Treponema

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Universidad Nacional del Nordeste - Facultad de Medicina - Microbiología, Parasitología e Inmunología
Treponema
Treponema pallidum es un bacilo gramnegativo, muy delgado, móvil y de apariencia
espiralada. El tamaño aproximado de la bacteria es de 10 µ por 0,2 µ; es por ello que no
puede observarse normalmente con el condensador habitual del microscopio y debe recurrirse a la observación con condensador de fondo oscuro. Además, pueden utilizarse coloraciones como la inmunofluorescencia o la impregnación argéntica para poder visualizarlo.
Cualquier contacto con el aire, antisépticos, o la
luz solar mata el microbio. T. pallidumr requiere
anaerobiosis y los componentes de crecimiento del suero
para desarrollar.
Su característica de fastidioso explica su
parasitismo obligado y su rápida muerte fuera el paciente.
Si se mantiene fuera del cuerpo en un lugar oscuro y
húmedo, no vive más de dos horas.
Este microorganismo es el responsable de la enfermedad natural en los seres humanos solamente, aunque los conejos pueden ser infectados experimentalmente. T. pallidum
no puede ser cultivado en cultivos de células libres.
Factores de virulencia
Las proteínas de la membrana externa se asocian con la adherencia a la superficie
de las células del huésped, y se ha demostrado que producen hialuronidasa que puede facilitar la infiltración perivascular.
Enfermedad humana
T. pallidum es el agente etiológico de la sífilis y suele ingresar durante las relaciones
sexuales a través de las membranas mucosas de la vagina, uretra, ano y boca, pero rara
vez se transmite a través de cicatrices de heridas o rasguños.
Las bacterias también pueden pasar a través de la placenta de una mujer embarazada infectada al feto en desarrollo, dando como resultante una sífilis congénita. Ambas actividades están favorecidas por la participación activa de la motilidad en tirabuzón de T. pallidum, que le permite abrirse camino a través de los tejidos.
Tras la inoculación, T. pallidum penetra las membranas mucosas y comienza a dividir
y difunde lentamente.
La sífilis tiene tres etapas distintas y una fase de latencia entre la segunda y tercera
etapas.
Sífilis primaria: 10-60 días después de la exposición a la sífilis, la infección de la zona se
caracteriza por la aparición de una lesión dura, un poco elevada, redonda, ulcerosa llamado
chancro.
El chancro representa el principal sitio de replicación inicial y suele aparecer en el pene, labios, cuello uterino, región anorrectal, o alrededor de la boca. El chancro sanará dentro de 46 semanas, incluso sin tratamiento, pero puede dejar una cicatriz. También se inflaman los
ganglios linfáticos.
El examen histológico de las lesiones revela endarteritis (inflamación de la pared interna de
una arteria) y periarteritis (inflamación del saco membranoso que rodea el corazón). Las
lesiones sifilíticas son características en todas las etapas, con infiltración de leucocitos poli1
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morfonucleares y macrófagos en torno a la la úlcera. La ingestión de la espiroquetas por
células fagocíticas se ve a menudo, pero con frecuencia los organismos logran sobrevivir.
Uno de cada tres personas expuestas a la sífilis primaria se infecta. A menos que la sífilis es
tratada a principios de esta etapa, se avanzará en la sífilis secundaria.
Sífilis secundaria: Uno a seis semanas después de que el chancro cura, una erupción cutánea de color rojo pálido aparece generalmente en las palmas o plantas de los pies, pero
puede ocurrir en todo el cuerpo (Roséolas). Esta erupción se acompaña de fiebre, dolor de
garganta, dolores de cabeza, dolores en las articulaciones, falta de apetito, pérdida de peso
y pérdida de cabello. Las llagas que se forman alrededor de los genitales o el ano secretan
fluidos y son extremadamente infecciosas. Estos síntomas suelen durar 3-6 meses y sin
tratamiento, la sífilis seguirá el progreso en todo el organismo.
Estadio de latencia: No hay síntomas evidentes durante esta etapa, T. pallidum está todavía presente en el cuerpo del paciente alojado en los propios tejidos. Esta etapa puede variar desde unos pocos meses a toda la vida, durante la cual la persona infectada presenta
pruebas positivas para la enfermedad. Hay un debate si esta etapa es contagiosa o no, sin
embargo, en esta etapa casi siempre se pasa la enfermedad al feto. Aproximadamente el
50-70% de los portadores en esta etapa no avanzará a la sífilis terciaria.
