sobre el que se asienta la normativa sobre sociedades anónimas y que
ésta conforma un régimen especial que se explica porque aquéllas constituyen una
herramienta que el orden jurídico provee al comercio como uno de los principales
motores de la economía. Desde esa perspectiva, resulta irrazonable que el simple relato
del actor sin mencionar el respaldo de otras pruebas producidas en la causa, tenga la
virtualidad de generar la aplicación de una causal de responsabilidad en materia
societaria que tiene carácter excepcional, sin la debida justificación...” (Del dictamen del
Procurador Fiscal)”.
3.- En el más reciente y conocido, la CSJN (Palomeque c/Benemeth S.A.,
ublicado en El Dial del 12/5/2003, dictado por la CSJN el 3/4/2003) modifica un fallo de
la Sala X de la Cámara Laboral que había condenado (a su vez modificando el fallo del a –
quo, y entendiendo aplicable la doctrina del art. 54 LS) a directores (no son sujetos pasivos
de la acción del art. 54) y socios de la sociedad demandada porque ésta no registraba parte
del salario que se abonaba a los empleados.27
La CSJN revoca el fallo – sobre la base de un dictamen del procurador que
acoge - entendiendo errónea la condena contra socios y directores sobre éstos presupuestos
argumentales: a) la personalidad diferenciada de socios y sociedad es el eje sobre el
donde surge prístina (se trata de un caso de responsabilidad societaria por art. 59 LS y no de aplicación de la
inoponibilidad) la falta de sustento probatorio del presupuesto fáctico que se pretende alegar.
cual se asienta la normativa societaria, es decir, reafirma que este criterio es la norma
y no la excepción; b) la causal de responsabilidad que se pretende aplicar es
excepcional, por lo que con el sustrato probatorio existente en la causa no puede
habilitarse tal hipótesis de excepción; c) no se ha probado que la demandada sea una
sociedad ficticia o fraudulenta constituída con abuso de derecho y con el propósito de
violar la ley; d) no hay entre los codemandados y el actor un contrato de trabajo.28
Este fallo, en apariencia restrictivo del instituto, ha puesto las cosas en mejor
lugar en mi consideración, al establecer un criterio de interpretación adecuado. Ello atento
que la aplicación del art. 54 ter no puede nunca, como ya hemos visto, tratarse de una
hipótesis automática y que su operatividad está sujeta a la configuración, en cada caso
en particular, de los presupuestos fácticos y normativos que le dan lugar.
Esto no importa irresponsabilizar a quiénes actúan inadecuamente en su rol
dentro de la sociedad, sino hacerlo mediante el remedio normativo adecuado. Existe un
plexo normativo dentro de la legislación laboral y fuera de ella (arts. 59; 157; 274 y 279
LS, ley 24.522) que resuelve mucho mejor las eventuales hipótesis de responsabilidad.
El fallo no importa, creemos, impedir la aplicación a futuro de la
inoponibilidad (dentro y fuera de la sede laboral), pues de su lectura surge una previsión
que permite aplicar la norma de modo idóneo y fundado, no desnaturalizándola.
27
Ver también trabajo de los autores citados en la nota al pie anterior, Brignole y Maddaloni, en “La Corte
define la aplicación restrictiva en cuanto a la responsabilidad de los administradores societarios”, Derecho del
Trabajo 2003-B pág. 1003.
