PRÓLOGO A principios de los ochenta, Andalucía fue pionera en apostar por la energía eólica en España. El diseño y la instalación de un generador experimental en Tarifa convirtió a la comunidad en una referencia a nivel nacional e internacional en esta materia. Este hito refleja, por un lado, la estrecha vinculación que la región ha tenido con este tipo de energía y, por otra parte, las enormes posibilidades que proporcionaba y continúa proporcionando la geografía andaluza en este sentido. Aunque, en la década de los noventa, la energía eólica aminoró los ritmos de su crecimiento, el sector afronta ahora de nuevo un horizonte esperanzador gracias al nuevo escenario que se está dibujando. Un nuevo escenario en el que los últimos meses han sido decisivos para el desarrollo de la energía eólica en Andalucía. Por un lado, en 2004 resolvimos adjudicando puntos de conexión las cinco ZEDEs (Zonas de Evacuación Eléctrica) convocadas en el territorio de la comunidad. Y a esta progresión hay que sumarle el compromiso del Gobierno andaluz, que le ha llevado a idear dos instituciones punteras que van a impulsar el campo de las energías renovables: la Agencia Andaluza de la Energía, encargada de la optimización del abastecimiento energético, de velar por la calidad del suministro y de sensibilizar sobre la importancia del ahorro energético, y un centro de excelencia en investigación en este ámbito. Existen otros factores, además, que otorgan una mayor relevancia a las energías eólicas: la reciente entrada en vigor del Protocolo de Kioto, y el objetivo de la Junta de Andalucía de conseguir que el 15% de la energía total demandada en la región en el año 2010 tenga su origen en energías renovables hacen augurar unas excelentes expectativas. Estamos, pues, en el momento idóneo para detenernos –gracias a este informe- a sopesar nuestras debilidades y fortalezas, porque sólo desde un acertado análisis de la realidad el camino elegido será realmente eficaz. Francisco Vallejo Serrano Consejero de Innovación, Ciencia y Empresa de la Junta de Andalucía PRESENTACIÓN La energía eólica en Andalucía ha sufrido en los últimos años un estancamiento que nos ha hecho perder el liderazgo adquirido en sus comienzos por ser la primera comunidad autónoma donde se instaló este tipo de energía. A diferencia de nuestra comunidad, en el resto de España la energía eólica ha obtenido un desarrollo espectacular hasta el punto de que en la actualidad somos la segunda potencia eólica mundial. La preocupación por el cambio climático, los acuerdos de Kioto con la penalización del aumento de emisiones de dióxido de carbono, el aumento del precio de crudo, etc., son circunstancias externas que han calado en la opinión publica y han provocado que hoy día se entienda la instalación de energías renovables como una necesidad incuestionable e imprescindible, si queremos mantener un desarrollo sostenible, haciendo que los gobiernos elaboren políticas de apoyo a la instalación de estas energías entre las que se encuentra la eólica. En nuestro caso concreto, con la publicación del PLEAN, el Gobierno de la Comunidad Autónoma andaluza da muestra de su apuesta decidida por la energía eólica, ya que ésta soporta el mayor peso dentro del Plan Energético de Andalucía por representar el 95% de la inversión total. De esta manera nos equipararemos al resto de Comunidades e incluso recobremos el liderazgo perdido. La energía eólica es una actividad productiva que reúne todas las condiciones necesarias para ser considerada como un subsector de la economía. Genera más puestos de trabajo que cualquier otro tipo de energía, no produce emisiones contaminantes a la atmósfera y se desarrolla en zonas rurales donde la economía es más precaria. Hoy día nadie duda de las ventajas de este tipo de energía. Desde Aprean hemos querido realizar este documento para dar a conocer en nuestra Comunidad Autónoma y a todos los estamentos (empresariales, políticos, municipales, plataformas ciudadanas, etc.) las enormes ventajas económicas, medioambientales y sociales que genera la instalación de la energía eólica. Con él queremos animar al resto de colectivos empresariales a que participen del mismo, no sólo con una visión regionalista, sino con el ánimo de tomar parte del desarrollo que de este tipo de energía se realizará a corto plazo en todo el Arco Mediterráneo. Andalucía, por su situación geográfica, por su cultura y por su historia, le corresponde ocupar un lugar destacado en este desarrollo. Si todos trabajamos juntos no hay duda que lo conseguiremos. Mariano Barroso Flores Presidente de APREAN La política energética de los países desarrollados, a la que Andalucía no es ajena, está orientadas a satisfacer las necesidades energéticas de los ciudadanos con la premisa del respeto al medioambiente y la garantía en el suministro. Para lograrlo se ha incidido en la necesidad de mejorar la eficiencia energética y en la sustitución de las tecnologías de producción energética convencionales por aquellas que emplean recursos renovables. Los compromisos adquiridos por los firmantes de Kioto están propiciando el endurecimiento de las medidas destinadas a la protección del medioambiente y, en particular, de las relacionadas con las emisiones de gases de efecto invernadero. Para hacer frente a estos requerimientos el camino pasa por el desarrollo de las energías renovables y, entre éstas, por el desarrollo tecnológico alcanzado, el crecimiento experimentado en los últimos años y las posibilidades de expansión con las que cuenta, la energía eólica está llamada a ocupar un puesto clave en el horizonte energético de Andalucía. En razón de la importancia que la inversión en parques eólicos está teniendo y tendrá en los próximos años tanto para el sistema energético andaluz como para el crecimiento económico de la región, la Asociación de Promotores