Datos fundamentales del Estado Mundial de la Infancia

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Datos fundamentales del Estado Mundial de la Infancia
Datos generales
En 2009, en el mundo había unos 1,200 millones de adolescentes, que constituían el 18% de la población
mundial. Según la definición de las Naciones Unidas, un adolescente es una persona de 10 a 19 años de edad.
La vasta mayoría de los adolescentes del mundo (88%) vive en países en desarrollo, y un 16% de todos los
adolescentes del planeta habita en los países menos adelantados.
Los adolescentes sólo representan el 12% de la población del mundo industrializado. Por contraste, en África
subsahariana, Asia meridional y los países menos adelantados, uno de cada cinco habitantes es adolescente.
Más de la mitad de los adolescentes del mundo reside en Asia, continente en el que las dos regiones que lo
componen –Asia meridional y Asia oriental y el Pacífico– cuentan con unos 330 millones de habitantes
adolescentes cada una.
De mantenerse las tendencias actuales, sin embargo, la composición regional de la población adolescente se
modificará hacia mediados de este siglo, cuando, según los pronósticos, África subsahariana tendrá más
adolescentes que cualquier otra región del mundo, ya que superará por un leve margen a la población de esa
edad de ambas regiones de Asia.
Los adolescentes de hoy confrontan un conjunto sin precedentes de desafíos mundiales colectivos, entre ellos
las inciertas perspectivas de la economía mundial, las elevadas tasas de desempleo juvenil, el aumento en
número e intensidad de las crisis humanitarias y los conflictos, el cambio climático, la degradación ambiental y el
rápido proceso de urbanización. Se trata de retos que probablemente se agravarán en el próximo decenio.
El bienestar físico
Los adolescentes del mundo actual son más saludables que los de las generaciones previas. A pesar de ello, en
2004, unos 400,000 adolescentes murieron como consecuencia de lesiones involuntarias que sufrieron en
accidentes de tránsito.
Más de 70 millones de niñas y mujeres de 15 a 49 años de edad han sido sometidas a operaciones de
mutilación/ablación genital, generalmente al principio de la pubertad.
Las pruebas disponibles de 14 países en desarrollo sugieren que las adolescentes corren mayor peligro de sufrir
problemas de nutrición, especialmente anemia, que los varones de su misma edad. La obesidad, entretanto,
constituye un grave y creciente motivo de preocupación para ambos sexos tanto en los países industrializados
como en el mundo en desarrollo.
Una tercera parte de los nuevos casos de infección con el VIH de todo el mundo corresponden a personas de 15
a 24 años de edad. Las adolescentes y mujeres jóvenes corren peligro considerablemente mayor de infectarse
con el VIH que los adolescentes varones y los hombres jóvenes. En los países en desarrollo, sólo un 30% de los
adolescentes varones de 15 a 19 años y el 19% de las adolescentes de la misma edad cuentan con
conocimientos correctos y completos sobre el VIH.
Los adolescentes con discapacidad tienden a sufrir diversas formas de discriminación, exclusión y difamación.
Para garantizar que los adolescentes discapacitados cuenten con las mismas oportunidades que sus pares sin
discapacidad es imprescindible que tengan acceso a los medios de transporte, a los establecimientos de
educación y a otros servicios y recursos.
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Se calcula que un 20% de los adolescentes de todo el mundo tiene algún problema de salud mental o de
comportamiento. La enfermedad más frecuente de esta índole es la depresión.
Existen pruebas suficientes de que algunos niños y niñas comienzan a mantener relaciones sexuales en la
adolescencia temprana (de los 10 a los 14 años). Para garantizar el buen estado de salud y la seguridad de los
adolescentes es necesario que cuenten desde temprana edad con acceso a servicios de salud sexual y
reproductiva de alta calidad, así como a información adecuada sobre ese tema.
La educación y el empleo
Casi la mitad de los adolescentes del mundo en edad escolar secundaria no recibe esa educación. Las tasas
más bajas de asistencia escolar secundaria se registran en África oriental y meridional, donde la matriculación
escolar neta de los varones es del 24% y la de las niñas del 22%.
En 2008, los adolescentes tenían tres veces más probabilidades que los adultos de estar desempleados y sufrían
tasas desproporcionadamente altas de carencia de empleos adecuados. Eso significa que para muchos jóvenes
la primera experiencia laboral conlleva un desperdicio de talento, desilusiones y situaciones de subempleo y
pobreza persistente.
La protección
Unos 150 millones de niños y niñas de 5 a 14 años realizan actualmente trabajo infantil. La incidencia más
elevada de niños que trabajan se registra en África subsahariana.
UNICEF calcula que en el mundo hay, como promedio, un millón de niños y niñas que se encuentran detenidos
por las autoridades policiales, judiciales y penales.
Actualmente, una de cada cinco adolescentes de 15 a 19 años de edad del mundo en desarrollo, excluida China,
está casada o vive en pareja. Esa proporción aumenta al 28% en Asia meridional, la región con la incidencia más
alta de adolescentes casadas o viviendo en pareja, y al 59% en el Níger.
El matrimonio adolescente, que se entiende como el casamiento o la unión en la que uno o ambos cónyuges son
menores de 19 años, es más frecuente en Asia meridional y África subsahariana. Las estadísticas más recientes
provenientes de 31 países de esas dos regiones demuestran que en su mayor parte, los matrimonios
adolescentes tienen lugar cuando uno o ambos cónyuges tienen entre 15 y 18 años de edad.
En África, un 25% de las mujeres de 20 a 24 años de edad ha dado a luz antes de cumplir 18 años. En Asia
meridional, la tasa es del 22%, levemente superior a la de América Latina y el Caribe, del 18%.
En ocasiones, los adolescentes son reclutados por agrupaciones militares, ya sea para portar armas y participar
en enfrentamientos o para ser sometidos a esclavitud sexual y otras formas de servidumbre.
La participación
Uno de los principios fundamentales de la Convención sobre los Derechos del Niño es el derecho de niñas y
niños a manifestar libremente sus opiniones acerca de todas las cuestiones que les afecten.
Además de ser un derecho básico, la participación estimula el desarrollo pleno de la personalidad. Mediante la
participación cívica significativa, los jóvenes se preparan para ser ciudadanos activos.
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