28
Este fallo es comentado críticamente por el Dr. Ricardo Gulminelli, “Un retroceso en materia de
responsabilidad societaria”, revista L.L. 28/10/2003, pág. 3, quien sin perjuicio de caerle duramente a la
solución de la CSJN por entender que lleva la aplicación de la doctrina de la inpoponibilidad a casos
extremos, lo que a su criterio terminará por inviabilizar la aplicación de la misma. Sin perjuicio de ello, el
autor reconoce que: “a) Es innegable que el pronunciamiento indicado podría ser pasible de crítica, en cuanto
no se distingue bien el régimen de responsabilidad de los administradores societarios (arts. 59, 157, 274 y
ccs.) del de los socios (art. 54 LS, especialmente, el apartado tercero. b) También es cierto que sobre el
instituto se puede acentuar o atenuar el carácter en base al cual se debe aplicar (restrictivo, amplio o
simplemente adecuado estrictamente al caso y a la norma, como nosotros propiciamos). c) Asimismo, se
podría decir ya con carácter general, que en muchas ocasiones no se ha entendido la importancia que tiene
desde el punto de vista jurídico la relación que debe existir entre la antijuridicidad (en este caso el mal uso de
la personalidad jurídica) y el daño”. Coincidimos con su criterio de apreciación de la norma, atendiendo a su
texto y al caso concreto, pero es evidente que tales prevenciones por el expresadas antes de criticar el fallo
resultan de analizar una cantidad importante de fallos en donde el instituto fue aplicado y se vio: a) confusión
en la interpretación y aplicación de institutos diversos (así muchos fallos usan de base normativa el art. 54
último párrafo, y terminan condenando a directores no controlantes ni socios), b) la postulación conclusiva
no se corresponde en muchos de los casos con una derivación lógica y razonada del derecho vigente ni,
mucho, menos de la plataforma fáctica del caso, c) en muchos casos también se advierte la deficiente base
C.- Jurisprudencia posterior a Palomeque:
1.- De hecho, a posteriori del mismo, en criterio que entendemos errado pues
se trata de hipótesis similar al caso Palomeque tratada de muy similar modo, la CNTrab.
Sala X, in re “Daberio, Gabriela Ivonne c/Seven Seas S.A. y otros s/despido”, expte.
11953/02, 13/8/2003 (El Dial, 2/10/2003, año VI, nro. 1386), ha vuelto a aplicar el supuesto
normativo en análisis ante un caso de ausencia de registración de la correcta remuneración
del actor, condenando al presidente del directorio y al restante socio – director (sabemos
que el primero no resulta sujeto pasivo de la acción de inoponibilidad salvo que sea, a la
vez, controlantes). Para agregar, no obsta a ello lo expuesto por la Corte Suprema de
Justicia de la Nación en los precedentes “Carcaballo, Atilano c/Kanmar S.A. (en
liquidación), y otros y “Palomeque, Aldor R. C/Benemeth”. Estas causas no consituyen
un criterio interpretativo acerca del precepto en cuestión, que pudiera ser considerado
como vinculante para los tribunales inferiores”. La Sala insiste sobre su postura
tradicional sosteniendo que los fallos de la CSJN no son vinculantes para los Tribunales
inferiores.
2.- En sentido inverso, la SALA VIII, en fallo del 10 de febrero de 2004 (in
re Benítez, José Ricardo c/Del Mar Reparaciones SRL y otros s/despido), deja sin efecto un
fallo de Primera Instancia en cuanto a los socios gerentes, máxime en una sociedad que se
encuentra in bonis.
En similar sentido se pronuncia la SALA I del mismo Tribunal, en los autos
Mirabile, Silvia B. C/Exempla Cía. De ervicios S.R.L. y otro (revista L.L. del 2/4/2004, pág.
7), en donde se rechazó la demanda contra el socio gerente, por no haberse acreditado la
existencia de una sociedad fraudulenta, sin perjuicio de las eventuales responsabilidades
en el ámbito fiscal y/o previsional
probatoria con la cual se llega a la conclusión de condena (sobre el punto es de toda necesidad la lectura de
los comentarios del Dr. Macagno a los fallos del TSJ de Córdoba).