y Productores de Energía Eólica de Andalucía (APREAN) ha promovido la realización de este informe. El trabajo comienza con una revisión del marco internacional para la lucha contra el cambio climático como génesis de las estrategias desarrolladas en el ámbito nacional y andaluz para combatir este problema. En lo que se refiere a estas últimas se abordan el Plan Nacional de Asignación de Derechos de Emisión y su incidencia sobre Andalucía, la Estrategia de Ahorro y Eficiencia Energética en España 2004-2012, y la legislación española y andaluza relacionada con el fomento de las renovables. En este sentido, se hace especial mención al análisis del nuevo marco retributivo de la energía eólica por su trascendencia en el futuro del sector. En el capítulo segundo, se examina, desde una perspectiva de conjunto cuál es la situación y horizonte de las energías renovables en España y Andalucía, analizando el papel que juegan estas tecnologías en la consecución de los objetivos de eficiencia energética, seguridad de abastecimiento y respeto al medioambiente. Para ello, tras un exhaustivo repaso de las ventajas e inconvenientes de las distintas áreas tecnológicas, se examinan el Plan de Fomento de las Energías Renovables 2000-2010, y el Plan Energético de Andalucía 20032006 como elementos claves en la planificación y estrategias desarrolladas en el ámbito nacional y andaluz. El siguiente bloque se centra de forma exclusiva en el sector eólico introduciendo los aspectos generales que los distinguen, la evolución que ha tenido esta tecnología en España desde su aparición y el fuerte desarrollo alcanzado al amparo de los avances técnicos registrados. Una parte importante del capítulo esta destinada al examen de la conexión a la red de la energía eólica centrándose en los requerimientos que la energía eólica debe cumplir para una adecuada integración al sistema energético y en las limitaciones que presenta el sistema eléctrico andaluz en cuanto a infraestructuras de suministro y evacuación. Por último, considerando el caso de Andalucía, se analizan cuáles son los frenos, de toda índole, a los que se enfrenta el sector eólico al tiempo que se detallan algunas de las infraestructuras que deben mejorarse para que la alternativa de la energía eólica sea factible. En el capítulo cuarto se entra de pleno en el análisis del impacto económico de la energía eólica en Andalucía, tanto en la consideración de los efectos de la inversión, como de la propia actividad de generación que se desarrolle. Igualmente, se estima el beneficio social que la puesta en marcha de los parques eólicos representará para los andaluces, consecuencia de la eliminación de los costes externos, principalmente medioambientales y sobre la salud, que se derivan de la sustitución de la generación mediante centrales térmicas por la eólica. En relación con el análisis económico realizado es importante señalar que los efectos económicos que la realización del PLEAN, en su vertiente eólica, tendrá para Andalucía son de gran magnitud tanto en términos de producción como de empleo, para el conjunto del período de aplicación. De estos, la mayor parte se concentran en la inversión directa efectivamente realizada y, el resto, aunque de menor cuantía, procedentes de los efectos inducidos sobre otras ramas de actividad, también, generan una repercusión económica estimable. No debe olvidarse que al tratarse del impacto que se deriva de un proceso inversor, cuando este se reduce o se acaba, los efectos económicos producidos, igualmente, se minoran o desaparecen. En cualquier caso, la experiencia y el “know-how” que se adquiere por parte de las empresas que participan en los proyectos permite la busqueda de nuevos mercados eólicos que se encuentren en procesos de expansión, lo que rendundaría en la consolidación de las actividades implicadas y en el mantenimiento de los puestos de trabajo a medio y largo plazo. Dado que una parte importante de los emplazamientos se radican en municipios rurales con poca población, resulta claro que el impacto sobre las arcas públicas de esos municipios será muy relevante. En buena lógica, los ayuntamientos destinarán esos ingresos a mejorar las infraestructuras y servicios públicos locales con la consiguiente mejora del bienestar social de los habitantes de las localidades beneficiadas. A estos ingresos privados y públicos que tendrán efectos positivos sobre las rentas de las comarcas rurales y, en consecuencia, tendrán un efecto positivo sobre el conjunto de la actividad económica de estas localidades, hay que añadirles las actuaciones de tipo social y cultural que en ocasiones realizan las empresas promotoras eólicas. Por citar un ejemplo, la cesión de los caminos realizados para actividades de ocio, o la aportación de los estudios medioambientales, paisajísticos, arqueológicos, o sobre la flora y fauna realizados a centros de documentación para su uso por los organismos o personas interesadas. Además de los efectos sobre la producción y el empleo regional, la puesta en marcha de una infraestructura genera, también, un beneficio social. En el caso de las inversiones en generación eléctrica eólica se pueden reseñar, el efecto medioambiental positivo neto que tiene la energía eólica, la reducción de la dependencia energética exterior, las mejoras en la distribución o en el mallado de la red de distribución eléctrica que permitirá la electrificación de zonas rurales o aisladas. Estos beneficios señalados pueden tener o no un componente monetario cuantificable, pero independientemente de ello, representan un beneficio para la región donde se realiza la inversión. En cualquier caso, el principal beneficio externo derivado de la generación de energía con recursos eólicos radica en las emisiones de contaminantes evitadas en comparación con las producidas por otras fuentes energéticas.