RÍO. Corriente de agua, continua o intermitente, que va a

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RÍO. Corriente de agua, continua o intermitente, que
va a desembocar en otro río, en un lago o en el mar.
Según sus características puede ser un simple arroyo,
un riachuelo, una corriente más o menos caudalosa, como el Sena o el Ebro, o un gran rio, como el Amazonas
o el Congo. Suele nacer como manantial en la vertiente
de una montaña para descender en régimen torrencial
a las tierras bajas y seguir luego un curso más tranquilo
hasta su desembocadura. La fuente de una corriente
de agua procede primariamente de la precipitación pluvial, que fluye por el suelo o va a parar a las capas freáticas. Toda precipitación qué cae sobre el suelo y no
queda absorbida fluye por su superficie. Si ésta es lisa
el agua avanza limpiamente en toda su extensión; si
no lo es, se ve canalizada por las irregularidades. El
aporte hídrico que alimenta el caudal de un río puede
proceder directamente de la lluvia (régimen pluvial) o
de los hielos y nieves que se funden en primavera (régimen glacial). Otra fuente hidrica son los lagos. Los ríos
abundan mucho más en las regiones húmedas; por ejemplo, en Kentucky (EE. UU.) una extensión de 500 km2
presenta numerosas corrientes de agua mientras en
Arizona o Utah una superficie equivalente no tiene sino
una o dos y tal vez intermitentes. En las regiones áridas
las corrientes de agua ven aumentar considerablemente
su caudal con las lluvias torrenciales, pero de ordinario
presentan cauces semisecos o totalmente secos. En épocas
de sequía los ríos tienden a perder parte de su caudal,
característica que recibe el nombre de estiaje.
Evolución fisiográfica de un río. Un rio hace su
aparición donde quiera corra el agua y exista un gradiente por poco pronunciado que sea. Muchos ríos nacen
en forma de TORRENTES, que se abren paso y tajan su
canal o cauce con ayuda de las abundantes lluvias comunes a las elevaciones. Además, durante la primavera
el rio joven puede regularizar su caudal con el agua
resultante del deshielo (régimen mixto). La progresión
constante del agua va socavando un diminuto canal en
forma de V que se ensancha paulatinamente con la
aportación hidrica de sucesivos aguaceros y de los numerosos arroyuelos que a él confluyen hasta formar
un cauce más profundo y ancho. El proceso de crecimiento prosigue hasta que la corriente adquiere ya personalidad de río. Finalmente éste va a desembocar en
un lago, en el mar o en una depresión árida, como lo
hace el CUBANGO, cuyas aguas se evaporan al ser absorbidas por el reseco suelo.
No es raro que una corriente de agua nazca en las
montañas, cese de fluir, salvo por periódicas inundaciones torrenciales, y reanude su curso en comarcas
más húmedas. El desagüe de sucesivos aguaceros no
forma una corriente continua; muchos son los valles de
gran extensión erosionados antes de que el río les ocupe
permanentemente. Una corriente de agua sólo es continua cuando sus aguas han socavado el cauce hasta
el nivel freático de suerte que la filtración proporcione
un aflujo hídrico constante. En este punto el rio cesa
en su labor de socavamiento y comienza a ensanchar
su valle.
A lo largo de su existencia un rio está sujeto al fenómeno de las inundaciones, que se producen cuando el
canal resulta insuficiente para contener el agua que
recibe en determinadas épocas del año. El cauce suele
admitir únicamente el caudal que de ordinario lleva
el río; por otra parte las grandes inundaciones sobrevienen a intervalos tan espaciados que no pueden socavar
un cauce más amplio capaz de dar cabida al exceso de
agua. En consecuencia, al producirse una inundación,
el río desborda sus orillas y la comarca adyacente queda
anegada. La mayoría de las inundaciones acontecen en
primavera, estación en que a las fuertes precipitaciones
pluviales viene a sumarse el agua procedente del
deshielo.
Curso. Las características del curso dependen de la
naturaleza litológica del lecho fluvial, el manto del suelo
y la navegación, el perfil del valle y la distribución estacional de las lluvias. Por ejemplo, una corriente que
pase junto a la vertiente occidental de los Apalaches,
en la húmeda zona sudoriental de Estados Unidos,
Río
mantendrá un curso regular. En las montañas tajará en
la dura roca un estrecho valle en forma de V y el
agua fluirá tumultuosa y clara. Las vertientes boscosas
actúan reteniendo las fuertes precipitaciones de las montañas que se filtran lentamente por el húmedo terreno
y llegan al lecho del rio. En las llanuras aluviales la
corriente configura un valle también en forma de V,
pero más ancho y menos acentuado, y divaga regular
aunque cansinamente, enturbiada por el limo y el lodo.
Los campos cultivados de las llanuras no retienen gran
cosa de humedad y durante la estación de las grandes
lluvias el caudal discurre rápido y cenagoso. El curso
inferior, más ancho y lento, tiende a quedar más expuesto a las inundaciones.
Formación de las confluencias. En su esfuerzo
por alcanzar el nivel de base una corriente de agua
va uniéndose en su descenso a otras cada vez mayores.