3.- La propia CSJN in re TASSOLI (4/7/2003), en criterio que
consideramos correcto, ha reiterado que el pago en negro o las maniobras para desconocer
antigüedad no son circunstancias de las que pueda resultar la aplicación de la desestimación
de la personalidad, pero si habilitan la extensión de la responsabilidad a los directores, no
porque deba caer el velo societario, sino porque éstos organizaron maniobras que no sólo
estaban dirigidas a incumplir obligaciones contractuales sino, además, a causar lesiones
en el patrimonio del trabajador y en sus derechos previsionales, a defraudarlos
personalmente ya defraudar al sistema previsional. Hubo aquí mal desempeño así como
violación a la ley con evidente dolo.
4.- Resulta además importante destacar que un fallo de la CNCom. Sala “B”,
en autos SEIDEL, Gregorio c/Distribuidora Juárez S.A. y otros
29
revoca la sentencia de
Primera Instancia, y amplia la condena contenida en ésta contra la sociedad, al matrimonio
Juárez, socios mayoritarios de la demandada en una demanda por despido en la que existió
falta de registración de la relación laboral.
Considera que dicha violación de la ley
(constitutiva del fraude laboral) importa la configuración de la violación de la ley, el orden
público o la buena fe que imopnen los arts. 63 LCT, 59, 274 y 54 tercer párrafo de lal ey
19.550. Ya hemos visto que, en nuestro criterio, no es esta la hipótesis que pueda constituir
a la sociedad como “mero recurso” para permitir tales violaciones, más allá de la indudable
responsabilidad de los administradores por tales incumplimientos.
D.- CONCLUSION:
Conforme nuestra consideración el fallo Palomeque no importa un criterio
que inviabilice la utilización del art. 54 último párrafo de la ley de sociedades en los casos
de fraude laboral, sino que viene a poner las cosas en un mejor lugar: a) la hipótesis
normativa referida es un norma de excepción, y como tal es regida por los criterios de
aplicación de las mismas, y b) la aplicación de la norma exige la verificación de los
presupuestos fácticos y normativos en el caso concreto
29
30
, y c) generalmente en todos los
Publicado en el boletín electrónico EL DIAL del día 15 de diciembre de 2003.Así lo sostienen las Dras. Gabriela Fernanda Boquin, Monica Gabriela Monti y Adriana Beatriz Blanco al
sostener en ponencia presentada en el mismo Encuentro de Institutos de Derecho Comercial de la Provincia
de Buenos Aires, antes citado, al sostener, comentando los fallos de CSJN “Cingiale” y “Atilano c/Kammar”
30
supuestos en que la norma se aplicó o pretende aplicarse, pueden resolverse mucho mejor y
más naturalmente mediante la utilización de hipótesis normativas diversas.
En punto a esta última referencia creemos que todo el universo normativo
laboral, más las normas tributarias y fiscales (aún de índole penal) y el propio sistema de
responsabilidad societaria resultan, la más de las veces. el medio más idóneo para atender
las hipótesis fácticas que se pretenden atacar mediante la aplicación del art. 54 último
párrafo de la ley 19.550. 31
El régimen de responsabilidad societaria pone en cabeza del representante o
administrador, la prueba de que se opuso al accionar cuestionado o de que hizo denuncia
del mismo haciendo protesta y dando noticia al síndico de ella, mientras que por otra lado
el art. 54 “in fine” exige al tercero, en este caso el acreedor laboral, probar la existencia del
abuso, del desvío, de la desnaturalización del medio técnico, de que este es un mero recurso
(o una pantalla en los dichos de Junyent Bas), de la antijuridicidad y del daño, por lo que la
vía elegida resulta a todas luces mucho más dificil.32
En este sentido, buen ejemplo de ello es el fallo "Maciel Bernardina
Zurita c/ Korolik SA y otros s/ despido" - CNTRAB - SALA X - 28/04/2003 (EXPTE.
