Palabras de Clausura Victor Lozano, OSA Area de Educación de

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Palabras de Clausura
Victor Lozano, OSA
Area de Educación de OALA
El tiempo se nos escapó como agua entre los dedos, casi sin querer. Cinco días
pasan rápido cuando estamos entre amigos, casi diría mejor, entre hermanos. Ese
es nuestro carisma, y lo grafica San Agustín cuando escribe en sus Confesiones
“…reír juntos, rezar juntos, discutir pero como quien disiente de si mismo; recibir
con alegría los que llegan, apenarse con los que se van, hacernos bromas, leer
juntos libros de chanzas…” por eso se nos fue tan rápido el tiempo.
A lo largo de casi una semana hemos estado poniéndole alas y plumas al pajarillo
de nuestras ilusiones y esperanzas: la pastoral educativa agustiniana. Rompimos
barreras de incomunicación, compartimos quehaceres, dudas, intercambiamos
ideas, folletos, trabajos; apuntamos en nuestra carpeta algunas ideas, algunos
chispazos novedosos para renovar un poco nuestras rutinas educativas. Vamos con
ideas más claras sobre el papel y la importancia que debe tener el Proyecto Pastoral
en el dinamismo del Proyecto Educativo.
Fue hermoso estar unidos laicos y religiosos. Por eso yo quiero ser transmisor de
un sentimiento común en muchos agustinos hoy: son ustedes, maestros y maestras
laicos presentes, sello de identidad de nuestra escuela agustiniana. Han sabido
captar nuestro estilo educativo, lo han asimilado, lo viven y lo cristalizan día a día
en nuestras escuelas.
Los hermanos de Bolivia nos dijeron ayer que llevan como 17 años gestionando
un colegio agustiniano fieles al carisma de sus fundadores agustinos holandeses.
Los colegios parroquiales y agustinianos de Iquitos están en manos de personal
laico prácticamente desde su fundación. Es decir, son ustedes un elemento
imprescindible del alma agustiniana. Creemos que el espíritu de San Agustín tiene
aún mucho que decir al hombre de nuestro tiempo y Uds. son los llamados a
encarnarlo en el hoy de nuestra historia educativa. Por una razón de peso: son
ustedes mayoría absoluta. La vida religiosa no va a desparecer, pero sí va a ver
reducida su influencia en este siglo. Tal como van las cosas, camina hacia la
reducción de sus efectivos y la concentración en núcleos más pequeños,
significativos, sí, pero sin la capacidad de acción directa a los que estábamos
acostumbrados.
Por tanto, los colegios agustinianos ya están en sus manos en buena parte y en el
futuro lo estarán casi totalmente. Por eso es bueno que estén aquí, que sus
promotores les motiven a una mayor preparación e identificación. Agradezco su
presencia porque siempre supone un esfuerzo, el que implica dejar la casa y las
vacaciones para estar internados durante casi una semana.
Quiero decirles que ustedes no están para ayudar a los agustinos, ustedes son
agustinos. Es al revés, nosotros estamos aquí para ayudarles a ustedes. Mejor aún,
ambos nos apoyamos mutuamente, y juntos, religiosos y laicos le damos el
protagonismo al alumno, ya que al decir de San Agustín, no somos en realidad
maestros, (magíster viene de magis, el que es más), sino ministros (de minister,
servidor) de nuestros educandos.
Un agradecimiento especial a los PP. Juan Carlos, Donato y Francisco así como al
Dr. Carlos Rainusso, por acercarnos al tema central con sabiduría y sencillez. Mi
mayor deseo y el de todos los ponentes es que pasemos de hacer pastoral en la
escuela a llevar una escuela en pastoral. Educar evangelizando y evangelizar
educando. Que vayamos mejorando como personas, siendo mejores cada día, más
semejantes e identificados con el modelo y referente Jesús, en palabras y
en actitudes, y por supuesto, que estas cosas que hemos visto y oído en estos días
no se queden en proyectos y carpetas sino que puedan plasmarse en políticas y
prácticas cotidianas en nuestros colegios.
Personalmente y todo el equipo de apoyo (Toño, Rosa, July e Isolina ) nos hemos
sentido contentos de tenerlos entre nosotros, de haber contribuido a solucionar
algunos problemas y a sentirse un poco más a gusto. Hemos querido ofrecerles lo
mejor y no siempre hemos podido. Probablemente han tenido algunas
incomodidades y aprovecho la ocasión para pedirles su comprensión y ofrecerles
nuestras disculpas. La orden franciscana tiene como carisma central la pobreza y
la austeridad y se ha notado, sin duda.
(Me hubiera gustado organizar el Encuentro nuevamente en Iquitos, en nuestra
propia casa. Los que estuvieron allí el 2008 habrán comprobado las diferencias.
Pero en aquella fecha, cuando hicimos la evaluación, pregunté dónde les gustaría
llevar a cabo el próximo Encuentro Continental y apenas unos pocos pidieron
Iquitos. De la mayoría salieron respuestas diversas y dispersas. Volver a Lima
significaba regresar al local de la Provincia en Villa el Salvador por tercera vez,
porque las congregaciones ocupan todos sus locales en estos meses de verano.
Entendí que entonces que había que llevarlo a otra ciudad, y el lugar donde mejor
apoyo logístico podíamos tener era Trujillo, como así ha sido, porque aquí tenemos
el Seminario mayor los tres vicariatos agustinos del Perú. Es más, si hubiera habido
menos inscripciones allí habríamos estado, pero con 70 inscritos tuvimos que
buscar otro local y el mejor que encontra-mos fue este de los PP. franciscanos,
bueno en general, pero aislado. Quisimos manejar nosotros la comida con un
service, pero los padres se opusieron radicalmente y quedamos en sus manos. Aun
con más presupuesto que en Iquitos, el servicio fue muy distinto y lo lamentamos.
Cuando vine a ver el Centro había teléfono, y cuando lo necesitamos había
desaparecido y no supimos por qué. Nuevamente gracias por su comprensión. Pero
como dijo una de las participantes, las posibles deficiencias no anulan el hecho de
que ha sido un buen Encuentro.)
A lo largo del día irán partiendo a los diferentes destinos, unos hoy, otros mañana,
otros los días siguientes. Como tal vez ya no tenga ocasión propicia más adelante,
quiero desearles a todos un buen viaje, que encuentren sin novedad a sus
respectivas familias o comunidades. Y con estas palabras va un fuerte abrazo a
todos y cada uno de ustedes, y con este gesto, a su vez, les digo la palabra mejor:
Gracias, gracias por su riqueza personal y sus aportes. Gracias por su presencia y
su complicidad de gente madura. Y también, ay, la palabra más triste de todas:
Adiós, vayan con Dios. En el corazón de Dios somos más que amigos, somos
hermanos; no llevamos la misma sangre pero si la misma esperanza. Vayan con
Dios y que él les bendiga largamente en todos sus quehaceres. Ah, y que nos
volvamos a ver en futuros Encuentros, ya en otro país. Gracias a todos. (Hno.
Víctor).
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