NEWSLETTER NOVIEMBRE 2014 ROMPIENDO MOLDES Lorenzo Zambrano (1944-2014) Lorenzo Zambrano, el emblemático empresario y pionero industrial mexicano, era el rostro público de una de las compañías más exitosas de América Latina, la cementera Cemex. El líder de la tercera generación de Cemex y artífice de su crecimiento, que combinaba su carácter amable y sencillo con una visión global para hacer negocios, falleció en Madrid el pasado mes de mayo, dejando una importante huella tanto en el mundo empresarial como en la sociedad mexicana. Zambrano nació en Monterrey en 1944. Se graduó como ingeniero mecánico industrial en el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey en 1966 y estudió un máster en administración de empresas en Stanford en 1969. Ese mismo año se produjo su incorporación en la empresa familiar, fundada por su abuelo en 1906. El tiempo que Lorenzo Zambrano ejerció de presidente y director general de Cemex quedará marcado en el desarrollo de la empresa por el constante proceso de internacionalización, crecimiento e innovación, así como por el conocimiento de los mercados locales. Poco después de su incorporación, Lorenzo Zambrano ocupó el cargo de director de Operaciones, desde el que dirigió las primeras operaciones de fusiones de la compañía. Fue el inicio de lo que posteriormente se convirtió en la estrategia de crecimiento de la empresa, basada en el objetivo de transformarse primero en un poder local y después en un imperio global a través de la compra de sus competidores. Su filosofía era “tenemos que comprar bien o no compramos”. El tiempo que Lorenzo Zambrano ejerció de presidente y director general de Cemex quedará marcado en el desarrollo de la empresa por el constante proceso de internacionalización, crecimiento e innovación, así como por el conocimiento de los mercados locales. Su continuo esfuerzo por estrechar la relación con los clientes buscaba desarrollar las mejores soluciones dentro de un estricto control operativo y financiero. Gracias a su liderazgo, conocimiento y visión, la empresa familiar está situada hoy en día entre las tres mayores cementeras del mundo y la mayor del continente americano. Lorenzo Zambrano nunca se casó ni tuvo hijos. Su muerte a los 70 años, inesperada y sin descendencia, ha planteado una gran incógnita sobre su relevo en Cemex, abriendo un futuro incierto. Un ejemplo más de cómo la falta de planificación de la sucesión es uno de los grandes riesgos de la empresa familiar. El tiempo y la dedicación a la empresa fueron compaginados con muchos otros intereses en el ámbito de la educación, la cultura y los deportes, donde su liderazgo e impronta también han quedado patentes. NEWSLETTER NOVIEMBRE 2014 Así, presidió durante 15 años el Consejo del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey. Su mandato al frente de la institución educativa marcó su proceso de internacionalización y estableció condiciones para el crecimiento constante de sus infraestructuras, instituciones y número de alumnos. Zambrano también fue miembro del Consejo del Museo de Arte Contemporáneo de Monterrey (MARCO) y uno de los fundadores de la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano creada por Gabriel García Márquez, con quien mantuvo una estrecha amistad. El fútbol fue otra de sus pasiones. En 1996, Cemex se hizo cargo de Tigres, el equipo de fútbol que el año anterior había perdido la categoría. Gracias a su gestión, el equipo volvió a la primera división, consiguiendo varios títulos desde entonces. El club dona el 50 % de las ganancias a la Universidad Autónoma de Nuevo León y, siendo el único equipo profesional universitario del norte de México, abandera la educación como medio para el desarrollo individual y colectivo, según los preceptos de Zambrano. En su faceta empresarial, la pasión por la tecnología de la información le llevó a formar parte del Consejo de Administración de IBM. Asimismo, gracias al estricto control operativo y financiero que ejerció en Cemex, participó en los consejos de varias entidades financieras y grupos empresariales. En su última entrevista, concedida al diario El Universal (27 de febrero de 2014), Lorenzo Zambrano dejó como legado imprevisto las siguientes palabras: “Como persona, todos buscamos nuestra felicidad. Espero morir satisfecho con lo que he hecho, en paz, agradecido con la sociedad y con lo que he recibido.”