11125/00 S. 11671)
33
, al sostener que "Conforme las disposiciones contenidas en la Ley
Comercial tanto los administradores como los representantes del ente societario deben
obrar con lealtad y con la diligencia de un buen hombre de negocios. El incumplimiento de
ese deber por parte de los primeros, los hace responder ilimitada y solidariamente ante la
sociedad, los accionistas y los terceros por el mal desempeño de su cargo así como por la
que: ”El fraude laboral da lugar a la aplicación de la teoría de la inoponibilidad de la persona jurídica en el
fuero del Trabajo , siempre que se evalúen los hechos y se aplique el derecho en forma adecuada“.
31
sobre el particular recomiendo un escalarecedor trabajo del Dr. Horacio A. Brignole, “Algo más sobre la
teoría de la inponobilidad de la persona jurídica y su aplicación por los Tribunales del Trabajo”, en Estudios
de Derecho Comercial, Colegio de Abogados de San Isidro, pág. 69
32
Sin perjuicio de ello debe considerarse que se ha sostenido: "Esta responsabilidad especial de los directores
hacia los terceros no es ni más ni menos que la responsabilidad aquiliana del Derecho Común por el daño
causado. ...El director no resulta responsable de las obligaciones sociales cuando la sociedad no las cumple,
sino que solo responde por los daños que cause con su propio incumplimiento". Ello diferencia la
hipótesis de la aplicación del 54 “in fine”, tanto para quiénes como Otaegui (“El art. 54 de la ley de
sociedades: Inoponibilidad de la personalidad jurídica”, E.D. tomo 121, pág. 812, ), Molina Sandoval y
Junyent Bas (el primero en “La desestimación de la personalidad jurídica”, Ed. Ábaco, Buenos Aires,
octubre de 2002, y Junyent Bas, Francisco, “Antiguas y nuevas cuestiones sobre la responsabilidad por abuso
de la personalidad”, Revista de las Sociedades y de los Concursos, nro. 8, enero/febrero 2001, pág. 15, AD
HOC) entienden que de ella deriva una dobe acción: una imputación aditiva y una acción de responsabilidad
por los perjuicios, que según Otaegui puede alcanzar a todo el pasivo societario.
33
Publicado en el boletín electrónico EL DIAL del día Lunes, 20 de Octubre de 2003 - Año VI - Nº 1397.
violación de la ley, el estatuto o el reglamento por cualquier otro daño producido por dolo,
abuso de facultades o culpa grave (Arts. 59 y 274 Ley 19550). Por lo tanto, si en la gestión
del negocio incurren, por lo menos, en culpa grave, deben responder ante el tercero (en el
caso, la trabajadora) que, como consecuencia del incumplimiento sufre un daño."..."La
responsabilidad directa que le cabe a la empleadora se extiende a los codemandados que,
por los menos, por razones de negligencia, han dado motivo a la dilapidación del capital
social y, consecuentemente, a la insolvencia de la sociedad.Por ello, no puedo sino
coincidir con la solución impuesta por el sentenciante y ratificar la condena solidaria de los
codemandados."
Creemos, sin embargo, que la inponobilidad de la personalidad societaria
puede ser el instrumento adecuado, amén de útil, en algunos casos en demandas de índole
laboral, siempre que se de el cumpliento del marco fáctico y normativo correspondiente
(vgr. para algunos supuestos de trasvasamiento societario34, infracapitalización y sociedad
abandonada o sin actividad
35
), siempre que del caso concreto surgiera que la sociedad
como tal fue utilizada en forma desviada o abusiva, fue un mero recurso para concretar la
violación de la ley, el orden público o la buena fe, para defraudar a terceros o su actuación
encubrió claramente la consecución de fines extrasocietarios. Y siempre que no medie
insolvencia de la sociedad porque en tal caso, entendemos que corresponde el elenco de
34
Fallo del Tribunal Unipersonal Número Uno de la Sala Quinta de la Excma. Cámara Unica del Trabajo,
Ciudad de Córdoba, 9/9/2003,en autos:"Martin alberto s. c/Hector g. Bianciotto y otros y su acum."