Sífilis Terciaria: la muerte en los adultos se debe a la variable incidencia de complicaciones en la piel, huesos, sistema nervioso central, corazón y vasos sanguíneos. Los gomas
son lesiones que están presentes en esta etapa de la sífilis, y si se deja sin tratamiento, con
frecuencia conducen a la destrucción de los tejidos blandos o hueso. La patogenia de los
gomas es incierta, lo que si se conoce es que se puede demostrar espiroquetas en las lesiones. Los gomas de los órganos críticos, como el corazón, el cerebro y el hígado, pueden
ser fatales. Esta etapa de la sífilis puede conducir a la sífilis cardiovascular, neurosífilis, o la
muerte.
Sífilis Congénita: En el útero, las infecciones pueden dar lugar a enfermedades del feto,
con el daño de varios órganos, deformidades o infecciones latentes. La mayoría de bebés nacen infectados sin evidencia clínica de enfermedad, pero luego pueden desarrollar
rinitis seguida por una erupción papular generalizada. La destrucción ósea y la sífilis
cardiovascular son comunes en los lactantes que sobreviven sin tratamiento inicial de la
enfermedad.
Pruebas diagnósticas para sífilis
Microscopía con campo oscuro: se realiza con un
microscopio con condensador de campo oscuro
directamente de las lesiones (chancro o roséolas)
observándose los treponemas móviles brillantes
sobre un fondo negro.
Serología: El diagnóstico de sífilis en la mayoría de
los pacientes se realiza mediante pruebas serológicas de las cuales existen dos tipos principales: inespecíficas (pruebas no treponémicas) y las pruebas
treponémicas (específicas).
Pruebas no treponémicas: permiten detectar los anticuerpos inespecíficos IgG e IgM (anticuerpos tipo reagina), desarrollado a partir de los lípidos contra las células dañadas durante
la fase temprana de la enfermedad.
Ambas pruebas de floculación permiten cuantificar en el suero del paciente los anticuerpos
dirigidos contra el antígeno cardiolipina, derivada de la carne de corazón. Las dos pruebas
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comúnmente utilizadas son la Venereal Disease Research Laboratory (VDRL) y la prueba de
reagina rápida en plasma (RRP). Son útiles para realizar el seguimiento del paciente durante
el tratamiento.
Sólo la prueba de VDRL se puede utilizar para evaluar el líquido cefalorraquídeo de pacientes con sospecha de neurosífilis.
Esta reacción presenta falsos positivos en enfermedades como sarampión, lepra, tuberculosis, lupus eritematoso sistémico y fiebre
reumatoidea.
Pruebas treponémicas: son pruebas de anticuerpos
que se usan para confirmar las reacciones positivas
con la prueba VDRL o RPR.
Las pruebas más comúnmente utilizadas son la de
absorción de anticuerpos fluorescentes treponémicas (FTA-ABS) y la prueba de ensayo para
Microhemaglutinación contra T. pallidum (MHA-TP).
Para diagnosticar sífilis congénita se aplica en el recién nacido la prueba de FTA-ABS IgM.
Inmunidad
La sífilis presenta las propiedades de una enfermedad invasiva. En las primeras etapas, un
gran número de organismos se acumulan en los sitios de infección, y millones de treponemas migran por todo el cuerpo.
La mayoría de los daños del tejido parecen ser debidas principalmente a una consecuencia
de la respuesta inmune. Es importante reconocer que esta inmunidad es parcial, ya que la
respuesta inmune no impide nuevas reinfecciones y la re-exposición a la sífilis puede provocar una infección asintomática.
Tratamiento, prevención y control
El tratamiento antibiótico es efectivo frente a las infecciones por T. pallidum pero a pesar
de que, afortunadamente, existe una cura para la sífilis, el objetivo final es prevenir y controlar la propagación de esta enfermedad infecciosa, siendo la educación el paso más importante en este proceso.
Debido a que no existe hasta el momento una vacuna para prevenir la sífilis, debe educarse
acerca de la abstinencia, usar un condón si la persona es sexualmente activa, o realizarse
un examen regular con un profesional de la salud.
El tema de la educación que ha tenido un tremendo impacto en el control de la sífilis se relaciona con la epidemia del VIH. Esta educación y concienciación ha reducido drásticamente
los casos de sífilis y VIH, de manera que la sífilis no es una gran preocupación para la salud
como lo era en el siglo XV.
Sin embargo, no podemos dar la espalda y hacer caso omiso a esta enfermedad infecciosa,
ya que cualquier persona que vaya a emprender un comportamiento sexual de riesgo se
encuentra en condiciones de contraer la sífilis, así como otras enfermedades de transmisión
sexual.
Todavía queda mucho por hacer para educar a las personas sobre esta y otras peligrosas
infecciones de transmisión sexual (ITS).
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