En las regiones húmedas que presentan una estratificación horizontal (partes llanas de la Tierra) las corrientes
confluyen en ángulo agudo y dan origen a formaciones
dendríticas ramificadas). En las zonas de plegamiento
longitudinal los ríos principales ocupan sin dificultad
los valles estructurales mientras los tributarios, procedentes de elevaciones menores y con menos ímpetu, han
de abrirse paso por los estratos resistentes, con lo que
originan estrechas gargantas o congostos. Estos afluentes
se unen en ángulo recto v dan lugar a formaciones reticulares; un notable ejemplo de este caso lo constituye
la sección virgimana de los Apalaches. Pero dendrítica
o reticular, la corriente siempre se considera consecuente o subsecuente; consecuente, cuando se abre paso conforme a la mayor o menor resistencia de los estratos;
subsecuente cuando sigue la configuración de los mismos.
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Erosión. La actividad principal de un rio es la EROSIÓN junto con las secundarias del arrastre, acarreo y
deposición de sedimentos. Sucede a menudo que unos
tramos del río realizan labor erosiva mientras en otros
se produce sedimentación. Tanto un fenómeno como
otro pueden darse simultáneamente dentro de una misma zona
El lecho de un rio está sujeto tanto a la erosión
vertical como a la lateral. Si el río describe curvas
(meandros) éstas se ensanchan paulatinamente como
resultado de la erosión registrada en la margen exterior o convexa (cóncava si se mira desde el rio) y de la
sedimentación acumulada en la interior o cóncava (convexa, considerada desde el cauce). Esta orilla adquiere
configuración de talud poco pendiente; aquélla se hace
escarpada y angostada por la base y, a medida que progresa el rio, alterna con restingas. El grado de erosión
queda determinado por cuatro factores: si el lecho del
río es de roca débil, soluble químicamente o agrietada
por planos de estratificación o fallas, la fuerza del agua
fragmentará su superficie y se iniciará así el proceso
erosivo; si la corriente transporta gran cantidad de partículas cortantes poseerá mayor acción abrasiva; si el
caudal es grande la erosión se verá acelerada; y finalmente si el río lleva mucho ímpetu aumentará su potencia erosiva.
Morfología fluvial. Las diferencias litológicas del
lecho fluvial originan fenómenos como cascadas, CATARATAS, marmitas de gigante y rápidos. El paso de
la corriente por puntos de desigualdad litológica, es
decir, puntos donde difiere la resistencia de los estratos,
acelera la erosión de las hiladas más débiles. Aumenta
el desnivel del lecho y se forman rápidos sobre los estratos blandos. A medida que continúa el proceso la parte
más resistente del lecho resulta socavada y el agua, en
vez de fluir sobre las rocas, se precipita por ellas. Al pie
de las cascadas y las cataratas suelen formarse las llamadas marmitas de gigante, también conocidas por pilas
o pilancones, cavidades producidas por el impacto del
agua al desplomarse y por la acción pulverizadora de los
guijarros agitados por los remolinos. Si además de la
desigual resistencia que ofrecen los estratos las rocas del
curso alto presentan fallas, se dan las condiciones necesarias para la formación de un puente natural. Este
se origina al abrirse paso el agua por una falla y ensancharla gradualmente por la erosión hasta que todo el
caudal pase por el hueco así formado. De este modo
el lugar por donde antes caía el agua queda transformado en un puente natural.
Si las rocas del cauce son solubles, d rio puede desaparecer por ellas y continuar su curso bajo tierra formando cavernas, como en las regiones cársticas de Kentucky e Italia. Puede darse también el caso de que las
aguas superficiales disuelvan las márgenes de tal manera que el río se extienda mucho más allá de sus límites naturales y adquiera configuración lacustre; ejemplo
de ello son los lagos de Irlanda. También se forman
lagos en las llanuras de aluvión que se encuentran en
los valles de los ríos seniles. Una llanura de aluvión
está constituida por los diversos materiales que en las
inundaciones deposita el río más allá de sus riberas.
Al alcanzar la sección más llana y ancha de su valle el
rio divaga lento y sinuoso por los blandos sedimentos.
que corta en una serie de grandes arcos o meandros.
Los arcos van apretándose cada vez más y su cuello,
es decir, la porción más angosta de tierra que los separa,
se estrecha gradualmente hasta que el río cambia su
curso, termina por cortar el cuello y abandona el meandro. Si éste queda anegado recibe el nombre de meandro
^estrangulado o meandro abandonado (v. BAYOU), que
a veces adopta forma de herradura. Tal fenómeno es
común en el valle inferior del Miswpí v en los de sus
afluentes. La característica final de un río es su DELTA,
acumulación triangular de sedimentos acarreados por
el río hasta la desembocadura.
Jurídicamente un río puede ser nacional, limítrofe
o internacional. Los primeros quedan dentro del territorio de un mismo estado, que ejerce dominio exclusivo
sobre él. Si es limítrofe, esto es, si divide territorialmente
Río
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SEGÚN G. WAGNER
Perfiles longitudinales de un río. En la figura superior
domina el tramo de erosión y denudación, al estar el
río en su fase juvenil; en la central existe bastante equilibrio entre los tres tramos (fase de madurez) y en la
inferior (fase senil) predomina la acumulación.
SEGÚN DAVIS
Evolución de un meandro. Por efecto de la erosión lateral en sus orillas el meandro encajado de la figura superior ensancha paulatinamente su cauce hasta llegar
a convertirse, última figura, en meandro divagante.
SEGÚN PASSARGE
Tipos de terrazas formadas: en los depósitos aluviales
del río, en la roca del substrato y en terrazas encajadas. Planicie fluvial con terrazas longitudinales.
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