(publicado en el boletín electrónico diario judicial 22 de octubre de 2003), allí se hace lugar a una extensió de
la condena a los socios y directores de la sociedad Bianciotto S.A., la que fue abandonada y luego trasvasada,
hipótesis que como se ha visto entendemos como uno de los paradigmas para la aplicación en sede laboral de
la hipótesis normativa del art. 54 último párrafo de la ley 19.550. Allí, se citan un par de pronnciamiento que
que merecen rescatarse, así: CNCom. Sala C, el 28/2/1994 en autos “Tucson SA s/quiebra” donde se
resolvió: “la continuación de la actividad comercial por otra sociedad, constituye un supuesto de verdadera
ocultación y de vaciamiento patrimonial de la fallida en beneficio de este nuevo ente, urdido por las personas
físicas comunes a ambas sociedades, que habrían aprovechado los velos estructurales de las personas
jurídicas. Esa conducta justifica la calificación de culpable y fraudulenta por inclusión en las causales de la
ley 19551” (Vrf.LL 1994-E-400). El virtual vaciamiento de la empresa empleadora a favor de otra de
idéntica actividad comercial, integrada por los mismos miembros de la familia, perjudica al trabajador al
privarlo de la garantía de cobro de sus acreencias.- El vaciamiento mencionado encubre fines
extrasocietarios que permite aplicar la llamada teoría de la penetración o prescindencia de la personalidad
jurídica” (Cfr.CNAT. Sala III en: “Ibelli Emilio c/Dam SRL” -Sent. N°47.537 del 4/11/97).-.35
De esto último son ejemplos los fallos Cámara Nacional del Trabajo - SALA VI - EXPEDIENTE Nº
16.480/87 (JUZGADO Nº 36).AUTOS:”RAVECCA JOSE HILARIO C/ ROMAICAL S.R.L. Y OTROS
S/ ACCIDENTE-ACCION CIVIL”. (DIARIO JUDICIAL DEL 23/8/2002) y "PANTANETTI, Eduardo
Oscar C/ SANCAY IND ALIMENTICIA SA. S/ Enfermedad Profesional", 2/10/2002, Cámara del
acciones de recomposición patrimonial (extensión de quiebra o acciones de
responsabilidad) previstas en la ley 24.522.36
Entiendo que no puede caerse en la habitual práctica pendular en donde o
hacemos inviable la aplicación del instituto – inoponibilidad - hasta tornarlo inexistente
transformando a la personalidad jurídica en una totem, o entendemos que en toda demanda
– laboral - contra una sociedad, los accionistas (y aún los directores) deben ser demandados
y cualquier infracción normativa habilita, como “hipótesis automática”, la aplicación del
art. 54 ter. Ninguna de ambas hipótesis nos parece adecuada, pues es claro que no debemos
arrodillarnos ante el altar de la personalidad societaria, pero tampoco demonizarla o
entenderla inexistente.
La existencia de situaciones de creciente insolvencia o la extensión de la
crisis económica que afecta al país, no puede dar lugar a que los jueces interpreten las
normas exhorbitando su marco de aplicación. Entendemos que la cuestión de la
personalidad así como la de la propia existencia de las sociedades anónimas cerradas de
escaso capital para explotar mínimos emprendimientos puede estar en crisis, pero ello no
puede ser reformado por vía judicial, sino que corresponde a criterios de política legislativa
que, seguramente, deberán ser revisados pero por las vías político – institucionales
correspondientes.
Trabajo nro. 2, Quilmes, Revista de las Sociedades y los Concursos, setiembre/octubre 2002, pàg.
240/247, por ejemplo.
36
Así lo hemos sostenido en trabajo conjunto con el Dr. Javier A. Lorente, “La desestimación de la
personalidad jurídica (art. 54, ley de sociedades comerciales) y la extensión de quiebbra (art. 161, ley de
Concursos y Quiebras)”, en Suplemento de Concursos y Quiebras, La Ley, a cargo del Dr. Héctor Alegría, del
19 de diciembre de 2003, pág. 1.
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